11/09/2019

Un duelo



María Teresa Priego

Hay, en la espera,
un rumor a lila rompiéndose.
Y hay, cuando viene el día,
/una partición de sol en pequeños soles negros.
Y cuando es de noche, siempre,
una tribu de palabras mutiladas
busca asilo en mi garganta.
-Alejandra Pizarnik
La muerte. Sus ceremoniales públicos, compartidos. Después cada quien atraviesa –hacia adentro– el umbral de la casa. Recorrer el espacio que fue suyo. Sentarse en el sillón preferido del ausente y mirar desde allí. ¿Cómo se miraba desde donde él miraba? ¿Cómo se vivía desde donde él vivía? Quizá las preguntas de siempre, que se agudizan. Abrir los armarios. Ayer, hace apenas unos días, esa camisa, esa corbata, tenían una razón de existir. Los cuadernos en los que escribía. Su letra. Sus espacios y sus objetos deshabitados de golpe.
La vida nos arrancó a alguien muy amado. Eso es un duelo. Esa persona a la que una/o pierde y esa parte nuestra, que, por un tiempo, se va con ella. La herida. Con el tiempo, con los rituales, si logramos transitar el duelo, la herida cicatriza. Desde el psicoanálisis, hay un momento en el que logramos "retirar nuestra energía libidinal" de la persona a la que perdimos. La recuperamos, esa "energía". Podemos después invertirla de nuevo en otros objetos de amor. "Integrar en nosotros una característica de la persona perdida".
Pero, ¿cómo se transita un duelo? Cada quien tiene su particular manera. Sus ceremonias, sus rituales para despedirse. Sus tiempos. "Memoria iluminada, galería donde vaga/ la sombra de lo que espero. No es verdad que vendrá. /No es verdad que no vendrá", escribió Pizarnik.  Las flores amarillas en los altares para los muertos. Las fotos. "Los muertos que regresan esa noche". Es casi imposible pensar que alguien "regresa" en los comienzos de los duelos. ¿Cómo regresaría quien no se ha ido? Aún no es el tiempo del cempasúchil. Aún es el tiempo de esa confusión que lleva a marcar el número de teléfono de alguien que ya no está. Esa confusión de seguir pensando y hablando en presente. Una travesía complejísima el tiempo en el que se habla. ¿Una dice "Le gusta" o "Le gustaba"? No llega el cambio en automático. "Eso le hubiera gustado".
El duelo es ajeno al calendario. Sumerge en un tiempo otro. El tiempo subjetivo. El desamparo nos habita. Una cierta errancia. Comenzamos a errar por los espacios de la memoria. Por los imaginarios. Por las ciudades. Por los rincones de la casa. Una batalla entre la realidad y la invención. Entre la herida y sus paliativos. "En el duelo encontramos que la inhibición y la ausencia de interés (por el exterior) se explican por el trabajo de duelo que absorbe al yo", escribió Freud. Y allí vamos. "No es verdad que vendrá/ no es verdad que no vendrá". Porque vuelven a caminarse las calles de la persona amada. Sus fragmentos de vida. Se reavivan sus misterios y las preguntas que guardamos. Las que le estuvieron y le están dirigidas.
Leía un cuaderno de mi padre y mi hijo mayor me dijo: "no puedes resolver el misterio que te representa. No tienes manera de conocer sus indecibles y sus secretos. No puedes, mamá. Las personas se van con sus secretos". Renunciar a un cierto "saber acerca del otro" amado, que casi nunca es posible, de todas maneras. Ni siquiera cuando está vivo. Quizá es su infancia lo que más me duele. Quizá son esos hoyos negros de una infancia y de una adolescencia de la que siempre le costó demasiado trabajo hablar. Mi padre nunca se curó de su infancia. ¿Si no pude ayudarlo antes, cómo podría ahora? El duelo es el intento de recuperar para una misma. "Integrar" una partecita del otro.
"La existencia del objeto perdido se persigue psíquicamente", Freud. Si tan solo pudiera integrar su fuerza. Su lucha contra la muerte los últimos días. No se quería morir, no. Y su manera de aferrarse era intentar repetir los gestos indispensables, con un esfuerzo inmenso. Parecía pensar: "si recupero ese gesto, me recupero a mí mismo". "Si no abandono mis hábitos, no me abandono a mí mismo". Apenas pudo, ya en su casa, rechazo ese pijama, la ropa cómoda. Quiso vestirse "para salir". Sentarse en la sala. En el comedor. Intentar escribir. Las más modestas rutinas. Con esa voluntad suya tan tenaz que le permitió construirse una vida tan distinta a la de su infancia.
Ya casi nada era posible. La expresión de sorpresa en su rostro. Ya no valen ni la voluntad, ni la disciplina. Cuerpo traidor. Cuerpo traidor de quien sólo quiere comer una sopa en una mesa. Cuerpo traidor de quien sólo quiere unos minutos sin dolor. Marco el número en el que sé que nadie va a responderme. Tiene razón Pizarnik: "las palabras mutiladas" y una "partición del sol en pequeños soles negros". Cargamos a cuestas esos "solecitos negros". Y las palabras terminan por desatarse y salir de la garganta. Porque es un ritual. Indispensable. Regreso a mi infancia y te miro pateando un "sol negro" que hace las veces de un balón. Invento. Invento. Invento. Acá todos bien papá, sólo que extrañamos nuestro mundo de "toda la vida". Ese mundo en el que estabas vivo. Una cierta errancia nos acompaña.

Querida Raquel











































Los de abajo
El jueves por la noche nos enteramos de tu asesinato. Tardé en digerir que no moriste así nomás, que no partiste como decía la mayor parte de los adoloridos mensajes que no se atrevían a señalar que fuiste asesinada, que alguien –dicen que tu pareja– te quitó la vida y nos privó de pronto de tu lúcida presencia, tu humor, tu compromiso y tu conocimiento de la historia de la tribu yaqui.

Los reportes de tu muerte hablan de un feminicidio. Y en redes sociales se apresuran a separar el asesinato de tu trabajo comprometido con las luchas territoriales, especialmente la del pueblo yoeme, también conocido como yaqui. ¿Es menos terrible pensar que un hombre se sintió con derecho de quitarte la vida? Tu muerte, querida maestra, no es aislada, sino parte de una cascada imparable de asesinatos en un país en el que se arrebata la vida a las mujeres, a migrantes, defensoras, periodistas, jóvenes y niños, como los de la familia LeBarón, a quienes, además, se revictimiza con miserables argumentos.

Raquel, te recuerdo en las marchas exigiendo justicia por los 49 niños de la guardería ABC, o recientemente acompañado a una comisión de yaquis al Museo de las Culturas de Suecia, donde reclamaron sus objetos sagrados. Acompañaste también el recorrido por Sonora del Concejo Indígena de Gobierno encabezado por Marichuy y, como nadie, te mantuviste firme todos los días exigiendo la liberación del preso político yaqui Fidencio Aldama, encarcelado en el contexto de su lucha contra un gasoducto en su comunidad Loma de Bácum.

En su reciente visita a Sonora, el presidente de México dijo a los yaquis: Ya quisieran los antropólogos, sociólogos e historiadores tener su inteligencia, deberían venir con ustedes a aprender. Y tú, en tu territorio, respondiste de inmediato: Esta antropóloga e historiadora ahí se la vive, y sólo puedo decir a los yaquis: ya quisieran los presidentes tener su inteligencia, deberían venir más seguido con ustedes para dialogar con todos, con más razón con los que están defendiendo su territorio, y aprender. Así de clara.

Raquel, tu muerte es un poco la nuestra. Pero estoy segura de que tú nos quieres vivas. Y luchando.

Búsqueda de justicia de 36 mujeres Maya Achíes que sufrieron violencia sexual

Las demandantes en el caso de violencia sexual Maya-Achi están con la abogada Gloria Reyes de la Clínica Legal Rabinal

“Este caso es muy importante porque las mujeres son de diferentes comunidades rurales y tienen poco acceso a la justicia. También es importante que hablen sobre su caso y la violencia que sufrieron. Es un gran logro no callar sobre la violencia contra las mujeres. Establece un ejemplo para otras mujeres, alentándolas a denunciar los actos violentos»
– Gloria Reyes, abogada guatemalteca en gira por Canadá

