7/20/2024

El consentimiento sexual, ¿es un mito?: Rosa Cobo y Luisa Posada

 

Es la teórica feminista Rosa Cobo quien se da a la tarea de hilar en La ficción del consentimiento sexual, la manera en que los sistemas políticos y de opresión han hecho uso del término «consentimiento» para violentar y difundir la idea de que la causa última del movimiento es la libertad sexual, alejándose así, la lucha esencial contra el patriarcado que gesta todas las asimetrías que nos atraviesan, incluyendo, las violencias sexuales. 

Durante la Feria del Libro de Madrid, este año Rosa Cobo, acompañada de su igual, la teórica feminista Luisa Posada se reunieron para discutir cuáles son los objetivos de la agenda feminista actual y por qué es urgente quebrar con la idea de que el consentimiento sexual se basa en un: Sí quiero

Rosa Cobo en la Feria del Libro presentando «La ficción del consentimiento» Foto: Captura de pantalla vía Youtube

Consentir y ceder: La línea de la violencia

¿El que una mujer ceda para un encuentro sexual es igual a consentir? De esto parte la primera intervención de Rosa Cobo, quien sostiene que el consentimiento es muy polisémico y es que, puede eludir diversos escenarios.

«Para el feminismo, consentir se refiere a un acuerdo entre 2 personas cuyo acuerdo está mediado por el deseo. Hay otro concepto que muchas veces puede confundirse y es el ceder, no es lo mismo, la cesión implica un allanamiento del cuerpo, cuando no hay deseo, el cuerpo es forzado y cuando es forzado, se traduce en un trauma».

Rosa Cobo

Al respecto, Luisa Posada ataja que es necesario siempre recordar que el consentimiento es bilateral, no es solo desear, sino que este deseo nazca desde ambas personas, porque si no existe este deseo, entonces hablamos de una tercera pieza en este rompecabezas y que se alimenta de la violencia sistémica que viven las mujeres; un huequito donde se anida el patriarcado. 

Esta última parte de la triada del encuentro sexual, se basa en una modalidad que utiliza el consentimiento como escudo para vulnerar y que persigue fines extractivistas sobre el cuerpo de las mujeres a cambio de otros bienes solo porque ellas así lo consienten, pero no tiene el deseo. 

«Después de ceder y consentir, viene una tercera modalidad que se sale del consentimiento, que es aquella que está mediada por la fuerza, la agresión o el dinero, pero en todo caso, cuando desaparece el deseo, desaparece el consentimiento» (Rosa Cobo)

Y entonces, ¿en qué momento el sistema se aprovecha de esta tercera modalidad para vulnerarnos bajo la idea vendida de que existe un concepto único de «consentimiento»? Ambas teóricas llegan a la conclusión de que esta conversación no es novedosa, pues de hecho, se ha abordado el tema desde los 80s y los 90s, del siglo XX, donde se refiere que existen autores interesados en mantener vigente el discurso del «consentimiento».

Por un lado, el patriarcado quiere llamar consentimiento a lo que es una cesión, dice Rosa Cobo, el capitalismo quiere hablar de consentimiento sexual para convertir el cuerpo de las mujeres en un mercado sexual y que se traduce en la pornografía, por ejemplo.

Desde el feminismo, la teórica plantea que el movimiento cuestiona cuáles son las causas y razones para que podamos decir que existe el consentimiento, fuera de la visión patriarcal y capitalista, encontrándonos así, con un debate interesante que cuestiona: ¿Puede haber consentimiento en una sociedad donde es manifiesta y explícita la desigualdad?

Fuente: Cimac Foto

Mujeres y teóricas radicales como Catherine MacKinnon, por ejemplo, sostienen que mientras el patriarcado exista, el consentimiento femenino se fundamenta en dos grandes mentiras: 

  • El pretendido empoderamiento femenino que se basa únicamente en la sexualidad
  • La falsa libertad que tienen las mujeres para decidir con quién o cómo quieren tener sexo; la decisión se sustenta en una negociación entre pares y en igualdad de condiciones, una premisa incoherente si se habla del privilegio masculino por encima de las mujeres, obstaculizando así, que el consentimiento sexual sea una realidad. 

Por su parte, en el conversatorio Rosa Cobo y Luisa Posada señalan una línea diferente, pues si bien reconocen las asimetrías producto del sistema patriarcal, la desventaja y los actores que se aprovechan del falso consentimiento, también apuntan a que las mujeres son individuos capaces de consentir a lo largo de su vida y que sí existen encuentros sexuales donde el deseo y la igualdad están de por medio, para ellas, el negarle a la mujer esta facultad, es negarle su capacidad de ser sujetas. 

Sin embargo, estos casos son minoritarios y específicos, soltando así, el siguiente argumento:

Si no hay libertad, no hay consentimiento. 

En el libro «La ficción del consentimiento sexual» de Rosa Cobo, se aborda una diferenciación necesaria para entender la problemática central y que consta de saber que el consentimiento y el consentimiento contractual no es lo mismo. 

Desde el siglo XVIII, se refirió por primera vez que solo habría legitimidad en las relaciones si los individuos consentían de forma explícita, incluyendo así, la hipótesis de que los individuos son los propietarios de su cuerpo.

Por ejemplo, la teórica señala que, en aquellos años, había personas que no tenían riquezas, ni bienes, ni propiedades, sin embargo, tras este pensamiento político, el sistema pautó que lo único que se tenía era el cuerpo y que con este, se podía hacer lo que se quisiese: «Lo puedes comprar, vender o alquilar«.

«El consentimiento sexual por parte del capitalismo y patriarcal, es heredero directo de la idea del individuo como propietario, y de ahí, encuentra su lugar de legitimación la prostitución y la pornografía. El feminismo sostiene que aquí no está el cuerpo y allá el individuo; el cuerpo es el individuo y los cuerpos no se pueden vender, ni alquilar. Ese elemento es crucial para poder definir lo que es el consentimiento sexual.»

El consentimiento sexual no siempre es un “” absoluto, y es ahí, donde se esconde la diferencia con el consentimiento contractual del que se habla desde el siglo XVIII.

Por ejemplo, el consentimiento contractual es el sufragio femenino, ese es irrevocable y está movido por un deseo que no cambia con el tiempo. Mientras tanto, el consentimiento sexual es diverso, pues existen momentos donde las mujeres consienten, pero solo hasta cierto momento o ciertas prácticas, incluso, es posible que, a mitad del momento, las mujeres decidan que no quieren continuar. 

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Por ello, explica Rosa Cobo, prácticas irrevocables como la grabación de pornografía o los vientres de alquiler, vendidos como “contractuales”, no son, en esencia consentidos; no hay forma de detenerlo, cambiarlo y decir: Basta, no lo deseo más.

La agenda feminista actual

Los retos que hay en la agenda son múltiples y en las últimas dos décadas, el movimiento se ha diversificado y caminado hacia objetivos diferentes; teorías queer, trans, de disidencias, enfocadas en medio ambiente -ecofeminismo- y demás posturas que, si bien luchas válidas e importantes de reconocer, Rosa Cobo sostiene que el feminismo debe de formar pactos políticos y recordar que la causa última del movimiento es abolir el patriarcado, sistema que propicia todas las violencias sobre las personas sin importar su diversidad. 

Paralelamente, se identifican tres puntos medulares de la agenda política contemporánea:

  • Eliminar la idea de que el libertarismo sexual es la agenda del feminismo; el feminismo busca abolir la violencia sexual, pelear contra la pornografía y la trata, para entonces, conseguir la libertad para decidir y consentir
  • Separar el feminismo de la nueva izquierda que solo instrumentaliza con el movimiento y que no intenta entenderlo: «Solo quiere que hagamos el trabajo sucio», dice Cobo. 
  • Un tema urgente es todo lo que tiene que ver con el trabajo, desde la precarización, la feminización de la pobreza y la visibilización del trabajo que se hace en el hogar

«Es probable que vengan tiempos muy duros y las mujeres que estamos en el feminismo tenemos que tratar de expulsar las descalificaciones y los insultos, tenemos que trabajar las ideas y unirnos», concluye Rosa Cobo. 

