7/21/2014

¿Qué buscaban en Zamora?

Por Salvador García Soto

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El inusitado despliegue que el gobierno federal realizó en Zamora, Michoacán, por el caso del albergue de La Gran Familia y la detención de su fundadora Rosa del Carmen Verduzco, fue de tal magnitud, con el envío de tropas el Ejército y de la Policía Federal, que es difícil creer que todo se debió a las denuncias por los abusos que se cometían en ese lugar contra los niños y algunos adultos internos. Tal cantidad de militares, agentes federales y unidades artilladas de las dos instituciones, solamente se habían movilizado en Michoacán durante la etapa más intensa del fuego cruzado entre Los Caballeros Templarios y los grupos de autodefensa, hace cinco meses.


Tan sólo el sábado, en la carretera de México a Morelia se pudo observar el traslado a territorio michoacano de al menos 50 camiones artillados del Ejército mexicano con sus respectivas tropas, mientras que los traslados hacia Toluca de los niños del albergue tomado, en camiones del DIF, eran fuertemente custodiados por hasta seis camionetas de la Policía Federal con cinco o seis agentes cada una armados con armas largas. ¿Cuál es la verdadera razón de tanto despliegue de fuerza? ¿Alguien podía intentar atacar a esos niños? ¿había algo más que Mamá Rosa y sus colaboradores abusivos en el albergue que ameritara tantas tropas federales y militares para detener a una anciana de 80 años que además ya dejaron libre y sin cargos por parte de la PGR?

En todo este escándalo mediático, en el que fue evidente un despliegue de fuerza y todo un montaje propagandístico desde el gobierno de la República, apoyado por medios de comunicación incondicionales que repitieron sin cuestionar la versión oficial de los horrores de Mamá Rosa y la dramática historia de los niños abusados, hay varias cosas que no cuadran con la información oficial de que sólo actuaron para defender a los niños y detener los abusos que, según algunos testimonios, no eran recientes y llevaban años ocurriendo.

¿Qué fue lo que realmente motivó que la PGR, con su titular, Jesús Murillo Karam, hicieran de éste un caso donde se mostró toda la fuerza del Estado? ¿Por qué después de que el Ejército y la Policía Federal toman por asalto el albergue y detienen a Mamá Rosa y a varios colaboradores, aparecen en escena el secretario de Gobernación, Miguel Osorio, y el comisionado Alfredo Castillo? ¿Era el de los niños abusados y en condiciones infrahumanas -según la versión oficial- un caso social o uno de seguridad que ameritara la presencia de tales autoridades en el lugar de los hechos?

Todas esas dudas, aunadas a la defensa que emprendieron destacados intelectuales, políticos y personalidades de Mamá Rosa contra el linchamiento que promovió la información oficial, hacen pensar que detrás de este asunto hubo otras motivaciones en la actuación de la administración Peña Nieto, sin menoscabo de la importancia que tiene el tema de la protección de los menores y los abusos que se documenten se cometieron en el lugar.

Una versión que circula en los corrillos políticos afirma que el albergue de Mamá Rosa pudo haber establecido algún tipo de vínculo con personajes que están en la mira del gobierno federal en Michoacán. Esa versión dice que el despliegue del Ejército y la Policía Federal con armamento de alto poder tuvo que ver con la información de que en ese lugar pudo haberse ocultado el líder de los Caballeros Templarios, actualmente prófugo, Servando Gómez La Tuta, el único capo de esa organización que no ha podido atrapar el gobierno de Peña Nieto en su Operativo de rescate de Michoacán.

En todo caso, lo que está claro es que el gobierno utilizó el tema de los abusos contra los niños, denunciados desde hace décadas al igual que los despojos legales de los padres que le entregaban a sus hijos a la directora del albergue, como un excelente pretexto para lanzar un operativo que buscaba realmente otro objetivo. Las dramáticas condiciones en que vivían los menores y los testimonios de abusos pueden ser reales, pero ni eran nuevos ni aparentemente desconocidos para las autoridades. ¿O Cómo explicar que la Sedesol, aún en esta administración de Peña Nieto, le haya entregado 160 mil pesos al albergue en 2013?

Hoy que Mamá Rosa ha sido liberada y que la PGR decidió no formularle cargos, luego de que los niños rescatados han sido en su mayoría reubicados o reintegrados a sus familias (las mismas que los habían internado ahí) la pregunta es qué se buscaba realmente con ese operativo y con el nivel de fuerza empleado en Zamora. Porque por más que quienes conocen describan a Rosa del Carmen Verduzco como “una mujer entrona, directa y mal hablada”, difícilmente se necesitaban tantos soldados y policías federales armados para detenerla y allanar su albergue. ¿Qué hizo o dijo esta anciana, acostumbrada a la protección oficial, que desató la furia del gobierno federal más allá de sus polémicos métodos para reformar a niños abandonados y pobres que ya habían sido denunciados desde hace varias décadas?

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