11/20/2025

Columnas y opinión del periódico La Jornada jueves 20 de noviembre 2025

A pesar de los tarifazos, México es el principal proveedor de EU // Pisan los talones a los asesinos de Manzo // Súper contrato con el INE
Apesar de todo el ruido que ha hecho la política de tarifazos del presidente Trump, México es hoy el principal socio comercial de Estados Unidos. Supera a Canadá como principal importador y, a la vez, rebasa a Canadá y China como el exportador número uno de productos mexicanos. De acuerdo con datos del gobierno estadunidense, desde hace dos años México se convirtió en la nación que más mercancías vende al país vecino. Las principales exportaciones de México siguen siendo automóviles, maquinaria, electrónica, dispositivos médicos, frutas y verduras. En el año en curso, Estados Unidos ha comprado productos mexicanos por un valor de 354 mil 900 millones de dólares. Ha quedado pendiente, sin fecha de expiración, el arancel de 30 por ciento que anunció Trump. Una docena de llamadas telefónicas a su complicado homólogo, cabeza fría y firmeza de la presidenta Sheinbaum, han logrado frenar lo que pintaba como desastre comercial.

¿Crimen político o de la mafia?

Hay un avance en las investigaciones sobre el asesinato del presidente municipal de Uruapan, Carlos Manzo. El secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, informó que con el trabajo coordinado con la nueva Fiscalía de Michoacán y el gabinete de seguridad detuvieron a Jorge Armando “N”, alias El Licenciado, uno de los autores intelectuales del homicidio. El hampón coordinaba a los integrantes de una célula delictiva mediante una aplicación de mensajería cifrada, de donde emitía instrucciones directas para vigilar al alcalde, seguir su ruta y ejecutar el ataque. García Harfuch confirmó que dos sujetos que formaban parte de este grupo, identificados como Fernando Josué “N” y Ramiro “N”, fueron hallados sin vida sobre la carretera Uruapan–Paracho; habrían sido eliminados para obstaculizar las investigaciones. Las labores de inteligencia señalan como principal responsable al cártel Jalisco Nueva Generación, pero no se descarta un móvil político.

Súper contrato

La producción de la credencial de elector del Instituto Nacional Electoral ha despertado sospechas desde que la institución era manejada por Lorenzo Córdova. Cuesta alrededor de 4 mil millones de pesos, se trata de la emisión de más de 94 millones de piezas. Comienzan a surgir dudas sobre la compañía que se llevará el nuevo negocio. Por lo pronto, la consejera Carla Humphrey ya hizo una llamada de atención. Tienen en la mira al nuevo director de Administración, Jesús Octavio García González. A ver qué dice Guadalupe Taddei, la presidenta que llegó a ese cargo gracias a una tómbola en la Cámara de Diputados.

Díselo a Claudia

Asunto: la intervención

Sobre las intervenciones de Estados Unidos en México, me parece que no fue en la última cuando perdió nuestro país la mitad de su territorio. La última intervención fue en el siglo XX, cuando entraron a buscar al Centauro del Norte. La dolorosa pérdida del territorio fue en el siglo XIX, cuando el país apenas estaba en formación. Ahora que está siendo acosado nuevamente por Estados Unidos, es bueno tomar o retomar lecturas sobre la historia de México para fortalecer nuestra mexicanidad. Les sugeriría a todos leer Memorias de mis tiempos. Es un hermoso libro de Guillermo Prieto que da cuenta de cómo era la vida en México en el siglo XIX, cuando ni siquiera teníamos país. Es un canto de amor a la patria y un reconocimiento a todos los que contribuyeron a la construcción de la nación, a sus búsquedas, llantos y alegrías.

Gilberto Durán Torres, Helsinki, Finlandia

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#CaigaQuienCaiga. Vamos por la destitución de @AlessandraRdlv y @mauriciotabe por operar grupos de choque el #15N.

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Generación Z vuelve a la carga // Marcha coincidente con desfile // La Defensa acorta ruta y delimita // Unanimidad contra extorsión
Hoy reanuda hostilidades una parte del amasijo opositor que en la primera versión usó como disfraz la inasible etiqueta de “Generación Z”.

Lo hace en condiciones locales desventajosas, pues apenas cinco días atrás se realizó una marcha que exhibió la poca participación real de jóvenes en sus filas, la inautenticidad de algunos activistas “independientes” (un jovial panista con contrato por 2 millones de pesos), la falta de programa y claridad políticas y la irrupción de una violencia extrema que coincidió con las proclamas incendiarias y destructivas largamente difundidas en redes sociales.

La oposición institucional (PAN y PRI, específicamente) se mueve entre dos aguas, apoyando el movimiento “juvenil” y a la espera de réditos electorales, pero manteniendo cierta reserva por si los cauces se desbordan más allá de lo previsible. Se mueven las cúpulas de esos partidos, además, gustosamente presionadas por el fuerte oleaje generado desde el Grupo Salinas (Televisión Azteca y ADN 40 como instrumentos de propagandístico revanchismo por temas fiscales) y por el extraordinario escaparate que les brinda la coyuntura (sobre todo en medios extranjeros), más allá de su verdadero peso electoral.

El batiburrillo conservador va hoy por una segunda oportunidad, con una provocación mayor: coincidir, lo cual sería confrontar, con la ceremonia gubernamental conmemorativa del inicio de la Revolución Mexicana. Un desfile usualmente presenciado por miles de personas. Una organización con predominancia de las fuerzas armadas, del Ejército.

Según la información difundida a través de medios de comunicación, la Secretaría de la Defensa Nacional habría decidido cambiar la ruta tradicional que llevaría a sus contingentes de la Plaza de la Constitución al Campo Marte; ahora el destino final será el Monumento a la Revolución.

Se evitarían, así, riesgos de confrontación con civiles manifestantes. Podría parecer que el poder verde olivo estaría cediendo ante una fuerza opositora, pero otra visión, táctica, podría implicar que se estuviera fijando un límite físico, muy distante de Palacio Nacional, a la movilización de la “Generación Z”, que anunció su pretensión de llegar nuevamente a las inmediaciones del inmueble que es sede del Poder Ejecutivo.

Por encima de las proclamas insurreccionales y los diagnósticos catastróficos que utilizan los convocantes a la marcha que congrega a la Z y la oposición X, ayer en el Senado hubo una votación unánime (debería ser innecesario subrayar que ello implica la concordancia de criterio de todas las bancadas de partidos representados en la actividad congresal) que permitirá nuevas reglas punitivas contra el delito de extorsión.

Los antecedentes no impulsan a considerar que las modificaciones legales sirvan demasiado en un país inmerso en la simulación y la corrupción, pero resulta significativo que los representantes populares consideren adecuado concordar a plenitud en las cámaras mientras segmentos de otras formas de oposición dibujan escenarios de dictaduras y muerte de la democracia institucional.

También se dieron a conocer ayer avances en el esclarecimiento del asesinato de quien fue presidente municipal de Uruapan, Michoacán, Carlos Manzo. Según lo reportado por la secretaría federal de Seguridad, fue aprehendido el responsable intelectual de esa ejecución, quien pertenecería al Cártel Jalisco Nueva Generación.