Fuente: Cimac Foto

Por su parte, Luisa Posada añade otro punto sustancial: La violencia feminicida, que ante el panorama actual, la teórica recuerda a Rita Segato que acoge el término «femigenocidio«.

Señalando, además, casos como el de México donde se asesinan a 10 mujeres al día, según el INEGI, para Posada, la violencia de género debe de ser uno de los puntos más importantes -si no es que el más importante- en la agenda política del movimiento feminista.

«La agenda feminista tiene problemas sobrevenidos, la desigualdad económica, la violencia material, la física, la violencia de los asesinatos, esto no lo podemos olvidar y en algunos países es tremendo como en México donde más de mil mujeres fueron asesinadas el año pasado. 

Otro problema es la explotación reproductiva de las mujeres pobres y otro, es reivindicar el sujeto político feminista, hay que seguir reivindicando esa genealogía feminista que nos dote de memoria y con ello, de futuro.» (Luisa Posada) 

Lee más al respecto en:

El femigenocidio y el mandato de masculinidad: conceptos clave de Rita Segato

CIMACFoto: César Martínez López

Una de estas estudiosas es Rita Segato. La escritora argentina ha trabajado para introducir el concepto de femigenocidio no sólo en la teoría sino también en la esfera jurídica y legal. Pero, ¿qué significa este término y cuál es su aportación para hablar sobre la violencia contra las mujeres?

El femigenocidio y las potencias de los hombres

Al introducir el interfijo -geno- en feminicidio, Rita Segato tiene la intención de remarcar el componente de género en un feminicidio. En otras palabras, resalta de manera aun más evidente que un feminicidio (es decir, el asesinato de una mujer) tiene como motivo el simple hecho de que la víctima pertenece al género femenino. Pero esta distinción no es algo gratuito.

Para Segato es importante distinguir entre los feminicidios donde hay lazos interpersonales entre la víctima y el agresor y aquellos otros casos en los que dicha relación no existe. Los femigenocidios pertenecen precisamente a esta última esfera.

En estos casos, aunque el hombre no conoce a la mujer la agrede. De acuerdo con la teoría desarrollada por Rita Segato, esta violencia impersonal y estructural tiene su origen en lo que ella denomina «mandato de masculinidad«, esa exigencia puesta sobre los hombres de demostrar que son ellos quienes tienen el dominio sobre las mujeres.

Esta supuesta jerarquía se da por medio de lo que la teórica argentina caracteriza como «potencias»: las formas de dominio con las que los hombres refuerzan el «poder» que supuestamente tienen frente a las mujeres. Las potencias que ha identificado Segato son la sexual, la física, la económica, la bélica, la política, la intelectual y la moral.

Dichas potencias suelen manifestarse de manera entrelazada y bajo ellas se esconde la concepción del cuerpo femenino como un territorio que debe conquistarse. Pero no sólo eso: la conquista debe ser visible para todos, pues «la masculinidad solo existe si es demostrable», afirma Segato.

Como puede entenderse, la demostración de masculinidad es algo que escapa al ámbito privado. ¿Cuántas no hemos sido víctimas de acoso o de algún otro tipo de violencia en el espacio público por hombres que únicamente están repitiendo ese rol masculino impuesto por la sociedad?

¿Por qué hablar de femigenocidios?

Para entender de manera más amplia el concepto propuesto por Rita Segato es necesario remitirnos al caso de la serie de asesinatos contra mujeres sucedidos en Ciudad Juárez, México, en la década de los 90. Tres de estos asesinatos fueron llevados frente a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CoIDH) en 2009 en un capítulo conocido como el caso del Campo Algodonero.

En una sentencia definitiva, la CoIDH determinó que el Estado mexicano no investigó los asesinatos de las víctimas Esmeralda Herrera Monreal, Claudia Ivette González y Laura Berenice Ramos Monárrez con perspectiva de género. Estos crímenes fueron catalogados únicamente como crímenes sexuales, sin contemplar que detrás de ellos hay un claro componente de género relacionado con la dominación del hombre sobre la mujer por medio de las potencias identificadas por Segato.

De ahí la importancia de hablar de femigenocidios. Y es que el mandato de masculinidad tiene la potencia suficiente como para convertirse en un genocidio (la exterminación de un grupo social de manera sistemática por diferentes motivos, entre ellos, el género). Así, al feminicidio se le da una dimensión que escapa del ámbito de lo privado y se revela como un problema que está presente en un tejido social amplio.

Reconocer esto no sólo sirve en la esfera teórica. Desde la perspectiva de Rita Segato, hablar sobre femigenocidios en el ámbito de lo jurídico y lo legal abriría nuevos caminos para investigar crímenes como el del Campo Algodonero pero también como los feminicidios ocurridos en el ámbito privado. Y es que, a final de cuentas, sus bases son prácticamente las mismas: un mandato de masculinidad que, por lo menos en México, no deja de cobrar la vida de miles de mujeres año con año.

Las mujeres en el Servicio Secreto de EEUU y el mito de la fuerza viril

Mujeres en el servicio de defensa de USA.-Ciudad de México.- Luego del atentado que sufrió el candidato republicano al gobierno de Estados Unidos, Donald Trump el pasado 13 de julio, en un mitin en Pensilvania, surgieron varias teorías de la conspiración alrededor del fallido magnicidio, pero un debate se ha instalado desde ese momento, y ha sido la presencia de mujeres en labores de seguridad del Servicio Secreto, lo que ha generado un análisis del mito de la fuerza viril.

Hay que recordar que tras el paso de la bala cerca del rostro de Trump, elementos del Servicio Secreto se abalanzaron sobre el candidato para resguardar su vida y ahí estuvieron también algunas mujeres de quienes se dijo: «eran demasiado débiles, de cuerpos frágiles», estos y otros señalamientos son los que recibieron por su inacción después del ataque y que evidencia el reforzamiento de la división sexual del trabajo. 

El servicio secreto también se encuentra bajo el escrutinio público de algunos sectores luego de que impulsaran políticas internas que apuestan por la inclusión de más reclutas mujeres, teniendo por objetivo que el órgano lograra casi la paridad (un 30%) en sus filas para el 2030.

Hoy, personas se posicionan contra esta visión por no considerar capaces a las mujeres de cuidar y garantizar la seguridad de las figuras políticas estadounidenses y ejercer un empleo que incluya fuerza física.

Esto último, discurso contrariado, si se recuerda que las mujeres desempeñan una labor vitalicia en el cuidado de otras personas; dedicando su tiempo, esfuerzo y acuerpando por la seguridad de su entorno (familiar, laboral, afectivo, social e incluso, ambiental). 

Esto nos empuja a colocar en la mira otro punto esencial: El mito de la fuerza viril, que no hace más que construir falsos imaginarios sobre las capacidades individuales con un sesgo sexista que además, desvirtúa el trabajo y preparación de mujeres entrenadas rigurosamente para cumplir con su trabajo al igual que sus congéneres. 

Hay que señalar que la tentativa de homicidio de Donald Trump no es un caso extraordinario, pues los Estados Unidos tiene una lista de candidatos y expresidentes víctimas de tentativa y homicidio, desde John F. Keneddy, hasta el ataque contra Ronald Reagan en los ochenta; sin obviar, el servicio de seguridad de estos personajes estaba compuesto mayoritariamente por hombres.

De virilidad, cuerpos y territorios

Existe una fuerte relación entre el género y la fuerza; un reduccionismo biológico que pauta a las mujeres que sí y qué no pueden hacer de acuerdo a sus cuerpos.

La delicadeza y la debilidad son componentes que nos acompañan desde la primera infancia, de esto deviene la creencia de que la fuerza no es compatible con las mujeres; no son lo suficientemente fuertes para desempeñar trabajos, deportes o formar partes de servicios de seguridad, por ello, debemos liberar estas dos condicionantes -fuerza y género- la una de la otra. 

