9/15/2018

La cultura de la prostitución

Ideología & Prostitución
TribunaFeminista


Esta ideología banaliza con la agónica situación de las mujeres en situación de prostitución, pretende normalizar actividades delictivas y encima nos invita a aceptarlo acríticamente con la proclama “que hablen las putas”, como si algo le importasen.


Cualquier fenómeno o práctica social con pretensión de permanecer en el tiempo necesita de constantes procesos de legitimación, de justificación de su existencia. Cuando hablamos de prostitución, estos procesos se convierten directamente en excusas para seguir sin alcanzar la liberación de la mujer que las feministas pretendemos.
Lo primero que debemos señalar es que la prostitución, como explica la maestra Rosa Cobo, es un fenómeno social que se desarrolla en el marco de tres sistemas de dominio: el patriarcal, el capitalista neoliberal y el racial/cultural; definición teórica perfectamente reflejada en la siguiente realidad material: el 90% de las mujeres prostituidas en Europa son inmigrantes pobres [1]. Muestra práctica del elemento patriarcal y el neoliberal de la definición, es que tres millones de niñas entre 5 y 14 años sean incorporadas anualmente al mercado del sexo, como cifra Naciones Unidas.
La nueva narrativa que se trata de imponer obvia realidades que evidencian la explotación sexual y subordinación patriarcal que representa la prostitución, para convertirla por obra y gracia del lenguaje, en un “trabajo” empoderante, en una alternativa laboral como cualquier otra. Así, los/as que abogan por la regulación de la prostitución le llaman “trabajo sexual” a una de las formas más brutales de violencia sobre la mujer.
Con este eufemismo, se quiera o no, se deja de hablar automáticamente de la trata de seres humanos con fines de explotación sexual. No se puede, como dicen sus defensores, diferenciar prostitución de trata; sencillamente, porque la segunda existe para servir de mujeres a la primera, ¿de qué forma sino se satisfaría la pujante demanda?
El argumento de “trabajo sexual” pasa a ser ofensivo cuando se intenta hacer pasar por transgresor y feminista, calificándonos además, a quienes abogamos por la abolición de esta violencia como reprimidas o mojigatas. No veo transgresión alguna en la defensa de un “trabajo” que identifica nuestra sexualidad con el placer masculino, que la pone a su servicio y que otorga libre acceso al cuerpo de las mujeres. Esta falsa transgresión es petición de sometimiento, perpetuación de la conocida clasificación patriarcal de las mujeres: o putas o santas.
Pues ni una ni la otra, porque ambas son exigencias patriarcales. No podemos tolerar que se siga retorciendo el lenguaje para beneplácito del status quo; la proclama “mi cuerpo, mi decisión” se utiliza para liberarnos de lo roles opresivos y de las explotaciones sexual y reproductiva, no para mantenerlos.
Otro de los argumentos de la cultura o ideología de la prostitución es la “libre elección”. Difícilmente se puede hablar de libre elección en sistemas sociales asentados sobre diversas dominaciones. Esto lo sabe nuestro Derecho que protege a las partes contractuales débiles, pero esta previsión legal deviene insuficiente cuando hablamos de mujeres en situación de prostitución. No pueden ser parte contractual; primero, porque son tratadas como simple materia prima de la industria del sexo y segundo, porque la violencia sexual no se puede regular, no se puede legitimar en virtud de una libre elección que sabemos que no existe.
La inmensa mayoría de mujeres llegan a la prostitución empujadas por circunstancias personales asfixiantes o incorporadas mediante la trata. Es irresponsable e injusto para las mujeres atrapadas en el sistema prostitucional, dejar de señalar esto porque haya alguna mujer que decida ser prostituta porque ella sí tiene alternativa laboral. Además, es cada vez más evidente que muchas de las que se presentan como tal, están haciendo en realidad labor de captación para el  mercado de mujeres.
¿Y qué pasa con el putero? Para estos la cultura prostitucional les tiene reservado un lugar muy cómodo, la impunidad y la no asunción de responsabilidad, como si la trata de mujeres fuera una cosa que no va con ellos cuando son responsables directos con su enorme demanda. Se (y los) justifican diciendo que solo son clientes de un servicio, afirmación deshumanizante donde las haya. Las mujeres prostituidas no son mera mercancía, ni cuerpos, ni agujeros prestando un servicio, son mujeres que no desean acostarse con ellos. Basta entrar en uno de los múltiples foros de puteros en la red y comprobar la misoginia y machismo de sus comentarios.
Demuestran que ni quieren ni toleran la igualdad y claro, con las mujeres prostituidas creen que no se tienen que andar con remilgos. Ellos serían unos de los grandes beneficiarios de la regulación, pues se legitimaría social e institucionalmente su abuso. De idéntica forma se beneficiarían los proxenetas, que dejarían de ser así catalogados para convertirse, de la noche a la mañana, en empresarios; eso sí, manteniendo sus misma actividad, la explotación de las mujeres. Y si no lo creen, comprueben las consecuencias del modelo regulacionista en los países donde se ha implantado.
Sucintamente, estas han sido aumento de la trata de seres humanos con fines de explotación sexual, aumento de la demanda de la prostitución, legitimación social del “derecho” de acceso a nuestros cuerpos lo que a su vez implica perpetuación de la deshumanización y cosificación de las mujeres, y publicidad degradante y vejatoria de las mujeres en situación de prostitución.
Aludo a una ideología o cultura de la prostitución porque las expuestas hasta ahora y otras, conforman un conjunto de ideas que, como decía al principio, buscan legitimar y normalizar la prostitución. Y resulta obvio que a quienes favorecen estas narrativas son quienes las construyen, esto es, la élite neoliberal y patriarcal,   aquellos hombres que no quieren perder su libre mercado de mujeres. Así, quienes utilizan estas ideas en sus argumentaciones o bien están interesados/as económicamente, o bien les excusa, o simplemente han caído rendidos/as a la ideología prostitucional, como una suerte de nuevo obrero de derechas.
Esta ideología banaliza con la agónica situación de las mujeres en situación de prostitución, pretende normalizar actividades delictivas y encima nos invita a aceptarlo acríticamente con la proclama “que hablen las putas”, como si algo le importasen. Hemos escuchado a las supervivientes y por eso defendemos la abolición. Este es además un problema que nos afecta a todas, está en juego la pérdida de nuestra indemnidad y autonomía sexuales, sobre todo la de las mujeres más vulnerables que se ven obligadas a su renuncia por unos euros.
Ante esta banalización, las feministas debemos clarificar los conceptos, como dice la teórica  Celia Amorós, “conceptualizar bien para politizar bien.”  Tenemos pues, que afirmar con fuerza que la prostitución es una violación de los derechos humanos incompatible con la igualdad, una institución patriarcal que subordina y explota a las mujeres y que como tal, reproduce la jerarquía sexual. Debe por tanto, interpelarnos a todos y a todas. Después de siglos de lucha por la igualdad, ¿vamos a permitir una sociedad donde los hombres tengan derecho a comprarnos?

