3/24/2023
Prensa México viernes 24 de marzo de 2023
3/22/2023
AMLO, Biden, Blinken y los derechos humanos
Utopía
Eduardo Ibarra Aguirre
Sin mediar los indispensables matices en tratándose de juicios gubernamentales, pero también en los de otros emisores como el dictatorial oligopolio mediático, el presidente Andrés Manuel mandó muy lejos, a Chingatitlán de las Fiestas –como decía María de Jesús Gutiérrez–, el informe anual del Departamento de Estado del gobierno de Joseph Biden, encabezado por el secretario de Estado Antony Blinken, sobre el estado que guardan los derechos humanos en 198 países y territorios, menos en Estados Unidos. Justo el Estado violador sistémico del derecho humanitario en su nación y los cinco continentes.
El titular del Ejecutivo aseguró que “No es cierto, están mintiendo, es pura politiquería con todo respeto. Es que es su naturaleza, no quieren abandonar la doctrina Monroe y antes el llamado destino manifiesto, no quieren cambiar. Entonces, se creé el gobierno del mundo, se asumen como el gobierno del mundo. (…) pero no es para enojarse así son, nada más decir que no es cierto, que son unos mentirosos, pero que tampoco lo vayan a ver mal”.
De la mitomanía estadunidense característica de los círculos del poder político y económico del imperio de las barras y las estrellas, como quedó demostrado hasta la saciedad con la invasión a Iraq bajo la ensordecedora campaña propagandística de que Sadam Hussein, su otrora aliado, poseía armas de destrucción masiva, López Obrador pasó a asegurar lo que a primera vista pareciera muy polémico, “Esto de la calificación no tiene que ver con el presidente Biden, esos los que están ahí de tiempo atrás, no quieren cambiar, son los que quieren someter, no respetan, no saben que los pueblos somos libres, independientes, soberanos y son muy injerencistas, por eso no hay que tomarlos en serio”.
Qué sea como dice Obrador porque además es el hombre más informado de México; sin embargo, en la naturaleza de cualquier imperio están las políticas injerencistas para mantener y reproducir el papel hegemónico, más aún cuando en el mundo la multipolaridad forma parte del entramado de las relaciones en la aldea global. Como muestra un botón de hoy, el conversatorio y las negociaciones que sostienen los presidentes Vladimir Putin y Xi Jinping para actualizar la alianza estratégica entre la Federación de Rusia y la República Popular China, dos gigantes que unidos ponen muy nerviosos a la Casa Blanca y el Pentágono.
Por lo demás a México no le va tan peor en el reporte de Blinken, pues reconoce que las elecciones son generalmente libres e imparciales y las autoridades mantienen un control efectivo sobre las fuerzas de seguridad. Incluye una sección sobre los esfuerzos del gobierno en las investigaciones de la desaparición de Los 43 de Ayotzinapa y detalla esfuerzos para arrestar a marinos y acusarlos de desaparición forzada en Nuevo Laredo, Tamaulipas, en 2018. Informa que los medios independientes son activos y expresaron una amplia variedad de perspectivas sin restricción alguna, pero se autocensuran ante el temor de represalias por parte de funcionarios y de organizaciones criminales trasnacionales.
Y agrega que AMLO descalifica a los periodistas para presentarlos como parciales, partidarios y corruptos, la mayoría de los cuales –digo yo– lo son. La impunidad y tasas extremadamente bajas de enjuiciamiento permanecen como un problema para todo crimen. (Le hablan Norma Lucía Piña Hernández, https://www.jornada.com.mx/2023/03/21/cartones/3) y varios asuntos más, pero incomparables con las severas críticas a Rusia, China, Cuba y Venezuela, mientras trata con muchas consideraciones a los aliados de USA como Egipto, Arabia Saudita e Israel.