Históricamente, la fuerza se ha ligado directamente a la virilidad, es violenta, poderosa y bélica, cualidades explotadas por el patriarcado. Esta fuerza viril, sólo cumple con su cometido cuando somete o minimiza a otras personas – grupos, por ello, resulta incómodo que una mujer combativa y fuerte pise los terrenos que han sido dominados por el androcentrismo.

Esto último, es una propuesta esencial que hace la filósofa feminista Alessandra Chiricosta quien refiere en «Contra el mito de la fuerza viril» lo siguiente:

«La subjetividad virilizada se sostiene sobre la continua inferiorización, de ahí que muchas veces se diga que la fuerza parte del género y se apele a fundamentos como la testosterona, cuerpos musculosos o grandes. Se solapa, entonces, un elemento sobre el otro sin hacernos demasiados cuestionamientos» (Alessandra Chiricosta).

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En una entrevista realizada por Verónica Gago, Chicorosta ahonda más en el punto de «hacernos cuestionamientos» y subjetividades, atajando que, por ejemplo, si se coloca en una habitación a la tenista Serena Williams y a Woody Allen, nadie pensaría que este último es más fuerte sólo por ser varón. 

Con esto, refiere que existe un abanico muy amplio de diversidad y de cuerpos; todas las personas somos fuertes y aprovechamos las diferencias para encontrar poderes únicos que van más allá de la falsa virilidad o de los cuerpos toscos y grandes. La fuerza no está ligada a la destrucción, sino a la posibilidad de combatir y resistir a nuestra manera. 

Una de las creencias más violentas que el sistema ha replicado, es creer que la mujer nunca podrá defenderse; nunca sería capaz de repeler una agresión, pues su cuerpo no es lo suficientemente poderoso para evitar la violencia pues tiene suerte, apenas logrará agredirla – herirla más no asesinarla. Aunque intente, golpee y luche, la barrera de su territorio es fácilmente corruptible; no podría defenderse y tampoco, defender otras personas. 

En este sentido, surge una de las herramientas combativas más revolucionarias: La autodefensa. 

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Esta postura feminista refiere que no debemos replicar la creencia de que solo lucharemos para defendernos de un ataque, sino que la propuesta de Alessandra Chiricosta es deconstruir esta idea, apostando por una autoconsciencia donde las mujeres sepan que su territorio corporal interno y externo, crece, le da autonomía y la autodetermina: ¿Cómo hacer para llevar mi eficacia corpórea al mundo?

Es liberar la idea de que la autodefensa debe ser solo pelear; se lucha por algo más, por nosotras. Tiene qué ver con el buen vivir, con recuperar la idea de que nuestro cuerpo como territorio no le pertenece a nadie y que el cuidado de éste, es importante para vivir: No permitir que sea transgredido por nadie. 

«Esta es mi lucha y si alguien se opone, peor para él. No voy a buscarlo, pero desde luego, no lo dejaré de pasar, necesitamos superar la visión de la pureza de decir «yo soy inocente», tenemos que salir y ensuciarnos», señala la filósofa en entrevista con Verónica Gago

La frontera del cuerpo de las mujeres también puede convertirse en muro impenetrable y para consolidar esta idea, hay que ser conscientes de ello, reconfigurar la idea de que la fuerza sólo vence cuando es viril y avasalladora.

El derecho a pelear, a construir un territorio seguro en nuestros adentros con el autocuidado y hacia afuera con la autodefensa, y el poder de defender, son acciones esencialmente humanas que escapan de la dicotomía del género. 

Fuente: Cimac Foto

Derribar las barreras patriarcales que abonan a estos discursos, como el de la culpabilización de las mujeres débiles del servicio de defensa de EUA, permite abrir una ventana para autoreconocerse, liberarnos de la idea de que la fuerza sólo está encarnada en los cuerpos de los hombres y de sabernos capaces de luchar y vencer desde el autoconocimiento de nuestro territorio. 

“Partiendo de las corpo – realidades de las singularidades, cada una diferente, pero a su vez unida a las demás por haber sufrido un proceso constante de inferiorización, la autoconciencia combativa propone transformar las dinámicas que sostienen la violencia de género a nivel cultural, social y político, contrarrestando la naturalización de la inferiorización de las subjetividades femeninas” (A

Alessandra Chiricosta en “Contra el mito de la fuerza viril”

Feminismos. Marcha Mundial de las Mujeres en Brasil destaca fuerza del feminismo

Resumen Latinoamericano, 11 de julio de 2024.

El documento destaca la lucha por una mayor representación en la política institucional y la influencia en las inmediatas.
La importancia del feminismo como construcción cotidiana y la diversidad del movimiento fue resaltada en el comunicado surgido del III Encuentro Nacional de la Marcha Mundial de las Mujeres (MMM), “Nalu Faria”, desarrollado en Natal, capital de Rio Grande do Norte, en Brasil, del 6 al 9 de julio.

«Estamos organizadas en un feminismo popular que es fuerte porque se construye día a día con una agenda política que nos organiza y moviliza, un feminismo en el que cabemos todas», recoge el texto

Asimismo, destaca la importancia del feminismo en la resistencia al fascismo y la construcción del socialismo, con énfasis en el enfrentamiento al bolsonarismo y la victoria de Luiz Inácio Lula da Silva en las elecciones de 2022.

En ese sentido, recordaron que la fuerza feminista organizada es capaz de imponer derrotas a los extremos derecha, como las recientes movilizaciones que interrumpieron la tramitación del Proyecto de Ley del Aborto.

«Queremos cambiar el mundo cambiando la vida de las mujeres y nuestra estrategia para ello es la autoorganización en cada lugar donde vivimos, trabajamos y operamos», refleja el documento del movimiento que incluye a  trabajadoras del campo y de la ciudad, negras, lesbianas y bisexuales, jóvenes, transexuales, quilombolas, indígenas, sindicalistas, personas mayores y personas con discapacidad.

Más de mil feministas de 24 estados participaron del evento bajo el lema «Derrocar este sistema con fuerza y ​​rebelión, organizar a las mujeres sin perder la audacia: soñar y luchar como Nalu Faria», quien jugó un papel esencial en la articulación de los derechos de las mujeres en Brasil y falleció en 2023.

FUENTE: teleSURtv.net

Caso Sanjuana crearía precedente histórico: una Ley para indultar con perspectiva de género

 

Escrito por Arantza Díaz 

.-Ciudad de México.- Tras 10 años de permanecer en condiciones de reclusión por un delito que no cometió, Sanjuana logró revertir el destino que le impuso el sistema judicial de México por un indulto que consideró la perspectiva de género, es por eso, que su caso, hoy se se ha convertido en un emblema que podría derivar en la Ley Sanjuana la cual podría beneficiar a más mujeres quienes enfrentan situaciones semejantes.

En junio Sanjuana Maldonado fue puesta en libertad luego de ser sentenciada a 30 años de prisión en 2009, a causa de la llamada guerra contra el narcotráfico de Felipe Calderón quien apostaba por la criminalización y el punitivismo. Ese proceso sociopolítico concluyó y en medio, mujeres como Sanjuana resistieron los estragos. 

Hablar del caso Sanjuana no es solo externar la injusticia, sino la violencia estructural que violenta y se recrudece sobre las mujeres. Se trata de poner este caso una y otra vez en el foco hasta que la perspectiva de género deje de ser concebida como una herramienta de añadidura y se entienda como lo que es: Un derecho humano a favor de todas y todos. 

Es por eso que hoy, la colectiva Perteneces impulsa la Ley Sanjuana que tiene por objetivo regular el indulto en  San Luis Potosí implementando la perspectiva de género. 

De manera concreta, hay que entender que el indulto es la figura jurídica que consiste en otorgarle a una persona el perdón, aún con una sentencia que ya fue dictada por una o un juez. Estos pueden ser de gracia, explica Celia García, es decir, aquellos que se conceden por «humanidad» y otros indultos que se conceden por errores judiciales sin perspectiva de género, como el caso Sanjuana. 

