Participación de Salvador Castañeda O´Connor, miembro de la Dirección Colectiva del Partido de los Comunistas y Director de la revista Unidad Comunista en el Seminario "El Pensamiento Crítico frente la Hidra Capitalista" celebrado en San Cristóbal de las Casas, Chiapas |
Saludo con mucho respeto a quienes convocaron y a quienes participan en este foro.
Compañeros y amigos:
Voy a referirme principalmente a la Hidra capitalista y a sus
barbaridades en México porque apenas soy un comunista de rancho; hablo
desde la posición de quien comparte con mis compañeros del Partido de
los Comunistas, la satisfacción de no habernos rendido, de no habernos
vendido, de no haber claudicado y de ser adherentes a la Sexta,
prácticamente desde que nacimos como organización política del
proletariado.
Tenemos el orgullo además por haber sido de las
pocas organizaciones que recorrieron junto a la Comisión Sexta del EZLN
todo el territorio nacional, de sur a norte y de este a oeste, en lo
que se le conoce como La Otra Campaña. Aunque en el recorrido haya
muerto de un infarto nuestro Secretario General, el inolvidable
compañero Sergio Almaguer Cosío.
La Revolución mexicana,
hecha por campesinos, indígenas, obreros y pequeños burgueses, destruyó
la dictadura porfirista; reconoció la lucha de clases y los derechos
sociales de la clase obrera y de los campesinos; reconoció la
personalidad jurídica de los pueblos originarios y ordenó la
restitución de sus tierras, aunque esto sólo se haya logrado en una
mínima parte; multiplicó las fuerzas productivas y elevó los niveles de
vida de la población; transformó a México de un país agrario y minero,
en un país agrícola e industrial; y tomó medidas para asegurar su
desarrollo independiente respecto del extranjero, puesto que ya había
sufrido el despojo de más de la mitad de su territorio a manos de los
Estados Unidos y soportado y vencido la intervención política y militar
del Imperio Francés.
El presidente Alemán, representante de
la burguesía, que surge y se fortalece a causa del desarrollo económico
post- revolucionario, asaltó los sindicatos con el ejército para
imponer a dirigentes adictos al gobierno llamados “charros”; agredió a
los campesinos, al conceder a los terratenientes la posibilidad de
acudir al juicio de amparo contra las resoluciones agrarias; expropia
ejidos para construir fraccionamientos urbanos; entrega las tierras de
riego a los ricos; traiciona al movimiento y se convierte en un hombre
muy próspero.
Establecida la hegemonía burguesa, se mantiene,
sin embargo, el crecimiento económico, a base del capitalismo de
Estado, hasta que llega una época de declinación y crisis, que termina
con el arribo al poder de funcionarios neoliberales para interrumpir el
desarrollo independiente del país y suprimir los derechos de la Nación,
de los obreros, de los campesinos, de los indígenas y de toda la
población.
La elección del presidente Miguel De la Madrid, no
fue cuestionada, pero él fue quien en 1982 modificó radicalmente
nuestra Constitución, para facilitar la aplicación de las prácticas
neoliberales y poner al Estado al servicio de los monopolios.
El nuevo artículo 25 constitucional, por ejemplo, obliga al Estado a
apoyar a las empresas del sector privado y a proteger la actividad
económica que realizan los particulares, cuando la tesis original es
que la propiedad privada no es un derecho inherente al individuo sino
una concesión que la Nación le otorga, a la que puede expropiar e
imponerle las modalidades que dicte el interés público. La reforma se
propuso fortalecer a los monopolios nacionales y extranjeros, en lugar
de combatirlos.
Toda la reforma estaba llena de
contradicciones y falsedades. Se reclamaba para el Estado la rectoría
del desarrollo económico, cuando, por otra parte, se abría el camino
para despojarlo de las empresas del sector público, que eran
precisamente las que materialmente permitían dicha rectoría. Se
facultaba innecesariamente al Estado para planear la economía, porque
esa facultad ya estaba prevista en artículo 27 de nuestra Constitución,
con el propósito expreso de eximir a los particulares de la obligación
de someterse a dicha planeación.
