Este artículo integra una serie de IPS con motivo del Día Mundial de la Población, el 11 de julio.
“Para que el sexo funcione bien, las dos personas tienen que tener
ganas y eso significa tanto estar seguro de querer hacerlo, como de
estar de humor, osea estar calientes”, dice la psicóloga Cecilia Saia,
autora del video “Hablemos de sexo”, divulgado en redes sociales y
destinado a adolescentes y preadolescentes.
La pieza, producida por la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM), integró la campaña
“Hacéte el Test de No-Embarazo” y fue también distribuido a
adolescentes, para que “sepan cómo tomar decisiones libres e informadas
acerca de ser madres y padres”.
"Mantener
los niñas y niños en el sistema educativo o reinsertarlos, sería una
intervención efectiva para la prevención del embarazo adolescente.
Asimismo, generar condiciones en el sistema educativo para asegurar la
continuidad educativa de las adolescentes madres o embarazadas": Alma
Virginia Camacho-Hübner.
Durante la campaña se entregó a los y las adolescentes una caja,
similar a las de los test de embarazo, con información sobre el embarazo
en la adolescencia y los mitos sobre cómo sucede, así como un
preservativo y una explicación de cómo usarlo, detalló a IPS la
presidenta de FEIM, Mabel Blanco.
La campaña se difundió por Youtube y otras redes sociales, con
mensajes directos y el lenguaje propio de los adolescentes. “Esto
permitió llegar a un gran grupo de adolescentes de 14 a 18 años grupo al
que habitualmente es difícil llegar en campañas de este tipo”, subrayó.
Según FEIM, en Argentina diariamente nacen 300 niños de una madre
menor de 19 años, equivalente a 15 por ciento de todos los nacimientos.
“Este porcentaje muestra una tendencia ascendente sostenida a lo
largo de los últimos 10-15 años y además aumentaron los de menores de 15
años, osea niñas”, lamentó.
El caso argentino es un ejemplo de los que sucede en el resto de
América Latina, la segunda región del mundo en tasa de fecundidad en
adolescentes después de África subsahariana, con 76 hijos vivos por cada
1.000 mujeres entre 15 y 19 años, según datos de agencias de las
Naciones Unidas.
Justamente, para llamar la atención sobre este problema y, en
general, sobre la necesidad de promover medidas para un desarrollo en
condiciones de igualdad para ellas, este año, el Día Mundial de la
Población, que se celebra el 11 de julio, tiene como tema el de la
inversión en las niñas adolescentes.
El Fondo de Población de las Naciones Unidas
(UNFPA) precisa que una de cada cinco mujeres del Cono Sur americano
(Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay) será madre antes de
terminar la adolescencia, en un área donde más de 1,2 millones de los
nacimientos anuales son de madres adolescentes.
“El embarazo y la maternidad temprana pueden traer complicaciones
para la salud de la madre y el bebé, como también impactos negativos en
los cursos de vida de las y los adolescentes”, puntualiza un informe de UNFPA sobre fecundidad y maternidad en el Cono Sur.
Añade que “cuando el embarazo no ha sido planificado es una clara
manifestación de vulneración de los derechos sexuales y reproductivos de
las adolescentes y por ende de sus derechos humanos”.
Mensajes de igual a igual
La psicóloga Cecilia Saia se sorprendió por los mitos que persisten
todavía entre adolescentes, como por ejemplo que “la primera vez no se
queda embarazada” o que “si quedo embarazada se quedará conmigo para
siempre”.
Por eso para la “youtubera” en educación sexual, es fundamental hablar
sin vueltas y como un “referente de igual a igual”. “Que te perciban
como a un amigo o alguien cercano que no sea tu papá o tu maestro que
quieren controlarte”.
“No se trata de explicarles que tienen que hacer o no, sino simplemente
que deben basarse en el respeto, en la decisión propia y en cuidarse,
sacándole el dramatismo. Nadie tiene que decirte si tenés sexo sos puta o
si no tenés sos una tarada (tonta)”, ejemplificó en diálogo con IPS.
