1/07/2023

2023: restar y sumar

  

En el año 2000, predicciones catastrofistas de inicio de milenio aparte, esperábamos no repetir los horrores del siglo XX. Con el 11 de septiembre de 2001, muchas esperanzas se desplomaron junto con las torres gemelas, tragedia acrecentada por las invasiones de Afganistán e Irak, a las que se ha sumado nueva destrucción de países y vidas por incursiones externas y conflictos internos, una pandemia que aún no cesa y, en 2022, la pesadilla imperial rusa en Ucrania.

Restar a la paz y sumar a la violencia y al sufrimiento parece a ratos el sino del nuevo siglo en el ámbito internacional, prueba de que las potencias no han aprendido de la historia ni mesura ni prudencia. En México desde el año 2000 las esperanzas de lograr una convivencia armónica y un gobierno confiable han transitado el tobogán de la “transición democrática”, la mal planeada guerra “contra el narco”, el remake del viejo-nuevo PRI y el cohete apagado de un gobierno que despertó grandes expectativas y ha resultado, si no un fiasco total, una fuente de desencanto para muchos.

En poco más de 20 años, el aerostato de las esperanzas democráticas, pese al constante trabajo ciudadano desde los años 90, ha ido perdiendo altura. Las decepciones pasadas –que resumen parcialmente la experiencia cotidiana de millones de personas– no marcan sin embargo una ruta fatal. Si la vida puede leerse como novela, la acción puede llevarnos por nuevos hilos y desafíos. Aun cuando la imagen de la historia como montón de ruinas (W. Benjamin) sugiera un no-tiempo paralizado entre pasado y futuro, la imaginación puede abrir intersticios hacia un paisaje menos hostil.

Ante un año que desde el primer día y la primera semana presenta riesgos y dificultades en el ámbito político nacional, preguntarnos qué nos sobra y qué nos falta para preservar la democracia, encaminarnos a una convivencia menos espinosa y alcanzar una sociedad más justa puede ser un punto de partida para enunciar deseos y propósitos sin caer en el catastrofismo ni en la ilusión desaforada.

Nos sobra violencia, discriminación y exclusión. Urge frenar la acumulación de desapariciones, asesinatos dolosos, feminicidios y asesinatos de mujeres, que rebasan ya números alucinantes: 109 mil, 32 mil, 3 mil 200; disminuir las cifras de familias en pobreza y pobreza extrema; reducir la impunidad que facilita el creciente asesinato de periodistas y defensores/as y deja a la intemperie a las víctimas de violencia sexual y vicaria mientras llena las cárceles de presuntos culpables que van sumando años sin sentencia.

Necesitamos menos demagogia, menos mentiras, menos discursos estigmatizantes, peligrosos y polarizantes contra periodistas, intelectuales, feministas y mentes críticas; menos corruptelas, omisiones y complicidades, de gobernantes y funcionarios/as y de quienes en la sociedad prefieren seguir en el juego del poder y del dinero.

Nos falta, en cambio, paz; no la paz de los sepulcros, ni la falsa paz de la resignación y el miedo. Una paz que no implique sólo ausencia de guerra sino voluntad de construcción conjunta, búsqueda de armonía. Urge unir desde la diversidad voces por la igualdad, sumar acciones y prácticas contra la discriminación y la arbitrariedad, dejar de contribuir a la carga de estereotipos degradantes de género, etnia y clase que (con o sin discurso polarizante desde el poder) contribuyen a mantener un statu quo injusto, ya intolerable.

Nos hace falta más diálogo en la diversidad, más feminismo activo y propositivo. Urge más escucha de las voces ciudadanas. No basta con la crítica continua al discurso oficial – que a menudo reproduce lo que se dice detestar. Señalar errores ajenos sin autocrítica puede resultar estéril.

Sumar a una (auto)crítica constructiva propuestas, programas, ideas es hoy tarea urgente de la “oposición” (si quiere ser gobierno), de instituciones, empresas, organizaciones y personas, si queremos desafiar con éxito los peligros del autoritarismo desbocado, la ilegalidad institucionalizada, la pobreza deshumanizante, el machismo asesino, la violencia criminal, la violencia institucional, el pozo de la impunidad.

Optemos por prevenir, no lamentar; escuchar, no suponer; dialogar, no descalificar. A las feministas nos hace falta más esperanza y movilización organizada. Tenemos propuestas y principios. Muchas se han organizado y han contribuido a plantear problemas y soluciones. No nos han escuchado, no nos han querido escuchar pese a marchas, conferencias y propuestas.

Las jóvenes que protestan contra la violencia han enfrentado la represión y la estigmatización, las buscadoras han perseverado pese a la negligencia institucional, las periodistas han seguido documentando e informando pese a los riesgos para su seguridad y su vida. Son ejemplo de la potencia del feminismo y de las organizaciones de mujeres, de la suma de energía con que pueden enfrentarse los embates machistas y autoritarios en estos tiempos turbulentos.

Por un 2023 con menos fantasía y más determinación, menos fatalismo y más confianza en la acción ciudadana.

Deportistas desaparecidas y actrices en prisión por apoyar protestas en Irán

  

Con flores y rodeada de amistades y familia la actriz dejó el centro en el que se encontraba recluida desde el pasado mes de diciembre. Esto luego de que mostrará  su solidaridad y criticara la ejecución de un joven de 23 años que también formaba parte del movimiento. 

“Tu silencio significa que apoyas la tiranía y a los tiranos”, escribió la actriz en su cuenta de Instagram. Sus mensajes provocaron que las autoridades de Irán la detuvieran por “publicar contenido falso y distorsionado, incitar disturbios y apoyar movimientos anti-iraníes”.

Su caso se suma al de decenas de personas que han sido detenidas e incluso asesinadas por apoyar las protestas, las cuales iniciaron para exigir no sólo que el uso del hiyab deje de ser obligatorio, también contra el apartheid de género (un sistema impuesto que discrimina y coloca en una posición de sumisión a las mujeres); ahora las manifestaciones se extienden en contra la religión forzada, falta de debido proceso, juicios injustos, ejecuciones extrajudiciales, falta de libertad de expresión, tortura, matrimonio infantil, corrupción gubernamental, financiamiento al terrorismo, teocracia y por la situación económica que enfrenta la nación.