[1] Fondation Scelles, “Sexual Explotation. Prostitution and Organized Crime”, 2012.

Fuente: https://tribunafeminista.elplural.com/2018/09/la-cultura-de-la-prostitucion/

Niñez y adolescencia en búsqueda de refugio, asilo y seguridad


Monedero 


Pilar, de 15 años, de la ciudad de El Progreso, en Honduras, está buscando asilo en Guatemala con sus padres y su hermano de 7 años tras haber sido amenazada por la mal afamada banda B18. La familia lleva en la Ciudad de Guatemala desde principios de abril.
En su escuela de El Progreso, una compañera de clase y un conocido miembro de la banda insistieron a Pilar para que se uniera a la banda y se prostituyera para generar fondos. Cuando Pilar lo rechazó, la niña comenzó a amenazarla. “Me dijo que como yo no le caía bien y no quería vender mi cuerpo, les pediría [a la banda] que me mataran”, cuenta Pilar. Los miembros de la banda también comenzaron a seguirla en su camino a casa desde la escuela.
Pilar les contó a sus padres las amenazas. Ellos tomaron la difícil decisión de vender su casa y sus pertenencias y marcharse a Guatemala.
“Todos los días mueren adolescentes en El Progreso, y a veces las bandas ni siquiera devuelven los cuerpos a las familias para que los entierren en condiciones. Es común que las bandas se lleven a niñas”.
Este es alguno de los muchos  testimonios que recoge el documento del Fondo de las Naciones Unidas para la infancia (UNICEF), titulado: “La infancia en peligro. Desarraigados en Centroamérica y México. Los niños y niñas  migrantes y refugiados se enfrentan a un círculo vicioso de adversidad y peligro”.
De acuerdo a UNICEF cada día, niños y familias de El Salvador, Guatemala, Honduras y México, dejan sus hogares y sus comunidades para embarcarse en una peligrosa travesía hacia el norte. La decisión de marcharse suele ser dolorosa y estar motivada por una interacción de factores, como la pobreza absoluta, la amenaza constante de la violencia, una gran escasez de oportunidades educativas para la niñez y un profundo deseo de reunirse con familiares que ya han migrado.
Para esa niñez Centroamericana o Mexicana -ya sea acompañada por un adulto o sin compañía-, México es el país de tránsito en su ruta hacía el Norte y como bien dice el documento: aquí enfrentan graves peligros y adversidad, incluso cuando por fin llegan a cruce fronterizo (quienes lo logran), enfrentan las políticas anti migratorias, racistas  y xenófobas del actual gobierno de Estados Unidos.
Eso ya permite tener una leve idea de la grave situación que viven en sus países No es que quieran emigrar, es que no le queda más remedio. Los expulsa un altísimo nivel de violencia, esas niñas de 12 o 15 años saben que quedarse significa convertirse en esclavas de las bandas, que entre otras cosas las venden o las obligan a venderse.
Y sus padres, toda la familia, vive en condiciones de pobreza muy críticas, que también los expulsa de sus países. Se ha convertido en una búsqueda desesperada de refugio, asilo y seguridad.
En un registro de 2016 de niños y adolescentes migrantes a los que habían mandado de vuelta a Honduras, un 31.5 por ciento de los encuestados citó la reunificación familiar como su causa principal para migrar. En una encuesta de 2018 realizada a personas retornadas a El Salvador, 28 por ciento  aseguró que la reunificación familiar había sido su motivación principal (UNICEF). Los padres de estos niños, niñas y adolescentes  ya están viviendo en Estados Unidos, o por lo menos algún familiar ya es migrante.
En 2017 fueron aprehendidos 82 mil 769 migrantes menores de edad en Estados Unidos, de los cuales la mitad estaba acompañado de un adulto y el resto iba solo. Guatemala fue el país con más menores no acompañados (14 mil 827) y unidades familiares (24 mil 657) aprehendidos en Estados Unidos en el mismo año.
Este dato se confirma en la gráfica, Guatemala es el país con mayor número de niñas, niños, adolescentes no acompañados y aprehendidos en la frontera de Estados Unidos. En el caso de México es muy notorio el descenso que muestra de 2014 a 2017; por fortuna la mayoría de esta niñez y adolescentes son entregados más fácilmente a sus familiares a traves del DIF.  Aún así las cifras son escalofriantes.
La mayoría de las detenciones de menores no acompañados y unidades familiares ocurrió en Rio Grande Valley (antes McAllen), con 57.2 y 66.0 por ciento del total, respectivamente. En 2017, se entregaron 42 mil 413 menores no acompañados a familiares y/o conocidos en E.U., principalmente en los estados de California, Texas, Florida y Nueva York.
Entre 2013 y 2017, los eventos de repatriación de niñas, niños y adolescentes mexicanos desde Estados Unidos descendieron de 16 mil 971 a 8 mil 907.
Sin embargo entre 2013 y 2016, los eventos de aseguramiento de niñas, niños y adolescentes extranjeros en México se incrementaron de 9 mil 630 a 40 mil 114, para después disminuir a 18 300 eventos. Todas estas cifras hablan de la gravedad que reviste la problemática de la migración en el caso de niñas, niños y, adolescentes.
La respuesta de Donald Trump, presidente de Estados Unidos es: separación y deportación de las familias, enjaular a la niñez.  Y  lo más ridículo y agresivo, se ha visto a niños de 4 o 6 años en la corte, sometidos a juicio porque tienen que responder a la acusación de haber entrado de esa  forma ilegal a ese país, cuando en realidad ellos dependen  de la voluntad de lo adultos que los llevaron o con los que se quieren reunir.
Todas la acciones de Estados Unidos son ilegales y abusan de la niñez y adolescencia  -muchas son niñas o jovencitas-, como dice UNICEF las ponen en un grave riesgo. Se han generado protestas internacionales, inclusive de la ONU.
¿Cómo protegerlos? porque aquí México tiene una doble responsabilidad: proteger y otorgar todos los Derechos Humanos a la población migrante en tránsito, independientemente del país que provengan y con énfasis en: niños, niñas y adolescentes así como impulsar y defender a esta misma población contra los abusos de Estados Unidos en todos los Foros Internacionales.
Promover y lograr acuerdos con los países Centroamericanos, no sólo en el tema de migración, también en forma importante en la cooperación económica y en la aplicación de políticas públicas contra la violencia con miras a mejorar la condiciones de toda la región, son otros de los compromisos.
De esa manera se podría logar una notable mejora en la condiciones de vida de esa población y verdaderamente lograr la reducción de la migración infantil y adolescente, no sólo de Centroamérica, también de México. Como recomienda Cepal: superar las ineficiencias de la desigualdad.
* Economista especializada en temas de género
Twitter: @ramonaponce
CIMACFoto: Carlos Abraham Macías
Por: Carmen R. Ponce Meléndez*
Cimacnoticias | Ciudad de México.- 

