9/24/2016

Programa Tiempo de Mujeres en CFRU la radio universitaria de Guleph sábado 24 sep 2016

TIEMPO DE MUJERES
Desde cfru 93.3 fm la Radio de la Universidad de Guelph
en Ontario, Canadá
escúchalo cada sábado en www.cfru.ca

MUJERES POR LA DEMOCRACIA
Bienvenida al programa de hoy
Noticias de Género en la Red





Sabemos que las mujeres no somos reconocidas por lo que hacemos, y los hombres haciendo lo mismo tienen el reconocimiento y el crédito siempre, pero además sucede que muchos ven o creen que el mundo ha sido construído mayoritariamente con la mano masculina sin contar el otro lado de la historia que tiene que ver con la mano de obra femenina, porque en todas las obras hechas para la humanidad hay mujeres detrás, es asi en todo tipo de INstituciones locales o internacionales como la ONU, quién conoce a la brasileña Bertha Lutz ? pocos, ella en la década de los años 40, estuvo al frente del grupo de delegadas que inscribieron la igualdad de derechos para hombres y mujeres en la Carta de la ONU, en la Conferencia de San Francisco sobre la Organización Internacional, de 1945, al contrario de lo que se cree, los derechos de las mujeres en la Carta no son el resultado de las acciones de Eleanor Roosevelt, no fue una cláusula estadounidense ni británica, sino la insistencia de América Latina, porque Lutz, junto con Minerva Bernadino, de República Dominicana, y la senadora uruguaya Isabel P. de Vidal, fueron quienes insistieron en la mención específica de “la igualdad de derechos de hombres y mujeres” al inicio de la Carta, Lutz y sus colegas actuaron en una época en que solo 30, de los 50 países representados en la conferencia de San Francisco, habían otorgado el derecho de voto a las mujeres, interesante verdad ?

  -Profesiones sin nombre de mujer-
 Y en este tema de el poco o nulo reconocimiento, nos va peor en las áreas científicas y técnicas porque de entrada esas materias parecieran exclusivas de los varones y se excluye a las mujeres, pero aún así ahi estamos, si preguntáramos en la calle a las personas que mujeres científicas recuerdan tal vez nos mencionen a Marie Curie cuando existen muchísimas más que han contribuido en el avance de estas materias, el supuesto motivo dicen es porque los horarios para el desarrollo en estos campos se contraponen a los horarios para formar una familia, en el entendido de los roles estereotipados de cuidado del hogar y los hijos, roles que estan cambiando responsabilizando a las parejas de atender tanto hiijos e hijas como cuidados del hogar, por lo que ante esta cambio el panorama pudiera cambiar

También es importante además de la inclusión física, la inclusión en medios,  y hablamos no sólo de aparecer más en medios de comunicación sino hablar de contenidos con perspectiva de género, con respeto y espacios, porque es obvio que en materia periodística no hay igualdad, nosotras no somos nota para muchos medios que repiten patrones, estereotipos sin valorar el papel de las mujeres a través del tiempo, y para eso necesitamos capacitarnos, de inicio para saber de qué hablar y cómo hacerlo mejor
Y para cerrar el programa de hoy hablaremos sobre el cierre de la reunión de feministas AWID al que le dimos gracias a cimacnoticias buena cobertura, haremos una recapitulación de lo que ahi sucedió 



Escucha este Programa 



Escucha los programas anteriores en la web de la radio

sigue nuestra página en Facebook
Todos los Sábados de 6 a 9 de la noche
(tiempo del Este)

Violaciones en Atenco, con Peña como gobernador, “nuevo golpe a su Presidencia”: ‘NYT’


"El llamado de una comisión internacional a investigar las medidas tomadas en 2006 por orden de Enrique Peña Nieto, cuando era gobernador es un nuevo golpe a su presidencia", destaca el principal diario estadounidense.

(AP)

Este viernes, el periódico estadounidense The New York Times retomó en su primera plana el caso Atenco que, señaló, “podría pegarle a la Presidencia” de Enrique Peña Nieto, pues aborda el tema de las mujeres víctimas de los arrestos arbitrarios y las torturas sexuales cometidas por fuerzas del Estado mexicano el 3 y 5 de mayo de 2006, cuando Enrique Peña Nieto era entonces gobernador del Estado de México y ordenó un operativo para reprimir una manifestación en San Salvador Atenco.
Según el NYT, este operativo policiaco tenía como objetivo reprimir un movimiento de protesta contra el proyecto de un nuevo aeropuerto en San Salvador Atenco. Sin embargo, dicho movimiento había evolucionado hasta convertirse en “catalizador de otras luchas de reivindicación social”.
“La represión ordenada por el gobierno terminó con la muerte de dos personas, más de 200 detenciones y decenas de heridos graves. Los agentes de seguridad que participaron fueron acusados, entre otras violaciones a los derechos humanos, de torturar sexualmente a más de 20 mujeres.”
Once de estas mujeres denunciaron los abusos cometidos contra de ellas, pero al encontrarse con trabas para encontrar justicia en México, se vieron obligadas a llevar su caso a instancias internacionales.
El entonces gobernador Enrique Peña Nieto declaró, un mes después de los hechos, que “la “fabricación” de acusaciones era una táctica conocida de grupos radicales, y que ese podía ser el caso de las mujeres que denunciaban violaciones por parte de la policía, con el objetivo de desacreditar al gobierno”.
Sin embargo, a diez años del crimen, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha emitido su dictamen a favor de las víctimas y el pasado sábado 17 de septiembre mandó el caso a la Corte “que podría obligar al Estado mexicano a establecer responsabilidades en toda la cadena de mando involucrada en los hechos, lo que incluye al entonces gobernador del estado que ordenó el operativo, hoy presidente de México”.
Mientras tanto, “la oficina del presidente ha dicho por su parte que la CIDH no responsabilizó a Peña Nieto ni lo ha nombrado explícitamente como un objetivo de la investigación. Más allá de eso, sostienen, los casos judiciales en México nunca lo han hecho responsable de las agresiones sexuales a las mujeres”.
De acuerdo con NYT en español, este es uno de los casos de las víctimas:
“A Yolanda Muñoz la detuvieron en la azotea de una casa y la pusieron de rodillas. A su lado había una pila de cuerpos amontonados, golpeados y ensangrentados.
“Todavía recuerda las botas negras de sus agresores, el encono de sus golpes: casi siempre pegaban en la espalda y en la cabeza, dice.
“Los policías la subieron a un autobús tipo escolar junto a otras mujeres y hombres que, al igual que ella, creían que iban a morir. Y en cierto sentido no se equivocaba: en ese viaje de cinco horas que hicieron desde Texcoco —un municipio en las afueras de Ciudad de México— a distintas cárceles, a muchas de las detenidas les mataron una parte de ellas mismas.
A algunas le mordieron los senos, les pellizcaron los pezones. A una mujer la obligaron a darle sexo oral a varios policías. A otras las penetraron con los dedos o con objetos. Mientras los policías las golpeaban, las manoseaban y las denigraban, algunas eran forzadas a contar chistes para entretenerlos. A Yolanda Muñoz le hicieron mantener el equilibrio mientras sostenía una granada falsa en las manos…”.
(Con información de NYT en español)

Latinoamericanas lucharon por la igualdad en la Carta de la ONU


 