En San Luis Potosí, existe un vacío legal, donde, aunque se habla del indulto en la constitución, no hay una ley reglamentaria que muestre cómo se puede promover este recurso, cuáles son los requisitos y cómo lograrlo. Esto fomenta que en esta entidad, las y los diputados debían ponerse de acuerdo para saber cómo proceder en los casos de indulto; 21 personas con posturas políticas y legislativas completamente diferentes, decidiendo qué hacer.

La ley Sanjuana intenta erradicar esto, constituyendo una ley que permita que más personas -no sólo mujeres- exijan la perspectiva de género en sus casos y paralelamente se simplifique el proceso del indulto.

Si bien existen temas prioritarios en la agenda, este también lo es, recuerda la abogada.

Las mujeres y hombres jornaleros, migrantes, indígenas y racializados continúan siendo víctimas de la injusticia; no nos olvidemos de Sanjuana Maldonado, de sus experiencias de vida, de nombrarla y de escabullirnos del patriarcado –como dice Rita Segato– cada vez que se evidencia el profundo rezago del Estado por atender a las mujeres que hoy habitan en los centros de reclusión en México. 

«No hay interés en las personas privadas de su libertad, mientras no las escuchemos, no sabremos dónde les duele y el Estado no sabrá dónde actuar». De esta manera, se abre el diálogo con Celia García Valdivieso, abogada y defensora de Sanjuana Maldonado para entender qué panorama se vislumbra con el futuro gobierno y lo vitalicio de hablar de perspectiva de género en los procesos legislativos, una conversación que no puede aplazarse más; la injusticia también es patriarcal. 

Fuente: Cimac Foto

Por ello, a pesar de lograr su libertad, el precedente que asienta el caso Sanjuana pasa a la posteridad y con suerte, dice Celia García, se llega a los oídos de la virtual electa presidenta Claudia Sheinbaum, para que se sepa que las mujeres en situación de reclusión enfrentan una violencia estructural que parte desde la desigualdad, el abuso y la falta de oportunidades.

Si no se pone el esfuerzo estatal en combatirlo, entonces, las mujeres más precarizadas continuarán pagando el precio de la inacción estatal. 

Y es que, desde la perspectiva de la abogada, los centros de reclusión están llenos de mujeres que, sin saberlo, trabajaban preparando la comida a alguien con nexos con el crimen, de mujeres que confiaron en sus parejas y que fueron engañadas, de mujeres que transportaban paquetes dados por sus hermanos – papás y que contenían narcóticos, y por supuesto, de mujeres que se defendieron de la violencia y el abuso de años: “Ellas sí son castigadas”. 

Al preguntarle sobre cómo vislumbra el futuro con el gobierno de Claudia Sheinbaum, Celia García ataja que no ve un horizonte esperanzador, pues las personas de libertad son un gran negocio para muchas personas; lucran con ellas abogadas y abogados, autoridades, directoras y directores de los centros, proveedores y una gran lista más de personas que obtienen beneficio de la injusticia:

«Ni siquiera veo incentivos económicos (por parte del Estado) para que esto cambie, el sistema ya está demasiado acomodado a cómo ha funcionado, es desolador y triste».

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Caso Sanjuana: Evidenciando falta de protocolos y la articulación patriarcal

A Sanjuana nadie le dijo qué sucedía, cuál era su situación y por qué una mujer policía se la detenía; tenía 21 años y en el porvenir, se enfrentaría a un poder judicial violento que la criminalizará por más de 10 años. Sanjuana no fue una mujer escuchada por el Estado, pero sí castigada por un crimen que no cometió. 

¿Por qué tenemos qué nombrar y reconocer la vida de Sanjuana como un parteaguas en los procesos legislativos? Celia García comparte en entrevista que sus vivencias nos dan un panorama de cómo se gesta el fenómeno de la violencia estructural para así, comenzar a combatirla. Mientras no se convierta en un acto público y político todo lo que atravesó a Sanjuana, la justicia sigue siendo tardía. 

En su primera infancia, Sanjuana salió a pedir dinero a la carretera más cercana a su comunidad, Charco Cercado, San Luis Potosí. Esta actividad es la más común en el poblado donde las personas se detienen junto a la carretera para pedir o bien, cazan animales para después ofrecerlos a los autos y personas que atraviesan la vialidad. 

Sanjuana fue abusada sexualmente por parte de su tío en una de sus salidas a la carretera. De esto devino que ella deseara salir del pueblo, estudiar y no ejercer el trabajo de mendicidad nunca más. 

La primera violencia estructural que atraviesa a Sanjuana es la extrema pobreza, dice Celia García, la segunda, es su condicionante como mujer que no le permitía acceder a mejores oportunidades laborales y educativas.

«No es cierto que tengamos las mismas oportunidades las mujeres y los hombres en todos los espacios. Ella al cumplir 18 ya no tenía derecho a estudiar, es muy fuerte el arraigo de obediencia, su papá no la quería dejar ir, es bien interesante cómo las costumbres y la figura del hombre es tan importante para las decisiones de vida de las mujeres«, explica la abogada. 

Sanjuana logró salir de Charco Cercado después de varios obstáculos y la promesa de estar cerca de un primo de la familia. La joven presentó su examen a la Universidad Autónoma de SLP; no fue seleccionada. 

Este acceso precarizado a la educación también fue una barrera importante en la vida de Sanjuana; el acceso a la formación, al internet y a la academia, se mantiene bajo el privilegio de la centralización. 

Es así, que inicia su carrera en otra universidad, el Tecnológico de Matehuala y en su tiempo libre, se desempeña como cajera en una tienda de autoservicio donde conoce a un hombre de 36 años identificado como José Cruz y a través de un proceso de paternalismo, donde él la apoyaba con sus útiles y prometía cuidarla, se gesta una relación basada en la manipulación y el abuso. 

La violencia patriarcal se articula en la vida de Sanjuana, desde su hogar, hasta el funcionamiento de sus relaciones afectivas. Una violencia que apareció para cambiar su vida para siempre y que se disfrazó de una herramienta muy poderosa: El amor romántico. 

«El único aprendizaje que había tenido Sanjuana del amor era el romántico, que el hombre era compañero, que la apoyaría y que tras relacionarse sexualmente con él, su lugar era a su lado. Ella debía apoyarlo y darle todo, lo natural era que después del sexo debía casarse (…) es un tabú tan fuerte que a ella la incitaba a que debía atender y aceptar todo lo que él pidiera, estas creencias enajenan y violentan el pensamiento de las mujeres».

Celia García

José Cruz y su sobrino Jonathan llevaron a Sanjuana a una plaza, donde posteriormente, fue amagada por un hombre identificado como El Negro, quien le preguntó si llevaba una identificación y le exigió, realizar unos pagos en Elektra.

Sanjuana le preguntó a su novio qué sucedía, pero él solo le dijo que le hiciera el favor para evitar «meterse en problemas». Meses después, se supo que El Negro y la pareja de Sanjuana se conocían, pues éste último, surtía cocaína al implicado. 

A pesar de las intimidaciones, Sanjuana no quiso cobrar el dinero por miedo y se quedó afuera de la tienda, Jonathan y José Cruz entraron y minutos después, salieron con el sobre de dinero en las manos; El Negro les había prometido una recompensa a cada uno. 

Instantes después, fueron detenidos, incluida Sanjuana quien solo se encontraba parada en la plaza; se le imputó el delito de secuestro. 

No hubo abogados para ella, derecho a hablar de lo sucedido, nadie escuchó lo que había vivido, a nadie le interesó saber qué era Charco Cercado, lo que había vivido, las necesidades de su familia y mucho menos, importó que Sanjuana no supiera qué había pasado. Sólo se sabía que el Estado había aparecido para criminalizar y sentenciarla a 30 años de prisión. 

«Si no se observa, ni se entiende todo lo que vivió Sanjuana a sus 21 años, entonces no se entiende el fenómeno en su totalidad. La perspectiva de género es eso, no es un favor para las mujeres, es poner al descubierto la desigualdad que opera sobre las mujeres pobres, las personas jornaleras, con discapacidad, migrantes… Si no se toma en cuenta lo que hemos vivido, nuestro origen y enseñanzas, no se hace justicia, una verdadera justicia».

abogada de Sanjuana Maldonado. 

