1/07/2023

El siguiente paso son las mujeres

  

A unos días de que termine el año, quisiera traer a la mente a una mujer clave para lo que hoy somos, no solo las mujeres, si no para lo que somos todas las mexicanas y que, seguro, su historia se repite en muchas mujeres al rededor del mundo.

Malintzin o La Malinche es un personaje excepcional de la historia de México. Tuvo un papel clave en la llamada Conquista, sin embargo, no hay certeza de que su nombre haya sido Malinalli (hierva), esta idea surgió en el siglo XIX. Lo que sí se sabe es que una vez bautizada se le asignó el nombre “Marina”. 

De acuerdo con la investigación de la Dra. Cristina Córdoba Ugalde, Malintzin fue nahua, originaria de Olutla, cerca del actual Coatzacoalcos, Veracruz. Hija de nobles subordinados al poderío mexica: su madre, al quedar viuda se volvió a casar, y de esta unión nació un hijo, por lo tanto su padrastro la regaló como esclava en Tabasco. Cuando los españoles llegaron a estas costas, los indígenas nobles les regalaron veinte mujeres para su servicio, entre ellas la llamada Malinche, a quien Hernán Cortés regaló a su lugarteniente. Muy pronto esta mujer destacó por su dominio de las lenguas (el náhuatl que era su lengua madre, una variante del maya que aprendió rápidamente como esclava y el castellano), lo que le favoreció para convertirse en una figura política importante.

Si bien su presencia como mujer en una estructura política patriarcal, causó incomodidad entre los indígenas y los españoles, su papel como principal interlocutora en la sociedad del siglo XVI, le hizo ganar el título de “doña”, “doña Marina”, por su destacada importancia y colaboración.

El carácter negativo de la Malinche como símbolo de traición, se consolidó en la segunda mitad del siglo XIX con la exaltación de “los hombres” que “defendieron” la patria y la creación del culto a Cuauhtemoc, con quien se resalta la mexicanidad. De ahí partió toda una idea negativa de su nombre: la traidora, la que apoyó al enemigo, la que se benefició de la invasión. 

¿Qué beneficio obtendrían las mujeres de la violencia? ¿A quién traicionó? ¿Al pueblo acostumbrado a vender y regalar mujeres? 

Doña Marina no traicionó a ningún pueblo, mucho menos traicionó a los mexicas. La conquista fue un proceso muy largo y no la realizaron solamente los españoles, ésta la realizaron también los indígenas aliados a los europeos. Para la región tlaxcalteca (aliados de los españoles), doña Marina fue la representación simbólica de la unión del pueblo indígena y el pueblo español.

En algunas prácticas rituales de origen colonial, la figura de La Malinche se incluyó de manera positiva y siempre como una mediadora, ya sea entre dos bandos o entre dos planos: el mundano y el sagrado, quienes vienen de fuera y quienes defienden su territorio. 

Lo cierto es que la Malinche fue una mujer política, brillante, traductora e intérprete, un puente de comunicación. 

Palabra de Malinche es la apuesta por romper con la estigmatización de la voz de las mujeres, reconocer el lugar que desempeñan en una sociedad dispuesta a negarlas, mirar sus aportes, exigir que su palabra sea escuchada y, a la vez, ser la que explica, en voz propia, el sentir de tantas otras. 

Tomo Palabra de Malinche también para reafirmar a las mujeres como la sujeta política del feminismo. Porque nuestro “ser mujer”, es decir, el sexo, la diferencia sexual al nacer sigue siendo la base de las desigualdades y las violencias que vivimos las mujeres.

Porque 11 casos de feminicidio al día lo comprueban, porque seguimos viviendo violencias en los íntimo, lo privado pero también en los espacios donde participamos. 

La Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2021, señala que 7 de cada 10 mujeres hemos vivido al menos una situación de violencia psicológica, física, sexual, económica o patrimonial, sobre todo si vives en entidades como el Estado de México, Ciudad de México y Querétaro, las entidades con mayor prevalencia de violencia.

Y digo, en todos los espacios donde nos desarrollamos, por ejemplo en el ámbito escolar (32%), en el laboral (27.9%), en el familiar (11.4%), en la comunidad (45.6%). 

La misma encuesta habla de la poca confianza en las autoridades y la nula posibilidad de ayuda que encuentran las mujeres, incluso por vergüenza y miedo de las consecuencias, pues un 78 por ciento no presentó queja de esa violencia. 

Pero, ¿cómo podríamos las mujeres identificar la violencia y salir de ella? ¿cómo lograr irnos a la primera? ¿cómo ayudar a otras? 

Renunciar a la permisividad social de la violencia como primer paso para mandar un mensaje contundente a las mujeres “tu vida importa”

Porque siempre, en cada momento histórico hay mujeres emblemáticas trabajando por otras mujeres, mujeres puente, muchas Malinches.

Porque, mientras en otros países se piensan en políticas de avanzada para la igualdad entre todas las personas, en México el siguiente paso siguen siendo las mujeres. 

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