De negar "la violencia del machismo" a negar "el machismo de la violencia"


Miguel Lorente 

El machismo no para de colocar trampas en el camino para evitar que la sociedad avance hacia la igualdad, y cuando no puede colocar uno de esos cepos o artimañas, cambia la señales e indicaciones para confundirla y que se dirija a otro lugar dentro de su territorio.
Una de las formas más habituales que utilizan para invisibilizar al machismo es reducir toda la construcción cultural del patriarcado a las manifestaciones de la violencia conocida, especialmente a los homicidios, para luego limitar cada uno de los casos a sus circunstancias particulares y personales. De ese modo, dejan todo en manos de "unos pocos hombres que actúan bajo la influencia del alcohol o las drogas, o bien que padecen algún tipo de trastorno mental".
Bajo esas referencias, la violencia que sufren las mujeres "nada tiene que ver con el machismo" y todo son "unos pocos casos aislados", curiosamente el mismo argumento que utilizó el entonces vicepresidente del Gobierno, Álvarez Cascos, tras el asesinato de Ana Orantes por José Parejo en 1997, hace ya 21 años. Nada nuevo, como ven.
Son hombres de todas las edades, de diferentes niveles socio-económicos y de cualquier lugar, que actúan con violencia
La estrategia ha cambiado en esa actitud adaptativa del machismo, pero el objetivo es el mismo: cuestionar la realidad de la violencia de género para que no se llegue a su raíz y causa, que es el machismo. Antes negaban la violencia del machismo porque no había estadísticas oficiales ni se conocían todos los casos (no se consideraba como tal los homicidios cometidos sobre mujeres cuando el agresor no convivía con ellas), y todo se entendía como parte del crimen pasional o de la España negra. Y ahora que se conoce con exactitud su dimensión y que los datos hablan a gritos desde su silencio numérico, intentan negar el machismo de la violencia.
Por eso tratan a toda costa que el machismo de nuestra sociedad, el mismo que lleva a la discriminación de las mujeres, a que estén sobrerrepresentadas en el desempleo, en la pobreza, en el analfabetismo, en la precariedad del trabajo... y sobrerrepresentadas en la brecha salarial, en el acoso, el abuso sexual, las agresiones sexuales, en la violencia dentro de las relaciones de pareja y en los homicidios que se producen en dicho contexto, quede fuera de toda esa causalidad. Da igual que todo eso se lleve a cabo por "hombres normales" reconocidos como tales por sus entornos y en sus lugares de trabajo, cada uno con sus rasgos y características de personalidad, con sus hábitos y sus costumbres, con sus experiencias y aficiones, pero no "enfermos ni alcohólicos". Son hombres de todas las edades, de diferentes niveles socio-económicos y de cualquier lugar, que actúan con violencia bajo las referencias comunes de la cultura machista.
Es el típico argumento falaz y simple que puede utilizar quien se encuentra en una posición de poder
El argumento es tan falaz que, de repente, el machismo "ha eliminado" todos los crímenes de odio. Según su planteamiento, el racismo no existe, y cuando un hombre blanco agrede a otro de un grupo étnico diferente se debe a factores particulares y, según su razonamiento, se justificaría diciendo que los hombres blancos también agreden a otros hombres blancos. Y han acabado con la xenofobia, porque cuando un hombre español agrede a un extranjero lo hace por las circunstancias que han rodeado a los hechos, y lo explicarían por el hecho de que los hombres españoles también agreden a otros españoles... Es el típico argumento falaz y simple que puede utilizar quien se encuentra en una posición de poder que, por un lado, lo hace creíble, y por otro, coincide con lo que la mayoría de la gente necesita oír para no cuestionarse nada en lo personal ni respecto a la sociedad en la que vive. De ese modo contribuye a la confusión sobre la violencia machista, que es el objetivo de la estrategia posmachista para que el machismo se vea impune y salga indemne de todas las situaciones que él mismo crea.
Han pasado, como apuntaba, de "negar la violencia del machismo" a "negar el machismo de la violencia", pero ya no cuela. La sociedad ha crecido en igualdad y en conocimiento gracias al feminismo, y ahora es lo suficientemente consciente y comprometida para que sus pasos se dirijan de manera decidida hacia la erradicación del machismo. Los argumentos que utilizan y los ataques que hacen a diario en las redes sociales nadie los acepta, salvo ellos mismos, lo cual actúa como una especie de terapia de grupo, con el único inconveniente del odio que alimentan entre quienes piensan y actúan bajo esas referencias, que aún son demasiados.
Argumentan que si los hombres las hacen sobre otros hombres o las mujeres también las hacen en diferentes circunstancias, ya no es machismo
Las nuevas aportaciones a la estrategia argumental que utilizan para negar el machismo de la violencia, se basan en tres elementos principales: el cuantitativo, la exclusividad y la incompatibilidad. Los vemos de forma resumida.
  1. Según el argumento cuantitativo, como "sólo son unos pocos hombres"(60 de media al año), en comparación con los 20 millones de hombres de nuestra sociedad, no hay problema social. El argumento es tan pobre como decir que como sólo se producen unos 300 homicidios al año, tampoco existe ningún problema con la criminalidad ni hay hombres que decidan asesinar, todo se reduce a unos pocos hombres con problemas, pues de los 20 millones sólo matan, roban, estafan... unos cuantos. Pero, curiosamente, ese razonamiento sólo lo aplican a la violencia de género.
  2. La exclusividad trata de definir el machismo como conductas que sólo pueden hacer los hombres sobre las mujeres. Si los hombres las hacen sobre otros hombres o las mujeres también las hacen en diferentes circunstancias, ya no es machismo. Por lo tanto, como los hombres también agreden a otros hombres y las mujeres actúan de manera similar en ocasiones, ya no hay machismo en las agresiones que realizan los hombres sobre las mujeres. Para el machismo todo lo que termina en el mismo resultado tiene el mismo significado y debe abordarse del mismo modo, da igual que la violencia sea terrorista, xenófoba, racista... De nuevo buscan esconder el machismo de la violencia que genera, ocultado que la esencia de la conducta violenta está en las motivaciones y en los objetivos que pretende, no en el resultado, pues todas las violencias acaban en conductas similares, pero desde diferentes posicionamientos.
  3. La incompatibilidad presenta al machismo como un elemento incompatible con cualquier otro elemento o circunstancia. Según ese argumento, si un hombre tiene un rasgo de personalidad que lo presente como narcisista, dependiente, impulsivo, asertivo... ya no es el machismo el que actúa en la elaboración de su conducta, sino sus características particulares; como si un narcisista no pudiera ser machista o un compulsivo tampoco pudiera serlo. La realidad nos dice que es lo contrario, y que es el machismo el que da las referencias para llevar a cabo determinados comportamientos, y que luego se realizan de manera distinta según sus características personales y las circunstancias particulares que actúen en el momento de materializarlo. Niegan el machismo para que no se pueda incidir sobre los factores que permiten la violencia de género como una conducta amparada por la normalidad, los mismos factores que actúan también como garantes de los privilegios de los hombres en una cultura levantada sobre la desigualdad.
El machismo es cultura, no conducta... Lo que define al machismo es esa cultura que determina las identidades y crea los valores, ideas, mitos, estereotipos... que las sustentan, circunstancias que permiten encontrar razones para llevar a cabo los comportamientos que decidan, y luego proporcionar justificaciones para integrarlas en la sociedad bajo la idea de "normalidad" (cuando su resultado no es muy intenso), o de "patología" (cuando es grave y necesitan recurrir al alcohol o a los trastornos mentales).
La argumentación del machismo es pobre y simple, pero les sirve para reforzarse en sus pociones, mantener la cohesión interna como grupo, y levantar odio hacia fuera. Y les sirve también para generar confusión en una sociedad pasiva que contempla la realidad como si no formara parte de ella.
El machismo está cada vez menos presente, pero los machistas que están son cada vez más violentos. No debemos permitirlo.

