12/05/2020

No sólo genios


Normalidad & Posmachismo

Fuentes: https://miguelorenteautopsia.wordpress.com/2020/11/30/no-solo-genios/


La estrategia de separar al Maradona jugador del Maradona hombre, es la misma que utiliza el machismo al separar al «hombre maltratador» del «hombre padre» cuando dice que «un maltratador no tiene por qué ser un mal padre».


Las críticas que desde el feminismo se han hecho sobre Diego Armando Maradona por los episodios que lo relacionan con la violencia de género y los contactos sexuales con chicas que podían ser menores de edad, han generado a su vez una reacción contra quienes cuestionan el recuerdo del jugador, sin pararse a ver cuál es la base de ese cuestionamiento del ídolo.

Los reproches hacia el reconocimiento a Maradona se dirigen al hombre que utilizó su posición para hacer uso de las conductas de poder que la sociedad otorga a los hombres, a todo aquel que lo decida, cada uno dentro de las circunstancias que definen su situación y, por tanto, con formas muy distintas de llevarlas a cabo, pero no son diferentes a lo que el modelo de sociedad androcéntrico facilita a los hombres desde la “normalidad”. Ninguna de las conductas criticadas a Maradona es exclusiva de él ni de la gente de alto status, son muchos los hombres que las llevan a cabo con independencia de su nivel económico o situación, aunque lo hagan en escenarios muy diferentes. Lo que hizo Maradona con los pies fue único, pero lo que hizo con las manos no.

Lo que se pone en cuestión es esa normalidad en la que se produce la violencia contra las mujeres, no la excepcionalidad de la grandeza del un hombre o jugador concreto ni su capacidad profesional.

Son muchos los hombres que han cometido delitos o han desarrollado actividades ilícitas desde posiciones de referencia y poder, nadie los ha cuestionado más allá de la crítica o condena a dichos actos. Tampoco nadie ha hablado de claroscuros en sus vidas, todo estaba claro, su función profesional y sus actividades ilícitas. 

Con Maradona también ha estado todo claro, como con Harvey Westein, Roman Polanski, Plácido Domingo, Dominique Strauss-Kahn, el reciente escándalo del escritor francés Gabriel Matzneff… sin embargo, cuando nos referimos a la violencia de género con frecuencia se habla de “claroscuros”, no porque no esté todo claro, sino porque se intentan crear zonas de oscuridad donde mantener los episodios de la violencia para no cuestionar al personaje. 

De Maradona no se ha cuestionado, en sentido de rechazo a los homenajes, el consumo de drogas, sus comportamientos o sus negocios, lo que se ha cuestionado desde el feminismo son los episodios de violencia de género que han trascendido. Y se cuestionan porque el personaje público no sólo es inseparable de esas conductas en privado, sino porque las ha hecho y se han valorado por parte de la sociedad teniendo en cuenta su condición de personaje público, no como si fuera un ciudadano más.

Porque es ese Maradona al que se admira, a todo él, aunque no se comparta lo que hizo en privado y se ponga el énfasis en lo que fue y significó su carrera como jugador de fútbol. Pero si Maradona sólo hubiera sido un grandísimo jugador, como lo fue Pelé, Johann Cruyff o Alfredo Di Stefano, se le recordaría como se les recuerda a ellos, no como el hombre que fueron, sino como los jugadores que compitieron.

A Maradona se le recuerda del todo, no a trozos, y es en ese todo donde lleva la necesaria crítica a sus conductas respecto a las mujeres. Hacerlo no es un ataque, sino una responsabilidad para que otros hombres vean en él el ejemplo del jugador no el del hombre, y para que se entienda que la violencia de género se ejerce desde la normalidad que define al hombre que la lleva a cabo, no sobre circunstancias excepcionales ni contextos extraños

El problema de la violencia de género está en su aceptación bajo argumentos de todo tipo, algo que debemos erradicar. Por eso es necesario que la sociedad sepa que un gran profesional no es incompatible con el hecho de que sea un maltratador, y así evitar caer en la trampa que presenta esas dos situaciones como incompatibles, o en la de justificar una conducta con la otra, como si lo “malo” de la violencia se pudiera compensar con lo “bueno” de los logros profesionales y lo que conllevan. Maradona habría sido el mismo grandísimo jugador sin los episodios de violencia de género conocidos; habría sido el mismo genio sin ese “mal genio”.

Pero nada es casualidad, esta es una de las estrategias del machismo para mantener en vigor su modelo con la violencia contra las mujeres oculta entre las circunstancias. Por eso se intenta separar la violencia de todo lo demás, hasta el punto de afirmar, como vemos con frecuencia, que “un maltratador es un buen padre”, o negar la agresión sexual del caso de “la manada”, como se hizo, porque entre los cinco agresores había un soldado y un guardia civil.

Separar la violencia del hombre que la ejerce es mantener la violencia contra las mujeres, y la masculinidad que lleva a muchos hombres a maltratar.

Comunicadoras llaman a los medios a realizar coberturas éticas del feminicidio

  

FOTOCIMAC: Hazel Zamora Mendieta

Ciudad de México.- La cobertura de los medios de comunicación sobre el feminicidio y la violencia contra las mujeres es clave en cómo la sociedad percibe este problema, de ahí la importancia de que realicen coberturas éticas y responsables.

Esto concluyeron académicas y comunicadoras, tras participar en el conversatorio virtual “Coberturas mediáticas sobre feminicidios ¿Qué dicen los datos?”, que organizó Social TIC el pasado 24 de noviembre como parte de las acciones para conmemorar el 25 de noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres.

En el encuentro, las analistas Asunción Collante de Paraguay, Cristina Vélez de Linterna Verde y Estela Casados, de la Universidad Veracruzana, y Gabriela Cortez, del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), reflexionaron sobre el rol de los medios, cómo abordan los actos violentos, si los reconocen como un problema social y de salud pública y si aportan contexto para señalar la violencia estructural por razones de género.

Cobertura de los diarios paraguayos

Con base en un análisis crítico del discurso, la comunicadora Asunción Callante analizó el contenido de las notas sobre feminicidio en El Diario Hoy y El ABC de Paraguay, en el primer trimestre del 2019. El análisis describe las palabras en la narración que reproducen desigualdad de género, como: “mala mujer, mala madre, concubina, mujer infiel”.

En la investigación se incluyó cómo son presentadas las escenas del crimen, identificando que una práctica recurrente es ahondar en detalles morbosos de las armas utilizadas y cómo fue asesinada la mujer.

Un elemento clave ausente en las notas son acciones de concientización y contexto que brinden información sobre la problemática, como datos estadísticos y contactos para que mujeres violentadas puedan denunciar y solicitar apoyo y atención.

Debate sobre el feminicidio en México

La politóloga Cristina Vélez Vieira expuso que en su análisis se centró en la cobertura del feminicidio en medios digitales en México, entre febrero y marzo 2020. Encontró que los medios de comunicación juegan un papel clave como amplificadores de voces oficiales. Por ejemplo, amplifican los discursos del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.

El encuadre de los medios determina en gran medida los protagonistas de la conversación y amplifican ciertas narrativas. Aunque las fuentes oficiales muchas veces también desinforman y provocan estigma, es responsabilidad de los medios tener una posición crítica, verificar y señalar los mensajes que desinforman, precisó la experta.

Retratos de víctimas en Veracruz

Estela Casados, integrante del Observatorio Universitario de Violencias contra las Mujeres en Veracruz, señaló que de 74 feminicidios registrados en 2020, 54 acontecieron en la etapa de confinamiento por la pandemia de COVID-19. Al sistematizar la información gráfica publicada por los medios, halló que es frecuente la sexualización del cadáver, mostrando parte de su cuerpo desnudo y su ropa interior.