Y, mientras Donald Trumpstein ha firmado para que los expedientes del depredador sexual Jeffrey Epstein sean divulgados, lo cual permitiría confirmar o desechar las versiones de que el actual presidente de Estados Unidos está implicado en actos de esa índole (todo, bajo la expectativa de que no haya más trucos o supresiones), ¡hasta mañana, con el grupo empresarial de Ricardo Salinas Pliego sentenciado a más pagos por adeudos fiscales, lo cual exacerba más las pantallas de sus televisoras y su discurso de falso redentor social de última hora!

X: @julioastillero, Facebook: Julio Astillerojuliohdz@jornada.com.mx

Inversión extranjera directa récord // No confundir gimnasia con magnesia // SCJN: otro garrotazo contra Elektra
Sin aclarar que se trata de capital especulativo y no productivo, por estos días algunos medios nacionales y foráneos se dieron vuelo (moños negros y marcha fúnebre de Chopin incluidos) con la noticia (que no es falsa, pero muchos le dieron un tono lúgubre) de que en los primeros 10 meses del año “inversionistas extranjeros vendieron 130 mil 763 millones de pesos (algo así como 7 mil millones de dólares) en bonos respaldados por el gobierno mexicano, en medio de las tensiones comerciales con la administración de Donald Trump y elevada inestabilidad en los mercados financieros; al cierre de 2024, de acuerdo con datos del Banco de México, alrededor de un billón 832 mil millones de pesos de esos bonos estaban en manos de inversionistas de otros países, mientras al último día de octubre la suma se ubicó en un billón 701 mil millones de pesos” ( La Jornada, Braulio Carbajal), es decir, se trata de dineros que van y vienen según convenga a los intereses de sus propietarios, siempre de acuerdo con lo que ofrece uno u otro mercado especulativo.

Pues bien, ante tal maniobra informativa, la respuesta del gobierno mexicano se conoció ayer en la mañanera: en el tercer trimestre del año, “México rompió récord en inversión extranjera directa (IED)”, informó la presidenta Sheinbaum y cedió el micrófono a su secretario de Economía, Marcelo Ebrard, para que diera los detalles, y de ellos se toman los siguientes elementos.

México alcanzó récord histórico en dicho trimestre, ya con el registro nacional de inversión extranjera; se llega a 41 mil millones de dólares, que comparado con 2024 significa un aumento de 15 por ciento. “Todas las expectativas es que no tuviéramos un crecimiento de ese tamaño. Significa que los inversionistas de todo el mundo están decidiendo invertir por México en mayor proporción a la que habíamos incluso esperado”, dijo Ebrard.

De 2018 a 2025, la IED en México ha crecido casi 70 por ciento, avance constante y que se está acelerando, porque la expectativa a favor de México es positiva; “de otra manera, sería impensable tener esos números; esto consolida una tendencia, porque el trimestre anterior también tuvimos muy buenos números; bueno, pues vuelve a crecer”.

A la par, el secretario de Economía informó que “muchos pensaban que por la nueva circunstancia y porque tenemos, hay nuevos aranceles, etcétera, tendríamos dificultades en nuestras exportaciones, pero siguen creciendo”. De 2000 (pandemia incluida) a 2024, el incremento fue de 48 por ciento, al pasar de 417 mil 200 a 617 mil 700 millones de dólares. De acuerdo con Ebrard, 35 por ciento de los envíos al exterior correspondieron a máquinas y aparatos, así como material eléctrico y sus partes, y 27 por ciento a material de transporte.

Además, informó que “por unanimidad, porque si no, no podría ser sede”, en 2028 México será anfitrión del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), cuyas naciones integrantes representan, en conjunto, 61 por ciento del producto interno bruto mundial. “Estimamos que para los próximos 30 años, estos países tendrán la tasa más alta de crecimiento económico; va a ser como un puente, es la presencia de México en el ecosistema económico que va a crecer más en los próximos años. Por eso es muy importante que la sede sea aquí; en 2026 será en China, y en 2027, en Vietnam”, detalló.

Sí: salieron inversiones especulativas por cerca de 7 mil millones de dólares, pero en el mismo periodo se registraron 41 mil millones de billetes verdes en inversión productiva. Entonces, no confundir gimnasia con magnesia.

Las rebanadas del pastel

Al de los abonos chiquitos le va a dar algo: ayer, la Suprema Corte de Justicia de la Nación dio otro revés a su grupo empresarial en el juicio contra una multa de más de 67 millones de pesos, una semana después de resolver otros siete casos que suman más de 48 mil millones en créditos fiscales (impuestos no pagados). Con seis votos contra tres, el pleno aprobó el proyecto que revocó el amparo concedido por un tribunal colegiado a Nueva Elektra del Milenio –filial de Grupo Elektra– contra dicha multa, y el caso regresará al mismo tribunal para que emita una nueva sentencia que, aunque obligaría a la empresa a pagar, deberá considerar otros argumentos planteados por la compañía ( La Jornada, Dora Villanueva)… Y dice Ricardo Salinas Pliego: “Ánimo, ellos dicen mentiras y son malas personas, criminales, corruptos, enfermos de poder; de nuestro lado están la verdad, Dios y la gente con ganas de que éste sea un mejor país”. ¡Aleluya! Y dicho lo anterior, que pase a la caja del SAT.

X: @cafevega ,cfvmexico_sa@hotmail.com

Otra vez en el camino
Terminaba el siglo XX y nosotros descubríamos un lugar muy especial, enclavado en el barrio de la Portales Sur, El Convite había funcionado desde 1996 como restaurante (o fonda, como ellos le llaman), cuando el 5 de febrero de 1997, para festejar un primer aniversario, invitaron a tocar al grupo de Salvador Agüero. Fue entonces que se encendió la llama incesante del jazz.

El Convite era ya famoso por su buena cocina. Y ahora, sin ser explícitamente un club de jazz, se convertía también en uno de los lugares más atractivos y frecuentados por los melómanos para disfrutar de la comida, de la música y de una intangible, pero intensa atmósfera que relucía en los cristales, se esparcía por todo el interior y detonaba en las mesas asentadas afuera en la banqueta.

La curaduría, la selección de los músicos siempre era de primer nivel; ya con el jazz tradicional, ya con el jazz contemporáneo, ya con los sonidos del porvenir, ya con un tango. A Van Gogh le hubiera gustado llevar todo esto a un óleo.

Y así pasaban los días, pasaban los años; Celina y Alberto Aguilar como chefs de primer nivel, Edgardo Aguilar seleccionando a los músicos, Laura como coordinadora general (y mamá), mientras el pequeño piano Yamaha seguía sonriendo desde un rincón… hasta que llegó el Invea (Instituto de Verificación Administrativa) y les clausuró el lugar.