Acuse de recibo
Concluye el reporte dado a conocer en la mañanera: “Entre los concesionarios de radio hay varios grupos que acapararon la publicidad en ese sector (…) “En cuarto lugar, está el empresario y periodista Federico Arreola, propietario de SDP Noticias que recibió 154 millones de pesos (el 99% de Enrique Peña). Le siguen Beatriz Pagés (Siempre) 106, Óscar Mario Beteta (Radio Fórmula) 74.5, Callo de Hacha 59, Raymundo Riva Palacio (El Financiero) 43, Ricardo Alemán (La Razón) 32, Jorge Fernández Menéndez (El Financiero) 25, Adela Micha 24, Roberto Rock (El Universal) 23.9, Pablo Hiriart (El Financiero) 22, Rafael Cardona 16, José Cárdenas (Radio Fórmula) 13.5, Daniel Moreno (Animal Político) 10, Eunice Ortega 10, Paola Rojas (Radio Fórmula) 6 millones de pesos”... “Carlos Payán Velver fue el capitán fundador del insólito navío periodístico llamado La Jornada, que durante décadas ha contribuido a impulsar el cambio democrático y popular en México. Muchos de los aires que hoy se viven provienen de aquellos vientos. Gracias, don Carlos, por todo”. Las palabras son de Julio Astillero en Twitter; agrego mi abrazo solidario a familiares y amigos… “Enviado por Jaime Ortega Reyna: Marx en el Instituto Mora, 40 años después https://lasillarota.com/opinion/columnas/2023/2/25/marx-en-el-instituto-mora-40-anos-despues-416304.html.
http://www.forumenlinea.com
forum@forumenlinea.com
Twitter@IbarraAguirreEd
Prensa México miércoles 22 de marzo de 2023
3/21/2023
Prensa México martes 21 de marzo de 2023
3/20/2023
Prensa México lunes 20 de marzo de 2023
3/19/2023
“México –dicen en discurso presidencial- no es colonia de EEUU”; sólo está listo a servirlo según sus deseos
3/18/2023
Mujer, vida, libertad: el poder y la promesa del Día Internacional de la Mujer

Acoso y violencia en la universidad
Escrito por Lucía Melgar Palacios

El paro en las cinco unidades de la Universidad Autónoma Metropolitana en la Ciudad de México es un mensaje de alerta tanto a las autoridades responsables de esta casa de estudios como a los/las responsables de las universidades y centros de investigación del país. Si bien muchas IES han elaborado protocolos y creado unidades, en principio especializadas, para canalizar y atender las denuncias de acoso y violencia contra estudiantes, docentes o personal, numerosos casos evidencian que subsisten fuertes resistencias a reconocer la gravedad del problema y a sancionar a los agresores.
En el caso de la UAM-Cuajimalpa, lo que detonó el paro no fue la denuncia de una alumna violada por un compañero, como encabezaron la noticia algunos medios, sino la resolución del Comité de Faltas que (según fragmentos del documento) aceptó la explicación del perpetrador de que se había tratado de una penetración “por accidente”. La ausencia de sanción contra el presunto violador, con quien la chica tuvo que compartir clase desde entonces, fue el detonador de la indignación estudiantil. Al paro declarado el 9 de marzo en ese plantel, estudiantes de las demás unidades respondieron en solidaridad el 10, y denunciaron otros casos en que las autoridades no han dado respuesta acorde con la gravedad de los hechos.
Tuvo que darse un movimiento amplio como éste para que las autoridades tomaran nota de la seriedad del problema. Lo hicieron, afortunadamente, como evidencia el comunicado del 15 de marzo firmado por el rector general y los cinco rectores de sedes, quienes reconocieron que se trata de una acción colectiva legítima, aseguraron que tomarían medidas para asegurar la integridad de las paristas (que han recibido amenazas y agravios), que no habrá represalias contra ellas y que se expedirá un protocolo único contra la violencia de género en la UAM, además informaron que se revisó el caso que originó el problema y se expulsará al alumno agresor. Esta reacción es sin duda positiva. Sin embargo, además de las buenas intenciones, estas medidas deben ir acompañadas de un conjunto de programas a mediano y largo plazo que incidan en la mentalidad de los integrantes de la universidad en todos sus niveles para no tolerar más actos ofensivos o delictivos contra las mujeres y las personas LGBTIQ+ u otras personas.
Parar una universidad por un caso de violencia sexual no es exagerado. Es un acto legítimo, más cuando el problema es sistémico. Así lo reconocieron las redes feministas de alumnas, profesoras e investigadoras de la UAM que se han solidarizado con las chicas en paro y las especialistas feministas que están dando seguimiento a sus demandas y necesidades y que han manifestado públicamente su apoyo a las estudiantes. La Red de Investigación sobre Violencias de la UAM, por ejemplo, afirmó en una carta pública que los hechos de violencia “dolosamente afectan el derecho de las alumnas y alumnos al acceso plano a la vida universitaria”; señalaron también que “sin justicia no hay paz”. Tener que enfrentar acoso y violencia en el espacio educativo mina el desarrollo personal e intelectual, provoca miedo y ansiedad, como declaró una alumna en medios.