Gloria Reyes, de la Clínica Legal Rabinal, se encuentra de gira por algunas provincias Marítimas de Canadá explicando el caso de 36 mujeres Maya Achíes que buscan justicia por violencia sexual cometida en el apogeo del conflicto armado interno de 36 años de Guatemala.
La gira de conferencias, organizada por Maritimes-Guatemala Breaking the Silence Network (BTS), se lleva a cabo en Tatamagouche, Moncton, Fredericton, Charlottetown, Antigonish y Halifax.
Gloria Reyes, abogada Maya Achí del Bufete Popular de Rabinal . Foto : Stacey Gomez
Gloria Reyes  es abogada, da acompañamiento y asesoría especialmente a mujeres Achíes, en la municipalidad de Rabinal. La clínica se dedica específicamente a la defensa y promoción de los derechos humanos de los pueblos alrededor de Rabinal.
Las 36 mujeres que sufrieron violaciones a sus derechos provienen de Rabinal, una de las regiones más afectadas por los 36 años del conflicto interno. Todas tienen historias diferentes sobre cómo se utilizó la violencia sexual como táctica de genocidio.
Siete ex miembros de las milicias controladas por el ejército llamadas patrullas de defensa civil están acusados ​​de crímenes contra la humanidad, incluida la violencia sexual, la tortura y la detención ilegal. Uno de los hombres murió por causas naturales mientras estaba bajo custodia.
Gloria Reyes  reconoce que generalmente se denuncian las violaciones de los derechos humanos, como las masacres, desapariciones forzadas y los desplazamientos ocurridos durante el conflicto armado interno.
Pero se invisibilizan siempre las violaciones a los derechos en contra de las mujeres y en este caso el bufete está dando acompañamiento legal ante la corte en Guatemala buscando justicia para las mujeres que sufrieron violencia sexual. Un tipo de violencia muy fuerte para las mujeres y una expresión extrema del racismo y discriminación en contra de las mujeres. Entonces consideramos que es muy importante buscar justicia en este tipo de delitos, de sentar precedentes de que se debe castigar esos delitos de violencia contra las mujeres, especialmente la violencia sexual.
La abogada defensora de derechos humanos explica que las 36 mujeres quieren con este jucio que sus hijas y las próximas generaciones no sufran la misma violencia que ellas sufrieron.
En Guatemala, el conflicto se inició formalmente en 1962 y duró más de tres décadas. Por parte del Estado, participaron las fuerzas armadas, policías militares y patrullas de autodefensa civil; por parte de la insurgencia, hubo movimientos revolucionarios, frentes estudiantiles, frentes guerrilleros y organizaciones sociales. El conflicto terminó oficialmente en 1996, con la firma del Acuerdo de Paz Firme y Duradera entre el gobierno y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca. La Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH) encontró una alta incidencia de violencia sexual perpetrada por militares, sobre todo en zonas rurales o indígenas. El Proyecto Interdiocesano de Recuperación de la Memoria Histórica denunció violencia sexual en las masacres ocasionadas por la guerra civil. En el juicio por genocidio en contra de Ríos Montt (presidente en 1982 y 1983), se denunció que las violaciones a las mujeres eran parte fundamental de los ataques sistemáticos a la población ixil.

Un tema difícil de contar 

Denunciar las violaciones siempre es un tema difícil pero a esta altura, cuenta la abogada, las mujeres han tenido mucho empoderamiento gracias al acompañamiento legal de la clínica demás de un acompañamiento psicosocial a las mujeres.
La cantidad de mujeres que sufrieron violencia sexual son incontables y estas 36 mujeres representan todo lo que ocurrió en Rabinal y en toda Guatemala, dice.
Son mujeres muy valientes que tratan de denunciar este tipo de violencia pero hay muchas otras mujeres que no lo hacen por miedo a la estigmatización social y por las amenazas de parte de los autores.

Los altibajos de la justicia guatemalteca

Este caso se inició hace más de 10 años. Las mujeres Achí identificaron a seis acusados como miembros de las patrullas de autodefensa civil (PAC) organizadas por el Ejército de Guatemala para aterrorizar a la población, y como autores materiales de los crímenes que sufrieron. Las mujeres describieron haber sido violadas, colectivamente en algunas ocasiones, en sus hogares y en instalaciones militares, por los acusados y por otros individuos, incluyendo soldados. Tres de las mujeres estaban embarazadas y sufrieron abortos espontáneos como resultado de las violentas violaciones. Al menos una mujer quedó embarazada y tuvo un bebé como resultado de las violaciones. Las más jóvenes tenían 12 años de edad cuando se dieron los hechos violentos.
Lamentablemente, ha habido una serie de obstáculos en la lucha por la justicia. En junio, la jueza en jefe Claudette Domínguez, desestimó los cargos contra los seis acusados. Sin embargo, la fiscalía está apelando esa decisión.
El 9 de septiembre, en una victoria para las mujeres, la jueza Domínguez fue retirada del caso debido a su interrogatorio perjudicial a las víctimas y la evidencia de prejuicios relacionados con el puesto de su hermana en el ejército.

La gira por Canadá en búsqueda de solidaridad con las 36 mujeres

Gloria Reyes en las Marítimas de Canadá, junto a Stacey Gomez, Coordinadora en las Marítimas de la Red Rompiendo el Silencio y otros activistas por los derechos humanos. Foto: Stacey Gómez
La abogada Reyes señala que es muy importante para las mujeres guatemaltecas encontrar apoyo y solidaridad de lxs canadienses en su búsqueda de justicia. Eso les da fortaleza.
Considero  que representar a las mujeres es un reto y también como mujer es importante para mí la búsqueda de justicia porque si uno determina que eso es un delito y debe ser castigado, eso contribuye a la educación y formación de las futuras generaciones.
Breaking the Silence Network (BTS) Rompiendo el Silencio ha estado fomentando la solidaridad con Guatemala desde la década de 1980, trabajando con organizaciones guatemaltecas como la Clínica Legal Rabinal, que está desafiando la impunidad tan arraigada en el país. Un aspecto del trabajo de BTS incluye invitar a personas guatemaltecas como la abogada Reyes a las provincias de las Marítimas para arrojar luz sobre importantes cuestiones de derechos humanos que afectan al país y las formas en que los canadienses pueden ser solidarios.

Esto y más en la entrevista de Gloria Reyes, abogada Maya Achí del Bufete Popular de Rabinal con Radio Canadá Internacional.

“Polígamos en nombre de Dios”

Lydia Cacho
Desde que conocí a Susan en Salt Lake City, Utah, la tierra prometida de los mormones de Norteamérica, supe que habría que seguir la pista en Chihuahua de las familias mormonas que han promovido la poligamia, el abuso sexual de niñas y, por supuesto, la esclavitud de matrimonios serviles que incluyen violencia doméstica, sicológica y patrimonial. Porque en un contexto en que la religión valida las reglas patriarcales para someter a otros y otras, una de las reglas de oro es el aislamiento. Entrar en ese mundo como reportera es muy difícil y la manera más directa de acceder a esas vidas es a través de quienes han logrado escapar de estas comunidades que viven al margen de la ley. Quienes practican la poligamia y otras formas de violencia contra mujeres y niñas son los grupos fundamentalistas. Los más progresistas están contra la poligamia.
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (JSUD) es una de las sectas menos investigadas en el mundo y que incrementa sus miembros en México y Centroamérica. En México la iglesia fundamentalista polígama fue fundada como la Iglesia del Primer Nacido en Chihuahua por Joel LeBaron, nació en Utah en 1931. En 1972 Ervil, hermano de Joel, en una batalla de poder, creó su propia Iglesia del Cordero de Dios y mandó asesinar a su hermano Joel quien fue baleado en Ensenada, BC; fue extraditado y sentenciado en Utah en 1980 por ordenar la muerte de 30 mormones. La SUD excomulgó a la familia LeBaron por sus prácticas de poligamia entre otros motivos.
Janice, una de las mujeres que escapó de los fundamentalistas de Chihuahua, asegura “Ervil LeBaron nos dio armas y nos ordenó: si alguien se acerca primero disparen y luego esconden los cuerpos”. Sarah, que vivió entre el grupo de LeBaron en Chihuahua y Baja California, testificó en el 2000 ante autoridades norteamericanas sobre cómo la sometieron a ella y otras mujeres a la Doctrina del compromiso total, que consiste en que todas las mujeres y niñas sean entregadas al patriarca, quien tiene derechos sexuales sobre ellas. Su suegro y líder Fred Collier, practicaba la poligamia y se casó con su propia hija de 9 años. Las prácticas siguen vigentes, me asegura Anna, quien escapó de un grupo que salió de Chihuahua hacia Guatemala para adoctrinar jóvenes.
En 1996 Vicky Prunty huyó de su comunidad mormona en Utah, donde vivió sometida con sus seis hijas a la poligamia. Una vez que hizo pública su historia aparecieron otras mujeres en igual circunstancia y fundaron un centro de atención para mujeres por la Justicia dignidad económica y e independencia (JEDI, por sus siglas en inglés). Las historias son interminables como la de Mary Ann, que fue golpeada casi hasta la muerte por su padre al querer huir de un matrimonio forzado a los 15 años.
Meena, quien vivió en la colonia mormona de Chihuahua que pertenece a los familiares de Mit Romney, ex candidato a la presidencia de Estados Unidos, asegura que hoy en día el poder de ciertas comunidades mormonas es inexplicable. Por ejemplo, dice Meena, nadie se pregunta cómo Alex LeBaron, el diputado del PRI por Chihuahua, ha declarado públicamente que su comunidad está armada y que sus armas son ilegales. Efectivamente, Alex admitió que los LeBaron asesinaron a un militar que entró en su territorio sin pedir permiso, y mientras todo Chihuahua sufre, a los Romney nadie los molesta. El aislamiento es total, según Meena, te educan creyendo que el profeta es tu dueño.
De esta familia se sabe sobre el secuestro del sobrino y el posterior asesinato de Benjamin y Luis en 2009. Pero muy poco se habla de cómo basados en su religión se autorregulan, violan las leyes mexicanas y las mujeres viven en condiciones inaceptables. Se dice que los hermanos LeBaron luchaban contra las armas y la violencia, sin embargo practican la autodefensa con rifles de asalto.
Cuando fue juzgado por poligamia el mormón Roger Clawson dijo al jurado “lamento que las leyes del hombre entren en conflicto con las leyes de Dios, pero siempre que exista este conflicto yo me someteré a las leyes divinas”. Gobernación asegura que las leyes no pueden intervenir con creencias religiosas pero sí con prácticas criminales justificadas por la fe. Los testimonios de estas mujeres demuestran que el problema con los grupos polígamos fundamentalistas mormones es que están convencidos de que su religión y su poder económico les permiten vivir al margen de la ley.
@Lydiacachosi
Periodista