Fue una revisión de papeles que está llevando el Invea en toda la ciudad –nos platica Alberto–. Y tuvieron algunas dudas sobre nuestros permisos; porque nosotros tenemos derechos adquiridos por una ley de antes que se hiciera una modificación por cuestiones de desarrollo urbano y de vivienda. Nosotros abrimos en 1996 y la ley cambió en 2005. Nosotros tenemos todos los papeles en regla, pero la norma cambió y la nueva interpretación que tiene el gobierno los llevó a esto.

“En 30 años nunca habíamos tenido conflictos de ningún tipo; hasta esta reinterpretación del Invea. Por eso hubo una serie de suspensiones y clausuras en toda la ciudad. Con nosotros fue un conflicto de reinterpretación, no de falta de permisos. Pero ellos no reconocían un permiso que nos otorgaron en otra época.”

–¿Y cómo se solucionó el asunto?

–Bueno, nosotros hicimos un juicio de nulidad y ellos hicieron una rectificación, una verificación más amplia, hasta que fueron a levantar los sellos.

–Cinco semanas tardó la autoridad en rectificar.

–Sí, es un elefante grandote que camina lento.

–Pero finalmente El Convite reabre las puertas hoy. ¿Van a regresar con los horarios y las actividades habituales?

–No por el momento. Este conflicto nos descapitalizó y vamos a hacer algunos cambios. En esta primera etapa sólo vamos a tener desayuno y comida.

–¿Habrá concierto hoy?

–No, sólo reabrimos al público.

–¿Y posteriormente habrá conciertos?

–Sí, pero apenas estamos replanteando todo; tenemos que reagendar los conciertos que se cancelaron, además de la agenda musical que ya estaba haciendo Edgardo. Pero todo esto será para 2026, junto con los festejos de nuestro 30 aniversario, que es el 5 de febrero.

Buscamos también a Germán Palomares Oviedo, productor y conductor de La música que hace la diferencia, en Radio UNAM, y una de las personas más cercanas a la familia Aguilar. Él nos dijo:

“Esta clausura me parece una demostración de ineptitud del Invea y un intento de extorsión no llevado a cabo. Es una muestra de que la autoridad en realidad no hace su trabajo, sino que perjudica a mucha gente, porque la clausura de un restorán no sólo es un malestar para quienes van ahí a comer, también para los empleados que ganan ahí su dinero.”

–Danos un comentario sobre El Convite.

–Después de 30 años como restaurante y como centro jazzístico, me parece que han hecho una labor muy grande; de ahí se han desprendido festivales, programas de radio y de televisión, eventos culturales; toda una gama de satisfactores culturales.

Salud

EDITORIAL

El gobierno mexicano colabora con el Departamento del Tesoro de Estados Unidos en un cerco financiero contra Ryan James Wedding, un ex atleta olímpico de Canadá que se encuentra entre los 10 más buscados de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) por su presunta participación en una red internacional de tráfico de drogas, blanqueo de capitales y asesinato de testigos federales. Con la participación de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público se detectó a nueve personas y nueve empresas que presuntamente han sido cómplices de Wedding en ilícitos que van desde el homicidio y el trasiego de sustancias hasta el lavado de dinero obtenido de la distribución de toneladas de cocaína en comunidades estadunidenses.

De acuerdo con la fiscal general de Estados Unidos, Pamela Bondi, el ex deportista radicado en México “controla una de las organizaciones de narcotráfico más prolíficas y violentas del mundo, y trabaja en estrecha colaboración con el cártel de Sinaloa”, por lo que el Departamento de Estado aumentó la recompensa por información que lleve a su captura de 10 a 15 millones de dólares. Por su parte, la UIF apuntó que las investigaciones han documentado triangulación de recursos mediante empresas fachada y el uso coordinado de estructuras corporativas en México, Canadá, Colombia, Italia y Reino Unido para facilitar la movilidad, ocultamiento y administración de activos.

Si bien el involucramiento de Wedding en el crimen organizado parece un hecho, las declaraciones de Bondi y del director de la FBI, Kash Patel, tienen todo el aspecto de las narrativas urdidas por la Casa Blanca a fin de justificar su injerencismo y sus operaciones ilegales en todo planeta, y en particular en América Latina. En este sentido, la manera explícita en que ambos han usado las instituciones a su cargo para impulsar la agenda política y ejecutar las venganzas personales del presidente Donald Trump; el contexto del cerco marítimo y aéreo en torno a Venezuela así como los constantes “ofrecimientos” de “ayuda” militar a México, constituyen antecedentes que obligan a la máxima cautela ante cualquier afirmación de Washington acerca del narcotráfico.

Por otra parte, si todo lo dicho por esos funcionarios y la información compartida con las autoridades mexicanas es fidedigno, queda mucho por explicar. Es incomprensible, por ejemplo, que nunca se haya hablado de un grupo delictivo de semejante importancia, y que aparezca de la nada, sin al menos un nombre que lo identifique. Tampoco es verosímil que se hayan detectado empresas vinculadas a la red criminal en sitios tan distantes como Italia y Reino Unido, pero no en Estados Unidos, donde, a decir de sus propias instancias, se generan todas las ganancias de Wedding y los suyos. Si el dinero aparece en México, Canadá, Colombia y Europa, ¿cuáles son las entidades financieras, las personas y las firmas estadunidenses que lo canalizan hacia esos países y ese continente? A decir del Tesoro, “millones de dólares” se han movido primero a una joyería ubicada en Toronto y luego se han transferido a otros sitios mediante criptomonedas. ¿Se ha actuado contra las plataformas que manejan tales activos?

Ante todo, Washington debe aclarar por qué tiene la capacidad para rastrear y detener presuntos implicados en todo el hemisferio y allende el Atlántico, pero no en su propio territorio, donde dispone de un aparato de vigilancia tan poderoso que es capaz de localizar hasta al último recién nacido sin documentos migratorios en regla. Es tiempo de que las autoridades estadunidenses informen cuáles son los cárteles que mueven “toneladas” de drogas en sus carreteras y sus urbes, así como quiénes coordinan y se benefician de un negocio que evidentemente no puede ser manejado ni por pequeñas pandillas locales ni sólo por capos extranjeros y racializados.

Rememora hazañas de integrantes de la Revolución Mexicana


En la mesa de diálogo Descendientes de la Revolución Mexicana participaron los parientes de los generales Joaquín Amaro y de Félix U. Gómez, además del subteniente de caballería Gregorio Rodríguez Hinojosa, quienes narraron, más que una historia oficial, una crónica familiar.

Juan Carlos García Amaro Pingüi habló sobre su abuelo, el general Joaquín Amaro, considerado el forjador del Ejército Mexicano, como indica la placa de su escultura ecuestre ubicada a un costado del Auditorio Nacional. Félix Torres Gómez contó que su bisabuelo, el general Félix U. Gómez, murió defendiendo a nuestro país en la última batalla librada contra un ejército invasor, cuando los estadunidenses buscaban a Francisco Villa en El Carrizal, Chihuahua.

Gregorio de la Portilla León hizo lo mismo sobre su tío bisabuelo, el subteniente de caballería Gregorio Rodríguez Hinojosa, y recordó que en la batalla de El Carrizal logró detener a 11 o 14 estadunidenses.

