A 3 años de su asesinato la recuerdan con bordado colectivo
Hoy se cumplen tres años de que la familia de Prisilla libra una lucha
constante contra emociones que trascienden hacia lo físico. Treinta y
seis meses de lucha jurídica para impedir que el asesino de su hija,
Singh Siddharth, obtenga su libertad.
Por ser verano, y antes de que comenzaran las clases, Prisilla Carolina
Hernández Guerra invitó a Singh a conocer a su familia en Hermosillo.
Casi de inmediato se trasladaron a la playa más cercana, Bahía de Kino,
ubicada a 100 kilómetros de la capital de Sonora, donde la aisló, la
quiso obligar a tener relaciones sexuales, a lo que ella se negó, por lo
que para someterla la atormentó y no le permitió hacer ninguna llamada.
Ella intentó pedir auxilio a una de sus amigas, pero el novio le colgó
el teléfono y ya no le permitió hablar, ni contestar cuando su amiga le
devolvió la llamada. “No vine desde tan lejos para no tener sexo”, fue
una de las frases con que amenazó a Prisilla.
Originaria de Hermosillo y no de Cabo San Lucas, Baja California Sur,
como han informado las autoridades, Prisilla Carolina recibió de su
verdugo lesiones contuso-cortantes en diferentes partes del cuerpo, y el
médico legista determinó que la causa del deceso fue asfixia por
estrangulamiento, acción en la que el asesino fue sorprendido en
flagrancia cuando llegaron policías municipales al lugar de los hechos,
ante un llamado de emergencia del dueño del lugar en donde se
hospedaban, pues había escuchado que la pareja peleaba.
“Los elementos policiacos encontraron en una de las habitaciones a Singh
Siddharth en el momento en que asfixiaba a la joven, por lo que de
inmediato lo sometieron. Al revisar a la víctima se percataron de que no
presentaba signos vitales y de que tenía heridas contuso-cortantes en
diferentes partes del cuerpo”, informaron las autoridades.
Sin embargo, pese a todas las evidencias y debido a fallas procesales el feminicida ya obtuvo un amparo.
El padre de Prisilla, Jorge Hernández, señala que la nueva
administración estatal “se están portando bien, están haciendo las cosas
honestamente”. Él, que no ha dejado un solo día desde el asesinato de
su hija, de ir, venir, intentar, viajar, buscar a funcionarios,
ministerios públicos, jueces, magistrados, empleados de la embajada
India en México para conseguir una entrevista con el Embajador, todo lo
que ha estado a su alcance lo ha hecho.
Jorge Hernández fue la imagen que conocimos de la desesperación por la
impunidad que se perfilaba en los primeros momentos de la averiguación
previa en julio de 2013, cuando observó que un visitador de la Comisión
Estatal de Derechos Humanos a la vez entraba como representante jurídico
del indiciado. “Ya ve, le dieron un premio, ahora es Consejero
Electoral”, ironiza.
A partir del amparo obtenido por Singh Siddharth, el padre de Prisilla
asegura que el nuevo proceso se está llevando en forma totalmente
distinta, limpia, honesta y diligentemente. Por ello, tiene esperanzas
de que este mismo año pueda dictarse una sentencia condenatoria, de
acuerdo a la magnitud del daño que ocasionó a ¨su hija.
El vacío que dejó Priscilla
“Me da mucha nostalgia entrar a su cuarto, pero siento que es mucho más
que eso. Duré mucho tiempo sin poder entrar, siendo que antes me gustaba
incluso quedarme a dormir ahí”, cuenta Aracely, la madre de Prisilla,
quien encontró refugio en la religión cristiana y el trabajo. El
mantenerse ocupada le ha dado cierta estabilidad para sobrellevar lo que
nunca imaginó, la muerte de su hija.
Aunque es consciente de que la sanción del feminicida no se la
devolverá, es muy importante para tener paz. “Se aprende a vivir con
eso, hay momentos de mucha frustración, impotencia, crisis nerviosa,
pánico, de no tenerla cerca”, comentó.
Al igual que el padre de Prisilla, espera que el nuevo proceso sea
honesto y “que las personas que están decidiendo tengan corazón para que
sean un ejemplo, y que no se dejen llevar porque les ofrezcan dinero”,
agrega.
El caso de Prisilla Carolina Hernández Guerra detonó la decisión de la
LX legislatura del congreso de Sonora, para tipificar el feminicidio el
13 de noviembre de 2013. Sin embargo, irónicamente su muerte no pudo ser
juzgada bajo este tipo penal, toda vez que por la forma en que se
inició el proceso, el caso ha estado en serio riesgo de quedar impune.
En 2013 asesinaron a 57 mujeres y niñas en Sonora. De éstas, 55 por
ciento fue asesinada por su pareja, ex pareja, novio o familiar; 21 por
ciento tenía entre 20 y 40 años. Prisilla Carolina era una de ellas.
En memoria de Prisilla Carolina Hernández Guerra y para exigir justicia,
la organización Bordando por la Paz, convocó a todas las personas
interesadas, a un bordado colectivo este sábado 2 de julio a las 6:00 PM
en la Plaza Zaragoza de Hermosillo, Sonora
CIMACFoto: César Martínez López
Por: Silvia Núñez Esquer, corresponsal
Cimacnoticias | Hermosillo, Son.-
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