La brasileña Bertha Lutz en la Conferencia de San Francisco, en 1945. Crédito Rosenberg/UN Photo.
La brasileña Bertha Lutz en la Conferencia de San Francisco, en 1945. Crédito Rosenberg/UN Photo.
NACIONES UNIDAS, 16 sep 2016 (IPS) - La poco conocida delegada brasileña Bertha Lutz fue quien, en la década de los años 40, estuvo al frente del grupo de delegadas que inscribieron la igualdad de derechos para hombres y mujeres en la Carta de la ONU, en la Conferencia de San Francisco sobre la Organización Internacional, de 1945.
“El manto cae de los hombros de los anglosajones y las latinoamericanas debemos hacer frente a la próxima etapa en la lucha por las mujeres”, escribió Lutz en sus memorias, recordando la conferencia.
Las investigadoras Elise Luhr Dietrichson y Fatima Sator, de la Escuela de Estudios Orientales y Africanos (SOAS), de Londres, presentaron la anécdota olvidada en una conferencia de prensa en la sede de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), con el fin de difundir la verdadera historia de la lucha por los derechos de las mujeres en la Carta de la ONU.
“No se trata solo de representar hechos históricos. Es político, es cómo se presenta la historia”, dijo Luhr Dietrichson a IPS. El papel de las naciones del Sur Global no se reconoce como corresponde en el establecimiento de las “normas globales”.
Al contrario de lo que se cree, los derechos de las mujeres en la Carta no son el resultado de las acciones de Eleanor Roosevelt, no fue una cláusula estadounidense ni británica, sino la insistencia de América Latina.
Lutz, junto con Minerva Bernadino, de República Dominicana, y la senadora uruguaya Isabel P. de Vidal, quienes insistieron en la mención específica de “la igualdad de derechos de hombres y mujeres” al inicio de la Carta.
Lutz y sus colegas actuaron en una época en que solo 30, de los 50 países representados en la conferencia de San Francisco, habían otorgado el derecho de voto a las mujeres.
Gracias a su fuerte determinación, junto con el apoyo de participantes de México, Venezuela y Australia, logró su fin, y las mujeres fueran especialmente mencionadas en el artículo 8: “La Organización no establecerá restricciones en cuanto a la elegibilidad de hombres y mujeres para participar en condiciones de igualdad y en cualquier carácter en las funciones de sus órganos principales y subsidiarios” en el sistema de la ONU.
La representante australiana Jessie Street “hizo mucho hincapié diciendo: ‘deben mencionar específicamente a las mujeres en la Carta, de lo contrario no tendrán los mismos derechos que los hombres; lo vemos una y otra vez’”, explicó Luhr Dietrichson.
El feminismo de Street y Lutz les permitió prever que los derechos de las mujeres serían marginados si no se los reconocía de forma explícita y que no bastaba con consagrar los “derechos de los hombres”, como se arguyó en la época.
Los argumentos de Lutz encontraron la oposición de representantes británicos y estadounidenses.
Al recordar la conferencia de 1945, que dio a luz a la ONU, Lutz describió a la delegada estadounidense Virginia Gildersleeve, y recordó: “ella esperaba que yo no fuera a pedir nada para las mujeres en la Carta porque eso hubiera sido muy vulgar”, en su intento de prevenir toda acción en nombre de las mujeres.
Gildersleeve reescribió un borrador de la Carta, y omitió mencionar específicamente a las mujeres. Pero al final, Lutz, Bernadino, Gildersleeve y la delegada china Wu Yi-fang suscribieron todo el documento, las únicas cuatro mujeres entre los 850 delegados que firmaron el documento fundamental.
La representante británica y secretaria parlamentaria del Partido Laborista, Ellen Wilkinson, le aseguró a Lutz que la igualdad ya se había alcanzado porque ella había logrado un lugar en el Consejo Privado del Rey.
“Me temo que no”, recordó que le respondió Lutz; “le tuve que decir: solo quiere decir que usted llegó”.
Ellas “estaban decididas a no luchar por la igualdad de género. Es algo que va contra todo lo que nos enseñaron, y que Occidente nos enseñó sobre el feminismo. Pero en lo que respecta a la Carta, presentaron más que una oposición”, dijo Sator, de Argelia, a IPS.

“Y también va contra todo lo que nos enseñaron, que el Sur Global también tiene ideas visionarias”, apuntó Sator. “Solo queremos que las mujeres latinoamericanas sean reconocidas como reconocemos a Eleanor Roosevelt”, añadió.
Roosevelt no participó en la creación de la Carta, pero sí encabezó la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, en 1946, y fue decisiva en la redacción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Pero los países occidentales, incluidos Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, trataron de socavar esa misma declaración a principios de los años 50.
Y al igual que con la historia de los derechos de las mujeres en la Carta de la ONU, el papel de los países del Sur en la creación y la protección de los derechos humanos también está subestimado.
“Esta claro que Bertha Lutz y Minerva Bernadino se consideraban representantes de ‘países atrasados’, pues fue algo que dijeron ellas mismas”, recuerda Luhr Dietrichson.
“Fueron muy críticas de que esas mujeres de países (económicamente) más avanzados no reconocieran de dónde venían sus propios derechos”, apuntó.
En la conferencia, el embajador brasileño Antonio Patriota indicó que Lutz y esa historia no son conocidas ni siquiera en Brasil, y aplaudió los esfuerzos por difundirla.
Y Luhr Dietrichson subrayó que un sentido de “propiedad” puede dar legitimidad y permitir la participación de las futuras generaciones.
“La investigación forma parte de un esfuerzo mayor para “redescubrir los orígenes radicales de la ONU”, señaló el profesor Dan Plesch, director del Centro de Estudios Internacionales y de Diplomacia de SOAS, en diálogo con IPS.
Forma parte de un proyecto académico más amplio, Historia de la ONU para el futuro, que busca recontextualizar al foro mundial, creado no como un “accesorio liberal”, sino “por una dura y realista necesidad política”, explicó Plesch.
En la actualidad, cuando redoblan los llamados para que finalmente sea una mujer la que ocupe la secretaría general de la ONU, y que sea una autoproclamada feminista, la investigación de Sator y Luhr Dietrichson es un recordatorio de que todavía nos queda mucho por hacer para cumplir con la visión de igualdad que promueve la Carta.
Traducido por Verónica Firme

“La formación con perspectiva de género no existe en las facultades de Periodismo”


Barcelona, 19 sep. 16. AmecoPress/LaMarea.- “Podemos llamar periodismo feminista a una información que aporta calidad, diversidad y pluralidad por el simple hecho de que informa sobre los saberes de las mujeres, porque nos da voz cualificada, porque no nos discrimina, porque no transmite los estereotipos sexistas que nos infantilizan y minusvaloran”. La periodista Isabel Muntané reflexiona en una entrevista con La Marea sobre la necesidad de incorporar a los medios, de manera definitiva, la perspectiva de género. Esta semana, uno de los casos más comentados ha sido la entrevista del exárbrito que denunciaba el machismo en el deporte junto a la foto sexista de una chica en la contraportada del diario As. “¿Tenemos miedo a denunciar el machismo? ¿Tenemos que compensarlo? Los medios de deportes son la máxima expresión de la información sexista”, denuncia. Muntané es codirectora del Máster de Comunicación y Género de la Universidad Autónoma de Barcelona, el único de estas características en España. Comienza el 6 de octubre y aún está abierto el plazo de inscripción.