En el diario ‘El Universal’, la periodista escribe sobre la polémica desatada por La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, al conocerse casos de poligamia y presuntos abusos sexuales en su interior.
Polígamos en nombre de Dios
Lydia Cacho/ El Universal
18 de febrero


América Central es tierra fecunda para la trata de personas

Una mujer mayor pide limosna en una calle de San Salvador. Los grupos criminales de trata se aprovechan de personas muy vulnerables, como los indigentes, para obligarlos a mendigar para personas o redes. Pero en América Central, 80 por ciento de las víctimas son mujeres y niñas, con fines de explotación sexual. Crédito: Edgardo Ayala/IPS
Por Edgardo Ayala
SAN SALVADOR, 6 nov 2019 (IPS) - 

 La empobrecida América Central,  con fuerte presencia de pandillas, gran expulsora y tránsito de migrantes irregulares hacia Estados Unidos, es una zona donde ha echado raíces la trata de personas, el tercer delito  más lucrativo en el mundo.
Esas características han permitido que el fenómeno de la trata en la región, sobre todo en Guatemala, Honduras y El Salvador esté presente desde hace décadas, y cada vez más exige un esfuerzo conjunto de los Estados, para desbaratar policialmente las bandas criminales dedicadas a la trata y también para ofrecer programas de apoyo a las víctimas.
El fenómeno “ha tenido mayor visibilización en los últimos años, pero no se ha avanzado mucho en la parte de atención más directa a las víctimas”, dijo a IPS la religiosa católica Carmela Jibaja, de la Red Ramá contra la Trata de Personas.
“Sabemos que en El Salvador, Honduras y Guatemala son países de mucho tránsito de personas que viajan de forma irregular y eso los pone en riesgo de ser víctimas de trata”: Carlos Morán.
Esa organización civil centroamericana integra la Red Internacional contra la Trata de Personas Talita Kum, con sede en Roma, que aglutina a 58 agrupaciones de organizaciones contra ese delito en todo el mundo.
Jibaja señaló que, “el mayor problema (de trata) se da en las fronteras, porque El Salvador es país de expulsión de migrantes”, así como en centros turísticos. La modalidad más reconocida en la región es la explotación sexual y tiene como víctimas a mujeres.
En ello concuerda Carlos Morán, oficial de seguridad de la Interpol y miembro de la Unidad de Cibercrimen de la policía de Honduras.
“Sabemos que en El Salvador, Honduras y Guatemala son países de mucho tránsito de personas que viajan de forma irregular y eso los pone en riesgo de ser víctimas de trata”, dijo Morán a IPS durante su participación  en un foro regional sobre el problema, que ha acogido San Salvador desde el lunes 4 y hasta el 8 de noviembre.
El “Seminario regional sobre técnicas de investigación y protección de víctimas de trata de personas” ha reunido a funcionarios de los Ministerios Públicos (fiscalías), agentes policiales, peradores de justicia y otros actores clave y expertos de Guatemala, El Salvador y Honduras,  los países que conforman el llamado Triángulo Norte Centroamericano.
El objetivo es el de fortalecer las capacidades y las buenas prácticas en la investigación del delito de la trata, en especial cuando el delito tiene carácter transnacional.
Fiscales, agentes policiales, funcionarios, especialistas y representantes de organizaciones sociales de América Central participan entre el 4 y 8 de noviembre en un seminario especial sobre la trata de personas con el fin de identificar y coordinar esfuerzos conjuntos contra un crimen vergonzoso. Crédito: Edgardo Ayala/IPS Morán y otros participantes en el encuentro declinaron hablar de cifras sobre el alcance del delito en la región centroamericana, por la ausencia de datos confiables consolidados.
Fiscales, agentes policiales, funcionarios, especialistas y representantes de organizaciones sociales de América Central participan entre el 4 y 8 de noviembre en un seminario especial sobre la trata de personas con el fin de identificar y coordinar esfuerzos conjuntos contra un crimen vergonzoso. Crédito: Edgardo Ayala/IPS
Sociedad civil en apoyo a víctimas
En los países del Triángulo Norte existen  esfuerzos gubernamentales por desarrollar programas de atención a las víctimas, pero resultan insuficientes y las organizaciones de la sociedad civil han debido asumir ese reto.
“El problema es grave, porque nos enfrentamos a redes con mucha capacidad económica y política, y no se protege a la víctima”, ni hay muchos programas de reinserción, explicó a IPS la directora ejecutiva de la Asociación para la Autodeterminación de las Mujeres Salvadoreñas (AS Mujeres), Mirna Argueta.
Víctimas dentro del país o región

En su Informe Global sobre la Trata 2018, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) enfatiza que "al contrario de la percepción general de que la trata de personas implica un tránsito internacional, una característica del fenómeno es que suele afectar mayoritariamente a las víctimas en sus propios países o regiones de origen”.
Precisa que América Latina refleja la tendencia global. “En Centroamérica y el Caribe, 75 por ciento de las víctimas es identificado en su propio país o en la misma subregión. En Suramérica, esta cifra asciende incluso a 93 por ciento”.
La ONUDD, también conocida como UNODC, su sigla en inglés, puntualiza que la trata y tráfico de personas son delitos diferentes. En el primero, la víctima es involuntaria e incluye la captación, traslado (dentro o fuera del país) o recepción de personas bajo coacción, engaño o uso de la fuerza, para su explotación laboral o sexual.
El tráfico ilícito cuenta con el consentimiento de las víctimas, es siempre transnacional y consiste en el traslado ilegal de personas de un país a otro, en general en condiciones degradantes y peligrosas, a cambio de un beneficio financiero. Pero acaba al llegar la víctima al destino, sin explotación persistente posterior.
Esa organización trabaja desde 1996 con víctimas de trata, ofreciendo apoyo sicológico y médico, y es además una aliada importante de la Fiscalía General de la República en la labor de protección de víctimas.
AS Mujeres colabora con la policía y los fiscales cuando se necesita trasladar a víctimas de un lugar a otro, de la manera más sigilosa posible, sobre todo cuando los casos judiciales contra redes del crimen organizado aún están en proceso.
En el pasado también ha ofrecido albergue a mujeres que han sufrido ese delito, pero ahora eso lo hace la fiscalía, aseguró Argueta, quien además es coordinadora en El Salvador del Observatorio Latinoamericana sobre Trata y Tráfico de Personas, que aglutina a 15 países.
El programa de atención de AS Mujeres incluye, además de la asistencia sicológica, la parte médica pero incorporando técnicas no tradicionales como el biomagnetismo, realizadas por una médica especializada en esa área, así como la revitalización corporal por medio de masajes y la aromaterapia.
“La experiencia nos ha demostrado que con la combinación de esas tres técnicas la recuperación es más efectiva, la atención es más integral”, acotó Argueta.
Añadió que desde que inició el programa, en 1996, han acogido en el programa a unas 600 mujeres víctimas de trata.
Actualmente ofrecen ese tipo de apoyo a cinco, a las que IPS no pudo tener acceso porque están bajo protección legal y la divulgación de sus nombres o proporcionar algún número de teléfono de ellas trae consecuencias penales.
Por esa misma razón la fiscalía del país también vetó el realizar entrevistas a víctimas bajo su protección.
AS Mujeres también impulsa la red de autocuidado.
“Cuando la víctima ha superado diferentes etapas, la integramos con otras mujeres y pueden compartir esa experiencia, para que sea menos dolorosa, y que la ayude a reinsertarse”, agregó Argueta.
Dijo que muchas creen que ya están “dañadas”, desvalorizadas, y “ellas mismas van a prostituirse”.
La duración del programa de ayuda puede durar de seis meses a dos años y medio, dependiendo de la complejidad de cada caso. Por ejemplo, hay mujeres con agudos problemas de depresión, ideas suicidas y delirios de persecución.
Según cifras de la oficina de las Naciones Unidas en Honduras, divulgadas en julio,  80 por ciento de las víctimas de trata de personas en América Central son mujeres y niñas.
En El Salvador, 90 por ciento de los casos se dan en la modalidad de explotación sexual, según cifras oficiales de la fiscalía suministradas durante el foro regional en  San Salvador.
Sin embargo, se han detectado los otros tipos de trata, como explotación laboral, mendicidad y otros.
En lo que va del año, la fiscalía ha reportado 800 víctimas, casos que aún siguen abiertos.
Mirna Argueta (I), directora ejecutiva de la Asociación para la Autodeterminación de Mujeres Salvadoreñas, y la religiosa católica Carmela Jibaja, de la centroamericana Red Ramá contra la Trata de Personas, dos activistas que trabajan para brindar atención a víctimas de trata, que en esta parte del mundo son en su mayoría mujeres. Crédito: Edgardo Ayala/IPS
Mirna Argueta (I), directora ejecutiva de la Asociación para la Autodeterminación de Mujeres Salvadoreñas, y la religiosa católica Carmela Jibaja, de la centroamericana Red Ramá contra la Trata de Personas, dos activistas que trabajan para brindar atención a víctimas de trata, que en esta parte del mundo son en su mayoría mujeres. Crédito: Edgardo Ayala/IPS
En Guatemala, en 2018 el Ministerio Público detectó 478 posibles víctimas de trata de personas, cuatro por ciento más que el año anterior. Las denuncias concretadas fueron 276, un incremento también de cuatro por ciento.
La niñez y adolescencia continúan en una situación de vulnerabilidad ante la trata, ya que fueron detectados 132 niñas, niños y adolescentes posibles víctimas de trata de personas, 28 por ciento del total, de los que se lograron rescatar 111.
La modalidad del delito contra esas víctimas fue la adopción irregular, explotación laboral, matrimonio forzoso o servil, mendicidad forzosa, explotación sexual y trabajo o servicios forzados. Pero el más invisibilizado, subraya la fiscalía, es el del reclutamiento de menores de edad para el crimen organizado.
Pandillas entran en la trata
Especialistas consultados por IPS destacan que muchos de los casos de trata son producto de una modalidad relativamente nueva, en la que intervienen las pandillas, responsables de la ola delictiva que viven los tres países del Triángulo del Norte.
Las pandillas han mutado a verdaderos grupos del crimen organizado, con tentáculos en el comercio ilícito de drogas, extorsión, sicariato (asesinato por encargo) y ahora trata de personas, entre otros.
En El Salvador, es común escuchar historias en barrios y pueblos controlados por las pandillas sobre jovencitas que son “pedidas” por algún líder de esas bandas para provecharse sexualmente de ellas, tanto él como otros miembros del clan, y que las familias aceptan entregársela porque saben que pueden ser asesinados de no hacerlo.
Pero no es solo eso. Los pandilleros obligan a sus víctimas a prestar servicios sexuales con fines lucrativos, lo que amplía el caso de trata.
Cifras oficiales del Consejo Nacional contra la Trata de Personas, que aglutina a todas las instancias de Estado para enfrentar el flagelo, señalaron que en 2018 hubo 46 víctimas confirmadas, 43 investigaciones policiales y 38 procesos judiciales.
De esos juicios, hubo cuatro condenas y dos absoluciones, el resto aún están en los tribunales del país, según el Informe de Labores 2018 del Consejo.
El documento también reportó que, como parte de la atención a las víctimas, se las apoyó con programas de emprendimiento, así como medidas de reparación integral a familias de niñas y adolescentes del albergue especializado.
Se coordinó además acciones de equipos de respuesta inmediata, para la atención a víctimas, nacionales y extranjeras.
El Salvador es parte de La Coalición Regional contra la Trata de Personas y el Tráfico Ilícito de Migrantes, junto a Belice, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá y República Dominicana.
En Honduras también se ha dado ese tipo de apoyos para la reinserción productiva, entregando capital semilla para que se monten pequeños negocios de bisutería, entre otros, contó Morán, el oficial de la Interpol.
En ese país, al menos 337 personas han sido rescatadas entre 2018 y lo que va de 2019, de ellas 13 fueron localizadas en Belice y Guatemala, según un informe de la Comisión Interinstitucional Contra la Explotación Sexual Comercial y Trata de personas en el país.
Edición: Estrella Gutiérrez

