12/14/2019

Palacio del Resistol



Maria Teresa Priego

Así le llamaba Pilar, la hijita de Carlos Denegri a su casa. Cuando su padre bebía le daba por ir por las habitaciones rompiendo objetos. En esas crisis, los "objetos", en el sentido de cosas, terminaban confundiéndose con los supuestos objetos de amor. El periodista "quebraba". Cosas. Encuentros. Hombres. El periodista quebraba mujeres. "¿Para qué la pegas si no la tarda en romper otra vez?", preguntó la hija a un trabajador que intentaba "reparar" daños. Como en una metáfora. Las mujeres sabían y, sin embargo, querían creerle. Lo perdonaban. Regresaban. No siempre por miedo. Sus reconciliaciones ofrecían periodos de bienestar, al menos aparente. Por un tiempo "merecían la abundancia". Hasta la próxima vez. La niña sabía. Ellas se negaban a saber. ¿Por qué?
La novela "El vendedor de silencio" de Enrique Serna es la narración de la vida de uno de los periodistas más poderosos de México. El que sabía cómo vender religiosidad y favores. Patriotismos y silencios. Al que Julio Scherer "congeló" en Excélsior y a quien dedicó esta frase tan citada y lapidaria: "El mejor y el más vil de los reporteros". Serna describe su seducción, sus encantos, el poder que ejercía alrededor suyo, su cultura, sus lenguas, sus lujos. Sus sensualidades tan contrariadas. Nos ofrece párrafos enteros de su escritura pomposa, demagógica. El periodista "oficial". También, por supuesto, sus niveles de corrupción. Su crueldad. Su misoginia.
Es en esta misoginia (tan conocida) que cada vez encontró mujeres dispuestas a ser sus cómplices (elegido por ellas y contra ellas) que me detengo. ¿Por qué una mujer uniría su vida a la de un hombre conocido por su posesividad, sus celos, su violencia contra las mujeres? Su vida íntima –a partir de sus escándalos– era más que sabida. ¿Por qué alguien elegiría probar su suerte ante esa crueldad imparable y recurrente? ¿Será verdadero que el poder es un atractivo tan erotizante? Es muy probable en cantidades de casos. ¿Pero en qué consiste esa "erotización" del poder de un hombre sobre los otros, cuando "el gran protector de su elegida" es muy probable que se convierta justo en el peor enemigo y cuando el costo a pagar es desposeerte de ti misma?
¿Cuántas generaciones de mujeres educadas para imaginar el "valor" de una mujer en el lugar equivocado? Una adquisición social que no tenía nada que ver con el aprehenderse a ella misma. Una concesión que el Otro le hacía. Un Gran Otro. Así, en masculino. Ser la elegida de un hombre "poderoso" a pesar de su historia. En el barrio más acomodado y en el más precario. El "rey" de la prensa o el "rey" del narco. La alianza con el agresor potencial. ¿Para "estar a salvo?". ¿Para acceder a los espacios donde el reflejo del Otro concede "brillo" por procuración? La palabra que se usaba (aún circula por allí) era "conquista". Y, sí, Denegri "conquistaba" a sus parejas. Y muy pronto exigía sus derechos absolutos sobre sus territorios ocupados.
La misoginia de Carlos Denegri tendría que ver –sugiere el análisis de Enrique Serna– con un secreto. ¿Quién era su padre biológico? Un "no dicho" de la madre que ocultaba una mentira que a su vez ocultaba otra mentira. Ya en su madurez, Denegri descubrió el nombre de su supuesto padre biológico. Lo visitó en Estados Unidos, estaban por azar en la misma ciudad. No, él no lo abandonó, le explica el padre, la entonces nueva pareja de su madre (quien fungió como padre para Denegri), lo expulsó del país para que no estorbara en su relación amorosa con la madre. Pero existía un segundo secreto: en realidad él tampoco era el padre biológico. La madre ys
Las revelaciones habrían detonado el derrumbe emocional en Denegri. Pero su misoginia ya estaba allí. La hipótesis que corre paralela (desde Serna) es la de una madre muy seductora, coqueta, que alguna vez fue vicetiple y que conservaba, a sus horas, ciertos "modos" que recordaban un pasado que el hijo no soportaba. La madre que cantaba –desde su departamento de lujo– canciones con letras "indignas", canallitas, ante un hijo que ardía entre "el pecado" y "la penitencia". Entre el diezmo y la sexualidad descarnada. ¿Quién habrá sido o creído ser ese hijo para la madre? ¿Ese escote de la madre se prolongaba en el escote de su esposa? ¿Una madre demasiado seductora también con el hijo? ¿En qué momento de su infancia el hijo seducido se sintió traicionado? ¿En qué momento y sin saberlo, se supo "poseído" y se rebeló-rindió ante la oculta evidencia?
Regreso a ese "ellas" que desearía tanto entender. Denegri había irrumpido en la madrugada en la recámara de su esposa con una trabajadora sexual y dijo: "Levántate puta, que ya llegó la señora". Había arrastrado por las calles a la esposa del jardinero: por infiel. Le había roto el vestido a su esposa –en público– para exhibir sus senos, (aclaro: los de ella. Por esa envidia tan recurrente en la violencia misógina). El imaginario de Denegri estaba invadido de "putas" odiadas e indispensables. Como todo imaginario misógino. Pero no habría sembradero de "putas" si no existiera una "santa". Por lo menos una.
Una de ellas iba a "redimirlo". A transformarlo en una especie de "hombre nuevo". Sin alcohol y sin violencia. Una de ellas le iba a probar que no todas son iguales: traidorzuelas. Esa era –según el análisis de Serna– una forma de su "esperanza". Pero nada más irreconciliable que la "santidad redentora" y el amor materno incondicional y los arrebatos sensuales. En algún lugar, todas eran vicetiples cantando y actuando letras canallas. Pareciera que también era la "esperanza" de ellas: "Yo lo voy a cambiar". "Conmigo va a ser distinto". "A mí sí me va a mirar". Nadie se inmola sólo a cambio de viajes y collares de perlas en un camino –estaba visto– de tan corta duración.
La terrible fantasía de ser La Elegida del Gran Otro castigador que justo tendrá en sus brazos una epifanía y dejará de serlo. "Ganar" la batalla que la convertiría en "Única". ¿Cuál es la dosis de rivalidad femenina inscrita en este imaginario? ¿De qué se nutre cuando una mujer no puede pensar: "¿La Elegida? ¿Cómo para qué?" Será un: "Voy a poder donde ´la otra´ no pudo". "El problema era ella, que no supo cómo tratarlo". "Yo tengo justo lo que el Otro necesita para convertirse en el marido más amoroso". Como en un laberinto de espejos de femineidades en disputa. Y la historia se repetía, la de él. Tan incurable y tan suya.
Serna sugiere que, en un momento, Denegri supo: Natalia sí era capaz de matarlo. Supo y se dejó ir a su pulsión de muerte. Con más frenesí que otras veces. Su vida profesional estaba en caída libre. El alcohol lo controlaba. Tal vez fue así. Natalia disparó. "¿Maté yo a Carlos Denegri?" Los hijos de ambos habrán tenido que aprender –con cuánto horror– a "pegar" los objetos. El tan feroz y ambivalente legado del Palacio del Resistol.