Ni la violencia misógina ni la incapacidad de sancionarla conforme a la justicia son problemas exclusivos de la UAM. El caso de Cuajimalpa es emblemático –hasta donde sabemos– por la carencia de “perspectiva de género” y hasta de sentido común de un Comité de Faltas que pretendió ignorar que la violación es ante todo abuso de poder y que no existe violación “accidental”. Si, como manifestara este comité, sus integrantes carecían de preparación en temas de género y violencia, es responsabilidad de la Universidad asegurarse de que esto no se repita en el futuro. Hay quienes creen que cualquiera que haya recibido un curso de género puede tratar problemas de acoso o violencia, lo cual es un error. Debe insistirse en que quienes se ocupen de estos casos, entiendan cómo funciona la violencia contra las mujeres y cómo se vincula con la visión patriarcal y las relaciones de poder.
Por desgracia, también en otras universidades públicas y privadas se han dado a conocer casos mal llevados o no resueltos, donde se ha estigmatizado a las víctimas y se les ha obligado a convivir con agresores o a ser ellas quienes se cambien de salón o de institución; donde se ha protegido a estudiantes o profesores para “no arruinarles la carrera”, como si sus actos no perjudicaran la carrera y la vida de las sobrevivientes; donde se ha acosado o censurado a quienes alzan la voz y apoyan las denuncias, como si los ataques o el acallamiento pudieran borrar los hechos.
En estos días, el caso de la UAM ha actualizado otras situaciones preocupantes, como la de la UACM donde, según notas de prensa, hay entre 80 y 120 expedientes de denuncias cuya revisión está detenida porque la Comisión de Justicia no puede sesionar. El número de denuncias acumuladas parece hablar de un problema grave. Habrá que averiguar si se debe a una alta incidencia de casos, a una falla estructural o sistémica en el funcionamiento de las instancias que deben atender las denuncias, a ambas o a otras factores.Éste y otros paros y denuncias demuestran que urge un cambio radical en las universidades. Es hora de poner fin a las complicidades patriarcales, a la negligencia y la opacidad
Gran revelación: el sexo no existe y la mujer tampoco.
El sofisma (la R.A.E. lo define como “falacia”, algo que, en apariencia, se presenta como válido, aunque en realidad es falso) ha hallado su enésima vuelta de tuerca en el pensamiento posmoderno que considera que la razón es un instrumento de control imperialista, colonial y normalizador de la injusticia. Es más, según su principal postulado, la razón ya no sirve para entender el mundo, por contra, lo que vale para ello es el subjetivismo psico-imaginario y el relativismo cultural. Hay, pues, que guiarse por las emociones, la subjetividad y los deseos individuales, un credo que va como anillo al dedo a los intereses neoliberales (léase individualismo, consumismo y lucro).
En el caso concreto de la desigualdad por razón de sexo, este pensamiento ha dado en construir la llamada teoría “queer”, transgenerista o trans-feminista. En ella, se establece que ser mujer o varón es una ficción expresada en un modo de sentir, vestir y hablar, que se desarrolla a partir de una asignación extrínseca y arbitraria practicada a los sujetos al nacer. Por tanto, como el sexo no existe, salvo como construcción social o ficción discursiva, puede suceder fácilmente que algunos sujetos decidan auto-asignarse en base a sus deseos o necesidades de cada momento. ¿Que suena raro? Pues no, porque, aunque el sexo no existe, el género sí existe, la prueba es que todo se construye culturalmente. Entonces ¿la realidad biológica de mujeres y hombres..? Nada. Eso de la biología hay que superarlo ya y, gracias al transfeminismo es fácil de realizar, pues existe un completo catálogo de géneros donde elegir. La Web Gay, Cromosoma X, por ejemplo, afirma que en España hay 12 géneros reconocidos oficialmente: masculino, femenino, andrógino, no binario, intergénero, neutro, transexual, transexual femenino, transexual masculino, agénero, bigénero y trigénero. Pero eso no es nada, en otros países pueden ser hasta 16 e incluso 24. Así, el sujeto puede elegir y “ser quien es” (sea lo que sea lo que quiera decir esa tautología) y con ello ya tiene garantizado el “derecho a la felicidad” (que, por lo visto, eso sí que existe).