Inocencia interrumpida: la triste realidad de los matrimonios forzados en Veracruz



//Por: Ana Alicia Osorio//
//Imágenes: Iván Sánchez//
“Yo lloraba”, dice Juana una y otra vez al recordar el día de su boda. Una boda que sus papás y la familia de su ahora esposo arreglaron cuando ella apenas tenía 12 años, sin tomar en cuenta su opinión y a cambio de un cochino.
Su papá le advirtió que no podía oponerse, pese a que su futuro marido era un completo extraño para ella: solo lo había visto una vez en su vida.
Desde entonces ella vive en un matrimonio forzado, como más de 523 mil mujeres en México según estima el Instituto Nacional de Geografía y Estadística, aunque las cifras varían entre distintas instituciones, en un reflejo de lo complejo que es medir este fenómeno.
El matrimonio forzado que vive Juana, a quien se le cambió el nombre para proteger su identidad, tiene una pena de entre 4 y 10 años de prisión y es considerado una forma de trata de personas según la Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en Materia de Trata de Personas.
Pero ella no lo sabe, como muchas de las mujeres que viven una situación similar. 
Por eso Juana, que ahora tiene 33 años, aún vive con su marido. Ya han pasado más de 20 años desde que su ahora esposo llegó a la comunidad popoluca de la Sierra de Soteapan, al sur del estado de Veracruz, a pedirla en matrimonio.
Juana no hablaba español, su esposo no hablaba popoluca. Pero eso no le importó a las familias, quienes consideraron que debía seguirse la tradición de la forma en que se pactan las bodas en su comunidad, y planearon una fiesta de tres días tras acordar que el novio debía entregar un cochino a la familia de ella. Así se hizo.
“Yo lloraba, le digo (decía) yo no quiero ir allá (a la casa que compartiría con su esposo), es que allá no tengo familia, allá con quién voy a platicar y yo que no sé hablar en español  (…) dice mi papá aquí mando yo, aquí las chamacas no escogen su novio, aquí ir cuando el chamaco ya llegó y tú ir”, cuenta Juana sentada afuera de la casa de madera que comparte con sus esposo y parte de sus siete hijos, en un español aún confuso. 

La directora General del Instituto Veracruzano de Asuntos Indígenas (IVAIS), Xóchitl Molina González, aseguró que los matrimonios arreglados por los padres y madres a cambio de la entrega de una dote, ya sea en recursos o en especies, existen en varias comunidades indígenas del estado de Veracruz. 
Sostuvo que una de las problemáticas que enfrentan es que las personas no lo identifican como un delito ni como algo que no debiera suceder, debido a la educación machista que aún persiste.

Matrimonios sin registro

El primer día de la boda de Juana, la familia de su ahora esposo llegó con una caja de refrescos y una de cerveza para brindar. Así marca la tradición en su pueblo.
El segundo los invitados comieron y rieron. El tercero sentaron a los dos novios en medio del patio, donde las personas mayores les dieron consejos para su matrimonio y después caminaron con ellos hacia donde vivirían.
La boda de Juana, según la costumbre en la región, no pasó por el Registro Civil ni está legalizada ante ninguna institución; es decir, ella vive en concubinato. 
Ivonne Piedras, directora de organización y campañas de Save The Children México, afirmó que la  mayor parte de las uniones donde hay menores de edad involucradas son informales; sin embargo esa problemática no ha sido atendida. 

En Veracruz y en todo México el matrimonio antes de los dieciocho años está prohibido desde el año 2018; pero el Fondo de Población de Naciones Unidas en su programa sobre matrimonio infantil advirtió que la prohibición legal es insuficiente para desaparecer estas prácticas, por lo que es necesario implementar otras medidas, especialmente para aquellos casos donde los padres ven el casamiento de sus hijas como una fuente de ingresos.

Además, señala que son necesarias acciones para casos como el de Juana, donde ya hubo una unión.

Falta de detección

A unos cuantos metros de la casa de Juana, Martín observa pasar a las jóvenes que salen de la secundaria y caminan por la calle principal del pueblo.
Allí, lamenta que no todas sigan la tradición popoluca y que conozcan a sus novios por redes sociales antes de que el “embajador” llegue a preguntar por su estado civil.
Recuerda hace 19 años cuando vio a su ahora esposa cerca de la cancha de futbol y ella le sonrió.
Aunque nunca habían hablado, decidió que quería casarse con la  joven de 15 años, contactó a su familia y envió a una persona mayor (conocida como embajador) a preguntarle a los papás de ella si tenía compromiso. Así se cerró el trato y ahora están casados.
Mientras ve a su esposa y a su nuera, con un vestido satinado y de colores brillantes tradicional de la zona, cuenta que la historia de su hijo es muy similar, aunque él lleva solo dos años casado.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos, en su informe Prevención del Matrimonio Temprano de Niñas, Niños y Adolescentes, señala que la práctica cultural de los “arreglos” nupciales de menores de edad violenta sus derechos, pero es muy común principalmente en casos de niñas y adolescentes indígenas. 
Martín no lo percibe así.
Aunque las estimaciones son altas, la Fiscalía General del Estado de Veracruz y el Instituto Veracruzano de las Mujeres no han identificado  en los últimos cinco años a ninguna mujer que haya sido víctima de este tipo de matrimonios forzados, que por ley son considerados trata de personas, según las respuestas a las solicitudes de información enviadas por este medio.
Sin embargo, a pesar de que estas instituciones no lo tengan registrado y no hayan tomado acciones, el Gobierno del Estado sí identificó un caso durante este año. 
La directora General del Instituto Veracruzano de Asuntos Indígenas (IVAIS) señaló que el caso ocurrió en la zona norte del estado de Veracruz , donde una joven que acababa de cumplir los 18 años llegó a pedir ayuda. 
“Una niña, una joven, fue entregada, sufrió mucho maltrato. Tuvo un hijo y cuando es así por dote pues la tienen como mandadera, a las órdenes de la persona. La jovencita ya tuvo la mayoría de edad y acudió con nosotros, pero tenía un bebé de cuatro meses, entonces ella huye, nosotros la refugiamos”, contó.
Explicó que lograron separarla del esposo y que se fuera con otros familiares. Su caso no está registrado por las dependencias que debieron ayudarla.
Mónica Salazar, directora de la ONG especializada en trata Dignificando el Trabajo (DITRAC), sostuvo que es necesario capacitar a las autoridades para que conozcan cómo actuar y detectar matrimonios forzados y trata de personas.
“Muchos de los casos de violencia que están en México contabilizados como casos de violencia contra las mujeres partirían de una situación de matrimonio forzado”, sentenció.

Sin estudios ni dinero 

Soteapan es un municipio enclavado en la sierra donde el 89.3 por ciento de las personas viven en pobreza, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Socia (Coneval). Desde allí es donde Juana cuenta su historia.
“Mi papá no me dio estudio. Mi papá dijo que a las niñas no les voy a dar estudio porque luego nada más encuentran macho allá en la escuela“, contó Juana sobre por qué no pudo terminar la primaria. 