Desmintiendo el prestigio de
la Constitución de Querétaro, que fue considerada, en su tiempo, como
la más avanzada, la nueva Constitución, pasó a ser la única en el mundo
que consagra el mando del capital monopólico trasnacional.
32
años más tarde Peña Nieto promueve, con carácter urgente y sin
discusión, reformas constitucionales para despojar a la Nación y a los
trabajadores de los pocos derechos que aún conservaban y para convertir
las garantías en delitos, elevando al más alto rango jurídico las
prácticas fascistas
A pesar de este alegato, estoy muy lejos de creer en la magia del derecho.
A Hitler nunca le preocuparon mucho las cuestiones legales. Gobernó
inclusive con la constitución de Weimar, él impuso el terrorismo
fascista de hecho. A nuestros gobernantes, en cambio, les encanta
legislar, aunque para ellos el derecho es como el juego del “Jadir”,
que cambia las reglas según el capricho y conveniencia de quien reparte
las cartas.
El origen de nuestro sometimiento a los
monopolios globales que surgieron a causa de leyes objetivas del
desarrollo del capitalismo, es el reconocimiento y pago puntual de una
deuda moralmente inaceptable y materialmente impagable, que pasó de 2
mil millones de dólares en 1964 a 19 mil millones en 1976, sobrepasando
los 50 mil millones de dólares durante la administración de López
Portillo.
Frente a la crisis que vive el país, muchos
mexicanos de buena fe, apelan al artículo 39 de nuestra Constitución
para llamar a nuestro pueblo a que en uso de su soberanía, imponga los
cambios revolucionarios que nuestra sociedad necesita. Eso me parece
bien, pero lo que va a provocar esos cambios, es una ley inexorable del
desarrollo social descubierta por Carlos Marx, quien nos dice que,
cuando las relaciones de producción no se corresponden con el
desarrollo de las fuerzas productivas se produce la revolución social.
Y en nuestro país hace mucho tiempo que las fuerzas productivas más que
trabadas han sido radicalmente subsumidas por una estructura productiva
comandada por el capital monopólico trasnacional. Sólo falta que
nuestro pueblo tenga conciencia de ello. Falta la subjetividad
revolucionaria.
Como sea, sospecho que el capitalismo degeneró en barbarie y las consecuencias de la dictadura neoliberal están a la vista:
-El Estado mexicano expropió a la Nación sus bienes inalienables,
incluyendo la mayor parte de su territorio y desnacionalizó la casi
totalidad de las empresas del sector público, para terminar
desnacionalizándose a sí mismo, abdicando de su soberanía a favor de
los monopolios globales que ejercen su dominio por conducto del
gobierno norteamericano.
-El pago de la deuda externa distrae enormes recursos que debieran
emplearse en medidas contra el hambre. Además nos convierte de manera
absurda en exportadores de divisas e importadores de alimentos.
-Se canceló la Reforma Agraria y se pusieron a la venta las parcelas
ejidales no solo en perjuicio de ejidatarios sino de la integridad del
territorio nacional.
-Se suscribe el Tratado de Libre Comercio y se inaugura la ruina económica del país.
-El crecimiento promedio del PIB, oscila entre el 1 y el 2%. ” El crecimiento económico , dice el economista Arturo Guillén, bajo el neoliberalismo, se ha asemejado, al “vuelo de la gallina”: corto y a ras de tierra”.
-El campo está en la ruina, se ha perdido la soberanía alimentaria.
Puesto que tenemos que importar más del 50% de granos y otros productos
de primera necesidad.
-La industria nacional desmantelada.
-El hombre que es la principal fuerza productiva ha sido expulsado de
los procesos productivos y arrojado a la llamada economía informal, al
desempleo y a la marginación. México, está integrado, dijo la
Comandanta Esther en la tribuna de la Cámara de Diputados, por los que
producen, por los que se enriquecen y por los que piden limosna.
-El balance de 2014, elaborado por el Consejo Nacional de Evaluación de
la Política de Desarrollo Social, advierte que lo único que crece es la
pobreza y el hambre.
-20 millones de mexicanos, según confesión del gobierno, no tienen que comer el día de hoy.
-Los salarios han perdido en poco tiempo el 70% de su poder adquisitivo.