¿Por qué es necesario un máster de comunicación y género?
Es necesario porque los medios continúan trasmitiendo y perpetuando unos discursos machistas que no reflejan la realidad de la sociedad. No sólo invisibilizan el saber y los conocimientos de las mujeres sino que cuando aparecemos en los medios lo hacemos desde una mirada machista y heteropatriarcal que nos cosifica, nos sexualiza y nos infantiliza. Los medios tienen una gran responsabilidad en la construcción del imaginario colectivo y son una herramienta poderosa de transformación social. Y desde el máster entendemos que hacer un periodismo feminista es reflejar mejor la realidad al tiempo que construimos una sociedad más justa e igualitaria.
¿Por qué es necesario impartirlo en la universidad?
Porque la formación de las y los profesionales del periodismo es fundamental para cambiar los discursos de los medios. Es necesario tener herramientas teóricas y prácticas a las que recurrir en nuestro ejercicio diario de la profesión. Conocimientos que nos permitan analizar con mirada crítica feminista la información que recibimos y ser capaces de emitirla con perspectiva de género. Y este es uno de los objetivos el máster, educar la mirada para poder elaborar informaciones no sexistas. Y tengo que decir que la formación que damos en el máster no se circunscribe sólo a una formación académica sino que es una formación práctica y activista. Es una formación que abarca la academia, el feminismo y el activismo. Ejemplo de ello es el profesorado con que cuenta: académicas, profesionales del periodismo y activistas feministas. El máster, además, ofrece la posibilidad de cursar módulos de forma independiente en diferentes años académicos y obtener un certificado de la Universidad. Una vez finalizados todos los módulos se obtiene el título oficial. Ello facilita la incorporación a la formación de las profesionales que están en activo y que a lo mejor les interesa profundizar en los nuevos formatos o en la información política, para mejorar su trabajo.
¿Por qué hay un único máster de estas características en España?
Quizás porque hasta ahora no nos habíamos tomado en serio la necesidad de cambiar los discursos de los medios desde esta perspectiva. Pero esto ha cambiado. En los últimos años estamos asistiendo a una demanda de la sociedad, especialmente de organizaciones de mujeres, que cada vez reclama unos medios más paritarios, unos medios donde no lea titulares como los que hemos visto durante los Juegos Olímpicos o unas informaciones que no des-responsabilicen al hombre que asesina a una mujer por el simple hecho de ser mujer. También es cierto que es una apuesta arriesgada. No dejamos de escuchar que un máster de estas características no sirve para encontrar trabajo. Tengo que desmentirlo rotundamente. Primero porque los medios están tomando conciencia de la necesidad de cambiar sus discursos y para conseguirlo necesitan profesionales cualificadas que los grados no ofrecen. Esta formación es un valor añadido que las y los profesionales pueden abanderar para el cambio. Un ejemplo, los primeros meses de la edición del año pasado dos empresas nos pidieron periodistas con perspectiva de género para incorporarse a sus redacciones. ¿Algún otro máster ha tenido esta demanda en tan poco tiempo y en su primera edición? Es un reflejo claro de la necesidad que el máster viene a cubrir.
¿No hay perspectiva de género en las facultades de Periodismo?
No puedo hablar en nombre de todas las universidades pero hasta donde yo sé no existe formación con perspectiva de género. Esta formación o este mensaje queda en manos de cada profesora y profesor, de si tiene conciencia y quiere llevarla al aula. No puede ser una opción personal. Tenemos que reivindicar el papel fundamental de las mujeres en todas las disciplinas y a lo largo de la historia. Visibilizar unos saberes que son obviados y desde esta invisibilización estamos dando una mala formación a las nuevas generaciones porque negamos una parte de la historia y de la realidad.
¿Qué falla en los medios de comunicación a la hora de abordar la perspectiva de género? ¿Se puede corregir teniendo en cuenta que las propias estructuras están dirigidas por hombres? Estos días ha sido noticia que dos mujeres han sido nombradas directoras de periódico
Cambiar los discursos de los medios es un trabajo transversal que requiere concienciación y formación y que requiere de cambios en la organización empresarial. Que haya mujeres dirigiendo medios no es garantía de que las cosas vayan a cambiar de un día para otro. Es necesario que las mujeres también se formen porque ser mujer no es garantía de tener una mirada feminista. Pero sí que hemos comprobado que la incorporación de mujeres no sólo en la dirección sino en cargos intermedios de los medios lleva consigo un cambio de discurso. Todas las mujeres estamos discriminadas, aunque muchas no lo reconozcan en ellas. Y en el momento que se empieza a tomar conciencia de ello ya no hay marcha atrás. Y quizás por ello, cuando una mujer llega al poder, masculinizado y androcéntrico, reconoce más fácilmente la discriminación y puede atacarla.
¿Se ha avanzado en algo en el tratamiento de los crímenes machistas?
Sí que avanzamos aunque no con la rapidez y la calidad que querríamos. Hace unos años era impensable que el asesinato de una mujer fuera a portada; o abriera un debate sobre las violencias machistas; o que se criticaran las informaciones sexistas; o que se reclamara que queremos mujeres opinando en los medios… Pero aun así es cierto que queda mucho por hacer, no es sólo informar, es informar con perspectiva de género. Por ejemplo, cuando hablamos del asesinato de mujeres por el hecho de ser mujeres, ¿por qué no empezamos a hablar de feminicidios? ¿Por qué no dejamos de culpabilizar a las mujeres? ¿Por qué no dejamos de des-responsabilizar a los hombres? ¿Por qué no hacemos campañas de prevención con el foco puesto en los hombres y no en las mujeres? ¿Por qué no dejamos de sumar números de mujeres asesinadas y empezamos a darles nombre, a hablar de sus vidas, de su lucha, de sus logros, que también los tuvieron? Desde el máster lo que queremos, y en este sentido formamos al alumnado, es cambiar esta mirada informativa y trabajar con mayor responsabilidad, poniendo el foco donde tiene que estar.
Existen decálogos y guías destinadas a los profesionales de los medios para abordar la violencia machista. ¿Son estas fórmulas efectivas?
Todas las guías son bien recibidas pero lo cierto es que hasta ahora no han funcionado. Podemos tener muchas recomendaciones pero si no existe voluntad de aplicarlas ni existen sanciones para quien no las aplica no sirven de mucho. Es como las leyes, si no las aplicamos o no las dotamos de presupuesto o de medidas explícitas… La igualdad sobre papel está contemplada pero la realidad nos dice otra cosa.
¿Qué hay que hacer entonces para que los periodistas y las periodistas informen con perspectiva de género, más allá de denunciar los casos de discriminación, brecha salarial, etc…?
Tenemos que tomar conciencia de la situación de discriminación que vivimos y de cómo informamos y buscar las herramientas periodísticas para revertir esta situación. Es necesaria voluntad y formación y si las empresas y los gobiernos tomaran conciencia de esta necesidad seguro que todo sería más fácil. Los medios de comunicación somos unas poderosas armas de transformación junto al sistema educativo y la familia, no podemos olvidarlo, ni nosotras ni quienes tienen la obligación de trabajar para hacer cumplir la ley.
Fotos: lamarea.com

Tijeras en presupuesto: con más filo para igualdad



   ZONA DE REFLEXIÓN
Por: Lucía Lagunes Huerta*


  Para que el desarrollo se extienda a todas las personas en el mundo se requiere de financiamiento adecuado. Lograr que las mujeres se suban al tren del desarrollo, necesita además voluntad política que se refleje en financiamiento que les garantice condiciones de igualdad.
 