Si su papá no le permitió estudiar, menos pudo hacerlo después de estar casada. Sobre todo porque a los 15 años ya se había convertido en madre.
Ahora Juana tiene siete hijos (y tuvo otro que murió) y narra entre risas que el número podría aumentar porque aún no se ha operado para evitarlo.
Se dedica al hogar, a mantener limpia la ropa y cocer el maíz, tal y como le recomendaron el día de su boda.
La directora de organización y campañas de Save The Children señaló que algunas de las consecuencias que dejan los matrimonios infantiles son justamente que las mujeres abandonan la escuela, tienen hijos muy jóvenes y viven en condiciones de pobreza.
“Las profundas desigualdades de género siguen haciendo que la sociedad vea normal que una adolescente esté unida o casada y todo el tiempo en el proceso de crecimiento nos están recordando que el mejor papel que podemos desempeñar como mujeres es ser madre o esposa”, afirmó.
La Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) establece que los gobiernos de los países deben asegurar que las mujeres tengan derecho de elegir libremente a sus cónyuges así como los mismos derechos y responsabilidades en el matrimonio; pero además pide que se tomen medidas especiales para evitar el matrimonio de menores de edad.
México no es un caso aislado. A nivel mundial, los matrimonios forzados también son un fenómeno que preocupa. Según un informe elaborado por la Oficina Internacional del Trabajo y la ONG Walk Free Fundation 15.4 millones de personas en el mundo viven en un matrimonio forzoso, de las cuales 88 por ciento son mujeres y 37 por ciento se casaron antes de los 18 años. 
¿La salida? 
Según la Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en Materia de Trata de Personas, Juana y todas las otras víctimas de estos delitos debieran tener alojamiento, atención médica y acceso a la educación, entre muchos otros derechos.
Sin embargo, Juana no piensa en pedir ayuda o en salir de allí, pues para ella ha sido cotidiano los matrimonios como el suyo. Así vio casarse a sus hermanas y primas y así fue como ella negoció el matrimonio de su hijo mayor a cambio de un toro. 
Además, según contó, considera haber tenido suerte, pues ella no es parte de las estadísticas de violencia física como lo son muchas de sus conocidas.
“Gracias a Dios que nunca me golpean como a las otras señoras que dicen que les pegan, les maltratan. Yo no, no somos casados por el civil, estoy en unión libre pero no tenemos problemas, nunca peleamos y nunca nos agarramos a golpes”, narró sonriente.
*Este reportaje fue realizado con apoyo de la Fundación Thomson Reuters.

La NOM-035: maltrato y estrés laboral


En México se hacen buenas leyes, el problema es que no se cumplen ni se crean las condiciones para que puedan cumplirse. Un ejemplo es la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, que no ha ido acompañada de una mejor administración de la justicia. Las dificultades no provienen de las normas en sí sino de su aplicación y de las condiciones estructurales o circunstanciales que obstaculizan el cambio que se busca con ellas. En el caso de la NOM-STPS- 035, que pretende garantizar un espacio de trabajo favorable al desarrollo del personal de todos los centros de trabajo, los objetivos son encomiables pero el reto es enorme.
Conocida como “ley anti estrés”, esta norma corre el riesgo de ser una ley más que no se cumple o se cumple a medias, entre otras razones porque el espacio laboral no es una burbuja ajena a la realidad social y está atravesado por sesgos y tensiones añejas. Señalados, prohibidos en la ley laboral, pero a menudo minimizados, el acoso laboral y sexual son dos de las fuentes principales de estrés que deberían ya haberse encarado con medidas efectivas y que ahora deberán prevenirse y sancionarse. Para cumplir con la norma, sin embargo, las empresas tendrán que adoptar una visión integral que no se reduzca a adoptar un lenguaje incluyente o a emitir normas de convivencia; tendrán que modificar las condiciones que favorecen el maltrato, los abusos de poder y la visión del personal como subordinados sin más función en la vida que trabajar.
Uno de los primeros problemas que hay que reconocer es la extensión excesiva y a menudo arbitraria de la jornada laboral que suele impedir el equilibrio entre la vida personal y la vida laboral y no sólo para quienes tienen hijos. No es raro oír quejas de personas solteras a quienes se exige que dediquen su día al trabajo porque “no tienen familia”. La carga laboral excesiva perjudica sobre todo el desempeño y la salud de las mujeres con pareja e hijos, de quienes se sigue esperando que acepten la doble o jornada dada la falta de seguridad social adecuada y la desigualdad que aún caracteriza las relaciones de pareja y familia. Sin embargo, las jornadas de 10 o 14 horas, que no son infrecuentes en oficinas públicas y empresas privadas, suponen un riesgo para la salud física y mental de todos.  Habrá que preguntarse si, como en el sexenio de Ernesto Zedillo cuando se reguló la jornada laboral conforme a la ley para ahorrar energía, el gobierno federal pondrá el ejemplo y evitará que en las secretarías, por ejemplo, se sepa a qué hora se entra pero no a qué hora se sale.
El acoso laboral es sin duda un reto que las empresas y oficinas públicas tienen la obligación de eliminar para crear un ambiente propicio al desarrollo de todos. Para ello, quienes las dirigen tendrán que hacerse corresponsables de crear un ambiente incluyente y libre maltrato. En la comunidad europea esta corresponsabilidad existe desde hace décadas; la comparten empresas y sindicatos que deben respaldar y proteger a quienes denuncien acoso laboral o sexual y tomar medidas para evitarlo. Esto no implica que no existan casos graves de acoso, incluso sistemático, como cuando en Francia la compañía Orange recurrió al maltrato para forzar renuncias y evitar despidos. Lo que supone esta corresponsabilidad es el reconocimiento de que es de interés común evitar conductas y prácticas que afectan, a veces gravemente, la salud del personal, que perpetúan la discriminación y la exclusión y reducen la productividad por días de trabajo perdidos o disminución de personal creativo y diverso.
Las razones económicas para prevenir y sancionar el maltrato laboral pueden usarse como incentivo para tomar medidas efectivas contra este, pero en el contexto actual no hay que minimizar la contribución que el sector privado puede hacer a la sociedad si mejora las condiciones de su personal y toma en cuenta que la pérdida de tiempo en el transporte, la violencia en las calles y casas y la incertidumbre económica del país son ya fuentes de tensión y agobio para millones de personas. CIMACFoto: César Martínez López
Ciudad de México.- 

Ellas y la guerra

Pie de Página
Celia Guerrero

Es indignante mas no sorprendente lo poco que se habla de las mujeres en el contexto de la “guerra contra las drogas”. Pese a que son las desechables para uno u otro bando, el eterno botín de guerra, también son las que mejor se articulan en contra de la guerra
Twitter: @celiawarrior
Ya que los recientes golpes de realidad en México han obligado a algunos a reconocer [aunque sea momentáneamente] que es la población civil quien sufre el mayor embate de un conflicto entre fuerzas armadas legales e ilegales; parece ser un buen momento para recordar cómo esa mal llamada “guerra contra las drogas” ha atravesado la vida de las mujeres de manera particular y ha repercutido en el actuar político de algunas.
No está de más decir que la experiencia de la guerra para las mujeres puede ser muy distinta a la de los hombres [muchos, estoy segura, ni siquiera calculan cuánto]. Para ellas el peligro de esa guerra no solo se da allá afuera, donde los hombres matan y mueren por el control de un territorio en disputa; sino que ellos —como quien trae mierda en la suela del zapato y la va regando por donde camina— llevan consigo esa potencia violenta que se retroalimenta con otra: la feminicida.
Para una mujer, nosotras lo sabemos bien, el primer territorio a defender es nuestro propio cuerpo. Luego, en la defensa de ese primer territorio estamos solas. Y en un contexto donde se añade la violencia de una guerra armada, aún más. Porque o es el compañero/vecino/amigo/novio que cree que cada cuerpo de mujer existe para su disfrute; o son los gobiernos que criminalizan a las mujeres que osan decidir que no quieren parir; o son las fuerzas armadas legales o ilegales quienes usan esos cuerpos como un botín de guerra, los violan y los transgreden independientemente del bando al que pertenezcan; porque es sobre ellos —nuevamente, sobre ese primer territorio— donde han plantado su bandera de dominio desde hace tiempo.
Las feministas materialistas francesas teorizaron sobre la histórica apropiación física y espiritual de las mujeres por parte de los varones, considerando el sexo como un fenómeno de clase en el que las mujeres son la clase apropiada. Y analizaron, por ejemplo, el modo de producción doméstico como la base del sistema patriarcal que coexiste con el capitalista [hay que conocer “El principal enemigo” (1985) de Christine Delphy]. Una vez que pensamos en esa lógica de apropiación que prevalece, podemos comprender que en un conflicto armado las mujeres libran varias violencias: la primera, la que enfrentan todos, y la segunda, la que siempre está ahí en contra de ellas, la feminicida.
Ya sé que ese vato que siempre exige a las mujeres más evidencia que la experiencia personal y colectiva no me va a creer. Por eso voy a citar un análisis cuantitativo de la violencia desatada en 2006 en México, de los pocos enfocados en distinguir el incremento de homicidios de hombres y el de homicidios de mujeres.
El análisis lo publicó la organización Equis Justicia en diciembre del año pasado, y no solo mostró que las tasas de asesinatos de hombres y de mujeres incrementaron a la par, a partir de 2007, cuando se intensificó la guerra, sino que el aumento se debió a un patrón: los asesinatos en el espacio público con armas de fuego.
Pero pasa que en el caso de los asesinatos de mujeres, desde 1997 y durante más de una década, la mayoría sucedía en sus casas y no en el espacio público. Y a partir de 2009 esa tendencia se revirtió. Eso no quiere decir de ninguna manera que disminuyeron los homicidios de mujeres en sus viviendas, sino que a partir del conflicto armado las matan más en el espacio público y más con armas de fuego.
Esos datos son reveladores no solo porque ayudan a distinguir las violencias, sino para decir más claro: en el caso de las mujeres, las violencias se acumulan. De ahí la importancia de distinguir la experiencia de la guerra y considerar que la lógica de apropiación de los cuerpos de las mujeres, exacerbada por la guerra, alimenta la ya de por sí continua violencia feminicida.
Resulta indignante mas no sorprendente lo poco que se habla de las mujeres en el contexto de la “guerra contra las drogas”. Ya sabemos que el protagonismo no es de ellas, no por lo menos cuando se trata de empuñar el arma y lanzar la estrategia de ataque.
Los papeles que ellas desempeñan son “menos sexys”. Imagínense, pese a que son las desechables para uno u otro bando, el eterno botín de guerra, también son las que mejor se articulan en contra de la guerra. Ellas saben que la militarización o una nueva policía no resolverán la violencia porque —todas sabemos— ellos no te cuidan, te violan. Ellas sostienen la vida de las comunidades mientras otros imponen la muerte. Ellas, las que actúan cuando nadie lo hace, como las buscadoras. Ellas, las que convocan a seguir pensado estrategias para que ellos dejen de matarnos, como las zapatistas. Ellas, las que crean redes de protección y autodefensa, como algunas feministas… Tal vez todos tendríamos que aprender más de ellas.