En entrevista con IPS, Alma Virginia Camacho-Hübner, asesora en salud
sexual y reproductiva para América Latina y el Caribe de UNFPA, señaló
que el embarazo adolescente tiene implicaciones a nivel individual,
como la morbimortalidad materna, asociada entre otros factores a los
riesgos derivados de los abortos inseguros.
También multiplica la prematurez y el bajo peso de los hijos al nacer, en particular de madres menores de 15 años.
En el caso de los sistemas de salud, el costo de la atención del
embarazo, parto postparto y cuidados del recién nacido, es muy superior
al costo de las intervenciones de promoción y prevención del embarazo.
“Para la sociedad en su conjunto y desde la perspectiva estrictamente
económica, la maternidad temprana en aquellos países donde existe el
dividendo demográfico, representa una pérdida acelerada del dividendo
demográfico”, planteó la especialista desde la sede regional de UNFPA en
Ciudad de Panamá.
Eso porque “en lugar de incrementar la productividad de la economía
por contar con una proporción mayor de población económicamente activa,
en la medida en que aumenta la maternidad temprana, aumenta rápidamente
la tasa de dependencia, es decir la proporción de población que no es
económicamente activa y requiere de gastos asistenciales, familiares y
sociales”, destacó.
En cuanto a la educación, el estudio sobre el Cono Sur muestra que el abandono escolar precede al embarazo.
“Por lo tanto mantener los niñas y niños en el sistema educativo o
reinsertarlos, sería una intervención efectiva para la prevención del
embarazo adolescente. Asimismo, generar condiciones en el sistema
educativo para asegurar la continuidad educativa de las adolescentes
madres o embarazadas, sería otra intervención de impacto”, consideró
Camacho-Hübner.
A su juicio, el embarazo y la maternidad adolescente es un tema de
inequidad, que afecta principalmente a las mujeres de los estratos
socialmente más vulnerables.
“Son, de esta manera, las adolescentes en situación de pobreza, con
menor educación, quienes viven en regiones geográficas menos aventajadas
quienes son más proclives a ser madres adolescentes”, dijo.
Además “el hecho de ser madres a edades tempranas refuerza dichos
condicionamientos, reforzando las desigualdades en la que las
adolescentes madres y no madres transitan la transición a la adultez”,
precisó.
“La principal consecuencia del embarazo es la interrupción de la
escolaridad, aunque en muchos casos ya la han abandonado al momento de
embarazarse, pero no las retoman luego por el cuidado del hijo”, acotó
por su parte Bianco.
“Esto genera entonces un futuro más pobre ya que son chicas que
tendrán acceso a trabajos de menor salario y podrán contribuir en menor
medida al desarrollo del país. En lo personal deben postponer su vida
adolescente, de salir con amigas y amigos, ir a bailar y otras
actividades propias de la adolescencia”, consideró.
Es por eso que para Federico Tobar, también asesor regional de
UNFPA, “además de fortalecer la oferta de servicios de salud,
educativos y de asistencia social, hay que invertir en promover la
demanda con intervenciones que incentiven a las y los jóvenes a
construir un proyecto de vida sostenido”.
“Esto involucra incorporar tanto incentivos económicos, como
reconocimientos simbólicos, y hasta apoyos concretos a las adolescentes
que ya son madres con el cuidado de los hijos, que les permita terminar
la escuela y evitar la maternidad repetida, que es alta en los países”,
especificó a IPS.
Entre otras experiencias positivas Tobar mencionó la iniciativa
uruguaya de “Jóvenes en red”, que incluye intervenciones de reinserción
escolar, laboral y la promoción de la salud sexual y reproductiva.
“Me parece importante invertir en la educación de las mujeres
adolescentes que incluye la educación sexual integral y que puedan
decidir si quieren o no tener hijos. El tema no es acabar con el
embarazo en la adolescencia pero sí que sea elegido, que no ocurra por
accidente”, destacó Bianco.
Editado por Estrella Gutiérrez
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