- La desigualdad social es enorme, al grado que un obrero, así sea
calificado y perciba 20 salarios mínimos, necesitaría trabajar 325 años
para ganar lo que el señor Carlos Slim gana en un día (142 millones de
pesos, según la revista Forbes) .
-La plusvalía, que los
capitalistas obtienen del trabajo humano es de enormes proporciones,
apenas comparable con la que obtenían los nazis en los campos de
concentración.
Por si fuera poco, desde 1993 se han
otorgado 43 mil 675 concesiones, a empresas mineras extranjeras, que
incluyen 95 millones 765 mil 800 hectáreas, lo que representa la mitad
de nuestro territorio, superficie sobre la cual no puede desarrollarse
ninguna actividad productiva, agrícola, ganadera o forestal, al menos
que la emprenda el mismo concesionario. El promedio de una parcela es
de 5 hectáreas, mientras que las concesiones mineras llegan a poseer
hasta 5 mil hectáreas. Además del riesgo de perder esa superficie para
siempre, cancelamos de plano, el crecimiento de la economía rural. De
paso debo decir que la cantidad de oro que sustrajeron las empresas en
10 años fue de 420 toneladas, contra las 190 toneladas que se
extrajeron durante los 300 años de la colonia
Quienes nos
gobiernan no tienen opinión sobre las políticas públicas que se aplican
en el país. Ni siquiera pueden compararse con los virreyes que
representaban aquí a la Monarquía española, que se quedaban con la
mayor parte del oro y la plata, mientras que los gobiernos actuales
solo retienen menos del 2% del valor de los metales que extraen de
nuestro territorio. Son incapaces de enmendarle una coma a las leyes,
presupuestos y demás instrucciones que les envía la metrópoli, cuando
los virreyes se desentendían de algunas cédulas reales mediante la
fórmula:” Se acatan pero no se cumplen”.
Son apenas los caporales del imperio.
En su calidad de testaferros de los poderes trasnacionales desplazan a
los grupos políticos y económicos orientados por la vieja lógica del
capitalismo nacional. La progresiva refundación de los Estados
nacionales limita la actividad de los parlamentos a la aprobación
formal de legislaciones de factura trasnacional, en tanto sus órganos
ejecutivos y sus tribunales quedan atados de pies y cabeza.
Es totalmente falso que el voto mayoritario del pueblo haya designado a
nuestros gobernantes. Su origen es el golpe de Estado y el fraude
electoral. Gobiernan gracias a la fuerza del ejército, la policía,
grupos paramilitares y bandas del narcotráfico, con el apoyo de la
potencia militar del imperialismo.
Las elecciones están
concebidas para legitimar a los que detentan el poder. No son por hoy,
un camino para el cambio. De que sirve integrar un parlamento que ni
parlamenta ni decide nada, solo formaliza los paquetes legislativos que
nos mandan los gringos.
Compañeros y amigos:
En el
Manifiesto Comunista se dice que la lucha de clases conduce a la
transformación revolucionaria de toda la sociedad o al hundimiento de
las clases en pugna. Ninguno de estos dos fenómenos se ha producido en
México, pero si existe una transformación de las clases fundamentales,
que se encamina a su hundimiento.
Por el lado de la
burguesía, han desaparecido los múltiples monopolios de carácter
nacional para que aparezcan los grandes monopolios globales que, siendo
unos cuantos, concentran la producción económica y acumulan la mayor
parte de los capitales en el mundo. Los burgueses se están haciendo
poquitos al grado que los dueños de riqueza no llegan ni con mucho al
1% de la población mundial.
La burguesía mexicana montada en
el proceso revolucionario que iniciaron en 1910, los obreros, los
campesinos y la pequeña burguesía y que, según Atilio Borón, fue la más
poderosa de todas las burguesías de América Latina, al disponer sin
ningún derecho de la casi totalidad de las empresas públicas, que eran
además la base material de su existencia, ha pasado a convertirse en un
parasito social en vías de extinción.
Respecto a los
mexicanos que encabezan o figuran en la lista de Forbes, se puede decir
que son criminales de la peor especie, que se han enriquecido hasta lo
absurdo, a costa del patrimonio de la Nación o explotando sin piedad a
los trabajadores. La Nación les entrega, casi sin costo, las riquezas
de su territorio, del espacio, del mar y del subsuelo. No gobiernan a
México directamente sino a través de su participación en los monopolios
globales.