¿Quién es la gente invisible de la que habla Cuarón?

México miles de empleadas domésticas carecen de seguridad social

Alfonso Cuarón dedicó la cinta Roma a su nana, Libo, una empleada doméstica que lo cuidó en la colonia Roma; en México sigue sin brindarse seguridad social a miles de trabajadoras del hogar.


El director mexicano Alfonso Cuarón, galardonado este sábado con el León de Oro del festival de Venecia, reconoció que su filme, que dedicó a su niñera indígena, habla de la gente “invisible”, aquella que la sociedad no percibe.
La película, que lleva el título Roma -por el barrio donde creció en la Ciudad de México-, fue dedicada a Libo, la nana de Cuarón en su infancia, una trabajadora doméstica de origen indígena que en el filme se llama Cleo (interpretada por Yalitza Aparicio).
“Libo, este filme es el producto de mi inmenso amor por ti, por mi familia y por mi país”, clamó el cineasta.
En México, más de 2 millones de empleadas domésticas, o trabajadoras del hogar, no tienen acceso a prestaciones de seguridad social.
En marzo de 2014, quien era secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, prometió enviar al Senado el Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo, para que México la ratificara.
De ese modo, se garantizarían los derechos sociales y laborales de las trabajadoras del hogar. Sin embargo, cuatro años después, no se ha cumplido esa promesa.
El Convenio no ha sido ratificado.
Osorio Chong, ahora senador, recordó el 6 de septiembre pasado que 2 millones de trabajadoras del hogar siguen sin tener prestaciones de seguridad social, aunque no dio una explicación de por qué, cuando fue secretario de Gobernación, no se cumplió la promesa.
El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), como reportó previamente Animal Político, ha dicho en reuniones que no le alcanzaría el dinero para afiliar a los 2.4 millones de trabajadores del hogar que hay en el país.
Sin embargo, expertos mencionaron que lo que no hay es voluntad política para reconocer a las trabajadoras domésticas.
“Es que no es si el IMSS puede o no puede, es su derecho porque lo dice la Constitución”, consideró Martha Cebollada, profesora del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).
Sobre el tema, la organización @NosotrxsMX recordó que 87.7% de las trabajadoras del hogar en México “al día de hoy trabajan sin prestaciones laborales (ENADIS, 2017). Que Roma de #Cuaron nos sirva para exigir en colectivo el reconocimiento de todos sus derechos”.