De acuerdo con el Centro para los Derechos Humanos en Irán (CHRI), al día de hoy son más de 100 personas que integran la industria del cine y teatro quienes se encuentran detenidos como parte de la represión en el país. Otras actrices detenidas por expresar su apoyo al movimiento por la libertad del país incluyen a Katayoun Riahi, Hengameh Ghaziani, Mitra Hejaz, Mojgan Inanloo, Mina Akbari, Shaghayegh Dehghan y Elnaz Shakerdoost.

“Los artistas en Irán se han visto obligados durante mucho tiempo a navegar en un entorno plagado de censura estatal y reglas arbitrarias impuestas a su libertad de expresión, y ahora están siendo sentenciados a muerte y encarcelados por hablar en contra de la injusticia y la represión”, aseguró el director ejecutivo de CHRI, Hadi Ghaemi.

CIMACFoto: Berenice Chavarría Tenorio

Mujeres atletas han sido asesinadas o desaparecidas en el marco de las protestas

Mujeres, niñas, niños y atletas han sido asesinados a tiros, condenados a muerte por tribunales arbitrales, desaparecidos y torturados después de ser detenidos por apoyar las protestas, así lo acusó el CHRI

“El objetivo es silenciar cualquier crítica al Estado a través de la violencia y el encarcelamiento y utilizando tribunales canguro para infundir terror en los corazones de quienes están pidiendo pacíficamente un cambio”, expresó Hadi Ghaemi.

Entre las víctimas se encuentra Marjan Jangjou, una deportista dedicada a escalar, quien se encuentra desaparecida desde que los agentes de la República Islámica la arrestaron en su casa a principios de noviembre de 2022 por su presunta participación en protestas callejeras.

Jangjou posee un gimnasio en la ciudad de Shiraz, provincia de Fars. Su familia presentó un reporte de persona desaparecida, pero hasta el momento no han recibido ninguna respuesta por parte de las autoridades. 

“Algunos de los amigos de Marjan la han estado buscando en lugares que ella frecuentaba, así como en cementerios en Shiraz para revisar tumbas sin marcar con la esperanza de encontrar rastros de ella”, dijo a CHRI una persona cercana a Jangjou.

CIMACFoto: Berenice Chavarría Tenorio

En tanto, atletas hombres como Mohammad Mehdi Karami, excampeón nacional de kárate; Amir Reza Nasr-Azadan, jugador de fútbol o Sahand Nour-Mohammadzadeh, campeón de fisicoculturismo han sido sentenciados a ejecución por apoyar las protestas en Irán. 

Al 17 de diciembre de 2022 al menos 469 personas, incluidos 63 niñas y niños y 32 mujeres, han sido asesinadas por las fuerzas de seguridad en las protestas; sin embargo, la cifra podría ser mayor debido a las negligencias al momento de esclarecer las causas de muerte, destaca el CHRI. 

Incrementos en suicidios de mujeres en EU coinciden con restricciones en aborto: revela estudio

  

La investigación realizada por Rebecca Waller, Elina Visoki y Jonathan Zandberg pone sobre la mesa las afectaciones emocionales que trae consigo la restricción a la libertad sexual y reproductiva hacia las mujeres, señalando que cifras revelan un incremento de casos de suicidio, coincidiendo con las políticas públicas que suprimen el derecho a interrumpir un embarazo.

Para el análisis se tomaron en cuenta las cifras de suicidio de 1974 a 2016, mismas que fueron cruzadas con las leyes antiaborto aprobadas en el mismo lapso de tiempo. Aunque las investigadoras destacan que ningún estudio prueba que el acceso a la atención reproductiva está relacionado con el suicidio, se puede inferir que “la negación del aborto implica un mayor estrés y ansiedad entre las mujeres en edad reproductiva”. 

“En este estudio con un análisis de diferencias de mujeres estadounidenses, las restricciones en el acceso a la atención reproductiva de 1974 a 2016 se asociaron con tasas de suicidio entre mujeres en edad reproductiva”, se lee en el documento. 

CIMACFoto: Hazel Zamora Mendieta

Esta no es la primera vez que se habla sobre las afectaciones emocionales que traen consigo las leyes antiaborto que tienen como único objetivo criminalizar a las mujeres que deciden no ser madres

Para el Centro de Derechos Reproductivos para América Latina y el Caribe, las maternidades forzadas constituyen “un trato cruel, inhumano y degradante”. Las mujeres que deciden abortar en la clandestinidad enfrentan daños a sus proyectos de vida y afectaciones emocionales difíciles de sobrellevar.

Por ello, en entrevista con Cimacnoticias Cristina Rosero, asesora legal del Centro, reiteró la necesidad de que el derecho al aborto sea efectivo, ya que solamente cuando existe un total reconocimiento de la autonomía sexual y reproductiva, es cuando una mujer puede considerarse una ciudadana plena.

Mujeres estadounidenses y las afectaciones tras las restricciones en materia de aborto

Fue el 24 de junio cuando el Tribunal Supremo de Estados Unidos anuló el fallo Roe contra Wade, lo que puso fin al derecho constitucional a la interrupción legal del embarazo en el país.

Hay que recordar que Roe contra Wade fue un parteaguas para dejar de criminalizar la interrupción del embarazo en EE. UU. Este caso se dio en 1973, cuando Jane Roe –alias legal de Norma McCorvey–, una mujer de Texas, quiso detener su embarazo de manera segura y legal. Tras diversos alegatos, la corte decidió reconocer por primera vez que el derecho constitucional a la privacidad “es lo suficientemente amplio como para incluir la decisión de una mujer de interrumpir o no su embarazo”. Fue así como Roe fue reconocida por impulsar el caso que permitió legalizar el aborto en el país norteamericano.

Fotografía: Pexels

Lo anterior dejó a más de 36 millones de mujeres en edad reproductiva sin acceso al aborto, siendo las más afectadas las mujeres latinas, indígenas y afroamericanas, quienes experimentan de manera desproporcionada los efectos de las prohibiciones y restricciones debido al legado de racismo y discriminación del país. 

De acuerdo con la organización Instituto Guttmacher, actualmente el aborto no está disponible en 14 estados, mientras tanto los tribunales bloquearon temporalmente la aplicación de las prohibiciones en otros ocho a partir del 12 de diciembre de 2022. 

Además, señala la organización, en los estados donde el aborto está disponible, la afluencia de pacientes de estados con severas restricciones ha creado largos tiempos de espera para el procedimiento de interrupción de embarazo. Y es que desde junio a octubre al menos 66 clínicas en 15 estados dejaron de ofrecer el servicio de aborto.