Por su parte, Gabriela Cortez analizó la cobertura del feminicidio en medios digitales en México de 2017 a 2019. En esta investigación se encontró que el aumento de notas se relaciona con el aumento de casos de feminicidio en el país y con una mayor relevancia del tema debido a los movimientos feministas de 2019, siendo marzo y noviembre meses con picos de cobertura en los tres años analizados.

Social Tic resumió los hallazgos de las investigaciones, las cuales se pueden consultar aquí.

Principales hallazgos

– Aunque los medios emplean el término feminicidio, siguen entendiendo estos actos como crímenes pasionales o tragedias amorosas y no como un problema social y de salud pública.

– Existe una escasez de fuentes y los medios muchas veces se limitan a ser portavoces de una fuente única, en muchos casos la policía.

– El discurso empleado tiene como propósito atraer, suscitar morbo o entretener antes que informar responsablemente.

– La presentación y exhibición de los cuerpos es diferenciada entre hombres y mujeres. Los cuerpos de las víctimas son sexualizados. En contraste, las imágenes del victimario exaltan agresividad y fuerza.

– El mensaje implícito de las imágenes constituye un mecanismo aleccionador. Las imágenes son tan ilustrativas como espeluznantes, transmiten el mensaje de que a las mujeres se les castiga con la vida por romper estereotipos de género. El agresor rara vez está presente.

– Las palabras más relevantes en los titulares analizados son: mujer, feminicidio, violencia y asesinar.

Aspectos para mejorar la cobertura y los análisis:

– Brindar contexto y relacionar estos actos a la violencia de género para que no sean percibidos como sucesos aislados.

– Capacitación en la academia y en las redacciones sobre perspectiva de género para no promover estereotipos, apelativos y justificar la violencia contra las mujeres.

– Diversidad en las redacciones.

– Conocer el ciclo noticioso en casos de feminicidios en la región para comprender el ecosistemas de medios y el rol de distintos actores.

– Reconocer el vínculo de los medios de comunicación en la interpretación y amplificación de sus contenidos en las redes sociales.

 – Evitar el uso perverso del clickbait (atraer clicks sin importar la calidad del contenido) para atraer a notas de feminicidio sobre titulares e imágenes que no tienen como objetivo informar y sensibilizar sobre la problemática.

– Analizar los discursos articulados, por ejemplo la cobertura sobre marchas y protestas contra la violencia de género.

– Realizar análisis colaborativos y dar seguimiento datero de las narrativas utilizadas sobre violencia en otras redes sociales y formatos como: Instagram y Facebook.

– Reconocer la responsabilidad y el impacto de la cobertura en la impartición de justicia y en la percepción social del problema.

Las alertas por agresiones a las defensoras de derechos humanos se han incrementado más del doble con respecto al año pasado

3 de diciembre de 2020.

La situación de las defensoras mesoamericanas se ha visto agravada por la crisis producida por la COVID-19. El 81% se han visto obligadas a confinarse. A pesar de las restricciones, 10 de ellas han sido asesinadas durante este año

Madrid, 03 dic. 20. AmecoPress.- La Iniciativa Mesoamericana de Mujeres Defensoras de Derechos Humanos ha realizado un estudio basado en 475 entrevistas a defensoras de El Salvador, Guatemala, Honduras, México y Nicaragua, para analizar el impacto de la COVID-19 sobre sus vidas y luchas.


Estas mujeres corroboran que los Estados de la región no han considerado esencial su trabajo, pero también que su respuesta ante esta y otras crisis ha sido siempre la misma: sostener la vida.

La IM-Defensoras está presentando algunos de los principales hallazgos de esta investigación en el marco de la campaña ‘16 Días de Activismo contra la Violencia hacia las Mujeres’.
Más alertas que el año pasado

Entre marzo y noviembre de 2020, las alertas por agresiones de las IM-Defensoras en términos de seguridad se han incrementado 123% respecto al año anterior, puesto que en 2019 obtuvieron 61 alertas frente a las 136 de este año. Se ha presentado un aumento de detenciones arbitrarias, campañas de desprestigio, represión en manifestaciones, acoso y criminalización.

La situación de las defensoras mesoamericanas se ha visto agravada por la crisis producida por la COVID-19. El 81% se han visto obligadas a confinarse. A pesar de las restricciones, 10 de ellas han sido asesinadas durante este año. Por otra parte, el 58% de las defensoras no tienen recursos suficientes para garantizar sus necesidades básicas y 40% no tienen acceso a servicios de salud.

La investigación revela que los gobiernos no han considerado esencial el trabajo de las defensoras de derechos humanos, pese a que la pandemia ha agravado la crisis de derechos humanos y la violencia estructural que vive Mesoamérica desde hace siglos.

Más incomunicadas

La comunicación por medios virtuales en estos tiempos es fundamental, pero un 34% de las defensoras no tienen acceso a Wifi y solo usan ‘datos’ para conectarse, el 53% no cuenta con recursos suficientes para tener saldo en su celular y el 13% se ven obligadas a compartir teléfono con otras personas.
Protección Integral Feminista

Los resultados de esta investigación vienen complementados con un análisis de la respuesta que desde IM-Defensoras, distintas redes y articulaciones nacionales de defensoras en la región y desde las mismas defensoras, sus organizaciones y comunidades se ha dado a la crisis a partir de la aplicación de su experiencia en un documento de Protección Integral Feminista.

Bajo este paradigma, se han desarrollado acciones que van desde la activación de apoyos y recursos a las defensoras; acompañamientos; prácticas de autocuidado, cuidado colectivo y sanación; fortalecimiento en seguridad digital; incidencia ante instancias de derechos humanos; denuncia de violaciones a derechos; o campañas de visibilización de la labor de las defensoras y su papel fundamental en el cuidado de la vida.

Foto: archivo AmecoPress, cedidas por IM-Defensoras
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Internacional - Campañas - Situación social de las mujeres - Mujeres del mundo - Derechos humanos - Violencia de género. 03 dic. 20. AmecoPress

Efectos de crisis por COVID impactan más en mujeres: OIT

 

trabajoprecarioCiudad de México. Tras advertir que el impacto de la crisis por COVID no ha tenido los mismos efectos para mujeres trabajadoras que para hombres, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) reconoció que sin el pago de subsidios salariales que se dio en algunos países, las y los trabajadores hubieran perdido 6.5 por ciento de la masa salarial entre el primer y el segundo trimestre de 2020; en el caso de las mujeres, la pérdida hubiera sido de 8.1 por ciento frente al 5.4 por ciento en el de los hombres; es decir, tres puntos de diferencia por sexo.

Al presentar su “Informe Mundial sobre Salarios 2020-2021” este 2 de diciembre, el organismo internacional dijo que “esta diferencia se deriva sobre todo de la reducción de las horas de trabajo, más que de la diferencia en el número de despidos. La masa salarial perdida a consecuencia de la caída de las horas de trabajo fue del 6.9 por ciento en el caso de las mujeres, frente al 4.7 por ciento en el de los hombres”.

En el mundo, aproximadamente 327 millones de personas asalariadas perciben una remuneración equivalente o inferior al salario mínimo por hora vigente. Esta cuantía representa 19 por ciento del total de las personas asalariadas y abarca a 152 millones de mujeres, de acuerdo con la OIT. 

Pese a que en números absolutos hay más hombres que mujeres percibiendo el salario mínimo o un monto inferior, las mujeres son mayoría en esta categoría: aunque constituyen 39 por ciento de los asalariados del mundo con un sueldo superior al mínimo, representan 47 por ciento de las personas asalariadas que perciben una remuneración inferior o equivalente al salario mínimo.

