11/23/2014

La Muestra: Fuerza mayor



Carlos Bonfil
Foto
Escena de la película dirigida por Ruben Östlund, donde presenta una suerte de bullying doméstico

El planeta más solitario. Pudiera parecer una paradoja, pero en muchas estaciones de esquí existe la práctica preventiva de provocar avalanchas controladas. Su finalidad es evitar la acumulación excesiva de nieve en sitios determinados y evitar así que un alud descontrolado provoque mayores destrozos. En Fuerza mayor (Turist), segundo largometraje de ficción del también documentalista sueco Ruben Östlund, una avalancha verdadera, que los vacacionistas confunden con una operación controlada y sin riesgos, es el detonador de una violenta crisis sentimental en un matrimonio. El realizador opone con astucia una primera calma ficticia (avalancha controlada, armonía familiar) y la súbita declaración de una catástrofe (el alud inesperado, una crisis conyugal de consecuencias imprevisibles).

Aunque la avalancha apenas roza a los turistas, en ese momento de confusión y peligro Ebba (Lisa Loven Kongsli), esposa de Tomas (Johannes Bah Kuhnke), advierte la momentánea huida de su marido y su inexplicable abandono de sus responsabilidades. Este episodio lamentable envenena la relación, provoca una reacción en cadena cuando Ebba expone el hecho a los amigos comunes, y precipita en Tomas un colapso nervioso a partir de frustraciones y culpas en apariencia irreparables.

Los episodios de bullying escolar y de violencia urbana generaban en Play, juegos de hoy, primer largometraje de Östlund, una discusión de corte ético en torno de la responsabilidad civil y la corrección política. Fuerza mayor evoca ahora una problemática también moral y una suerte de bullying doméstico en el que Tomas parece ser la víctima propiciatoria. Surgen de modo inevitable las interrogantes. ¿Cuáles son los límites de la responsabilidad patriarcal y cuáles las infracciones imperdonables a la norma doméstica? ¿De qué modo podría ejercerse una manipulación moral en el seno de una pareja? La cinta propicia esta discusión ética generando un clima de tensión creciente en la controlada placidez de una estación de esquí en los Alpes.

Como en Juegos divertidos, de Michael Haneke, la música clásica es el acompañamiento engañoso de situaciones de violencia contenida (reproches hirientes y disputas maritales, crisis de incontenible llanto masculino, fricciones agresivas entre los turistas, comportamiento anómalo de un chofer, desasosiego y confusión infantiles). Toda una simulación de bienestar burgués se ve de pronto colapsada, así como el frágil equilibrio afectivo de una pareja, como en Un planeta solitario (The loneliest planet), de Julia Loktev. Son muchas las interrogaciones que plantea Fuerza mayor, una cinta áspera que elude el pesimismo moral sin dejar por ello de remover de modo perturbador –como en Play, juegos de hoy– la corrección política y las certidumbres más tranquilizadoras de sus espectadores.

Se exhibe en la sala 1 de la Cineteca Nacional. 12 y 18 horas.
Twitter: @Carlos.Bonfil1

No hay comentarios.:

Publicar un comentario