Cubrirán plancha del Zócalo con manta contra la violencia de género

Con una manta que tiene como propósito cubrir toda la plancha del Zócalo de la Ciudad de México, exigieron un alto a las agresiones en contra de las mujeres de todas partes del mundo, a través de pintura, bordado, fotografía, poesía y cualquier técnica que exprese los sentimientos de niñas, mujeres y adultas mayores ante la violencia de género.
CIMACFOTO: Lucía Moguel
El proyecto, que será exhibido el 26 de enero de 2020 a la 10:00 hrs, reunirá cientos de retazos de tela de 70 x 70 centímetros, que serán unidos el día del evento para conformar la megamanta que ha servido a un proceso alternativo de sanación para muchas mujeres. Después del Zócalo se van a Tijuana en abril, en semana santa, para trabajar con casas de migrantes; después visitarán Quintana Roo.
La curadora de la obra, Marietta Bernstoff, aseguró en entrevista con Cimacnoticias, que esta forma de expresión y sanación se debe a que cuando haces arte “creas, sacas muchas cosas y sentimientos, pero en vez de golpear o ser violento, lo sacas a través de tus manos, y eso es lo que hacemos, expresar todo ese dolor que las mujeres sienten”.
Bernstoff, quien es originaria de Oaxaca, tiene una perspectiva muy clara de la relación que existe entre el cuerpo y el territorio, por lo que es importante cuidar no sólo a la Madre Tierra, sino a las niñas y mujeres de la violencia. “Estas mantas vienen de muchas partes como Veracruz, Quintana Roo, Chiapas y Oaxaca; pero también de otros países como Estado Unidos, Canadá, Francia, Alemania, España y Escocia porque no sólo México sufre; hay 53 afroamericanas desaparecidas, 20 nativo-americanas perdidas en Estado Unidos, y en España, los feminicidios están incrementando considerablemente”.
CIMACFOTO: Lucía Moguel
La manta de sanación convoca a cualquier mujer o niña que desee expresar, a través del arte, su sentir con respecto a tres temas: violencia contra las mujeres, violencia contra niñas y niños y violencia contra la Madre Tierra. Se puede utilizar cualquier técnica como pintura, bordado, fotografía, acuarela, etc; con la finalidad de mostrar que “si eres mujer no eres débil, porque cuando estamos juntas, nos protegemos unas a otras, cuando hablamos de problemas y estructuramos cosas concretas, se quedan en la memoria de la sociedad siempre, y eso es lo importante de este proyecto”, comenta Bernstoff.

“Agarrar hilo y aguja es como meditar”

Ivonne Ortiz estudió artes plásticas y es parte esencial de este proyecto. Colabora como maestra de aquellas mujeres que se han acercado a las instalaciones de “La Casa del Tiempo” de la Universidad Autónoma Metropolitana para aportar desde sus experiencias a la obra, pero también para sanar.
“El arte debe ser parte esencial de nuestra vida, creo que es algo que nos tiene que acompañar desde pequeños porque a veces no podemos decir con palabras lo que sentimos, ya sea positivo o negativo, y el arte, la música o la danza, son una herramienta para canalizarlos, es una manera de sanar muchas cosas”.
Guadalupe decidió replicar en su manta un dibujo que su hija le hizo. Habla del corazón de la naturaleza y del daño que le estamos haciendo día a día. “El dibujo es significativo porque es el corazón de la Madre Tierra que nos da todo pero no lo aprovechamos, no valoramos lo que da. A la manta le añadí la frase: “Desde la tierra hasta el cielo, somos uno”, porque yo perdí a un hijo y todo lo que le quiero decir, se lo digo con esta frase, le llega hasta el cielo”.
Ivonne señala que anteriormente a las mujeres se les enseñaba la técnica del bordado para “mantenernos ocupadas, tranquilas, lejos de los libros y atentas a crear nuestro ajuar de bodas como único propósito”, pero hoy resignifican el bordado y lo utilizan para protestar y exigir un alto a la violencia de género, a las desapariciones forzadas de sus hijos e hijas y para sanar, porque “ es una especie de meditación, es pensar lo que haces y eso es refrescante para el espíritu, por eso resulta sanador”.
Magali decidió bordar un rostro que represente la dualidad de la mujer. Por un lado, muestra la censura, el silencio y violencia a la que las mujeres y niñas se enfrentan, pero por el otro, decidió colocar un ojo y una boca abierta, gritando y rompiendo el silencio para expresar que “es muy importante que las mujeres digan lo que sienten y lo que les pasa. Me siento muy orgullosa de ser vocera y de ser un ejemplo para mi hija que también está haciendo su manta. Sientes un compromiso de género, pero también con la humanidad de decir que se puede levantar la voz de forma pacífica y creativa”:
Por su parte, Virginia expresó su solidaridad con el movimiento de mujeres. Su manta tiene la leyenda “camino a casa quiero ser libre, no valiente” porque aseguró, “no podemos ser libres, no podemos salir a las calles tranquilas. Yo tengo amigas, hijas, nietas y no sé si cuando me dicen que van a salir, van a regresar. Yo misma no sé si voy a tener la oportunidad de regresar a casa”.
CIMACFoto: Lucía Moguel
Las historias son muchas y varían de acuerdo al contexto de cada mujer que decide tomar el arte para expresar su sentir, pero también como proceso para poder sanar heridas y dejar esa manta como un cachito de memoria para que mujeres de otras generaciones no olviden lo que está pasando y puedan evitar que siga sucediendo.


Ciudad de México. 

Resignificaciones del espacio público


La reproducción de la protesta artística de LasTesis, “Un violador en tu camino”, que se ha dado en numerosos países, en plazas públicas, escuelas y universidades, nos habla del poder del arte y la palabra como medio de denuncia de la violencia sexual contra las mujeres. Si esta representación se ha vuelto global es porque apunta a un problema también generalizado como la violación, que afecta a millones de mujeres en contextos muy diversos. La prevalencia de la violencia sexual, usada como instrumento de represión en el Chile de la dictadura y hoy en día, origen del “performance” de las feministas chilenas, ha pendido como una amenaza sobre todas las mujeres. Ha sido también un tema tabú por la estigmatización social de las agredidas, a quienes la “honra” acalla con la carga de la vergüenza.
La toma de la palabra por millones de mujeres para denunciar el uso de la violación como medio de control sobre el cuerpo femenino por los ejércitos, formales o informales, las iglesias, el Estado y la sociedad, a través de la socialización de los hombres en la violencia, es pues, una ruptura de un silencio secular, que empezó a fisurarse en los años 70 del siglo pasado, y hoy es insostenible.
Más allá de la viralización de “Un violador en tu camino”, difundida y aplaudida en algunos medios sin hacer referencia al contexto y a la violación de Derechos Humanos que implica la violencia sexual, la denuncia masiva de ésta en calles, plazas y universidades, representa una resignificación del espacio público que ha sido, y sobre todo es hoy, en Chile , México y otros países, un espacio inseguro, donde niñas y mujeres están expuestas a todo tipo de agresiones, desde el acoso hasta la desaparición y el feminicidio.
Resulta paradójico que a la vez que se difunde y cubre ampliamente en nuestro país esta forma de protesta, diversos medios y autoridades se hayan centrado en la destrucción de vidrios y el grafiti con que algunas manifestantes expresaron su frustración, hartazgo y enojo en las protestas que se dieron en agosto y el 25 de noviembre en la Ciudad de México.
Estas marchas se organizaron para protestar precisamente contra la violación de dos chicas por agentes del Estado que deberían haberlas protegido, o cuando menos dejado transitar tranquilas, y contra todas las violencias que padecen las mujeres en el día a día.
Centrarse en las pintas sobre monumentos que pueden limpiarse, y que, como afirmó el grupo de “Restauradoras con glitter”, no son piedras muertas sino monumentos vivos, que cuentan una historia y pueden contar también las violencias que en ellos se estampan, si se documentan, es dejar de lado tanto el fondo del problema como todos los demás signos y símbolos que han transformado las marchas de las mujeres en espacios creativos.
Lo que se escribe en los monumentos es el dolor de los cuerpos magullados y heridos, la rabia por las denuncias inútiles, la frustración ante la precariedad agudizada por la inseguridad, el deseo de gritar y de hacer gritar a las piedras contra la injusticia.    
Lo que se dice y canta en las marchas, sin embargo, no es sólo rabia y frustración, hay también esperanza de una América Latina “feminista”, ansia de “Verdad y Justicia”; afán contra el olvido, que se manifiesta en las cruces rosas de las madres de Ciudad Juárez que han sido adoptadas, entre otras, por colectivas de jóvenes en el Estado de México. Hay recuperación de la memoria, contra las “verdades históricas”, que se expresa en los “Bordados por la paz”, creados en 2012 para dar nombre a los desaparecidos y hoy dedicados también a niñas y mujeres asesinadas; pañuelos bordados en colectivo, unidos en paneles que acompañan a familiares de desaparecidos el 10 de mayo y reaparecen en espacios diversos, como el #24A de 2016.
Hay creatividad contra la violencia, en la batucada feminista, en los tendederos que denuncian a acosadores, en las mujeres de blanco con vestidos ensangrentados como catrinas dolientes.
Tal vez todos estos símbolos, que constituyen un discurso alterno a la hojarasca oficial, se ignoren porque, al conjuntarse en marchas feministas que así se re-apropian el espacio público, muestran la vinculación de todas las causas por las que las mexicanas han decidido dejar atrás el miedo y el silencio. En ellos, como en la creación de LasTesis, resurge el poder de la creatividad y de la solidaridad contra las violencias. 