Olga Sánchez Cordero: un nuevo aliento de esperanza para las mujeres


OPINIÓN
   Mujer Sonora



A Olga Sánchez Cordero no se le mueve un pelo siquiera cuando se le pregunta directo: ¿La iniciativa de despenalización del aborto va? ¡Por supuesto! es su respuesta, con la claridad de que las mujeres no deben ser encarceladas por abortar.
Esta conversación se dio en el marco de la visita de la ex ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, senadora de la República y próxima secretaria de Gobernación a la asamblea en pleno del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio.
Mientras sesionábamos en la Ciudad de México, las integrantes de los 23 estados y las 43 organizaciones y personas que lo conformamos, discutíamos sobre el hecho de que el próximo gobierno que entrará en funciones el 1 de diciembre no ha tocado ni tangencialmente el tema del feminicidio y  violencia extrema contra las mujeres.
Al ser una Red que ha trabajado por más de 11 años en la documentación del feminicidio en México, acompañado casos emblemáticos que sirven de marco para dar justicia a otros similares, considerábamos necesario ir a tocar la puerta para recordar que habíamos solicitado un acercamiento con la próxima secretaria de Gobernación.
Es así que nos apersonamos en la casa de transición de Andrés Manuel López Obrador para manifestarle nuestra preocupación por la ausencia del tema en su discurso, incluso en su equipo de transición.
Entre consignas, declaraciones a la prensa, testimonios de madres y padres de mujeres y niñas víctimas de feminicidio, desaparición y trata de personas, pudimos posicionar el mensaje en los medios, lo cual estamos seguras hizo que llegara a los oídos correctos.
Y si bien nuestra valla para recibir al presidente electo y comunicarle nuestras inquietudes y solicitud de una próxima reunión con él no sirvió para contactarlo personalmente, ocurrió algo mejor, la mismísima Sánchez Cordero acudió a nuestra asamblea el día siguiente.
La reconocida jurista es hoy una especie de “rockstar”, pues su popularidad es tan inmensa como la esperanza que inspira en las víctimas y entre quienes nos dedicamos a defender los Derechos Humanos en general, y de las mujeres en particular. Las fotos y las consultas no se hacen esperar.
Y es que como ministra de la Suprema Corte de Justicia siempre se distinguió por abanderar las causas sociales desde un enfoque derecho humanista.
Como sonorenses, la conocimos como una férrea defensora de la teoría que visibilizaba la responsabilidad penal de todas y todos los responsables de la tragedia en la Guardería ABC, ocurrida el 5 de junio del 2009, donde murieron 49 niñas y niños menores de cuatro años.
Sánchez Cordero no titubeó en defender a través de sus argumentos de constitucionalista que los responsables eran imputables, lo que desgraciadamente no fue apoyado en mayoría, y permitió  que los mismos solo fueran señalados por delitos culposos que los mantienen en libertad.
La popularidad de Olga Sánchez Cordero tiene que ver con eso, con su indoblegable voluntad de defender nuestra Constitución, y sus principios garantistas de protección a los Derechos Humanos.
Por ello en sus intervenciones expuso con claridad sus preocupaciones sobre la crisis de violaciones graves a los Derechos Humanos en que deja el país el actual gobierno.
Modificar el mecanismo de protección a defensoras y periodistas es uno de sus objetivos, pues pretende ampliar la garantía de protección a ambas actividades.
La escucha atenta es una de sus virtudes y su respuesta inmediata otra más. Pero lo mejor, es su proclividad a comprometerse, a no evadir el compromiso.
Olga Sánchez reacciona de inmediato al punto de interés con las defensoras, que a nuestro nombre, expusieron los temas de prioridad; con las víctimas presentes en la reunión, para conocer el estatus de sus casos.
En el tema del feminicidio recordó cómo fue parte de la discusión en la Corte del caso Mariana Lima Buendía, el cual arrojó una sentencia emblemática, que ahora es el paradigma obligatorio para investigar los casos de feminicidio en México.
Mientras comentaba el caso como muestra de su compromiso con el tema, y mencionaba el papel preponderante que tuvo Irinea Buendía, madre de Mariana, fue ésta misma quien la retroalimentó, pues se encontraba presente como integrante del OCNF.
Irinea coincidió en la voluntad incuestionable que Sánchez Cordero mostró en el proceso del caso de Mariana Lima, quien fue asesinada por su esposo, el comandante de la policía Julio César Hernández Ballinas, mismo que arregló todo para que el caso se procesara como suicidio.
Pero esos son sólo dos casos de los tantos en los que la ex ministra y Senadora de la República mostró su vocación derecho humanista, constitucionalista y de compromiso con la justicia.
De pensamiento liberal, progresista, Olga Sánchez Cordero enfrentará el proceso de nombramiento de dos de las instituciones fundamentales para el diseño de políticas públicas  para las mujeres y el procesamiento de las solicitudes de Alerta de Género en México.
El Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) y la Comisión Nacional para erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim), están justo bajo la responsabilidad de la Secretaría de la que será titular.
Decidida como es, pidió puntualmente toda la información relevante que produce y ha documentado el OCNF, como son estadísticas, patrones regionales de comisión de feminicidio, incidencia en políticas públicas y legislación, así como las identificadas como necesarias de trabajar para lograrlas.
La primera de las muchas reuniones de trabajo que se pretende realizar entre las organizaciones de defensoras y la ex ministra, senadora y próxima secretaria de Gobernación, fue un éxito si se consideran los compromisos asumidos frente al pleno del observatorio.
Pero lo más exitoso será el camino que Olga Sánchez irá abriendo en la administración federal. Si ella logra impulsar la agenda urgente para detener la emergencia nacional que significan las 9 mujeres asesinadas diariamente en México, el panorama podría empezar a cambiar para nosotras.
Pero de ello Sánchez Cordero se está ocupando. Tiene muy claras sus responsabilidades y compromisos y ni las acusaciones de abortista la detienen, pues más que eso, es una clara derecho humanista, y eso imprime un nuevo aliento de esperanza a las mujeres.
*Periodista integrante de la Red Nacional de Periodistas y directora del blog Mujer Sonora http://mujersonora.blogspot.mx/
Twitter: @mujersonora

CIMACFoto: Silvia Núñez Esquer
Por: Silvia Núñez Esquer*
Cimacnoticias | Hermosillo, Son.- 