Lo anterior pone vidas en riesgo, trunca proyectos y provoca que miles de mujeres sufran irreparables violaciones a sus derechos, lo cual incide en su salud mental provocando afectaciones que con dificultad se pueden dimensionar.

España cancela citas consulares en Pakistán para mujeres afganas en condición de asilo

  

Fotografía: Wikimedia Commons

Los últimos reportes de la OIM indican que Pakistán e Irán siguen siendo los principales destinos para las afganas que deciden salir de su país. Sin embargo, no todas se quedan ahí: únicamente permanecen en estos territorios para solicitar asilo en España, Alemania o Suecia, entre otros países. Pero sus opciones se están agotando.

Organizaciones como Afghan Women on the Run y Un gesto de calor (quienes ayudan a las familias afganas a realizar sus solicitudes de asilo) han denunciado que la Embajada de España en Pakistán canceló citas para los trámites a mediados de octubre.

Según declaraciones de Inma Orquín (vocera de Afghan Women on the Run) a Euronews, son cerca de 40 las citas que han sido canceladas. Orquín recibió una llamada el 31 de octubre de parte de la embajada española en la que le informaron que todas estas citas serían canceladas, incluyendo aquellas que estaban programadas para 2023. 

En los correos enviados a las y los solicitantes se informa que las citas serán reagendadas paulatinamente. No obstante, debido a la saturación de solicitudes, la Embajada advierte que esto puede tomar varios meses e incluso alargarse hasta el 2024. Mientras tanto, las y los afganos alojados en Pakistán temen a las deportaciones que iniciaron en este diciembre.

Pakistán comienza repatriaciones a Afganistán

El Gobierno de Pakistán había anunciado que el 31 de diciembre iniciaría una serie de deportaciones contra las personas afganas sin visado. No obstante, medios europeos informan que este proceso ya inició aunque todavía no se cumple la fecha prometida.

Según explicó Inma Orquín, las visas de muchas personas afganas ya caducaron (solo tienen una vigencia de tres meses) y las autoridades pakistaníes no han querido renovarlas. Además, estas mismas autoridades han empezado a tocar puertas de casa en casa para localizar y deportar a las y los afganos de vuelta a su país de origen.

De acuerdo con la portavoz de Afghan Women on the Run, entre las personas que temen a estas deportaciones se encuentran periodistas, mujeres solas con sus hijos e hijas, políticas, abogadas y enfermeras que no podrían volver a salir de Afganistán en caso de que las envíen de vuelta al país. 

La única opción para que todas estas mujeres no sean deportadas es que comprueben que tienen una cita consular para la emisión de una visa, algo complicado debido a las cancelaciones de la embajada española.

Por su parte, las autoridades suecas y alemanas tampoco han respondido a las solicitudes de miles de personas. En otros países como Francia y Estados Unidos, las embajadas tardan de seis meses a dos años en responder y, en el caso de Italia, no puedes solicitar asilo sin comprobar que una asociación u organización está acompañando tu proceso.

Actualmente hay cerca de 130 familias afganas distribuidas en Irán y Pakistán en espera de una cita con la Embajada de España. Sin embargo, de acuerdo con Inma Orquín, desde que empezó la guerra entre Rusia y Ucrania cada vez es menor el apoyo que estas familias están recibiendo en los países europeos.

El siguiente paso son las mujeres

  

A unos días de que termine el año, quisiera traer a la mente a una mujer clave para lo que hoy somos, no solo las mujeres, si no para lo que somos todas las mexicanas y que, seguro, su historia se repite en muchas mujeres al rededor del mundo.

Malintzin o La Malinche es un personaje excepcional de la historia de México. Tuvo un papel clave en la llamada Conquista, sin embargo, no hay certeza de que su nombre haya sido Malinalli (hierva), esta idea surgió en el siglo XIX. Lo que sí se sabe es que una vez bautizada se le asignó el nombre “Marina”. 

De acuerdo con la investigación de la Dra. Cristina Córdoba Ugalde, Malintzin fue nahua, originaria de Olutla, cerca del actual Coatzacoalcos, Veracruz. Hija de nobles subordinados al poderío mexica: su madre, al quedar viuda se volvió a casar, y de esta unión nació un hijo, por lo tanto su padrastro la regaló como esclava en Tabasco. Cuando los españoles llegaron a estas costas, los indígenas nobles les regalaron veinte mujeres para su servicio, entre ellas la llamada Malinche, a quien Hernán Cortés regaló a su lugarteniente. Muy pronto esta mujer destacó por su dominio de las lenguas (el náhuatl que era su lengua madre, una variante del maya que aprendió rápidamente como esclava y el castellano), lo que le favoreció para convertirse en una figura política importante.

Si bien su presencia como mujer en una estructura política patriarcal, causó incomodidad entre los indígenas y los españoles, su papel como principal interlocutora en la sociedad del siglo XVI, le hizo ganar el título de “doña”, “doña Marina”, por su destacada importancia y colaboración.

El carácter negativo de la Malinche como símbolo de traición, se consolidó en la segunda mitad del siglo XIX con la exaltación de “los hombres” que “defendieron” la patria y la creación del culto a Cuauhtemoc, con quien se resalta la mexicanidad. De ahí partió toda una idea negativa de su nombre: la traidora, la que apoyó al enemigo, la que se benefició de la invasión. 

¿Qué beneficio obtendrían las mujeres de la violencia? ¿A quién traicionó? ¿Al pueblo acostumbrado a vender y regalar mujeres? 

Doña Marina no traicionó a ningún pueblo, mucho menos traicionó a los mexicas. La conquista fue un proceso muy largo y no la realizaron solamente los españoles, ésta la realizaron también los indígenas aliados a los europeos. Para la región tlaxcalteca (aliados de los españoles), doña Marina fue la representación simbólica de la unión del pueblo indígena y el pueblo español.

En algunas prácticas rituales de origen colonial, la figura de La Malinche se incluyó de manera positiva y siempre como una mediadora, ya sea entre dos bandos o entre dos planos: el mundano y el sagrado, quienes vienen de fuera y quienes defienden su territorio. 

Lo cierto es que la Malinche fue una mujer política, brillante, traductora e intérprete, un puente de comunicación. 

