9/10/2022

¿Por qué debería terminarse la prisión preventiva oficiosa? Una mirada desde las mujeres en condiciones de reclusión

  

Otra de las aristas en el debate sobre la prisión preventiva oficiosa es la permanencia de miles de mujeres que han esperado sentencia en las cárceles por años, dejando solas a sus familias y experimentando condiciones precarias en prisión. CIMACFoto: César Martínez López

De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en 2021, en México había 220 mil 420 personas privadas de su libertad en los diferentes centros penitenciarios federales y estatales de toda la República. De ellas, 92 mil 856 no tenían alguna sentencia o estaban encarcelados por alguna medida cautelar. Esto significa que el 42.1 por ciento de las personas en situación de cárcel únicamente cuenta con alguna medida como la prisión preventiva oficiosa.

Dentro de ese porcentaje se encuentran los casos de 6 mil 564 mujeres, quienes, aún sin sentencia, se enfrentan a situaciones como la falta de atención médica, el abandono de sus familiares y la violación sistemática de sus derechos humanos.

Mujeres en prisión preventiva: un problema que se extiende a las familias

Los datos publicados por el Inegi nos dicen que, a nivel nacional, la tasa de ocupación de los penales federales y estatales en México es del 99.8 por ciento. Sin embargo, en lugares como el Estado de México, esta tasa aumenta la capacidad de ocupación de las cárceles con una tasa de hasta el 237.2 por ciento. De hecho, son sólo 16 los estados de la República que tienen una tasa por debajo del 100 por ciento de ocupación.

Esto afecta a las y los reclusos de diferentes formas. En el caso de las mujeres, uno de los problemas identificados más frecuentemente es la falta de acceso a servicios médicos. De los 319 centros censados por el Inegi, sólo 298 cuentan con consultorios médicos y 59 con hospitales. Además, únicamente 217 tienen camas hospitalarias y en 212 hay áreas de atención psicológica y psiquiátrica.

Por otro lado, sólo 129 de dichos centros proporcionaron toallas sanitarias a las mujeres para la gestión menstrual. Esto lleva a muchas de ellas a utilizar recursos precarios como trapos o calcetines para sobrellevar sus días de sangrado. Y es que, aunque algunos penales cuentan con tiendas donde se venden toallas o tampones, muchas de las reclusas no cuentan con dinero para poder adquirirlas.

Aquí también entra en juego el abandono de los familiares a las mujeres encarceladas, el cual se da casi siempre por cuestiones de estigma. Así, muchas mujeres quedan sin un apoyo externo mientras esperan que se les dicte una sentencia. Y, del lado contrario, otros familiares como hijas, hijos y de más dependientes se quedan sin un sostén económico y patrimonial (un lugar que normalmente es tomado por abuelas, hermanas, hijas u otras mujeres).

En este sentido, la prisión preventiva oficiosa carece de una perspectiva de género cuando se habla de aplicar dicha medida cautelar en mujeres. Pero, por otro lado, esta perspectiva se encuentra al hablar de casos como el feminicidio, donde existe un algo riesgo de impunidad si no se dicta una medida cautelar contra los responsables. Entonces, ¿dónde situar el debate?

Los Ministerios Públicos deben hacer su trabajo: Maricela Montero Andrade

Elisa Zepeda Lagunas, mujer oaxaqueña defensora de derechos humanos, es sobreviviente de una tentativa de feminicidio sucedida en 2014. Algunos de sus agresores ya están en prisión y, aunque todavía no cuentan con una sentencia, esto le permite a Elisa sentir cierta confianza para poder continuar con su vida libre de peligro.

Maricela Montero Andrade —abogada y activista feminista del estado de Michoacán—, comprende la preocupación de muchas mujeres que enfrentan situaciones similares a la de Elisa Zepeda acerca de que sus agresores puedan quedar libres y ponerlas en riesgo nuevamente. Sin embargo, para ella, la solución ante estos casos no es sostener la prisión preventiva oficiosa dadas las condiciones explicadas arriba.

En entrevista con Cimacnoticias, la abogada recordó que también existe el recurso de la prisión preventiva justificada. Esta medida cautelar se aplica cuando un juez determina que la libertad del presunto culpable puede poner en riesgo la integridad de la víctima. De ahí que, para la activista, más que la existencia de una prisión preventiva oficiosa, lo que es necesario es que los jueces y las autoridades realmente hagan lo que les corresponde al momento de evaluar los casos y dictaminar medidas cautelares.

Por otra parte, Montero opina que, en todo caso, la discusión podría girar alrededor de la amplitud del catálogo de delitos que ameritan prisión preventiva oficiosa según el artículo 19 de la Constitución Mexicana. Desde 2019, dicho artículo establece la necesidad de esta medida en casos de feminicidio y homicidio doloso, pero también de robo a casa habitación y uso de programas sociales con fines electorales.