Por lo general, dijo la OIT, las mujeres predominan entre las y los trabajadores mal pagados; los estudios indican que en muchos casos el salario mínimo reduce la brecha salarial de género. 

En todas las regiones la proporción de mujeres que perciben el salario mínimo o un monto inferior es mayor que entre quienes perciben un monto superior al del salario mínimo. También predominan las y los trabajadores jóvenes (menores de 25 años), los que tienen un nivel de instrucción inferior y los trabajadores rurales, lo cual apunta a que el salario mínimo también reduce la brecha salarial entre estos y otros grupos, de acuerdo con el organismo internacional.

Por lo que respecta a las características laborales, el informe indicó que quienes perciben el salario mínimo o una suma inferior tienen más probabilidades de trabajar con un contrato temporal o a tiempo parcial que quienes gozan de un nivel de remuneración más elevado; además en promedio trabajan más horas.

México, la desigualdad

De acuerdo con el más reciente reporte del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), al tercer trimestre de 2020, la pobreza laboral de los hombres ocupados presentó un aumento de 2.0 puntos porcentuales respecto al primer trimestre de 2020, mientras que la pobreza laboral de las mujeres ocupadas se mantuvo en 15.6 por ciento, en el mismo periodo. 

Esto quiere decir que en nuestro país los hombres ocupados reportaron un ingreso laboral real mensual de 4 mil 516.86 pesos, mientras el ingreso de las mujeres fue de 3 mil 822.51 pesos. En términos relativos para este trimestre, en México el ingreso de los hombres ocupados es aproximadamente 1.2 veces mayor al de las mujeres.

En términos absolutos, entre el tercer trimestre de 2019 y el tercer trimestre de 2020 (antes de la pandemia), el ingreso laboral real promedio de los hombres disminuyó 24.59 pesos, mientras que el de las mujeres aumentó 289.60 pesos.

“Este incremento en el ingreso laboral real promedio de las mujeres indica una recuperación de 314.19 pesos respecto a la brecha del mismo periodo del año anterior”, dijo el Coneval.

Violencia psicológica: el maltrato que no se ve

 25-N: Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer

24 de noviembre de 2020.

Por Andrea Canales Cuesta



Las relaciones tóxicas, el abuso emocional y las humillaciones verbales constituyen las principales manifestaciones de la violencia psicológica, un tipo de maltrato poco visibilizado que sufre un alto porcentaje de mujeres


Madrid. 24 nov. 20. AmecoPress.- Atemorizar, amenazar, aislar, ignorar y/o ridiculizar públicamente a las mujeres supone ejercer sobre ellas maltrato psicológico, un tipo de violencia poco reconocido, aunque muy normalizado, que puede experimentarse en diferentes ámbitos, como el familiar, el laboral o el de pareja, aunque la mayoría de casos suelen tener lugar en este último. Por ello, darle una mayor visibilidad y ayudar a las mujeres que lo sufren a detectarlo es el primer paso para ponerle fin.

El maltrato psicológico sufrido por mujeres es habitualmente perpetrado por personas con las que estas tienen un vínculo personal muy estrecho, especialmente sus parejas, sus padres, sus hermanos o sus amigos más cercanos y puede dejar en las víctimas secuelas a largo plazo. Así lo asegura el ‘Manual de atención psicológica a víctimas de maltrato machista’ elaborado por el Colegio Oficial de la Psicología de Gipuzkoa: “Las consecuencias psicológicas del maltrato crónico pueden resultar devastadoras para la regulación emocional de la persona que lo sufre. Un elevado porcentaje de víctimas presentan un perfil psicopatológico caracterizado por estrés, ansiedad, síntomas depresivos, baja autoestima y sentimiento permanente de culpa.”

A diferencia de otros tipos de violencia, más notables o evidentes, el abuso emocional puede ser difícil de identificar por parte de la persona que lo sufre, puesto que consiste en un conjunto de actitudes que, habitualmente, se integran y se normalizan como parte de la relación. Algunas de las características principales de este tipo de violencia pueden ser la posesividad, cuando el maltratador intenta alejar a la víctima de su círculo más cercano; la agresividad verbal, si la persona que ejerce este maltrato se dirige a la víctima de manera degradante y hostil; la humillación pública, cuando las víctimas son constantemente expuestas a humillaciones y desprecios en presencia de terceras personas o el chantaje emocional, mediante el que el maltratador logra confundir a la mujer haciéndola sentir culpable hasta que accede a sus peticiones o preferencias, a pesar de estar en contra o no querer saciarlas.

Según los resultados de la Macroencuesta de Violencia contra la Mujer 2019, un estudio de investigación cuyo objetivo es proporcionar una visión detallada de la extensión y las formas de la violencia contra la mujer, “del total de mujeres de 16 o más años residentes en España, el 23,2% ha sufrido violencia psicológica de alguna pareja actual o pasada. Extrapolando esta cifra a la población, se estima que 4.744.106 mujeres residentes en España han sufrido este tipo de maltrato por parte de alguna pareja o expareja a lo largo de sus vidas.”

Otras de las cifras reveladas a través de este estudio son, por ejemplo, que un 20, 6% de las mujeres que han tenido pareja alguna vez, han sido insultadas o culpabilizadas por la misma; un 14, 9% se han sentido humilladas o menospreciadas delante de otras personas; un 13,5% han sido intimidadas a propósito por sus parejas y a un 9,8% han llegado a amenazarlas con hacerles daño. Factores como la edad, el nivel de formación, el país de nacimiento o la discapacidad influyen de manera relevante en este tipo de violencia de género.

A pesar de su existencia y de los relevantes datos relacionados con este tipo de violencia, el maltrato psicológico sigue siendo uno de los menos visibilizados y reconocidos socialmente, aunque sus consecuencias se sufran a largo plazo y pueda dejar en las víctimas secuelas permanentes; así lo respaldan Héctor Cristóbal Luengo y Antonio Sánchez- Bayón en el libro ‘La violencia doméstica a juicio: todo lo que necesita saber’: “el grado de visibilidad del daño que deja este tipo de violencia es mínimo. Ataca al orgullo, la dignidad y el autoconcepto y es prácticamente imposible detectarla a simple vista, pero los estragos que ocasiona en la autoestima e identidad personal son inmensos. El constante maltrato va minando la personalidad de la víctima, que llega a creerse merecedora de los malos tratos.”

Que el maltrato psicológico está gravemente normalizado y esto puede influir en su detección y abordaje es un pensamiento que comparten varias personas expertas en la materia, entre ellas Bárbara Zorrilla Pantoja, psicóloga especialista en atención a mujeres que sufren consecuencias de la violencia de género, quien asegura que “ese es el problema de la violencia psicológica, que es la forma de maltrato más habitual y, aunque es muy grave porque atenta contra los derechos de quien la sufre, suele pasar desapercibida al no dejar marcas visibles. Es un maltrato que está camuflado y que llega a entenderse como una forma habitual de relacionarse, por eso hace falta sacarlo a la luz y enseñar a las mujeres que lo sufren a identificarlo para que puedan protegerse de él.”

“La violencia psicológica afecta gravemente a la salud integral de las mujeres; el daño causado es tan grande que puede ser irreversible. Este tipo de maltrato causa miedo, desestructuración, depresión, confusión, desesperanza… Como no se ve, es muy difícil de detectar y de hacerle frente, lo que aumenta aún más el desequilibrio emocional y la sensación de culpa, porque las mujeres que la sufren llegan a responsabilizarse de los problemas de la relación, piensan que el problema está dentro de ellas y pueden llegar a contemplar el suicidio como la única salida. La OMS calcula que detrás del 25% de los suicidios de mujeres se encuentra la violencia machista.”