Félix Torres Gómez, investigador de información regional UANL y socio de la Sociedad Nuevoleonesa de Historia, Geografía y Estadística

La derecha sólo genera violencia, señalan

El pasado sábado marcharon panistas y priístas en contra del gobierno en una movilización a la que denominaron marcha de la generación Z, cuya convocatoria se realizó principalmente en redes sociales.

En realidad, el objetivo de la protesta fue la defensa de los privilegios que gozaron durante años, en los que se llenaron los bolsillos de mucho dinero mientras el pueblo mexicano permanecía en la miseria y el olvido por los gobiernos neoliberales.

La movilización de la oposición, en la que utilizaron golpeadores y provocadores profesionales para causar desmanes en edificios, comercios y oficinas gubernamentales, como lo constatan imágenes en redes, también tuvo el propósito de desestabilizar al gobierno para garantizar que regresen al poder en las próximas elecciones, debilitar a las instituciones y así pedir la intervención de Estados Unidos en nuestro territorio.

La derecha nunca propone nada, sólo busca generar violencia, tergiversar y manipular la realidad para tratar de justificar sus actos de barbarie.

Teodoro Palomino Gutiérrez, Antonio Román Hernández, Viviana Medina Soto, Mónica Ramírez, Michelle Palomino, Félix Hilario, Samuel Paz, Jorge Yáñez, Enrique López, Salomón Hernández, Alejandro Mejía, Sonia Robles, Olivia del Valle, Virginia Padilla, Angélica Hernández, Argelia Rodríguez, Juan Barrera, Patricio Mar, Jovita Cruz Ortega, María Luisa Orozco y Erick Vázquez

Pide castigo a agresores de la marcha del sábado

Presidenta Claudia Sheinbaum:

Sabemos que el gobierno de la 4T no es represor, pero una cosa es el respeto a la libertad de expresión y otra muy grave es que se tolere la violencia. En la supuesta marcha de la generación Z se reportaron embestidas que demuestran que los responsables de las movilizaciones son delincuentes.

Quienes acuden a manifestarse no lo hacen armados con mazos ni sierras de alto poder. Su único objetivo fue delinquir, destrozar monumentos históricos, vitrinas y comercios, así como golpear a los asistentes, delitos que deben ser castigados por la ley.

¿Cómo es posible que el número de policías lesionados sea mayor que el de delincuentes detenidos? El gobierno tiene la obligación de proteger a su población, de aprehender a los agresores y llevarlos a juicio. Tolerar dichos actos violentos es promover la impunidad y dejar en la indefensión a las fuerzas policiales y a la población. Los delincuentes deben ser castigados. Sí a la libertad de expresión, no a la violencia e impunidad

Ángeles López

Solicita seguimiento y atención médica

Hace algunos meses nos visitó en nuestro domicilio una enfermera del programa Salud Casa por Casa, quien nos realizó exámenes a mi esposa y a mí, integrando un reporte completo sobre nuestro estado actual de salud, con las enfermedades crónicas que padecemos. Solicitamos apoyo para recibir los medicamentos de elevado costo para la atención de nuestros problemas de salud.

La enfermera se comprometió a regresar en octubre con las respuestas a nuestras solicitudes, pero no ha vuelto. Demandamos seriedad y responsabilidad en los servidores públicos, que deben ser leales y eficaces colaboradores de la presidenta Claudia Sheinbaum, sobre todo con los programas sociales que ella está instaurando.

Francisco Javier Sandoval Torres

Invitaciones

Cineclub en el Cento Cultural El Albergue

El Centro Cultural El Albergue del Arte, emergentemx y Procine invitan este jueves de cineclub a las proyecciones de La cascada, de Pablo Delgado, y Sujo, de Fernanda Valadez y Astrid Rondero.

Acceso a 18:30 horas, proyección a 19 horas, en el Foro El Albergue del Arte, ubicado en Alberto Zamora 32, colonia Villa Coyoacán. Informes y reservaciones al 55-5554-6228. Entrada libre

Ponencia ¿Qué está pasando en Morena y Morena Miguel Hidalgo?

La Corriente Crítica de Miguel Hidalgo, invita al público en general a la plática-ponencia, con el compañero Eduardo Cervantes Díaz Lombardo, cuyo tema será: ¿Qué está pasando en Morena y Morena Miguel Hidalgo?

La cita es en el Foro Lonaria del Parque Cañitas (Metro Popotla), el viernes 21 de noviembre. Acceso desde las 17:45 horas. Karina Martínez Salazar

Presentación del poemario Amaneceres de la angustia

Bonilla Artigas Editores y Librería Bonilla invitan a la presentación del poemario Amaneceres de la angustia, de Eduardo Mosches, con la participación de Francis Mestries, Manuel Illanes y el autor.

Percusión: Gabriel Mosches

Viernes 21 de noviembre a las 19.00 horas, en la Librería Bonilla, ubicada en Miguel Ángel de Quevedo 477, colonia Romero de Terreros, Coyoacán. CDMX

Flor y canto

Invitamos a todos los lectores de La Jornada a asistir este jueves 20 de noviembre a las 18 horas en punto, a la Asamblea Ciudadana de Flor y Canto en las escalinatas del Ángel de la Independencia. En celebración del 21 aniversario de la fundación de Flor y Canto.

América Cañizales, René González, Mali López

Las luchas más valiosas suelen tomar tiempo y, en esos casos, la mejor estrategia es resistir cobijados por la unidad, el compañerismo, la solidaridad y el ideal de justicia. Esta es una de las lecciones más importantes que nos ha dejado la huelga de Cananea, Sonora, al igual que la de Taxco, Guerrero, y Sombrerete, Zacatecas, que comenzaron hace más de 18 años y que se sostienen como una lucha histórica por la dignidad de las y los trabajadores mineros. Las consecuencias de este conflicto irresuelto son avasallantes. Entre ellas, el exilio al que mi familia y yo fuimos sometidos, y que duró 12 largos años. Hasta que en 2018 pude volver a mi país para continuar con mi misión que, incluso lejos, jamás se detuvo. Estos años de huelga han estado marcados por la incertidumbre y el sacrificio, pero iluminados por la certeza de que la justicia vencerá. Hoy, tenemos más esperanza que nunca de que este conflicto llegue a su fin.

Recuerdo claramente aquellos meses previos al estallido de la huelga. A inicios de 2005 nos reunimos con el entonces secretario de Trabajo y Previsión Social y con los directivos de Grupo México: Germán Larrea, presidente de la empresa, y Javier García Quevedo, director ejecutivo. Estábamos presentes el líder de la sección 65 de Cananea y yo, como secretario general del Sindicato Nacional de Mineros. Allí expusimos nuestras legítimas demandas, que incluían un aumento salarial y, sobre todo, la corrección urgente de las deficiencias en seguridad que ponían en riesgo la salud y la vida de todas y todos. Estos requerimientos implicaban inversiones imprescindibles de Grupo México que no estaban dispuestos a otorgar.