Para la activista, en el caso de los feminicidios, desaparición forzada o trata de personas hay una lógica en dictar esta medida cautelar. Sin embargo, al hablar de otros delitos como el robo o el daño a la salud, desde su perspectiva, no siempre existe una justificación suficiente, sobre todo tomando en cuenta que hay otras medidas para salvaguardar el proceso como la permanencia en un domicilio específico o las visitas frecuentes a los juzgados.

El dilema es que en México las autoridades no hacen bien su trabajo. Si lo hicieran y analizaran la posibilidad de fuga, de daño a las víctimas o al proceso, no estaríamos hablando sobre si se necesita o no tener este catálogo de delitos, o por lo menos un catálogo tan amplio.

Maricela Montero Andrade.

La SCJN ha fijado como plazo este jueves 8 de septiembre para tomar una decisión respecto a la suspensión o no de la prisión preventiva oficiosa. Mientras tanto, continúa el debate sobre la pertinencia o no de esta medida cautelar. También, acerca de si la Suprema Corte tiene la facultad para tomar una decisión que modificaría la Constitución, siendo ésta una tarea correspondiente al Congreso de la Unión.

Mientras tanto, según los datos de 2021 del Inegi, en 2021 hay 932 mujeres que llevan dos años o más esperando sentencia en algún centro de detención. Lo documentado por Equis Justicia nos dice que, en algunos de estos y otros casos, la espera se extiende hasta los 15 años. A la par, la impunidad en los feminicidios y otros delitos permanece pese a que algunos de los agresores ya están en prisión. La prisión preventiva oficiosa impacta de manera distinta para cada persona implicada. Ante este panorama, ¿puede haber un punto conciliador?

La NO violencia contra las Mujeres

  

Una tarea básica para reproducirnos en la noviolencia consiste en la construcción teórica y práctica de

cuerpos e identidades sociales capaces de desobedecer toda orden deshumanizante.

Pietro Ameglio

Cuando las condiciones de las Mujeres en una sociedad implican desigualdad, violencia y opresión -sin plenos derechos-,  y todas están profundizadas por la pandemia o la forma en que el Estado eligió que se padeciera esta grave situación, se puede afirmar sin temor a equivocarse que el país está muy lejos de una sociedad democrática; con más de la mitad de su población viviendo condiciones deplorables que ponen en riesgo su vida. Agresiones físicas por el encierro, inestabilidad laboral y acoso; carencia de ingresos propios que acentúan su codependencia, con violencia en todas sus modalidades.

En síntesis, eso es lo que reflejan los resultados de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH), 2021 de Inegi.

Los derechos fundamentales de las Mujeres son violentados y de ello deja constancia esta Encuesta poniendo en entredicho el Estado Constitucional de Derecho, es una violencia impune y normalizada. El primer dato que aflora: “en México, 70.1 por ciento de las mujeres de 15 años y más ha experimentado, al menos, una situación de violencia a lo largo de la vida”.

Nótese dice: a lo largo de su vida, como si de esa violencia solo la librara su muerte. La violencia psicológica fue la de mayor prevalencia, seguida de la violencia sexual. En el ámbito comunitario es donde viven mayor violencia, seguido de la relación de pareja, el principal agresor.

Alrededor de 5.2 por ciento de las mujeres de 15 años y más percibió que los conflictos en su relación de pareja iniciaron o aumentaron durante la emergencia sanitaria por la COVID-19. En el ámbito familiar, la cifra ascendió a 8.5 por ciento.

La mayor prevalencia de esta violencia se ubica en:  Estado de México, Ciudad de México y Querétaro. Todas estas entidades superan la cifra del  70 por ciento, siete de c/10 diez mujeres son violentadas.

Respecto a la violencia laboral también hay mucho que decir. Existe el Convenio 190 de la OIT, Sobre la eliminación de la violencia y el acoso en el mundo del trabajo; sin embargo, el 3 de julio de 2020  el gobierno mexicano depositó el instrumento de ratificación del Convenio ante la secretaría general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

El C190 tiene particularidades que ameritan comentarse, una de ellas se refiere a los conceptos de violencia y acoso: la expresión “violencia y acoso” en el mundo del trabajo designa un conjunto de comportamientos y prácticas inaceptables, o de amenazas de tales comportamientos y prácticas, ya sea que se manifiesten una sola vez o de manera repetida, que tengan por objeto, que causen o sean susceptibles de causar, un daño físico, psicológico, sexual o económico, e incluye la violencia y el acoso por razón de género (OIT, Convenio 190, Artículo 1, 2019).

A partir del concepto, se advierte una pluralidad de conductas que permite una mayor protección a la trabajadora o trabajador, más aún si son violentados por razones de género. En este sentido, ya existen criterios del Poder Judicial de la Federación que se han pronunciado en favor de la protección de las personas afectadas directa o indirectamente por acoso. Como ejemplo, me permito citar la tesis aislada de los Tribunales Colegiados de Circuito del rubro de Hostigamiento y Acoso sexual en el Trabajo: “los juicios que involucren alguna de esas conductas deben juzgarse con perspectiva de género, aun cuando las mujeres denunciantes y/o víctimas no sean parte procesal” (2021).