Tras un indulto impulsado por la Colectiva Perteneces, Sanjuana Maldonado fue puesta en libertad tras permanecer 15 años privada de su libertad y actualmente se enfrenta a otra barrera estructural: La lucha por su reconocimiento electoral y social.

Acompañada de sus abogadas, Sanjuana busca agilizar el proceso para que el Instituto Nacional Electoral le otorgue su identificación, un documento fundamental para acceder a las cosas más elementales de su nueva vida en libertad; rentar una casa, inscribir a sus hijos a la escuela, conseguir empleo e incluso, algo tan sencillo como comprar un boleto de autobús.

Sanjuana no puede iniciar esta etapa de goce acompañada de su familia, sin antes, ser reconocida como ciudadana por el Estado.

Conoce toda la historia de la detención y el proceso revictimizante de Sanjuana en «Sanjuana, a un paso de recuperar su libertad, tras 15 años de prisión»

Entre barreras de acceso a la educación, precarización, abuso, mito del amor romántico, la familia como institución patriarcal, millones de mujeres resisten las violencias interseccionales del Estado.

Sanjuana no es un caso aislado que expone cómo se articula la opresión, es la muestra de que las estructuras son desfavorables; no es una «minoría» que fue atravesada por circunstancias desfavorables, es la demostración de la fuerza patriarcal. 

Esto último, lo condensa Rita Segato en Patriarcado del borde al centro, disciplinamiento, territorialidad y crueldad en la fase apocalíptica del capital, al señalar que las feministas no abordan temas de nicho, ni de minorías, pues de hecho, el proceso reduccionista de minorización (como el feminicidio, los crímenes de odio o la injusticia que viven mujeres inocentes). el patriarcado se encarga de convertirlo en un espectáculo mediático y jurídico. 

«Todas las violencias a las minorías, no es otra cosa que el disciplinamiento que las fuerzas patriarcales nos imponen a todas las que habitamos ese margen». 

En nuestro país, reconocer la violencia estructural, patriarcal y nombrar la urgencia de la perspectiva de género se convierte en una conversación incómoda para el Estado que, a regañadientes, adapta algunas escuetas medidas para juzgar con perspectiva de género.

Prueba de esto, es que según la Asociación Mexicana de Juzgadoras en México, en 2022, solo 1 de cada 4 juezas reconocieron que ellas y sus colegas (hombres y mujeres) hacen uso de la perspectiva de género. 

Es decir, que el 75% de las juezas, jueces, magistradas y magistrados no hace uso del protocolo para juzgar con perspectiva de género. 

¿Por qué cuesta tanto trabajo implementar este protocolo en los procesos de enjuiciamiento? Desde la perspectiva de Rita Segato, el patriarcado siempre se antepondrá a todo lo que lo desestabiliza, todo lo que lo cuestiona se considera que conspira en su contra y ejerce un rechazo a aquello que intente transformar lo que el sistema considera como «normal» y que evidencie las asimetrías del poder. 

«Muchas veces me imagino esa estructura, porque me parece ser lo único capaz de explicar por qué permanece imposible algo que a simple vista se presenta tan sencillo de realizar como retirar a la mujer de la subordinación, del castigo. No sería una tarea difícil, bastarían unas pocas acciones, unas pocas medidas, intervenciones puntuales ni muy complicadas. Pero por alguna razón, no se puede, se presenta imposible» (Rita Segato).

Foto: @EDUCIAC vía X

Conoce los 3 ejes temáticos en próxima agenda feminista de Sheinbaum

 

.-Ciudad de México.- Mujeres de la política mexicana tuvieron un encuentro para discutir el contenido de la agenda feminista y el plan integral de administración de la virtual presidenta electa Claudia Sheinbaum Pardo en el que se resaltaron 3 ejes temáticos: erradicación de las violencias contra mujeres; revolución económica para las mujeres y, como tercer eje, la igualdad sustantiva.

Esto se dio en el conversatorio Agenda feminista del Gobierno de Claudia Sheinbaum donde estuvieron presentes la senadora Olga Sanchez Cordero, coordinadora de los diálogos por la transformación en tema de derechos de las mujeres; Lorena Villavicencio Ayala, abogada y ex diputada federal; así como Celia Aguilar Setién, directoria general de planeación y evaluación del  Inmujeres y Selene Lucía Vásquez Alatorre, secretaria del INAP.

De acuerdo con la senadora, se llevaron a cabo 30 diálogos con alrededor de 8 mil 100 mujeres de diversas edades, etnias, niveles educativos y profesiones para expresar lo que ellas desearían de la política de las mujeres.

CimacFoto: César Martínez López

En el primer eje, se plantea la posibilidad de la homologación de políticas públicas para toda la república mexicana del tipo penal de feminicidio, violencia vicaria, violencia feminicida, violación, tortura sexual, protección cautelar, mujeres violentadas, aborto, entre otros temas.  

Así mismo, se sugiere que la adhesión “El agresor sale de casa” en la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia de la CDMX, (donde los agresores, a pesar de ser dueños de la propiedad, están obligados a salir de casa por violentar a su pareja), se lleve a cabo en todo el territorio nacional y no solo en la capital.

“Esta es una base importante porque imagina que en todos los estados y entidades federativas son difíciles de colmar sus elementos de tipo de agresores y feminicidas, lo que genera que los agresores se salgan con la suya y no lleguen a tiempo a la justicia y menos a una sentencia condenatoria”.

Olga Sanchez Cordero

Así mismo, El Frente Nacional contra la Violencia Vicaria indicó que suman 29 estados que aprobaron la Ley vicaria. La violencia vicaria se define como la acción u omisión cometida en contra de una mujer, por la persona con la que tenga o haya tenido una relación de matrimonio o concubinato, con la intención de causarle algún tipo de sufrimiento separándola de sus hijas e hijos, utilizando la violencia. 

También mencionó que se busca tener un número nacional de emergencia de género para atender las llamadas como la Línea SOS Mujeres * 765 que se impulsó en la Ciudad de México, así como proporcionar botones de pánico en espacios públicos, refugios de protección para mujeres en situaciones vulnerables y transporte seguro para mujeres y niñas, como los vagones exclusivos de mujeres.

Así mismo, comentó que se busca la profesionalización de los Ministerios Públicos, las policías de investigación, los peritos, los servicios forenses que atienden la violencia en materia de perspectiva de género al igual que la Guardia Nacional y las policías locales. 

CIMACFoto: Diana Hernández Gómez

En cuanto al segundo eje temático, sobre la revolución económica de las mujeres, Sánchez Cordero indica que “se busca una revolución económica de las mujeres que se pueda lograr a través de la incorporación de las mujeres al mercado laboral siempre y cuando tengan un Sistema Nacional de Cuidados (SNC) que la respalde”.  

Al respecto, CimacNoticias reportó el 9 de julio del presente año que el SNC ha sido una conversación reiterada en órganos globales como la Organización Internacional del Trabajo que refiere la implementación de esta política como un urgente para mejorar la participación laboral y con ello, la economía.

En el caso de México, la adición igualitaria de mujeres al mercado laboral tendría un impacto tan positivo, que el PIB podría aumentar hasta un 22%, mejorando el desarrollo de nuestro país en demasía y con ello, la calidad de vida poblacional, advierte el Banco Mundial (BM). 

Por otro lado, este eje temático también busca garantizar que desaparezcan las brechas salariales que viven las mujeres (entre el 25 y 30 por ciento menos) en comparación con los hombres, así como el acoso laboral, una de las principales razones por las que una mujer llega a dejar su empleo. 

Entre octubre de 2020 y octubre de 2021, 42.8 % de las mujeres de 15 años y más experimentó, al menos, una situación de violencia. La violencia contra las mujeres se presentó en mayor porcentaje en el ámbito comunitario (22.4 %), seguido del laboral (20.8 %), informa el (Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

Por último, respecto al tercer eje, relacionado con la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres, Olga Sanchez señala que “es un tema que está pendiente a nivel cultural y de educación que la doctora (presidenta electa) quiere llevar no solo a la Constitución para conseguir una igualdad formal entre la mujer y el hombre ante la ley”. 