Respecto a la prevención y detección de este tipo de maltrato, Bárbara Zorrilla afirma que “el entorno es un factor esencial a la hora de detectar que una mujer está en una relación de este tipo y a la hora de ayudarla a salir de ella. Hay que tener en cuenta que la violencia psicológica es la antesala de la violencia física, porque el maltrato funciona en escalada y, cuanto antes intervengamos, mejor” y añade que “para ello, es necesario identificar los indicadores de violencia: prestar atención al trato que recibe por parte de su pareja, aunque con la familia y amistades sea amable, fijarse en los cambios de carácter y conducta, observar si deja de salir con sus amigos, si cambia su forma habitual de vestir, si hay numerosas rupturas y reconciliaciones, etc. Si sospechas que una mujer está siendo maltratada es importante acudir a algún recurso especializado en violencia donde te darán indicaciones para poder ayudarla.”

Por su parte, Beatriz Durán, psicóloga y formadora especialista en violencia de género, bullying y ciberacoso, considera que “la violencia psicológica es la que más dura de todas, la que menos ruido hace, la que entra más profundamente en el ser de la víctima y la que está más aceptada por la sociedad. Si viéramos venir a un maltratador y su violencia psicológica en pleno esplendor desde el inicio, lo detectaríamos y no nos adentraría en esa espiral de maltrato. Tras esta manipulación existen comportamientos como la humillación pública haciendo una ‘broma’, que nos hace normalizar dicha actitud por las risas del resto de personas, por ejemplo, y aparece el sentimiento de culpa para ‘no parecer una histérica por una broma’. Son comportamientos sutiles, ‘normales’ en nuestra sociedad; gran parte de la violencia psicológica se debe a la sociedad patriarcal permisiva con el uso de la violencia cotidiana en los roles masculinos.”

“He optado por trabajar en la base: la educación. Les informo de lo que es el amor, el respeto, las relaciones sanas… comunicarse mejor para verbalizar lo que no les gusta, entender que no son culpables de la violencia, conocerse. Las mujeres que han sufrido violencia de género han estado relegadas durante un tiempo y ahora tienen que tomar las riendas de su vida. Reconstruirse, entenderse y aprender; es muy importante.”, explica Durán, y señala que “la prevención empieza educando, enseñando y entrenando la gestión emocional. Para detectar estos casos necesitamos profesionales cualificados y preparados por su currículum formativo. No podemos permitir que una persona que se gradúa en Magisterio, por ejemplo, no esté obligada por ley a formarse en temas como el bullying, el acoso o la violencia de género. En los institutos necesitamos proyectos curriculares y educativos más allá de una charla el Día 25-N, mucho más allá.”

Testimonios, el dolor en primera persona

“Yo siempre estaba detrás de él, me decía que iba a cambiar, que iba a poner más de su parte, pero a los dos días volvía a ser de la misma manera. Lo tenía demasiado idealizado y creo que él se aprovechaba de ello, porque muchas veces buscaba su aprobación para hacer determinadas cosas o hacía las que él me pedía. Le consultaba qué comprarme, qué estudiar o cómo lidiar con algunos problemas del trabajo, porque valoraba más su opinión que la mía propia. A lo mejor me vestía de una manera o me dejaba el pelo rizado, o me pintaba los labios de un color y me sentía bien, pero me decía ‘¿Vas a salir así? Qué fea estás’. Cuando discutíamos por algo me decía mil cosas que le gustaban de mí, pero luego no lo demostraba en el día a día. Las responsabilidades de la casa caían solo sobre mí, él una vez al mes limpiaba algo y con eso cumplía, el resto era asunto mío. Me hablaba mal de mis amigos, de la gente que nos rodeaba y al final dejé de juntarme con mis compañeros de instituto, con los amigos que teníamos en común… enfoqué mi vida solo hacia él. Nunca teníamos relaciones sexuales o, de repente, me chantajeaba para tenerlas. Son muchos ejemplos. Creo que es la primera vez que lo digo en voz alta y que soy consciente al cien por cien y, siendo sincera, me dan escalofríos. P.D.G*

“Se rayaba cuando quedaba con mis amigos, me intentaba aislar de mis amigas y procuraba tenerlo todo bajo control. Yo fui alejándome de mi círculo social, de hecho, cancelaba reuniones familiares por miedo a que se enfadase; cada vez que quedaba con una persona que no fuese él, tenía bronca, así que al final solo me juntaba con sus amigos. Poco a poco me fui anulando como persona, hacía cosas a propósito para molestarme y cada vez era todo más tóxico. El problema era que yo estaba en un bucle de dependencia, aunque me tratase mal yo quería estar con él. También solía decirme que había cambiado, que no era la misma, y yo intentaba rectificar mi actitud para evitar peleas y así fui dejando de ser como realmente era. En los últimos días que estuvimos juntos, no quise tener relaciones con él y se enfadó muchísimo; me decía que le hablaban muchas chicas y que podría estar con algunas mucho más guapas y me hacía sentir ‘afortunada’ porque estuviese conmigo. Ahora lo veo con perspectiva y pienso ‘cómo aguanté eso’, pero en ese momento era un vicio, un bucle tóxico del que no sabía salir. Lo peor fueron las secuelas, cuando se terminó la relación, estaba fatal, alejada de todos mis amigos, ni siquiera la relación con mi madre era la misma y me seguía dando miedo que me criticase aunque no estuviésemos juntos.” A.S.H*

*Las víctimas han pedido expresamente que sus testimonios queden bajo credenciales anónimas

Violencia psicológica durante el Covid-19

La pandemia derivada por el Covid-19, así como sus múltiples consecuencias (confinamiento, restricciones, disminución de servicios sanitarios, etc.) han influido de manera determinante en el incremento de la violencia de género, de forma general, y en el maltrato psicológico de manera particular. La necesidad social de mantenerse en casa, ha obligado a muchas mujeres a convivir mayor tiempo con su pareja, lo que ha implicado un aumento del abuso emocional. Así lo confirman desde CEPSIM Madrid, centro psicológico, en el que aseguran que “las mujeres víctimas de violencia de género están sometiéndose, durante estos meses, a una tortura psicológica y, en la mayoría de los casos, también física y/o sexual. Desde CEPSIM, creemos necesario darle una especial atención a este grupo de mujeres y es de vital importancia que observemos determinados ruidos o gritos.”

Además, la escasez de denuncias interpuestas dificulta la detección y la erradicación de este tipo de maltrato, más aún durante los meses de cuarentena obligada en la que sólo podía salirse de casa con un justificante, impidiendo que las mujeres víctimas de abuso emocional se animasen a poner medidas. Así lo refleja la Organización de Naciones Unidas: “el aumento de la violencia interpersonal en tiempos de crisis sanitaria es un hecho bien documentado, pero el insuficiente número de denuncias dificulta la respuesta y la recopilación de datos, ya que menos del 40% de las mujeres que sufren violencia buscan ayudan o lo denuncian.”

La dificultad para detectar la violencia psicológica, sumado a las restricciones de movilidad derivadas de la pandemia actual, supone un incremento de este tipo de maltrato durante los últimos meses, constituyendo, además, un paso previo hacia otras vertientes de la violencia de género como el abuso físico y/o sexual.

Por todo ello, y como señalan varias profesionales especializadas en violencia de género, las campañas de concienciación y sensibilización, los cursos de formación y los talleres impartidos por diversas entidades expertas en materia cobran un papel fundamental en la prevención y la detección de la violencia psicológica, un maltrato invisible que afecta a un gran porcentaje de mujeres, muchas de ellas sin darse cuenta, que puede dejar secuelas permanentes, que constituye un paso previo hacia otras formas de violencia contra las mujeres y que, por la seguridad y la salud de las mismas, debe ser prontamente erradicado.