También las reformas a la Ley Federal del Trabajo vigente suman protegiendo contra estos tipos de violencias

¿Qué refiere la ENDIREH sobre estos temas?

 ENDIREH considera violencia laboral a los actos y/ o a las omisiones que las personas que tienen un vínculo laboral o análogo con la víctima ejercen, independientemente de la relación jerárquica. Lo anterior no solo atenta contra la igualdad, sino que lesiona la autoestima, salud, integridad, libertad y seguridad de la víctima e impide su desarrollo.

Según datos de la ENDIREH 2021, 40.0 millones de mujeres de 15 años y más han trabajado a lo largo de la vida y 30.5 millones trabajaron en los últimos cinco años. Del total de mujeres que ha tenido un trabajo, 27.9 de cada 100  han experimentado algún tipo de violencia a lo largo de su vida laboral:

  • 18.1 por ciento experimentó discriminación laboral,
  • 71.4  por ciento vivió situaciones de violencia sexual,
  • 12.2 por ciento recibió violencia psicológica y
  • 1.9 por ciento vive violencia física.

En el trabajo, las principales personas agresoras reportadas a lo largo de la vida laboral fueron las y los compañeros de trabajo, seguido por las y los jefes o patrones y las y los supervisores capataces o coordinadores (el uso de las jerarquias).

¿Qué obstáculo se enfrentan?

En general siempre este tipo de datos tienen un subregistro, sobre todo los que atañen a la vida laboral, a muchas trabajadoras todavía les va de por medio el empleo pese a que la carga de pruebas ya no descansa en la denunciante.

Pero no es el único factor a resolver en un mercado laboral tan precarizado como el de México. Únicamente 24 por ciento de las trabajadoras están sindicalizadas y de ahí hay que restar los contratos de protección o fantasmas, defienden la patronal. Estar afiliadas a un sindicato puede ser un apoyo importante en la defensa de sus derechos.

Además el altísimo nivel de informalidad laboral en que sobreviven más de la mitad de las mujeres trabajadoras, incluso sin contrato escrito ¡Sin piso firme y expuestas a todo tipo de atropellos!

Y el aspecto cultural que juega un papel preponderante, es una sociedad que ejerce una violencia machista y patriarcal “normalizada” en todas las esferas y desde la niñez hasta la vejez de las Mujeres; así no debe sorprender que ellas tengan un alto umbral a la violencia en el mundo laboral (ser obedientes); porque la han experimentado en casa como hijas o hermanas, posteriormente en su familia nuclear por sus parejas, con total impunidad.

Es indispensable crear conciencia social anti-violencia y en favor de una sociedad de paz democrática y con derechos humanos. Desde las escuelas y los libros de texto, centros de trabajo y vida comunitaria. Todos y todes. @ramonaponce

Mercaditas y monedas comunitarias; mujeres que construyen redes y rompen con el capitalismo

  

Recordemos que poco a poco las mercaditas y bazares feministas han crecido en varios puntos de México como una forma de protesta y espacios de solidaridad y socialización entre mujeres, donde ellas, desde el diálogo horizontal, crean redes para la venta o el intercambio de productos y servicios.

Ejemplo de ello es la Mercadita Vassincelos, conformada por mujeres autogestivas que desarrollan su propia moneda, además organizan trueques para salir del sistema capitalista y machista que las violenta

Su moneda se llama ‘vulva’ y la usan entre ellas con el fin de satisfacer sus necesidades y dejar en claro que el dinero no tiene valor en sus espacias. Así su moneda comunitaria se ha convertido en su sistema de confianza, explicó Maichihua, integrante de Mercadita Vassincelos

“Armamos monedas comunitarias, ofertamos y ofrecemos habilidades, las truequeamos. También se hacen ferias multitrueques, usando nuestra moneda, para negar los valores capitalistas”. De esta forma, arrojaron fuera de la Mercadita la acumulación y poder capitalista. 

De acuerdo con la investigadora, Elizabeth Chaparro y Peredo del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), “la noción del dinero y su evolución histórica están ligadas al desarrollo y funcionamiento de redes de comercio, organizaciones e instituciones sociales, políticas y económicas como el Estado, el propio sistema capitalista, o la banca, en todo caso vinculados a antiguos modelos de dominación y poder”. 

Fotografía: Facebook Mercadita Vassincelos

Es entonces cuando se desarrollan reflexiones y deconstrucciones para erradicar el dinero, su creación, valor y validez; de esta forma se abre paso a la moneda comunitaria

“El uso de las monedas comunitarias, también llamadas monedas sociales, alternativas o locales, así como el trueque, son ejercicios de la economía solidaria que pretenden recuperar el valor de las relaciones sociales, antes que el valor económico de las cosas. Una moneda comunitaria tiene la misma función que las formas convencionales del dinero, facilita el intercambio pero al mismo tiempo se opone a su lógica, rescatando los valores del trabajo, la comunidad y la justicia, entre otros”, destaca Elizabeth Chaparro y Peredo. 