Así, la respuesta del presidente de la empresa fue negativa, argumentandouna falta de recursos, pérdidas y supuestas ineficiencias. Mi contestaciónfue clara: si la empresa no puede admi-nistrar la mina adecuadamente, el sindicato con sus trabajadores está capacitado para hacerlo. Es evidente que esta propuesta tenía dos objetivos: el primero, establecer que la relación entre la empresa y los mineros es de colaboración y no de dependencia; el segundo, que la organización obrera tiene la capacidad y la experiencia que le permitiría hacerse cargo cuando la operación de la empresa falla, y así sostener la producción que beneficia a muchísimas personas. Si una empresa no puede hacerse cargo de una mina con las condiciones adecuadas de trabajo, entonces dicha concesión debe replantearse por el bien de la clase trabajadora.

Como era de esperarse, mi propuesta molestó tremendamente a los directivos, quienes nos acusaron de querer apropiarnos de la mina, tergiversando a su conveniencia el argumento para no negociar. Pero lo que en realidad buscábamos era un compromiso serio para mejorar el entorno laboral, mientras ellos buscaban pretextos para no mejorar las peligrosas e injustas condiciones que ofrecían. El secretario de trabajo intentó mediar para evitar el conflicto, pero ante la falta de disposición de la empresa, nos retiramos de la negociación y más adelante se desencadenaron las huelgas que continúan hasta hoy. Otra clara lección de este lamentable episodio es que la lucha tiene sus tiempos y no es correcto ceder ningún principio para terminar rápidamente un conflicto porque la dignidad es irrenunciable.

Durante este tiempo hemos sufrido pérdidas de toda índole. Económicas, pero no sólo para la empresa, sino, sobre todo, un daño gravísimo para las familias mineras: la pérdida del empleo y el riesgo constante, producto de la negligencia empresarial, son profundamente desgastantes. Pese a todo, la unidad y solidaridad es uno de los corazones de nuestro sindicato, por lo que bajo ninguna circunstancia dejaremos a un compañero solo. Nuestro apoyo ha sido económico, legal, político y moral para resistir juntos esta injusticia. La cooperación y la hermandad de clase son integrales, no sólo es aportar recursos, sino los medios para mantenerse en pie de lucha.

Hoy, por primera vez, vislumbramos una solución tangible. Después de 18 años, el gobierno y las autoridades comienzan a reconocer la legitimidad de nuestras demandas. Tenemos la esperanza de que, bajo la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum se otorgue una resolución justa que ponga fin a este conflicto causado por la obstinación y la venganza de la empresa minera más grande del país, que claramente posee los recursos para responder a nuestras demandas, pero prefiere mantener una actitud déspota, irresponsable y vengativa.

Cananea, Sonora, Taxco, Guerrero y Sombrerete, Zacatecas son luchas que trascienden las fronteras de un conflicto administrativo: se trata de aspectos básicos de ética del trabajo, mismos que Grupo México desconoce por completo en su actuar cotidiano. Es más que una cuestión de negociaciones o contratos, se trata del respeto fundamental hacia las condiciones humanas y laborales de quienes día a día entregan su esfuerzo y salud en las minas. La falta de voluntad para garantizar seguridad, justicia y un salario digno y sustancioso refleja una visión empresarial deshumanizada que busca maximizar ganancias a costa del bienestar de los trabajadores y sus familias. No podemos seguir permitiendo esa postura, es dañina para la cultura del trabajo que deseamos como nación y a la que nos dirigimos con firmeza.

En este contexto, desde el Sindicato Nacional de Mineros seguiré firme en nuestra lucha. Los mineros estamos conscientes de que defender la dignidad de la clase trabajadora es defender el corazón mismo del desarrollo social y económico de México. Reclamamos justicia para nuestros afiliados, así como el reconocimiento público del valor insustituible que representan en lacreación de la riqueza nacional. Nuestra convicción es inquebrantable: la verdadera prosperidad llegará cuando se respete a quienes, con su trabajo, sostienen la productividad del país. Por eso, seguiremos exigiendo condiciones justas, transparentes y humanas hasta alcanzar una solución definitiva que honre esa ética del trabajo que Grupo México ha desestimado e ignorado.

La gradual decadencia electoral y política de la derecha mexicana es un hecho cuyos inicios se pueden rastrear desde el año 2015. A partir de las elecciones intermedias del sexenio de Peña Nieto, la gradual pérdida de votos, electores, audiencias y cargos por elección denotan un fenómeno que, lejos de ser pasajero o coyuntural, hoy parece de índole orgánica y estructural. Se percibe en todos los niveles de la vida política: el intrincado mundo municipal, las gubernaturas de los estados y la esfera nacional. El PRI y el PAN –y más recientemente Movimiento Ciudadano– no han logrado entrever los discursos, los programas y las formas de organización que les permitan representar una alternativa real frente al partido en el gobierno. Ante al poder expansivo de Morena, las fuerzas que gobernaron al país durante más de tres décadas no sólo no parecen capaces de encontrar los hilos políticos que hagan posible su actualización, sino que dan más bien la impresión de haber ingresado en una era crepuscular.

Esto no significa que la parte de la población que colinda con sus identidades haya disminuido necesariamente, sino que sus formaciones políticas, civiles y religiosas han perdido la sensibilidad para mantener su consenso entre ellas.

Como toda fuerza política, la derecha necesita un tema-guía, una suerte de lead a través del cual pueda desarrollar su perspectiva sobre la sociedad. Todo discurso hegemónico pasa necesariamente por una reducción de la complejidad. El fenómeno se puede observar en las derechas ascendentes de otros países: el discurso sobre la economía de Milei, la defenestración del derecho a la diferencia por parte de Bolsonaro, la retórica antimigratoria en Estados Unidos y en Europa.

En el caso de México lo ha intentado, desde 2005, al hacer énfasis en un dilema frente al cual ninguna administración desde el año 2007 ha logrado encontrar una salida: la seguridad, la multiplicación del crimen organizado, el aumento de las desapariciones, la complicidad entre autoridades y delincuentes, y esa guerra de todos contra todos que afecta los rincones de la vida cotidiana. Un dilema que la derecha sólo ha llevado a la palestra pública cuando se trata de fincar posiciones frente a ese heterogéneo conglomerado de fuerzas políticas que, en su momento, reunió el PRD, y hoy en día se agregan en Morena. Durante los 12 años de gobierno del PAN, en particular de Felipe Calderón, el PRI nunca salió a la calle a protestar. Lo mismo el PAN durante el sexenio de Peña Nieto: ningún reclamo sobre la seguridad. Jamás se ha escuchado al PAN llamar la atención a sus gobernadores, como el de Guanajuato, que encabezan las listas –ahora sí que mundiales– de delictividad y corrupción. Todo ello hace aparecer las consignas de la derecha contra la violencia más como un recurso estrictamente de ocasión que como un interés sincero por hacer frente al problema. El discurso político siempre es un tema complejo: difícil hacer pasar, a lo largo de tanto tiempo, un tema de preocupación auténticamente nacional bajo el rubro de una simple consigna política.