Radio Nunca en Domingo #InformativoFeminista

Otras historias de un fraude


OPINIÓN
   Zona de Reflexión
Por: Lucía Lagunes Huerta*


El fraude sobre la paridad lo inauguraron los partidos políticos en 2009, cuando obligaron a ocho diputadas a renunciar para que sus suplentes hombres llegaran al poder. Hoy la historia se repite de manera grotesca, al intentar obligar a 43 mujeres chiapanecas a renunciar a sus encargos políticos.
Si para poder mantener los privilegios es necesario violentar la ley, hay que hacerlo. Ese es el mensaje que se envía con estas acciones, a la par se  advierte a las mujeres, que el terreno político que han monopolizado los hombres y que hoy está en disputa, no lo cederán.
A este fraude se le suma otro, el de Manuel Velasco Coello, gobernador saliente de Chiapas, que compitió para senador por Chiapas, que ganó, tomo posesión, pidió licencia y regresó a su estado para concluir su mandato gracias a la alianza entre Morena y el Partido Verde.
En ambos casos coincide el mensaje: para mantener mi privilegio estoy dispuesto a todo, legal o no, legítimo o no. Esta es la práctica que durante años ha mantenido a los hombres en el poder.
Pero el contexto no es el mismo que en 2009, algunas de las chiapanecas que han sido presionadas para abandonar su cargo, se han negado dignamente a no ceder a la violencia, acción que es acompañada por legisladoras, las que este martes mostraron la fuerza de la acción conjunta al tomar la tribuna de la Cámara de Diputados  y exigir #NoSinMujeres. 
Los ataques contra la democracia paritaria en México no pueden quedar impunes; la respuesta de autoridades locales y federales debe ser contundente para poner un alto a la violencia política, señalaron ayer las legisladoras que tomaron la tribuna.
Y no es casual, ni una exageración, sino una exigencia real porque la violencia política contra las mujeres se ha ido recrudeciendo en medida que las mujeres han ido avanzando en la defensa de sus derechos políticos.
Si miramos sólo hacia el pasado proceso electoral los atentados contra candidatas son un llamado a la acción. De acuerdo con el informe sobre violencia política en el proceso electoral las candidatas y sus familias fueron violentadas e incluso 17 candidatas fueron asesinadas.
La paridad hoy no es un regalo, ni una concesión, tampoco es resultado de un partido político, sino de la lucha de las mujeres en por lo menos tres siglos.
Ninguna de las 43 mujeres puede dimitir de su encargo producto de la violencia que se ejerza. Ningún hombre puede ocupar un encargo público como resultado de la violencia que él o sus seguidores ejerzan.
La autoridad no puede mirar para otro lado, su obligación es cumplir con el Estado de derecho y hacer cumplir la ley, ni más ni menos.
Rey de corazones
Dice la doctora Fina Sanz que el sexismo de las expresiones lingüistas está incorporado y reproducido por mujeres y hombres. Tomar conciencia de ello es fundamental para utilizar el lenguaje como una forma de liberación que favorezca el cambio de nuestras propias estructuras internas y ejerza una acción sobre las relaciones personales y la estructura social.
*Periodista y feminista, directora general de CIMAC.
Twitter: @lagunes28

Imagen retomada del Congreso de Morelos
Cimacnoticias | Ciudad de México.-

OTRAS, el debate sobre los derechos de las prostitutas está servido

Prostitución & Debate (II)
harimaguada.org

Comunicado del Colectivo Harimaguada sobre que se permita la sindicalización de las mujeres que ejercen la prostitución.

El Colectivo Harimaguada lamenta la actitud del gobierno español de revocar la autorización que dio el Ministerio de Trabajo a la Organización de Trabajadoras Sexuales (OTRAS), paralizando así una iniciativa democrática de autoorganización del colectivo de trabajadoras y trabajadores sexuales en defensa de sus derechos laborales. Así mismo este Colectivo muestra su asombro y desconcierto ante las declaraciones de diversos representantes del gobierno y ante el debate generado, en el que se llega a confundir, una vez más, la prostitución con la trata de personas con fines de explotación sexual, creando así estereotipos estigmatizadores que afectan directamente a las trabajadoras del sexo. Precisamente es el estigma asociado a ganarse la vida con la prostitución el mayor problema al que éstas se enfrentan, y políticas e intervenciones como la que analizamos, lo magnifican.

La realidad no se puede falsear, estableciendo adulterados y emocionales debates en torno a prostitución sí o prostitución no. Estamos de acuerdo en que el trabajo sexual se está generando en un sistema neoliberal y hetero-patriarcal, en que somos muchas las personas que luchamos contra él y por construir una sociedad centrada en las necesidades humanas, igualitaria, diversa, equitativa y justa, donde todas las personas tengamos los mismos derechos, donde todas las mujeres del mundo podamos tener una vida autónoma, digna y libre.

Pero también hemos de reconocer que no podemos ignorar a las personas que participan voluntariamente (dentro de los límites que nos permite esta sociedad) en la prostitución, que se reconocen como trabajadoras y que están exigiendo cuestiones básicas como lugares seguros para trabajar y derechos laborales y sociales.

Lo que realmente debería provocar indignación es que  la patronal del trabajo sexual, los empresarios de clubes de alterne, estén organizados y reconocidos legalmente para preservar sus intereses  y que las trabajadoras no puedan auto organizarse para defender sus derechos. Ante ello solo podemos estar a favor de los derechos de las trabajadoras del sexo o condenarlas al abuso laboral, la exclusión y la clandestinidad, pues es evidente que las políticas sancionadoras no han logrado sus objetivos, aumentando la vulnerabilidad de las personas a las que pretende proteger. Solo nos corresponde plantearnos qué podemos hacer para contribuir a mejorar sus vidas dentro del sistema actual, pero teniendo cuidado con pensar que somos nosotras las que tenemos estas respuestas, sin contar con ellas. Las trabajadoras del sexo se reconocen como trabajadoras y están exigiendo derechos.

Es imprescindible que la sociedad las escuche para hallar nuevas perspectivas al tratar y hablar de prostitución, que no las prive de esos derechos humanos básicos. Y uno de los primeros pasos para lograrlo pasa por su auto-organización, pues ésta las fortalece como protagonistas de sus vidas, permitiéndoles visibilizarse públicamente, crear conciencia colectiva y reivindicar sus derechos. La visibilización pública de las condiciones en las que están trabajando contribuye también a romper con el estigma de la prostitución y con los estereotipos con los que se les define.

Lo cierto es que no existe ningún otro sector en el que se permita tener a trabajadores sin que estos se puedan sindicalizar. Recordemos que la compra y venta de sexo por parte de personas adultas no es un delito penal en el Estado español, y que también es legal tener un establecimiento en el que haya prostitución siempre que las trabajadoras del sexo sean adultas, independientes y no presionadas y que la propietaria o propietario no obtenga beneficios económicos de su trabajo (entendiendo éste como el “contacto carnal”), trabajadoras que ven sistemáticamente vulnerados y desprotegidos sus derechos. La autoorganización de las trabajadoras y los trabajadores del sexo no va a promover mayor explotación sexual.

Muy al contrario, dará apoyo y reconocimiento público a quienes llevan reivindicando derechos y denunciando la explotación sexual desde hace mucho tiempo. Como en cualquier otro sector, las empodera, haciéndolas menos vulnerables ante el abuso y la explotación. Por lo tanto, un gobierno que se autodefine como progresista debería aplicar políticas sobre trabajo sexual basadas en los derechos humanos y en una perspectiva feminista de justicia social, donde los espacios de participación y representación de estas mujeres y el reconocimiento de sus derechos sean una realidad.