Los burgueses más enriquecidos aquí son tan
poquitos que la prensa nacional difundió el dato de que menos de 20
familias mexicanas reciben más ingresos que el resto de la población en
su conjunto.
En la otra cara de la moneda, buena parte de la
clase obrera ha sido expulsada de las empresas a causa del creciente
empleo de máquinas, producto de los avances impresionantes de la
ciencia y la tecnología, no para formar parte del ejército industrial
de reserva, desde donde pueden recuperar su empleo, sino de la
población sobrante.
El numero de trabajadores asalariados en
nuestro país ha disminuido y la tendencia es que sigan disminuyendo
.Todavía en el 2008, 28 millones de personas eran trabajadores
remunerados y subordinados mientras que 3 años más tarde sólo eran 13.2
millones, menos que los trabajadores que participan en la llamada
economía informal que sumaron 14 millones de personas, lo que acredita
que, desde el punto de vista del número de trabajadores, las relaciones
capitalistas de producción, basadas en la explotación del trabajo
asalariado, han dejado de ser las más importante , lo que nos lleva a
la reflexión de que tal vez la Hidra capitalista se esté consumiendo
así misma porque la esencia del capitalismo es precisamente la
explotación del trabajo asalariado.
“En términos económicos, dicen Rafael Cervantes Ramírez y otros analistas cubanos en su ensayo “Transnacionalización y Desnacionalización”,
el efecto fundamental de la revolución de las fuerzas productivas
contemporáneas es el ahorro gigantesco de trabajo humano, en tanto que
la ley económica fundamental que preside el movimiento de todo
capitalismo es la producción de plus trabajo”.
La clase
obrera si tiene ahora algo que perder: el empleo. Compite por el empleo
con sus propios hermanos de clase, abaratando la mano de obra. Vive a
la defensiva, tratando de conservar uno a uno los derechos que va
perdiendo y las conquistas de clase logradas en el pasado, en una lucha
reivindicativa que resulta insuficiente. En México, ni siquiera cuenta,
con verdaderos instrumentos de lucha, como son los sindicatos y los
partidos obreros, de los que ha sido despojada. En ninguna parte del
mundo, y mucho menos en Europa o los Estados Unidos, donde se supone
que existe una clase obrera más numerosa, organizada y experimentada se
le ve luchando contra el sistema o por el socialismo.
Pero la
frase del Manifiesto que se refiere al “hundimiento de las clases en
pugna”, tiene un sentido más profundo, de tal manera que si los
mexicanos no nos organizamos para darle a la sociedad los cambios
revolucionarios que reclama, nos espera la involución y el retroceso.
¿Quiénes son entonces los sujetos del cambio?
El comandante José Ramón Balaguer, responsable de la política
internacional del Comité Central del Partido Comunista de Cuba ha
escrito “…la clase obrera sigue siendo la productora de la casi
totalidad de la masa de riqueza sobre la que se asienta no solamente el
desarrollo, sino la subsistencia misma de la humanidad, por lo que en
la lucha de clases sigue siendo determinante… la contradicción entre
burgueses y proletarios sigue siendo la contradicción antagónica
fundamental del capitalismo”. Pero también advierte que la noción de
que en cualquier circunstancia histórica, la clase obrera esta
necesariamente obligado a ejercer ese rol, que le está reservado de
manera exclusiva, no es sino una vulgarización del pensamiento
marxista. Además, agregaría yo, Marx y Engels no se refirieren en el
Manifiesto solo al proletariado industrial, sino a todo el proletariado
en su conjunto, a quienes carecen de los medios de producción y de
subsistencia.
En México, el Partido de los Comunistas y sus
aliados tienen una línea de ruptura y de enfrentamiento con el sistema
capitalista, más son los pueblos originarios los que han tomado la
iniciativa, como lo demuestra la organización de este foro.
El Ejercito Zapatista de Liberación Nacional, siendo un agrupamiento
armado, emprende la contradicción, que linda con la epopeya, de
oponerse al sistema capitalista con formas pacíficas. No destruye ni
mata; construye autonomías y defiende la vida; impulsa la economía y el
trabajo colectivo en beneficio de todos los hombres, las mujeres, los
niños y los ancianos; reinstala la democracia griega pero sin esclavos,
bajo el principio que pronto será universal de “Mandar obedeciendo”. .
