5/19/2018

¿Y los protocolos para qué? la UNAM continúa encubriendo prácticas machistas


Daniela Villegas

“¡Alerta, alerta, alerta al que camina la lucha feminista por América Latina! ¡Alerta, alerta, alerta feminista, ese macho en la academia abusa de tus amigas! ¡Macho marxista te tenemos en la lista!”, entonan una decena de mujeres encapuchadas de tonos morado, negro y rosa a su paso por los pasillos de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México UNAM.

¿Quiénes son?, pregunta una chica que las observa con detenimiento y en respuesta obtiene de un alumno “Son las feminazis”. Feminazis, término que aquellos, sí principalmente hombres, usan para denostar a las mujeres que alzan la voz, denuncian y no se quedan calladas. El feminismo no mata, el feminismo celebra la vida, muy al contrario del machismo que en México tiene como resultado siete víctimas de feminicidio al día, según Naciones Unidas.

Es el mediodía del lunes 14 de mayo y los pasillos de la Facultad de Filosofía se inundan de consignas feministas y de carteles con la imagen de Jaime Ortega Reina profesor de la UNAM y de la Universidad Autónoma Metropolitana UAM, con la leyenda SE BUSCA, ABUSADOR DE ALUMNAS Y MACHO DE IZQUIERDA.

El profesor habría de participar como parte de la mesa Mariátegui hoy, dentro del coloquio El Mundo Mariátegui: Mariátegui en el Mundo entre las 11 am y 1 pm, sin embargo, no se presentó. Ni a ése evento académico ni a otro realizado en la Facultad de Ciencias Políticas el mismo lunes 14 por la tarde. El factor sorpresa se frustró más no la fuerza de la denuncia. Ésta se hizo más fuerte y evidenció ante la ausencia imprevista o quizá prevenida del académico denunciado por acoso, abuso de poder y plagio, el solapamiento de quiénes encubren éstas prácticas deleznables y la cobardía del denunciado. 

Pese a que no se encontraba físicamente Ortega Reina, alumnas, exalumnas del profesor, junto con demás compañeras que se unieron en sororidad, irrumpieron en el coloquio y leyeron la denuncia y pliego petitorio en la que señalaban que a partir de “múltiples testimonios de compañeras que han elegido romper el silencio, (se sabe) que abusa de su posición como profesor para acomodar piezas a su favor, violentando a sus compañeras sentimentales, confrontando a mujeres que han sido sus alumnas, y apoyando plagios académicos de otras profesoras para tener ´status académico´ y generando redes de complicidad manipulando la información. Ha mantenido relaciones sentimentales con tres estudiantes de licenciatura, de la generación 2008, 2011 y la última de la generación 2013 de Estudios Latinoamericanos”. De igual manera evidenciaban que “pese a las transformaciones que ha habido en los últimos años y a pesar del impulso de un Protocolo de Seguridad, no se ha logrado erradicar la violencia de género, abordarla y entenderla como un fenómeno estructural, que no solamente se soluciona con pobres e ineficientes protocolos”.

Ésta certera señalización hace eco de la tan anunciada con bombo y platillo firma de un acuerdo entre la UNAM y Naciones Unidas en su campaña HeforShe para detener el acoso sexual perpetrada por académicos y estudiantes el 29 de agosto de 2016. De igual manera el último Informe sobre la implementación del Protocolo para la Atención de Casos de Violencia de Género en la UNAM, el cual inició el 20 de agosto de 2016, pero que ha visto pobres resultados en cuanto al castigo a responsables de violencia y acoso. Aparentemente hay convenios, pero en los hechos no se evidencia que se estén tomando cartas en el asunto. 

Al escribir éstas líneas me entero que la UNAM de haber decidido despedir a uno de sus empleados por agresiones físicas cometidas contra Judith Flores trabajadora sincalizada de la institución el pasado 20 de febrero, ha revocado la decisión y preferido tan sólo suspender al agresor por ocho días. 

¿Cuál es el propósito de estos convenios y protocolos contra la violencia dentro de la institución universitaria, si se prefiere considerar la trayectoria laboral del o los agresores, por encima de la dignidad, seguridad de las profesoras, trabajadoras, alumnas, exalumnas? ¿Acaso no es una burla flagrante hacia las víctimas la careta de institución a favor de las mujeres cuando la realidad es que las mujeres son lo último que les preocupa al encubrir y premiar a los agresores?

Lo que sí ha generado éste tipo de prácticas es que las mujeres no sólo visibilicen a los agresores, que es lo mínimo que se puede hacer, ante tanta impunidad, sino que también creen redes de sororidad al realizar las denuncias públicas y advertir a las alumnas de nuevas generaciones con qué clase de depredadores se enfrentan.

Una cosa es cierta, tal y como mencionaban las denunciantes de Ortega Reina: “Si abusas de tus alumnas yo te voy a denunciar. Ch$%$%& que tú hagas ya no me voy a callar”.

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Ciudad Universitaria, CDMX a 14 de mayo del 2018.
A todos y todas las asistentes de este coloquio: 

Paramos este evento para hacer una denuncia pública contra un profesor que más de una vez ha sido señalado de acoso y abuso de poder. Lo hacemos nosotras porque las autoridades han demostrado profunda incompetencia para proteger a las víctimas de acoso sexual. Debido al encubrimiento y los pactos patriarcales academicistas, las denuncias no han sido efectivas. Es por eso que señalamos a Jaime Ortega Reyna, profesor de la UNAM, UAM y miembro del programa “Tiempos equívocos” y del comité de redacción de la revista MEMORIA, por violencia, acoso, abuso de poder y difamación hacía más de cinco estudiantes de esta institución. Hoy sabemos, gracias a múltiples testimonios de compañeras que han elegido romper el silencio, que abusa de su posición como profesor para acomodar piezas a su favor, violentando a sus compañeras sentimentales, confrontando a mujeres que han sido sus alumnas, y apoyando plagios académicos de otras profesoras para tener “status académico” y generando redes de complicidad manipulando la información. 

Ha mantenido relaciones sentimentales con tres estudiantes de licenciatura, de la generación 2008, 2011 y la última de la generación 2013 de Estudios Latinoamericanos. Es evidente que busca relacionarse con mujeres cada vez más jóvenes por sus múltiples inseguridades y por la necesidad de reafirmarse, manipular y controlar. Busca hacerlo en las nuevas generaciones, abusando de su posición como profesor que le da poder y acceso a la información de las alumnas. Ha sido señalado por más de tres estudiantes del posgrado de Estudios Latinoamericanos de acoso, violencia, homofobia y manipulación. Y por agresión, violencia verbal y difamación a las pocas profesoras que visibilizan su misoginia. Este comunicado también es una forma de advertir a las chicas de las nuevas generaciones de la clase de profesor que es Ortega Reyna. Estamos hartas de su machismo-leninismo disfrazado y de que utilice el “discurso crítico” para justificar su acoso sexual a estudiantes. 

Denunciamos el encubrimiento entre profesores y la cultura naturalizada del machismo, abuso de poder y relaciones jerárquicas existentes en la universidad. En el caso de Jaime Ortega es sabido que mantiene amistad con varios administrativos de la institución, lo que lo favorece para seguir teniendo reconocimiento en la Universidad; en este lugar de privilegios y pactos patriarcales donde no caben las críticas ni las sanciones. En este modo priísta de operar, importa más la historia de viejas amistades y grandes reputaciones, que las denuncias y los abusos. En la UNAM, pese a las transformaciones que ha habido en los últimos años y a pesar del impulso de un Protocolo de Seguridad, no se ha logrado erradicar la violencia de género, abordarla y entenderla como un fenómeno estructural, que no solamente se soluciona con pobres e ineficientes protocolos. Es necesario corregir la necesidad de la formación de los integrantes de nuestra comunidad, implementar medidas de prevención, fortalecer los mecanismos que hemos encontrado para resolver y sancionar las situaciones de violencia de género. Falta la seria formación de las autoridades para hacerse cargo de estas situaciones, ya que existe una incapacidad y un letargo a nivel institucional para poder responder de forma satisfactoria a las demandas específicas de acoso sexual por parte de los profesores, generándose conflictos de intereses.

Ni la legislación universitaria de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) o la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) o la de alguna otra institución de educación superior del país pública o privada contempla en sus reglamentos este tipo de relaciones de poder y verticales entre alumnas y profesores, normalizan la situación en las que la gran mayoría de las veces los docentes abusan de su posición para amedrentar, amenazar, violentar, y hostigar a alumnas cuando han terminado una relación de noviazgo.