“No había denuncias previas”


Machismo & Manipulación
https://miguelorenteautopsia.wordpress.com
Sobre estrategias de comunicación manipulativas por parte del machismo.
No termino de entender por qué se recurre al dato sobresi había o no denuncias previas en el momento de informar sobre el homicidio de una mujer por violencia de género. 
Se imaginan que al dar la noticia de alguien que ha fallecido por infarto de miocardio dijeran que nunca había acudido a urgencias o al hospital, o que al informar sobre alguien que acaba de morir en un accidente de tráfico comentaran que no había llevado el coche a la ITV… no se entendería que esa primera información viniera acompañada de detalles que generan dudas sobre el sentido de lo ocurrido. 
En cambio, en violencia de género el dato sobre las denuncias previas ante los asesinatos es habitual, tal y como hemos comprobado, una vez más, en las informaciones sobre los últimos casos de Vic y Granada.
Sin duda es un elemento importante a la hora de analizar las circunstancias del crimen, pero comentarlo justo en el instante en que se da la noticia del asesinato genera confusión sobre dos tipos de ideas: 
La primera es poner una cierta responsabilidad en la víctima por no haber denunciado la violencia que ha terminado por matarla.
La segunda se mueve en sentido contrario, y transmite la imagen que niega que haya una violencia previa en la pareja, como si todo hubiera sido consecuencia de una situación puntual e inesperada. Es lo que se refleja en frases como, “tras una fuerte discusión”, “en el seno de un conflicto familiar”… que tanto se utilizan para contextualizar los homicidios de las mujeres.
En cualquier caso, recibir esa información sobre la ausencia de denuncias previas junto a la notica del asesinato de una mujer, genera distorsión sobre lo ocurrido y confusión sobre la realidad de este tipo de violencia, al situar el significado de lo sucedido alrededor de lo que la víctima ha hecho o ha dejado de hacer, en lugar de hacerlo sobre lo que el hombre que la ha asesinado acaba de llevar a cabo. 
Con independencia de desviar la conciencia crítica sobre la esencia de una violencia construida desde dentro de las referencias culturales, materializada por los hombres bajo la normalidad, y llevada hasta el homicidio desde una posición moral que no acepta que la mujer se revele a sus imposiciones y dominio, lo que también se produce con ese tipo de planteamientos es el refuerzo de los mitos que existen para explicar porqué las mujeres son asesinadas por sus parejas. 
Y entre esos mitos la idea de que el hombre “pierde el control” por estar bajo los efectos del alcohol, las drogas o algún trastorno mental, es uno de los argumentos más potentes y directos, que se ve confirmado con comentarios informativos de ese tipo. Si la violencia contra las mujeres no hubiera contado en su resultado con las mismas justificaciones que la cultura machista sitúa en su origen, habría sido imposible que una historia y una convivencia caracterizada por su realidad objetiva, hubiera podido superar los plazos del tiempo sin rechazarla. 
En algún momento, antes o después, el conocimiento sobre su significado y circunstancias habría levantado la crítica y conducido a su erradicación, al igual que ocurre ahora cuando la sociedad ha adquirido conciencia crítica gracias al feminismo. No es casualidad que desde la posiciones más conservadoras y los partidos de ultraderecha con la connivencia de la derecha, se intente ocultar ese significado de la violencia de género, porque al hacerlo se defiende el modelo de sociedad levantado sobre la desigualdad, y con los hombres y lo masculino como jueces y parte. 
Cuando una mujer es asesinada por violencia de género, la información debe centrarse en lo terrible que supone que ese asesinato se haya cometido en un contexto social que a pesar de los 60 homicidios de media que se comenten cada año, niega el significado de la violencia de género, minimiza su dimensión, cuestiona a la víctima y duda de su palabra, contextualiza las agresiones y homicidios sobre determinadas circunstancias, y llega a justificar a los agresores al quitarle responsabilidad bajo la idea de que han actuado bajo los efectos del alcohol, las drogas o algún trastorno psicológico. 
Por eso resulta clave hablar del hombre que asesina y de la sociedad que trata de apartar la mirada de la realidad de la violencia que sufren las mujeres, sin dudar para ello en utilizar la política, algunas informaciones y las redes sociales contra las medidas y políticas destinadas a erradicarla. 
Para esa parte de la sociedad lo importante es continuar con las referencias que presentan al machismo como normalidad, y a la desigualdad con lo masculino en la cúspide como orden natural. 
Por eso, como ya no pueden ocultar ni negar la violencia que sufren las mujeres, intentan mezclarla con otras violencias al llamarla “violencia intrafamiliar”. Ya se sabe que “quien hace la ley hace la trampa”.
El machismo hizo la “ley del más fuerte” y luego “la trampa de la violencia de género” para mantener su modelo y privilegios. No podemos caer en sus engaños. 