Queremos derechos para todas, todas, todas, desde el reconocimiento de las necesidades y realidades diversas y concretas y partiendo de la aceptación de sus posibilidades como sujetos dueños de sus cuerpos y de sus vidas. ¡Esperamos que seamos capaces de avanzar en este camino!.

La prostitución no es sindicable

Prostitución & Regularización
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Sobre el rechazo del Ministerio de Sanidad ,Politica social e Igualdad de España de la solicitud de OTRAS como sindicato de trabajadoras sexuales.

Aparte de la cuestión catalana, pocos temas suscitan debates tan encendidos como el de la prostitución. La decisión ministerial de rechazar la inscripción de OTRAS como “sindicato de trabajadoras sexuales” ha desatado una oleada de airadas reacciones en las filas de una parte significativa de la izquierda y del feminismo. Así, hemos escuchado enérgicas protestas, acusando al gobierno del PSOE de coartar el derecho de asociación, cerrando el paso a la auto-organización de las mujeres y violando sus derechos de sindicación.
Sintiéndolo mucho por esas voces que se han alzado en nombre de los derechos de las “trabajadoras sexuales” – voces entre las que se cuentan las de no pocas amigas y compañeras políticas – debo decir que, en esta controversia, es a mi entender el gobierno quien se sitúa más a la izquierda, en una posición más acorde con la defensa de los intereses de las mujeres – empezando por aquellas que se hallan inmersas en el mundo de la prostitución – y más respetuosa hacia el sindicalismo de clase.
Hay una gran confusión en el enfoque de la cuestión. El “gol por la escuadra” no se lo han colado tanto al gobierno como a la opinión pública. Y no lo ha hecho ningún colectivo de mujeres, sino la poderosa industria del sexo, interesada en promover un nuevo marco jurídico, más ventajoso para la expansión de sus negocios, que comporte la legalización de la prostitución. Eso es lo que realmente está en juego… y es precisamente lo que queda hábilmente embrollado por la polémica.
Veamos. No toda actividad humana es sindicable. Nunca ha podido haber un sindicato de esclavos – lo que no quiere decir que, a lo largo de la historia, los esclavos no se hayan rebelado y auto-organizado. Pero, cuando lo han hecho, ha sido para abolir su esclavitud, no para negociar el número de latigazos que se les podían administrar. La acción sindical requiere una existencia jurídica formal de igualdad. Y la necesidad de esa acción sindical radica en el hecho de que, a pesar de dicha igualdad jurídica, se da una desigualdad social entre los poseedores de los medios de producción y aquellos que sólo disponen de su fuerza de trabajo. En ese sentido, la tradición socialista habla de la condición de la clase obrera como de una “esclavitud asalariada”. Pero Marx distinguía muy bien entre la situación del proletariado industrial y la de los esclavos de las plantaciones. Tanto es así que la Iª Internacional apoyó firmemente a Lincoln, que distaba mucho de ser socialista, en la guerra civil americana. En el largo camino hacia la emancipación, el movimiento obrero requería la abolición de la esclavitud para progresar en su organización.
Hoy asistimos a una intensa batalla ideológica para que aceptemos la prostitución como un trabajo, como una mera prestación de servicios. La constitución y el reconocimiento de sindicatos de prostitutas certificaría, pues, la legitimación de la prostitución como una actividad profesional más. Pero ése es, al mismo tiempo, el talón de Aquiles de la argumentación. Porque no puede darse una acción sindical por debajo de un umbral de reconocimiento de derechos humanos, cuya ausencia constituye la característica fundamental de la prostitución. La prostitución se basa en una desigualdad estructural entre hombres y mujeres; desigualdad que una sociedad democrática no debería admitir. La prostitución es un privilegio masculino y funciona como un comercio entre hombres: unos hombres – por medios diversos, combinando violencia, engaño, opresión racial y explotación de situaciones de pobreza – condicionan a unas mujeres, las deshumanizan y las ofrecen como mercancía a otros hombres. Esa es la realidad. Por supuesto, no sólo hay mujeres en situación de prostitución. También hay hombres, personas transexuales… Pero los “clientes” son siempre hombres. El consumo femenino de sexo de pago es irrelevante. La prostitución quizás sea la más genuina de las instituciones patriarcales.
Los colectivos que defienden la legalización de la prostitución siempre andan exigiendo que distingamos entre prostitución forzada, resultado de la trata, y “voluntaria”. Una exigencia exclusivamente dirigida, por cierto, al feminismo abolicionista, nunca a los “clientes”. Pero la cuestión de la libertad no es pertinente cuando hablamos de prostitución. Sobre todo si la disociamos del verdadero problema, que es de la igualdad. Vale la pena recordar que la abolición de la esclavitud americana no consistió en decir que los negros que quisieran podían abandonar los campos de algodón de los terratenientes sureños. Lincoln no ahondó en la subjetividad de Kunta Kinte, ni del Tío Tom. Planteó que ningún ciudadano tenía derecho a poseer, comprar o vender a otro ser humano. En eso consiste la abolición de la esclavitud – y, cabe esperar, de esa forma persistente de esclavitud que constituye la prostitución: la supresión de un privilegio. Una supresión jurídica que, aunque no suponga ni mucho menos la desaparición de aquella relación de opresión, sí obliga a los poderes públicos a trabajar para su erradicación y representa, en ese sentido, un progreso inestimable para la humanidad.
Pero, volvamos al sindicalismo. Lo que está en cuestión no es que las mujeres inmersas en el mundo de la prostitución se organicen – cosa que no topa con ningún impedimento jurídico, sino con las condiciones de violencia, el férreo control de las mafias proxenetas y los estragos físicos y psicológicos que padecen esas mujeres. En el mejor de los casos, podríamos imaginar asociaciones de ayuda mutua. Pero en ninguna circunstancia podría hablarse de sindicatos.