Es así que queremos exigimos buscar otras formas y ámbitos a partir de los cuales es necesario accionar para hacer frente a las lógicas heteropatriarcales y erradicar la educación sexista así como la despatriarcalización de las Universidades:

Educación No Sexista

● Se exige la revisión y renovación curricular de las disciplinas que se enseñan en la Facultad con perspectivas de género a fin de identificar las formas en que se reproduce el androcentrismo en la producción del conocimiento. Es necesario realizar una revisión con enfoque de género tanto de las propuestas curriculares explícitas, como del currículum oculto que operan en nuestras clases. Desde las epistemologías y pedagogías feministas se ha demostrado ampliamente el rol que cumple la educación en la reproducción y mantención de un orden tradicional heteropatriarcal de género. 

● Incorporar realmente enfoques de género de manera transversal en las ciencias sociales. Y crear más de cursos y seminarios transversales interdisciplinarios de perspectivas feministas que aborden temas relativos a las múltiples violencias y desigualdades de género que se experimentan en nuestra sociedad y que son esenciales para la formación de cualquier profesional de las ciencias sociales. 

● Desarrollar instancias de capacitación o talleres para el cuerpo docente y funcionarios/as de la Facultad para prevenir la reproducción de discursos y prácticas sexistas en las acciones docentes y las relaciones laborales e interpersonales. Consideramos de especial relevancia este punto ya que el sexismo, la heteronormatividad y el androcentrismo se reproducen de manera cotidiana en los currículos ocultos, los chistes y comentarios sexistas en clases y en reuniones de trabajo, en la desvalorización de investigaciones de académicas y la subordinación de saberes con enfoques de género y feministas, entre otros. 

● Implementar prácticas de prevención de discriminación, acoso y abuso sexual en la Universidad que vayan más allá de enfoques punitivos y apunten a promover las transformaciones sociales necesarias para que los discursos y prácticas sexistas dejen de ser cotidianas, a partir de una lógica preventiva. Así como establecer procedimientos claros, con debidos procesos y de acompañamiento a posibles víctimas de diferentes violencias sexistas y abuso de poder. 

Despatriarcalización de la Universidad 

● En primera instancia creemos necesaria la realización de nuevos Diagnósticos con perspectiva de género que den cuenta de la realidad de las desigualdades en la Universidad Autónoma de México. 

●Sobre las relaciones de poder en la Universidad: debemos llevar a cabo un análisis de la distribución por género en cargos de poder y procesos de toma de decisión, desigualdad salarial por género, dirección de proyectos, además de prácticas de desvalorización del trabajo académico de mujeres y de investigaciones con enfoque de género/feminista. 

● Es urgente la revisión de protocolos de acoso y abuso sexual. Esto con el propósito de construir estrategias de acción que estén contextualizadas a las realidades locales de cada Facultad y a sus respectivas comunidades universitarias. 

● Desarrollar talleres de prevención de violencia de género y sexual en la comunidad universitaria: de abusos sexuales entre estudiantes, de acoso de profesores/as a estudiantes, de acoso a funcionarias/as, prevención de discriminación a personas LGBTI, etc. Así como conformar redes de apoyo para acompañamiento y reparación de daño: atención psicológica, asistencia social y asesoría legal con enfoque feminista, entre otras. 


¡Alto al acoso sexual, violencia y abusos de poder de Jaime Ortega Reyna!
¡Alto al acoso de profesores hacia las alumnas!
¡Alto al abuso de poder y el encubrimiento por pactos patriarcales!

ATENTAMENTE
Estudiantes de la Universidad Autónoma de México (UNAM) Y de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM)

Remedios feministas para tiempos electorales


 Lenguantes 
   Por: Dirce Navarrete Pérez*


El proceso electoral en el que actualmente nos encontramos me ha mantenido muy preocupada. Si es verdad que las elecciones en el Estado de México son el reflejo de lo que vendrá en la presidencial, podemos esperar la jornada más violenta de la historia de los últimos años en nuestro país. Frente a este panorama tan desalentador, donde parece que no hay opciones, algunas tenemos una certeza: gane quien gane, nosotras perdemos.
Desde hace algunos años lo único que puedo pensar cuando hay contienda electoral es que urge organizarnos y entender que las elecciones son quizá la forma más limitada en la que podemos ejercer nuestra ciudadanía; el voto me parece el acto más costoso, más efímero y más cuestionable en su real repercusión en nuestro sistema democrático, a pesar de que nos han vendido la idea de que es aquí donde hay que concentrar el ejercicio de nuestros derechos políticos.
Las feministas sabemos que ningún candidato o candidata representa actualmente la agenda de las mujeres y que no hay súper héroes que puedan acabar con el patriarcado. Así que, desde ya, sabemos que nos toca seguir organizándonos pues el contexto siempre puede ser peor para nosotras.
En medio de esta reflexión me pregunto: ¿cómo le vamos a hacer para sostener y fortalecer nuestras luchas? ¿Cómo le vamos a hacer para seguir haciendo activismo y que éste no nos cobre con la vida?
Y es que, aceptémoslo, frecuentemente hacemos activismo en las peores condiciones: poniéndonos en riesgo a nosotras y nuestras colectividades, trabajando las 24 horas los 365 días del año, sin un pago o remuneración, sin comer bien, sin dormir, sin seguridad social, en los lugares más inseguros, sin contención y acompañamiento psicoemocional, saturándonos de chamba, sintiéndonos culpables por dejar de ir a una reunión, dejando de ver a nuestras familias, quedándonos sin tiempo hasta para nuestro placer. Además, juzgándonos entre nosotras por estas acciones que parecieran medir quién es “más o menos activista”.
Poder construirnos condiciones mínimas para vivir y continuar luchando, tales como tener dinero para comer, para vivir dignamente, poder atender nuestra salud física y mental, no es un “privilegio”, es una necesidad básica. Reconocer que la defensa de derechos que hacemos implica un trabajo puede ser un primer paso.
Revisar hasta qué punto el activismo que realizamos lo hacemos dese el sacrificio y la culpa y cómo juzgamos desde este lugar las acciones de las demás, quizá nos pueda ayudar a definir nuestros propios límites y respetar los de las otras. Además, nos ayudará a tener más claridad de la diferencia entre un activismo crítico y feminista y otras acciones que más bien son asistencialistas. Recordemos que no queremos ser mártires y tampoco somos las salvadoras de nadie.
Procurar espacios de compartición y contención entre nosotras, con nuestras colectivas y amigas, donde hablar de cómo nos sentimos en nuestra chamba, con nuestras familias, parejas, hijes, es muy necesario para ir tejiendo acciones colectivas hacia el #ActivismoSostenible.
En escenarios tan violentos y desesperanzadores como el que actualmente vivimos en México y con la incertidumbre en la que nos tiene el proceso electoral, algunas sentimos que es necesario reforzar la lucha, estar más presentes que nunca. Y tal vez es ahora cuando más tenemos que parar y darnos cuenta que tal vez no va por ahí, que necesitamos hacer un alto y respirar.
La lucha no se va a terminar unos días después de las elecciones, lo sabemos, esto va para largo, largo, largo. Si no paramos ahora para atendernos primero a nosotras, si no empezamos a revisar las formas en las cuales hacemos del activismo nuestra vida, podemos poner el riesgo la continuidad de nuestros movimientos.
Quizá nuestras mejores estrategias y apuestas de lucha en estas elecciones deberían ser algunas como: dormir más, comer mejor, procurarnos placer, hablar más con nuestras amigas, repartirnos equilibradamente la chamba y no juzgar nuestros activismos. Ser y construirnos espacios de refugios, porque la vida ya es bastantes dolorosa y parece empeorar, y nosotras necesitamos hacer #ActivismoSostenible para poder enfrentarla.
*Dirce Navarrete Pérez es politóloga feminista @agateofobia_
Imagen retomada de revista Enheduanna
Cimacnoticias | Ciudad de México.- 

