OPINIÓN
Monedero
Por: Carmen R. Ponce Meléndez*
La
participación económica de las mujeres ha aumentado en el transcurso
de las últimas décadas, pero se ha estancado en los estratos más
pobres.
Las trabajadoras en pobreza extrema crecieron de 26.5 a 43.2 en el
período 2008 a 2016; las vulnerables por ingreso pasaron de 53.0 a 55.8
por ciento, durante el mismo lapso. Significa que más de la mitad de
mujeres trabajadoras es vulnerable por ingreso.
De ahí que no sorprenda que 56 de cada 100 trabajadoras sean
vulnerables por carencias sociales (2016). Es pobreza sin seguridad
social.
Algo fundamental para las trabajadoras son los apoyos de guarderías o
estancias infantiles, una madre beneficiaria de esos apoyos tiene
mayores probabilidades de encontrar empleo (18 por ciento), con
relación a las que no reciben el apoyo.
Como se puede apreciar en la gráfica en el largo plazo, los servicios
contributivos que crecieron más fueron los del IMSS, pues entre el
año 2000 y 2017 la niñez atendida creció 90.6 por ciento.
En contraste, la niñez atendida por estancias infantiles de la
SEDESOL (no contributivas), creció en 153.5 por ciento entre 2007 y
2017. A pesar de esta cobertura todavía hoy 7 de cada 10 trabajadoras
con hijos menores de edad son cuidados por su familia, por no poder
acceder al apoyo de estas estancias o guarderías.
Es un programa que apoya a las madres que trabajan, buscan empleo o
estudian, así como a los padres solos con hijas, hijos, niñas o niños
bajo su cuidado, creado apenas en el Sexenio de Felipe Calderón. Forman
parte de los apoyos no contributivos a la seguridad social.
Son datos del documento recién publicado por el Consejo Nacional para
la Evaluación de la pobreza (Coneval), denominado: “Evaluación
Estratégica de Protección Social en México, segunda edición”.
¿POR QUÉ CRECE MÁS LA ATENCIÓN DE LA NIÑEZ EN LAS ESTANCIAS NO CONTRIBUTIVAS, QUE EN EL IMSS ?
Por la sencilla razón de que así en la misma medida se ha
incrementando el número de trabajadoras sin seguridad social, por tanto
sin acceso a las guarderías del IMSS o ISSSTE. Este fenómeno también se
aprecia en la atención a la Salud, 45.3 por ciento de la población es
atendida por el Seguro Popular –sin seguridad social- , en el IMSS
apenas es el 35.4, y para el ISSSTE únicamente 7.0 por ciento (datos de
2016).
La población afiliada al Seguro Popular aumentó de 15.7 millones de
personas en 2006 a 55.6 millones en 2016, un crecimiento exponencial
que habla de la informalidad laboral tan alta que existe en México.
Y lo más grave 41.4 por ciento del gasto total en salud es gasto de
bolsillo. Es el gasto directo de los consumidores en consultas,
hospitalizaciones, medicamentos, estudios de laboratorio o gabinete,
procedimientos ambulatorios y medicamentos, entre otros.
Esto pone en franca evidencia el servicio tan malo que presta el
Seguro Popular, para empezar sólo cubre 10 por ciento de las
enfermedades que cubre el IMSS. Quizá por eso la mortandad infantil del
país es de 12.5, mientras para los países de la OCDE es de 3.9, una
diferencia muy considerable.
Conforme al documento referido “la protección social es uno de los
elementos clave para articular el desarrollo social y el económico. La
carencia por acceso a la seguridad social sigue siendo la más alta
entre las que considera la medición multidimensional de la pobreza”.
¿QUÉ ES PROTECCIÓN SOCIAL SEGÚN CONEVAL?
“Protección social. Protección de la seguridad económica de las
personas y sus hogares ante eventos de la vida, como el desempleo, la
enfermedad, la invalidez, la muerte y la vejez. También considera las
limitaciones que ciertos hogares tienen para obtener un ingreso
suficiente para adquirir una canasta básica alimentaria”.
De acuerdo con datos de 2016, 55.8 por ciento de la población (68.4
millones de personas) carecían de acceso a la seguridad social. Es
decir, frente a las nuevas configuraciones del trabajo, la seguridad
social, así como fue definida originalmente, no ha podido cubrir a
todas y todos los trabajadores y sus familias”.
Plantea cuatro dimensiones clave de la protección social: a) acceso a
la salud; b) el trabajo; c) la orfandad, discapacidad y vejez; y d) el
ingreso.
Es evidente el reto que representan los ingresos bajos en el país.
Ni el crecimiento económico, ni la creación de empleos, ni la
productividad, ni los salarios han sido suficientes para que en México
el número de personas con ingresos bajos disminuya.
Eso es descubrir el hilo negro y el agua hervida porque ¿cómo esperar
que suceda algo diferente? con los salarios tan miserables que tienen
las trabajadoras y trabajadores del país, el SM es de apenas 3 dólares.
El que siembra miseria cosecha ira.
El Coneval hace varias recomendaciones y propuestas interesantes, sin
embargo no hace ninguna mención a la ingente necesidad de mejorar
sustancialmente los salarios, otorgar salarios dignos que incluyan
seguridad social; combatir la informalidad laboral (carencia de
seguridad social).
Sin estos elementos clave de política económica y políticas publicas
en general, muy difícilmente se podrán lograr objetivos como una pensión
digna para la vejez, priorizar la atención primaria de salud o salud
universal, sin las desigualdades creadas por el dichoso Seguro Popular.
Qué casualidad que 79 de cada 100 trabajadoras y trabajadores que
están en el nivel más bajo de ingresos (décil I) sólo tienen acceso al
Seguro Popular (SP); en contraste para el nivel X de ingresos altos
únicamente el 9.4 por ciento acude al SP.
Por supuesto que es básico priorizar la aplicación de los programas
en las personas con mayor insuficiencia de ingresos, pero ¿por qué no se
propone mejorar los ingresos de esas personas con mejores salarios y
mejores condiciones de trabajo?
Finalmente la Institución en su estudio concluye identificando algunos problemas básicos para la seguridad social tales como:
- Las políticas de desarrollo social no están asociadas a derechos.
- No benefician a toda la población.
- El nivel de acceso y calidad de los programas es desigual en términos horizontales (se entregan beneficios diferentes a individuos con riesgos similares) y verticales (una proporción del gasto social se ejerce a través de instrumentos regresivos en términos absolutos en detrimento de instrumentos progresivos o neutrales).
- Políticas activas de empleo y seguro de desempleo
* Economista especializada en temas de género
Twitter: @ramonaponce
CIMACFoto: César Martínez López
Cimacnoticias | Ciudad de México.-
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