Palabra de Malinche es la apuesta por romper con la estigmatización de la voz de las mujeres, reconocer el lugar que desempeñan en una sociedad dispuesta a negarlas, mirar sus aportes, exigir que su palabra sea escuchada y, a la vez, ser la que explica, en voz propia, el sentir de tantas otras. 

Tomo Palabra de Malinche también para reafirmar a las mujeres como la sujeta política del feminismo. Porque nuestro “ser mujer”, es decir, el sexo, la diferencia sexual al nacer sigue siendo la base de las desigualdades y las violencias que vivimos las mujeres.

Porque 11 casos de feminicidio al día lo comprueban, porque seguimos viviendo violencias en los íntimo, lo privado pero también en los espacios donde participamos. 

La Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2021, señala que 7 de cada 10 mujeres hemos vivido al menos una situación de violencia psicológica, física, sexual, económica o patrimonial, sobre todo si vives en entidades como el Estado de México, Ciudad de México y Querétaro, las entidades con mayor prevalencia de violencia.

Y digo, en todos los espacios donde nos desarrollamos, por ejemplo en el ámbito escolar (32%), en el laboral (27.9%), en el familiar (11.4%), en la comunidad (45.6%). 

La misma encuesta habla de la poca confianza en las autoridades y la nula posibilidad de ayuda que encuentran las mujeres, incluso por vergüenza y miedo de las consecuencias, pues un 78 por ciento no presentó queja de esa violencia. 

Pero, ¿cómo podríamos las mujeres identificar la violencia y salir de ella? ¿cómo lograr irnos a la primera? ¿cómo ayudar a otras? 

Renunciar a la permisividad social de la violencia como primer paso para mandar un mensaje contundente a las mujeres “tu vida importa”

Porque siempre, en cada momento histórico hay mujeres emblemáticas trabajando por otras mujeres, mujeres puente, muchas Malinches.

Porque, mientras en otros países se piensan en políticas de avanzada para la igualdad entre todas las personas, en México el siguiente paso siguen siendo las mujeres. 

El pacto patriarcal eclesiástico y el encubrimiento de abusos sexuales contra niños

  


Fotografía: Cathopic

La primera vez que se mencionó el nombre de Joseph Ratzinger en los casos de abuso sexual de menores fue en 2010. En dicho año, cuando Benedicto XVI llevaba cerca de un lustro como papa, la Iglesia Católica atravesaba un momento crítico. Esto, luego de que se destaparan una serie de abusos sexuales entre los que se encontraban casos mediáticos como el de Peter Hullermann.

Durante la serie de denuncias públicas de 2010, Benedicto XVI aceptó la renuncia de James Moriarty, un obispo irlandes implicado en un caso de abuso sexual de menores. Además, se reunió con varias víctimas del estado de Malta y les prometió justicia.

Ese mismo año, un grupo de abogados del Reino Unido preparó una acusación contra el papa por haber encubierto abusos sexuales. Según una carta divulgada por la agencia Associated Press en ese entonces, antes de convertirse en papa, Ratzinger se negó a retirar de su cargo al sacerdote estadounidense Stephen Kiesle. De acuerdo con el documento, este cura estaba acusado de pederastia.

A la izquierda, Joseph Ratzinger cuando era arzobispo de Múnich. Fotografía: Wikimedia Commons

Una docena de años después, en 2022, una investigación del gabinete de abogados Westpfahl Spilker Wastl (WSW) reveló que hubo por lo menos cuatro casos de abuso sexual contra menores durante la época del arzobispado de Joseph Ratzinger en Múnich (1977-1982). Uno de los clérigos culpables era, precisamente, el de Peter Hullermann. Según el reporte de WSW, es probable que Benedicto XVI supiera de este caso, pero aun así no tomó acciones contra Hullermann.

La Iglesia Católica, una institución patriarcal

Cuando Benedicto XVI comenzó a recibir críticas por los casos de abuso sexual en 2010, el cardenal Julián Herranz afirmó que estos “ataques” se debían a la oposición del entonces papa contra el aborto y el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Por su parte, Raniero Cantalamessa (predicador personal del papa emérito) equiparó las críticas con la violencia colectiva sufrida por los judíos, estableciendo un punto de comparación irreconciliable entre ambas partes.

En ese entonces, otra de las críticas fue precisamente que a la Iglesia Católica le importaba más conservar su imagen y la del papa que dar una resolución real a estos casos de violencia. Algo que tiene sentido mirando la forma en la que los miembros de la institución religiosa defendieron a capa y espada al expontífice.

Otro de los argumentos de esta defensa fue que, de acuerdo con el cardenal austriaco Christoph Schoenborn, Benedicto XVI había intentado investigar los casos de abuso de menores dentro de la Iglesia Católica. Pero, supuestamente, estos intentos fueron bloqueados por Juan Pablo II, el “papa de los jóvenes” cuya figura es admirada en México y en otras partes del mundo.

Juan Pablo II. Fotografía: Wikimedia Commons

Aún si esto fuera cierto, las acusaciones contra Juan Pablo II apuntan a una cadena de encubrimientos de diversos casos de violencia sexual perpetrados contra miles de niños y niñas. Tan solo en Francia, las denuncias acumulan entre 200 mil y 300 mil casos sucedidos desde 1950 de acuerdo con una investigación encabezada por el funcionario francés Jean-Marc Sauvé.

En México también hay casos conocidos como el del sacerdote Marcial Maciel, quien fue acusado formalmente de haber cometido una serie de abusos sexuales contra varios miembros de la congregación y estudiantes. Se afirma que estos abusos iniciaron entre 1940 a 1997. Esto significa que, cuando Juan Pablo II visitó el país en compañía de Maciel entre 1979, 1990 y 1993, muchos de estos abusos ya habían sido cometidos.

Ya en el presente, se ha descubierto que el Papa Francisco pudo haber encubierto al sacerdote Julio Grassi, quien fue acusado de abuso sexual en 2002 (cuando el actual pontífice era arzobispo de Buenos Aires).

Esta amplia cadena de encubrimientos, no ha transformado para nada la estructura de la Iglesia Católica, la cual sigue estando encabezada por cómplices de agresores. 

“Sentimos tanta gratitud en el corazón: gratitud a Dios por haberle dado a la Iglesia y al mundo gratitud a él, por todo el bien que ha realizado, y especialmente por su testimonio de fe y de oración, sobre todo en estos últimos años de su vida retirada. Solo Dios conoce el valor y la fuerza de su intercesión, de sus sacrificios ofrecidos por el bien de la Iglesia”, dijo el Papa Francisco en honor a su antecesor después de su muerte.