Lo anterior es parte de lo que se ha escuchado el pasado fin de Semana en Madrid en el Encuentro Internacional organizado por el Ministerio de Igualdad “Nosotras lo llamamos feminismo” (un nombre muy apropiado, ya que, salvo las organizadoras y los/as asistentes debe haber muy pocas personas que consideren feminismo lo que allí se ha expuesto). No obstante, el “Encuentro” ha resultado muy clarificador pues, además de elogiar la “Ley Trans” recientemente aprobada, también se han reivindicado la prostitución como una forma de empoderamiento para las mujeres, aunque no para los proxenetas y puteros (pobrecitos ellos), y la legalización de los vientres de alquiler, ya que se ve que hay numerosas mujeres ávidas por llevar a término un embarazo y luego entregar altruistamente al bebé a quien se lo solicite. Todo ello, más alguna que otra cosilla, nos llevará, sin duda, a una idílica igualdad, si obviamos, claro está, que esa situación ideal se construye obligatoriamente sobre dos puntales:
Uno. El relato patriarcal del consentimiento. Es decir, ¿realmente las mujeres prostituidas y las gestantes de alquiler consienten desde la libertad verdadera, o sea, no condicionadas?
Dos. La explotación sexual y mercantil de los cuerpos de las mujeres. ¿Será por eso que “acuerpemos” (signifique lo que signifique) ha sido la palabra más pronunciada en el evento?
El problema es que la experiencia de otros países nos dice que esta agenda transfeminista-generista no ha conseguido más derechos para las personas transexuales allí donde ha sido introducida, sino que, en algunos casos, está siendo un verdadero desastre. El libro de Hannah Barnes, periodista de la BBC, sobre el escándalo de la clausurada clínica Tavistock de Londres, dependiente del Sistema Público de Salud del RU, ha sacado a la luz tremendas miserias como la administración de medicamentos y hormonas a niños y niñas de 9 años, cientos de demandas para destransicionar imposibles de atender o datos que nos deberían hacer pensar mucho como que, de los adolescentes que pedían el cambio de sexo, más del 25% habían pasado por centros de acogida, el 38% provenía de familias con problemas de salud mental y el 42% de diversos malestares, acosos, anorexias y bulimias, etc… En fin, todo un registro de horrores que ha dejado impactados a los británicos. En cuanto a las mujeres que gestan hijos para otras personas (véase el caso de las ucranianas y rumanas), o la mayor parte de las mujeres prostituidas y víctimas de trata en países que legalizaron la prostitución, como Holanda y Alemania, tampoco parecen estar muy liberadas a tenor de las informaciones que nos llegan de estos países, verdaderos centros de tráfico sexual de niñas y mujeres.
Lo que sí parece que lleva camino de conseguir este transfeminismo es despojar a las mujeres de los derechos universales que han conseguido a base de lucha y esfuerzo. De hecho, la situación social y laboral que en estos momentos padecemos las féminas (si tienen tiempo, echen un vistazo a la última E.P.A) ha empeorado claramente en los últimos años. Sinceramente, ya no sé qué pensar de esta posmoderna teoría, salvo que muy feminista no es. ¿Qué por qué? Pues porque el feminismo siempre ha defendido que las mujeres son uno de los dos sexos que conforman la humanidad y que las mujeres no somos una ficción discursiva, sino sujetos que se realizan de modo singular e irrepetible en cada situación espacio-temporal.