Vulva’ no es la única moneda comunitaria que existe en México, actualmente -explica la investigadora- hay alrededor 17 monedas como el Tlaloc, que cuenta con 20 años de trayectoria y es utilizada por un grupo de productoras y productores de la Ciudad de México; o el Tumín, que se utiliza desde 2010 en Veracruz; en 2013 surgió Itacate en Guadalajara, todas bajo la misma lógica solidaria.

De esta forma podemos ver que son las mujeres organizadas quienes buscan nuevas formas de convivir, cubrir sus necesidades y las de las otras, además de repensar, replantear y eliminar el sistema patriarcal y capitalista que por años las ha oprimido.

¿Aborto?: Así actúa el misoprostol en nuestros cuerpos

  

Para entender todo esto, primero debemos saber cómo funciona el misoprostol. De acuerdo con Ipas México (una organización que trabaja a favor de los derechos sexuales y los derechos reproductivos de las mujeres), el miso es usado como medicamento abortivo junto con la mifepristona debido a que provoca contracciones en el útero y, al mismo tiempo, hace que el cuello uterino se agrande y se dilate. 

Ambos movimientos ayudan a eliminar el tejido gestacional (es decir, el producto del embarazo) y a expulsarlo poco a poco en forma de coágulos y sangrados. Por otro lado, estos movimientos son los mismos que experimentamos antes o durante los días de sangrado del ciclo menstrual. De ahí que, al tomar misoprostol, una mujer pueda sentir cólicos muy fuertes, aunque cabe destacar que, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) —quien ha reconocido la efectividad y la seguridad del misoprostol—, la intensidad de estos dolores dependerá de diversos factores.

El misoprostol actúa directamente en nuestro útero provocando contracciones que pueden ser muy intensas. Fotografía: Pexels

Entre dichos factores se encuentran la dosis recomendada y la edad y el peso de quien toma el medicamento, así como las semanas de embarazo que presente. Respecto a esto último, Ipas México explica que el uso de misoprostol es más seguro y menos doloroso cuando se toma dentro de las 10 primeras semanas de embarazo. Cuando se toma entre las 11 y las 13 es mejor hacerlo con acompañamiento médico, pues pueden presentarse síntomas de gran intensidad debido al esfuerzo que hará nuestro cuerpo ante la presencia de más tejido gestacional.

Pero, más allá de los cólicos, los efectos provocados por el misoprostol pueden incluir vómitos, diarrea, náuseas, escalofríos y dolor de cabeza. Si decides abortar con misoprostol y presentas alguno de estos efectos, ¡no te alarmes tan pronto! Es algo común si tomamos en cuenta los otros usos del misoprostol en la medicina. ¿Sabes cuáles son?

¿Por qué el misoprostol provoca diarrea y otros efectos en nuestro sistema digestivo?

Incluso desde antes de emplearse como método abortivo, el misoprostol ha sido utilizado como tratamiento para las úlceras gástricas y pépticas, aquellas lesiones que aparecen en el interior del estómago o en la parte superior del intestino delgado.

Esto se debe a que el misoprostol inhibe la producción de ácido gástrico y aumenta la producción de moco y de bicarbonato para proteger el sistema digestivo. Además, disminuye la producción de peptina, una enzima relacionada con la acidez del estómago en el proceso digestivo. 

Cuando se utiliza como método para abortar, el misoprostol puede tomarse vía oral junto con la mifepristona o introducirse en nuestro organismo por el canal vaginal. En el primero de los casos —el más común—, la dosis usualmente aplicada según Ipas México consiste en tres tomas de cuatro pastillas cada tres horas. Al ser tomado en dosis altas, es común entonces que el miso tenga efectos notorios en el aparato digestivo como los vómitos y la diarrea, los cuales pueden intensificarse gracias a las contracciones uterinas. 

Aunque estos efectos son normales, de acuerdo con Ipas México, debes tener cuidado si la diarrea y el vómito —que pueden estar acompañados por una sensación de náusea— persisten después de 24 horas de haber tomado la última dosis de misoprostol.

Otras señales de alerta después de tomar el miso

Ipas México también te recomienda acudir con una médica o un médico si tienes sangrados muy abundantes durante una o dos horas después haber consumido misoprostol. Pero, ¿qué es abundante? La organización te recomienda tomar como referencia las toallas sanitarias “maxi” o para flujo súper abundante. Si llenas cuatro de ellas en un periodo de una a dos horas, entonces es una señal de alerta. De igual forma, si tienes un dolor abdominal intenso que no cede con el uso de ibuprofeno, es mejor que solicites atención médica.