Miles de madres no tuvieron nada que celebrar el 10 de mayo


 Mujeres Cautivas
   Por: Teresa C. Ulloa Ziáurriz*

El pasado 10 de mayo en muchas calles y plazas de nuestro país se escucharon consignas como: “¿Dónde están, dónde están, nuestros hijos, dónde están?, Ahora, se hace indispensable, presentación con vida y castigo a los culpables, Vivos se los llevaron, vivos los queremos, Las desapariciones no son un caso aislado, son políticas de Estado, 10 de mayo no es de fiesta, es de lucha y de protesta”.
“¡No están solas!”, fue el mensaje que dieron representantes de organismos internacionales y organizaciones no gubernamentales a las madres de desaparecidos durante el mitin posterior a la VII Marcha de la Dignidad Nacional.
Jan Jarab, representante en México de la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, señaló que las mujeres que están luchando por encontrar a sus hijas e hijos son ejemplo para la sociedad por su valentía y coraje.
Hilda, representante de los 43 normalistas de Ayotzinapa, expresó que “es muy difícil explicar el dolor que tenemos como madres y por el amor que le tenemos a nuestros hijos salimos a las calles para ser escuchadas”.
Jesús, en representación de los cineastas asesinados de Jalisco, también expresó a las mamás de desaparecidos que “su búsqueda es nuestra búsqueda, no están solas” e hizo un llamado a las autoridades. “Estamos hartos de esta tonta estrategia contra el narco, reconozcan que fracasó”, dijo en un mensaje a las autoridades.
Antes, con el puño en alto, paso decidido y voz viva, el grito de justicia retumbó en la capital mexicana y en cientos de ciudades más, donde miles de mujeres, en el Día de las Madres, exigieron que los casos de sus hijas e hijos desaparecidos, secuestrados, ejecutados y víctimas de feminicidio, de delitos en materia de trata de personas no se olviden y recordaron que el pasado 10 de mayo no tenían nada que celebrar.
Y así como en la Capital del país, madres de desaparecidos salieron a las calles de ciudades de Coahuila, Chihuahua, Zacatecas, Sinaloa, Nayarit, Michoacán, Morelos y Veracruz. Se leyeron en todas las marchas, una larga sucesión de nombres, solo una parte de las más de 35 mil personas no localizadas en todo el país, según datos oficiales. Cantidad que durante este sexenio se ha incrementado en más de 7 mil desaparecidas y desaparecidas y miles de víctimas de homicidio, feminicidio, secuestro, delitos en materia de trata de personas y un larguísimo etcétera.
“No tenemos nada que celebrar”, sentenció una madre veracruzana, cuyo hijo, Brian Jesús, desapareció junto con otros seis jóvenes en abril de 2016 cuando acudió a una supuesta entrevista de trabajo. Tras dos años no ha habido respuesta de las autoridades y el caso se encuentra en un callejón sin salida.
En sus recorridos, las madres alzaron sus mensajes de esperanza: “Hasta encontrarlos, no desistiremos, Presentes siempre” e hicieron llamamientos a los ciudadanos para que se sumen a una “lucha” que, aseguran, es de todos.
Muchas madres manifestaron que los trabajos de investigación los realizan las madres “porque las autoridades no hacen lo que deben hacer”. Afirmaron que falta que los funcionarios se “sensibilicen” porque los familiares son reiteradamente re victimizados, primero al decirles que se esperen, que no les levantan la investigación hasta que pasen 72 horas, porque seguramente se fue con el novio, o bien les dicen que no tienen una bola de cristal para adivinar dónde están sus hijas.  En una ocasión, uno de ellos le dijo a Juana que “él no tenía una bola de cristal para adivinar dónde estaba” su hija.
En Cuernavaca, Morelos, la Coalición Regional contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe, Víctimas y Ofendidos del Estado de Morelos, Ana Karen Vive, el Frente de Víctimas del Estado de Morelos y el Colectivo de Regreso a Casa es nuestra Búsqueda dijeron, después de una marcha que atravesó la Ciudad por la Avenida Zapata y Morelos, hasta la Plaza de Armas, en la Ofrenda donde, entre otras cosa, manifestaron que:
“Hoy, cuando en muchos hogares se celebra el Día de las Madres, miles de madres en todo el país y cientos en el estado de Morelos no tenemos nada que celebrar.
“Estamos aquí para denunciar la corrupción que prevalece en la Fiscalía General del estado de Morelos, en la Comisión Estatal de Seguridad Pública y en el Poder Judicial Estatal. Dichas instituciones, no respetan los derechos de las víctimas, ni equilibran los derechos de acceso a la justicia y verdad, así como el debido proceso, dando privilegios a los presuntos responsables, lo que ocasiona altos niveles de impunidad, miles de madres morelenses, algunas silenciadas por el miedo y el terror, otras frustradas por toda la indiferencia, corrupción, negligencia y omisión.
“Estamos unidas por el mismo dolor, por la ausencia de nuestras hijas e hijos. Hemos derramado lágrimas, pasamos noches en vela y seguimos esperando los resultados de las autoridades que no llegan.
“La indiferencia de las autoridades, la reiterada negación de la realidad, el querer silenciar a los medios de comunicación son las características de este gobierno, quien pretende engañar a la opinión pública, los problemas no se resuelven escondiéndolos bajo la alfombra y menos cuando la indiferencia ocasiona mucho dolor a las madres.
“Estamos aquí para exigir que se busquen a nuestras hijas e hijos desaparecidos, que se castigué a los secuestradores, asesinos y feminicidas.
“También estamos aquí para exigir rendición de cuentas y transparencia, alto a la impunidad, a la corrupción, al dispendio de los recursos públicos que se necesitan para la búsqueda de nuestros seres queridos.
“Queremos decirles que no estamos vencidas y que no tenemos nada que celebrar, como miles de madres en todo el país; estamos aquí muertas en vida.
“Seguimos en la lucha exigiendo y cada día a día nos vamos a unir y a sumar a tantas madres, hermanas, esposas, hijas, novias, amigas que sufren por los mismos motivos por los que nosotras estamos aquí, en este camino que no tiene regreso hasta que logremos verdad, justicia, reparación integral y la garantía de la no repetición.
“No nos han derrotado con su indiferencia y su ineptitud y no nos vamos a callar.
Y hoy 10 de mayo venimos a decirles que si no pueden, renuncien.
“Un corazón no muere cuando deja de latir, el corazón muere cuando sus latidos ya no tienen razón de ser”.
*Directora de la Coalición Regional contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe, (CATWLAC por sus siglas en inglés).
Twitter: @CATWLACDIR

CIMACFoto: Hazel Zamora Mendieta
Cimacnoticias | Ciudad de México.-

Las mujeres y la democracia


 Quinto poder
   Por: Argentina Casanova*


La salida de Margarita Zavala de la contienda presidencial generó reflexiones sobre el efecto de la violencia política como posible causa de su decisión, por otro lado también puso sobre la mesa el análisis acerca de lo que representa la participación de las mujeres en este proceso electoral. Esto ya constituye una razón para que el feminismo sea nuestra lente de análisis.
Sustraída de toda opinión partidista-electoral no tendría nada qué hablar ni escribir sobre el tema pero encuentro en la candidatura independiente la razón suficiente para compartir mis propias reflexiones, no de una experta en violencia política sino de una feminista que intenta atravesarlo todo por ese método de estudio.
En el dilema que generó la salida de Margarita y la resignación frente a por qué no estuvo la candidata indígena María de Jesús Patricio Martínez, Marichuy, pienso en la pregunta y en la respuesta y en que el feminismo siempre ayuda. “Las mujeres no representan a nadie, nosotras nos representamos a nosotras mismas”, y ahí encuentro la respuesta.
Desde afuera, ambas no se representaban a sí mismas, había un símbolo de representación a partir de la estructura social a la que pertenecen porque no hay condiciones en la sociedad para que una mujer se represente a sí misma.
Ambas iban por la opción ciudadana que rompe el modelo de representación política de los partidos políticos para ofrecer el mecanismo de participación ciudadana en el ejercicio democrático, sin embargo, detrás de ambas habían, y hay, condiciones sociales trascendentes que representan implícitamente posiciones diametralmente opuestas.
No es el perfil profesional de Margarita frente al perfil ciudadano de mujer indígena de Marichuy. La primera viene de un partido de derecha que se fragmentó y es la esposa de un expresidente; en el caso de Marichuy, salió de una propuesta discursiva de la que sí puso distancia, el Ejército Zapatista, y al mismo tiempo su candidatura cifraba lo que Adorno dice: una sociedad mediatizada en su expresión pero incapaz de exigir sus derechos, al convertirse en el símbolo vacío -no porque ella los sea- sino porque justificaba de pronto a quien sin propósito de participar en la exigencia de sus derechos se mediatizaba solo en la expresión vacía, convirtiéndose así en una válvula de escape.
Vuelvo al feminismo y pienso en la intención de representarnos a nosotras mismas, tener voz y mirarnos en el espejo y revisar cuánto representamos nuestros propios deseos y que éstos sean los de una mujer que es a la vez todas, podemos sustraernos de ser piezas de un sistema patriarcal que lo determina todo hasta en la forma y el fondo de hacer política y ejercicio democrático, cuando sus instituciones y estructuras están regidas por este mismo sistema.
No significa que las mujeres renuncien. Creo que ponernos a discutir sobre "su representación" como práctica de participación de las mujeres, cuestionarnos acerca de si Margarita es o no la representación misma de los intereses patriarcales y/o una víctima de la opresión patriarcal nos deja en una posición crítica que hasta ahora jamás he visto acerca de la participación y representación de aspirantes hombres para preguntarse si son capaces de representarse a sí mismos, a su género y/o a algo distinto de lo que los intereses determinados de sus organizaciones partidistas cifran.
Lo que sí queda claro es que en esta contienda ningún partido político optó por una participación que se representara a sí misma o a los intereses de las mujeres y solo quedó la vía de la candidatura independiente para las únicas mujeres interesadas en la contienda.
Margarita obtuvo la candidatura justamente por "privilegios" sociales y Marichuy no lo logró, justo por no poseer esos "privilegios", es decir, la lección más grande en este ejercicio es que más allá de los intereses o lo que representan o las voces que intentan representar, es la posibilidad que una mujer tiene de alcanzar una participación política a razón de los privilegios acumulados y no de su interés de participación.
Y ahí está la fórmula que sigue aplicando a las candidaturas de todas las mujeres, es la presencia de privilegios o la ausencia de éstos lo que representa el patriarcado como violencia política, limitando o no la posibilidad de alcanzar o no una candidatura.
Si luego se renuncia, por otras formas de violencia habrá que hacer análisis que nos demanden una objetividad del método feminista, por los prejuicio paralelos a la relación de los intereses representados por la mujer en la contienda, derivado de los hombres que creemos influyen en sus decisiones para buscar candidaturas o rechazarlas; la vida de una mujer y su trabajo en relación con los intereses de su pareja hombre que sigue es un tamiz en el que no solo se evalúa a las mujeres, sino que cotidianamente tenemos que decidir las mujeres en el día a día, sin que se trate de candidaturas y su persistencia y presencia ya es suficiente para pensar en un análisis feminista.
* Integrante de la Red Nacional de Periodistas y Fundadora del Observatorio de Violencia Social y de Género en Campeche
CIMACFoto: César Martínez López
Cimacnoticias | Ciudad de México.- 