Ese fue el mandato que los gobiernos asumieron tras la  Cumbre Mundial sobre Financiación para el Desarrollo que organizó el año pasado Naciones Unidas y en la cual participó, por supuesto, nuestro México.
 
La Cumbre pretende poner los pisos necesarios para acabar con las desigualdades regionales, mundiales, de género, y todas las existentes que perviven hoy en día, busca que en 15 años nuestro mundo sea un mundo más igual para todas las personas.
 
Pero en México vamos en contrasentido al mandato mundial. Al compromiso de construir un desarrollo parejo para todas y todos, México se atora.
 
El reciente paquete económico que entregó el nuevamente secretario de Hacienda José Antonio Mead Kuribreña, muestra que las mexicanas tendremos menos dinero para salir de la desigualad.
 
El recorte presupuestal para 2017 afecta por lo menos ocho rubros destinados a las mujeres. Prevención y atención de la violencia, atención de su salud sexual y reproductiva, educación y programas para igualdad de género; todos ellos tendrían 452 millones de pesos menos que en 2016.
 
A ello se suma la poca claridad y transparencia. Por ejemplo, en el gasto para la igualdad entre mujeres y hombres, que se incrementa en 863 millones de pesos, se incluyen sectores como regulación y permisos de hidrocarburos, que bien a bien, aún no logró encontrar la conexión con la igualdad.
 
En la propuesta de presupuesto de egresos para 2017 las tijeras llegaron con todo al anexo 13, el cual se logró gracias al movimiento feminista hace una década para garantizar financiamiento para el desarrollo de las mexicanas.
 
Pese a todas las declaraciones hechas por el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, sobre la importancia de eliminar la violencia contra las mujeres, para el próximo año se destinarán 60 millones menos para la atención y prevención de la violencia contra las mujeres, lo cual afecta directamente el trabajo de la Comisión Nacional Para Prevenir y Erradicar la violencia contra las mujeres, alojada en la Secretaría de Gobernación.
 
Una de las áreas con  mayor recorte es el programa de Fortalecimiento a la Transversalidad de la Perspectiva de Género, que apoya a los Institutos Estatales de las Mujeres y a las dependencias en general para lograr un piso común de igualdad para las mexicanas.
 
A este programa se le cortó casi la mitad de sus recursos, es decir,  de 323 millones de pesos destinados en 2016 ahora se proyecta que opere con 173 millones.
 
Otro bloque fundamental tiene que ver con la educación, y en este rubro también la tijera llegó. La Secretaría de Educación Pública tuvo 14.5 millones de pesos este año para el programa “Políticas de igualdad de género en el sector educativo” pero para 2017 sólo se le asignarían 10 millones.
 
La Secretaría de Salud tendría un recorte brutal en Salud materna, sexual y reproductiva de 2 mil 227 millones de pesos, por lo que en 2017 se proyecta que tenga 98 millones.
 
Estas no son buenas noticias para 52 millones de mexicanas que todavía viven en la desigualdad y requieren subirse al tren del desarrollo con urgencia, máxime si la crisis nacional está tocando la puerta. Ninguna nación tendrá un buen desarrollo si sigue condenando a por lo menos la mitad de su población a la desigualdad.
 
*Periodista y feminista, Directora General de CIMAC
Twitter: @lagunes28
  Foto: Yunuhen Rangel Medina
Cimacnoticias | Ciudad de México.- 22/09/2016

Las invisibles entre invisibles


   QUINTO PODER
Por: Argentina Casanova*


 En medio de la invisibilidad socialmente construida hacia las mujeres, hay quienes son más invisibles dentro del imaginario colectivo, así como su sexualidad y sus derechos sexuales. Ellas son las mujeres con discapacidad, las que se encuentran privadas de su libertad, las enfermas mentales y las que viven en situación de calle, entre otras.

No hay políticas públicas y por supuesto son pocas o escasas las acciones que desde las instituciones se diseñan pensando en sus contextos y condiciones. En vez de eso tenemos posturas basadas en el exterminio poblacional, una suerte de discurso eugenésico que pretende hacerse sutil al proponer la esterilización de “ellas”, que sólo así son vistas.

La sexualidad de las mujeres ha sido explotada como un sistema de control y opresión, como una cuota a cubrir para hacerse visibles; pero es selectiva, está dirigida a las mujeres cuyos cuerpos son consumibles por el mercado patriarcal que determina quiénes son consumibles, cosa de exhibición. En una centralidad de las hegemonías del deber ser en la feminidad y el cuerpo de las mujeres.

Las demás salen a la periferia, ese ámbito disperso en el que el Estado patriarcal ya no compromete protección a cambio de ser “consumible”, y ahí están las mujeres consumidoras de drogas, las mujeres privadas de su libertad, las enfermas mentales, las mujeres con discapacidad y las que viven en situación de calle.

Y quizá habría que sumar a las más pobres entre las pobres: las mujeres indígenas que al no ser vistas como personas, son abandonadas a su suerte y sólo se concibe una política de exterminio institucionalizada a través de las esterilizaciones forzadas y/o el parto en la acera pública, en la exposición y la violencia.

No hay estrategias de acceso a métodos anticonceptivos o distribución de éstos entre poblaciones de mujeres que viven estos contextos de vulnerabilidad e intersecciones de discriminación; aunque en general hay un difícil acercamiento entre las adolescentes y mujeres jóvenes a los métodos anticonceptivos que esté pensada con un enfoque de Derechos Humanos y de género.

Esto ofrece un reto para las activistas y defensoras de derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, quienes afrontan la falta de recursos etiquetados no solamente para la promoción sino para la defensa en caso de violaciones a éstos.

Los medios de comunicación han empezado a difundir cuando una mujer indígena es abandonada y obligada a parir en la puerta del hospital, se ha puesto atención en la esterilización forzada que se realizaba en algunas clínicas rurales contra grupos étnicos, y quizá se ha pensado en la difusión de los derechos sexuales de las mujeres con discapacidad auditiva, pero poco hay para mujeres con otras discapacidades.

Pensar en la sexualidad no consumible por el patriarcado está casi fuera del ámbito de reflexión y pensamiento, y en consecuencia, de las políticas públicas; es algo de lo que se elige no hablar.

Se prefiere no pensar en la sexualidad que no es “bonita”, en los cuerpos que no son consumibles por el sistema patriarcal y que no ofrecen ningún interés en su erotización y reproducción; pero ocurre en el discurso periférico de la violencia, ahí donde se cometen violaciones contra mujeres discapacitadas, enfermas mentales o en condición vegetativa, en contra de mujeres que consumen alguna droga o de las que viven en situación de calle.

Esta violencia sexual poco denunciada pero ligada a la percepción del cuerpo de las mujeres como una extensión de los territorios, está latente y demanda ser visibilizada.

De la misma forma, la sexualidad y los derechos reproductivos de las mujeres que viven en situación de cárcel y que están dando a luz a niñas y niños que permanecen con ellas hasta los 3 años de edad porque son separados como parte de las políticas institucionales, sin que se revise o considere las condiciones de la violencia de género que contribuyeron a la criminalización y encarcelamiento.

Construir una acción de intervención desde la sociedad civil organizada, asociaciones defensoras de mujeres, iniciativas y colectivos feministas, puede contribuir a atender, pero el Estado debe asumir también la parte que le toca y empezar a hacer visibles a las invisibles, y junto a ellas, a sus hijos.

* Integrante de la Red Nacional de Periodistas y del Observatorio de Feminicidio en Campeche.
 