El pasado 15 de noviembre, en la movilización convocada por ese anónimo emblema llamado “Generación Z” y algunos personajes tradicionales del prian, el dilema de la violencia volvió a las calles de la ciudad. La manifestación se dividió en dos partes. La primera, que fue el trayecto desde el Ángel de la Independencia hasta el Zócalo, y la segunda, donde un grupo de gente armada con martillos, hachas, lazos y cadenas arremetió contra las defensas que la policía coloca para interdecir el paso a Palacio Nacional. Digo “gente” porque no pertenecían al Bloque Negro tradicional con el que los anarcos suelen enfrentar a las fuerzas del orden en estas ocasiones. El primer trayecto trajo consigo lo acostumbrado: consignas contra el gobierno, las mentadas subidas de tono a la Presidenta, acusaciones por el crimen cometido contra Carlos Manzo –cuya investigación se encuentra en curso–, y sobre todo un sentimiento de ausencia completa de dirección política. Pero ya en el Zócalo hubo innovaciones. La más visible fue la ausencia de templete. ¿Un acto público carente de la toma de la palabra? El espectáculo central sería la violencia misma. Los manifestantes coreando y aplaudiendo las cargas contra los paneles de la policía que impedían el paso a Palacio Nacional. El saldo fue de 60 policías heridos, incluyendo 20 policías mujeres que no llevaban bastón, sólo escudos, y más de una veintena de manifestantes detenidos. Vista desde la perspectiva de ese tipo de manifestaciones, la distancia entre la de 2003 (un millón y medio de gentes) y los reducidos contingentes del 15 de noviembre es notoria. La derecha tiene problemas para legitimar su más antigua consigna.

La respuesta oficial fue poco prudente. La Presidencia puede –y debe– hacer un comentario al respecto. Finalmente, se trata de una postura de la oposición. Pero de ahí a estigmatizar durante una semana previa la manifestación hay un largo trecho y un evidente exceso. Su misión es salvaguardar el derecho a la manifestación y proteger a la ciudadanía de probables actos en su contra. Eso es todo. Lo demás es un asunto que compete a las contiendas de la opinión pública y los partidos políticos.

La pregunta es si la derecha actual, frente a su pérdida de orientación política, está decidida a optar por la ruta del choque y de la violencia.

La administración Reagan reactualizó la vieja Doctrina Monroe hablando de América Latina como “ our backyard”, “nuestro patio trasero”. En Estados Unidos la expresión suena casi entrañable: el backyard es el lugar de la barbacoa y los juegos de los niños. Al sur del río Bravo, en cambio, “patio trasero” se traduce en corral: el sitio donde se crían las gallinas, se acumulan cachivaches, se tiran las lavadoras viejas y acaba pareciéndose a un pequeño cementerio doméstico.

Esa es la imagen que muchos latinoamericanos evocan cuando escuchan a un político de Washington hablar de la región como su “patio trasero”: un espacio secundario, degradado, útil mientras sirva, prescindible cuando estorba. No es un malentendido cultural, sino el síntoma de una mirada imperial consolidada a lo largo de dos siglos.

La idea de que el hemisferio occidental es “cosa de Estados Unidos” se institucionaliza con la Doctrina Monroe (1823) –“América para los americanos”, es decir, para los estadunidenses– y se radicaliza con el expansionismo de comienzos del siglo XX. Gregorio Selser rescató una declaración brutal del presidente William Howard Taft, en 1912, que condensa esa mentalidad y ayuda a entender los delirios actuales de Donald Trump:

“No está lejano el día en que tres banderas de barras y estrellas señalen en tres sitios equidistantes la extensión de nuestro territorio: una en el Polo Norte, otra en el Canal de Panamá y la tercera en el Polo Sur. Todo el hemisferio será nuestro, de hecho, como, en virtud de nuestra superioridad racial, ya es nuestro moralmente.”

Esa estructura no ha desaparecido; sólo ha cambiado de palabras. La élite estadunidense sigue hablando de América Latina como de un espacio propio. Mauricio Claver-Carone, operador clave de Trump para la región, lo dijo sin rodeos a The New York Times: “Éste es el barrio en el que vivimos… y no puedes ser la potencia global preeminente si no eres la potencia regional preeminente”. El secretario de Guerra, Pete Hegseth, fue igual de explícito: “El hemisferio occidental es el vecindario de Estados Unidos, y lo protegeremos”.

“Barrio”, “vecindario”, “proteger”: un léxico aparentemente benigno que esconde la misma lógica de siempre. América Latina no aparece como sujetos soberanos, sino como zona que Washington administra, corrige y, llegado el caso, castiga.

En ese contexto encaja la propuesta de Trump de rebautizar el Golfo de México como “Golfo de América”, en el entendido que “América” es Estados Unidos. No es una extravagancia cartográfica: es la metáfora condensada del patio trasero en el siglo XXI. Cambiar el nombre del golfo significa reafirmar la propiedad simbólica del espacio, inscribir el dominio en la geografía –como Taft soñaba con sus tres banderas– y preparar el terreno para una hegemonía militar reforzada. Quien renombra un mar se arroga el derecho de decidir qué ocurre en él, e históricamente nombrar ha sido un instrumento de dominación.

Por eso el gesto nominal se acompaña hoy de un despliegue militar sin precedentes recientes en el Caribe. Desde septiembre, una operación estadunidense ha atacado embarcaciones con el pretexto de la “guerra contra las drogas”, estirando el argumento legal hasta equiparar el tráfico de fentanilo con una amenaza de armas químicas. La escena recuerda otros prólogos de intervención: Panamá, Irak, Libia, Siria.

En la lógica del patio trasero, todo encaja: se castigaría al país con las mayores reservas de petróleo del mundo (Venezuela), se golpearía el símbolo histórico de resistencia (Cuba) y se disciplinaría al aliado incómodo de ambos países (Nicaragua), enviando un mensaje al resto de la región: el corral tiene dueño y el dueño no se ha ido.

Trump quiere controlar el “patio trasero” por cuatro razones: para sostener su pretensión de liderazgo global –no hay hegemonía mundial sin hegemonía regional–, para frenar la influencia de China, Rusia y los BRICS, para asegurar recursos estratégicos y rutas energéticas cuya bisagra es el Golfo de México, y para capitalizar, ante su base interna, el discurso de mano dura contra los insubordinados del vecindario.

La disputa no es sólo semántica: es territorial, militar y política. América Latina puede aceptar el mapa que dibuja Washington –el del patio ordenado desde el Norte– o avanzar hacia otro, en el que la región se piense como sujeto y no como traspatio de nadie.

El reto no es sólo resistir al dueño del corral, sino dejar de ser corral. Y eso implica cambiar algo más que los nombres en los mapas: exige cambiar quién los dibuja.

Las generaciones son más que simples cohortes demográficas; son construcciones sociales que emergen de experiencias históricas compartidas y que configuran modos de ver el mundo. Karl Mannheim planteó que la posición generacional no basta para definir una identidad; se requiere una conciencia colectiva que se articule en torno a acontecimientos críticos. Así, los baby boomers, la generación X, los millennials y la generación Z no sólo se diferencian por edad, sino por los relatos que construyen sobre sí mismos y por las luchas simbólicas que libran actores políticos y sociales de cada generación para imponer sus valores en el espacio público.