Por otra parte, el feminismo es un movimiento internacionalista basado en los universales éticos de justicia e igualdad, lo cual garantiza la inclusión de todas las mujeres del mundo sin distinción de clase, raza, cultura, orientación sexual, religión o cualquier otra condición particular, en su agenda política. Una agenda que incluye, entre otras cuestiones, la erradicación de la trata de personas con fines de explotación sexual y reproductiva, la supresión del mercado de óvulos, la abolición de la prostitución y la denuncia de la pornografía, y que trabaje contra el matrimonio de niñas, las violaciones, acosos, feminicidios, la ablación de clítoris, las cirugías mutiladoras y contra otros modos de machismo, como son la exclusión del espacio público, la ciudadanía de segunda y tercera, la doble y triple jornada laboral, la brecha salarial y educativa, el techo y los laberintos de cristal, la feminización de la pobreza, la precarización laboral, etc. además de defender la libertad de orientación sexual y los derechos humanos de todas las personas, incluidos, por supuesto, los de las personas transexuales. Entonces ¿qué es lo que no defiende? Lo que no defiende son privilegios para los transgeneristas.
Parece que este 8 de marzo habrá dos manifestaciones separadas. Una pena, pero a tenor de lo que ocurre no podía ser de otra manera. El feminismo no puede defender unas identificaciones genéricas múltiples basadas en sentimientos y deseos individuales, porque eso supone vaciar la categoría “mujer” que es la base de su existencia. Tampoco puede apostar por la fragmentación de las mujeres, el sistema prostitucional, los vientres de alquiler o los cambios de sexo médicos y quirúrgicos sin garantías, ya que todo ello responde a intereses espurios contrarios a los de las mujeres.
Hoy el feminismo es uno de los escenarios en los que esta guerra de las identidades que nos invade se está manifestado con mayor crudeza. El confusionismo es tal que Leyes como “la Ley Trans” han sido votadas por el PP en casi todas las Comunidades Autónomas. Es más, en las CCAA en las que gobierna el PP, como Andalucía o Madrid, han decidido que quizá revisen alguno de sus artículos, pero que no es seguro. ¿Será esta una Ley de derechas? Y en todo caso, ahora que ni las mujeres ni el sexo existen ¿conseguirá muchos votos de las mujeres el transfeminismo generista que representa el Ministerio de Igualdad?
- Publicidad -
El empoderamiento de la mujer flaquea en las altas esferas de la ONU
Thalif Deen
NACIONES UNIDAS – Cuando el secretario general António Guterres se dirigió a la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW) de la ONU, afirmó que la reunión anual adquiere aún mayor importancia en un momento en que los derechos de las mujeres están siendo «abusados, amenazados y violados en todo el mundo».
“Los avances logrados durante décadas se desvanecen ante nuestros ojos, y la igualdad de género se aleja cada vez más”, dijo al abrir el 67 periodo de sesiones de la CSW (CSW67), el 6 de marzo. La CSW es el principal organismo intergubernamental mundial dedicado exclusivamente a la promoción de la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres.
Guterres citó con desaliento en la CSW67, que concluye este viernes 17, la funesta predicción de ONU Mujeres de que «la igualdad de género está a 300 años de distancia».
Esperemos que esta predicción no se aplique a las Naciones Unidas, que no han elegido a ninguna mujer como secretaria general en los últimos 77 años, al tiempo que mantienen el predominio masculino en una de las instituciones internacionales más importantes, aunque sigan abogando incesantemente por la igualdad de género en todo el mundo.
Guterres declaró en diciembre que, en general, «hemos recorrido un largo camino», y ha logrado algunas primicias notables, como alcanzar la paridad en el grupo directivo superior, por primera vez en la historia de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), hace dos años.
“Lo mismo ocurre ahora con los jefes y jefas adjuntos de las operaciones de paz. Hace cinco años, la proporción de mujeres en esos puestos era solo de 25 %», señaló.
La paridad se alcanzó en 2018, entre los 130 coordinadores residentes, y la representación de las mujeres en las sedes ya ha alcanzado la paridad, mientras que el número de entidades de la ONU con al menos 50 % de personal femenino, ha aumentado de cinco a 26.
Aun así, la proporción hombre/mujer en la cúpula de la Secretaría General es de nueve frente a cero. Y la Presidencia de la Asamblea General (PAG), máximo órgano de decisión política de la ONU, tampoco se queda atrás: 73 hombres y cuatro mujeres, desde la fundación del foro mundial en 1945.
La próxima elección formal del nuevo PAG -Dennis Francis, de Trinidad y Tobago- elevará el total a 74 hombres y cuatro mujeres.
PassBlue, una empresa multimedia sin fines de lucro dirigida por mujeres, dijo a comienzos de marzo que “algunos diplomáticos están furiosos, con razón, porque esto significa que habrá el 74 hombre elegido de entre las 78 personas que ocuparán ese cargo, pero han sido incapaces de organizar un rival que se presente contra él”.