La revuelta de las putas


Mujeres entrelazadas

Amelia Tiganus – Feminicidio.net 
¡Buenas tardes a todas!
Pamplona es y será siempre un sitio muy especial para mí. Hace un año y medio que rompí el silencio y fue en esta ciudad. Ese día estaba acompañada y arropada por grandes mujeres. Y así es como me he sentido durante este tiempo transcurrido. ¡Gracias! Todo es mucho más fácil con vosotras de la mano.
1- A mis hermanas
Queridas hermanas putas, me dirijo a vosotras y les hablo porque no quiero y no debo hablar por todas vosotras. Ninguna puta debería hablar por todas. Hay mucha gente que proclama a los cuatro vientos que habléis y decidáis cosas. Demasiada injusta carga para algo que nos afecta no sólo a las putas sino a todas las mujeres. Lo que debéis saber es que vuestra historia personal es parte de un gran entramado que arroja a la prostitución a miles, millones de mujeres y niñas. Y entonces se trata de un problema social de difícil solución y que se ha profundizado con el neoliberalismo.
Me gustaría decirles que algo de mí se ha quedado con vosotras para siempre y ese lazo que nos une, espero que pueda fortalecerse.
Este relato no sería posible si no me sintiera unida a vosotras. Y si puedo hablar y ponerle palabras al horror, a la violencia y la deshumanización, es porque vosotras me acompañáis en la memoria. 
La memoria puede ser una herida abierta que se cicatriza con el amor de la reparación.
Este relato es reparador para mí y un puente que tiendo para –ojalá- encontrar y ayudar a otras mujeres como yo y que juntas podamos construir un relato coral, el de la liberación y la reparación colectiva de nosotras, porque como bien sostiene la querida Sonia Sánchez:
Ninguna mujer nace para puta.
Me pregunto muchas veces si me alejaba de vosotras haber podido salir de la prostitución y liberarme de esa esclavitud. Sólo se que simplemente tuve mucha suerte. La suerte me la dio la posibilidad de pensar y analizar mi vida en un contexto diferente. Tuve suerte de poder adquirir herramientas para poner palabras a lo vivido y reflexionar sobre ello. Tuve suerte de tener un entorno favorable que con mucha paciencia y tacto, me ha dejado el espacio para reencontrarme conmigo misma. Pero esto no debería ser una cuestión de suerte. Los derechos humanos no deberían ser como la lotería. 
Estamos luchando para que esta vulneración constante de derechos de las mujeres deje de existir.
Soy una privilegiada por muchas razones pero principalmente por poder pensar. Pensar me parece un acto de rebeldía. Algo tan humano como ello me fue arrebatado -como a muchas mujeres- a través de la  violencia simbólica, la violencia psicológica, la violencia física, la  violencia económica, la violencia sexual, la violencia institucional, la violencia sociocultural... Las putas somos atravesadas por todas las violencias. Pude despertar de aquella sensación de estar muerta en vida el día que descubrí que mi historia no era algo personal sino la historia de muchas mujeres; al historia de mujeres que el patriarcado pone a disposición de los hombres de manera pública. Y empecé a pensar, a indagar, a encontrar respuestas, a perder el miedo y la vergüenza y a sentirme en la obligación ética de actuar. Porque yo pude salir de ese campo de concentración que es la prostitución pero millones de mujeres siguen allí, sufriendo la pérdida de identidad, la tortura física y psicológica, el miedo, el desconocimiento, el silencio, la indiferencia, el olvido y el desamparo del Estado proxeneta y de la sociedad cómplice. 
2- El prostíbulo, mi campo de concentración
Queridas hermanas putas, recuerdo lo difícil que se me hacía pensar dentro del campo de concentración. Tener todos los sentidos puestos en sobrevivir no deja margen para pensar y cuando me recuerdo a mí misma teniendo que tomar decisiones, el miedo me invade y me paraliza igual que lo hacía entonces. Me estremece el recuerdo de nosotras en fila esperando nuestro turno para cobrar el dinero que nos tocaba después de 12 horas de lo que la industria del sexo llama “trabajo”. Nosotras en fila esperando el cambio de sábanas, nosotras en fila dirigiéndonos a la sala del bar, nosotras en fila hablándoles a los puteros, en fila esperando el turno para comer, nosotras en fila haciendo cola para entrar a un cuarto con un putero. Aún recuerdo el olor a ambientador (juraría que todos compraban la misma marca y la misma fragancia), el humo de nuestros cigarros, el alcohol, la cocaína, la música alta y esas canciones de amor que nos poníamos con monedas, las películas porno que ellos ponían con monedas, las luces rojas de neón... Recuerdo nuestras risas, llantos, peleas, nuestras pequeñas conversaciones y planes de futuro. Todas, absolutamente todas, soñábamos con salir de esa vida cuanto antes.
relojes rotos
¿Cómo fueron los cinco años dentro de los más de 40 prostíbulos en los que viví? Lo transmito con una imagen, un reloj sin agujas. La esclavitud es una vida sin sentido del tiempo. Sin voluntad para reconocerte a ti misma como persona. Cuando el proceso de deshumanización es constante, la disociación y el olvido son necesarios, es más, son un mecanismo muy poderoso de supervivencia dentro del campo.
Imaginen estar las 24 horas del día obligadas a ver películas porno, a no dormir cuando quieres, a no comer cuando quieres, a ser y a actuar en relación a lo que los puteros exigen, a vestir como ellos lo desean, a tener otro nombre, a dormir en la misma cama en la que durante horas los puteros han hecho posible que la repetición del acto sexual se transforme en una de las formas de torturas más brutales. Imaginen que el dinero que ganamos en supuesta libertad es usurpado por los proxenetas y que ese dinero beneficia a ayuntamientos, a Hacienda, al Estado proxeneta.
En el prostíbulo pierdes tu identidad y te conviertes en una mujer en serie: intercambiable y utilizable sin medida. 
El campo te aliena, te despersonaliza. El tiempo se detiene, la mente se separa, el alma se esfuma y tu cuerpo solo intenta sobrevivir.
Imaginen a todas las que no podrán hablar y contar este relato: las que morirán por enfermar gravemente a causa de las adicciones, los abusos y la tortura; las que serán asesinadas, las víctimas de feminicidio por prostitución son las grandes olvidadas de la violencia machista. Mujeres desechables, hermanas nuestras atravesadas por múltiples violencias durante su -por lo general- corta vida, son asesinadas con brutalidad y saña, sus cuerpos destrozados son encontrados con frecuencia en descampados, o en contenedores, o en bolsas de basura. A pesar de que se trata de crímenes machistas por antonomasia, no son reconocidos como tales, ni por las leyes, ni por la gente. En la base de datos de Feminicidio.net hemos documentado 37 feminicidios por prostitución, cometidos entre los años 2010 y 2016. Sin contar con las desaparecidas por trata. Si apenas importan las prostitutas asesinadas: ¿A quién le importa las putas desaparecidas?
El campo de concentración nos abduce, nos explota, nos extermina, nos desaparece o nos aniquila de a poco.
Primero descubrí con asombro que el prostíbulo estaba lleno de chicas de mi ciudad: Galati. Imaginen una ciudad entera de Rumanía de casi 300.000 habitantes en la que desde hace decenas de años se viola, se domestica y se vende a niñas y mujeres a proxenetas y puteros de España. 
Las caras de algunas mujeres me resultaban conocidas pero hacía tantos años que había perdido a mis amigas de la infancia… desde entonces nunca pude volver a hacer amistad con chicas de mi edad. Supuestamente porque ninguna quería ser amiga de una puta.
Eso tampoco cambió después en el campo de concentración. En la prostitución no hay amistades. Todas queremos salir cuanto antes de allí y no tenemos tiempo que perder. Además los mismos proxenetas y puteros siembran entre nosotras rivalidades. Ser la preferida del opresor da cierto privilegio sobre las demás. La preferida era la que más ganaba. Todas queríamos ser la preferida.
Pronto descubrí que esos trajes, esas sonrisas y ese supuesto glamour que se respiraba en el ambiente se quedaban en el pasillo antes de entrar a una habitación. Dentro de la habitación había una cama con una sábana de papel y un preservativo. Todo era muy frío y violento pero siempre pensaba “uno más para estar más cerca de mi sueño”.
Aprendí a actuar según querían. Algunos iban de buenos y me hacían preguntas, me contaban cosas, yo tenía que ser muy amable con ellos y sonreírles, escucharles y aprobarlos con cariño y admiración. Para mí esa situación era una de las más enloquecedoras. Ellos me obligaban a estar allí presente, no sólo en cuerpo sino también en mente. Aquello era una tortura para mí y sé que también para la gran mayoría de mujeres prostituidas. Mientras estaba con ese tipo de putero no podía contar el dinero que había ganado ese día y cuánto me quedaría a mí. Tampoco podía contar cuánto me faltaba para comprar esa casita con jardín. Tenía que estar allí, verle la cara, sentir sus sucias caricias y su aliento. Y abrazarle y acariciarle. Eso y sonreír. ¡Muy importante! La impotencia y la rabia que me producía eso no puedo describirlo en palabras. Babosos que querían mi cuerpo, mi alma, mi mente y todo mi ser por un miserable billete. Además pareciera que debía estarles agradecida porque ellos supuestamente me trataban bien. Solía acabar desquiciada diciéndoles que follaran de una vez y se largaran. Se ofendían muchísimo y pasaban de ser los novios más amorosos a llamarme puta asquerosa, mentirosa y estafadora de la manera más violenta. Eso me traía siempre mala fama y tuve que dejar de hacerlo así y tragar en silencio esos ataques de locura que me daban cada vez que estaba con un putero “majo”.
Luego estaban los que iban al grano. Ellos pagaban, penetraban y se iban. Por lo menos así podía evadirme y estar mentalmente allí donde quería estar. Para ese tipo de puteros las putas somos solo un cuerpo con orificios para penetrar. No hay deseo y poco les importa en lo que estamos pensando. Debemos hacer una performance igual que en las películas que vemos en esos televisores las 24 horas del día. Gemir, sonreír y hacer como que estamos participando. Con eso ya les parece satisfactorio. Después se van y nos quedamos con nuestro cuerpo violentado y dolorido. ¡Pero ya falta menos para cumplir el sueño!
También están los sádicos y misóginos. Las prácticas de tortura física y psíquica que llevan a cabo para sentir satisfacción son difíciles de narrar. Ser mordida, pellizcada, golpeada, insultada, vejada y reducida a nada. En cuanto más dolor, humillación y miedo te hacen pasar, más disfrutan. 
Al principio pensaba que podía identificarles antes de entrar al cuarto pero la experiencia me demostró lo contrario. Daba igual si el putero era político, juez, policía, fiscal, periodista, sindicalista, obrero, empresario, deportista, casado, soltero, joven o mayor. Nunca sabía con cuál de esos tres tipos de puteros me iba a encontrar una vez que se cerraba la puerta de la habitación.
Todos eran repulsivos.
