68 Festival de Cannes
Leonardo García Tsao
Los actores Nailea Norvind, Robin Bartlett, Tim Roth, el director
Michel Franco y Sarah Sutherland a su paso por la alfombra roja para la
presentación de Chronic. Se trata del cuarto largometraje del cineasta mexicano, un intenso drama cuya contundencia dejó al público en shockFoto Reuters
Cannes. Tal como se esperaba ayer, al cine mexicano le correspondió elevar el nivel de la agónica competencia con Chronic,
cuarto largometraje de Michel Franco. Coproducida con Francia y hablada
en inglés, pues se sitúa en Los Angeles, este intenso drama describe
las actividades de un enfermero (Tim Roth) de pacientes terminales,
cuyo profesionalismo no excluye un involucramiento emocional con su
trabajo. El término crónico también se aplica para el personaje, quien
se responsabilizó de un trágico incidente en su propia familia, y desde
entonces lleva una contradictoria postura entre su oficio y la
distancia que guarda con sus seres queridos.
Aunque el escenario es gringo, Chro- nic posee la
estética y el rigor de una película europea –la influencia de Michael
Haneke, por ejemplo, es evidente. Franco observa a su protagonista
desde un solo emplazamiento y sólo mueve la cámara para seguirlo. No
hay intercortes ni grandes acercamientos. Roth aporta una contenida
actuación, libre de toda veleidad histriónica, como un hombre que
también está, de algún modo, en fase terminal. Y el desconcertante
final –que a muchos ha molestado– es de alguna manera lógico con el
desarrollo del personaje. Al final de la primera proyección, el efecto
fue tan contundente que el público respondió con silencio o aplausos
moderados, porque quizás estaba en estado de shock.
No es una película fácil y es de temer que no goce del mismo éxito en taquilla que tuvo Después de Lucía,
premiada aquí en Una Cierta Mirada hace tres años. Lo que sí es
categórico es que se trata de la mejor película que, hasta la fecha,
haya llevado el crédito de Televisa Films.
A pesar de que mucha gente se ha marchado ya de Cannes, la posterior conferencia de prensa de Chronic fue
muy concurrida, dentro de un ambiente de recepción positiva. Ahí el
equipo formado por Franco, Roth y Gabriel Ripstein, productor en esta
ocasión, reafirmaron la buena combinación de trabajo que han conseguido
desde 600 millas, dirigida por el tercero. Por su parte,
Franco habló de la inspiración que tuvo cuando atestiguó el cuidado que
una enfermera le brindó a su abuela, más allá del llamado del deber.
Poco hay qué decir de la otra película en competencia, la francesa Valley of Love (Valle del amor), de
Guillaume Nicloux, una nadería con pretensiones sobre el rencuentro
entre una pareja que se cita en el californiano Death Valley, por una
cuestión de duelo compartido. Como tal pareja es interpretada por
Isabelle Huppert y Gérard Depardieu, en el papel de actores famosos que
se llaman Isabelle y Gérard, algo por lo menos curioso se esperaba de
esa colisión de mitos franceses, que no habían actuado juntos desde Loulou
(1980), de Maurice Pialat. Pero no. No hay chispa en esa interacción,
porque los diálogos del propio Nicloux oscilan entre la banalidad y una
fallida intención metafísica. Lo único asombroso del asunto es la
desbordante dimensión que ya ostenta Depardieu, un actor que ya debería
cobrar por kilo.
Lo incomprensible de la selección francesa de la competencia es que ha aceptado petardos como Mon roi, de Maïwenn; Marguerite et Julien, de Valérie Donzelli, y Valley of Love, de Nicloux, y no ha tomado un par de títulos que fueron mejor apreciados en la Quincena de los Realizadores. Tanto L’ombre des femmes, de Philippe Garrel, como Trois souvenirs de ma jeunesse, de Arnaud Desplechin, hubieran sido competidoras mucho más dignas. ¿En qué estaban pensando Thierry Frémaux y compañía?
Ya empezaron a darse los primeros premios de las secciones
paralelas. En la Semana de la Crítica, la película ganadora fue la
argentina Paulina, de Santiago Mitre, aunque también fue reconocida la colombiana La tierra y la sombra, de César Augusto Acevedo. Mientras que en la Quincena, el premio principal fue para El abrazo de la serpiente, del también colombiano Ciro Guerra. Ahí nomás, para que no digan que Latinoamérica pasó inadvertida en Cannes.
Twitter: @walyder
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