“Al menos, la presión ha hecho que Francis publique una declaración sobre su visión, aunque quizá sea un término generoso para un breve documento que solo contiene cuatro párrafos sobre política”, añadió.
“Deseamos al Sr. Francis la mejor de las suertes en este importante cargo, pero lamentamos que el proceso no se haya visto reforzado por una competencia significativa y una plataforma política exhaustiva», planteó PassBlue, un multimedio muy seguido, que cubre de cerca la relación entre Estados Unidos y la ONU, las cuestiones relacionadas con la mujer, los derechos humanos, el mantenimiento de la paz y otros asuntos globales.
Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.
Los nueve secretarios generales hasta la fecha son el noruego Trygve Lie (1946-1952), el sueco Dag Hammarskjöld, (1953-1961); el birmano U Thant (1961-1971); el austriaco Kurt Waldheim (1972-1981), el peruano Javier Pérez de Cuéllar (1982-1991), el egipcio Boutros Boutros-Ghali (1992-1996) el ghanés Kofi Annan (1997-2006), el surcoreano Ban Ki-moon (2007-2016), y el portugués Guterres, en el cargo desde 2017.
Las únicas cuatro mujeres elegidas como presidentas de la Asamblea General han sido la india Vijaya Lakshmi Pandit (1953), la liberiana Angie Brooks (1969), la baerení Sheikha Haya Rashed al Khalifa (2006) y la ecuatoriana María Fernanda Espinosa Garcés (2018).
Pero la culpa de estas anomalías no es de los sucesivos secretarios generales, sino de los 193 Estados miembros de la ONU, que se apresuran a adoptar decenas de resoluciones sobre empoderamiento de género, pero no las ponen en práctica en las más altas esferas del organismo.
Ben Donaldson, en nombre de Blue Smoke, una nueva iniciativa que arroja luz sobre los procesos de nombramiento de la ONU, dijo a IPS que los avances en materia de paridad de género en la ONU han sido muy desiguales.
“Se han logrado avances en el grupo de alta dirección de la Secretaría General, pero esto no es todo. No se puede evitar el hecho de que una cadena ininterrumpida de nueve secretarios generales masculinos habrá dirigido la organización durante 80 años y para cuando se deba elegir al próximo secretario general solo dos de los últimos 50 PAG han sido mujeres”, afirmó.
“Y al igual que Guterres, el candidato masculino para la próxima PAG tiene ante sí una pizarra en blanco, sin oposición de ningún candidato, sea mujer o no”, añadió Donaldson.
En ambos casos, argumentó, “los Estados no han designado candidatas a pesar de la plétora de mujeres altamente cualificadas que existen”.
“El sexismo sigue impregnando el sistema internacional, lo que perjudica a las mujeres desde el principio de su carrera y nos lleva a la situación actual: solo el 25% de los embajadores ante la ONU son mujeres y la paridad sigue siendo inalcanzable en las operaciones sobre el terreno, el mantenimiento de la paz y la dirección de la sanidad mundial, a pesar de que 70 % del personal sanitario y social son mujeres», afirmó Donaldson.
Subrayó que lo más frustrante de las Naciones Unidas para quienes intentamos comprender esta cuestión es la falta de transparencia.
“Sigue siendo imposible obtener una lectura del equilibrio de género de, por ejemplo, todos los puestos D1 y D2 (categorías de profesionales de nivel superior) en todo el sistema de la ONU, o un desglose geográfico. Por eso hemos lanzado Blue Smoke, un boletín electrónico mensual que arroja luz sobre los procesos de nombramiento de la ONU y pide la inclusión en cada paso del camino», declaró.
Mandeep S. Tiwana, director de programas de la red de organizaciones sociales CIVICUS, dijo a IPS que el desequilibrio de género en la elección y los nombramientos del secretario general de la ONU y el presidente de la Asamblea General «es sintomático de un elevado malestar en nuestras sociedades».
“Los Estados, en particular, deben avanzar en materia de diversidad, equidad e inclusión, pero a menudo se encuentran rezagados con respecto a los actores no gubernamentales», señaló.
