Carlos Bonfil
El planeta más solitario.
Pudiera parecer una paradoja, pero en muchas estaciones de esquí existe
la práctica preventiva de provocar avalanchas controladas. Su finalidad
es evitar la acumulación excesiva de nieve en sitios determinados y
evitar así que un alud descontrolado provoque mayores destrozos. En Fuerza mayor (Turist),
segundo largometraje de ficción del también documentalista sueco Ruben
Östlund, una avalancha verdadera, que los vacacionistas confunden con
una operación controlada y sin riesgos, es el detonador de una violenta
crisis sentimental en un matrimonio. El realizador opone con astucia
una primera calma ficticia (avalancha controlada, armonía familiar) y
la súbita declaración de una catástrofe (el alud inesperado, una crisis
conyugal de consecuencias imprevisibles).
Aunque la avalancha apenas roza a los turistas, en ese momento de
confusión y peligro Ebba (Lisa Loven Kongsli), esposa de Tomas
(Johannes Bah Kuhnke), advierte la momentánea huida de su marido y su
inexplicable abandono de sus responsabilidades. Este episodio
lamentable envenena la relación, provoca una reacción en cadena cuando
Ebba expone el hecho a los amigos comunes, y precipita en Tomas un
colapso nervioso a partir de frustraciones y culpas en apariencia
irreparables.
Los episodios de bullying escolar y de violencia urbana generaban en Play, juegos de hoy, primer largometraje de Östlund, una discusión de corte ético en torno de la responsabilidad civil y la corrección política. Fuerza mayor evoca ahora una problemática también moral y una suerte de bullying doméstico
en el que Tomas parece ser la víctima propiciatoria. Surgen de modo
inevitable las interrogantes. ¿Cuáles son los límites de la
responsabilidad patriarcal y cuáles las infracciones imperdonables a la
norma doméstica? ¿De qué modo podría ejercerse una manipulación moral
en el seno de una pareja? La cinta propicia esta discusión ética
generando un clima de tensión creciente en la controlada placidez de
una estación de esquí en los Alpes.
Como en Juegos divertidos, de
Michael Haneke, la música clásica es el acompañamiento engañoso de
situaciones de violencia contenida (reproches hirientes y disputas
maritales, crisis de incontenible llanto masculino, fricciones
agresivas entre los turistas, comportamiento anómalo de un chofer,
desasosiego y confusión infantiles). Toda una simulación de bienestar
burgués se ve de pronto colapsada, así como el frágil equilibrio
afectivo de una pareja, como en Un planeta solitario (The loneliest planet), de Julia Loktev. Son muchas las interrogaciones que plantea Fuerza mayor, una cinta áspera que elude el pesimismo moral sin dejar por ello de remover de modo perturbador –como en Play, juegos de hoy– la corrección política y las certidumbres más tranquilizadoras de sus espectadores.
Se exhibe en la sala 1 de la Cineteca Nacional. 12 y 18 horas.
Twitter: @Carlos.Bonfil1
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