Foto: Archivo AmecoPress 

Las brechas y violencias de género también son digitales

 



"Mientras se abre paso el ventajoso desarrollo tecnológico, también se viven la exclusión y las desventajas, no solo económicas y de acceso"

La Habana, 25 nov. 20. AmecoPress/SemMéxico/SEMlac.- Las personas se apropian de diversa forma de los espacios digitales, donde también emergen las brechas de género. Estudiar, conocer y adquirir cada vez más habilidades es un camino para el empoderamiento digital de las mujeres. Pero no el único, asegura Dayalé Torres Diéguez, especialista en Gestión del conocimiento e innovación de la Unión de Informáticos de Cuba e integrante del equipo coordinador de Evoluciona, Campaña Nacional por la No Violencia hacia las mujeres.

¿Existen brechas de género en el mundo de las TIC?

El desarrollo vertiginoso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) ha generado numerosos y positivos beneficios para la humanidad, pero también ha traído nuevas formas de exclusión, discriminación y analfabetismo digital. Esto se denomina brecha digital.

Pero a estas problemáticas hay que añadir otra: la brecha digital de género, entendida como las diferencias existentes entre hombres y mujeres en el acceso y uso de las TIC. Esta brecha se unió, en el siglo XX, a las numerosas formas de exclusión y discriminación que sufren las mujeres de manera secular.

La brecha digital se expresa en desigualdades de acceso y uso de las TIC entre ricos y pobres (contradicción norte-sur/países desarrollados-países en vías de desarrollo), en la distribución desigual de riquezas, recursos e infraestructura de carácter tecnológico, lo que trae como consecuencia el analfabetismo digital y atraso en el desarrollo de la Tercera y Cuarta Revolución Industrial en diferentes latitudes, incrementando cada vez más la brecha y las inequidades sociales.

Por su parte, la brecha digital de género se expresa en las inequidades entre hombres y mujeres en cuanto al acceso y uso de las TIC en las diferentes partes del planeta. Diferencias que ya existían por factores socioeconómicos y se acentúan por la reproducción de culturas patriarcales que revictimizan a las mujeres, al imponerles cada día más trabas que limitan su desarrollo personal y profesional.

¿De qué formas empoderar a mujeres y niñas en el ámbito digital?

Empoderar a las mujeres y las niñas en el contexto digital significa conceder poder. 
Es un proceso de diagnóstico y análisis para detectar sus necesidades, con el objetivo de dotarlas de herramientas necesarias para que adquieran autonomía y disminuya su vulnerabilidad en el escenario virtual. Urge desarrollar acciones de capacitación (alfabetización digital básica y especializada), que permitan la inclusión y adquisición de habilidades digitales necesarias para uso de las TIC, con especial atención en el fortalecimiento del comportamiento ético. La educación tiene un papel preponderante en la prevención de violencias y el desarrollo de buenas prácticas para una ciudadanía digital responsable y segura.

También es importante desarrollar proyectos de desarrollo local que favorezcan la inclusión digital de mujeres que viven en localidades rurales y, por último, crear un marco legal de acompañamiento a mujeres y niñas que garantice su seguridad y protección, al tipificar los delitos de ciberacoso, sextorsión y otras manifestaciones de violencia de género presentes en el entorno digital.

¿Cómo transcurren las violencias machistas en el espacio on line?

Ocurren a diario, con impunidad y tendencia al aumento. La violencia simbólica cobra auge en las redes sociales (Facebook, Twitter, Instagram, Tic Toc). Son frecuentes los memes que minimizan a las mujeres, las presentan como personas incapaces, carentes de pensamiento lógico, mediante burlas sobre su desempeño y sobrecarga doméstica. Emergen en comentarios y post que legitiman el patriarcado y sus manifestaciones de violencia de género, no solo publicados por hombres, sino también por mujeres que naturalizan estas violencias. Se aprecia, además, en el diseño de videojuegos y materiales audiovisuales que reproducen estereotipos impuestos por la cultura patriarcal.

¿Qué desafíos identificas para el uso de las TIC como aliadas en la prevención de las violencias machistas?

El principal es la educación, ahora con nuevas características debido a la Covid- 19. La educación ha transitado de la presencialidad a la virtualidad, lo que ofrece mayores posibilidades para potenciar la equidad, una educación cada vez más inclusiva, libre de estereotipos y violencias de género. Esa es la mejor aliada y nuestro principal desafío.

Otro es el comportamiento ético y la protección de los datos personales por parte de mujeres y niñas, trabajar en tomar conciencia de que la protección en el contexto digital parte de nosotras mismas. Vivimos una Era Digital en la que información es poder; por tanto, proteger nuestra privacidad es urgente y necesario para la prevención de violencias machistas.

Fotos: SemMéxico. 
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Internacional – Violencia de género – Nuevas Tecnologías – Redes Sociales – Ciberacoso. 26 nov. 20. AmecoPress. 

El teletrabajo profundiza las desigualdades entre hombres y mujeres




3 de diciembre de 2020.


La pandemia de la Covid-19, obligó a pensar en diversas formas de organizarse. El trabajo a distancia y el teletrabajo son modalidades utilizadas en muchos países, incluida Cuba, como parte las medidas tomadas para frenar el avance del virus

La Habana, 03 dic. 20. AmecoPress/SemLac.- “El teletrabajo acumula ventajas que promocionan su utilidad, que tienen que ver con más libertad en el uso del tiempo, ahorro de recursos (para empleados y empleadores) y la posibilidad de tener una mayor armonía entre la vida personal, familiar y laboral”, subraya Maura Febles Domínguez, integrante del Grupo de Investigación "América Latina: Filosofía Social y Axiología (GALFISA), del Instituto de Filosofía de la Universidad de La Habana.


Pero, para ella, “la pregunta que deberíamos hacernos en estos tiempos, de cara al teletrabajo, es si son posibles esas aspiraciones en nuestras sociedades patriarcales. Después de más de nueve meses de confinamiento, parece ser evidente que no”, señaló.

¿Por qué el teletrabajo tiene repercusiones diferentes para hombres y mujeres?

En sí mismo, no creo que el teletrabajo cargue con diferencias específicas e impactos diferenciados a hombres y mujeres; sino que ha venido a sumarse y profundizar un conjunto de inequidades ya existentes entre ambos géneros.

Previo a este contexto, ya el tiempo, los recursos y la armonía entre los diferentes espacios de nuestras vidas estaban desigualmente repartidos. En los hogares en que las mujeres tienen a su cargo la mayoría de las tareas de cuidados —las materiales (limpiar, cocinar, lavar, planchar) y las afectivas (atender y jugar con los hijos/as, ocuparse de las tareas escolares, estar pendientes de las necesidades de otras personas) —, se hace en extremo difícil lograr ese equilibrio anhelado con que se nos presenta el teletrabajo.

Esperar que las mujeres cumplan con todas estas tareas, muchas veces al mismo tiempo, y además felices porque somos las heroínas de este tiempo, no solo es injusto, sino agotador para nosotras.

Además, es fuente de sentimientos de estrés, depresión y ansiedad por no poder alcanzar con demandas tan diversas como aprender recetas nuevas, convertirnos en maestras eficientes de hijos/as, estar disponibles 24 horas para jefes/as, escribir artículos científicos y mantener una sexualidad activa y creativa con nuestras parejas.

Por otra parte, ¿tenemos el acceso a medios de telecomunicación para poder cumplir con el trabajo desde casa? ¿Existen las condiciones necesarias para trabajar en los hogares? ¿Qué pasa cuando hay una sola computadora para toda la familia? No pocos testimonios dan cuenta de que las mujeres durante la pandemia realizan su trabajo “productivo” en horas de la noche y madrugada, después de realizar el trabajo no remunerado.