Mientras tanto, en relación con la declaración de Guterres sobre la igualdad de género, una de las preguntas en la rueda de prensa de la ONU del 6 de marzo fue si el secretario general «consideraría la posibilidad de hacer algún tipo de gran gesto para subrayar su punto de vista, haciéndose a un lado y dando su puesto a una mujer».
En respuesta a esta pregunta, el portavoz Stéphane Dujarric afirmó que «el secretario general no se plantea dimitir de ninguna manera».
“Él continuará, y creo que ha demostrado resultados demostrables, mejorando y alcanzando la paridad de género en los altos cargos que nombra, ¿verdad? Porque él no tiene autoridad sobre toda la administración”, argumentó.
Subrayó que Guterres, quien inició su segundo mandato de cinco años comenzó con el año 2021, ha estado poniendo en marcha una estrategia para alcanzar la paridad de género en los niveles profesionales para garantizar que haya una representación más equitativa y clara.
“Y creo que lo que ha hecho en términos de nombramientos se ha hecho con extrema rapidez, dentro de los estándares de la ONU. Creo que en dos años ha alcanzado la paridad, incluidos los coordinadores residentes sobre el terreno. Y es una política que continuará con mucha energía”, concluyó Dujarric.
El cierto que bajo la gestión de Guterres, el empoderamiento de género ha ido en aumento en los altos cargos, en las agencias de la ONU y en las operaciones de mantenimiento de la paz y sobre el terreno en todo el mundo.
Mathu Joyini, embajdora sudafricana ante la ONU y presidenta de la CSW, dijo que «la discriminación de género es un problema sistémico que se ha entretejido en el tejido de nuestras vidas políticas, sociales y económicas y el sector de la tecnología no es diferente».
Aunque las tecnologías digitales están permitiendo avances sin precedentes para mejorar los resultados sociales y económicos de las mujeres y las niñas, consideró que los nuevos retos pueden perpetuar los patrones existentes de desigualdad de género.
Hizo un llamamiento para que las mujeres líderes e innovadoras dispongan de más oportunidades y para que los sectores público y privado faciliten más financiación que permita la plena participación de las mujeres y las niñas en el ecosistema tecnológico.
T: MF / ED: EG
Zetkin, Kollontai y Luxemburgo precursoras del movimiento feminista
La historia de las mujeres, a lo largo del desarrollo humano, ha sido una historia cargada de dolor, de abuso, de exclusión y de penurias de toda índole.
Desde los más eruditos hasta los más ignorantes han tratado de subordinar a la mujer bajo su poder. En muchas culturas, incluso antes de Cristo, la mujer era vista como una ciudadana de segundo grado. Zaratustra, poeta del siglo VII a. C. decía por ejemplo: «La mujer debe adorar al hombre como a un Dios. Cada mañana debe arrodillarse nueve veces consecutivas a los pies del marido».
Por otro lado, distintas religiones han contribuido, de una u otra manera, al sometimiento de la mujer. En Génesis 3:16, del Antiguo Testamento, se revela esta situación: «Multiplicaré en gran manera los dolores de tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti». La herencia romana del «pater familias» es otro factor que ha contribuido a la sumisión de la mujer. El «pater familias» era el jefe de la familia y tenía el poder absoluto sobre su esposa, sus hijos y sus esclavos. Era el responsable de la propiedad familiar e incluso tenía derecho a decidir si los miembros de la familia, incluyendo a los esclavos, vivían o morían. Es decir, cargaba en sus espaldas la «vitae necisque potestas» (poder de vida o muerte). Entonces surgió el patriarcado, como organización social, en donde el patriarca de la familia tiene el poder. Y este hecho, sin lugar a dudas, trajo consigo la opresión y la dominación de la mujer. Es así que las mujeres no tenían derecho a voto, derecho a estudiar en las universidades, no tenían acceso a la política ni a la vida pública. Eran consideradas propiedad del marido y, en consecuencia, se dedicaban solamente a tareas del hogar. En otras palabras, sus ideas, sus deseos y sus inquietudes intelectuales se esfumaban como pompas de jabón dentro de cuatro paredes. Pero a pesar de muchos obstáculos en el camino, siempre han existido mujeres que han mostrado gran inteligencia, rompiendo el cerco impuesto ante ellas por las sociedades retrógradas y machistas. También han existido mujeres que lucharon por liberarse del yugo patriarcal. El escritor y filósofo italiano, Umberto Eco (1932-2016) escribió: «No es que no hayan existido mujeres filósofas. Los filósofos han preferido olvidarlas». Hiparquía de Grecia (300 – 346 a. C), quizá sea una de las primeras mujeres filósofas. Otro ejemplo digno de citar es Hitapia de Alejandría (370 – 415 d. C), filósofa y matemática. Hitapia trabajó como profesora de matemáticas y elaboró junto a su padre, también matemático, textos para sus alumnos.