Según lo analizado por diferentes especialistas en el artículo “Misoprostol como método de interrupción del embarazo, una alternativa económica”, este dolor es de los más comunes entre las mujeres que utilizan el misoprostol para abortar. No obstante, si la molestia no desaparece con tomar un ibuprofeno para desinflamar, el dolor puede estar indicando un riesgo. Ipas México nos explica que una posible causa de este dolor persistente puede ser un embarazo ectópico —es decir, un embarazo fuera del útero que puede haberse implantado en las trompas de Falopio o en otra parte del aparato reproductivo—.

Aunque el dolor abdominal es normal tras la toma de misoprostol, si es incontrolable puede ser un síntoma de alerta. Fotografía: Pexels

Otras señales de que deberías ir al médico tras haber tomado miso son los escalofríos y la persistencia de fiebre por más de cuatro horas seguidas; también, un mareo muy intenso sin necesidad de que haya vómito o diarrea, desmayos y flujo vaginal con olor desagradable.

De igual manera, es recomendable acudir con la o el especialista si no hay sangrado después de que hayas tomado todas las dosis de misoprostol que te indicaron. También debes ir si tienes una reacción alérgica al medicamento como enrojecimiento, comezón o bloqueo de las vías respiratorias.

Recuerda que, de acuerdo con Ipas México, todos los síntomas no urgentes provocados por el miso desaparecen 24 horas después de la última toma. Únicamente persiste un sangrado leve o normal que se extiende hasta una o dos semanas después del aborto. O también puede presentarse un manchado irregular que dure hasta 4 semanas después del procedimiento.

Un consejo final

A pesar de tener toda esta información a la mano, recuerda que cada experiencia es diferente: ningún cuerpo reacciona de la misma forma que otro. Además, considera que siempre es preferible tener el acompañamiento de alguien (puede ser una experta o experto, tu pareja, un familiar o algún amigo cercano) para que pueda auxiliarte en caso de que sea necesario, pero también para darte cariño y soporte en un proceso tan complejo.

Por otro lado, mantenerte informada sobre qué es lo que pasará en tu cuerpo puede ayudarte a estar más tranquila y manejar la situación desde otro punto de vista. La mente es muy poderosa sobre nuestras sensaciones físicas, así que la tranquilidad de saber en qué consiste el procedimiento que te realizarás puede hacer el proceso menos doloroso o complicado. 

Finalmente, recuerda que siempre hay redes, expertas, expertos y organizaciones dispuestas a apoyarte. Acércate a ellas y aborta segura.

Las mujeres sostienen la vida, también en las prisiones

Fuentes: desinformemonos.org

El populismo punitivo que recurre a la prisión para resolver cualquier problema social no quiere pensar que además de no resolverse los conflictos con la cárcel, ésta tiene unos costos económicos y sociales que se deberían considerar. Las estadísticas institucionales suelen calcular los gastos directos que suponen la administración de las prisiones y no siempre se da importancia a los ingresos perdidos, es decir, lo que dejan de contribuir a las economías las personas presas.

De lo que no se ocupan nunca estas estadísticas, es de las pérdidas económicas que suponen para las familias el encarcelamiento de uno de sus miembros. Al encarcelarse a un componente de la familia, no sólo se pierden sus ingresos, si no que se tiene que mantener a esa persona que está en prisión. Esto significa más gastos que no se contabilizan. En muchas cárceles, la administración penitenciaria no suministra los bienes básicos para subsistir o sólo suministra una parte y son la familias y allegadas quienes tienen que hacerse cargo de proporcionarlos. Ropa, mantas, alimentos, productos de higiene, limpieza y medicinas son parte de los enseres que se suministran desde fuera de las prisiones. A ello hay que añadir el precio del transporte cuando se realizan las visitas y de las llamadas telefónicas.

Sin duda, uno de los gastos mayores a los que se enfrentan es el pago de los trámites legales y de defensa, a pesar que una parte de las personas presas por tener bajos recursos tienen defensa de oficio. Todo ello implica un grave endeudamiento que puede significar la pérdida de la vivienda o los mínimos ahorros, en caso que los tuvieran. Que la cárcel empobrece, es una realidad y si las personas que entran en ella ya eran pobres (como es en la mayoría de los casos), se verán condenadas a una espiral de pobreza de la que difícilmente podrán salir.

Pero claro, todo este gasto no es repartido de manera equitativa sino que son las mujeres las que se hacen cargo de ello, las que siguen sosteniendo la vida (material y emocionalmente) dentro y fuera de las prisiones. Son sobre todo ellas, pobres y racializadas, las que aguantan las horas de filas a la intemperie para entrar en las cárceles y proporcionar estas atenciones. Todo esto fue puesto en evidencia por Catalina Pérez Correa en una investigación realizada en México y que es extrapolable a la mayoría de los países1.