Sus identidades son heterogéneas, contradictorias y objeto de disputa. Por eso las generaciones son categorías sumamente endebles para los análisis de las ciencias sociales y del debate político. Es necesario reconocer las dificultades para generalizar identidades específicas e identificar tensiones internas que las generaciones enfrentan entre ideales enunciados y condiciones materiales que les toca vivir. La política contemporánea se juega en estas contradicciones, donde actores sociales en cada generación no sólo heredan el mundo, sino que lo reinventan en medio de conflictos por el sentido y el poder.

La generación Z es la más conectada y vocal en la historia, pero carece de organizaciones, movimientos y canales institucionales para traducir su activismo en acción política real. La fragmentación que imponen las redes sociales facilita la impostura: la asignación superficial de una identidad homogénea a un grupo que se expresa de manera diversa y contradictoria. Esta condición convierte a la Z en un terreno fértil para etiquetas simplistas –“la generación woke”, “la generación climática”, “la oposición a Sheinbaum”– que invisibilizan sus diferencias internas y reducen su complejidad a eslóganes, mientras la energía de sus causas se diluye en campañas efímeras y tendencias virales.

En este contexto operan ahora los bloques negros, táctica de protesta que nació en Europa en los años ochenta y se popularizó en las movilizaciones anticapitalistas y antiglobalización. En México, han aparecido en marchas feministas, conmemoraciones del 2 de octubre y otras protestas sociales. Sus acciones incluyen pintas, destrucción de mobiliario urbano y enfrentamientos con la policía, lo que genera una fuerte polémica: para algunos, son una expresión legítima de resistencia frente a la violencia estructural del Estado; para otros, grupos de choque que desvirtúan las demandas sociales y facilitan la criminalización de la protesta.

En un contexto donde las redes sociales amplifican imágenes de confrontación, la táctica visibiliza el hartazgo, pero también alimenta narrativas que justifican la represión y deslegitiman movimientos más amplios. Estas características facilitan la infiltración e incluso la impostura de provocadores de diversos orígenes –que se disfrazan con esta simbología y métodos–, generan confusión y dan paso a situaciones de mayor violencia y represión.

La marcha del 15 de noviembre se presentó como una movilización juvenil apartidista bajo el nombre de “generación Z”. Desde su origen la convocatoria fue ambigua y fragmentada. Surgió en redes sociales con mensajes que mezclaban indignación legítima por la violencia y la corrupción con imágenes generadas por inteligencia artificial y símbolos culturales como la bandera de One Piece. La ausencia de portavoces identificables y la proliferación de cuentas recién creadas alimentaron sospechas sobre su autenticidad.

La participación en la manifestación fue considerable. Sin embargo, la baja participación de jóvenes –a quienes se atribuía la convocatoria original– ha abierto un conjunto de interpretaciones polarizadas. Aun así, no deja de ser relevante que un sector importante de la ciudadanía decidiera participar a pesar de la confusión de contenidos y grupos convocantes.

El contenido de la marcha reflejó esa falta de claridad: demandas legítimas –mayor seguridad, transparencia y desmilitarización–, junto a agresiones personales –xenófobas, sexistas y racistas– y acusaciones insostenibles contra la presidenta Sheinbaum. Esta mezcla de reclamos concretos con insultos, peticiones de intervención a Trump y expresiones de grupos religiosos conservadores evidenció la falta de cohesión política. La confusión se agravó con los hechos violentos en el Zócalo. Lo que comenzó como una marcha pacífica terminó eclipsado por la irrupción de un supuesto bloque negro, y una respuesta desmedida de los cuerpos policiacos.

Todo esto ha dado pie a una confrontación de interpretaciones sesgadas y descalificaciones sin salida, a un debate polarizado y estéril que engrandece o disminuye la importancia de la marcha. En medio de la exaltación y la histeria informativa se ocultan en esta discusión los argumentos y planteamientos políticos de diferentes actores y fuerzas políticas. Al final de cuentas ganan quienes apuestan a la confusión y la descomposición. El resto perdemos.

* Especialista en sociología política de la educación superior y de los movimientos sociales

El gobierno de Francisco I. Madero, que se inició el 6 de noviembre de 1911, se enfrentó a la disyuntiva que se presenta en todas las revoluciones sociales: ¿hasta dónde debía llegar la revolución? ¿Qué tan profundos debían ser los cambios económicos, políticos, sociales, culturales? ¿Se debía acabar con la propiedad privada, expropiar a los terratenientes, comerciantes, empresarios y financieros y socializar los medios de producción, como proponían los marxistas europeos desde 60 años antes? ¿El Estado debía ser el ejecutor de esa expropiación, repartir la tierra a los campesinos y organizar la producción y distribución de los bienes centralmente? ¿Se debía juzgar y ejecutar a los signos más oprobiosos de la dominación porfirista, a los jefes políticos, capataces de haciendas y de fábricas, a hacendados despóticos y jefes del ejército represor? ¿O, por el contrario, los cambios debían ser más moderados, limando desde el Estado la desigualdad social, elevando los salarios, dotando de tierra a los campesinos sin alterar radicalmente el sistema de propiedad, haciendo respetar el estado de derecho y garantizando las libertades? ¿Se podían hacer cambios en favor de los sectores más desprotegidos mediante leyes justas, buen gobierno, tribunales efectivos y respeto irrestricto al voto? ¿La democracia, traducida en buenos gobiernos y leyes era suficiente para mejorar las condiciones de miseria, marginación, analfabetismo, enfermedades, falta de servicios básicos y explotación en que vivían la mayoría de las familias rurales y urbanas durante el porfiriato? ¿Y esta etapa de una revolución política burguesa, en el lenguaje de esa época, era una etapa necesaria que se debía impulsar para, posteriormente, radicalizarla y empujar hacia una revolución socialista?

Una discusión similar se llevó a cabo en la Revolución Francesa entre jacobinos y girondinos y tendría lugar pocos años más tarde en la Revolución Rusa en la polémica y enfrentamiento entre bolcheviques y mencheviques.

Pero esa discusión, central en esas dos revoluciones europeas y en la Primera Internacional Comunista, en la Segunda Internacional y dentro del movimiento obrero alemán y francés, no podía darse en el México de 1911. Más allá de que el desarrollo de la gran industria nacional era muy incipiente, la mayor diferencia era el nivel de organización y la experiencia del movimiento obrero europeo y de los partidos socialdemócratas. Desde la publicación del Manifiesto del Partido Comunista de Marx y Engels y la organización de la Primera Internacional, la discusión sobre el desarrollo del capitalismo, el papel de la clase obrera y del campesinado, la participación en las elecciones de los partidos socialdemocrátas y el programa revolucionario que debían impulsar, así como sus estrategias y tácticas de alianzas y la posición que debían asumir ante las guerras imperialistas que comenzaban a proliferar, habían producido una amplia discusión en sus organizaciones, en sus diarios y revistas y en muchos libros escritos por los principales exponentes de las distintas doctrinas revolucionarias, desde los fundadores Marx y Engels y su continuadores en la socialdemocracia europea como Kautstky, Liebnecht, Rosa Luxemburgo, así como en los análisis producidos por los anarquistas, socialistas europeos, populistas rusos y por los marxistas rusos como Pléjanov, Lenin y Trotsky.

