Su abasto de calidad, sueño lejano para las más pobres
Aunque es una garantía internacionalmente reconocida, las mexicanas enfrentan severos obstáculos para acceder al vital líquido.
Al celebrarse este domingo 22 de marzo el “Día Mundial del Agua”, el
debate por la defensa, cuidado y disponibilidad del vital líquido pasa
necesariamente por las repercusiones que tendría entre las mujeres una
eventual privatización en su control y distribución.
Con motivo de esta efeméride que se conmemora desde 1993, a instancia de
Naciones Unidas, la ONU llamó a los gobiernos a que reconozcan la
relación del agua en todas las áreas del desarrollo sostenible, y
recordó que “los recursos hídricos, y la gama de servicios que prestan
juegan un papel clave en la reducción de la pobreza, el crecimiento
económico y la sustentabilidad ambiental”.
Y sin embargo, en América Latina y el Caribe las mujeres (sobre todo las
más pobres) están excluidas de las políticas públicas para distribuir
el líquido y garantizar el saneamiento.
Especialistas advierten una situación social que los gobiernos ignoran:
la carencia, mala calidad y contaminación del agua potable son problemas
que las mujeres terminan por solventar, ya que por su rol de género
ellas se ven obligadas a garantizar el abasto para ellas y sus familias.
Tal problemática se agrava ante la carencia de políticas públicas en
materia de agua diseñadas con una perspectiva de género, en las que la
población femenina sea reconocida como protagonista en la toma de
decisiones.
Incluso la FAO ha señalado que las mujeres juegan un papel protagónico
en el manejo del agua, por lo que “son la clave del éxito de toda
política y programa” sobre el cuidado y manejo del recurso.
En el discurso, el Estado mexicano se comprometió desde 1981 a atender
los conflictos que enfrentan las mujeres, especialmente las de sectores
rurales y de escasos recursos, para acceder a agua de calidad, luego de
que ratificó la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de
Discriminación Contra la Mujer.
REALIDAD LACERANTE
No obstante, según cifras oficiales –que no están desagregadas por
sexo–, en México 10.6 millones de personas carecen de agua potable.
En tanto, el Inegi reporta que los mayores problemas de contaminación en
el agua de uso doméstico se presentan en el Valle de México y el
Sistema Cutzamala, el cual alimenta del líquido a toda la Zona
Metropolitana de la Ciudad de México, con cerca de 30 millones de
habitantes, el equivalente a la población en conjunto de países
centroamericanos como Guatemala, Honduras y El Salvador.
Para 2010, las enfermedades infecciosas intestinales –provocadas por la
mala calidad del agua– fueron la tercera causa de muerte en niñas y
niños menores de un año de edad, con mil 277 decesos.
Con respecto al saneamiento del líquido, si bien no se cuentan con datos
para México, se estima que cerca de 44 millones de mujeres embarazadas
en el mundo padecen infecciones por anquilostomas (provocadas por
gusanos que afectan los pulmones y el intestino delgado) derivados de la
contaminación del agua.
La Cepal ha advertido que las mujeres pobres son quienes enfrentan
cotidianamente la carencia y los obstáculos para acceder al agua
potable, y quienes resuelven esta necesidad familiar “puesto que está
estrechamente vinculada con el trabajo cotidiano que se les asigna al
interior de los hogares”.
De acuerdo con la Cepal, los obstáculos para acceder al agua potable
que ellas enfrentan son: el traslado a fuentes de agua muy alejadas de
la vivienda; terrenos de acceso muy accidentado (cuestas pronunciadas,
suelo pedregoso o arenoso), y suministro insuficiente para la cantidad
de personas que habitan la vivienda, limitado a pocas horas del día o a
horarios poco adecuados (muy noche o muy temprano).
DEBATE POR PRIVATIZACIÓN
En febrero de 2012 el Derecho Humano al agua se convirtió en una
garantía constitucional, luego de una reforma a la Carta Magna para
consagrar esta garantía.
Pese al logro constitucional, Brenda Rodríguez Herrera, investigadora de
la organización Mujer y Medio Ambiente, advierte que en México existe
una distribución inequitativa y desigual del recurso hídrico, lo que
afecta de manera desproporcionada a las mujeres debido a los marcados
roles de género que les asignan el cuidado de otras personas.
Observa que el desabasto de agua les implica el uso de horas que podrían
ser invertidas en su educación u otras actividades de participación;
además de que deben enfrentarse a riesgos o agresiones al hacer uso del
recurso en lugares lejanos a sus casas, o a la compra de pipas o agua
embotellada que se traduce en un gasto extra para quienes son jefas del
hogar.
Rodríguez recalca que en México los cuerpos de agua se encuentran cada
vez más contaminados, lo que provoca severos problemas de salud para las
mujeres (intestinales y de la piel) y para sus familias.
Y para empeorar la situación, está en ciernes la eventual aprobación de
la Ley General de Aguas, a propuesta de una iniciativa enviada por la
Comisión Nacional del Agua (Conagua) a la Cámara de Diputados.
Según especialistas en el tema, el proyecto de la Conagua lejos de
resolver, agudiza los problemas de escasez, mala calidad, falta de
distribución y carencia de saneamiento que afectan directamente a las
mujeres.
María Silvia Emanuelli, coordinadora de la Coalición Internacional para
el Hábitat-Oficina para América Latina, denuncia que el dictamen
aprobado el pasado 4 de marzo en comisiones es contrario al derecho al
agua y discrimina a quienes viven en comunidades indígenas y rurales.
En la propuesta –detalla Emanuelli– se tergiversó el concepto de derecho
al agua y el saneamiento, pues de forma “absurda” Conagua definió que
el derecho corresponde sólo a los asentamientos humanos.
Así, se excluye a las comunidades indígenas y rurales que no entran en
la definición del “derecho al agua”, y en donde las encargadas de
acarrear el líquido para el consumo y la limpieza personal son las
mujeres.
Las especialistas consultadas proponen que las políticas públicas,
programas y leyes en torno al agua reconozcan que las necesidades de
mujeres y hombres respecto al recurso natural son distintas, por lo que
es indispensable un diagnóstico adecuado, y que se garantice que las
mujeres participarán en la toma de decisiones respecto a la gestión del
líquido.
CIMACFoto: César Martínez López
Por: Anaiz Zamora Márquez
Cimacnoticias | México, DF.-
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