También es importante tener en cuenta el coste social diferenciado por género. Si bien el coste financiero de encarcelar a hombres, mujeres y disidencias es casi similar, los costes y consecuencias sociales de encarcelar a las mujeres son mucho más dañinas. Empezando por el cuidado de la prole. Cuando se encarcela a madres, una parte de las crianzas quedarán al cuidado de otras mujeres (abuelas, tías, hermanas) y otra parte será entregada a instituciones con los consiguientes costes y daños sociales que contribuirán a la exclusión social de estos menores. Debido a su especial posición como cuidadoras primarias, los costos de encerrar a las mujeres también tienen consecuencias a largo plazo que serán sentidas por las generaciones futuras. De esta forma, la prole de madres encarceladas tienen más probabilidades de ser encarceladas en el futuro en comparación con los hijos e hijas de padres encarcelados, según sugieren otras investigaciones2.

Además, estudios realizados en Gran Bretaña destacaban que una de cada tres mujeres perdían sus casas mientras estaban presas y que un 40% no podía volver a sus hogares después de salir de prisión. La cárcel era pues la causa de estar en situación de calle de un número significativo de mujeres. Además, un 30% de las reclusas perdían su empleo al salir del encierro, con la consecuente pérdida de ingresos y dificultades de sobrevivencia.

Por otra parte, el deterioro de la salud física y mental y el incremento de los intentos de suicidio y depresión que provoca la prisión en las reclusas, tienen un coste financiero de salud añadido para el Estado. Los estudios concluyen que si a las mujeres que actualmente están condenados a penas de prisión cortas se les impusieran sanciones comunitarias en beneficio de la comunidad u otras medidas alternativas, todas las consecuencias y costos sociales perjudiciales mencionados anteriormente se podrían evitar. Además, sería una opción más rentable para las arcas del Estado que la privación de libertad por delitos no violentos en las mujeres delincuentes.

Sin duda, la economía feminista ha sido de gran ayuda en este campo para visibilizar el trabajo de las mujeres en el cuidado y sostenimiento de la vida, también en las prisiones. Además ha ayudado a tener en cuenta el trabajo doméstico y de cuidados que se deja de realizar cuando se encarcela a las mujeres y los costos de su tercerización o externalización.

Por tanto, el feminismo también tiene mucho que decir de la lógica prisional y populismo punitivo patriarcales que se sirven del trabajo y cuidados de las mujeres (sobre todo pobres y racializadas) y que las empobrece todavía más.

Notas:

1 Las mujeres invisibles. Los costos de la prisión y los efectos indirectos en las mujeres. BID, 2015.

2 Danielle H. Dallaire. Incarcerated Mothers and Fathers: A Comparison of Risks for Children and Families. 2007.

Fuente: https://desinformemonos.org/las-mujeres-sostienen-la-vida-tambien-en-las-prisiones/

“Prisión preventiva oficiosa, necesaria en casos de violencia feminicida”: víctima de tentativa de feminicidio

  

El 14 de diciembre de 2014, en Eloxochitlán de Flores Magón, Oaxaca -cuando nos disponíamos a realizar una asamblea comunitaria- la comunidad fue sorprendida por decenas de hombres que con machete en mano, palos, tubos, bombas molotov, cohetones, etc. nos agredieron con alevosía, saña y brutalidad, ejerciendo tentativa de feminicidio en contra mía y de mi madre, quien perdió el ojo derecho luego de las agresiones en su contra. Los hechos brutales derivaron en el asesinato de mi hermano Manuel Zepeda Lagunas y Gustavo Estrada, también integrante de la comunidad.

Es difícil imaginar que el atreverme a participar en las decisiones de la comunidad atentaría contra mi vida, no solo al intentar asesinarme de una forma brutal, sino al ejercer violencia política para buscar impedir que ejerciera mis derechos políticos como mujer y la defensa de los derechos humanos, particularmente los derechos de las mujeres y de los pueblos indígenas.

Han pasado 7 años, 8 meses y 18 días desde esa tragedia, han sido 2,821 días de luto, de ausencia, de recuperación, pero también de impunidad. Si bien algunos de mis agresores se mantienen presos, otros siguen prófugos.

CIMACFoto: César Martínez López

A pesar de los años, los impactos negativos prevalecen hasta ahora, las cicatrices de los machetazos que me dieron en la cabeza y que pudieron haberme quitado la vida, es algo que siento y que veo todos los días. Mi madre lidia con las molestias y con nuevas enfermedades que surgieron a raíz de la violencia feminicida de la que fuimos objeto, así como con el dolor por el asesinato de su hijo, mi hermano.

El trauma no fue solo un trauma personal o familiar, sino que los impactos psicosociales en la comunidad, siguen a flor de piel, pues los agresores no sólo golpearon, machetearon, incendiaron, saquearon y torturaron sino que también asesinaron brutalmente a dos de sus integrantes.