carteles de prostíbulos
Asumamos que los puteros son explotadores, torturadores y hasta exterminadores. La vida de las putas es muy corta gracias a ellos. Y cuando morimos o nos asesinan, seguimos siendo las invisibles. La violencia sigue ahí después de que perdemos la vida.
En cualquiera de los casos, debía “ser lista y sacar el máximo dinero posible en el menor tiempo posible”. Me lo recordaba una y otra vez mi proxeneta. Añadiendo que yo era libre de hacer lo que quisiera pero mejor ser lista y actuar de forma inteligente. Manejar a los hombres, sacarles la pasta, tener el poder sobre ellos. Es curioso cómo este mismo discurso lo tienen los y las que dicen estar en contra de la trata pero defienden la prostitución en nombre de la transgresión y la liberación de las mujeres. Los mismos argumentos que han utilizado y utilizan los proxenetas y los tratantes para explotar sexualmente a miles, millones de mujeres en todo el mundo son los que utilizan algunas activistas que defienden la prostitución como un trabajo que empodera y libera.
Me escapé del proxeneta español que me compró porque pronto descubrí que se estaba aprovechando de mí y siempre me quitaba casi todo el dinero. Mis cálculos no salían después de pagar la deuda, la habitación, la manutención, el alcohol, la cocaína, la ropa, los cosméticos, las multas... todo estaba montado para quitarnos casi todo el dinero y lo poquito que nos quedada debíamos invertirlo en seguir siendo putas y cumplir con los mandatos que los puteros exigían.
Me escapé y decidí seguir persiguiendo mi sueño. Me quedé atrapada en el sistema prostitucional durante cinco años. La verdad es que en todos los sitios la situación era exactamente la misma. No tenía un proxeneta oficial pero seguía siendo explotada sexualmente por cada uno de los proxenetas dueños de prostíbulos, legalmente llamados “empresarios de ocio” y que integran una gran red mafiosa a lo largo y ancho del Estado español.
En ningún momento llegué a identificarme como víctima de trata. Primero, porque no sabía qué era la trata. Y segundo, porque tenía una idea equivocada de la trata que no iba conmigo. Hasta a mí me daban pena las mujeres engañadas, obligadas, encadenadas. 
Cada año que pasaba me era más difícil salir de allí. Me producía mucho dolor salir sin nada después de todo aquel sufrimiento así que me prometía a mí misma que iba a estar solo un año más. Y luego otro y otro. Fui capaz de decir “¡Basta!” y de no alargar más la agonía cuando asumí que me habían engañado y que jamás iba a conseguir mi sueño. Que iba a ser pobre y que no me llevaría nada material de esos cinco años de experiencia concentracionaria. 
Salí (y muchas otras salen) cuando ya no son lo bastante “nuevas” o lo bastante “disponibles las 24 horas”. La gente se suele extrañar cuando digo que nos dejan marchar en el momento en el que ya no aguantamos esa vida y cuando ya dejamos de creer que algo bueno va a pasar allí dentro. No debería extrañar que por una mujer que se retira en silencio absoluto y sin el menor apoyo y reparación, en su lugar hay tres nuevas disponibles. Las putas se fabrican a escala industrial porque la industria del sexo las necesita y esta invierte muchísimo dinero en hacer ver a las jóvenes mujeres que su mejor destino es ser putas. La historia se repite una y otra vez, sin parar.
3- Memorias de cómo se fabrica una puta
Desde mi lugar he utilizado el olvido como estrategia de resiliencia. Sin embargo, cada día estoy recordando más cosas y cada vez estoy más convencida de que si he llegado hasta aquí es porque mi mente privilegiada y muy sabía ha borrado u ocultado muchos episodios traumáticos de mi vida como estrategia para poder resistir y persistir.
Os cuento mi historia que algunas que están hoy aquí ya conocen.
Nacer en Rumanía en el año 1984 sin duda ha influido y mucho en mi experiencia vital.
fotos familiares de niñaSer hija de la transición y parte de una generación perdida entre lucha de poderes e intereses políticos no ha jugado a mi favor. Hija de obreros que bajo la dictadura han trabajado mucho para tener poco y en nombre de la democracia han trabajado más para tener menos aún. Nunca pasé hambre, ni frío, ni nada material me faltó. Pero emocionalmente sí pasé hambre, sed y frío. No era la única, ya que veía a mi alrededor que eso ocurría como norma. Había muy pocas excepciones. Las normas jerárquicas, patriarcales, los valores de la iglesia, de la familia tradicional, la ley del más fuerte, la violencia como método de educación, el silencio absoluto sobre cosas consideradas inmorales… La doble moral y la ignorancia de un pueblo que había sido domado y adiestrado para obedecer y muy pocas veces pensar.
Las putas no tenemos paz. Lo pude descubrir en mis carnes después de sufrir esa violación múltiple a los 13 años. Me convirtieron en puta sin importarles que yo en realidad quisiera ser médica o profesora. Abandoné los estudios por no soportar toda aquella situación y aquel dolor. Las violaciones y la persecución se volvieron sistemáticas y yo, en la soledad y el abandono más absoluto, encontré la (falsa) solución el día que dejé de resistirme y me resigné. Ellos me convirtieron en una puta y cuando lo consiguieron, los acosadores, los violadores y los que manejaban el lado oscuro de la ciudad cambiaron totalmente su actitud hacía mi: ¿por qué? Porque luego vendría mi entrada en el sistema prostitucional y lo que conocemos como “trata de mujeres con fines de explotación sexual”. Ya me habían doblegado con sus torturas y sus violaciones repetidas… después se dedicaron a repetirme las bondades que tenía la prostitución. Me convencieron de que mi mejor destino era empezar a ejercer la prostitución en España, me convencieron de que si era lista, en un par de años tendría la vida solucionada, poniéndome como ejemplo algunas pocas mujeres que había en la ciudad, que tenían casas, conducían coches lujosos, vestían ropa de marca y usaban perfumes caros.
Eso no ocurría de manera desinteresada ya que esas pocas “privilegiadas” les servían a los proxenetas como gancho para captar y convencer sin mucho esfuerzo a las demás. El privilegio de unas pocas era y es el yugo de todas las demás. Esa es una jugada maestra de los proxenetas. De esta forma se convierten también en salvadores y supremos protectores. 
Amelia Tiganus adolescente
Me vendieron por 300€ a un proxeneta español a los 17 años. Seis meses después cruzaba la frontera de España. Viajé durante tres días y tres noches en autobús. Fue un viaje muy duro y era la primera vez que viajaba. Recuerdo sentirme feliz y afortunada. Mis pensamientos, mis deseos, mis sueños, mi esperanza… dibujaban en mi rostro una sonrisa. Hacía mucho tiempo que no sentía algo parecido. Quizás nunca antes había vivido ese sentimiento de felicidad. En un par de años iba a ser libre y tendría el reconocimiento y la atención que tanto anhelaba. 
Me habían dicho que en España los hombres son muy educados, visten trajes elegantes e invitan a copas a las chicas, las cuales tendría que beber y ganaría una comisión; tenía que aprovechar cualquier oportunidad, ser lista, ganar mucha pasta y retirarme cuanto antes. De lo que pasa en la habitación nunca me hablaron. Se entendía que era mantener relaciones sexuales. Y punto. 
4- La revuelta de las putas
mujeres poderosasConfieso que me ha resultado muy duro hoy hablarles a mis hermanas putas. Sé muy bien cómo llegan a sentirse si los recuerdos y el pensamiento crítico se activa. La desesperación puede apoderarse de ellas al verse en un callejón sin salida. ¿Qué podemos hacer para que ese callejón tenga salida? ¿Qué podemos hacer para que mis hermanas putas tomen las riendas de su vida y emprendan el viaje de vuelta a su esencia libre e indomable? ¿Qué herramientas les podemos ofrecer para que se empoderen? Cuando estamos en el campo, las únicas herramientas que encontramos para empoderarnos son las que nos dan los mismos interesados en que esto continúe siendo así. Como sostenía Audre Lorde: “Las herramientas del amo nunca desmontarán la casa del amo”.
Es hora de que empiece la revuelta de las putas, las esclavas invisibles, y que el empoderamiento feminista sea sin duda una cuestión prioritaria para ellas. Necesitamos la sabiduría de las mujeres para conseguir nuestra liberación. Necesitamos vuestra apoyo, vuestra ayuda y vuestra sororidad para desmontar la casa del amo patriarcado.
Delante de nuestros ojos hay carreteras plagadas de prostíbulos, mujeres en la calle medio desnudas, pasando frío o calor, pisos donde las mujeres “nuevas, complacientes y disponibles las 24 horas” desfilan cada vez que entra un putero y decide hacer uso de su privilegio. Anuncios en prensa, en internet, flyers, tarjetas… 
¿Cómo lo podemos permitir?
mujer dando conferenciasMientras estamos aquí, en este congreso, allí fuera hay unas 800 mujeres sólo en Pamplona, en más de 19 prostíbulos, en la calle y en decenas de pisos. Mujeres como nosotras que merecen vivir una vida libre de violencia proxeneta y putera. 
¿Qué podemos hacer para acabar con la impunidad con la que los perpetuadores actúan y se desenvuelven ante la sociedad? Esos proxenetas que son amigos de políticos, periodistas, policías, jueces. Que son hombres vinculados al poder, que se enriquecen a costa de nuestros cuerpos, nuestras vidas y sostienen al que los sostiene, como lo que es, un sistema que se auto-reproduce en el Estado proxeneta. Esos puteros que pueden ser el panadero, el profesor, el vecino, el amigo, el esposo, el camarero, el hijo y el padre.
El patriarcado capitalista actual intenta convencernos de que la prostitución debe abordarse como un derecho. Como sostiene Sonia Sánchez, el trabajo sexual es la penetración de boca, vagina y ano. El campo de concentración te convierte en un agujero, ¿que más quiere el patriarcado más atroz que reducirnos a un hoyo? Y luego la industria del sexo convierte a ese hoyo en una mina de oro. 
cartel jornadas las mujeres objeto de comercio¿Podemos hablar de igualdad cuando hay 50.000 ó 60.000 esclavas sexuales en el Estado español? ¿O es que la igualdad es solo para las mujeres blancas y españolas? España tiene una larga tradición imperialista y colonial en su pasado y ese colonialismo continúa en la actualidad a través de la esclavitud de las mujeres pobres de otros países. Colonialismo sexual que les permite a los hombres de todas las clases sociales tener a su alcance a rumanas, paraguayas, dominicanas, brasileñas, nigerianas…
No nos engañemos, la aceptación de la esclavitud sexual de las mujeres y la prostitución tienen también que ver con el colonialismo, la raza y la clase.
El único camino que nos queda a las putas es la revuelta. Empoderarnos juntas para acabar con la esclavitud sexual y la trata. Pero solas no podemos. La revuelta necesita que los feminismos pongan esta cuestión en el centro y que se convierta en un problema social de primer orden.
Nos afecta a todas las mujeres. No nos dejen solas compañeras. Las invito a que se unan a la revuelta de las putas.
Muchas gracias. Buenas tardes.