Con estas omisiones, una de las instituciones religiosas más importantes y poderosas a nivel mundial perpetúa el pacto patriarcal que encubre millones de casos de violencias machistas. Esto, sin contar el mensaje de impunidad que lanza a una sociedad dominada ya por dichas violencias. Si la misma religión se hace cómplice de ellas, ¿qué tipo de valores morales se están sembrando en este mundo?

Mujeres contra las rejas

 matriarcas.proceso.mx

Ilustración: Jennifer Muñoz

Salieron de la cárcel para apoyar a las que quedaron dentro. Beatriz, Adriana, Margarita y Perla –cada una con tragedias a cuestas-- sufrieron en carne propia las duras condiciones del encierro: la precariedad, la incertidumbre, las injusticias y los abusos. Una vez liberadas, crearon la organización Mujeres Unidas X La Libertad y decidieron volver para mejorar las condiciones de vida de las internas: hacen colectas y les llevan artículos básicos de higiene personal, al tiempo que les acercan información sobre los beneficios de preliberación y les dan talleres de emprendimiento. Son ahora activistas sui géneris… y necesarias.

En 2011, Beatriz Maldonado Cruz fue la interna número 37057 en las Islas Marías. Ya no tenía nombre, solo un lápiz labial, un amigo imaginario que la sostuvo para no enloquecer por completo, entre la comida incomible, el agua insalubre, el confinamiento, los castigos…Las Islas Marías, en el Océano Pacífico, finalmente fue cerrada por completo en 2021 y Beatriz ahora es activista junto con otras compañeras que conoció en Santa Martha Acatitla: Adri, Margarita y Perla, quienes luchan para mejorar las condiciones de vida de otras mujeres que se encuentran en prisión.

Bety es una activista por los derechos de las mujeres privadas de la libertad. Foto: Marianne Wasowska

Beatriz

Beatriz fue detenida en marzo de 2010 en la Ciudad de México, en un operativo de la entonces Agencia Federal de Investigación (AFI) con más de 200 elementos, tres perros y un helicóptero. Eran los años de los operativos espectaculares que fueron parte de la llamada guerra contra las drogas.
Ella vendió droga para saldar una deuda que no era suya y que ponía en peligro a sus hijos e incluso a su nieta de tres años. Su esposo consumía cocaína y le debía más de 300 mil pesos a un grupo del crimen organizado.

“Hay un trasfondo. Miles de mujeres tienen la misma situación que yo… en este caso, defender a mi familia”, dice Bety.

Antes de terminar de pagar la deuda fue detenida con uno de sus hijos y su esposo, quienes eran inocentes. En esos años, la mitad de las mujeres privadas de la libertad, el 49%, estaba en la cárcel por delitos relacionados con el narcomenudeo y narcotráfico, según la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA).

Primero fue llevada a Santa Martha Acatitla, pero en el calderonismo, el entonces secretario de seguridad pública, Genaro García Luna —hoy preso en Estados Unidos acusado de conspiración para traficar drogas en alianza con el Cártel de Sinaloa —, hizo del centro penitenciario federal de la Islas Marías una cárcel de máxima seguridad; y Bety fue trasladada.

Bety pasó el 2011 ahí, y ese mismo año la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) emitió la recomendación 90/2011 por las violaciones a derechos humanos de las y los internos, tratos crueles e inhumanos, además de la escasez de agua para consumo e higiene personal.

Ella describe el lugar como una especie de campo de concentración, con largas galeras. La temperatura era de 40 y 45 grados centígrados.

“Pero detrás de esas Islas… te esperaba tu familia. A mí lo que más me dolió y me hizo resistir, fue que en las cartas que me enviaba mi madre estaban sus lágrimas en las hojas”, narra.

Beatriz se culpaba. Cuando hablaban por teléfono su madre lloraba. Bety le daba ánimos y le cantaba una canción de La Quinta Estación en la bocina: “Te intento contar que todo va bien, aunque no te lo creas. Aunque a estas alturas el último esfuerzo no valga la pena”.

Mujeres Unidas X La Libertad comenzó a funcionar en 2018 con el acompañamiento de Equis Justicia para las Mujeres. Foto: Marianne Wasowska

Cierre y comienzo

En 2021, se publicó el decreto para el cierre de Las Islas Marías, un archipiélago en el Océano Pacífico, donde hace 88 años estuvo recluido el escritor José Revueltas y que describió en su libro Muros de Agua.

Ese año, Bety constituyó una asociación civil llamada Mujeres Unidas X La Libertad junto con Adri, Perla y Margarita, que comenzó a funcionar como un colectivo en 2018, con el acompañamiento de la organización feminista Equis Justicia para las Mujeres.

El colectivo surgió como una iniciativa de mujeres que estuvieron en la cárcel para que otras en la misma situación tengan acceso a la justicia, pues las ayudan con sus procesos y les acercan información sobre beneficios de preliberación, y les dan talleres de emprendimiento. Además, hacen colectas y les llevan artículos básicos de higiene personal, sin financiamiento público. El objetivo principal es darles el mensaje de que no están solas.

“Es que te sientes muy sola, a mí me ayudó un amigo imaginario”, dice Bety y explica que sin alimento y sin agua en las Islas Marías comenzaba a tener delirios. Pesaba 20 kilos.

Su compañero fue un lápiz labial color rojo carmín. “Fue mi motivación entre esos trajes color beige. Dejé de tener un nombre, era un número: 37057. Amé ese labial y pintaba a mis compañeras”, recuerda.

El labial se terminó un día y cuando obtuvo un amparo para regresar a Santa Martha Acatitla enterró el tubo aplicador en un rincón. Ahora en las Islas Marías ya no hay una cárcel sino un centro turístico y Beatriz, libre desde 2016, quiere ir a buscar su labial enterrado como un símbolo de lo que fue su historia en ese lugar.

Margarita se convirtió en la bibliotecaria de Santa Martha, pues sabía cómo hacer fichas bibliográficas y le gusta leer. Foto: Marianne Wasowska

Margarita

Los seis años en los que Margarita Gutiérrez Valenzuela estuvo en Santa Martha Acatitla se siguió haciendo cargo de los gastos de sus dos hijos. Su familia desapareció en cuanto ella pisó la cárcel. Siete de cada 10 mujeres son abandonadas en los centros penitenciarios por sus familiares, según la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

Mientras algunas internas pagaban por tener beneficios en prisión y por comida, ella sólo comía la ración que les daban, conocida como “ranchito”.

