Entregan silbatos en metro, insisten en la conciliación
En punto de las ocho de la mañana de este martes inició en las
estaciones Balderas, Pino Suárez, Hidalgo, Guerrero, Chapultepec y
Pantitlán, del Sistema de Transporte Colectivo Metro, la entrega de 15
mil silbatos, “una herramienta preventiva y disuasiva que el gobierno de
la Ciudad de México pone a tu disposición para actuar en casos de
agresiones sexuales en el transporte público”, según se lee en los
folletos morados y rosas que se entregan junto al silbato.
Aunque esta herramienta forma parte de la “Estrategia 30-100 contra la violencia hacia las mujeres en el transporte y los espacios públicos”, que inició el jefe de gobierno capitalino Miguel Ángel Mancera, tras una megamarcha de mujeres contra las violencias machistas el pasado 24 de abril, las palabras acoso y abuso sexual, violencia contra las mujeres, hostigamiento, patriarcado, machismo o misoginia permanecieron completamente ausentes de la propaganda que se exhibió hoy.
En la entrega participó la secretaria de Gobierno, Patricia Mercado; la titular del Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México, Teresa Incháustegui Romero; el director del Sistema de Transporte Colectivo Metro, Jorge Gaviño Ambriz; y el director Ejecutivo de Justicia Cívica, Mario Torres Morales, principales promotores de esta estrategia interinstitucional.
Maricela Lazcano, una mujer trabajadora de 38 años de edad, se acercó a preguntar por el costo del silbato. Fue la primera en recibirlo. Tras ella, decenas de mujeres (principalmente adultas) se formaron para dar sus datos y pedir esta herramienta con la que esperan -dijeron- llamar la atención de las y los policías.
Para las más jóvenes, el acto no les provocó interés, se pasaban de largo, pese a que el personal de Justicia Cívica se colocó en los torniquetes para ofrecerlo.
LA VIOLENCIA ES UN TEMA DE PERCEPCIÓN: JUSTICIA CÍVICA
En entrevista con Cimacnoticias, el director de Justicia Cívica, Mario Torres Morales quien a su vez coordina el funcionamiento de los juzgados cívicos locales, explicó que los delitos sexuales deben ser denunciados en una agencia de la Fiscalía Especializada en Delitos Sexuales de la Procuraduría General de Justicia del DF, pero aquellas vejaciones físicas o verbales que no se pueden considerar de índole sexual, deberán atenderse en los juzgados cívicos. “El carácter de la agresión lo deciden los clasificadores en el Ministerio Público o los juzgados cívicos cuando les presentan al infractor”, agregó.
Cuestionado sobre la conciliación propuesta para los casos de acoso sexual, el funcionario dijo que “todo es conciliable en la vida”, incluso la violencia contra las mujeres, ya que la conciliación cumple el objetivo de Justicia Cívica que es el de lograr “una sana convivencia entre las y los ciudadanos”.
Para el funcionario público, en todo caso, lo que debería regularse son los rangos de la conciliación sobre cómo se repara el daño y cuál es “el compromiso del agresor”.
De acuerdo con la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (LGAMVLV), la conciliación es inviable en una relación de sometimiento entre el agresor y la víctima, quien no debe ser obligada a pasar por un proceso de mediación con su agresor.
Pero el funcionario público fue más allá al justificar la violencia sexual contra las mujeres como un “problema psicológico o un trastorno”.
Al explicar el procedimiento para la conciliación, señaló que el juez primero escucha a las partes para conocer los motivos que originaron la problemática, ya que en el caso de un agresor sexual “hay un problema psicológico que habría que atender y eso es lo que habría que conocer cuál es el problema, es muy delicado lo que le digo porque al final estamos hablando de algún trastorno”.
Como parte de la conciliación, agregó, el juez determina una disculpa, “se firma un convenio de no agresión entre las partes” y se establece un compromiso de no volverse a agredir durante seis meses”.
Por si fuera poco, el funcionario señaló que hay que cuidar el tema de la revancha ya que “no porque tú salgas sancionado después yo te puedo agredir y va de regreso”. (La conciliación) es un tema muy complejo pero muy avanzado y muy positivo donde yo también como víctima me comprometo a no agredir a mi agresor”.
Cuestionado sobre las dificultades que enfrentan las mujeres en los MP para comprobar la agresión sexual que padecieron, Torres Morales explicó que la carga probatoria es para la víctima porque bajo el principio de inocencia que rige el sistema de justicia en el DF cualquier conducta o daño que se denuncia tiene que demostrarse.
Para el funcionario, se deben proteger los Derechos Humanos de todas las personas, y hay delitos que son difíciles de comprobar, por ejemplo, el de las miradas lascivas, donde abundó “tienen que demostrar que mi mirada fue persistente, lasciva, con contenido sexual, que la agredía, que fue de manera ofensiva, directa y concreta. Lo único que va a pasar es que todos vamos a estar de lentes oscuros para evitarse un problema”.
Para el abogado, la agresión es un tema “de percepción”, por lo que no necesariamente quiere decir que aunque la víctima denuncie en realidad haya sido agredida.
“El ejemplo más típico es que si yo paso y te doy un codazo tú puedes pensar que yo te agredí, y a la hora vemos que la verdad es que yo no golpee, íbamos en el pasillo súper apretados (…).Yo (víctima) puedo decir bueno sí a la mejor realmente no era tan fuerte el golpe ‘y yo me puse un poco sensible’. Entonces es tu percepción contra la realidad la que te da la oportunidad de decir ‘mira conciliamos, mira no es personal, no es contra ti’”.
Y agregó que cuando el agresor es “descarado” y “tiene una actividad nociva o violenta contra las mujeres sí hay que proceder legalmente”, pero siempre y cuando la víctima tenga muchos testigos que puedan señalar claramente que fue agredida por esa persona.
Sobre la propuesta de endurecer las penas administrativas para castigar el acoso, el funcionario señaló que “esto daña el tejido social de una persona y contraviene la misión de los juzgados cívicos que no es la sanción, si no la reinserción en la sociedad”.
Ya pasadas las nueve de la mañana, los módulos que se improvisaron en el resto de las estaciones seguían formando en filas a las mujeres para que recogieran su silbato, aunque las y los altos funcionarios del gobierno del Distrito Federal ya se habían ido.
A partir de hoy, la repartición de los silbatos en el Metro será de lunes a viernes y de 10 de la mañana a 8 de la noche hasta que se agoten todos los silbatos. También se entregarán en algunos juzgados cívicos de la Ciudad de México.
Aunque supuestamente no había ninguna condición para recoger el silbato, en la estación Balderas una funcionaria del metro impidió a una mujer que lo recibiera porque no traía identificación de elector, y aunque la usuaria mostró su gafete de trabajo con su nombre, no se lo dieron.
Fue hasta que se le cuestionó si una menor de edad podía recibir el silbato aunque no mostrara identificación escolar, que la funcionaria decidió informarse y supo entonces que la ausencia de credencial no era motivo para negar el silbato.
Entre los policías que llamaban a las mujeres a pasar por su silbato, se escuchó la voz gruesa de uno que decía “venga por su silbato para las emergencias” con tal de no llamar por su nombre al acoso y la violencia sexual.
CIMACFoto: César Martínez López
Por: Angélica Jocelyn Soto Espinosa
Cimacnoticias | Ciudad de México.-
No hay comentarios.:
Publicar un comentario