Eduardo Ibarra Aguirre
Como típico aldeano, Felipe Calderón utilizó una conversación con los editores de The Washington Post para enviar un mensaje a Carlos Pascual –“¡No me ayudes compadre!”-- y al jefe de éste –Barack Hussein Obama--, poco antes del encuentro en la Oficina Oval y de la conferencia de prensa en la que intercambiaron desmedidos elogios como gobernantes y el mexicano presumió que tiene “un amigo en lo personal”, la relación y cooperación binacional como “paradigmática” y se comprometió, a cambio de nada, a explorar con el Senado cómo proteger más y mejor a los agentes estadunidenses que intervienen en asuntos de los mexicanos.
Y como era de esperarse, la respuesta la recibió Calderón a las 48 horas, por la misma vía, la de los medios de comunicación, y en la voz de un funcionario de nivel secundario, el vocero del Departamento de Estado Philip Crowley, porque su “amigo en lo personal” no se iba a molestar en atender un reclamo enviado por medio del Post, con todo y que el abogado de Chicago y otrora senador por Illinois declaró: “(…) no tengo más que admiración por el presidente Calderón y la lucha que ha emprendido. Él ha demostrado gran valor y afrontado grandes riesgos para enfrentar a los cárteles de la droga.”
Mas el principal inquilino de la Casa Blanca ya no se atrevió a compararlo con Eliot Ness, sí recordó algo básico, elemental, para que la guerra contra el crimen organizado que ya es sólo lucha, llegue a buen puerto “debería ser también de la sociedad mexicana”. Debería, pero no lo es. Y lo que cuentan son las realidades no los sueños del michoacano, saturados de estrategias unilaterales, moralina y autoritarismo, que no entusiasman ni a las organizaciones civiles arropadas desde Los Pinos.
No le faltan razones y motivos al también abogado, además de economista y administrador público, para exigir por el camino equivocado --el desplante ante un influyente diario--, la cabeza del procónsul del imperio con oficinas en Paseo de la Reforma y con el nombramiento formal de embajador, y por ello mismo está obligado a cumplir todas y cada una de las tareas que le asigna Hillary Rodham Clinton. Y si entre éstas aparecen informes sobre temas complicados, pues a trabajar, como todos los diplomáticos ante sus respectivos gobiernos.
La enorme soberbia del imperio ya no se corresponde con su declinante poderío y el Medio Oriente es el más reciente y espléndido capítulo, además no se previó una filtración y un servicio informativo como el de Wikileaks, quien con documentos oficiales lo desnudó ante el orbe. Pero el especialista en estados fallidos no podía preverlo y lo pincharon con los dedos en la puerta, opinando sobre “la aversión al riesgo” de los militares mexicanos, la falta de coordinación entre el Ejército y la Marina, la disputa pública entre Genaro García Luna y Eduardo Medina Mora…
Los juicios de Pascual y sus hombres indignaron a Calderón, como en general “el daño severo” que causó el portal que dirige Julian Assange –bajo proceso para ser extraditado a Suecia, donde tiene dos acusaciones de abuso sexual que no ocultan el verdadero objetivo de Estados Unidos--, pero no pareciera inquietarse por el papel desempeñado por el entonces embajador Anthony Garza para que recibiera “enérgica señal de apoyo” de George W. Bush y fuera impuesto como presidente, apuntalado por las fuerzas armadas y en medio de una conflicto político y social que perdura.
Calderón confunde al mensaje con el mensajero y se lanza contra éste. No entiende que es la política de subordinación a Washington la que genera los hechos que exhiben a su gobierno y pequeña persona, pues la agencia AP reveló que podría estar enojado porque la novia de Pascual es hija de Francisco Rojas, líder de la diputación del tricolor.
Acuse de recibo
Comenta Héctor Barragán Valencia en torno a Tardía y riesgosa campaña (4-III-11): “Antes que el hijo, Raúl Salinas (¿Lozano?), padre de los Salinas, popularizó el famoso impuesto (coima) de 10% cuando fue secretario de la entonces Industria y Comercio, que cobraba a los importadores, en aquellos años, época en la que sólo con permiso oficial se podrían traer productos extranjeros. Así que los hijos de tigre... ya conocían el camino. Y camino andado es más fácil recorrer”... Para Jorge Meléndez Preciado “Jorge Volpi se despide de canal 22 anunciando proyectos (sic que no se mueve). Alguien dijo que retomará su carrera de escritor (sic atónito), la cual nunca dejó porque siendo funcionario de ‘tiempo completo’ publicó obras. Las candidatas de las autoridades culturales, Gabriela Warkentein y Magdalena Acosta, no llegaron. Encumbran a Irma Pía González, a quien Eduardo Ibarra señala como la encargada de suspender la publicidad oficial a revistas y periódicos no adeptos de Felipe Calderón. La señora tiene un amplio currículo en oficinas gubernamentales, pero carece de experiencia en creación de programas audiovisuales. Por eso muchos dicen que es un nombramiento para la batalla política del 2012” (El Financiero, Botica, 28-II-11).
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