“La carne definitivamente no, porque ni los gatos se la comían. Me hice medio vegetariana”, dice.

Lo que ganaba vendiendo cigarros y sus dibujos de rafia era para sus hijos, un niño y un adolescente, quienes estaban muy pendientes de ella. Hablaban a diario por teléfono. El grande se quedó a cargo del pequeño.

“Si allá adentro es muy difícil, siendo que tenemos las tres comidas, yo decía, ‘¿afuera cómo le estarán haciendo mis hijos?”, comenta.

Margarita es contadora y en el 2000 se vio involucrada en un fraude. “Me envolvieron, era yo muy inocente”. Sus hijos huyeron con ella al norte del país por 10 años, hasta que un día tocaron a su puerta. Era la policía.

“Le llamé a mi hijo por teléfono… ‘Hijo, vinieron por mí y voy para Santa Martha Acatitla’, le dije, y yo nada más oí un trancazo… y el grito de mi hijo, con desesperación, queriendo llorar. Le dije: ‘hijo, te necesito entero. Te encargo mucho a tu hermano’”.

Tres meses seguidos Margarita lloró todas las noches. La primera semana lo hizo en la estancia 208 donde dormía en el piso junto con 25 mujeres. “¡Pues sí, no llegué al Hilton!”, bromea.

Margarita se convirtió en bibliotecaria, pues en el colegio le habían enseñado a hacer fichas bibliográficas y le gustaba leer. También hacía meditación y yoga. Se inscribió en la prepa porque no tenía sus papeles. “Primero me empecé a sanar yo”, dice.

Ella fue sentenciada a 10 años y 10 meses de prisión, pero gracias a un amparo y a un beneficio preliberacional por su buena conducta, logró salir antes, a los seis años.

Margarita trabaja para ayudar a otras mujeres que se encuentran en la situación que ella vivió. Foto: Marianne Wasowska

Estigma en libertad

Cuando Margarita salió se reunió con Beatriz, Adriana y Perla para intentar cambiar el sistema penitenciario, pues adentro vieron cómo algunas tenían muchos privilegios, vivieron injusticias y conocieron a muchas mujeres inocentes. Una vez afuera se enfrentaron a los estigmas, pese a haber cumplido sus condenas y a la imposibilidad de una reinserción efectiva. Con 60 años de edad, Margarita se encontró con otra violencia: la discriminación por edad.

“Ya pagué, lo que haya hecho, afuera ya soy otra... ¡A otra cosa mariposa!”, pensaba Margarita. “Salí rejuvenecida, sentí que me comía el mundo y ¡no!… te encuentras con otras situaciones de la edad, de que ya no puedes trabajar”, lamenta.

Margarita recuerda el día que le pidió a Dios que la dejara libre ese año, pues ya cumplía 58.

“Si no me sacas este año… ¡no me saques!… ¡gracias, eh, gracias!, recuerda y ríe. “Tú sabes que no soy de aquí”, le dije, “yo creo que ya pagué, ya es justo que me dejes estar allá afuera”, narra.

El 13 de julio le notificaron que había obtenido un amparo y que saldría de Santa Martha. El 14 de julio salió en la madrugada, ya era su cumpleaños.

El Centro Femenil de Readaptación Social Tepepan tiene una población de 155 internas. Foto: Marianne Wasowska

De compañeras

El rumor se esparce en apenas unos minutos. Las mujeres que se encuentran internas en el Centro Femenil de Readaptación Social Tepepan hacen filas en un pasillo. Se asoman con curiosidad. Esperan impacientes.

Bety, Adri, Margarita y Perla bajan de un coche 155 bolsas con artículos de higiene personal, como toallas femeninas, pasta dental, jabón y shampoo, una donación que recolectó Mujeres Unidas X la Libertad A.C. para las internas. Cuando cada una recibe un kit de higiene personal, parece navidad.

Tepepan es un centro con poca población, apenas hay 155 mujeres privadas de la libertad de las 12 mil 480 que se registraron a nivel federal en 2021, la mitad, 6 mil 569 sin una sentencia.

En 2019, Tepepan recibió recursos presupuestales por 217 millones 807 mil 206 pesos, de acuerdo con el último reporte del Censo Nacional de Gobierno, Seguridad Pública y Sistema Penitenciario Estatales 2020 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía. Pero la mayor parte del presupuesto se destinó a temas de seguridad.

Mujeres Unidas X La Libertad lleva brasieres y kits de higiene personal a Tepepan gracias a donaciones. Foto: Marianne Wasowska

A nivel nacional solo al 29 % de las mujeres privadas de la libertad se le proporcionó una toalla sanitaria, según la Encuesta Nacional de Población Privada de la Libertad (Enpol) 2021 del INEGI.

“No tienes toallas, no tienes sostenes, violentan tu cuerpo, no tienes pantaletas”, dice Beatriz Maldonado. Ella cuenta que cuando estuvo en prisión no tenía dinero para comprar ni una toalla femenina. El recuerdo de cómo ella y sus compañeras tenían que ponerse un calcetín o papel de baño enrollado cuando menstruaban, la llevó con sus compañeras a buscar donaciones para poder entregar toallas en los centros penitenciarios de mujeres en la Ciudad de México. Han conseguido más de 10 mil toallas como parte de la campaña: “Con derecho a un periodo menstrual digno”.

También emprenden la campaña “¡No más lolas al aire!, para llevar brasieres a sus “compañeras”, como les sigue llamando con cariño.

El taller de libretas pretende convertirse en un proyecto de emprendimiento que dé sustento a las internas. Foto: Marianne Wasowska

Es viernes 21 de octubre, y Mujeres Unidas X la Libertad lleva 40 tops y brasieres a Tepepan y los entregan a las internas del área psiquiátrica.

A las 11 de la mañana, Bety y Margarita dan un taller sustentable de libretas para las internas. En el futuro esperan crear un proyecto llamado “Mujeres libreteras México”, para sacar una producción a la venta y pagarles por su trabajo de manera justa, pues en la cárcel todo cuesta.

Margarita saca retazos de diferentes telas: de colores, con dibujos, de distintas texturas e incluso de terciopelo y peluche. Con esas telas forran las libretas.