Esa organización sindical y partidaria no existía en México. El comunismo era prácticamente desconocido y no había permeado en las organizaciones obreras. La dictadura porfirista no había permitido la organización sindical y las huelgas eran un recurso extremo que en muchas ocasiones terminaron con una brutal represión. El pensamiento anarquista había logrado una mayor inserción en pequeños grupos políticos, el más importante de los cuales, el Partido Liberal Mexicano, había tenido que emigrar a Estados Unidos ante la represión porfirista, lo que limitó notablemente su influencia dentro de la clase obrera. Esos liberales radicales fueron la vanguardia mejor organizada y combativa en la primera década del siglo XX, pero hicieron un mal diagnóstico en 1906-1908, cuando organizaron varias rebeliones en puntos fronterizos con Estados Unidos pensando que existían condiciones para que una revuelta desencadenara una rebelión nacional contra la dictadura porfirista.

En el mundo del trabajo, todavía en 1911, la ideología predominante era el mutualismo, con una influencia creciente de la doctrina social de la Iglesia católica en varias de las organizaciones obreras más importantes de la época.

En los hechos, la oposición más efectiva no sólo en denunciar al régimen porfirista como represor y autoritario, sino la injusticia del sistema social, fue la de los editores, periodistas y caricaturistas de diarios liberales radicales como El hijo del Ahuizote, Regeneración y El Colmillo Público.

Madero era un liberal, demócrata convencido y partidario de la libertad, la justicia y la mejora en las condiciones de vida de las clases populares mediante reformas y a través de las instituciones. Además, creía que era posible una conciliación entre las clases. Esa fue la decisión que tomó en los Acuerdos de Ciudad Juárez en mayo de 1911, cuando negoció con el gobierno de Porfirio Díaz un gobierno de transición y aceptó cogobernar con el ejército porfirista, mantener las instituciones y desarmar al ejército revolucionario. Creía que, una vez en el gobierno, podría impulsar reformas sociales en favor de campesinos, obreros y sectores populares, respetando la propiedad privada y las ganancias legítimas de la clase empresarial, moderando los excesos y convenciendo a las clases dominantes de que podían satisfacer las demandas salariales y laborales de los trabajadores, crear la pequeña propiedad en el campo y consolidar la democracia en el país. Su gobierno estuvo empeñado en lograrlo.

* Director del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México

Hay opiniones que señalan que la economía mexicana podría estar en condiciones de crecer a un ritmo mayor al que viene mostrando desde hace varios años y que puede decirse que el panorama económico es positivo. Estas opiniones debieran valorarse a la luz de la razonabilidad de sus argumentos y, más importante aún, considerando la evolución de la información sobre los hechos. En cuanto a las opiniones, se dice que se está aclarando la incertidumbre por la renegociación del tratado de libre comercio. Es evidente que esto no es cierto. Las negociaciones no han empezado y las mesas de trabajo en Estados Unidos muestran que hay intereses claramente contradictorios.

El hecho claro es que el gobierno estadunidense puede inclinar la balanza hacia el fin del tratado o hacia su continuidad. No sabemos qué hará. Pero lo que sabemos es que buscarán cambiar el T-MEC para reforzar su posición para que las industrias regresen a EU, o si se tratase de inversiones nuevas que se establezcan allá. Hasta donde llegarán con esta política es incierto. Por ello, no hay razones para sostener que se ha aclarado la incertidumbre. Tampoco se sostiene la opinión de que el clima de negocios se ha modificado porque empresarios encuestados entienden mejor los cambios en la política comercial o se sienten más seguros respecto a las amenazas arancelarias de Trump.

Junto con estas opiniones, conviene considerar los hechos que se muestran en la información económica disponible. El dinamismo de la economía medido por la evolución del producto interno bruto (PIB), de acuerdo con la estimación del tercer trimestre indica datos negativos tanto a nivel trimestral como anual de -0.3 por ciento. A nivel sectorial, mientras las actividades primarias y terciarias crecen, 3 por ciento y 0.9, respectivamente, las actividades industriales se contraen 2.9 por ciento. La manufactura, fundamental en el dinamismo de la economía, en septiembre se contrajo 2 por ciento, reduciéndose también el empleo 2.6 por ciento, pero aumentando 3.9 por ciento las remuneraciones. El hecho es que hacia adelante, si reconocemos que las dificultades persistirán, es evidente que la industria no será motor.

Es importante que se haya ratificado la vigencia del paquete contra la inflación y que se informe que el costo de 24 productos no suba por encima de 900 pesos, pero conviene recordar que el Inegi publicó recientemente la estimación de las líneas de pobreza rural y urbana, medidas a través del costo de la canasta alimentaria y no alimentaria, señalando que la primera subió anualmente 2.9 por ciento y la segunda 4.3. Los aumentos de precios se están controlando, pero siguen afectando a la población más necesitada.

No se trata, por supuesto, de cuestionar la actuación gubernamental. Es innegable que el manejo económico hecho por la presidenta ha permitido sortear las dificultades y permitió evitar una situación recesiva. En estas condiciones es importante crecer. Pero hace falta que el dinamismo sea mayor para que podamos resolver, por ejemplo, la enorme carga de injusticia que se expresa en la informalidad.

La perspectiva que plantean los Criterios Generales de Política Económica para 2026 con un crecimiento esperado de 2.3 por ciento, inflación de 3 por ciento y una reducción del déficit fiscal llevándolo en 2031 a 3.1 por ciento del PIB, lo que supone que en 2026 sea de 3.7 por ciento del PIB muestran que el gobierno tiene una visión optimista, pero moderada. Lograr estas metas será difícil, precisamente porque el entorno internacional es incierto. Esta incertidumbre se puede apreciar otro tipo de opiniones, las de las empresas de análisis económico que Banco de México encuesta y publica mensualmente.

En la más reciente de octubre pasado, el promedio de las expectativas de crecimiento para 2026 de 42 empresas de análisis económico tanto nacionales como internacionales fue de 1.32 por ciento y para 2027 de 1.77. No es la opinión del Banco de México, sino el resultado de una encuesta. La estimación de esas empresas es menor a la de Hacienda. La diferencia se explica por la valoración del impacto de la evolución económica internacional y de las acciones del gobierno y de las empresas. La conclusión relevante es que 2026 será un año complicado.

Pero también es relevante la capacidad de respuesta de la presidencia. El gobierno seguirá teniendo que enfrentar un entorno incierto. El gobierno estadunidense aumentará la presión política y económica para lograr que la renegociación del T-MEC sea acorde a sus intereses, que no son los de México ni los de Canadá. La negociación será difícil. Si Trump se debilita políticamente en Estados Unidos, buscará fortalecerse con sus acciones internacionales. El gobierno mexicano tiene que actuar internamente para posicionarse mejor en esa negociación. Hay condiciones políticas para hacerlo.

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