CIMACFoto: César Martínez López

Las humanas

CIMACFoto: Hazel Zamora Mendieta
Mi maestra Marcela Lagarde sostiene que “humanas” es una palabra hermosa. Y sí lo es, aunque a muchos les suene inútil.
“¡No se necesita duplicar!”, me interrumpió un profesor en una conferencia, cuando hablé de los derechos de las humanas y los humanos. “¡Son Derechos Humanos y ya!”, dijo molesto el señor.
Entiendo que le moleste y le parezca innecesario. Porque históricamente las mujeres no fuimos consideradas humanas. Al menos no al mismo nivel que los humanos. Hombres, por si hiciera falta aclarar.
Aristóteles, por ejemplo, sostenía en el siglo IV a.C. que la naturaleza sólo hacía mujeres cuando no podía hacer hombres. La mujer por tanto, concluyó este señor que se considera un sabio, es un hombre inferior.
Conforme avanzó la historia nos fue peor. Durante muchos siglos se nos consideró “hijas de Eva”, y en el Génesis este personaje salió perdiendo.
Para empezar, quienes escribieron el texto decidieron que Eva no sería un original, sino una copia. Sería “hecha” de una costilla del protagonista. Y, para terminar, Eva sería la mala de la historia.
Así que cuando a fines del siglo XVIII empezó a hablarse de “derechos”, de “ciudadanía”, se les hizo fácil dejarnos fuera. Lo que hoy conocemos como Derechos Humanos nació con la exclusión deliberada de las mujeres. (Dicho sea de paso, en ese momento también comenzó la historia del feminismo, de las acciones por la igualdad).
De modo que dejar por escrito y en letra grande la humanidad de las mujeres, no fue poca cosa.
Corría el año de 1948. Apenas salíamos del asombro de todo lo que se vivió en la Segunda Guerra Mundial. En ese contexto se decidió formar la Organización de las Naciones Unidas y escribir un documento con nuevas reglas de convivencia social. Se iba a llamar: “Declaración Universal de los Derechos del Hombre”.
¡Nomás faltaba!, supongo que pensaron un grupo de mujeres que, como sufragistas que fueron, sabían bien que sin nombrarnos nos quedaríamos fuera de los derechos, una vez más. Así que pusieron manos a la obra. Apostaron su trabajo, esfuerzo, prestigio político y capacidad de cabildeo.
Encabezadas por Eleanor Roosevelt, entre ellas estaban: Hansa Mehta (India), Virginia Gildersleeves (E.U.), Amalia Castillo (México), Minerva Bernardino (Dominicana), Bertha Lutz (Brasil) y Wu Yi Tang (China).
Tuvieron éxito. El 10 de diciembre de 1948, se publicó la “Declaración Universal de los Derechos Humanos”. Y, además, consiguieron que el artículo 2 señalara que: “Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo…” Por primera vez, se explicitaba que el sexo no era motivo de discriminación. Un logro mayúsculo.
Ahí comenzamos a ser explícitamente consideradas parte de la humanidad; aunque todavía habrían de pasar varias décadas para que, por ejemplo, vivir sin violencia en el hogar fuera considerado un Derecho Humano.
Así que “humana” no sólo es una bella palabra, sino que tiene un significado profundo.
“Tiene razón, le contesté al profesor. ¿Para qué duplicar el lenguaje? Desde este momento hablaré del derecho de las personas. Así pues, diré humanas, porque ‘personas’ es una palabra femenina, se dice ‘las personas’, ¿cierto?”.
Al profesor no le hizo ninguna gracia. Pero yo casi puedo apostar que vi sonreír a Eleanor Roosevelt.

Cuarenta Años de la CEDAW


feministas07cesarmartinez
El próximo 18 de diciembre se cumplen 40 años de que la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobara por unanimidad la Convención para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, (CEDAW por sus siglas en inglés). Hasta ahora, la Convención de los derechos de las mujeres.
No cabe duda que es un instrumento de protección de los Derechos Hum anos de las mujeres visionario para el año en que fue aprobado y ratificado por nuestro país en 1981.
En su Prólogo dice:
“Los Estados Parte en la presente Convención,
Considerando que la Carta de las Naciones Unidas reafirma la fe en los derechos humanos fundamentales, en la dignidad y el valor de la persona humana y en la igualdad de derechos de hombres y mujeres, …
… Considerando que los Estados Parte en los Pactos Internacionales de Derechos Humanos tienen la obligación de garantizar a hombres y mujeres la igualdad en el goce de todos los derechos económicos, sociales, culturales, civiles y políticos,
…Teniendo en cuenta asimismo las resoluciones, declaraciones y recomendaciones aprobadas por las Naciones Unidas y los organismos especializados para favorecer la igualdad de derechos entre el hombre y la mujer,
…Recordando que la discriminación contra la mujer viola los principios de la igualdad de derechos y del respeto de la dignidad humana, que dificulta la participación de la mujer, en las mismas condiciones que el hombre, en la vida política, social, económica y cultural de su país, que constituye un obstáculo para el aumento del bienestar de la sociedad y de la familia y que entorpece el pleno desarrollo de las posibilidades de la mujer para prestar servicio a su país y a la humanidad,
Preocupados por el hecho de que en situaciones de pobreza la mujer tiene un acceso mínimo a la alimentación, la salud, la enseñanza, la capacitación y las oportunidades de empleo, así como a la satisfacción de otras necesidades,
Convencidos de que el establecimiento del nuevo orden económico internacional basado en la equidad y la justicia contribuirá significativamente a la promoción de la igualdad entre el hombre y la mujer,
…Afirmando que el fortalecimiento de la paz y la seguridad internacionales, el alivio de la tensión internacional, la cooperación mutua entre todos los Estados con independencia de sus sistemas sociales y económicos, el desarme general y completo, en particular el desarme nuclear bajo un control internacional estricto y efectivo, la afirmación de los principios de la justicia, la igualdad y el provecho mutuo en las relaciones entre países y la realización del derecho de los pueblos sometidos a dominación colonial y extranjera o a ocupación extranjera a la libre determinación y la independencia, así como el respeto de la soberanía nacional y de la integridad territorial, promoverán el progreso social y el desarrollo y, en consecuencia, contribuirán al logro de la plena igualdad entre el hombre y la mujer,
Convencidos de que la máxima participación de la mujer en todas las esferas, en igualdad de condiciones con el hombre, es indispensable para el desarrollo pleno y completo de un país, el bienestar del mundo y la causa de la paz,
Teniendo presentes el gran aporte de la mujer al bienestar de la familia y al desarrollo de la sociedad, hasta ahora no plenamente reconocido, la importancia social de la maternidad y la función tanto del padre como de la madre en la familia y en la educación de los hijos, y conscientes de que el papel de la mujer en la procreación no debe ser causa de discriminación, sino que la educación de los niños exige la responsabilidad compartida entre hombres y mujeres y la sociedad en su conjunto,
Reconociendo que para lograr la plena igualdad entre el hombre y la mujer es necesario modificar el papel tradicional tanto del hombre como de la mujer en la sociedad y en la familia…”
Y decimos que es visionaria para su tiempo, ya que desde que define en su Artículo 1 la discriminación contra las mujeres, que dice:
“Artículo 1
A los efectos de la presente Convención, la expresión “discriminación contra la mujer” denotará toda distinción, exclusión o restricción basada en el sexo que tenga por objeto o resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio por la mujer, independientemente de su estado civil, sobre la base de la igualdad del hombre y la mujer, de los derechos humanos y las libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural y civil o en cualquier otra esfera…”
Lo que claramente da pie a la definición de igualdad sustantiva, esto es, igualdad de trato, igualdad de oportunidades e igualdad de resultados.
Pero va más allá cuando dice en su Artículo 2, Fracción e) …” Tomar todas las medidas apropiadas para eliminar la discriminación contra la mujer practicada por cualesquier persona, organizaciones o empresas; …”
Lo que quiere decir que no sólo las autoridades están obligadas a erradicar prácticas discriminatorias contra las mujeres sino también por las personas, las organizaciones y las empresas.
El único tema en que nos quedó a deber el texto original fue en el tema de violencia contra las mujeres, lo que se resolvió después de 1993, con la Declaración de las Naciones Unidas contra la Violencia hacia las Mujeres y la emisión por el Comité de la CEDAW de su recomendación general número diecinueve.
Es el primer tratado que cuenta con un Comité de 23 Expertas que dan seguimiento a los avances de los Estados Parte en la aplicación de la Convención y cuenta con el Protocolo Facultativo que da la posibilidad de presentar comunicaciones (quejas) individuales o bien visitas de campo (visitas in loco) cuando hay una situación generalizada y sistemática. Bajo este último procedimiento su primera recomendación se refirió a la situación de los feminicidios en Ciudad Juárez.
Sus recomendaciones generales y específicas, así como las resoluciones a las comunicaciones se constituyen en jurisprudencia para nuestro país, ya que es un tratado de Derechos Humanos ratificado por México.
Es un tratado que todas las mujeres debemos conocer y consultar frente a cualquier problema que enfrentemos en nuestra vida, para conocer nuestros derechos.