La baja movilidad social del país se acentúa en las mujeres


 Monedero
Por: Carmen R. Ponce Meléndez*


Una de las características de la baja movilidad social en México es la referente a las opciones desiguales que se observan entre mujeres y hombres. En México, las mujeres presentan mayores tasas de movilidad intergeneracional pero no necesariamente en la dirección ascendente.
En particular, los patrones observados de movilidad social intergeneracional por género se traducen en lo que se conoce como suelo pegajoso (entrampamiento en la parte baja de la distribución) y techo de cristal (imposibilidad para alcanzar mayores niveles).
En cuanto al primero, resulta que las mujeres mexicanas con origen en el quintil más bajo de la distribución suelen tener una persistencia en ese quintil que es mayor a la de los hombres del mismo origen socioeconómico.
En cuanto al techo de cristal, las mujeres con origen en el quintil más alto de la distribución presentan una mayor frecuencia de movilidad descendente que los hombres con el mismo origen; así́, en todo caso, lo que se observa es un patrón de piso falso”.
Son hallazgos importantes contenidos en el estudio: “El México del 2018. Movilidad social para el bienestar” del Centro de Estudios Espinoza Yglesias (CEEY).

ALGUNAS CAUSAS DE LA POCA MOVILIDAD FEMENINA
En realidad el hecho de que para las mujeres la movilidad social sea menor que para los hombres está íntimamente asociada al trabajo doméstico no remunerado que realizan fundamentalmente las mujeres (carga de trabajo de género). Pero cuidado, ahí no se reduce el problema.
Si a este factor se le suman la carencia de una seguridad social, desigualdad laboral, brecha salarial, bajos niveles salariales, sin apoyos crediticios o limitado acceso a la educación el resultado “natural” es una menor movilidad social femenina. Luego entonces no sólo es un problema de género, también es un problema social.
Provoca una mayor desigualdad para las mujeres, pobreza acentuada y pocas o en algunos casos nulas posibilidades de salir de la pobreza; por supuesto también pobreza intergeneracional.
En esencia es producto de una sociedad de mercado libre, lejos del Estado de Bienestar; que si bien afecta a toda la sociedad se recrudece en las mujeres de México. No hay  una política social de Estado.
De acuerdo al estudio citado: “¿Cómo se refleja la baja movilidad social? En que, por ejemplo, uno de cada dos mexicanos que nace en pobreza se quedará ahí́ toda su vida. Esto significa que el nivel socioeconómico del hogar donde se nace determina, en buena medida, el nivel de vida futuro, independientemente del mérito o esfuerzo.

Para revertir esta situación se requiere contar con igualdad de oportunidades, de tal manera que, sin importar el hogar de nacimiento, todos los mexicanos y mexicanas gocen de las mismas posibilidades de acceder a la protección social, a la educación de calidad, al mercado laboral y al crédito.
Pero lo cierto es que 70 de cada 100 que nacen el quintil más bajo de distribución no logran salir de la condición de pobreza, prácticamente no hay movilidad social. La movilidad ascendente también es muy limitada: sólo 4 de cada 100 logran alcanzar el quintil más alto.
Para las personas que provienen de un hogar en la parte más alta de la distribución, los resultados muestran que 52 de cada 100 mantiene su posición de ventaja relativa durante su edad adulta.
En países como Dinamarca, Suecia, Finlandia y Noruega, que se caracterizan por la construcción de Estados de Bienestar con sistemas universales, no más de 30 personas de cada 100 que nacen en el quintil más bajo permanecen ahí́.
En el caso particular de las condiciones del la mujer en el mercado laboral donde se aprecia causa/efecto de la poca movilidad social, ésta se concentra en los extremos –jóvenes de 15-19 años y personas de la tercera edad– de tal forma que siete de cada diez jóvenes no cuentan con empleos formales (con seguridad social), también siete de cada diez adultas mayores están en la misma situación. Significa que llegaron a la vejez con pobreza.

Adicionalmente once de cada 100 mujeres jóvenes tienen interés de trabajar pero no hay expectativas de lograrlo (ver gráfica aquí).
Dejar crecer de esa manera la carencia de seguridad social y la falta de expectativas de empleo implica la carencia de una política social de Estado, como la que actualmente se vive en el país.
La propuesta del CEEY se puede resumir en tres puntos principales:
1. El sistema de protección social se debe unificar y universalizar. Ello incluye reformas en los sistemas de salud, de pensiones y de seguridad social.
2. La cobertura, la calidad y la pertinencia de la educación media y media superior deben mejorar significativamente.
3. El sistema financiero debe tener mayor penetración y ser más competitivo. Esto promoverá́ que más personas tengan acceso a la protección financiera a través del ahorro, del crédito y de los seguros.

Curiosamente no mencionan una mejor distribución del ingreso a través de la política fiscal y, claro, mejores salarios. Otra ausencia central es el diseño y aplicación de políticas públicas que aligeren la carga de trabajo de género de las mujeres y les permita tener movilidad social, conjugando los demás factores.
Lo cierto es que como se afirma en el estudio referido en un contexto de igualdad de oportunidades, una mayor parte de la población se beneficiaria del crecimiento económico y habría una verdadera «prosperidad compartida». Asimismo, las próximas generaciones de mexicanos y mexicanas tendrían niveles de vida menos dispares.
Finalmente, una mayor movilidad social, además de efectos positivos sobre justicia y cohesión social, también genera una dinámica de mayor crecimiento económico con menor desigualdad de resultados; es decir, un escenario de crecimiento económico incluyente.  
                        
* Economista especializada en temas de género
Twitter: @ramonaponce
Especial Cimacnoticias | Ciudad de México.-

Para las mujeres, Mayo del 68 empezó en junio


Andrea Olea
Se cumplen 50 años de uno de los movimientos culturales y sociales más importantes del siglo XX, un canto a la libertad, la justicia y contra la autoridad. Pero esa liberación del cuerpo y la palabra consumada en Mayo del 68, ¿significó lo mismo para las mujeres y para los hombres que lo vivieron?
Asamblea de estudiantes en Toulouse. Junio de 1968. / Foto: André Cros.
Asamblea de estudiantes en Toulouse. Junio de 1968. / Foto: André Cros.
“Fue un momento extraordinario, de suspensión de la vida cotidiana”, recuerda emocionada Martine Storti. Ha pasado medio siglo, pero en la memoria de esta septuagenaria sigue fijado con precisión fotográfica cada instante de esa catarsis colectiva que supuso Mayo del 68, el movimiento que marcó una época en Francia (aunque su eco retumbó en medio mundo), al poner patas arriba el sistema establecido, derivar las convenciones y lograr más conquistas sociales en apenas tres semanas que en las tres décadas precedentes.
Todo había empezado de una forma casi banal: en la recién construida Universidad de Nanterre, en la periferia parisina, los estudiantes empezaron a quejarse por la prohibición de visitar (y por supuesto, dormir) en las habitaciones del sexo contrario. El 22 de marzo, un grupo de 140 jóvenes inició una sentada para protestar contra esa regla y, más allá, contra la restrictiva normativa interna y las pésimas condiciones del centro. La sentada se convirtió en ocupación y la policía acabó entrando a desalojar. Las primeras detenciones, sumadas al cierre de la Facultad, trasladaron la protesta a París capital. De ahí, a la ocupación de la Sorbona. Y a las manifestaciones salvajes. A los adoquines volando y los gases lacrimógenos. A la propagación del movimiento de contestación estudiantil a la clase obrera, a los empleados de los servicios públicos, a medio país, exigiendo una reforma de la Universidad, mejoras salariales o soluciones para el medio millón de personas paradas de la época.
Documentos universitarios de Martine Storti. / Foto: Teresa Suárez
Documentos universitarios de Martine Storti. / Foto: Teresa SuárezEn 1968, Storti tenía apenas 20 años. Estudiante de Filosofía en la Sorbona en París e integrante del comité de huelga de su Facultad, vivió en primera persona esa efervescencia social: la ocupación de la Universidad, la solidaridad entre obreros y estudiantes, las asambleas multitudinarias, el escenario quasi bélico del Barrio Latino entre barricadas y cócteles molotov…. Esos días en que el tiempo se detuvo, y su corazón y su cabeza le decían que sí, que esta vez la revolución estaba en marcha. “Puede sonar naïf, pero queríamos (y creíamos que íbamos a) rehacer el mundo”, asegura la escritora y militante feminista.
Las reivindicaciones se convirtirían en una enmienda a la totalidad del sistema: abajo el capitalismo, yankis fuera de Vietnam, muerte al Estado opresor… libertad. Para pensar, vivir, follar. Lo querían todo y lo querían ya. El 13 de mayo, hubo una huelga general en la que participaron nueve millones de trabajadores, la mayor de la historia en Europa hasta la fecha. Francia revuelta, Francia revolucionaria. La magnitud de la protesta forzaría a claudicar al autoritario Gobierno del general De Gaulle, que empezó aprobando un aumento del 35 por ciento del salario mínimo y, derrotado, terminaría convocando elecciones anticipadas un mes después.

