Pese a ello, Anaya, Meade, Lorenzo Córdova, el consejero presidente
del Instituto Nacional Electoral (INE), y un grupo de los oligarcas más
poderosos del país se niegan a aceptar la derrota. Estos soldados de la
continuidad aparentemente están dispuestos a torpedear la campaña del
tabasqueño “haiga sido como haiga sido” con el fin de mantener sus
privilegios y sus prebendas.
La masiva realización de llamadas robotizadas con “encuestas”
simuladas que atacan y difaman a López Obrador constituye el capítulo
más reciente en una guerra sucia de larga duración que viola
flagrantemente la ley y enturbia al proceso electoral. El objetivo de
estas llamadas no es solamente alejar a los votantes de López Obrador,
sino también obstaculizar la realización de nuevas encuestas electorales
durante las próximas semanas que podrían ir confirmando la inevitable
victoria del candidato de Morena en las elecciones presidenciales.
Después de recibir varias de estas llamadas amenazantes y
difamatorias, el ciudadano difícilmente tendría ganas de responder a las
preguntas de un encuestador auténtico que se atreva a marcar por
teléfono o a tocar el timbre de su casa. El miedo y el fastidio dictarán
que es mejor encerrarse en su domicilio y simplemente no hablar con
extraños. Es factible que este proceso de aislamiento voluntario afecte
de manera particularmente fuerte a los allegados de Morena, ya que los
ataques están dirigidos específicamente contra ellos.
Con este operativo, los hombres y las mujeres del sistema buscan
alterar artificialmente los resultados de las encuestas y así generar
una ventana de oportunidad para poder operar un “fraude patriótico” sin
llamar demasiado la atención o pagar costos políticos demasiado altos.
Esta jugada no solamente cuenta con muy pocas probabilidades de éxito,
sino que también constituye una violación flagrante a la normatividad.
Si el INE, la Fiscalía Especializada para los Delitos Electorales
(FEPADE) y el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la
Información y Protección de Datos Personales (INAI) no investigan y
castigan inmediatamente a los responsables, estarán demostrando una vez
más que sus abultados presupuestos simplemente no tienen razón de ser.
Hay cinco maneras en que la masiva realización de llamadas difamatorias está violando la ley:
En primer lugar, nos encontramos ante una muy probable violación a la
Ley de Protección de Datos Personales en Posesión de Particulares
(LPDPPP). El INAI tendría que realizar una investigación exhaustiva de
los números de origen y de destino de cada llamada para averiguar si no
hay alguna filtración o venta ilegal de los números personales de
millones de clientes de servicios telefónicos. Es probable que estemos
ante un caso de mal uso de datos personales similar al que metió en
serios problemas legales a la empresa Cambridge Analytica en Europa y
Estados Unidos.
En segundo lugar, tanto la Constitución como las leyes electorales
prohíben que la propaganda política utilice calumnias que atribuyan
falsamente delitos a partidos o candidatos opositores. La referencia
falsa a Nestora Salgado como una supuesta “secuestradora” en un gran
número de estas llamadas evidentemente se encuentra fuera de la norma.
En tercer lugar, la enorme cantidad de dinero requerida para
financiar la realización de millones de llamadas desde call centers
especializados debe ser materia de una investigación inmediata de parte
del INE. El gasto fácilmente podría generar un rebase de tope de gasto
para las campañas de Anaya y/o Meade, así como también un rebase del
límite estricto con respecto al financiamiento privado para las compañas
políticas.
En cuarto lugar, nos encontramos también frente a la probable
comisión de un delito electoral que debe ser investigado por la FEPADE.
El inciso XVI del artículo 7 de la Ley General en Materia de Delitos
Electorales impone una multa de 50 a 100 días y prisión de seis meses a
tres años a cualquier persona que “realice por cualquier medio algún
acto que provoque temor o intimidación en el electorado que atente
contra la libertad del sufragio”. Las llamadas evidentemente buscan
generar precisamente tanto “temor” como “intimidación”, así que la
FEPADE estaría obligada a intervenir en el caso.
Por último, entre los cientos de denuncias recopiladas por la
iniciativa universitaria “Diálogos por la democracia”
(www.dialogosdemocraciaunam.mx) hemos detectado numerosas llamadas
realizadas desde números del extranjero, desde Brasil y Grecia, por
ejemplo. Ello viola claramente la prohibición absoluta en contra de
financiamiento desde el extranjero para las campañas políticas en
México.
Estas llamadas son apenas el principio del escalamiento de la guerra
sucia durante las últimas semanas de la campaña. Si las instituciones no
toman una acción contundente para frenar esta práctica a todas luces
ilegal estarán literalmente invitando al PRI y al PAN a que rompan con
cualquier semblanza del Estado de derecho en el camino hacia el 1 de
julio, algo que podría poner en riesgo la celebración misma de las
elecciones presidenciales.
www.johnackerman.blogspot.com
Twitter: @JohnMAckerman
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