CIMACFoto: César Martínez López
Ciudad de México.

Estudiantes de Guatemala lideran batalla contra violación y acoso sexual


Este artículo forma parte de la cobertura sobre los 16 Días de activismo contra la violencia de género, iniciados el 25 de noviembre y con énfasis este año en la condena a la violación y otras agresiones sexuales que acosan a las mujeres.
Ana Sáenz. Crédito: Luis Barrueto/ONU Mujeres
GUATEMALA, 26 nov 2019 (IPS) - Cuando Ana Sáenz, de 20 años y estudiante de Ciencias Políticas en la Universidad de San Carlos de Guatemala, lideró un estudio de investigación sobre el alcance del acoso sexual en el campus, no podía imaginarse que con ello impulsaría un movimiento nacional para prevenir la violencia sexual contra las mujeres y las niñas en los círculos académicos.
“Como mujer, creo que es muy injusto que, a pesar de los esfuerzos de las valientes mujeres que nos han precedido y nos han abierto el camino, todavía tengamos que seguir avanzando para disfrutar de todos nuestros derechos”, explica Sáenz.
Guatemala tiene uno de los índices más elevados de violencia contra las mujeres de América Latina. Si bien los índices de homicidio en general han descendido en los últimos años, el feminicidio/femicidio y la violencia contra las mujeres y las niñas creció en 98 por ciento entre 2010 y 2017.
Un estudio independiente elaborado como parte del programa Ciudades Seguras en la Ciudad de Guatemala reflejó que prácticamente todas las mujeres de la capital de este país centroamericano se enfrentan al acoso sexual de manera habitual.
Desde 2017 hasta octubre de 2019, Sáenz lideró la Comisión de Género de la Asociación de Estudiantes Universitarios Oliverio Castañeda de León (AEU) —una de las plataformas de activismo estudiantil más destacadas del país—, para diseñar y llevar a cabo el estudio en el campus, con el apoyo de ONU Mujeres y el Observatorio contra el Acoso Callejero de Guatemala.
El estudio sacó a la luz más de 700 denuncias de acoso sexual en el campus central de la Universidad y en su centro de ciencias médicas, ambos ubicados en la Ciudad de Guatemala.
La mayoría de los agresores eran personas conocidas: 29,9 por ciento eran profesores, 22,4 por ciento eran estudiantes y 4,8 por ciento era personal de la Universidad.
Asimismo, el estudio reflejó la alarmante frecuencia y reincidencia del acoso sexual. Un 21,7 por ciento de las personas encuestadas denunciaron haber sufrido acoso sexual un par de veces al mes;  17 por ciento afirmó que el acoso ocurría dos o tres veces a la semana; y en el caso de 10,5 por ciento de las personas encuestadas, el acoso ocurría varias veces al día.
Crédito: Luis Barrueto/ONU Mujeres
“Imagina ir a la escuela o ir a trabajar y sufrir abusos y acoso sexual a diario. El acoso sexual no es algo que únicamente limite las opciones y la movilidad de las mujeres, también impide el progreso de toda nuestra sociedad”, reflexiona la representante de ONU Mujeres en el país, Adriana Quiñones.
“Cuando la sociedad acepta la violencia contra las mujeres y el acoso sexual contra las mujeres y las niñas como algo natural, normaliza estos hechos y se genera una cultura en la que la violencia aumenta, se hace fuerte y socava otros logros”, añade.
El estudio también subrayó la falta de mecanismos institucionales de la Universidad, que carece de procedimientos formales para gestionar denuncias de acoso sexual o para garantizar la seguridad de las personas que denuncian.
En definitiva, más de 50 por ciento de las personas encuestadas que habían sufrido un episodio de acoso sexual afirmaron no denunciar el incidente por miedo a las represalias. Es más, entre las que se decidieron a denunciar, el 93 por ciento afirmó que el agresor no había sido castigado.
Lenina García, la primera mujer elegida para dirigir la AEU, creó la Comisión de Género como un espacio seguro para ayudar a las mujeres y al grupo de estudiantes LGBTIQ+ que sufre discriminación.
Las y los estudiantes que habían sufrido acoso sexual en el campus se iban acercando a la AEU, de la que dice “inició un proceso para romper el silencio”.
Para García, el estudio constituye una señal de alerta a fin de “volver a considerar el modelo educativo y la función que tiene el aprendizaje”, y seguir apoyando a las mujeres estudiantes.
En agosto, la AEU presentó la investigación en un acto público en la Ciudad de Guatemala catalogando eficazmente el acoso sexual como un tema clave que se debe tratar en la comunidad académica. Sáenz destacó que varias mujeres se habían visto obligadas a cambiar de universidad o dejar los estudios.
Las conclusiones del estudio también se presentaron a las autoridades de la Universidad, junto con una versión preliminar del Protocolo para prevenir, sancionar y eliminar el acoso sexual en la Universidad de San Carlos.
Carlos Valladares, secretario general de la Universidad, ha luchado desde entonces para crear un mecanismo institucional a fin de prevenir el acoso sexual en el campus, y el decano de la Facultad de Derecho, Gustavo Bonilla, ha sugerido que el estudio y el protocolo que lo acompaña podrían contribuir a la elaboración de una propuesta de ley para tipificar como delito el acoso sexual, teniendo en cuenta que esta universidad pública tiene autoridad para presentarla ante el Congreso.
“Son las y los estudiantes quienes están consiguiendo este cambio tan importante”, afirma García, destacando la forma en que este colectivo ha pasado de ser víctima a convertirse en impulsor del cambio a medida que se iba investigando y diseñando el protocolo y recopilando pruebas de acoso sexual. “No nos quedamos sentados sin hacer nada, estamos ofreciendo soluciones”.
Quiñones añade que el acoso sexual todavía no se reconoce como un delito en Guatemala, pero que los esfuerzos como este —liderados por estudiantes— pueden promover el apoyo del público.
Las y los estudiantes de otras universidades han tomado nota de los esfuerzos realizados por la AEU y han presentado campañas parecidas para poner fin al acoso sexual en sus campus y emprender un movimiento unificado para prevenir la violencia sexual.
A medida que el movimiento estudiantil cobra fuerza, Sáenz afirma que las autoridades tendrán que promulgar leyes para prevenir y sancionar la violencia sexual y crear protocolos que garanticen que todo el mundo sepa cómo responder ante un incidente.
Este artículo fue publicado originalmente por ONU Mujeres.