Las mujeres cuentan que les ayuda como terapia y que desde que aprendieron a hacer las libretas algunas pasan horas dedicadas a ello. Muchas las venden.

Dicen que pueden hacer decenas en un solo día, dependiendo de si logran conseguir los materiales.

“Las mujeres dentro de prisión son seres humanos y merecen vivir con dignidad, ¡son nuestras mujeres, pertenecen a esta sociedad! Ayer fuimos nosotras, hoy son ellas y mañana cualquier mujer de nuestro hogar puede estar ahí porque en este país hay una fábrica de delitos”, dice Bety.

Perla intenta recuperar el tiempo perdido con su familia tras ser sentenciada de un delito que no cometió. Foto: Marianne Wasowska

Perla y Adri

A Perla le costó mucho trabajo volver a pisar un reclusorio. A ella la detuvieron en el 2010 porque un teléfono Nextel que estaba a su nombre fue usado por su expareja en un secuestro. Sentenciada a 80 años de cárcel por secuestro agravado, después de seis años en Santa Martha Acatitla fue absuelta.

“Todo acto tiene una consecuencia… mi mal acto fue haberme enamorado de alguien que no debía. No sé si esté bien o esté mal, pero yo le digo a mi hija: el peor error de una mujer es enamorarse, porque cualquier mujer que esté en Santa Martha o Tepepan o cualquier centro de reinserción es por un hombre”, reflexiona Perla.

“¿Recuperar mi vida? siento que aún me sigo esforzando. Cuando salgo, mi hija ya no es mi hija, para ella mis papás son sus papás”, explica.

Cuando detuvieron a Perla su hija tenía un año de edad y cuando salió ya tenía seis años. La niña preguntaba todo el tiempo por su mamá y los abuelos le dijeron que estaba trabajando, porque creían que saldría pronto, pues confiaban en que era inocente.

De acuerdo con datos de la Enpol 2021, el 55.2% de las mujeres privadas de la libertad con hijos pequeños señaló que los cuidados de sus hijos recayeron en los abuelos. Sólo en el 30.7% de los casos los padres se hacían cargo. En contraste, en el 89.6% de los casos de hombres privados de la libertad fueron sus parejas, mujeres, quienes cuidaron a los hijos.

Perla intenta recuperar el tiempo perdido con su familia tras ser sentenciada de un delito que no cometió. Foto: Marianne Wasowska

En el caso de Adriana Leyva Alanis, coordinadora general de Mujeres Unidas X La Libertad, su niña de 12 años se tuvo que hacer cargo de su abuelita de 80, quien en esos años fue perdiendo la memoria.

Es común que las familias deban sostener a sus seres queridos en el sistema punitivista. Adentro, las personas tienen que comprar hasta el agua que toman y afuera las familias buscan cómo llevarles algo de dinero.

En el 79.3% de los casos en el que las personas en situación de reclusión en el país recibieron visitas en 2021, los visitantes les llevaron comida y en 67% artículos de higiene personal. En el caso de Adri sus familiares le llevaban un poquito de dinero.

“Jamás les pedí nada porque ya era muy difícil. La niña tuvo que estar muy al pendiente de mi mamá. Yo tenía que estar muy al pendiente de las dos, aunque sea vía telefónica”, dice Adri.

Ella estuvo cuatro años y medio en Santa Martha acusada del robo de 120 mil pesos en la institución financiera en la que trabajaba. “Siempre intenté llegar a un acuerdo para arreglar la situación, pero me quedó claro que tenían que presentar a una persona para poder cobrar el seguro”. Entró al centro penitenciario en abril del 2011 y salió en septiembre de 2015.

Su familia nunca la dejó, pero cuando salió de prisión algunos prefirieron hacerse a un lado y no tener relación con ella.

“Por eso estamos en esto, porque aquí somos una gran familia. Nos ayudamos entre todas para salir adelante. ¡Una termina escogiendo a la familia!”, dice sonriente.

Jaqueline quiere volver a encontrarse con su familia. Foto: Marianne Wasowska

Jaqueline

Jaqueline Hernández Reyes fue detenida por el robo de 7 coca colas y estuvo cuatro meses en Tepepan. Cuando salió, en junio pasado, no tenía a donde ir y Bety y Adri la acogieron.

“Yo no robé, fue mi novio”, aclara la joven.

Jaqui no recuerda sus datos personales, solo sabe su nombre. Tiene una discapacidad que le impide valerse completamente por sí misma. Dice que su papá se llama Toñito, su mamá Lola, su hermana Carmen, su hermano Miguel y otro Jorge. Recuerda que es de Puebla, pero no de qué municipio.

Adri y Bety quieren que recupere su identidad, que tenga papeles, para que pueda ir a la escuela, pero fueron al Instituto Nacional Electoral y no está registrada. “Pusimos su huellita y no está”, dice Bety.

“Es triste porque a Jaqueline no podemos ayudarla a encontrar a su familia, no se acuerda ni de los apellidos de su papá ni de su mamá y no sabe su fecha de nacimiento. Entonces es desde cero poder comenzar una búsqueda”, dice Adri.

El de Jaqueline no es un caso aislado. Por ello, uno de los grandes planes a futuro de Mujeres Unidas X La Libertad es que, si algún día consiguen el financiamiento necesario, abrirán una casa albergue para mujeres que salen de prisión, pues es común que sus familias les hayan dado la espalda, que no tengan casa ni redes y que vuelvan a reincidir.

Siete de cada 10 mujeres no cuentan con una red de apoyo al salir de la cárcel, de acuerdo con la CNDH. Invisibilizadas y abandonadas por el Estado, son las propias mujeres las que tienen que ayudarse entre ellas.

La historia de Bety, Adri, Perla y Margarita es un ejemplo de cómo muchas veces son las propias mujeres las que tienen que construir alternativas frente a los vacíos del Estado. Foto: Marianne Wasowska

Tejer redes

Alejandra Ramos, oficial de proyectos del área de políticas públicas de Equis Justicia para las Mujeres, dice que el primer problema de la llamada reinserción social es que no toma en cuenta el contexto en un sistema que reproduce desigualdad.

“La reinserción social implica que una persona se desvía de la norma social y entonces la meten a la cárcel. Cuando sale, está esta idea de que hay que volverla a reinsertar, que hay que hacer que sea una persona nuevamente productiva para la sociedad. El problema con esta visión es que no observa que desde antes de que una persona entre a prisión, en particular las mujeres, hubo todo un contexto de falta de acceso a educación, salud y trabajo, que influyen en que esta persona cometa un delito”, comenta.