Fuente: CimacFotos

El Injuve hace incapié en la necesidad de una perspectiva integral de prevención de la violencia, basada en la construcción de la igualdad y el respeto a los derechos humanos, dentro de la cual enseñar a rechazar el sexismo y el acoso y a la desigualdad de género. 

La igualdad entre mujeres y hombres es una cuestión de derechos humanos y una condición de justicia social, puntualiza el Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje (TFCA): Se trata de una cuestión básica, indispensable y fundamental para la igualdad entre las personas, para el desarrollo y la paz y para erradicar la violencia por razón de género. 

De igual forma, es importante analizar en este eje las similitudes que existen entre la violencia de género y el acoso desde edades tempranas y espacios de enseñanza como en las escuelas, espacios de recreación, entre otros, donde se debe cuidar que las infancias no reproduzcan estereotipos de género y prácticas machistas, informa el Injuve.

Crónica de la tarde en que Puebla se pintó de verde

 

.-Foto: Samantha Páez Puebla.- Muy temprano, cuando el día recién clareaba, grupos antiaborto se situaron en ambas puertas del Congreso de Puebla para impedir la entrada de legisladoras y a legisladores que se habían manifestado en favor de la despenalización del aborto en Puebla hasta las 12 semanas.

Desde el viernes y domingo anteriores colocaron sellos, un pequeño contingente se quedó allí toda la noche. Este lunes hombres y mujeres con pañuelos y camisas celestes se colocaron en las puertas del recinto, la principal en la calle 5 oriente y la trasera en la 3 oriente. Su meta: bloquear el paso, golpear e intimidar a diputadas, diputados y feministas.

Aunque había policías granaderas, éstas no evitaron que grupos antiaborto agredieran. Fue alrededor de las 10:30 horas, media hora después de que se convocó a la sesión del pleno del Congreso, cuando grupos feministas hicieron una valla humana para acompañar a varias diputadas que promovieron la iniciativa para despenalizar el aborto.

El grupo avanzó a unos dos metros de la puerta trasera del Congreso, fue cuando ocurrió el momento más tenso: grupos antiaborto repeliendo y aventando a la marea verde, las feministas y diputadas entrelazando los brazos avanzando poco a poco hasta llegar a la entrada.

Minutos después, cuando el primer contingente de legisladoras logró ingresar y los ánimos verdes subieron, las policías lograron retirar a varios hombres del grupo celeste de la puerta y un segundo grupo de legisladores entró al Congreso.

Las reformas al Código Penal de Puebla fueron el quinto punto del orden del día, la discusión se prolongó por las intervenciones de la bancada del PAN.

Afuera del Congreso el grupo antiaborto se colocó en la puerta, formando una línea con dirección a la catedral. Mientras que los grupos feministas colocaron unas mamparas con la leyenda de Aborto Legal Puebla, pusieron música y bailaron mientras se votaba la iniciativa.

Alrededor de las 13:15 horas se realizó la votación, el resultado: 29 a favor, siete en contra y cuatro abstenciones, con lo cual Puebla se convirtió en décimo cuarto estado de México en despenalizar el aborto hasta las 12 semanas.

En ese momento el humo y brillantina verde volaron, las mujeres feministas y grupos de la disidencia sexual tomaron el micrófono para agradecer a todas las personas legisladoras que impulsaron la despenalización desde 2007 hasta 2021, a legisladoras y legisladores que votaron a favor, a las mujeres de todos los municipios.

Con los gritos de “Sí se pudo, sí se pudo” y “Ya es ley”, el contingente celeste se retiró, en silencio y con la mirada hacia el suelo. La fiesta verde se prolongó al menos una hora más, hasta que el último grupo se retiró y los granaderos se quedaron a resguardar el Congreso, que acababa dar un mensaje contundente a favor de los derechos de las mujeres y personas gestantes.

La tarde en Puebla se pintó de verde y así se quedaría.

Sheinbaum celebra a mujeres de 60 años pero les posterga Programa beneficio hasta 2026

 

.-Ciudad de México. – Esta mañana la virtual presidenta Claudia Sheinbuam Pardo sostuvo una reunión con mujeres que participarán en el Programa de 60 a 64 años y lo llevó a cabo para dar reconocimiento a su participación social, no obstante, el día de ayer, anunció que el apoyo económico que destinaría para ellas será viable hasta el 2026.

Hoy Claudia Sheinbaum Pardo celebró este programa de apoyo para las mujeres de 60-64 años, pero el día de ayer refirió que se tendrá que pisar un freno paulatino a esta iniciativa probablemente hasta el año que viene pues explicó, primero se iniciará con sólo 1 millón de mujeres, las cuales, serán pertenecientes a comunidades indígenas y reconocidas por el Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI), documentó Cimacnoticias.

Con esto, el programa de ayuda para mujeres de 60 a 64 años tendrá que comenzar a desarrollarse de manera progresiva, pues si se estima que esta ayuda será obtenida por las mujeres indígenas el primer año de su mandato, entonces, podría continuar avanzando con otros sectores y comunidades para el 2026, aunque de esto dependerán otros factores presupuestales.

Mientras se van realizando estos ajustes sobre la marcha, quedan a la espera de este beneficio 5 millones 375 mil 841 mujeres de 60 años y más, la mayoría trabajadoras desde la informalidad; la mitad de ellas percibiendo un salario mínimo, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del 2022.

La reunión con mujeres

La virtual presidenta electa Claudia Sheinbaum Pardo llegó al recinto para dar inicio a su encuentro con mujeres adultas de distintas partes del país entre aplausos, abrazos y peticiones de una foto.

En el presídium, la acompañaron Silvia de Jesús Maya, representante del grupo La Mansión Mazahua; Raquel Rosalía Castañeda González, representante del estado de Veracruz; Salustia Pacheco Hernández, representante del estado de Hidalgo, y la Verónica Montés de Oca, coordinadora del Seminario Universitario Interdisciplinario sobre Envejecimiento y Vejez de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

El envejecimiento es feminizado en México

La doctora Montés de Oca fue la primera en tomar la palabra. En su participación, argumentó que actualmente existe un posicionamiento demográfico favorable a nivel internacional en pro del bienestar y una vida digna a las mujeres adultas mayores:

“En los países de la región hay un esfuerzo significativo en la implementación de medidas para garantizar los derechos de las mujeres y avanzar hacia la igualdad de género”.

Montés de Oca

De acuerdo con cifras proporcionadas por la especialista, en México la población de mujeres adultas mayores de 60 años y más asciende a 7.6 millones, mientras que los hombres suman una cifra de 6.5 millones actualmente. Es decir, las mujeres adultas mayores superan la población demográfica masculina de la misma edad por un millón, lo que implica un proceso de cuidado y bienestar más amplio para ellas.

“Desde hace décadas sabemos que vivimos una feminización del envejecimiento, producto de la mayor esperanza de vida que han alcanzado las mujeres a edades avanzadas, pues la esperanza de vida a nivel nacional es de 74.8 años para las mujeres y de 76.2 años para los hombres”.

Montés de Oca.
Foto: Cimacnoticias

En este sentido, la razón de feminidad en el envejecimiento advierte una mayor presencia de mujeres en edades longevas, lo que implica una necesidad de cuidados y atención gerontológica y geriátrica con enfoque de género.

El envejecimiento de la población de mujeres suele ocurrir en condiciones sumamente heterogéneas y de desigualdad a nivel social, económico y de salud.

Incluso sufren mayor discriminación mientras envejecen, pues la etnia y la entidad federativa, así como la orientación sexual y de género juega un papel importante.