Estas exigencias y superposiciones de tiempos para las mujeres están determinadas por una distribución de roles y tareas que las siguen confinando al espacio íntimo, privado, reproductivo. Los hombres siguen asumiendo con más frecuencia e intensidad las actividades en el espacio público (gestión de abastecimientos) y los que también se incorporan al teletrabajo tienen menor alternancia con las tareas de cuidado que le rodean.

¿Cómo se relaciona el teletrabajo con las violencias?

La conexión más evidente que tiene el teletrabajo con las violencias es, en primer lugar, el hecho de que coloca a las mujeres en el espacio privado “con todas las de la ley”. Más allá de si ellas tienen condiciones o no para ejercer el teletrabajo, y de duplicar sus jornadas de tareas, las mujeres están, además, en peligro.

Las restricciones de movimiento, combinadas con el miedo, la tensión y el estrés, han puesto a las mujeres y niñas en un mayor riesgo, al estar confinadas con sus abusadores. Son alarmantes las cifras de incremento de hechos de violencia cometidos durante la etapa de confinamiento, a los que se han sumado o intensificado formas más novedosas como el ciberacoso, dado el uso más frecuente de las redes sociales.

A la par, las restricciones de movimiento destinadas a controlar la Covid-19 han limitado los programas y las vías de ayuda que apoyan a mujeres, niñas y niños para gestionar esos riesgos y les acompaña en la búsqueda de soluciones.

Por otro lado, sin una adecuada normativa que garantice los derechos laborales que exige el momento, las mujeres están más expuestas a ser víctimas de violencias económicas y/o psicológicas en este nuevo espacio laboral en casa, que a veces parece que lo admite todo.

¿Qué la mujer desarrolle adecuadamente el teletrabajo depende solo del entorno familiar?

Para nada. Al espacio de teletrabajo se llevan de algún modo las condiciones laborales (en un sentido amplio), establecidas previamente a ese momento. El teletrabajo debe contener también la disponibilidad de recursos con que cuentan las trabajadoras, el respeto a sus condiciones familiares y de convivencia, el tiempo necesario para el descanso y el ocio.

Es fundamental delimitar, en primer lugar, desde el espacio laboral (ahora reacomodado en casa), horarios y contenidos de trabajo, y no convertir el teletrabajo en el envío de tareas laborales que exigen una disponibilidad constante de las trabajadoras. No está de más decir que, en muchas ocasiones, esa disponibilidad es sostenida económicamente con recursos familiares y personales ajenos a los empleadores.

Estamos en el momento de enfocar el teletrabajo desde una perspectiva de derechos: de la intimidad, de desconexión digital, de prevención de riesgos laborales, ergonómicos y psicosociales. Solo partiendo de estas premisas podemos comenzar a negociar límites, tiempos y espacios en el entorno familiar.

¿Podría verse la implementación del teletrabajo como una oportunidad para valorizar los cuidados?

Yo creo que todas las situaciones nuevas, aunque estén enmarcadas en un contexto de crisis como el que estamos viviendo, tienen un espacio siempre para las oportunidades. La pregunta sería si solo queremos aprovechar la oportunidad para valorizar el cuidado o vamos a hacer algo más.

Tenemos lecciones suficientes, por si había pocas, para pensar y hacer las tareas de cuidado de otras maneras. Es una oportunidad para considerarlo como una actividad indispensable para la reproducción de la vida y para la cual es necesaria una mayor corresponsabilidad que sobrepase los límites familiares e incluya la comunidad, el mercado, las instituciones sociales y el Estado.

Las tensiones entre estos actores tienden a resolverse en detrimento del trabajo de cuidados y de las mujeres, las que asumen el rol de cuidadoras per se, o mercantilizando estas labores, lo cual deja fuera a quienes no tienen acceso y reproduce las cadenas de cuidados (globales o no).

La economía feminista ha colocado el desafío de plantearse las contribuciones económicas y sociales del trabajo no remunerado de las mujeres; sus derechos económicos, sociales y culturales, en un contexto mundial en que el ámbito del trabajo se complejiza con los cambios acelerados por el impacto de las tecnologías de la información y las comunicaciones.

Es igualmente un desafío y una oportunidad incorporar los espacios productivos al debate (y la práctica), en torno a la economía del cuidado en Cuba. Hacerlo, además, desde una perspectiva que, de un lado, cuestione la división entre producción y reproducción de la vida y, de otro, construya otros modos de realización que incluyan el cuidado de la vida humana y natural.

Para mí, pensar en los cuidados, en los desafíos del teletrabajo, es también pensar (y construir) modos de hacer sostenibles las vidas de todas las personas, de tejer redes de economías solidarias, de procesos colectivos de auto organización, de iniciativas comunitarias que incrementen la autonomía frente al mercado.

Fotos por cortesía entrevistada.

Piden a partidos políticos garantizar participación de mujeres en elecciones de 2021

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Durante el “Encuentro Nacional de Presidentas Municipales: agendas a favor de las mujeres a partir de una mirada colectiva”, que se realizó el 30 de noviembre en el estado de Veracruz, las funcionarias coincidieron en la necesidad de seguir fortaleciendo la participación de las mexicanas a través de la inclusión y del ejercicio pleno de los derechos políticos electorales.

La secretaria de Gobernación y ministra en retiro, Olga Sánchez Cordero, consideró que hay que sumar esfuerzos para que las mujeres encabecen los municipios. “Vamos a seguir en esta agenda, en la inclusión política y que logremos en esta elección un 50/50 paritario en las alcaldías y en los municipios, desde luego que se puede”.

El próximo año 29 estados renovarán ayuntamiento y la Ciudad de México elegirá 16 alcaldías. En este contexto, Sánchez Cordero dijo: “Para lograr cambiar el sistema patriarcal es necesario una mayor participación de las mujeres; sin embargo, sólo el 22 por ciento de los municipios y alcaldías del país tienen al frente de su gobierno a una mujer. Necesitamos más mujeres en la construcción cotidiana del país”.

A su vez la presidenta del Inmujeres, Nadine Gasman Zylbermann, se sumó al llamado y precisó que en los municipios “podemos fomentar la prosperidad, fomentar los espacios económicos, políticos, sociales y enfrentar la violencia contra las mujeres”. 

“El país está listo para la paridad en todo, para tener mujeres gobernantes, somos 50 por ciento de la población. Tenemos que trabajar juntas y juntos, porque la participación de los hombres en la inclusión de las mujeres en la vida política del país es importante, son nuestros aliados”, dijo.

No obstante, expresó que a pesar de la paridad, todavía se enfrentan retos para que los partidos políticos postulen a mujeres de pueblos indígenas y mujeres afrodescendientes. “Quiero hacer un llamado a los partidos políticos a que realmente apoyen, promuevan a las candidatas mujeres, a las candidatas indígenas, a las candidatas afro, para asegurarnos que tenemos la representación que necesitamos en nuestro país”, enfatizó.

Por otro lado, con el objetivo de desarrollar un quehacer municipal sólido, con enfoque de Derechos Humanos, perspectiva de género e interculturalidad, las mujeres que terminarán sus funciones de gobierno en 2021 anunciaron la creación de la Red Nacional de Presidentas Municipales y Alcaldesas.

El siguiente año se aplicarán las nuevas reglas en materia de paridad. En junio de 2019 entró en vigor la reforma constitucional en materia de paridad de todo, para garantizar que las mujeres estén en cargos ejecutivos, legislativos, judiciales y organismos autónomos. Además, el 13 de abril de 2020 se aprobaron las reformas a ocho leyes en materia de violencia política.