Saber que las personas responsables de la muerte de mi hermano y de Gustavo, así como de la tentativa de feminicidio en mi contra y en contra de mi madre, están lejos de nosotros, de nuestras familias y de la comunidad, nos hace poder continuar con vida, sin embargo, seguimos a la espera de una sentencia firme que pueda ser uno de los elementos que contribuyan a la justicia plena, a la restauración del tejido social y a la cero tolerancia a la violencia contra las mujeres en la Sierra Mazateca y en Oaxaca.

Contrario a una justicia pronta y expedita, la dilatación de los operadores de justicia, ha permitido que los agresores y sus propias familias, realicen la distorsión de los hechos, campañas de difamación y desprestigio en mi contra, asumiendo falsamente como presos políticos, pregonando un pseudo “indigenismo”, “la lucha por la comunalidad”, “ser de izquierda”, “anarquistas”, o “ser perseguidos y desplazados” etc. De esta manera -nada ética- buscan sorprender a organizaciones y a personas de buena voluntad, ocultando con complicidad que sus familiares cometieron delitos graves. Con ello, ejercen una revictimización y un continuum de violencia política en mi contra, en contra de las mujeres y de la comunidad.

Conocer la actual discusión en el más alto Tribunal de Justicia en nuestro país, me obliga a hacer un respetuoso llamado para que en los casos de tentativa de feminicidio y feminicidio, la SCJN:

  • Ponga en el centro de la discusión los derechos de las víctimas.
  • Dimensione la gravedad del delito de tentativa de feminicidio, así como de la problemática del feminicidio en México y que ésta medida sirva a manera de inhibir la materialización del delito.
  • Vea a los agresores de tentativa de feminicidio como potenciales feminicidas y reproductores de la violencia feminicida, contra las mismas mujeres o nuevas víctimas.
  • Fomente a partir de su decisión, la investigación con la debida diligencia, perspectiva de género, interculturalidad y perspectiva de derechos humanos.

Cabe reconocer que quienes ejercen violencia feminicida, no solo cometen un tipo de violencia hacia las mujeres, como la física, psicológica, verbal, sino en muchos casos ejercen violencia sexual, incomunicación de las víctimas, desaparición, etc. por lo que incluir a los delitos de tentativa de feminicidio y de feminicidio en los que ameritan prisión preventiva oficiosa no es solo una deuda pendiente con las mujeres que ya hemos sido víctimas de esta violencia, sino con las mujeres que puedan ser agredidas en el futuro.

Ante ello, es necesario que esta decisión no quede al arbitrio de las y los jueces, ni en detrimento de las víctimas, sino que la decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación sea en congruencia con la defensa de los derechos humanos y que no sea regresivo a los avances logrados en materia de los derechos de las mujeres en el ámbito nacional e internacional.

Cuando hablamos de la violencia feminicida, la prisión preventiva puede contribuir incluso para evitar un feminicidio, sobre todo reconociendo la gravedad de la problemática que se vive en Oaxaca y a nivel nacional. De acuerdo al Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, tan sólo de enero a julio de 2022, han sido asesinadas 96 mujeres en Oaxaca, sólo 24 se iniciaron investigando como feminicidio. A ello se suma el contexto feminicida que se vive a nivel nacional, en el que cada día son asesinadas un promedio de 11 mujeres. Es por ello que confío en que la decisión de la Suprema Corte ponga en el centro los derechos de las víctimas y de sus familias para alcanzar el acceso a la verdad y la justicia.

Atentamente

Elisa Zepeda Lagunas

Sobreviviente de tentativa de feminicidio y defensora de los derechos humanos

11 millones de mujeres han sufrido violencia laboral en México: Endireh 2021

  

Ciudad de México.- Más de 11 millones de mujeres han experimentado algún tipo de violencia en espacios laborales, así lo reveló la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (Endireh-2021). Dichas agresiones causan daños en la autoestima, salud, integridad, libertad y seguridad de las víctimas, impidiendo su desarrollo y derecho a una vida libre de violencia.

De acuerdo con el instrumento estadístico, de 40 millones de mujeres de 15 años y más que han trabajado a lo largo de su vida, 11 millones 160 mil han sufrido violencia en este ámbito, dentro de las principales agresiones se tiene que: 

  • 2 millones 19 mil 960 experimentaron discriminación
  • 1 millón 607 mil 40 sufrieron violencia sexual
  • 1 millón 361 mil 520 experimentaron violencia psicológica
  • 212 mil 40 vivieron violencia física

En lo que respecta a las entidades federativas, Chihuahua (37.8 por ciento), Ciudad de México (34.6 por ciento) y Baja California (34.4 por ciento) registraron la mayor prevalencia de violencia contra las mujeres a lo largo de su vida laboral. Por su parte, Oaxaca (21.9 por ciento), Guerrero (21.9 por ciento), Zacatecas (20.3 por ciento) y Chiapas (17.2 por ciento), fueron los estados con los menores porcentajes de violencia en dicho ámbito.