“A las mujeres que están en prisión se les ve como malas mujeres, malas madres, como que incumplen su rol. El problema de estigmatizarlas es que les niegan un montón de derechos hacia afuera, pero también hacia adentro”, añade.

El 92.9% de las mujeres privadas de la libertad en el país no cuenta con antecedentes penales previos y solo el 4.5% considera probable volver a cometer un delito, según la ENPOL. En contraste, el 60.9% de la población de mujeres cree que el haber estado en un centro penitenciario afectará sus posibilidades de volver a trabajar una vez que cumplan su condena y el 31.2% cree que dañará la posibilidad de poder reintegrarse a su familia.

Bety, Adri, Margarita y Perla le dieron la vuelta a su historia y después de los días terribles de encierro decidieron que quería dedicarse a ayudar a sus excompañeras.

“Por eso regresamos, vamos a llamarle: por lealtad a esas personas que te dieron un abrazo, una palabra de aliento, que te apoyaron o te dieron de su comida. Es por eso que nosotras estamos aquí”, dice Adri.

Por
Neldy San Martín

Foto
Marianne Wasowska

Edición
Lydiette Carrión

Video
Marianne Wasowska, Neldy San Martín y Melissa del Pozo

Este reportaje fue realizado con el apoyo de la International Women’s Media Foundation (IWMF) como parte de su iniciativa de ¡Exprésate! en América Latina.

1/06/2023

La antisiquiatría, al parecer, no se desarrolló mucho en México, a pesar de su enorme importancia

 


Pedro Echeverría V.

1. Acabo de ver nuevamente –después de 47 años que se estrenó en la CDMX- la importante novela, hecha película, “Atrapados sin salida” cuyo actor principal es nada menos que Jack Nicholson, acompañado de Louise Fletcher. De Nicholson he conocido más de una decena de magníficas películas, pero Atrapados sin salida ha sido de las más importantes. Esa obra me impulsó a revisar las corrientes de psiquiatría y antisiquiatría que me llevó a revisar los trabajos del italiano Franco Basaglia, de Donald Laing y David Cooper, quienes fueron siquiatras que encabezaron un profundo cambio en la forma del trato de las enfermedades mentales.

2. Tengo en las manos –por cariño- los libros de Laing “El cuestionamiento de la familia” y el de Cooper “La muerte de la familia”. En ambas obras editadas por Paidós en 1971, se estudia a la familia fundada en modelo de opresión social, la que moldea la personalidad de cada uno de sus miembros. Se preguntan: ¿Qué son la salud y la enfermedad? ¿Cómo quebrar esta estructura deteriorante, este patrón destructivo, para dar paso al afloramiento de otro auténtico? Esto siempre me gustó, sobre todo cuando en algún lado explican el terrible trato que se da en los manicomios sin profundizar en las causas y al poner “remedios” violentos como los llamados “electroxoque” para provocar convulsiones.

3. El italiano Franco Basaglia se adelantó a su tiempo al proponer un nuevo enfoque en la atención psiquiátrica; se ha escrito que la propia Organización Mundial de la Salud tomó la experiencia iniciada por Basaglia, pues se determinó como relevante para entender la psiquiatría actual. Junto con Laing y Cooper, a Basaglia se le conoce como uno de los padres de la “antipsiquiatría”. Se opuso a la psiquiatría tradicional, no solo por la ineficacia de muchos de sus métodos, sino también por profundas convicciones éticas. ¿Cómo es posible que hasta hoy se siga atendiendo a los pacientes con desequilibrados, llenándolos de medicinas?

4. Basaglia –según los estudiosos- tenía una idea acerca de las enfermedades mentales. No aceptaba que se tratara de enfermedades físicas, sino que en buena parte las interpretaba como una consecuencia de la marginación y de entornos disfuncionales. O había que preguntar: ¿hasta qué grado la sociedad global está más enferma que quienes la integra? Decía Basaglia: “Una persona con una enfermedad mental entra en el manicomio como ‘persona’ para convertirse allí en una ‘cosa’. El paciente, en primer lugar, es una ‘persona’ y como tal debe ser considerado y atendido (…) Y nosotros estamos aquí para olvidarnos de que somos psiquiatras y para recordar que somos personas”.

5. Mi hija Rebelín, que estudió la licenciatura de psicología y algún posgrado, al preguntarle si en Yucatán existía una corriente de antisiquiatría, me pareció que no tenía información al respecto y seguido le pregunté que: “si al paciente se le podía curar sin medicinas”; de inmediato me explicó que, sólo cambiando su pasividad siempre perjudicial en la salud, con actividad, es decir, integrándolo a procesos de participación lo más comunitaria posible, lograría superar su mal. Esto coincidió con Basaglia cuando habla de “talleres, de iniciativas integradoras”, como puso en práctica en el hospital psiquiátrico que dirigía en Italia.

6. En 1971 Franco Basaglia fue director del hospital psiquiátrico de Trieste, en Italia. Al llegar había 1.182 personas internas. Para la comunidad, el sitio era esa especie de papelera apartada en la que terminaban todos los individuos “que no se adaptaban a la sociedad” y que, por ello, “molestaban”. Basaglia emprendió un proceso de transformación. Sus ideas lograron el apoyo de profesionales, gobiernos e instituciones de todo el mundo que entendieron sus ideas y la necesidad de la revolución que Basaglia planteaba. Desarrolló talleres con los enfermos, que generaran y asumieran iniciativas para hacerlas activas.

7. Lo más importante de todo fue que creó un sistema de hospital abierto. Los internos del hospital podían salir a la calle, volver a la sociedad. Al mismo tiempo, muchos pudieron regresar a sus casas. Además, Basaglia organizaba asambleas dentro del hospital para conocer la opinión de los internos y buscar alternativas de solución entre todos. La cuestión era que los manicomios dejasen de ser lugares apartados y marginados de la dinámica social. La otra cuestión era buscar el apoyo de la propia sociedad para que los internos se pudieran reintegrar. Toda esta experiencia animó a Franco Basaglia a empezar un movimiento que terminara con todos los manicomios y las ideas que indirectamente representaban. Tuvo que enfrentar con buena parte de la psiquiatría de su época. (6/I/23)

http://pedroecheverriav.wordpress.com

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