Mayo del 68, el feminismo nunca estuvo allí

Como Martine Storti, miles de mujeres tomaron parte en los eventos de mayo y junio en París y otras ciudades francesas: haciendo piquetes en las fábricas, acudiendo a las manifestaciones estudiantiles, presentes en las asambleas y en las calles, al pie del cañón junto a sus compañeros. Sus rostros aparecen ilustrando portadas de los diarios de la época y los artículos de conmemoración en los años siguentes, jóvenes, desafiantes, combativas. Y sin embargo, de ellas y sus reivindicaciones poco queda en el relato sesentayochista.
Paca Martínez, hija de republicanos españoles exiliados en Francia, tenía por entonces 23 años y era estudiante de tercer año de Medicina en la Universidad de Nancy, en el noreste del país. “Tras las primeras manifestaciones, ocupamos la Facultad y pasamos muchos días y noches acampados allí”, explica en su español resuelto, suavizado por un leve acento francés. “Era un ambiente muy revolucionario: asambleas de medio millar de personas, trotskistas, maoístas, anarquistas, todos debatiendo sobre todo, de las libertades individuales a la sociedad de consumo o la comercialización de la Medicina”, relata. Aunque ella sí mantuvo un rol activo en las reuniones, admite que había muchos más hombres y que eran ellos quienes más tomaban la palabra, porque “claro, muchas no se atrevían a hablar”.
Retrato de la escritora y periodista Martine Storti, militante durante Mayo del 68. / Foto: Teresa Suárez
Retrato de la escritora y periodista Martine Storti, militante durante Mayo del 68. / Foto: Teresa Suárez
“Las demandas de las mujeres estuvieron prácticamente ausentes, y ya ni hablemos un discurso propiamente feminista”, reconoce Storti. “Para todas las organizaciones izquierdistas que dirigían las protestas, ‘la revolución’ era lo prioritario y otras cuestiones, como la igualdad, ya vendrían más tarde”. Mientras los Daniel Cohn-Bendit, Alain Geismar y Jacques Sauvageot tomaban la palabra y lideraban las manifestaciones, las mujeres eran las encargadas de pasar los adoquines, distribuir los panfletos o servir el café. “Me negué a aprender a escribir a máquina porque, en cuanto sabías teclear, quedabas relegada a transcribir las grandes reflexiones de los señores”, recuerda con humor Storti, que posteriormente ejercería de profesora, escritora, periodista o consejera ministerial.
La implicación de las mujeres en el movimiento es incontestable y las universitarias no fueron la únicas: miles de obreras, sobre todo de industrias fuertemente feminizadas como la textil, se sumaron en masa a la huelga en aquellos días, al igual que funcionarias de los servicios públicos y trabajadoras de comercios y grandes superficies como las galerías Lafayette. Su resolución pillaba desprevenia a la propia CGT (sindicato mayoritario en Francia), que, en un informe de la época, mostraba su asombro ante la fuerte presencia femenina en las protestas.
“Mayo del 68 es un momento muy ambiguo para la historia del feminismo”, considera la historiadora especializada en feminismo y sexualidad Bibia Pavard. “Para ellas, fue un momento muy fuerte de militantismo, compromiso y visibilización, pero al mismo tiempo, ver que en el seno de las organizaciones izquierdistas y revolucionarias, se reproducían los mismos mecanismos de dominación masculina que en el resto de la sociedad les supuso una gran frustración. Ellas estaban en todas partes… excepto en los centros de poder”.
El Segundo Sexo de Simone de Beuvoir, publicado en 1949, había marcado a varias generaciones de feministas y desde mediados de los 60, diversas publicaciones cuestionaban la desigualdad de las mujeres, pero la Francia de la época seguía siendo, como el resto del Planeta, una sociedad tradicionalista y fuertemente patriarcal. En 1968, las francesas acababan de salir de su minoría de edad legal: hasta 1965, tenían prohibido abrir una cuenta bancaria, viajar o gestionar sus bienes personales sin el permiso del esposo, y la ley que legalizaba la contracepción sólo se aprobó en 1967.
Durante la revuelta, una única reunión tuvo lugar en la Sorbona para discutir los roles de género, organizada por un pequeño grupo mixto, ‘Feminin, Masculin, Avenir’ (Femenino, Masculino, Futuro), “pero el debate sobre estas cuestiones fue extremadamente marginal”, señala Pavard. Las dinámicas de mayo y junio del 68 evidenciarían el sexismo existente en las organizaciones de extrema izquierda, y la necesidad de crear un movimiento autónomo para emprender su verdadera emancipación.

“Vuestra liberación sexual no es la nuestra”

Retrato de la médica Francisca Martínez, antigua militante del MLAC movimiento pro derecho al aborto. / Foto: Teresa SuárezEn la Francia de los años 60, el conservadurismo social constreñía a toda una generación con ansias de libertad que renegaba de las restricciones de la época, donde el sexo fuera del matrimonio era visto como un sacrilegio y los espacios mixtos aún estaban muy restringidos. Mayo del 68 entró como un vendaval, cuestionando la fidelidad, la monogamia o la heterosexualidad como únicas opciones válidas en las relaciones de pareja, rompiendo con todos los límites establecidos.
Retrato de la médica Francisca Martínez, antigua militante del MLAC movimiento pro derecho al aborto. / Foto: Teresa Suárez
Liberó a las mujeres en la medida en que lo hizo con el resto de la sociedad, al dar un vuelco al concepto de autoridad y arremeter contra la puritana moral de la época. Una rebelión general contra las imposiciones sociales y contra ‘papá’ Estado; en el caso de ellas, contra el padre, contra el marido, contra el amante. Paca Martínez por aquel entonces vivía con un compañero sin estar casada: “A mí me daba igual lo que pensara la gente, porque yo venía de una educación anarquista, libertaria… para mí era lo normal. Pero para la mayoría de mujeres hubo un antes y un después: antes de Mayo pocas se atrevían a decir, ‘Soy libre y vivo como quiero'”.
Pese a todo, expertas y protagonistas coinciden en relativizar la tan aclamada “revolución sexual”, secundaria dentro del marco de reivindicaciones sociales y económicas de aquellos días, y destacan que lemas como “Jouir Sans Entraves” (llegar al orgasmo, gozar sin limitaciones) suponían al final del día una prerrogativa reservada a sus contrapartes masculinos. “¿Cómo hablar de liberación sexual femenina cuando la píldora anticonceptiva apenas estaba disponible y el aborto seguía prohibido?”, se pregunta Storti. “Se hablaba de hacer el amor sin restricciones, pero no hubo una verdadera reflexión sobre la dominación masculina en la sexualidad o las relaciones de poder”, razona Pavard. El debate real sobre el cuerpo y el placer femeninos vendrían después.
A partir del verano y en los dos años siguientes, empezarían a crearse grupos de reflexión para impulsar la creación de un movimiento autónomo y no mixto que luchara por sus derechos civiles, reproductivos y sexuales. En 1970, nacía el Movimiento de Liberación de la Mujer (MLF, por sus siglas en francés), y uno de sus primeros lemas suponía una interpelación directa a los revolucionarios: “Vuestra liberación sexual no es la nuestra”. “La lucha por la contracepción y la interrupción voluntaria del embarazo fue lo que abrió la vía definitiva a la politización del espacio privado”, considera la socióloga Camille Masclet, coautora de un libro sobre las vidas de los militantes sesentayochistas.
Detalle sobre Mayo del 68 en una edición de la época del periódico francés 'Le Monde'. / Foto: Teresa Suárez
Detalle sobre Mayo del 68 en una edición de la época del periódico francés ‘Le Monde’. / Foto: Teresa Suárez
El 5 de abril de 1971 la revista Le Nouvel Observateur publicaba una declaración de principios bautizada irónicamente ‘El Manifiesto de las 343 zorras’: “Un millón de mujeres abortan cada año en Francia en condiciones peligrosas debido a la clandestinidad a la que son condenadas. (…) Millones de mujeres son silenciadas. Yo declaro que soy una de ellas. Declaro haber abortado. Al igual que reclamamos el libre acceso a los medios anticonceptivos, reclamamos el aborto libre”.
Un año más tarde, con 27 años, Paca Martínez empezaba a trabajar en el Dispensario Cervantes, en el cinturón rojo de París. “Era la única mujer médica, y repartía la píldora a diestro y siniestro, a menores, solteras… a todas las mujeres”, explica. Con su larguísima trenza y sus ropas coloridas, sus compañeros se burlaban de ella. “Me decían que con esas pintas de hippy no tendría ni un paciente; al cabo de dos años tenía más que el propio jefe de servicio”, recuerda divertida. De ahí, pasaría a inplicarse en el MLAC, el movimiento por el derecho al aborto nacido en 1973 de la mano del MLF. “Todas las semanas dábamos una rueda de prensa, decíamos, hemos practicados X abortos, que nos detengan”, explica orgullosa. El movimiento se disolvió de forma festiva en 1975: ese año, la Ley Veil legalizaba por fin el aborto en Francia.
Como un río subterráneo que pese a no verse transforma profundamente la naturaleza de la Tierra: así describe la historiadora Michelle Zancarini-Fournel el feminismo en Mayo del 68 para las mujeres que lo vivieron y tantas otras que vinieron después. La revolución que en un principio las silenció permitiría el despegue definitivo de la segunda ola feminista en Francia, que insufló nuevas fuerzas en la lucha por la emancipación femenina.
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Madres de victimas de feminicidio anuncian Caravana de la Realidad del Norte