RV: EG

Estudiantes de la FFyL, por espacios libre de violencia en la UNAM

La toma estalló por eliminación del mural la “Victoria alada y Atenea besándose” que pintó un grupo de universitarias, pero realmente esta fue la última acción de un cúmulo de hartazgos: la renuncia por atender las denuncias de acoso y hostigamiento sexual; así como la desaparición de Mariela Vannesa Díaz Valverde, una estudiante de 21 años de la FFyL, que desapareció en abril de 2018 al salir de su casa en la Ciudad de México. Para las estudiantes, las autoridades de la UNAM no ha mostrado suficiente interés en su búsqueda.  
Esta lucha por la igualdad en las aulas ha estado protagonizada por las jóvenes, cuatro de ellas, todas estudiantes de la Facultad, que van desde los 19 a 21 años de edad, hablaron sobre la situación con Cimacnoticias, pidiendo protección a su identidad.
Hazel Zamora Mendieta (HZM): ¿Qué las lleva a tomar las instalaciones de la Facultad?
P: Al principio que empezó la toma hicimos una relatoría y nos dimos cuenta que esto no viene de hace un mes, es algo que venimos trabajando, y que viene de un hartazgo desde 2016 con la creación del “Protocolo para la atención de casos de violencia de género”. Veíamos todas las fallas que tenía, y que éste respondía más bien a preservar el prestigio de la UNAM.
A partir de ahí, ha habido muchas organizaciones de mujeres que trataron de cambiarlo. En 2018 se hicieron unas mesas para reformarlo, pero seguía sin ser suficiente, seguíamos sin denunciar a nuestros agresores como nosotras queríamos, sin hacernos tanto daño emocional. Pero también hay un montón de cosas en medio, había un registro de 74 denuncias en redes sociales en el Me Too Filosofía y Letras. 
Creo que el borrar la “murala” fue la gota que derramó el vaso, ellos no quieren que estemos en estos espacios, ellos no quieren que estemos presentes en estos espacios, y justo es ya no esperar a que nos lo den con asambleas, con votos, y con cartas hacia la dirección, ya llegamos a un punto de tomarlo y apropiarnos de esta escuela que siempre nos ha pertenecido. 
HZM: ¿Qué violencias ocurren en la Facultad de Filosofía y Letras?
Hay toda una estructura que favorece que nosotras sigamos siendo violentadas aquí.
G: De todas las violencias. Hay desde la cotidianas: profesores que te humillan y ridiculizan en clase, compañeros que hablan más fuerte que tú para imponer su voz sobre la tuya. Esas cuestiones normalizadas que no nos parecen graves. O el hecho de que sean más profesores los que tienen beneficios en la Facultad. Está la gente que te tira piropos en el pasillo, están los profesores que te invitan a salir y cuando no aceptas se ve reflejado en tus calificaciones o en clase que empiezan a ser muy duros. 
Por ejemplo, en ese muro, hay denuncias de violación, de chicas a quienes revisan sus horarios, las siguen a todas partes hasta sus casas, hay una denuncia de una chica que un coordinador de su colegio la golpeó en su oficina. También hay un contexto muy violento en espacios organizativos, ni siquiera en el activismo estudiantil, que se supone vela por nuestro bienestar, ni siquiera ahí podemos tener un espacio seguro. 
L: Hay toda una estructura que favorece que nosotras sigamos siendo violentadas aquí. Como la forma de actuar de los directivos ante los casos de violencia contra nosotras, y en específico ante la desaparición de Mariela Vanessa, creo que nos ha arrojado mucha luz acerca de lo que ellos pueden y no pueden hacer por nosotras. Y sabemos que no pueden mover ni un dedo porque nuestra vida continúe, porque nosotras aparezcamos. En ese sentido, no nos es extraño que todo los demás siga ocurriendo sin que haya consecuencias para nadie, excepto para la víctima. 
V: Más allá de la Facultad todo deviene de un sistema que se ve reflejado también en otras universidades, porque tienen de raíz que seguimos manteniendo prácticas de ideas muy caducas. Todos los estatutos universitarios corresponden a cosas de hace mucho tiempo, a una idea de que la educación es para los hombres, aunque en la UNAM nos queramos ver muy progresistas. Las universidades no están pensadas para las mujeres, están pensadas para los hombres, eso deviene en un sin fin de problemas y violencias hacia nosotras, porque simplemente este lugar no está pensado para que nosotras lo habitemos. 
HZM: ¿Cómo ha sido el diálogo con los directivos de la Facultad en este mes de toma?
L: No tenemos un diálogo con las autoridades, se convocó a un diálogo el 14 de noviembre, ese día el director -Jorge Linares Salgadose presentó y se fue con la excusa que iba a tomar una llamada y nunca regresó. El Secretario General se puso violento porque se le pidió que se retirara ya que tiene una denuncia de acoso sexual en el marco del Me Too. Lo que se hizo en lugar de ese diálogo que se tenía planeado es que varias compañeras leyeron sus denuncias enfrente de la comunidad que fue convocada ese día. 
No hay un día en el que no estemos siendo hostigadas, por personas extrañas, por personas de vigilancia UNAM, por jurídico, por maestras y maestros. Diario la gente pregunta cuándo vamos a regresar las instalaciones, que si estamos contra el rector, que quién nos está organizando, quién nos están pagando. En realidad, me parece que no tienen la capacidad de concebir que una organización de mujeres este un mes dentro de las instalaciones sin que sean regresadas porque no se han cumplido nuestras exigencias. 

CIMACFoto: María Esparza Quintana
HZM: Ustedes tienen claro qué quieren pero ¿Cuál tendría que ser el papel de las profesoras y profesores como parte de la comunidad?
L: A título personal, pienso que es muy difícil para ellos y ellas desprenderse de su poder. Los profesoras y profesoras nos han hostigado un montón a pesar de decirles que no íbamos a dialogar. En realidad, siento que a veces a las profesoras la usan como voceras con la idea de que porque son mujeres las vamos a escuchar.
Su apoyo –de las y los profesores- debió estar desde siempre. A mí me parece increíble que no hayan hecho nada cuando su alumna -Mariela Vannesa- desapareció. Cuando dejaron de ver a una de sus alumnas estar en las aulas, cuando se dieron cuenta que mataron a una mujer aquí adentro; y todas las que han desaparecido y han violado dentro de prepas y de CCH. Y nunca se organizaron, nunca sintieron lo que nosotras estamos sintiendo. No sé si todos, pero ¿Dónde están? ¿Dónde está su organización? Su moverse, desde este lugar que nos dice que tenemos que hacer algo porque esos nombres se van a olvidar, esa vida se va a olvidar. 
El nombre de Mariela no es un nombre que repetimos cuando vamos a marchar, sino que Mariela es una vida que hay que recuperar, por eso le estamos poniendo tanto de nosotras. Entonces, cuando pienso en los profesores que no han hecho nada, que no están aquí apoyando, creo que no lo harán.
HZM: ¿Para dónde creen que va está organización de universitarias y la toma de la Facultad?
P: Lo que yo veo es acabar la toma hasta que estén todas nuestras demandas, de ahí resistir en “la salona”, y seguir trabajando hasta que esta Universidad, o por lo menos la Facultad, sean un espacio seguro para las otras y las que vienen. Va a ser bien duro salir de esta toma, y regresar a la creída normalidad, pero vamos a estar juntas. Así nos veo, juntas y resistiendo. 
G: A mí me da esperanza este espacio, porque muchas chicas se me han acercado para pedir consejo en torno a cómo denunciar o cómo acercarse a espacios organizativos de mujeres, es distinto conocer que existe un lugar donde puedes llegar, un espacio seguro, y no sólo encontrar a quién te va ayudar a resolver un problema sino quién te va ayudar a mantener ese espacio. Y que va a ser para otras generaciones, para otras facultades. 
V: Esto que estamos haciendo, está moviendo muchas cosas, es bien histórico. Han venido muchas chicas de otras facultades a decirnos gracias y que les hemos dado fuerzas para despertar. Una parte muy importante de esto es aprender a quitarse el miedo, que realmente no es que la institución tenga tanto poder como creen. Una vez que nos quitamos el miedo no hay nada que nos detenga, y eso es algo que por lo menos nosotras, sabemos que estamos dispuestas a llegar hasta donde esto requiere porque entendemos la importancia de la lucha. Ya se prendió y no se va a apagar.
Yo creo que han venido varias cosas al contexto en México como desde el 16 de agosto -la protesta por presuntas violaciones de policías mujeres- que creo que esa llama está prendida, estamos hartas, súper hartas, de todo lo que vivimos en este país tan machista, donde no te puedes sentir segura en ningún lugar, en tu casa, en la calle, en la escuela, en el cine, donde estés te sientes agobiada. 
Estamos, no sé si naciendo, pero creando algo. 