Mientras que el Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE) también ha tomado medidas al respecto. En noviembre la autoridad aprobó los lineamientos para que en 2021 los partidos postulen mujeres en al menos siete de las 15 gubernaturas y en octubre el INE aprobó que las y los aspirantes a una candidatura firmen un formato donde informen no contar con condena o sanción por violencia familiar, delitos sexuales o ser deudor alimentario.


Aprueban reforma para garantizar derechos a niñez en orfandad por feminicidio

 

En México no hay un registro oficial de cuántos menores de edad han quedado en orfandad a causa del feminicidio, por eso la reforma aprobada este 2 de diciembre, también obliga a crear un padrón permanente y actualizado de niñas, niños y adolescentes que están en esta condición, en el  Registro Nacional de Víctimas.

La iniciativa propuesta en marzo pasado por la diputada del Partido Encuentro Social (PES), Olga Patricia Sosa Ruiz, busca reconocer a esta población como víctima indirecta de violaciones a Derechos Humanos y obliga a los Congresos locales a armonizar sus leyes en la materia.

En la sesión de este miércoles, la diputada Rocío Barrera Badillo, expuso que el objetivo de la reforma es garantizar y anteponer el interés superior de la niñez en aquellos casos en que adquieren la calidad de víctima, debido al homicidio de su padre o el feminicidio de su madre.

“Al considerarles como víctimas indirectas estaríamos, por consecuencia, reconociendo y poniendo a su alcance mecanismos para hacer efectivo su derecho a la salud, a la educación, a la ayuda psicológica y al acceso a los recursos de ayuda federal y estatal, así como a la asistencia de protección, reparación integral y en su caso a la compensación”, dijo.


En 2017 Cimacnoticias publicó la investigación “Hijas e hijos de mujeres asesinadas, víctimas ignoradas del feminicidio”, donde dio cuenta de la falta de información y políticas políticas públicas para proteger a esta niñez. Dos años después, en 2019, el Instituto Nacional de las Mujeres aseguró que crearía un registro de víctimas indirectas y en julio pasado anunció la creación del Protocolo Nacional de Atención Integral a Niñas, Niños y Adolescentes en condición de Orfandad por Feminicidio. 

Garantizan atención, pero sin presupuesto

El texto de la reforma original decía que niñas y niños en orfandad tendrán derecho a acceder al fondo de atención para víctimas que aún existe, pero por medio de una reserva, Movimiento Regeneración Nacional (Morena) modificó la redacción para que en la ley se diga que niñas y niños accederán a los “recursos de ayuda federal y fondos estatales“ para víctimas. 

Con esta adecuación se evitó hacer referencia a un fondo que dejará de existir. El pasado 6 de noviembre se publicó en el Diario Oficial de la Federación el decreto por el que se extinguieron 109 fondos y fideicomisos, entre éstos el Fondo de Ayuda, Asistencia y Reparación Integral (FAARI), destinado a las víctimas.

Al respecto, la diputada por Movimiento Ciudadano (MC), Martha Tagle Martínez, señaló ante el pleno que aunque la ley dice que habrá recursos para atender a esta población, no especifica cuáles y sólo menciona los fondos estatales. “Es decir, incluso sí le genera una responsabilidad a los estados y municipios, quitándose la responsabilidad que hay a nivel federal”, advirtió la legisladora.

Un artículo transitorio de la reforma menciona que los gastos por la reparación del daño de la niñez en orfandad recaerá en el presupuesto autorizado para la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV). Sin embargo, el 13 de noviembre la Cámara de Diputados aprobó, en el Presupuesto de Egresos de la Federación para 2021, una disminución de 5 por ciento para la CEAV, con respecto a este año, con una asignación de 843.7 millones de pesos.

Es por eso que la diputada Tagle Martínez criticó que en la Cámara de diputados se pronuncien  buenos discursos, pero sin garantizar derechos. “Para garantizar derechos, en este caso los derechos de las víctimas, tiene que haber recursos para que haya una política pública. Y los fondos que iban dirigidos para la atención de víctimas tienen que ver con la reparación del daño, con las medidas de no repetición y con poder realmente garantizar que superen la situación de víctima en la que el Estado mexicano es corresponsable”, dijo.

La reforma aún debe ser avalada por el Senado para entrar en vigor.

Estado de México, rezagado en justicia para las mujeres por pandemia

 

El Estado de México es la principal entidad de procedencia de las víctimas de feminicidio y homicidios dolosos en México. De acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, de enero a octubre de 2020 hubo 114 mujeres víctimas de feminicidio y 222 víctimas de homicidio doloso. 

Desde 2015 esta entidad cuenta con una Alerta de Violencia de Género por feminicidio, y en 2019 se convirtió también en la primera entidad en contar con dos AVG, pues se decretó una segunda Alerta, esta vez por desaparición de mujeres y niñas. 

Pese a ello, durante la pandemia no se preparó una estrategia estatal que previniera algunos de los desafíos que significaría el confinamiento en la procuración de justicia de las mujeres, de acuerdo con lo que documentó Amnistía Internacional en su informe “Como anillo al dedo. El impacto de la pandemia de COVID-19 en los servicios de procuración de justicia del Estado de México”, el cual se presentó de manera virtual este 3 de diciembre. 

Con base en 23 entrevistas a personas procuradoras de justicia, titulares de derechos (como mujeres víctimas y familiares) así como organizaciones de la sociedad civil, se observó que durante esta pandemia las Fiscalías del Edomex enfrentaron sobrecarga de trabajo, insuficiente digitalización, acceso desigual a las tecnologías y descoordinación entre instituciones. 

La sobrecarga de trabajo en los servicios de procuración de justicia durante la pandemia fue consecuencia de un incremento en la cantidad de mujeres que solicitaron algún tipo de apoyo o intervención por violencia de género en el ámbito familiar; la reducción de personal que trabajaba presencialmente llevó a que se acumularan algunas tareas; y la Fiscalía del Estado de México sufrió numerosas bajas de personal porque varias personas trabajadoras enfermaron de COVID-19.

“Todo se retrasó de abril a la fecha. A veces me llegan 400 denuncias al día, no podemos atenderlos a todos. Estas ya te digo que van a pasar a octubre o noviembre”, dijo para el informe un servidor público de la Fiscalía Regional del Edomex. Otro servidor público señaló que “el índice de violencia familiar se triplicó”. 

También se observó que ante la necesidad de reducir la cantidad de personal presente en las Fiscalías, se potenció la denuncia en línea. Si bien se mantuvo la posibilidad de denunciar de forma presencial los delitos de ‘alto impacto’ (o delitos graves), como la desaparición o el feminicidio, no todas las personas tienen igual acceso a la tecnología y algunos procedimientos –como la ratificación– debía hacerse de forma presencial pero las oficinas estaban colapsadas. Además, las personas entrevistadas aseguraron que hay expedientes que no están digitalizados.

A esto se suma que hubo instituciones de los servicios de procuración de justicia y del gobierno estatal que cerraron, mientras que otras suspendieron algunas actuaciones, lo que impactó en aquellas con las que deben coordinarse para atender e investigar ciertos delitos. 

En otras ocasiones, el cierre o suspensión de actividades no fue programado sino que hubo unidades que se vieron obligadas a cerrar temporalmente debido al contagio por COVID-19 de sus integrantes, causando, por ejemplo, la necesidad de derivar la atención a las víctimas a sedes de otros municipios, señaló el informe. 

Obstáculos impiden a mujeres presentar denuncias

Esto derivó de acuerdo con el informe en tres consecuencias: que las mujeres no pudieran interponer una denuncia, se paralizaran investigaciones penales y se perdiera evidencia en casos de violencia contra las mujeres en la entidad, ya que por falta de personal no se hicieron todos los peritajes requeridos o no había quién resguardara las pruebas periciales. 