Viajarán desde Chihuahua hasta la Ciudad de México en busca de justicia 
   


Con la intención de visibilizar la falta de sensibilidad y la inacción del Gobierno de Chihuahua para evitar y esclarecer las desapariciones de mujeres y niñas así como dar a conocer las diversas problemáticas que afectan a las y los trabajadora del norte del país, defensoras de Derechos Humanos anunciaron que este 19 de mayo en Ciudad Juárez partirá la “Caravana de la Realidad del Norte” rumbo a la Ciudad de México.
Familiares de mujeres desaparecidas y victimas de feminicidio denunciaron que de 2016 a 2017 organizaciones de la sociedad civil registraaron 459 asesinatos de mujeres en Chihuahua pero el gobernador, el panista Javier Corral Jurado, no ha cumplido su promesa de investigar y dar seguimiento a estos casos, lo que resulta en que estos delitos queden impunes y que la violencia de género vaya en aumento.
En conferencia de prensa, realizada este 17 de mayo en el Centro de Comunicación (Cencos) los abogados del Grupo Acción por los Derechos Humanos y la Justicia Social, David Peña y Karla Micheel Salas, dijeron que el gobernador no debería enfocar su agenda política en promocionar al candidato presidencial del Partido Acción Nacional, Ricardo Anaya Cortés, como lo ha hecho últimamente. 
Además criticaron que desde que fue candidato en 2016, Corral Jurado no se ha pronunciado para esclarecer los casos de feminicidio.
Acompañados por la defensora Norma Andrade, madre de Lilia Alejandra, joven de 17 años que en febrero de 2001 desapareció y luego fue encontrada asesinada, los abogados mencionaron que el problema de la violencia de género no es exclusivo de Chihuahua pero resaltaron que la Fiscalía General del estado fronterizo sigue sin investigar los asesinatos de mujeres como feminicidio.
De acuerdo con el Grupo de Acción, los crímenes cometidos contra las mujeres no son investigados y no se tiene una cifra exacta sobre cuántos son por lo que esta “violencia extrema” queda invisibilizada.
Como ejemplo, mencionaron que en 6 casos que acompañan han exigido a las autoridades efectuar peritajes y dar información sobre los avances de investigación a las familias de las víctimas, sin embargo, no obtienen respuestas a sus peticiones.
Cabe recordar que, después de 20 años de documentar los asesinatos dolosos de mujeres y niñas en la entidad en 2017 entró en vigor el Artículo126 BIS del Código Penal local que señala que a quien prive de la vida a una mujer por razones de género, se le castigará con una pena de 30 a 60 años de prisión.
Según datos de la Fiscalía General de Justicia de Chihuahua, en 2017 fueron asesinadas mil 541 mujeres tan sólo en Ciudad Juárez.
Las defensoras explicaron que la caravana se planeó con el propósito de exigir justicia y la búsqueda y localización de Esmeralda Castillo Rincón, niña de 14 años, quien este 19 de mayo cumple 9 años de desaparecida, debido a ello la movilización partirá desde el memorial en homenaje a Esmeralda que se encuentra en el cruce de las calles Vicente Guerrero y Rafael Velarde, en Ciudad Juárez, lugar donde desapareció.
No obstante, en esta búsqueda de justicia se suman otros casos, por ejemplo el de Ana María Gardea Villalobos, niña de 10 años de edad, asesinada en 1997, y Flor Fabiola Rivera, mujer de 21 años, asesinada en 2002, quien dejó a su hijo de 2 años de edad en orfandad. Estos dos casos, informaron, siguen en la impunidad hasta el día de hoy.
Durante la conferencia se hizo una videollamada con las madres de mujeres y niñas víctimas de feminicidio y desaparición en el estado de Chihuahua, quienes en otros años han realizado caravanas a la Ciudad de México como una forma de hacer visibles sus demandas.  
Martha Rincón, madre de Esmeralda; Juana Villalobos, madre de Ana María y Norma Leticia Rivera Riva, madre de Flor Fabiola,  expresaron que debido a la situación de la militarización en la entidad la violencia contra las mujeres ha aumentado por lo cual pidieron a la ciudadanía sumarse a la lucha para reflejar la “realidad del norte” y no dejar en el olvido los casos de sus hijas y de miles de mujeres en México.
Las madres agregaron que con esta caravana buscan a hacer frente, a través de su voz, a la falta de respuesta y acciones por parte de las autoridades gubernamentales de la entidad, tanto del pasado como las actuales, en dar una solución a los crímenes y desapariciones de mujeres.
Norma Andrade, quien lleva 17 años en busca de justicia por el asesinato de su hija, Lilia Alejandra, también reiteró su esperanza de que los medios de comunicación cubran y den difusión al movimiento con el fin de demostrar que en la lucha “no somos una, sino muchas”, mencionó.
La caravana realizará paradas simbólicas en diferentes estados del país como Coahuila, Zacatecas, San Luis Potosí, Querétaro, Estado de México y Ciudad de México. En cada una de estas paradas, mencionaron, se leerán protestas, se llevarán a cabo eventos culturales y mítines en los Palacios de Gobierno con el fin de informar a la ciudadanía sobre las distintas problemáticas y así hacer una denuncia colectiva.
“Debemos abrir nuestro panorama, ver todas luchas y así irnos todos juntos”, agregó la también organizadora de la caravana, Norma Andrade.
La caravana finalizará en la Ciudad de México el 24 de mayo. Ese día las familias, colectivos y organizaciones civiles que se hayan unido a lo largo de la ruta de la caravana darán una conferencia en la oficina de Cencos, posteriormente, el 26 de mayo, se sumarán a  la marcha por la exigencia de la aparición con vida de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, desaparecidos en 2014.
Las y los integrantes del Grupo Acción declararon que la caravana marchará bajo la frase “La verdad del norte  y contra las mentiras nuestra realidad”, además, dijeron el movimiento optó por un autofinanciamiento al vender comida, dulces y aperitivos típicos de la entidad para que su mensaje llegue “claro” al mundo.
Karla Micheel Salas, David Peña y Norma Andrade comentaron que esta caravana abre espacio a diversas problemáticas porque se  trata de construir redes de difusión y lugares de encuentro para seguir con la resistencia y con ello presionar para que “alguna autoridad se pronuncie”, después de finalizar, la caravana, esperan que alguna autoridad se pronuncie ante sus exigencias.
Asimismo, expresaron que con esta acción pretenden dar apoyo a las familias de los estudiantes de Ayotzinapa y sumarse a la exigencia de las estudiantes de la normal de Saucillo “Ricardo Flores Magón”, quienes han sido amenazadas con desaparecer sus escuelas.
Entre otras demandas también buscan frenar los proyectos de franking, una técnica para extraer gas natural de yacimientos no convencionales, en distintas entidades que han ocasionado ambiental; y pedir la liberación del activista, León Fierro Reséndiz de “Mexicali Resiste”, quien está preso desde el 3 de mayo por defender las aguas de Mexicali amenazadas por la compañía Constellation Brands, así como revertir la política de la militarización.
Imagen retomada de Cencos
Por: Aline Espinosa Gutierrez
Cimacnoticias | Ciudad de México.-

