Reconocen que no hay mucho que festejar el 1º de mayo
Georgina Saldierna
Periódico La Jornada
Sábado 2 de mayo de 2015, p. 8
En
la celebración del Día del Trabajo, dirigentes del sindicalismo oficial
reiteraron ayer su apoyo a las llamadas reformas estructurales, pero
demandaron que estos cambios se reflejen de manera positiva en casa de
los asalariados y que no se conviertan en botín de unos cuantos, pues
ello sólo generará pocos ricos más ricos y muchos pobres más pobres.
Ante miles de sindicalistas afiliados a la CTM, la CROM y la
Confederación de Trabajadores y Campesinos (CTC), entre los que
destacaron los petroleros por sus playeras rojas, reconocieron que no
hay mucho que festejar el 1º de mayo, ya que todavía hay quienes
quieren ver a los obreros como dóciles instrumentos que deben laborar
por cada vez menos salario y empleos más precarios.
En medio de los distintos escándalos de corrupción que se han
destapado en el país, también hicieron un llamado a combatir firmemente
dicha práctica, venga de donde venga, y fortalecer el estado de derecho.
Los integrantes de las centrales oficiales colmaron el Zócalo de la
ciudad de México desde antes de las 8 de la mañana, con lo que se
convirtieron en los primeros en ocupar el lugar, por el que ayer
pasaron todo tipo de sindicalistas, a diferentes horas del día.
Sin la participación de los máximos dirigentes de organizaciones
gremiales afiliadas al Congreso del Trabajo, debido a que se
encontraban en la residencia de Los Pinos, donde se conmemoró el Día
del Trabajo, José Luis Carazo, de la CTM, consideró que las reformas
estructurales impactarán en una mayor productividad, pero es importante
que se reflejen en casa de los trabajadores, quienes con frecuencia se
les deja al final de la lista.
Advirtió
que el movimiento obrero se mantendrá vigilante de que los cambios
legales se mantengan en la línea trazada en beneficio de una sociedad
nueva.
Amador Monroy, de la CTC, agregó que la unificación del salario
mínimo en todo el país y su desvinculación de más de 500 normas, no es
suficiente. Lo que se requiere es que el sueldo alcance a cubrir las
necesidades mínimas de un jefe de familia. Consideró necesario
controlar el comercio, pues antes de que se registre un incremento
salarial encarecen los productos básicos.
El dirigente también se refirió a que los trabajadores tienen poco que celebrar:
No podemos festejar si la riqueza se concentra en unos cuantos mexicanos, si los salarios mínimos aumentan en la proporción de un trago de Coca Cola y si los créditos para la vivienda resultan inaccesibles.
Como su antecesor en el uso del micrófono, aludió a las reformas
estructurales y dijo que deben ser base primordial para lograr el
crecimiento y el desarrollo del país, y no convertirse en botín de unos
cuantos.
En medio de chiflidos, matracas, silbatos de trenes y enormes globos
con forma de zepelines, Luz Elena Arellano, de la CROM, recordó las
duras condiciones de los asalariados al destacar que la jornada laboral
de ocho horas no es una realidad, pues debido al bajo poder
adquisitivo, los obreros se ven obligados a alargar sus horarios de
trabajo.
Junto a una enorme manta en la que se leía que los trabajadores son
la única alternativa para transformar al país, Jorge Eduardo Martín del
Campo, del Congreso del Trabajo, se refirió a los problemas de la
corrupción y pidió que se combata, venga de donde venga.
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