CIMACFoto: César Martínez López
Por: Argentina Casanova*
Cimacnoticias | Campeche.- 

Un encuentro mundial de mujeres


   COLABORACION ESPECIAL
   La Cumbre de la Paz en Colombia
Por: Lydia Cacho*
La abogada y responsable del programa de justicia transicional, Catalina Díaz (al micrófono), esclareció algunos de los mitos que se han propagado en redes sociales y medios, a fin de desacreditar el acuerdo de paz entre la guerrilla, el gobierno y la sociedad

 Es morena de facciones afiladas y pómulos prominentes, viste un traje típico, porta en el pecho un gran collar bordado de chaquiras, un abalorio de protección. Se llama Alcira Villafaña, desde hace 30 años, cuando era niña, su padre, quien fuera un reconocido líder de los movimientos comunitarios indígenas, la involucró en la defensa de la cultura y la tierra.

Alcira vive en Magdalena, uno de los 32 departamentos de Colombia localizado al norte del país, en la región Caribe colombiana. Hoy en Bogotá, como miembro de la II Cumbre de Mujeres y Paz, habla con la entereza de una líder espiritual: “la guerra es una epidemia, una enfermedad del espíritu humano. Yo soy parte de la Junta Nacional de Mujeres Indígenas. Estamos aquí en la Cumbre de la paz porque tenemos confianza en la construcción que hemos hecho como pueblos y como mujeres para arrancar la raíz de la guerra de nuestra tierra”.

Alcira ha trabajado con víctimas y sobrevivientes del conflicto armado en Colombia, ha visto de todo, dice, conoce las historias de mujeres violadas, de hombres y niños asesinados por todos los bandos, pero desde niña conoció bien la historia del genocidio de los pueblos originarios de Colombia. Por eso tenemos paciencia, dice, hemos sabido esperar hasta que los políticos entiendan que la voz del pueblo manda la paz y no la guerra. Hoy parece que la espera ha terminado.

A once días de que se lleve a cabo el plebiscito por la paz en Colombia, que tiene como meta poner fin a la guerra interna que ha durado 50 años y dejado ocho millones de víctimas, se reunieron más de 600 mujeres líderes comunitarias de todo Colombia, y  especialistas del mundo, dedicadas a procesos de paz. Se dieron cita embajadores de países europeos y funcionarias públicas de alto nivel.

Esta Cumbre de Mujeres por la Paz no fue cubierta adecuadamente por ningún periódico colombiano. Ni una sola nota sobre esta segunda cumbre llegó a las primeras planas de los diarios más importantes del país, a pesar de la trascendencia histórica del evento, similar a los que se llevaron a cabo en su momento en la pacificación de Irlanda del Norte, Filipinas, Sudáfrica o incluso en España, durante los diálogos con la ETA.

El ambiente en los salones y pasillos del histórico hotel Tequendama en la ciudad de Bogotá se respira saturado de emoción. Mujeres diversas, activistas, políticas, empresarias, intelectuales, académicas, científicas, diplomáticas, de entre 18 y 90 años están presentes. Las afrocolombianas, indígenas originarias, las de la altillanura, las rurales y citadinas, todas se organizan en grupos para poner sus agendas locales sobre la mesa y buscar fórmulas y estrategias para interactuar formalmente en el contexto de la campaña denominada  “Sí a la Paz” y posteriormente en la articulación de lo que se adivina un largo y complejo proceso de pacificación, sanación y justicia restaurativa.

Este 26 de septiembre, después de décadas de trabajo comunitario y político, se llevará a cabo la firma definitiva que hará realidad el Acuerdo Final entre el gobierno Colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército Popular (FARC-EP), para dar fin al conflicto armado de este país sudamericano que durante cinco décadas ha sido sometido a la violencia armada entre grupos guerrilleros, cárteles de delincuencia organizada dedicados a la narcoindustria y la trata de personas, así como los grupos de paramilitares, originalmente auspiciados por empresarios locales, y que terminaron convirtiéndose en milicias mercenarias que robaron y despojaron de sus tierras a cientos de miles de ciudadanos, que cometieron crímenes de lesa humanidad, secuestros y violaciones multitudinarias de niñas y mujeres.

De acuerdo con los informes del gobierno nacional del presidente colombiano Juan Manuel Santos, los cárteles de la droga han sido sometidos a una mínima capacidad operativa, y con los años, se han convertido en pequeños grupos criminales perseguidos persistentemente por las autoridades; mientras que los grupos paramilitares se han fragmentado y algunos de sus excombatientes se han pronunciado esta semana por el Sí a la paz.

El pasado 21 de septiembre, 23 ex jefes de grupos paramilitares denominados Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) todos ellos encarcelados en prisiones de los Estados Unidos y Colombia, firmaron un desplegado difundido en medios y redes sociales; en él, se dirigen al presidente Santos y a la sociedad colombiana. Un fragmento del comunicado dice a la letra: “En otros tiempos fuimos contradictores y enemigos acérrimos de las guerrillas, hoy sólo tenemos la mano tendida y el corazón dispuesto para regresar al país a contribuir con la paz en Colombia”.

Los grupos paramilitares, financiados por empresarios y terratenientes, han sido, de la mano de las guerrillas y los cárteles, instrumentales en la devastación psico-emocional, en la fractura del tejido social y la crisis económica de poblaciones enteras en diversas regiones de Colombia; acompañadas por un abandono histórico del gobierno de su propia responsabilidad respecto al desarrollo social, lo cual incrementó la pobreza plagada de violencia y emigración forzada.

En un largo proceso de búsqueda de alianzas de paz, Colombia llevó a cabo acuerdos de extradición con los Estados Unidos, gracias a los cuales los líderes paramilitares recibieron sentencias condenatorias a cambio de que treinta mil miembros armados de sus grupos se desmovilizaran e integraran en la vida civil.

En su comunicado los paramilitares “tienden la mano a la paz” en búsqueda de nuevos acuerdos para ser integrados en los procesos de justicia transicional que podría acortar las condenas de algunos de sus líderes. El presidente Santos aún no ha respondido a esta propuesta, y según las especialistas de la Cumbre, no lo hará hasta después del plebiscito que se llevará a cabo el 2 de octubre próximo.

Durante tres días de trabajo estratégico y político, más de seiscientas mujeres y una decena de hombres llevaron a cabo mesas para elaborar punto por punto las metodologías necesarias para implementar los acuerdos de paz en todas y cada una de las regiones del país.

“...Estamos aquí en la Cumbre de la paz porque tenemos confianza en la construcción que hemos hecho como pueblos y como mujeres para arrancar la raíz de la guerra de nuestra tierra”: Alcira Villafaña | Foto Lydia Cacho


Entre quienes coordinaron las mesas de debate y el análisis de factibilidad de implementación de los acuerdos, se encontraba la Consejera Presidencial para la Equidad de la Mujer, Martha Ordóñez, la mexicana Belén Sanz, que es representante de la Agencia de las Naciones Unidas para la Mujer en Colombia (ONUMujer); el Alto Comisionado para la paz, Sergio Jaramillo y Catalina Díaz, la directora de Justicia Transicional del Ministerio de Justicia de Colombia. Los debates giraron en torno a las verdaderas posibilidades de implementación de los acuerdos en el contexto de post-conflicto que vive este país latinoamericano.