La menstruación, un factor de desigualdad de género

La falta de acceso a toallas sanitarias, tampones y pastillas para combatir el síndrome premenstrual aumenta las probabilidades de ausentismo y deserción escolar, infecciones y precarización económica. Por ello un movimiento cada vez más global exige políticas públicas que reviertan la desigualdad que genera la gestión de la menstruación.

animalpolitico.com

Rosalinda González Martínez, de 42 años, es madre de familia de dos jóvenes adolescentes de 13 y 17 años en una comunidad rural de Veracruz. Cada mes gasta alrededor de 300 pesos en toallas sanitarias para ella y sus dos hijas, dinero que significa el 10 por ciento del total de los ingresos a su hogar.
“Pues sí es un gasto importante, ese dinerito podríamos usarlo para completar la despensa, hay otras veces que cuando les viene la regla les viene con dolor y hay que gastar además en pastillas, ya muchas veces mejor busco hierbitas para hacerles algún té”, comenta al explicar que de los 3 mil pesos que su marido gana al mes, 300 los utilizan para toallas sanitarias o algún medicamento para los cólicos que regularmente acompañan a la menstruación.
En marzo de 2016, la senadora por el PRD, Angelica de la Peña, presentó un punto de acuerdo donde se contemplaba exentar de impuestos a los gastos que las mujeres realizan en toallas sanitarias, tampones y medicamentos, y exhortaba al Sistema Nacional de Salud a realizar campañas informativas sobre la higiene menstrual. Pero no pasó de ahí.
Una mujer que comienza su ciclo menstrual a los 13 años y llega a la menopausia a los 50 años utilizará alrededor de 13 mil 320 toallas femeninas o tampones durante su vida fértil, lo que representa un costo aproximado de 26 mil 400 pesos si en promedio cada unidad tuviera un precio de 2 pesos. Estos productos para gestionar la menstruación son de primera necesidad, por lo que no tener acceso a ellos “aumenta las probabilidades de ausentismo, deserción escolar, infecciones y precarización económica”, de acuerdo con organizaciones feministas, y se convierte en un tema de desigualdad que debe ser atendido por el Estado.
Por ello la legisladora perredista consideraba en su punto de acuerdo que estigmatizar y estereotipar la menstruación como algo “íntimo” de la mujer ha llevado a que este tema no sea de interés en la agenda política pública.
Un movimiento cada vez más global exige políticas públicas que reviertan la desigualdad que genera para las mujeres el gestionar la menstruación, como por ejemplo leyes que obliguen a los programas sanitarios a examinar las necesidades femeninas en relación con la falta de recursos económicos para adquirir toallas sanitarias o tampones.
Como se demanda en otros países del mundo, De la Peña proponía que el SAT realizara un análisis sobre el pago del IVA en estos productos, para exentar a las mujeres de ese impuesto. Se han propuesto también campañas informativas a la población sobre productos alternativos más económicos y amigables con el medio ambiente, como la copa menstrual.
Este producto, que ha sido promovido en los últimos dos años, es más económico en relación con el gasto que realizan las mujeres en toallas o tampones desechables, pues tiene un costo aproximado de 400 pesos con una duración de 12 años. Sin embargo en México la Cofepris emitió en 2016 una Alerta Sanitaria en contra de este producto, pero no por razones de salud, sino administrativas. La copa menstrual no cuenta con registro sanitario, a pesar de que no ha presentado ningún efecto negativo en su utilización.
Alicia Medea, integrante del colectivo Akelarre, una Asociación de mujeres que luchan por el empoderamiento feminista, consideró en entrevista que la falta de información por parte del Sistema Nacional de Salud acerca de productos alternativos como la copa menstrual, ha creado tabúes en la sociedad que deben ser combativos. La copa menstrual no es antihigiénico ni provoca reacciones alérgicas, asegura.
“Las toallas sanitarias y tampones son un negocio porque las mujeres necesitan de estos productos. Entonces si empiezan a saber que hay estas opciones como la copa, perderían muchísimo estas empresas; no es conveniente y ahí tienen que ver el tema económico y obviamente la Cofepris”, comenta Alicia.
Hasta ahora sólo en el Estado de México se ha implementado una política pública para atender una parte de esta demanda.
Empleadas y empleados del Tribunal de lo Contencioso Administrativo y Fiscal de esa entidad cuentan desde julio de 2017 con un día de descanso extra al mes para recuperarse en casa de “complicaciones de tipo fisiológico”, específicamente dolor menstrual intenso, así como los malestares asociados con la “adultez madura”, es decir, con el periodo de vida comprendido entre los 40 y los 60 años.
Estas dolencias suelen entenderse erróneamente como “una excusa para ausentarse de las labores”, cuando son una “realidad que requiere atención y un cambio de visión profundo”, orientada hacia la protección del derecho de la salud tanto de hombres como de mujeres”.
Sin embargo esta información no ha llegado a la comunidad donde vive Rosalinda, donde no conocen otras alternativas más económicas que la toalla femenina. La Secretaria de Salud en ningún momento ha tocado el tema de la menstruación como política pública.
“Pues qué le vamos a hacer, antes contaban que usaban trapos y los lavaban, pero pues eso ahora se nos hace cochino. Cómo vamos a tender los trapos con alguna mancha”, agrega Rosalinda tras rechazar el uso de otras opciones.
Esta publicación fue posible gracias al apoyo de Fundación Kellogg.

No somos las mismas


 Cristal de Roca
 Por: Cecilia Lavalle*  


Llegó el 10 de Mayo, Día de la Madre y, con él, las exaltaciones de las virtudes que posee una madre. Y me pregunto: ¿Esas supuestas virtudes siguen vigentes?
Miremos a nuestro alrededor. Todo ha cambiado profundamente. De hecho, de acuerdo con Yuval Noah Harari, autor del maravilloso libro “De Animales a Dioses”, desde el siglo XVI comenzamos a cambiar más que en todo el periodo previo de la historia de la humanidad.
Las mujeres no sólo no hemos sido ajenas a esos cambios, sino que en muchos momentos de la historia los hemos provocado.
Por ejemplo, en el XVI las mujeres occidentales, en general, aprendían –si es que aprendían– a leer y a escribir en sus casas; a menudo no podían elegir entre casarse o enclaustrase en un convento, y desde luego no podían elegir con quién casarse, mucho menos descasarse.
Hoy, en pleno siglo XXI, son mujeres las que representan más de la mitad de la matrícula en las universidades y suelen ubicarse entre los más altos promedios.
Ingresar a un convento es una decisión, como lo es, en general, casarse con quien se elija, o no casarse, o descasarse.
Asimismo, entre otros cambios trascendentales, las mujeres representan una parte vital de la población económicamente activa de nuestro país, y la paridad constitucional ha llevado, en los últimos cuatro años, a más mujeres que nunca a cargos de representación popular.
Esos cambios y otros son producto de las acciones organizadas de las feministas y de muchas mujeres que, sin asumirse feministas, han trabajado duramente para hacer realidad nuestros derechos.
En este contexto, ¿de verdad se cree que ser madre significa lo mismo que, ya no digamos el siglo XVI, sino el XX?
En mi experiencia la respuesta es: No.
Mi madre se casó a los 22 años, y para sus 25 ya tenía una hija (yo) y dos hijos. Y fue una madre dentro de moldes estrictamente tradicionales. Vivía para su familia.
Yo me casé a los 22 años, y para los 25 sólo tenía un hijo. Y haciendo malabares –porque en general todo lo doméstico estaba a mi cargo– en ese tiempo hice una carrera profesional exitosa.
Mi hija a los 22 años terminaba su carrera profesional, y a los 25 estudiaba un posgrado en otro país. Se casó a los 28 años, y por ahora no tiene planes de ser madre.
El cambio en mi familia, a la vuelta de dos generaciones, ha sido casi cuántico.
Desde luego mi experiencia es la de una mujer clasemediera y urbana. Pero por todas partes veo cambios, aunque a veces aún son más lentos, con más obstáculos o casi imperceptibles.
Sin embargo, observo que el proceso de cambio continúa. Las normas sociales, las costumbres siguen cambiando. Y muchas de esas normas, nosotras las estamos cambiando porque el molde nos estorba.
Así las cosas, a menudo las enseñanzas y ejemplos de nuestras madres, respecto a cómo ser madre, ya no son útiles, porque no somos las mismas. El guión para ser “una buena madre” ha caducado. Más aún, muchas cuestionamos cada letra de ese guión o la existencia misma de un guión.
Actualmente hay muchas maneras de ser una buena madre. Y, en mi experiencia, la mayoría improvisamos a partir de lo que somos y de lo que queremos ser: nosotras en particular y como humanidad en lo general.
Nuestra cultura aún no quiere darse por enterada. Pero tendrá que hacerlo. Porque no somos las mismas. Ni lo seremos en el futuro.
*Periodista de Quintana Roo, feminista e integrante de la Red Internacional de periodistas con visión de género.
Apreciaría sus comentarios: cecilavalle@gmail.com @cecilavalle