“Experimentamos edadismos en el curso de la vida y vejez en el proceso de envejecimiento que se acumulan con forma de sexismos, capacitismos, racismos y clasismos que afectan nuestra calidad de vida […] por ello, el apoyo bimestral para mujeres mayores entre 60 y 64 años es un programa pionero y original que reconoce y visibiliza el papel papel sustantivo que han tenido ellas en el desarrollo de la sociedad, es un avance en materia de derechos humanos e igualdad de género con un enfoque interseccional”, enfatizó

Silvia Montés de Oca

“Indígena o no, todas las mujeres de México vivimos la misma carencia y la misma historia”

Por su parte, Silvia de Jesús Maya de 63 años y representante del grupo La Mansión Mazahua de la Ciudad de México, compartió su historia frente a pódium, una que menciona “hace que mujeres indígenas y no indígenas se sientan identificadas”.

Foto: Cimacnoticias

Silvia comentó que desde su infancia tuvo que cuidar de sus hermanos menores debido a que sus padres trabajaban para traer el sustento a la casa. Así como muchas mujeres de su comunidad, tuvo que trabajar a temprana edad, dejar su infancia de lado, crear una familia y apoyar a su comunidad Mazahua.

“Para nosotras, personas adultas mayores y mujeres de la comunidad, nos importa mucho contar con espacios que nos tomen en cuenta, para que ya no le estemos pidiendo a los hijos, para que tengamos un poco de tranquilidad con este apoyo económico, porque indígena o no, nosotras vivimos la misma carencia y la misma historia”.

Silvia de Jesús Maya

Raquel Rosalía Castañeda González, representante de las mujeres veracruzanas, hizo mención de la relevancia de las mujeres cuidadoras, en muchas ocasiones invisibilizadas por sus propias familias y excluidas, aunque para ellas el cuidado del otro o la otra representó un gran sacrificio de tiempo, energía y deseos.

“Este programa de mujeres de 60-64 años de edad da muestra al mundo de que en México es tiempo de mujeres y que el pueblo y su gobierno no solo las reconoce, sino que apoya a las mujeres que han sido parte fundamental de este país. Sin duda es tiempo de mujeres”.

Rosalía Castañeda.

Por su parte, Salustia Pacheco Hernández mujer indígena huasteca que nació en San José Aguatempa del municipio de Huejutla, estado de Hidalgo señala que los apoyos económicos para personas adultas mayores son relevantes, dado que “les devuelve la dignidad como mujeres y reestablecer su economía familiar y personal”, por lo que espera que este apoyo económico de 3 mil pesos para mujeres adultas mayores sea en beneficio de su calidad de vida como mujeres mayores.

Promesas por cumplir

La presidenta electa, Claudia Sheinbaum Pardo cerró el encuentro entre mujeres de 60-64 años mencionando que ella también se encuentra dentro del grupo de interés reunido ese día debido a que cuenta con 62 años.

“Ahora es tiempo de transformación y es tiempo de mujeres” mencionó Sheinbaum tras señalar que el pueblo de México decidió tener por primera vez en su historia a una mujer presidenta. “En cada mujer mexicana hay una historia de lucha, por ello, para mí es un orgullo representarlas”.

De acuerdo con la presidenta electa, el programa de apoyo de 60-64 años tiene un símbolo enorme, porque por primera vez, en sus palabras, se va a reconocer el trabajo histórico de las mujeres mexicanas en el hogar, además de permitirse recursos económicos propios.

“Ahora, por lo menos, las mujeres de 60-64 años van a tener un apoyo económico, aparte de su pensión para ellas; que les de autonomía y reconocimiento. Que vivan las mujeres mexicanas y que viva la cuarta transformación”, finalizó.

Foto: Cimacnoticias

Del trauma al triunfo: La batalla de mujeres kenianas contra la mutilación genital femenina

 

Naomy Kolian y Jane Kaliko comparten momentos de satisfacción tras un día agotador en que detallaron las experiencias personales y de su comunidad en un foro público sobre la necesidad de frenar la mutilación genital femenina en Kenia. Imagen: Robert Kibet / IPS

NAIROBI – En el corazón de la aldea Empash, una comunidad fragmentada ubicada en Suswa, en el condado de Narok, a casi 100 kilómetros al noroeste de Nairobi, la historia de Naomy Kolian se ha desarrollado como una conmovedora saga de dolor, resiliencia y determinación inquebrantable.

Fue aquí, en los alrededores de donde vive su familia y es su hogar, donde fue sometida a la mutilación genital femenina (MGF), una tradición brutal que le dejó cicatrices físicas y emocionales. Este trauma oculto perduraría y la atormentaría hasta bien entrada en la edad adulta.

Aquí, la cultura masái prospera sobre un tapiz de abundantes tradiciones y costumbres profundamente arraigadas. Los cantos rítmicos de canciones ancestrales se mezclan con los mugidos lejanos del ganado, pintando un cuadro de tranquilidad pastoril. Sin embargo, bajo esta pintoresca fachada se esconde una cruda realidad para muchas mujeres masáis, que Kolian conoce muy bien.

Madre de cinco hijos y luchadora indetenible contra la MGF, una práctica que casi destruye su vida, ella testimonia la fuerza del espíritu humano.

Su viaje comenzó con una oportunidad inverosímil. Compasión Internacional, una organización humanitaria cristiana, le ofreció la posibilidad de ir a la escuela en una comunidad donde educar a las niñas, por lo general, está subestimado.

Le fue muy bien tanto en la parte académica como en el deporte y se convirtió en una de las mejores corredoras en su escuela primaria.

Pero este futuro prometedor fue interrumpido abruptamente cuando, a los 14 años, luego de los exámenes finales del nivel primario, la obligaron a someterse a la MGF; un rito de iniciación que le robaría su potencial atlético y mucho más.

“Nos llevaron donde estaba mi madre”, recuerda, su voz teñida con una mezcla de dolor y resiliencia. “Allí, nos encontramos con varias personas y una vaca sacrificada. Cuando pregunté qué sucedía, me mintieron y respondieron ‘nada’. Mi madre finalmente me reveló que debía someterme a la ablación, dado que todas mis amigas ya lo habían hecho”, rememora.

A la mañana siguiente, Kolian quedó al cuidado de ancianas en una manyatta, una cabaña de barro tradicional. Lo que siguió fue una verdadera pesadilla. En las horas frías de la madrugada, la llevaron hacia afuera, la desnudaron y la rociaron con agua helada destinada a adormecer sus nervios.

“En ese momento me desmayé”, cuenta, secando sus lágrimas con la palma de la mano.

La voz de Naomy titubea mientras describe los detalles atroces de su mutilación. Unas mujeres fuertes la sentaron y la sostenían contra el suelo. A pesar de su lucha, logró dominarlas por un momento, pero esto solamente condujo a más medidas brutales.

“Optaron por atarme las piernas con sogas y pasarlas por agujeros a través de la pared. Los hombres que estaban afueran sostenían las sogas, para forzar la apertura de las piernas y darle tiempo de sobra a la anciana para llevar a cabo su tarea”, explica y recuerda cómo sintió que una pierna se adormecía.

En la comunidad masái, la MGF carece de un método preciso y a menudo termina en complicaciones graves. Kolian continuó sangrando mucho y las mujeres que la atendían recurrieron a aplicarle azúcar, miel y leche fría en la herida.

Ante el fracaso de estos remedios, le ataron las piernas juntas en un intento inútil de detener la hemorragia. La desesperación las llevó a extraer casi un litro de sangre fresca de vaca, que la obligaron a beber, con la esperanza de que pudiera cortar la pérdida de sangre.

El calvario de Kolian es una clara representación del sufrimiento al que se enfrentan muchas mujeres masái, que soportan estas prácticas inhumanas bajo el pretexto de la preservación cultural.

Lilian Saruni, otra víctima de ablación, es madre de siete hijos y está casada con un hombre mayor con 10 esposas. “Me dedico al negocio de las perlas, que me permite educar a mis hijos, y así ellos pueden obtener la educación básica”, afirma.

Relata que “mi esposo amenazó con la maldición de que cualquiera que impidiera la ablación de sus hijas moriría, incluido el médico”. Con el respaldo del jefe de área y el clero, Sarumi logró proteger a su hija y ampliar sus esfuerzos para ayudar a otras niñas.