Las activistas organizadoras de la Cumbre Nacional de Mujeres y Paz, coordinaron 20 mesas regionales con mujeres que representan a todas las regiones de Colombia  para la identificación de estrategias y acciones para la incidencia y participación efectiva  de las mujeres en la implementación del acuerdo final entre el gobierno y las FARC-EP. A su lado, en las reflexiones colectivas participaron también Mónica McWilliams, negociadora y signataria del proceso de paz de Irlanda del norte, junto con la experta Carmen Magallón, vicepresidenta de la Asociación Española de Investigación para la Paz, Marie Andersson, embajadora de Suecia y Johan Vibe, embajador de Noruega. A su lado la experta en negociación de conflictos de Filipinas Myriam Coronel, Katherine Ronderos, Marina Gallegos y una veintena más de mujeres colombianas organizadoras del encuentro.

Uno de los momentos que adquirió mayor relevancia en el diálogo público se dio cuando la irlandesa Mónica McWilliams advirtió a las asistentes “La paz es un proceso, largo y complejo; cada vez que alguno de los actores de este proceso de paz retome las armas o ejerza violencia, debemos decirle no puedes hacer esto, y este es el castigo por romper las reglas”.

La negociadora aseguró que la clave del éxito de la paz estable y duradera es la verdadera integración; “Si tu acuerdo de paz dice que debes ceder ciertas cosas a ciertos individuos, esos acuerdos deben ser respetados”, y recordó anécdotas de las complejidades que el pueblo irlandés enfrentó para aprender a vivir al lado de quienes antes se consideraban enemigos terroristas.

McWilliams añadió: “será difícil incluir a la integración a los ex guerrilleros de las FARC, difícil también estar con los soldados y con los actores de las diferentes fuerzas de seguridad privadas y públicas que cometieron crímenes. Nosotros lo logramos en Irlanda del Norte y la comunidad internacional fue un pilar durante todos estos años.”

La voz de la comandanta guerrillera Victoria Sandino resuena en el salón Rojo del hotel donde se celebra la Cumbre. “daremos el sí a la paz porque queremos una verdadera democracia donde todos podamos vivir con libertades plenas y seguros, donde se respeten las ideas, y todos los niños y niñas tengan educación”.

Su verdadero nombre es Judith Salamanca Herrera, ella narra en entrevista que cuando tenía 8 años iba caminando con su abuela en su zona natal de Tierralta, Córdoba. Pasaban los hombres armados, de traje verde con mochilas al lomo, ella preguntó a la abuela ¿son los policías? La anciana respondió “si, mija son la policía del monte”. Eran en realidad los guerrilleros de las FARC-EP.

Judith tenía 12 años cuando se inició en las juventudes comunistas; trabajó como alfabetizadora haciendo trabajo social en las comunidades, hasta que un día se dio cuenta de que los movimientos civiles y sindicalistas eran perseguidos y no tenían derechos, entonces se sumó a las filas de la guerrilla. Hace 2 años, en 2014, se convirtió en la primera mujer en tomar la palabra en la mesa de negociaciones de la Habana en Cuba, como representante de la Subcomisión de Género de la Mesa de Negociaciones para la paz.

La comandanta Victoria Sandino asegura que al escuchar a las víctimas durante estos 20 meses, recordó su juventud, en la década de los años 80, cuando los paramilitares sembraron el terror y la persecución de la gente de izquierda, de campesinos y guerrilleros. “Tenemos que recuperar la memoria histórica, porque es la única manera en que podremos explicarnos lo sucedido, acceder a la verdad, resarcir a todas las víctimas, perdonarnos todas y todos”.

Al día siguiente de este evento, los diarios colombianos daban testimonio de todas las declaraciones, pormenores de hombres, políticos, analistas, ex presidentes, ex guerrilleros, pero no está reflejada ninguna voz de las mujeres que en este momento están articulando las estrategias para implementar la paz en todas las comunidades y grupos veredales, ni las que están articulando la educación para el voto por el sí en el plebiscito.

Este punto llama la atención en particular porque los acuerdos de paz y el propio presidente Santos, así como el responsable del poder judicial, han declarado públicamente que éste es un proceso que debe integrar a las mujeres, 52 por ciento de la población, que ellas han sido las víctimas más golpeadas durante los años del conflicto armado.

Son, sí, las encargadas de cuidar a los huérfanos de la guerra, de organizar los programas gubernamentales denominados Madres Comunitarias, cientos de miles de mujeres y niñas víctimas de violencia sexual por parte de guerrilleros, militares, paramilitares y narcotraficantes. Ellas, las viudas y huérfanas de cientos de miles de hijos asesinados y desaparecidos, han sido y son las responsables de la triple jornada que ha permitido la existencia de las organizaciones comunitarias a pesar de la guerra. Los datos revelan que la mayoría de los actores violentos son hombres, la mayoría de las actoras de rescate social y cultural son mujeres.

Diego Bautista, representante del Alto Comisionado para la Paz en Colombia, reconoció en la Cumbre el papel de las mujeres, aseguró que la arquitectura institucional en Colombia  no es la ideal para implementar la paz. En entrevista aseguró que “se necesitarán reformas constitucionales y legales, pero sobre todo se deberá asegurar la paridad en la participación de las mujeres en la política”.

Ellas trabajan arduamente por la paz y para lograr este acuerdo que se visibiliza en las cúpulas del poder, pero los medios de su país no las ven como actoras políticas, a pesar del reconocimiento que la ONU ha hecho del trabajo pacificador de estas mujeres.

En el acuerdo de La Habana se menciona la palabra mujer 197 veces, en 14 instancias concretas de implementación se exige la participación de las mujeres; en el acuerdo se reconoce plenamente la discriminación contra las mujeres en todos los ámbitos y se admite que son en su mayoría, las despojadas del derecho a la tierra, y las víctimas de la violencia económica. De allí que entre las consignas que se escucharon en los salones de la Cumbre la más sonora fue “Queremos ser ciudadanas pactantes, no mujeres pactadas”.

La abogada y responsable del programa de justicia transicional, Catalina Díaz, esclareció algunos de los mitos que se han propagado en redes sociales y medios, a fin de desacreditar el acuerdo de paz entre la guerrilla, el gobierno y la sociedad.

La funcionaria federal aseguró que no habrá impunidad ni amnistía para nadie. “Habrá investigación, juzgamiento y sanción de todos los crímenes. Habrá sentencias de entre 15 y 18 años para los violadores”. Dijo que “todo victimario deberá asumir la responsabilidad de los crímenes cometidos”. Además la funcionaria declaró que la reparación del daño deberá incluir  la salud psico-emocional, física y sexual de las miles de mujeres y niñas víctimas de violencia sexual.

Agregó que el retorno es un tema crítico para las mujeres que fueron desplazadas a lo largo de los años y a quienes se les despojó de sus tierras y asesinó a sus esposos, hijos o hermanos, ultimados por los diferentes grupos armados. Se refirió también a la inminente campaña de desmonte de minas unipersonales que impiden el retorno de las poblaciones a las diversas comunidades.

Miriam Awad, de Santa Martha Magdalena, perteneciente a la organización de Derechos Humanos Tierra de Esperanza | Foto: Lydia Cacho


Díaz enfatizó que todos los insurgentes presentes en la Habana en los acuerdos de paz, están bajo investigación por crímenes de guerra que deberán ser probados. Reiteró que la amnistía general es falsa, que los tribunales especiales sí tendrán jurisdicción frente a los crímenes de financiación de grupos paramilitares e insurgentes, sin importar si quien les financió es una empresa poderosa o reconocida, se investigará y sentenciará a quien resulte responsable.