CIMACFoto: César Martínez López
Cimacnoticias | Ciudad de México.-

Canadá: Mayor representación de mujeres, pero quedan temas pendientes

Estadísticas demuestran que la brecha salarial ha permanecido estancada en los últimos 10 años, y las mujeres ganan aproximadamente un 30 por ciento menos que los hombres

 
Madrid, 07 may. 18. AmecoPress/PL.- Aunque las canadienses pueden manifestar que viven en una nación donde sus derechos y reivindicaciones han avanzado notablemente, subsisten reclamos sobre necesarias decisiones para la plena equidad de género y el fin de prácticas lesivas a su dignidad.
Desde que la administración del primer ministro Justin Trudeau tomó posesión en 2015, las mujeres ocuparon igual cantidad de puestos que los hombres dentro del gabinete, una paridad de género atípica en el resto del mundo.
Ello contrasta, sin embargo, con un 26 por ciento de representación femenina entre los 338 miembros del parlamento, lo que coloca a esta nación norteña en el puesto número 24 en ese aspecto entre los países miembros de Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.
Como reflejo de esa movilidad ascendente femenina se encuentra Julie Payette, de 53 años, quien en octubre de 2017 se convirtió en la 29 gobernadora general de Canadá, la cuarta mujer que ocupa el puesto.
En 1999, la ingeniera fue la primera canadiense en abordar la Estación Espacial Internacional y voló en los transbordadores Endeavour y Discovery. También trabajó para la transnacional IBM y fue jefa del Centro de la Ciencia en Montreal.
Este cargo protocolar implica ser jefe de Estado en funciones; así como representante de la reina Isabel, y entre sus misiones está la de presidir la toma de posesión del primer ministro, los magistrados en jefe y los integrantes del gabinete.
Otro hecho relevante ocurrió en marzo, cuando Viola Desmond (1914-1965) activista por los derechos de las personas negras en la provincia de Nueva Escocia, se convirtió en la primera fémina no perteneciente a la realeza británica, y la primera integrante de la comunidad afrocanadiense cuyo rostro aparece en un billete del país de forma permanente.
Apodada la Rosa Parks de Canadá, Desmond era dueña de una escuela de estética y de un salón de belleza en Halifax.
A pesar de ser negra, en 1946 se sentó en la sección reservada a los blancos en un cine de New Glasgow, Nueva Escocia, y se negó a cambiarse de lugar cuando se lo pidieron. Fue detenida por la fuerza, multada y pasó una noche encarcelada por ’tentativa de fraude hacia el gobierno provincial’.
Su acto de valentía puso en relieve la injusticia de la segregación racial en Canadá e inspiró a generaciones de militantes del movimiento por los derechos civiles y hoy es vista como una figura clave en la batalla contra el racismo.
En 2010 el gobierno de Nueva Escocia pidió disculpas formales a Desmond y su familia por todo el daño sufrido. De igual forma se convirtió en la primera persona en recibir un indulto póstumo en Canadá.
Al anunciar la decisión, el ministro de Finanzas de Canadá, Bill Morneau, resaltó el ’tremendo desafío’ de seleccionar a una mujer cuya historia será recordada y servirá de inspiración para todos los canadienses.
’Es hora de poner a las mujeres primero. Estoy hablando de contratar, promover y retener a más mujeres. No porque sea lo correcto o lo bueno, sino porque es lo más inteligente’, enfatizó Trudeau en enero a líderes empresariales y jefes de Estado presentes en la reunión anual del Foro Económico Mundial, en Davos, Suiza.
El jefe de Gobierno citó un reciente informe de la consultora McKinsey donde se analiza que reducir la brecha de género podría agregar 150 mil millones de dólares a la economía canadiense para 2026, ’pues las mujeres hacen que las compañías y los países sean más rentables’, dijo.
A propósito del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, Trudeau recordó que en esta nación norteña y en todo el mundo ellas continúan enfrentando barreras para alcanzar su máximo potencial, desde la discriminación, el acoso y la violencia hasta la falta de oportunidades, libertad y apoyo.
No todas experimentan los mismos desafíos, y algunas, incluidas las indígenas canadienses y otras cuyas identidades están históricamente marginadas, enfrentan obstáculos particulares y desproporcionados, admitió.
También recordó que su gobierno presentó este año a la Cámara de los Comunes un presupuesto federal histórico que, por primera vez coloca la igualdad de género en su centro, al asignar dos mil millones de dólares canadienses en cinco años, para promover el empoderamiento de las féminas, sector clave para el Partido Liberal en el poder.

Reivindicaciones en espera

El tema de la equidad de género es uno de los que atraviesa la campaña por incrementar los salarios mínimos en diversas regiones de Canadá.
Según el Instituto de Estadísticas, en 2016 más de 600 mil mujeres ganaban el salario mínimo, el 60 por ciento de las personas que lo recibieron.
Por ello, en marzo, la primera ministra de Ontario, Kathleen Wynne, presentó un proyecto de ley que apunta a cerrar la brecha salarial entre trabajadores de ambos sexos en esa provincia.
La conocida como Estrategia de Ontario para el Empoderamiento Económico de la Mujer, busca que todas las ofertas de empleo anunciadas públicamente incluyan una tasa o rango de salario, al tiempo que prohíbe a los empleadores preguntar sobre compensaciones pasadas y tomar represalias contra los empleados que sí discuten al respecto.
Asimismo, crearía un marco que exigiría a los grandes empleadores rastrear e informar sobre las brechas de compensación basadas en el género u otras características, y divulgar la información a las autoridades provinciales.
Sabemos que muchas mujeres aún enfrentan barreras sistémicas para el avance económico. Es tiempo de cambiar, argumentó la funcionaria.
Estadísticas demuestran que en el territorio, la diferencia salarial por motivo de género ha permanecido estancada en los últimos 10 años, y las mujeres ganan aproximadamente un 30 por ciento menos que los hombres.
El primero de enero, Ontario elevó los haberes mínimos hasta 14 dólares la hora, aunque la provincia más populosa de Canadá proyecta volver a aumentarlos en 2019, hasta 15 dólares por hora.
Analistas recuerdan que cuando la noción del salario mínimo fue introducida en Canadá hace aproximadamente un siglo, el propósito no era proporcionar a las mujeres ingresos suficientes como para mantenerse a sí mismas o a sus dependientes, sino protegerlas de la explotación. Las mujeres en general eran mano de obra barata, explicó Laurel MacDowell, historiador laboral en Toronto.
Al mismo tiempo, persisten los esfuerzos para adoptar legislaciones más duras contra la violencia sexual y el acoso, acciones que siguen teniendo en ellas a las víctimas predilectas.
Aunque la Cámara de los Comunes adoptó una amplia política en materia de prevención y erradicación de dicha conducta en 2014, jóvenes trabajadoras, becarias y principiantes en el entorno parlamentario revelaron en enero detalles de la cultura sexualizada arraigada en esa institución.
En diciembre, la agencia The Canadian Press encuestó a 38 de las casi 90 mujeres que hoy fungen como parlamentarias sobre sus experiencias personales al respecto.
El 58 por ciento de ellas reconoció haber sido objeto de alguna forma de conducta inapropiada mientras ejercían sus labores, incluidos comentarios no deseados, gestos o mensajes de texto de naturaleza sexual.
Tres legisladoras aseguraron haber sido víctimas de agresión sexual, mientras otras cuatro sufrieron acoso sexual, es decir, insinuaciones sexuales repetidas e insistentes, precisó el estudio.
Unido a ello, continúa la investigación nacional que desde septiembre de 2016 busca comprender por qué las mujeres originarias tienen estadísticamente cinco veces más probabilidades de morir por violencia que otras féminas del país.
Semanas atrás, Marion Buller, quien se encuentra al frente de la pesquisa sobre desapariciones y asesinatos de mujeres y niñas indígenas pidió al gobierno de Trudeau una prórroga de dos años -hasta el 31 de diciembre de 2020- para completar su trabajo y hacer justicia.
El tiempo adicional, permitiría a los miembros del equipo conectarse con más mujeres y niñas, realizar nuevas audiencias y ’encauzar investigaciones originales’, remarcó Buller.
Fotos: Prensa Latina. Archivo AmecoPress. Julie Payette, Gobernadora general de Canadá.