Ciudad de México

Las mujeres que la justicia no protegió

Mientras el pasado 25 de noviembre se celebraba el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, Abril Pérez Sagaón fue asesinada mientras viajaba en su auto en Coyoacán. Acababa de salir de un juzgado donde peleaba la custodia de sus hijas contra su exmarido, Juan Carlos García, ex CEO de Amazon México.
Abril, al igual que Mireya Agraz Cortés y Emma Gabriela Molina Canto, sobrevivieron años de violencia intrafamiliar, estaban en procesos de divorcio, pelearon por la custodia de sus hijas e hijos, y se enfrentaron no sólo a un juez machista, sino a una cadena de juezas, jueces, magistrados y personal jurídico que desestimó sus testimonios, sus pruebas, que no creyeron que su vida corría peligro y favorecieron a sus ex parejas, en los tres casos, hombres con poder.

ABRIL

De acuerdo con los relatos de sus hijos Ana Cecilia y Javier, Abril tenía años de “vivir un infierno”. Sobrevivió un intento de feminicidio el 4 de enero pasado, del cual Ana Cecilia escribió en Twitter: “imagínense despertarse en la madrugada por los gritos de tu madre que grita por su vida. Imagínense levantarse a ver la hermosa cara de tu madre ensangrentada gracias al criminal que una vez llamaste papá”. García había golpeado a su esposa con un bate de beisbol mientras dormía, existen fotos y testimonios.
A pesar de las pruebas que se presentaron, el juez de Control del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México (TSJCDMX), Federico Mosco González, estimó que este acto violento, no era una tentativa de feminicidio, como señaló la Fiscalía. Para él eran únicamente lesiones y violencia familiar, por lo que el agresor fue liberado de la prisión preventiva, 17 días antes del feminicidio de Abril.
Este caso fue muy mediático y tuvo consecuencias, como que el magistrado presidente del Tribunal y del Consejo de la Judicatura, Rafael Guerra Álvarez, anunciara que se inició una profusa investigación sobre la actuación de los jueces y hasta que termine estarán suspendidos.

MIREYA

Pero en otros casos, no hay sanciones para las personas juzgadoras. La abogada feminista, Patricia Olamendi Torres, recordó el caso de Mireya Agraz Cortés quien en 2011 interpuso la primera de 3 denuncias por abuso sexual infantil contra sus hijos cometida por su entonces esposo, L. Olvera.
Pese a los peritajes y testimonios de los menores de edad que confirmaban el abuso, dos juezas del Juzgado Familiar del Tribunal , fallaron en contra de Mireya y le otorgaron la guarda y custodia al padre, argumentando la figura de “alienación parental”. El 7 de junio de 2017, la policía encontró los cuerpos de Mireya, su hijo e hijas, así como de sus padres, quienes al parecer, optaron por suicidarse antes de que ocurrieran más abusos sexuales contra los menores de edad.

EMMA GABRIELA

Emma Gabriela vivió por más de 10 años violencia intrafamiliar. Cuando decidió divorciarse, su ex pareja, un alto funcionario tabasqueño, Alberto Medina Sonda, la acusó de maltrato.
Emma Gabriela fue detenida, golpeada y encarcelada por autoridades tabasqueñas sin motivo alguno, ocasión que su ex esposo aprovechó para sustraer a sus tres hijos. Molina Canto comprobó su inocencia y señaló a Medina Sonda y a su familia como responsables, sin embargo, su lucha para recuperar a los menores de edad duró más de 2 años. El 27 de marzo 2017, fue asesinada por dos sicarios contratados por quien fuera su esposo.
A pesar de la jurisprudencia 22/2016 de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que obliga a impartidores de justicia de todos los niveles a identificar situaciones de poder entre las partes involucradas, y valorar pruebas desechando estereotipos y prejuicios, lo que se observa en estos casos es una nula aplicación de este criterio. En opinión de Olamendi Torres, el Poder Judicial, en cualquier parte del mundo, está obligado a cumplir con la ley. “Es el garante de la ley. Aquí tienes un poder judicial que cuestiona la Ley”.
La directora ejecutiva de Orientación Ciudadana y Derechos Humanos del Tribunal capitalino, María Elena Lugo del Castillo, reconoció en entrevista con Cimacnoticias que “ha habido un poco de reticencia, por los temas culturales, para capacitar al personal en perspectiva de género”.
Una reticencia que la abogada especialista en materia familiar, Rocío Corral Espinosa Monsiváis, puso en otras palabras: “¡No les entra! ” y advirtió que si desde los juzgados familiares no se aplica la perspectiva de género habrá casos que deriven en penales, como los de Abril, Mireya y Emma Gabriela. Fueron muertes anunciadas que la justicia pudo haber evitado.


Ciudad de México.

Cuba promueve más y mejores respuestas a la violencia machista

Este artículo es parte de la cobertura de IPS durante los 16 Días de activismo contra la violencia de género, que comenzaron el 25 de noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Un grupo de mujeres cubanas replica el performance “Un violador en tu camino”, creado por el colectivo feminista chileno LasTesis y que se ha viralizado mediante Internet. La iniciativa surgió entre estudiantes de la Universidad de las Artes de La Habana, en el marco de los 16 Días de Activismo contra la violencia a las mujeres, que se realiza a nivel internacional entre el 25 de noviembre y el 10 de diciembre. Crédito: Jorge Luis Baños/IPS
LA HABANA, 5 dic 2019 (IPS) - El coro de más de 30 mujeres de diferentes edades retumbó entre los árboles y ruinas del campus de la Universidad de las Artes, cuando unieron sus voces en la capital cubana al clamor contra la violencia machista surgido en Chile.
Al ritmo marcado por cacerolazos y con vendas negras sobre los ojos, el grupo repitió el 4 de diciembre en La Habana el performance “Un violador en tu camino”, que recorre el mundo e Internet con su potente mensaje en los 16 Días de Activismo contra la violencia hacia las mujeres, entre el 25 de noviembre y el 10 de diciembre.
“Nos sentimos con la responsabilidad como mujeres latinoamericanas de solidarizarnos con los sucesos en Chile, con esta marcha que ha sido impactante desde que LasTesis la realizaron el 25 de noviembre”, dijo a IPS la filóloga Lisandra Castro, que ayudó a estudiantes universitarias a sumarse a la iniciativa que se ha extendido ya por al menos 17 países.
“Cuba revisará más de 50 leyes, a partir de que se creen las comisiones para cada una de ellas, para decidir si se crea una ley integral para la atención a la violencia contra la mujer o si se incluye en otras leyes”: Mariela Castro.

