DESDE LA LUNA DE VALENCIA
Por: Teresa Mollá Castells*
Cuando desde el feminismo denunciamos cualquier tipo de violencia
machista, y que van desde las actitudes micromachistas cotidianas como
llamarte por un genérico "mari" o "niña" hasta asesinatos de mujeres y
niñas, siempre se nos tilda de exageradas y de buscar agujas en pajares
para cuestionar el orden establecido. Y no hay duda de que este tipo de
reacciones ante nuestras denuncias comporta una justificación del
patriarcado puro y duro.
Pero ahí están las cifras para la vergüenza que justifican
descaradamente nuestras denuncias ante un patriarcado que utiliza todos
los medios para mantenerse vivo. Aunque ello suponga cambiar algunas
cosas para que nada cambie.
Hoy sólo voy a dar algunas cifras y datos para la reflexión e intentar
demostrar que nuestras palabras están sobradamente justificadas.
Si tenemos en cuenta que según fuentes del Ministerio del Interior, sólo
en 2015 fueron violadas en el Estado Español mil 127 mujeres y apenas
se habla de ello en los medios, nos encontraremos de nuevo con esos
silencios cómplices a los que tan acostumbradas nos tiene el
patriarcado.
Y es que hablar de violencia sexual hacia las mujeres implica hablar de
hombres agresores, violentos e incluso asesinos y de eso cuesta hablar.
Con cada agresión sexual se impone el orden patriarcal. Y con
cada silencio impuesto o auto impuesto se alimenta y se justifica ese
orden criminal para con las mujeres. Pero sigamos con las cifras
oficiales.
Según los datos ofrecidos esta misma semana por el Observatorio contra
la Violencia Doméstica y de Género del Consejo General del Poder
Judicial (CGPJ) referidos al primer trimestre del año en curso, en el
Estado Español 13 de cada 10 mil mujeres han sido víctimas de violencias
machistas por parte de sus parejas o exparejas. O lo que es lo mismo,
más de 32 mil mujeres han sido víctimas violencia de género sólo en el
primer trimestre. Insisto en que son cifras oficiales.
Según vamos viendo cifras podemos comprobar que las feministas no
exageramos cuando seguimos denunciando que se nos agrede y se nos
asesina cada día pero que eso parece no importar demasiado a quienes se
siguen peleando por gobernarnos pero sin tenernos en cuenta más que para
cumplir la vigente ley de igualdad.
Vamos con la brecha salarial de género.
Según el Informe Mundial de Salarios 2014/2015 de la OIT
en España los salarios cayeron un 1.5 por ciento en 2013 mientras que
en el mundo subieron un 2 por ciento. Según dicho informe, el Estado
Español es, entre los países desarrollados, el estado en donde más han
crecido las desigualdades salariales por razón de género. Alguna cosa
habrán tenido que ver en este aumento de la desigualdad las dos reformas
laborales de los años 2010 del PSOE y 2012 del PP cuando nos dejaron a
la clase trabajadora en general y a las mujeres trabajadoras en
particular a los pies de los caballos.
Y como capitalismo y patriarcado van de la mano, seguimos siendo las
mujeres quienes nos llevamos la peor parte como venimos comprobando (y
sufriendo) históricamente.
Y si con estos tres ejemplos de cifras oficiales espeluznantes no fuera
suficiente, ahora pasamos a las cifras no oficiales que todavía son más
horrorosas.
Según el portal www.feminicidio.net, en el primer semestre del 2016 han
sido asesinadas 48 mujeres y niñas y un hombre como consecuencia de las
violencias machistas.
Y ante tanta cifra desgarradora, yo me sigo preguntando ¿Cómo es posible
que la semana pasada hubiera elecciones generales y sólo se dedicaran
26 segundos de un debate televisivo a hablar sobre las violencias
machistas? Pues así actúa el patriarcado.
Y que conste que estas cifras tanto las oficiales como las no oficiales y
que son una vergüenza, se producen en un Estado teóricamente avanzado y
moderno como lo es el Estado Español. No quiero ni imaginar cómo serán
las cifras en estados en donde no existe democracia o donde las mujeres
apenas tienen derechos. O cómo serán tratadas las miles de mujeres y
niñas refugiadas. O las mujeres y niñas secuestradas por los salvajes
del Estado Islámico. O las mujeres afganas bajo dominio de los salvajes
talibanes. O las mujeres de México usadas como moneda de cambio de los
narcotraficantes, o las que viven conflictos armados en demasiados
lugares de África.
No quiero ni pensar en el dolor y el miedo que deben sentir en sus vidas y cada uno de los días.
Son cifras para la vergüenza y pasan inadvertidas. Situaciones que el
patriarcado se encarga de normalizar para que dejen de escandalizar y
por tanto dejen de ser extraordinarias para pasar a ser ordinaras. Pero
no lo son. En ningún caso lo son ni pueden serlo. Y de vez en cuando
como hoy, hay que parar y revisarlas y reflexionar sobre ellas para
decir alto y claro que nunca unas cifras como las mostradas pueden ser
normales. En ningún caso la desigualdad, las violaciones o los
asesinatos de mujeres pueden ser normales.
Quienes directa o indirectamente lo permiten por su acción o por su
omisión son culpables de fomentar sociedades profundamente injustas e
insolidarias. Y también permiten que el patriarcado y toda su maquinaria
se retroalimente para profundizar en las desigualdades que nos afectan y
que deberían ser corregidas y nunca aumentadas.
A todas las personas que permiten que el patriarcado se perpetúe con sus
silencios cómplices o sus actitudes les acuso de todos y cada uno de
los asesinatos de mujeres y niñas y de todas y cada una de las cifras de
la vergüenza que aquí he expuesto y de las que se siguen produciendo
cada día.
En días como hoy siento la necesidad de decir alto y claro que quien no
combate al patriarcado con todas sus fuerzas es su cómplice directo. Y
yo no quiero ser cómplice de un sistema opresor y asesino.
* Corresponsal, España. Comunicadora de Ontinyent.
CIMACFoto: César Martínez López
Cimacnoticias | España.-
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