Con su propia experiencia como poderosa narrativa, actualmente Sarumi es una de las promotoras de la erradicación de la MGF más influyentes y persuasivas de Kenia. Como fundadora de la organización comunitaria Eselenge Engayion, se centra en empoderar a la juventud y proporcionar refugios seguros a las niñas que huyen de la práctica de “cuchillo forzoso” en su aldea natal.

“El dolor por el que pasé está fresco en mi mente hasta hoy y lo peor de todo es que perdí mi talento deportivo por completo”, confiesa. Pero eso sí, su determinación permanece intacta.

“Los profesores de la escuela secundaria me castigaban por no participar en el deporte que indicaba mi certificado; confundían mi incapacidad de participar por ignorancia”, comenta Kolian.

Decidida a no permitir que su pasado defina su futuro, perseveró.

“Me dije a mí misma que no debía rendirme. Le dije a mi padre que estudiaría en la universidad. Trajeron a un hombre mayor a casa. Se resistieron diciendo que tras haberme sometido a la mutilación genital, debía contraer matrimonio. En ese momento decidí fingir y comencé una relación con un hombre joven que no amaba. Y luego quedé embarazada”, relata.

El miedo a los hospitales por las cicatrices de la MGF complicó aún más sus dificultades durante el parto. “Temía ir al hospital por el desgarro a causa de la cicatriz. Tuve un parto prematuro. Le pregunté a mi mamá qué estaba sucediendo y ella me animó diciéndome que generalmente es así. Me derivaron al hospital Kijabe. No podía caminar bien”, comparte.

El segundo parto fue igual de doloroso, pero con el apoyo de su comprensivo esposo, Kolian logró seguir un curso certificado en Educación para el Desarrollo de la Primera Infancia. Trabajó como voluntaria y aprovechó todas las oportunidades para educar a niños pequeños y niñas sobre los efectos de la MGF.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

Patrick Muia Mdavi, profesor adjunto de ginecología y obstetricia en la Universidad de Nairobi, explica que “cuando se analizan los impulsores de la MGF, dicen que es una cuestión cultural, religiosa. Pero incluso cuando preguntamos qué religión avala esta práctica, no pueden especificar qué culto prescribe este vicio”.

Resalta el daño severo infligido a las niñas y mujeres al afirmar que “la MGF viola la integridad corporal y ha resultado en muertes de mujeres y niñas. En Kenia, la MGF puede provocar fístulas, que afectan la comunicación entre la vejiga y el canal de parto. A menudo, las madres jóvenes forzadas a someterse a la ablación tienen hijos con parálisis cerebral”.

Muia subraya las complicaciones crónicas y de por vida de la MGF, que abarcan problemas médicos y de salud mental. Asegura que “las mujeres y niñas sufren de ansiedad y temor a la intimidad, especialmente en los lugares donde se utilizan los peores métodos para llevar a cabo esta práctica”.

Jane Soipan Letooya, poetisa de la localidad de Keekonyoike, usa su talento para denunciar la MGF.

Afirma que “la MGF, considerada como una práctica cultural, se vuelve generalizada en nuestra comunidad. La práctica ha truncado el futuro de muchas niñas”. Soipan comenzó su campaña en 2020, durante la pandemia de covid-19, motivada por el temor y pérdida que experimentaron sus compañeros de clases.

Sharon Saruni, una alumna de 23 años, fue rescatada por su madre, Lilian Saruni, de la agresión de su padre.

“Es necesario un debate común entre las partes interesadas para indagar sobre la raíz de este vicio generalizado en la comunidad masái”, insiste Saruni. Insta a las jóvenes a denunciar sin temor, a la vez que resalta la baja autoestima y los sueños destruidos a causa de la MGF.

Según el Ministerio de Asuntos Sociales de Somalia y un informe del Fondo de Población de Naciones Unidas de 2020, Somalia tiene la prevalencia de MGF más alta registrada a nivel mundial, con alrededor de 98 % de mujeres de entre 15 y 49 años a las que sometieron a ablación.

El Artículo 9 de la Constitución somalí les garantiza a las mujeres el derecho a no ser víctimas  de violencia. Sin embargo, en la actualidad no hay una política anti MGF viable aprobada. El Ministerio de Asuntos Sociales, en colaboración con las partes interesadas correspondientes, está redactando una política anti MGF que ya se ha presentado al gabinete para su aprobación.

“Esta política dará asistencia y respaldará la lucha contra la MGF en Somalia. Sin ella, no existe una referencia para tomar medidas contra los responsables. Esta política mejorará significativamente nuestras intervenciones para poner fin a la MGF”, dijo Yahye Mohamed, un líder de equipo que también trabaja para Action Aid de Somalia, a IPS en una entrevista virtual.

El conflicto continuo en el este y la sequía han interrumpido el avance de la lucha contra la MGF y la aprobación de esta política.

Jacinta Muteshi, líder regional de equipo de The Girl Generation – Support to the Africa‑Led Movement denominado TGG‑ALM, señaló que los índices de prevalencia siguen estando muy altos en muchos países de África oriental.

“Hemos estado a la vanguardia apoyando a quienes lideran la lucha contra la MGF en la región del este de África”, comentó a IPS en una entrevista.

TGG-ALM es un consorcio dirigido por Options Cunsultancy Services, que incluye Amref Health Africa, Action Aid, The Orchid Project, The African Coordination Centre for the Abandoment of FGM/C y la inglesa Universidad de Portsmouth.

Trabajan activamente en Kenia, Etiopia y Somalia, en la región de África oriental, además de la occidental Senegal, para combatir la MGF.

En una conferencia de la Unión Africana en Tanzania, los representantes de gobierno destacaron la importancia de las acciones colaborativas e hicieron hincapié en la necesidad de unificar las leyes y sanciones, establecer asistencia telefónica para personas en riesgo y estandarizar definiciones de MGF para consolidar sus enfoques.

“Si observamos el continente africano, para los 28 países donde la prevalencia es alta, estamos hablando de cerca de 55 millones de niñas que padecen la MGF. Generalmente, los matrimonios forzosos y tempranos están en línea con estos índices de prevalencia”,  dijo Muteshi a IPS.

En Kenia, los mandatarios tienen una postura firme contra la MGF en términos de políticas, recursos y declaraciones públicas. En Senegal Amref Health Africa y Action Aid han colaborado con los miembros del parlamento para destacar la importancia de unificar las leyes regionales para erradicar la MGF.

“Muchos países tienen leyes, pero su incongruencia en hacerlas cumplir o asignar los recursos para que esos esfuerzos sean eficaces es preocupante. Por lo tanto, es necesario reunir a los miembros del parlamento para poner en evidencia estas cuestiones”, añadió Muteshi.

Un informe publicado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), titulado Mutilación Genital Femenina: Una preocupación global 2024 , indica que el ritmo del progreso se está acelerando, pero la tasa de disminución debería ser 27 veces más rápida para alcanzar el objetivo de eliminar lla ablación para 2030.

Es una de las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en que se establece la eliminación de prácticas nocivas para las mujeres en 2030.

Saruni Reson, jefe sénior en Enosupukia, subcondado de Narok Oriental, vive hace cincuenta años en Oloserian. Solía ser profesor y comenzó su lucha contra la MGF al dar el ejemplo con sus hijas.

“Como familia, hemos salvado a 59 niñas de someterse a la ablación y nos hemos propuesto difundir el mensaje contra este vicio”, afirma.

Reson destaca las dificultades en la lucha contra la MGF. Sostiene que “La distancia es una de las principales dificultades, especialmente cuando se trata de la movilidad sumado al terreno de la localidad cuando llueve”.

A pesar de estos obstáculos, el modelo de seguridad de la comunidad, incluidos los ancianos de la aldea y la policía local, ha sido decisivo a la hora de rescatar niñas.

“La visión del gobierno de erradicar la ablación para 2030 se logrará por medio de nuestra asistencia, pero apuntamos a lograrlo antes de ese año”, asegura. Reson pide el establecimiento de hogares seguros cerca de instituciones educativas, que brinden refugio a las niñas y les den la oportunidad de un futuro mejor.

T: PI / ED: EG