7/24/2011

Los malos gobiernos de Ebrard y Peña Nieto los descalifican


Álvaro Cepeda Neri *

El “mal gobierno” es antirrepublicano y autocrático, contraparte del “buen gobierno” que se caracteriza por ser republicano y democrático, como puede consultarse en varios ensayos y libros sobre el tema: Philip Pettit: Republicanismo. Varios autores: Nuevas ideas republicanas; y, de Franz Neumann: El Estado democrático y el Estado autoritario, (ambos de Paidós). El mal gobierno no rinde cuentas de los capitales, es ineficaz y desobligado. Los territorios bajo su cuidado están en el total caos o hacen como que hacen, mientras que se dedican a sus intereses, a los negocios, con ricos y empresarios a los que sirven con ciega obediencia.

Como los casos de Peña Nieto y Marcelo Ebrard, quienes andan sueltos en actos electorales anticipados, buscando ser candidatos, no a la Presidencia de la República, sino a la sucesión de Calderón para ser otros incompetentes. No tienen méritos y son malos gobernantes, salidos del priísmo antiguo; pero Ebrard, ahora presume de izquierdista con los Chuchos (Ortega y Zambrano y su basura ideológica, pues les gusta lo podrido de la politiquería).

Cuauhtémoc Cárdenas, que no podía ver ni en pintura a Ebrard, anda de manita sudada con él, avalando las alianzas con el Partido Acción Nacional (partido nacido contra Lázaro Cárdenas), y apoyándolo cuando tiene a la ciudad de México instalada en un desastre social. El jefe de gobierno puso en las zonas de los ricos camiones para recoger la basura con doble compartimiento: para orgánica e inorgánica; mientras que en las zonas de los pobres, dejó los camiones de basura viejos y obsoletos, generando fuentes de contaminación e insalubridad.

Peña Nieto es igual. El territorio mexiquense es un lugar de feminicidios por excelencia, de represiones sangrientas (Atenco), pobreza de 10 millones, favoritismo a empresarios, cobros excesivos de impuestos y alzas de precios a bienes y servicios gubernamentales. Cada año las inundaciones destruyen las pocas pertenencias de los pobres y clases medias, porque Peña, en seis años, no resolvió el problema de los desbordamientos por las lluvias. Pero es un ejemplo de mal gobierno, enriquecimiento de funcionarios y disimulo y protección a los narcotráficantes. De la pandilla de Atlacomulco, Montiel y Peña han acaparado los cargos públicos y son dueños de fortunas mal habidas (que la Unidad de Inteligencia Financiera de Hacienda, que controla Calderón directamente, tiene fichados pero en la impunidad).

Malos gobernantes. Nada los respalda en la búsqueda de candidaturas presidenciales. Usan dinero público y tiempo de sus obligaciones para promover sus imágenes, sin dar cuentas de sus gestiones corruptas e ineficaces, ni consulta a sus ciudadanos. Hay destrozos ecológicos (como la Supervía en la ciudad de México), policías que roban a quienes deberían auxiliar, procuradurías ineficientes, un sistema de impartición de justicia corrompido y homicidios de las delincuencias. En suma: Peña y Ebrard han sido malos gobernantes antirrepublicanos y antidemocráticos por sus inclinaciones autoritarias.

*Periodista

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