No obstante, “las problemáticas y las deficiencias señaladas, no son cuestiones nuevas surgidas por la pandemia de COVID-19. Son fallas estructurales del sistema de procuración de justicia mexiquense. La pandemia, no obstante, ha evidenciado una vez más un sistema de procuración de justicia deficiente, cuyas fallas estructurales han impedido reaccionar a la crisis sanitaria de manera más apropiada y han exacerbado sus consecuencias en un momento especialmente complejo para las mujeres víctimas de violencia así como para las personas servidoras públicas”, se concluyó.

El nombre del informe responde a la declaración de un hombre cuya hija está desaparecida. El entrevistado aseguró: “la pandemia les cayó como anillo al dedo. Nos decían ‘por COVID no hicimos esto, no hicimos lo otro’”. 

Al presentar este informe, la abogada Arely Varela, representante de I(dh)eas Litigio Estratégico en Derechos Humanos A.C –que acompaña a víctimas en el Edomex– informó que las medidas que se habían exigido a la entidad para reducir desigualdades en el acceso a la justicia para las mujeres se hicieron más relevantes, como  la digitalización de expedientes para que las familias no tuvieran que trasladarse de una Fiscalía a otra. Con la pandemia, la práctica de digitalizar expedientes se hizo más difícil por la muerte de personal contagiado y por falta de recursos. 

Varela agregó que los Ministerios Públicos no tenían internet para llevar a cabo audiencias o reuniones virtuales, por lo que el personal tenía que activar los datos de sus celulares personales para poder dar seguimiento a los casos.  

Por su parte, la directora ejecutiva de AI, Tania Reneaum Pansz, señaló que una prioridad para revertir esta situación es mejorar las condiciones laborales (salarios, sobrecargas de trabajo, hacinamiento, entre otras) de quienes trabajan en el sistema de procuración de justicia. 

“No podemos pensar que la justicia va a llegar cuando la propia lógica del Estado mantiene al sistema de procuración de justicia en la precariedad”, señaló Reneaum Pansz. 

Entre otras recomendaciones, AI llamó a elaborar un plan de respuesta inmediata para las situaciones en las que integrantes de una misma unidad se contagien o deban estar en cuarentena, de manera que se evite el cierre de la unidad y la detención de sus funciones. Cubrir las vacantes surgidas en el contexto de la pandemia y reforzar la plantilla para reaccionar con celeridad ante nuevas posibles bajas.

Violencias machistas y racismo, dos opresiones que van de la mano

3 de diciembre de 2020.

Días 5 y 6 #16DíasDeAcción

La Habana - Cuba, 01 dic. 20. AmecoPress/SemLac.- Las violencias machistas y el racismo se encuentran, reproducen y alían para acentuar mucho más la opresión. Asumir una postura interseccional no escapa de complejidades y miradas críticas, más en escenarios complejos como las redes sociales y en medio de la pandemia causada por la Covid-19.

Para la activista e investigadora Aracely Rodríguez Malagón, las redes sociales ofrecen un espacio de denuncia y naturalización de las violencias machistas y racistas, por lo que unir voluntades desde el activismo en redes y la responsabilidad institucional puede ser un camino útil.


¿Cómo las violencias machistas se entrecruzan con otras discriminaciones, por ejemplo, el racismo, en Cuba?

A pesar de apostar por un sistema socialista, Cuba no escapa a las violencias machistas y al racismo; pues son dos males que han venido reinventándose y materializándose, a través de los siglos, en las cuerpas y la karma de las mujeres negras.

Nuestra sociedad es el resultado de una historia colonial y este sistema tuvo dos elementos básicos de dominación para su desarrollo: patriarcado y racismo. Ambos responden a un ejercicio del poder masculino y sirven como herramientas para perpetuar otros poderes como el político, el económico y el social.

Ninguna problemática de la vida actual se puede analizar sin tener en cuenta el contexto y las particularidades para poder erradicar estas dominaciones y formas de discriminación, a mediano, corto o largo plazo, pues el machismo es tan antiguo en nuestra sociedad como el racismo. Ambos están enraizados en el subconsciente de sujetos masculinos, no importa si blancos o negros, que además les imponen la carga racial a su violencia.

Cuando se trata de una mujer negra, por ejemplo, el discurso amenazante no es: “mira mujer, que te voy a dar una…” sino: “mira so negra, que te voy a dar una…”. Dentro de la propia violencia de género ya viene incorporada la carga racista, por eso afirmo que estas violencias no vienen solas, hay que agregarles también los aderezos que extraen del lenguaje como herramientas para la violencia. Algunos ejemplos de humillaciones y vejaciones contra las mujeres negras y mestizas que están naturalizadas en refranes y la cosmovisión social son: “so fea, bembona, negra tenía que ser, mona”; “ni palo ni piedra, maní para cogerla/o viva”, etc.

Estos ejemplos nos demuestran que, cuando las violencias machistas son ejercidas hacia una mujer negra o mestiza, la violencia racial forma parte de ella, es intrínseca, corpórea a esa violencia de género.

¿Internet y las redes sociales agregan manifestaciones particulares a esas intersecciones de las violencias? ¿Cuáles?

Creo que sí, por las características propias del espacio virtual. Son varias, pero voy a detenerme en uno de los ejemplos que más se encuentran en las redes. Se trata de los memes, estos materiales circulan muchas veces de manera inadvertida, pasan de un muro de Facebook a otro, forman parte de largas cadenas de WhatsApp. Y son verdaderos actos machistas y racistas que se comparten, muchas veces de manera acrítica. Han llegado a formar parte del humor de redes sociales y eso da horror.

Muchas personas ni cuenta se dan de la carga racista y la misoginia que contienen memes e incluso stickers de redes sociales. Pasan como un chiste, un choteo de mal gusto, aunque para algunos puede ser de buen gusto. Esto es algo muy grave que está pasando en las redes sociales.

A esta situación le agregamos que las y los comunicadores se suman a estos actos con discursos banales y superficiales, sin antes tener una base de información que les pueda ayudar a decodificarlos, a partir de las propias herramientas que adquieren en su profesión. Entonces el problema es mucho más grave, pues se naturalizan estos discursos violentos y degradantes.

¿Crees que la covid-19 ha marcado alguna diferencia o particularidad en ese complejo escenario? ¿Cuál?

A mi entender, la pandemia ha acentuado mucho más los escenarios de violencia machista y racial en las redes sociales. Un ejemplo son las imágenes que circulan por las redes sociales y que establecen un estado de opinión de que las mujeres negras son las culpables de las largas colas y que son además “las coleras” (personas que revenden productos y artículos de las tiendas). Esto es reforzado, además, por los medios de comunicación, dando como resultado una visión estereotipada que se ha reproducido incluso desde los medios oficiales y forma parte de las violencias simbólicas con el plus racista que pasa como algo natural.

¿Qué hacer para promover una mirada interseccional de las violencias machistas en el país y, en particular, en las redes sociales?

Se puede hacer mucho, pero para mí es importante sumar todo el activismo que desde las redes está haciendo un trabajo meritorio contra todo tipo de violencia e integrarlo a las instituciones. Hay que dejar de mirar con recelo al activismo de las redes y tomar lo importante, o los puntos en común de las luchas contra las distintas discriminaciones.

Así podremos visibilizar las problemáticas particulares de todos los grupos de mujeres en sus diversos contextos. Esto ayudará a denunciar las problemáticas particulares más allá de las redes sociales, puede contribuir a encaminar y encausarlas para que no queden en la nube y sean canalizadas por las instituciones, que son las responsables de hacer que cada una de esas problemáticas tenga solución.

Foto: Cortesía de la entrevistada.