El colectivo feminista chileno LasTesis convocó a realizar movilizaciones en las calles contra las violaciones a las mujeres, el tema especial en que este año ONU Mujeres pidió incidir durante el Día Internacional contra la Violencia hacia la Mujer, el 25 de noviembre.
LasTesis también invitó a compartir las experiencias sobre violación y otras formas de acoso y agresión sexual sufridas por niñas y mujeres a través de las redes sociales, mientras logró viralizar una canción de denuncia colectiva con estrofas como “la culpa no era mía, ni dónde estaba ni cómo vestía” y “el violador eres tú”.
Integrante del grupo independiente de creadoras cubanas La Manada, la joven Castro indicó que “estos temas también son importantes para nuestro país: hay que concientizar, mejorar mucho en ese sentido y urge reforzar el pensamiento en cuanto a los derechos de género y el feminismo”.
La iniciativa contó con el apoyo de la universidad, en un país donde las autoridades no suelen otorgar permisos para realizar acciones ciudadanas en la vía pública, y las estudiantes convocaron de forma discreta a través de la red social WhatsApp y compartirán en Internet un audiovisual sobre la iniciativa, una vez que esté listo.
“Yo me siento muy bien luego de esta actividad”, comentó la economista Rebeca González, que coreó con fuerza la canción contra las agresiones sexuales.  “Estas acciones contribuyen a visibilizar la violencia contra la mujer y que se impulse dentro de nuestro parlamento una ley específica”, opinó.
Los reclamos por parte de especialistas y activistas para llevar a otro nivel en el país la respuesta a la violencia de género, han destacado en Cuba durante los 16 días de activismo contra la violencia de género, en un año marcado por la disponibilidad por vez primera de algunas estadísticas sobre maltrato en la pareja y feminicidios.
“Hemos sistematizado una teoría desde lo académico, tenemos resultados de investigaciones con representatividad y acciones prácticas de prevención”, dijo la socióloga Iyamira Hernández, en el III Simposio de violencia de género, prostitución, turismo sexual y trata de personas, que del 2 al 4 de diciembre sesionó en La Habana.
Acto inaugural del III Simposio de violencia de género, prostitución, turismo sexual y trata de personas, que desde el 2 hasta el 4 de diciembre se celebró en Cuba, en el Centro Internacional de Salud La Pradera de La Habana. Crédito: Ivet González/IPS
Pero “las personas vinculadas a estos temas tenemos que pensar juntas cómo organizar la respuesta del Estado para emprender el trabajo integral entre instituciones de salud, educación, seguridad social y trabajo, policía, entre otros”, propuso, en la cita organizada por el estatal Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex).
El simposio formó parte de la edición de este año de la Jornada Nacional por la No Violencia hacia Mujeres y Niñas, un programa de actividades educativas, académicas y de sensibilización que despliegan cada año desde 2007 oenegés, entidades estatales y gubernamentales durante los 16 Días de Activismo.
Coordinada por el no gubernamental Centro Oscar Arnulfo Romero, la Jornada llega a nueve de las 15 provincias cubanas, despliega la campaña comunicativa Evoluciona y enfatiza en el acoso callejero, aunque prioriza espacios de consensos sobre términos y soluciones que mejoren la respuesta jurídica y penal al fenómeno.
Por ello, el Simposio trajo a Cuba especialistas de México, que cuenta desde 2007 con una Ley General de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, y de Ecuador, que en 2018 promulgó una Ley orgánica integral para la prevención y erradicación de la violencia de género contra las mujeres.
Se trata de las respuestas desde los Estados a la violencia de género, que junto con los retos y problemas pendientes analizaron los más de 70 participantes en el Simposio.
También examinaron los resultados de una investigación sobre violencia de género en Cuba, que recomienda la realización de una ley integral que abarque y especifique todo tipo de agresiones hacia las mujeres.
Subdivididos por equipos, las y los participantes fundamentaron cómo a su juicio se debería abordar la muerte violenta de mujeres en razón de su género, cuáles serían los términos a usar entre feminicidio/femicidio y las causas del fenómeno, que no es castigado de forma específica en el Código Penal cubano, vigente desde 1987.
Esto forma parte de un protocolo de investigación que Cenesex comenzó ahora pero mantendrá en 2020 en busca de apoyar cambios legislativos aún por definir.
Una actividad de sensibilización sobre la violencia de género con docentes de la escuela primaria Miguel Figueroa, en el barrio de El Canal, en la capital de Cuba, realizada tras una brutal agresión delante del centro educativo, del que fueron testigos los escolares del dentro. Crédito: Ivet González/IPS
“Cuba revisará más de 50 leyes, a partir de que se creen las comisiones para cada una de ellas, para decidir si se crea una ley integral para la atención a la violencia contra la mujer o si se incluye en otras leyes”, informó el 2 de diciembre a medios locales Mariela Castro, directora del Cenesex y diputada.
Desde hace años, especialistas y activistas recomiendan que Cuba se una a los 13 países de América Latina y el Caribe con leyes específicas de protección integral contra la violencia hacia las mujeres, mientras algunas voces institucionales defienden que es mejor incorporar la respuesta de forma transversal en el cuerpo legal vigente.
Pero el 21 de noviembre fue entregada al parlamento una solicitud sin precedentes en el país, firmada por 40 ciudadanas cubanas, remitida a cuatro diputados para que promuevan la inclusión de una Ley Integral contra la Violencia de Género en el cronograma legislativo a partir de abril de 2020.
Según la Encuesta Nacional de Igualdad de Género-2016, publicada en febrero de este año, 26,6 por ciento de las mujeres estudiadas ha sido víctima de violencia en sus relaciones de pareja en los 12 meses previos a la encuesta, mientras otro 39,6 por ciento adicional ha sufrido violencia en algún otro momento de su vida.
Y las mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas en 2016 fueron una por semana, en un país de 11,2 millones de personas, según cálculos derivados del dato oficial disponible desde abril.

“Nunca me había enfrentado a un proceso así, aunque conozco de la violencia hacia la mujer y en general”, dijo a IPS el director de la escuela primaria Miguel Figueroa, Jorge Luis Fabré, al recordar un incidente ocurrido el 25 de octubre, cuando en la mañana una mujer fue agredida con arma blanca por su expareja en la calle frente al centro educativo.
Ese caso de violencia machista extrema ante esa escuela en el municipio habanero de Cerro, resultó uno de los más compartidos este año en las redes sociales.
Residentes en el barrio contaron a IPS que la víctima se había separado de su marido, que la aguardo cuando llevaba a la pequeña hija en común a la escuela. La mujer fue golpeada y herida frente a la niña y los estudiantes que jugaban en el patio, además de viandantes y vecinos que compartieron los hechos en Internet.
“Dimos una respuesta rápida para salvaguardar primero a los niños y luego atendimos especialmente a la niña afectada”, explicó Fabré, quien agradece el acompañamiento del Taller de Transformación Integral del Barrio (TTIB) de El Canal. Los TTIB son centros de trabajo social en barrios con desventajas sociales como este.
La especialista principal del TTIB, Esperanza Cantillo, coordinó un ejercicio de sensibilización el 2 de diciembre con docentes, al que asistió IPS. Explicó que en 2017 ya habían identificado a 17 mujeres en situación de maltrato de género en el barrio, “de las cuales varias salieron del ciclo”.
“Hemos trabajado en la comunidad, pero queda mucho por hacer”, indicó por su parte Magaly Verdecia, también especialista del taller. “Tenemos que lograr romper el silencio, que las víctimas hablen a tiempo, y la indiferencia que persiste”, concluyó.

Edición: Estrella Gutiérrez

Cruces para no olvidar: las niñas del Hogar Seguro Virgen de la Asunción


Ciudad de México. En la Plaza de la Constitución de Guatemala, entre los festejos decembrinos montados para el entretenimiento de la gente, hay un espacio que se resiste al olvido: el altar de cruces rosas con los nombres pintados a mano de las 41 niñas que murieron y 15 que sobrevivieron al incendio del centro estatal de protección temporal, el Hogar Seguro “Virgen de la Asunción”, el 8 de marzo de 2017. 
Vianney Claret Hernández recordó en aquel lugar a su hija Ashley Angely Rodríguez Hernández, vestía una playera con el retrato de su hija en la marcha del 25 de noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. “Ella era muy alegre, era de un carácter muy fuerte, le gustaba bailar, bromear, quería mucho a mi nieta. Para mi persona, era muy cariñosa. No se merecía esto”. Ashley tenía apenas 14 años de edad cuando murió en el incendio del hogar donde el Estado suponía protegerla. 
El hastío de los abusos sexuales, las condiciones insalubres, el hacinamiento, la comida en mal estado, llevó el 7 de marzo de 2017 a más de 100 menores de edad a intentar escaparse del Hogar Seguro “Virgen de la Asunción”, que dependía de la Secretaría de Bienestar Social del Estado guatemalteco. 
Según la información pública, las niñas y niños fueron detenidos por la  Policía Nacional Civil tras el aviso del director. A 43 niños los encerraron en un auditorio y a 56 niñas en un aula bajo llave donde cada una tenía menos de un metro de espacio (el salón media 6.8 x 7 metros).
Luego pasar la noche sin agua ni servicios sanitarios -aparentemente una niña estaba embarazada y otra con una luxación de pelvis-. En extrema desesperación una de las niñas prendió fuego a una colchoneta de esponja con la esperanza de llamar la atención de las vigilantes y convencerlas de sacarlas. 
Los gritos de auxilio se desvanecieron durante los nueve minutos que tardaron en abrir la puerta, tiempo suficiente para acabar con la vida de 41 de ellas, mientras que en 15 quedaron con graves quemaduras: dos de ellas sufrieron amputaciones para sobrevivir. Las víctimas tenían entre 13 y 17 años de edad.
Placa colocada en la Plaza de la Constitución de Guatemala en memoria de las niñas víctimas del incendio en el Hogar Seguro Virgen de la Asunción | CIMACFoto: Hazel Zamora Mendieta