Frente a los peligros que se ciernen sobre nuestro planeta, como la
contaminación ambiental, el cambio climático, y el posible uso de armas
nucleares, el Comandante Fidel Castro ha hecho frecuentes y dramáticos
llamados a todos los pueblos del mundo para enfrentar juntos a los
imperialistas. La contradicción que enfrenta la humanidad con quienes
se sienten los dueños del planeta no está por encima de la
contradicción entre lo nuevo y lo viejo, ni niega el principio de la
lucha de clases, ni tiene nada que ver con llamados románticos por la
paz, sino por el contrario, llama a todos los pueblos del mundo a
derrocar al capitalismo destruyendo a los monopolios globales. “ El sistema económico que ha prevalecido, dice Fidel Castro , es incompatible con los intereses de la humanidad. Debe cesar y cesará”.
Respecto a nuestro país. ¿Quiénes son las víctimas, y por tanto, los más interesados en combatir la barbarie?
La Nación, los trabajadores, los pueblos originarios y las masas marginadas.
La Nación ha perdido su derecho a la autodeterminación y buena parte de
su territorio y de su patrimonio. La faja prohibida para extranjeros en
las fronteras y litorales, es ahora faja exclusiva para ellos. Se ha
entregado a los concesionarios extranjeros más del 50% de nuestra
superficie y las riquezas del subsuelo. El petróleo solo es propiedad
inalienable de la Nación, mientras permanezca en el subsuelo. En lugar
de ser la expropiadora ha sido expropiada de las minas, los
ferrocarriles ,la industria siderúrgica, los teléfonos, las carreteras,
los puertos, la aviación, los bancos, las empresas comerciales, los
seguros, la electricidad, el petróleo y pronto lo será del agua.
A la clase obrera y a todos los trabajadores se les ha privado de sus
derechos históricos, entre ellos, el derecho de huelga, y han sido
despojados de sus instrumentos de lucha, en acciones de carácter
abiertamente fascistas, según la caracterización que del fascismo hace
Palmiro Togliatti.
A los pueblos indígenas se les sigue
agrediendo como hace quinientos años. Y se les sigue despojando de sus
tierras y aguas. Se atenta todos los días contra su vida y su cultura
milenaria..
Las masas marginadas, en opinión de los
monopolios globales, son población sobrante que debe desaparecer.
¿Cómo? Con guerras de exterminio, epidemias, hambre, enfermedades,
desaparición forzada y asesinatos vulgares.
Los crímenes del
sistema han llegado más allá del genocidio corriente. Y la corrupción
de nuestros gobernantes actuales, no tiene parangón en ninguna parte de
nuestra historia.
México es una colonia que se gobierna con métodos fascistas.
El fascismo del siglo pasado fue enfrentado en México por un gran
frente nacional encabezado por la clase obrera, agrupada en una central
única, que se organizó con anterioridad a los frentes nacionales
propuestos por Jorge Dimitrov. El fascismo y la barbarie de nuestros
días encuentran a los mexicanos desorganizados y dispersos. Tengo la
convicción de que el día que se unan los partidarios de la liberación
nacional y del progreso social, como lo hicieron en la guerra de
independencia, caerán el gobierno, el Estado burgués y el sistema.
Sostengo que el EZLN, tiene como nadie, la suficiente autoridad
política y moral para convocar a la sexta y a todas las resistencias,
que existen por miles en el país, a la formación de un frente nacional
por la liberación nacional, por la vida, la libertad y en contra de la
barbarie. Este frente debe ser de los proletarios, de los que sufren.
No pretende incorporar a los enemigos de la nación, del pueblo y de los
cambios revolucionarios.
Por eso creemos en la vigencia de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona y en su llamado a
“hacer es un acuerdo con personas y organizaciones mero de izquierda…Y
tal vez encontramos un acuerdo entre los que somos sencillos y humildes
y, juntos, nos organizamos en todo el país y ponemos de acuerdo
nuestras luchas que ahorita están solas, apartadas unas de otras, y
encontramos algo así como un programa que tenga lo que queremos todos,
y un plan de cómo vamos a conseguir que ese programa, que se llama
“programa nacional de lucha”, se cumpla.