En distintos países existen organizaciones que se presentan como “sindicatos de trabajadoras sexuales”. En general, esas entidades se caracterizan – dicho de modo suave – por la escasa presencia de mujeres en sus filas y por el hecho de concentrar su actividad en una propaganda de los parabienes de la prostitución, recusando de manera calumniosa del pensamiento abolicionista. No tengo noticia de que, en parte alguna, dichos “sindicatos” hayan negociado ningún convenio, contrato laboral o mejora de las condiciones de trabajo de las mujeres cuyos intereses dicen defender. Y es que, sencillamente, eso no es posible. ¿Cuáles serían los términos de un convenio del ramo de la prostitución? ¿En qué consistiría un Estatuto de la Trabajadora Sexual? Por ejemplo… ¿cuál sería la edad legal para empezar a ejercer la prostitución? ¿Habría una formación profesional y contratos de aprendizaje? ¿Cómo se establecerían las tablas salariales? ¿Por el número y la naturaleza de los “servicios”? ¿Tendrían derecho las mujeres a rehusar clientes o a rechazar determinadas prácticas? ¿Tendrían, por ejemplo, la obligación de seguir ejerciendo durante la menstruación o durante el embarazo? ¿Se reconocerían las enfermedades sexualmente transmisibles como enfermedades profesionales? Pero, sobre todo, si algo semejante llegase a plasmarse en un papel, ¿alguien cree posible el control, por parte de la Inspección del Trabajo, de un convenio incluyendo algún límite a la explotación de las mujeres? Si consideramos la experiencia de Alemania, con una amplia red de millares de burdeles, la patronal proxeneta puede dormir tranquila. La legalización no ha supuesto una mejora en la protección de las mujeres. Al contrario, al fomentar la demanda, se ha incrementado la trata – procedente sobre todo de Europa del Este – para satisfacerla. Y, con todo ello, los circuitos ilegales de prostitución.
Bajar de la nube de los discursos de auto-consumo y aterrizar sobre el arduo terreno de la articulación práctica de las mejoras materiales – no hay nada más práctico y concreto que el sindicalismo –, nos lleva a darnos de bruces con la realidad: un mundo donde la integridad y la dignidad humanas son pisoteadas, negadas por la propia naturaleza de la relación que se establece en la prostitución. Lo que hace que no sea sindicable. Situándonos en un elemental enfoque sindical, una supuesta actividad profesional que, como es el caso de la prostitución, conlleva los niveles de mortalidad, drogodependencias y enfermedades que certifican la OMS y multitud de estudios – incluidos los de países donde, legalizado, el comercio sexual se expande – debería ser tan proscrita como antaño lo fue el trabajo infantil en las minas de carbón. Sin contar con las consecuencias de normalizar la prostitución desde el punto de vista de los derechos de las mujeres en el mundo del trabajo.
Por otra parte, ¿de qué derechos hablan quienes arguyen que habría que reconocer la prostitución como un trabajo? ¿Hablan acaso de la regularización administrativa de tantísimas extranjeras pobres que nutren los contingentes de mujeres prostituidas en los clubs de carretera y las calles de los polígonos? ¡Nadie lo desea tanto como las abolicionistas! Porque nada facilitaría tanto la salida de la sordidez de la prostitución por parte de esas mujeres como disponer de papeles. ¿Hablamos de cobertura social? Nada impide a una mujer que ejerza la prostitución inscribirse en la seguridad social en régimen de autónoma, cotizar y acceder a las prestaciones correspondientes. Si eso no ocurre, no es porque alguna ley lo prohiba, sino porque las mujeres que se encuentran en situación de prostitución no gozan de la libertad y el desparpajo de quienes hablan en su nombre como supuestas sindicalistas – y que empiezan por minimizar el fenómeno de la trata y el control mafioso como si fuesen algo residual. Las leyes de extranjería, las violencias de los proxenetas, la ignorancia, las adicciones, la pérdida de autoestima y de autonomía personal… En una palabra: la propia realidad destructiva del mundo de la prostitución es lo que aleja a las mujeres incluso de derechos que, formalmente, ya tienen.
Pero, aparte de lo dicho, aún nadie ha formulado, ni concebido, un derecho sindical propiamente dicho susceptible de implementarse en las relaciones laborales del pretendido “trabajo sexual”. Sólo escuchamos discursos sobre el “empoderamiento” que hacen las delicias de una izquierda de matriz postmoderna que se ha socializado muy poco en el mundo del trabajo y de un feminismo sin arraigo de clase. Sería muy recomendable recuperar la memoria histórica y la continuidad de movimientos feministas tan ejemplares como el que representaron en su día las “Mujeres Libres” de la CNT. En los años treinta y en plena guerra contra el fascismo, no disponían todavía de las herramientas conceptuales y los descubrimientos que ha ido forjando el feminismo en décadas ulteriores. Sin embargo, sí entendieron como nadie la solidaridad con las mujeres prostituidas, a quienes veían como las hijas más humilladas y oprimidas de la clase obrera y a quienes había que devolver a un lugar digno de la sociedad. Y eso, levantándose contra los privilegios y el dominio de los hombres… empezando por los de la propia CNT. (Ver el magnífico trabajo de Nekane Jurado, “Lucharon contra la hidra del patriarcado: Mujeres Libres”, editado por Eusko Lurra fundazioa).
En resumen: no es el derecho de asociación lo que está amenazado por el gobierno, sino el derecho de las mujeres a no ser prostituidas lo que está en peligro ante el poderío de las industrias del sexo. Unas industrias que generan enormes beneficios y que quieren seguir expandiéndose. Y unas industrias que despliegan campañas publicitarias muy eficaces, con mensajes específicos para seducir a cada colectivo de las bondades de una prostitución adaptada a sus respectivas ideas. Ante las feministas, se evoca el derecho al propio cuerpo. A los anticapitalistas, se les habla de auto-organización. A los sindicalistas, de derechos laborales. En Alemania hubo hace algún tiempo una campaña promocional, ofreciendo descuentos a los clientes que acudiesen al burdel en bicicleta. ¿Quién dijo que la prostitución está reñida con la ecología? Si hemos de atenernos al revuelo que se ha formado estos días – e incluso a las dudas aparecidas en las filas de algún sindicato de clase – hay que reconocer que esas maniobras de confusión funcionan.
En la prostitución, los únicos derechos que prevalecen son los de proxenetas y puteros. Para que triunfen los de las mujeres son necesarios cambios legislativos que nos saquen del actual limbo jurídico. Pero no en el sentido que querrían los proxenetas, deseosos de instalarse en el panorama social como respetables empresarios. Necesitamos con urgencia una legislación inspirada en el modelo abolicionista feminista nórdico, que despenalice y proteja a las mujeres y, por el contrario, castigue la compra de servicios sexuales. Sin demanda, no habría prostitución, ni trata. A no ser que creamos que la prostitución constituya un derecho del hombre.
Fuentes:
https://acciofeminista26n.files.wordpress.com/2011/10/mostra3-llibre-abolicio_nomc3a9s_lectura.pdf