Las mujeres activistas mencionaron la región de San Carlos Antioquía como el sitio emblemático del conflicto, pues 95 por ciento de la población fue víctima de desplazamientos forzado debido a la violencia generada por los grupos armados. Un acto simbólico sin precedentes en los eventos protocolarios diplomáticos y gubernamentales, fue la subida al escenario de nueve mujeres afro-colombianas, quienes leyeron en voz alta los acuerdos finales de la Cumbre.

“La gente que se opone a la paz, no ha visto lo que nosotras atestiguamos. Entre 1998 y 2002, la época en que hubo un mayor número de masacres efectuadas por los grupos paramilitares, las mujeres de mi organización trabajamos, desde hace 25 años, creando modelos para la defensa de los derechos de la población desplazada por el conflicto armado”, estas son las palabras de la activista Miriam Awad, de Santa Martha Magdalena, perteneciente a la organización de Derechos Humanos Tierra de Esperanza.

Ella y sus compañeras han trabajado con familias desplazadas, en particular con mujeres, niñas y niños, en el desarrollo de una agenda común del Caribe colombiano. “Por lo mismo nosotras sabemos desde hace años cómo en las comunidades más dolidas por la guerra se entiende, se asume y se desea la paz”, declara Miriam durante la entrevista para Cimacnoticias.

Además de los informes de cada mesa de trabajo regional, se creó el Manifiesto Político de las Mujeres por un País en Paz, el cual fue leído al final de la tercera jornada en un acto protocolario con representantes de España y otros países de la Unión Europea, de África, Filipinas e Irlanda del Norte, así como con funcionarios y funcionarias del gobierno nacional de Colombia.

El encabezado de este Manifiesto de una cuartilla dice: “Nosotras las mujeres colombianas desde diversas identidades y expresiones de ser mujer, participantes de la II Cumbre de Mujeres y Paz, y provenientes de regiones y territorios andinos, amazónicos, caribeños, insulares, del pacífico, de los llanos, del norte, del sur, del oriente y occidente del país, y de otros territorios fuera de nuestras fronteras, que a lo largo de nuestra vida nos hemos dedicado a construir un país, una casa y una calle en paz, y a que todas las personas podamos vivir seguras y valoradas en nuestra dignidad humana, afirmamos que necesitamos la paz para defender la vida, afianzar la democracia, para garantizar la participación y la representación activa de las mujeres y el goce efectivo de nuestros Derechos Humanos.”

*Lydia Cacho. Periodista mexicana, ganadora del premio UNESCO-Guillermo Cano a la valentía en el periodismo, se encuentra en Colombia cubriendo el proceso de paz y el plebiscito. @Lydiacachosi
   | Foto Lydia Cacho
Cimacnoticias | Ciudad de México.-

México: Matrimonio…no es lo que esperaba


Xalapa, México, 19 sep. 16. AmecoPress/ SEMlac.- Su marido le quemó el cuerpo con agua caliente e incendió la ropa que la joven de 17 años tenía sobre la cama.

Llevaba ya algún tiempo sufriendo violencia física y sexual por parte del hombre con quien se casó a los 15, pero ese episodio fue el que la decidió a pedir ayuda al Instituto Municipal de la Mujer de la ciudad mexicana de Xalapa. Al llegar allí, lo único que quería era que la psicóloga le asegurara que él iba a cambiar.
La psicóloga Nancy Villegas García, coordinadora de Desarrollo Humano y Oportunidades de ese Instituto, recuerda que el día en que la joven llegó a sus oficinas se encontraba en un estado total de negación. "Tenía coraje contra su madre, más que contra su pareja", relata.
"Muchas jóvenes optan por la vida en pareja a temprana edad y esperan encontrar en su nuevo hogar protección, cariño, seguridad y, en muchos casos, no es así; el impacto psicológico que confronta la realidad contra las expectativas puede ser brutal", asegura Villegas.
En el estado de Veracruz, desde 2014, la legislación ya no permite a menores de edad contraer matrimonio; sin embargo, ello no ha impedido que niñas, niños y adolescentes continúen optando por la vida en pareja.
Arturo Narváez Aguilera, coordinador de la Red por los Derechos de la Infancia en Veracruz (REDIM), ve como "un marco ideal" que en todos los códigos civiles del país quede prohibido el matrimonio de menores de edad, pero admite que el panorama es mucho más complejo.
"Ante la ausencia de otras alternativas de vida, para muchas niñas y adolescentes el cohabitar con hombres mayores de edad -con un contrato matrimonial o no de por medio-, parece ser la mejor o única opción para intentar lograr seguridad económica, protección o para llenar vacíos emocionales", señala.
Narváez Aguilera comparte una serie de cifras de REDIM, las cuales ilustran la situación en México: 323.936 adolescentes están casadas en unión libre o son divorciadas o viudas, y agrega que 198.426 tienen al menos un hijo.
Según los especialistas, el matrimonio y la vida en pareja a una corta edad están muy relacionados con el embarazo infantil, y en ese sentido las cifras hablan por sí mismas. De acuerdo con la Secretaría de Salud, en Veracruz una de cada cuatro mujeres embarazadas es menor de 20 años.
Ocho entidades del país concentran 51 por ciento total de nacidos vivos en adolescentes, una lista encabezada por el Estado de México, con 53.329; seguido por Veracruz, con 25.729. Después están Jalisco, Puebla, Chiapas, Guanajuato, Ciudad de México y Michoacán.
Para el coordinador de REDIM, la reforma al Código Civil que establece los 18 años como edad mínima para el matrimonio es un avance en la protección de los derechos de las niñas, niños y adolescentes, pero asegura que los marcos normativos no son suficientes cuando se habla de patrones culturales y formas de vida.
"La lógica legalista no es suficiente, se necesita pensar en políticas públicas más amplias, que mejoren las condiciones de vida de las familias."
"En la ciudad de Xalapa, por ejemplo, muchas familias vienen de zonas rurales buscando alternativas de sobrevivencia, se asientan en las periferias, viven en hacinamiento, hay un despertar sexual muy temprano porque no hay espacios de intimidad para los papás, se reproducen patrones de violencia física y verbal, la escuela no es una alternativa porque se trata de familias de seis hijos o más", señala.
Los datos estadísticos del Registro Civil de Xalapa muestran la dimensión de la problemática. Xalapa es uno de los 13 municipios de la entidad con un mayor índice de nacidos vivos registrados de madres menores de 20 años de edad.
De 2000 a 2016 fueron asentados en ese municipio 5.808 niños y niñas de parejas en concubinato; la edad de sus madres fluctúa de los 13 a los 17 años, mientras que la de los padres va de los 14 hasta los 60.
Marga Leticia Morgado, oficial del Registro Civil de ese municipio, asegura que la falta de opciones orilla a las niñas a iniciar una vida en pareja y cree que la información, el conocimiento pleno de los derechos y el trabajo coordinado entre las instituciones podría ser la clave para aliviar la situación.