Y entonces,
según el acuerdo de la mayoría de esa gente que vamos a escuchar, pues
hacemos una lucha con todos, con indígenas, obreros, campesinos,
estudiantes, maestros, empleados, mujeres, niños, ancianos, hombres, y
con todo aquel que tenga bueno su corazón y tenga la gana de luchar
para que no se acabe de destruir y vender nuestra patria que se llama
“México” y que viene quedando entre el río Bravo y el río Suchiate, y
de un lado tiene el océano pacífico y del otro el océano atlántico.”
Formado el frente, le corresponderá en primer lugar precisar, mediante
un debate colectivo y democrático, que se eleve al plano sereno de la
ciencia, la vía revolucionaria para enterrar al capitalismo, fascismo,
barbarie, o como se llame, y enterrarlo boca abajo como lo propuso en
vida el Subcomandante Marcos, para que entre más le rasque más se
hunda. El desarrollo de la sociedad humana como el de la naturaleza
está sujeto a leyes objetivas de las que debemos servirnos para
impulsar las transformaciones revolucionarias que reclama la sociedad.
Optar por la violencia armada, siempre será un privilegio del enemigo.
Pero si a algo le temen los norteamericanos es que los hechos de guerra
se produzcan dentro de su territorio y no deben olvidar que allí
habitan más de 20 millones de mexicanos, de los cuales, la mitad por lo
menos, se rebelarán contra una nueva agresión armada sobre nuestro
país.
En la lucha por la liberación nacional, tan
comprometida por el TLC, los indios de México tuvieron voz y la
tuvieron muy fuerte. Frente al desmantelamiento de los ejidos y la
privatización de sus parcelas, que provocó la contrarreforma al
artículo 27 constitucional, los zapatistas pusieron en marcha un nuevo
agrarismo, basado en la tesis inmortal de que “la tierra es de quien la
trabaja”. Frente al abandono de las tareas del Estado en materia de
promover el desarrollo económico independiente, el progreso social y la
democracia, los zapatistas iniciaron la lucha por la autonomía
política, económica y social de los pueblos indígenas, privilegiando el
trabajo colectivo y la autogestión.
A partir del primero de
enero del año de 1994 cuando brotó como un milagro de la naturaleza y
de la historia, la insurgencia zapatista, los indios de México han
dejado de ser el objeto de la solidaridad de los mexicanos bien
nacidos, para transformarse en sujetos revolucionarios contra el
sistema capitalista y el dominio de los monopolios globales. Ni
siquiera sería válido el reclamo ortodoxo de que la clase obrera es la
clase revolucionaria por excelencia, porque esta última está integrada
en buena parte por indígenas.
Los zapatistas han demostrado
que podemos impulsar la economía y el verdadero bienestar de nuestros
semejantes sin necesidad de la maldita explotación del hombre por el
hombre.
Yo he visto la alegría de los zapatistas en la región
de que venturosamente son dueños y señores. Y los he visto también,
fuertes, sanos, solidarios y cariñosos, por la sencilla razón de que no
se explotan unos a otros. Yo he visto a los zapatista amar, como pocos
mexicanos, a la tierra y a su Nación.
El desarrollo de las
autonomías zapatistas, es un camino probado que podemos emprender los
mexicanos en el campo y las ciudades, de acuerdo con las
particularidades de cada región del país. También hay que obtener
experiencias de la llamada economía informal, que mejor debiera
llamarse economía social, que bien pudieran ser un conjunto de
relaciones de producción distintas a las de carácter capitalista.
Estas realidades acreditan que los mexicanos no necesitamos del
gobierno ni del sistema de la explotación humana para que organicemos
nuestra propia economía, nuestra propia democracia y la prestación de
los servicios indispensables que requiere la población.
Si
por otra parte, se logra construir en el mundo otro polo, opuesto a la
dominación hegemónica de los Estados Unidos y socios, los caminos de la
revolución quedarían despejados y lo que importa, como dicen los
gitanos del cuento de Máximo Gorki, es precisamente el camino.
San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Mayo de 2015.
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