El pasado 12 de
noviembre Peña Nieto se refirió a algunas “cifras alentadoras” en torno
al desempeño de la economía mexicana, en concreto a la generación de
“172 mil 134 puestos formales de trabajo” registrados en el IMSS a
octubre de 2014, lo cual representa un crecimiento de 20 por ciento en
comparación con igual periodo de 2013. Implícitamente, señaló que ello
es fruto de las reformas en marcha, particularmente la reforma laboral.
Las cifras de presidencia resultan un tanto tramposas, pues el
comparativo se hace en cada caso, con respecto al mes inmediato
anterior, omitiendo el ajuste respectivo por factores estacionales de
las series.
Sobre este respecto, una lectura diferente apunta
a que comparando octubre de 2014 con igual periodo del año 2013
(eliminando con ello el efecto estacional), se habrían generado 699 mil
791 empleos formales, cifra incluso inferior a los 736 mil 881 nuevos
empleos de 2012 o los 756 mil 232 nuevos empleos de 2010, es decir, la
generación de empleos formales no ha seguido pautas muy diferentes con
respecto a años anteriores. Desde otra perspectiva, entre octubre de
2012 y octubre de 2014 se generaron 1.17 millones de empleos formales,
la generación de nuevos empleos en el contexto de la reforma laboral,
alcanzó para cubrir apenas poco más de dos terceras partes de los
empleos que reclaman los 1.74 millones de jóvenes que se incorporaron a
las filas de la Población Económicamente Activa en ese periodo. Con
ello, desde una perspectiva de mediano plazo, las cifras sobre
generación de nuevos empleos no son alentadoras y lejos están de ser la
antesala de la reactivación del empleo formal en México.
La
gráfica 1 presenta las tasas de crecimiento mensuales (con respecto al
mismo mes del año anterior), del empleo formal adscrito al IMSS entre
enero de 1995 y octubre de 2014 suavizadas mediante un filtro
Hodrick-Prescott (HP). Resaltan varias tendencias. Primero, el empleo
formal total presentó altas tasas de crecimiento entre 1995-2000, a
partir de entonces, reduce abruptamente sus ritmos de crecimiento. Es
interesante observar como el empleo formal no ha reaccionado
favorablemente a la reforma laboral, de hecho, desde finales de 2012 se
asiste a una ligera reducción en sus ritmos de expansión. Segundo, el
empleo formal eventual ha seguido pautas muy similares a las del empleo
formal total y permanente, pero ha sido grosso modo el más dinámico, particularmente desde finales de 2003.
En
suma, las tendencias descritas derrumban la propaganda oficialista en
torno a las bondades de las reformas en marcha y lejos están de ser la
ruta que permita recuperar la senda del crecimiento económico. De hecho
en el contexto de las cifras alegres de presidencia y un agudo proceso
de convulsión social, las expectativas de crecimiento para 2014 han
caído de 3.4 por ciento (en octubre de 2013) a 2.3 por ciento (en
octubre de 2014). Entre los principales factores que podrían
obstaculizar el crecimiento en 2014 destaca en primer lugar los
problemas de inseguridad pública (y los impactos adversos sobre la
inversión pública y privada), la debilidad del mercado interno (asociada
al estancamiento del salario real y la reforma laboral) y la política
fiscal que se está instrumentando (Banco de México dixit).
Gráfica 1
México. Empleo registrado en el IMSS (1995/01-2014/10) (tasas de crecimientos mensuales suavizadas por un filtro HP) a/
a/ tasas de crecimiento calculadas con respecto a igual mes del año inmediato anterior
Fuente: elaboración propia con base en STyPS (2014)
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