"La vida en pareja no es lo que yo esperaba"

Leslie Janeth Aldana García de León, atleta de 16 años, no se arrepiente de haber quedado embarazada y dice que nunca consideró el aborto como una opción cuando su suegro se lo sugirió.
Cuenta que durante seis meses intentó ocultar el embarazo porque tenía miedo de la reacción que podría causar en su madre, pero ya la mujer se había dado cuenta y en lugar de enojarse o regañarla, como Leslie esperaba, le ofreció su apoyo y le dijo que ella y el bebé podían quedarse a vivir ahí.
Ella estaba en la secundaria y por las tardes iba al pentatlón cuando conoció a Jairo Manuel Pérez Hernández, un estudiante de preparatoria. Fueron novios un par de años, pero cuando él se enteró de que Leslie estaba embarazada, se alejó e inició una nueva relación con otra muchacha.
Cuando la madre de Jairo supo del embarazo, le pidió a Leslie que se mudara a vivir con ellos y así lo hizo, pero dice que tiene muchos problemas con su pareja.
"Peleamos demasiado porque no sabemos mucho de la vida, pero con el tiempo vamos a ir madurando", señala.
Leslie recuerda que al principio Jairo le tenía rencor y no le dirigía la palabra, pero ahora ya se llevan mejor.
El bebé tiene ya seis meses y, a insistencia de familiares y amigos, Leslie volvió a estudiar, pero afirma que era muy pesado porque tenía que levantarse en la madrugada para amamantar a su hijo y llegaba a la escuela muy cansada.
Quiere seguir estudiando y dice que le gustaría ser ingeniera civil, tal vez lo haga cuando el bebé sea un poco más grande. En lugar de irse a vivir con su suegra, habría preferido quedarse con su mamá y trabajar cuidando niños o limpiando casas para mantener a su hijo.
No se arrepiente de ser una mamá tan joven, después de todo ya no puede hacer nada para cambiar eso, lo que sí les recomendaría a los padres y madres de familia es que cuiden más a sus hijos e hijas y que se tomen el tiempo para platicar con ellos, porque "hay mamás o papás que llegan, hacen la comida y creen que con estar en la casa ya es suficiente".
También les sugiere a las y los maestros que hablen más con el alumnado.
"Les recomendaría que se cuiden, que platiquen con sus papás, que se acerquen a alguien a quien le tengan confianza", explica.
En la misma localidad rural donde está Leslie, en la periferia de la ciudad de Xalapa, en un lugar llamado Las Trancas, vive también María del Carmen García Villalba, una adolescente que una tarde, mientras jugaba fútbol, conoció a quien es hoy el padre de su hija.
Cuando María tenía 14 años, su mamá se dio cuenta de que ya tenía relaciones sexuales e intentó evitarle un embarazo aplicándole una inyección mensual anticonceptiva, pero se la aplicó solamente un mes y al poco tiempo quedó embarazada.
La suegra de María decidió hacerse cargo de la bebé y es quien los mantiene a todos. Para apoyar con los gastos, María decidió entrar a trabajar a un restaurante tres días a la semana y, mientras ella trabaja, su pareja se ocupa de cuidar a la niña.
Al igual que Leslie, María tampoco se arrepiente de ser una mamá tan joven, pero dice que no es feliz, que la vida no es lo que ella esperaba, pues su pareja no se responsabiliza, no estudia ni quiere trabajar. Comenta que desearía que su pareja cambie algún día.
Ella quiere darle a su hija una buena educación y buenos principios y si pudiera volver a estudiar, le gustaría ser chef.

La búsqueda de soluciones

La reforma al Código Civil, la cual entró en vigor en febrero de 2014, es vista con aprobación tanto por parte de organizaciones de la sociedad civil como por las distintas instituciones de gobierno; sin embargo, se reconoce ampliamente que la prohibición de los matrimonios de menores es solamente un paso en el largo camino hacia la protección de la infancia y de la adolescencia.
Instituciones como la Secretaría de Educación Pública y la Secretaría de Salud apuestan a la educación sexual y ven, también, la enorme necesidad de trabajar en la sensibilización de las familias y en propiciar un cambio cultural a través de un trabajo coordinado entre organismos gubernamentales y sociedad civil.
A través de los años, distintos programas y proyectos han sido implementados, pero el impacto real de esas políticas públicas aún se desconoce, no existen diagnósticos profundos sobre la situación de los y las menores que cohabitan en unión libre y la danza de cifras varía de institución a institución.
Entre los programas implementados hay uno en particular que elogian las distintas instituciones. Se trata del llamado "Plan de Vida", un proyecto conjunto del Gobierno del Estado, el DIF (Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia) estatal y la Secretaría de Educación, el cual tiene como objetivo "dotar a las y los adolescentes de herramientas para la vida".
Lo hacen a través de la impartición de conferencias y talleres, "para que mediante la construcción de un plan de vida a corto plazo, las y los adolescentes puedan identificar sus sueños, plantearse acciones y establecerse metas…se busca que las y los jóvenes reconozcan el poder y la responsabilidad de dirigir su vida".
El impacto real de un proyecto como el "Plan de vida" parece estrellarse contra la pared frente a una realidad de marginación y pobreza y ante lo que algunos consideran como "limitadas alternativas" que ofrecen las distintas instituciones.
"Hay comunidades que solamente tienen secundaria o bachillerato", comenta Paz Cervantes Lima, titular de la Unidad de Género de la Secretaría de Educación, quien describe una serie de acciones que emprenden desde su institución para aliviar el problema, entre ellos, la ampliación de la oferta educativa.
Ella responsabiliza a los medios de comunicación, a las telenovelas, a las campañas de mercadotecnia que reproducen el modelo de la mujer objeto y cree firmemente en la formación de nuevas masculinidades, en la sensibilización de las familias, en la amplia formación de padres de familia y personal docente, particularmente enfrentándolos a sus prejuicios relacionados con la educación sexual y la salud reproductiva.
Entre de los programas de la Secretaría de Educación se encuentran las becas para madres menores de edad, a través de un sistema llamado "Promajoven" y la incorporación de la perspectiva de género en los libros de texto.
Cervantes Lima se refiere con particular entusiasmo a una herramienta didáctica titulada "los colores de la no violencia", la cual está compuesta por 200 fichas, con propuestas de actividades con ejes temáticos en los que se incluye género, discriminación, igualdad, equidad y violencia.
Por su parte, la Secretaría de Salud ha llegado a una conclusión novedosa y así lo explica Rosa Aguilar y Mesa, responsable del Departamento de Salud Reproductiva de esa institución.
"El solo hecho de ir a informar y hacer talleres de capacitación no estaba funcionando, porque estábamos tratando de cubrir nuestra necesidad de servicios".
La idea, dice, es cubrir la necesidad de servicios de la población y a partir de ahí construir una relación de confianza.
"Culturalmente no tenemos esa educación de prevenir y la planificación familiar es un programa realmente preventivo". Como el embarazo no es una enfermedad, su prevención no es vista en las comunidades como una necesidad", puntualiza.
Con el apoyo de los datos estadísticos del Consejo Estatal de Población, la Secretaría de Salud ha identificado 13 municipios con mayor porcentaje de nacimientos de madres niñas y adolescentes y también de muerte materna de menores. Esos municipios son Xalapa, Ayahualulco, Coatepec, Coatzacoalcos, Cosamaloapan, Coscomatepec, Córdoba, Martínez de la Torre, Minatitlán, Poza Rica de Hidalgo, San Andrés Tuxtla, Tuxpan y Veracruz.
Tanto la Secretaría de Salud como otras instituciones enfocarán sus esfuerzos en esos 13 municipios, sin descuidar las 11 jurisdicciones de salud en la entidad. El objetivo es reducir a cero los nacimientos en niñas de 10 a 14 años y reducir en 50 por ciento la tasa específica de fecundidad de las adolescentes de 15 a 19 años, para lograr las metas de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
Foto: SEMlac.