Con el advenimiento de la era industrial, el trabajo de las mujeres se convirtió en un trabajo pesado, monótono y esclavizado. Marx y Engels mencionaron, en sus escritos, la sobreex-plotación que sufrían especialmente las mujeres y los niños. La proletarización de las mujeres en el sistema capitalista se da, afirmaban, en las mujeres sin formación profesional. Es entonces cuando surge la mano de obra barata y los contratos masivos. Para Marx, la emancipación de la mujer se logra a través de una Revolución Socialista. Por eso, aseguraba, que la lucha de las mujeres debería unirse a la lucha de clases. Contrariamente a las teorías progresistas de Marx y Engels, han existido ideólogos del movimiento obrero que no supieron comprender, en toda su esencia, el trabajo de las mujeres. Pierre Proudhon (1809-1864) y Ferdinand Lassalle (1825-1864) eran teóricos que mantuvieron posturas incoherentes en cuanto a la mujer se refiere. El más reaccionario era Proudhon quien afirmaba: «Si la mujer es igual al hombre, entonces significa el fin del matrimonio, la muerte del amor y la ruina de la raza humana». Proudhon nunca supo entender el protagonismo de la mujer en la evolución de la especie humana. Lamentablemente los juicios de Proudhon y Lassalle, que manifestaban la inferioridad de la mujer respecto al hombre, habían calado en las mentes de las altas capas sociales del mundo.
Clara Zetkin (política alemana, 1857-1933) y Alexandra Kollontai (política rusa, 1872-1952) fueron figuras importantes en el proceso de emancipación de la mujer. Ellas comprendieron perfectamente los enunciados de Marx y Engels. Zetkin perteneció al Partido Socialdemócrata Alemán y Kollantai al Partido Comunista Ruso. En el II Encuentro Internacional de Mujeres en Copenhague, en 1910, Zetkin junto a Kathy Duncker; otra mujer socialista, propusieron instaurar un día dedicado a las mujeres obreras de todo el mundo. Este día es el 8 de marzo de cada año. Junto a Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht crearon la Liga Espartaco que fue un grupo revolucionario. Podríamos decir que Zetkin, Kollontai, Luxemburgo y otras mujeres de ese tiempo fueron las precursoras del movimiento feminista. En diferentes épocas las mujeres han puesto en tela de juicio las injusticias sociales que impone el patriarcado frente a las mujeres. Y esas polémicas se han intensificado, al rojo vivo, en las décadas del 60 y 70 por los movimientos feministas en ciertas partes del mundo.
Está demostrado que la capacidad intelectual del hombre y de la mujer son iguales dependiendo del medio en el que se desarrollan. Sin embargo, existen muchos hombres que se han aferrado a las teorías de Proudhon y Lassalle, y no aceptan que sus mujeres sean más capaces que ellos intelectualmente. Las mujeres siguen siendo víctimas de los hombres. Los abusos, los problemas intrafamiliares y la violencia de género siguen causando traumas psicológicos en las mujeres. Las mujeres aún son discriminadas en el trabajo y luchan, día a día, en la faena de la casa cuidando a los hijos sin adquirir un centavo. Sin las mujeres, nosotros los hombres no estaríamos transitando por este mundo que nos ha tocado vivir. Sin las mujeres, la familia no existiría. Está claro, todavía queda mucho por hacer para el bienestar de las mujeres. A pesar de ello, y gracias a las investigaciones en el campo social, hoy en día se habla del protagonismo de las mujeres en los diferentes campos científicos. Es decir, cuando se estudia la sociedad contemporánea se incluye a las mujeres en las distintas áreas de la sociedad. Esta mirada con perspectiva de género permite reinterpretar la historia con una visión más justa y un impacto en favor de las mujeres.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.