No fue el fuego, fue el Estado

Mucho antes de la tragedia, Vianney había interpuesto una denuncia de las malas condiciones en las que vivía su hija en el Hogar Virgen de la Asunción, que albergaba a 600 niñas, niños y adolescentes -100 por encima de su capacidad-, pero las autoridades nunca dieron respuesta adecuada a su queja y las de otros familiares que acusaban de violencia psicológica, física, sexual y trata contra las niñas. 
“Cuando hay una denuncia en una institución que era del Estado tenían que investigar.  Qué estaba pasando ahí, qué estaba sucediendo. Por qué las niñas hablaban y las madres ponían denuncias”. Vianney comentó que en los peritajes al cuerpo de su hija, le indicaron que había sido violada antes del incendio. 
A casi tres años de la tragedia, Vianney sabe que le queda un largo camino para acceder a la verdad y justicia. El caso sigue entrampado en los juzgados donde el proceso está divido en tres grupos de acusados: del personal del Hogar Seguro, de la Secretaría de Bienestar Social, de la Procuraduría de Derechos Humanos, y de la Policía Nacional Civil. Pero de formas perversas las autoridades guatemaltecas han querido librar de culpa a los señalados. 
Este año un funcionario del Estado interpuso una denuncia contra las 15 niñas sobrevivientes por 19 delitos para responsabilizarlas del incendio. Mientras a madres como Vianney, constantemente son culpadas de dejar a sus hijas en el centro estatal. “Ellas lo que estaban exigiendo era la justicia de ellas, que fuera un trato mejor. Ellas no eran delincuentes, ellas estaban bajo la protección del Estado. El Estado quiere culpar hasta las madres, porque estaban ahí”. 
El Hogar de la Virgen de la Asunción albergaba a menores de edad entre cero y 17 años de edad de ambos sexos, con necesidades de atención por vivir abuso físico o sexual, abandono, dependencia de sustancias adictivas, adopciones irregulares, niñez en situación de calle, con discapacidades y víctimas de trata. Según los reportes de la Policía Nacional Civil, en los últimos años habían escapado del centro 300 niñas y niños.
Para el resto de las niñas y niños que estaban albergados en el Hogar Seguro su destino no fue favorecedor. Reportes de organizaciones documentaron que fueron trasladados a hogares, tanto públicos como privados, otros reintegrados con sus familias, y en muchos casos siguieron expuestos a malas condiciones de vida e incluso violencia. 
Vianney externó que una justicia justa para ella serían de 50 a 60 años prisión para cada funcionario. Ella ha tenido la posibilidad de asistir a cada audiencia pero es consciente que no todas la madres tienen la posibilidad de viajar y seguir de cerca el proceso, porque lo que anhela crear al lado de organizaciones civiles un fondo económico para trasladar a las madres de las niñas y estén en las audiencias más importantes. 
“A mi el dolor ya me transformó en lucha, en fuerza, a mí me da coraje porque sé que hay una lucha muy grande para seguir contra el Estado. Mi persona no va desmayar hasta que Dios diga aquí está, pero mientras yo esté viva yo seguiré hasta encontrar la justicia, y una justicia justa”.

Cruces para no olvidar

La muerte de las niñas del Hogar Virgen de la Asunción son de las peores tragedias que ha vivido Guatemala desde el fin de la guerra civil, pero a su vez es el reflejo cruel de la continua violencia que experimentan las mujeres y niñas de este país, expresó la directora de la Unión Nacional de Mujeres Guatemaltecas (UNAMG), Ada Valenzuela.
“Nosotras hablamos del continuum de la violencia en la vida de las mujeres, y en el caso específico de la violencia sexual, hay un ejemplo claro en el país que es la guerra. Durante el conflicto armado interno la violencia sexual fue utilizada como una estrategia para controlar los territorios y cuerpos de las mujeres. Y es exactamente lo que pasa en la actualidad, sigue siendo utilizada para controlar los cuerpos y territorios de las mujeres instalada en las zonas donde necesitan tener control social. Entonces ahí lo que nos demuestra además, que tenemos una sociedad con el tejido altamente dañado producto de la guerra, de la desigualdad social en la que vivimos, y un Estado que es incapaz de proteger la vida de las mujeres.”
Parte del trabajo de UNAMG, explicó en entrevista Ada Valenzuela, es el no olvido de los crímenes vividos en el Hogar Seguro. Por lo que mantienen en la Plaza de la Constitución de Guatemala un memorial de cruces con los nombres de las víctimas del incendio. Este 25 de noviembre tuvieron que salir a marchar y volver a colocarlo, ya que las cruces habían sido quitadas por el Ministerio de Cultura, alegando que eran un peligro para quienes transitaban y que la plaza pública “no era un cementerio”.

Los hombres deben dar un paso al frente y ser incómodos para los machistas

Foto: Serie "Sufren las mujeres, pero el problema es de los hombres."© 'Big Little Lies' (HBO, 2017 - )
Incomodidad productiva
www.revistagq.com

Porque el machismo es ante todo un problema masculino.
Cerca de 1.000 mujeres asesinadas desde 2003. Una cifra que debería bastar para que la violencia de género fuera percibida como el problema más grave de nuestra sociedad. Un tipo de violencia que es sólo una más de las muchas que podemos calificar como machistas, las cuales son perpetradas por sujetos de todas las edades, de todas las nacionalidades, de todos los estratos sociales y económicos.
 
Dicho de otra manera: el único rasgo que comparten todos estos sujetos es que son de sexo masculino. Es decir, hombres que reproducen hasta el extremo más brutal una cultura machista. Individuos que han sido socializados para el dominio y para el ejercicio de la violencia con el objetivo de mantener o restaurar un orden en el que nosotros somos los privilegiados.

Unos machitos que también conciben el amor y la sexualidad desde el control y el dominio. Unos tipos que son incapaces de reconocer la equivalente autonomía de sus compañeras. Los que hacen posible la permanente reinvención del patriarcado desde la asunción acrítica de que ellos han nacido para ser los amos, los putos amos. La violencia de género es, pues, un problema masculino que sufren las mujeres.

Con ello no quiero decir que todos los hombres seamos maltratadores, como tampoco que todos seamos ni violadores ni puteros. A lo que me refiero es a que la raíz de este drama social se halla en un modelo de masculinidad que en el siglo XXI continúa prorrogando nuestro estatus privilegiado y, ligado a él, el uso de múltiples violencias mediante las cuales mantenemos nuestro poder.

Todo ello aderezado con los mitos del amor romántico que tanto ayudan a que las mujeres sigan entendiendo que su lugar es el de la sumisión y que nosotros hemos nacido para ser conquistadores. No sólo de los territorios, sino también de los cuerpos y hasta de las vidas de quienes durante siglos fueron educadas para el silencio.

En consecuencia, y por más que sean necesarias leyes y políticas públicas dirigidas a reducir al máximo unas violencias que a todos nos deberían helar el corazón, difícilmente las cifras dolorosas irán reduciéndose si no revisamos cómo nos seguimos construyendo conforme a las expectativas de lo que implica ser un hombre de verdad. Ésas que desde jovencitos, cuando apenas somos unos niños, nos insisten en que nuestro destino va a ser el poder y que la ira, la agresividad o la violencia serán siempre fieles compañeras.

De ahí la urgencia en trabajar con los más jóvenes, ésos que parecen tener normalizado el maltrato en las relaciones de pareja y que ahora, en el espacio salvaje de las redes sociales, no dejan de repetir modelos tóxicos. En este mes de noviembre, en el que de nuevo veremos a las instituciones, a los medios de comunicación y a buena parte de la sociedad movilizados en torno al 25N, los hombres decentes, es decir, los que ni somos maltratadores, ni nos sentimos parte de ninguna manada, deberíamos dar un paso hacia adelante en nuestro compromiso.

Deberíamos convertirnos en sujetos incómodos para nuestros iguales, poniendo en evidencia sus complicidades, por acción u omisión, con el machismo. Deberíamos empezar a entender que nuestras madres, hijas, amigas y compañeras están hartas y cansadas, y que ha llegado el momento de asumir nuestra responsabilidad y no limitarnos a la sonrisa políticamente correcta del que ya no se atreve a decir en público que es machista. Es una cuestión de justicia, de igualdad, o sea, de democracia.

Y de vida. Porque siguen siendo ellas las que la pierden, o las que la conservan malherida, por el simple hecho de ser mujeres. Un drama que sólo cesará cuanto dejemos sin aliento al machito que, conscientes o no, todos llevamos dentro.