Mientras que las principales personas agresoras reportadas a lo largo de la vida laboral fueron las y los compañeros de trabajo (34.2 por ciento), seguido por las y los jefes o patrones (21.7 por ciento) y las y los supervisores capataces o coordinadores (10.7 por ciento).

Discriminación laboral, violencia más frecuente en los últimos 12 años

Al hablar específicamente del lapso de octubre de 2020 a octubre de 2021, de 25 millones 200 mil mujeres que trabajaron, 5 millones 241 mil 600 experimentaron una situación de violencia, siendo discriminación (21.7 por ciento) la más frecuente, seguida de violencia sexual (7.2 por ciento), violencia psicológica (6.2 por ciento) y violencia física (0.7 por ciento). 

En cuanto a la discriminación que experimentaron 1 millón 137 mil 427 mujeres, la mayoría de ellas manifestaron que: 

  1. Tuvieron menos oportunidades que un hombre para ascender
  2. Les pagaron menos que a un hombre que hace el mismo trabajo o tiene el mismo puesto 
  3. Las impidieron o limitaron en la realización de determinadas tareas o funciones por estar reservadas para los hombres

Ante este panorama, es importante recordar que en abril de 2022 México ratificó el Convenio 190 sobre la Violencia y el Acoso, el cual fue adoptado por la Conferencia Internacional del Trabajo en junio del 2019 y entró en vigor en junio del 2021.

El Convenio reconoce el derecho de toda persona a un mundo del trabajo libre de violencia y acoso; sin embargo, las cifras presentadas por la Endireh revelan que México no ha emprendido las acciones suficientes para erradicar las distintas expresiones de violencia de género en los espacios laborales, lo cual continúa acarreando problemas de salud, además de daños a la integridad psicológica de quienes sufren agresiones, impidiendo así un desarrollo libre y autónomo. 

“Festival de las heroínas”: visibilizará a las mujeres en la Independencia de México

  

“Nos dimos cuenta que había un profundo vacío histórico en la psique del pueblo mexicano; no es que se les olvidó a quienes escriben los libros de historia, no es algo gratuito, es a propósito, es una cuestión del sistema, del patriarcado”, señaló Martha Toledo Mar, directora general del Colectivo “Las Heroínas”, quien junto con Consorcio para el Diálogo Parlamentario y la Equidad anunciaron el festival a desarrollarse en Oaxaca.

Durante la labor de recabar datos para la construcción de materiales y melodías que serán presentada en un concierto realizado en el teatro Macedonio Alcalá, recopilaron la historia de al menos 50 mujeres que desempeñaron un papel fundamental en la gesta heroica.

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Además de las heroínas más conocidas como Josefa Ortiz de Domínguez, Leona Vicario y Gertrudis Bocanegra, también homenajearán a María Ignacia “La Güera Rodríguez”, Altagracia Mercado,María Manuela Medina “La Capitana”, Mariana Rodríguez del Toro, Luisa Martínez, Antonia Nava de Catalán “La Generala”, Rita Pérez de Moreno, Las Mujeres De Miahuatlán, Rafaela López Aguado, Cecilia Villareal, María Josefa Martínez, Manuela Herrera y Heroínas Anónimas.

“Consideramos que para que exista una cultura de la paz, se necesita reconocer y dar el lugar que les corresponde a cada una de esas mujeres y así disminuir la deuda histórica. Creemos firmemente que lo que no se nombra, no existe”, subrayó Toledo Mar quien compuso un son Istmeño especialmente para dar rostro y voz a una de las heroínas de México.

La importancia de nombrarlas -apuntó- es aportar identidad a las mujeres y niñas de tal manera que la valentía de cada una de ellas resuene en la actualidad dentro de un contexto en donde a diario son asesinadas en promedio diez mujeres en México.

“Buscan construir un gran espejo en donde las mujeres jóvenes puedan mirarse y darse cuenta que sus abuelas y tatarabuelas fueron valientes”

En el festival participarán 18 cantautoras mexicanas entre ellas Atenea Ochoa, Dolores San Juan, Leticia Gallardo quien es directora de la Banda del Viento Florido y compuso una pieza que será cantada por María Reyna; asimismo estará Reyna Valenzuela; Rosalía León quien lanzará una canción que es su primer sencillo de su reciente producción discográfica, por citar algunas.

El festival se desarrollará del 5 al 11 de septiembre, que entre otros puntos tendrá como sede el Macedonio Alcalá con poesía, teatro y música al mismo tiempo en una propuesta arriesgada. Todo con material inédito.

Además, habrá otras actividades por ejemplo en la Sala Benito Juárez de Bellas Artes con una conferencia de Rebeca Orozco quién escribió tres golpes de tacón en donde habla de Josefa Ortiz de Domínguez. Asimismo, se desarrollará el Círculo de lectura del libro “Adictas a la Insurgencia”, entre otras actividades.

La revolución feminista también en los recreos escolares ¿Cómo desde niñas aprendemos a ceder espacios?

  

Ciudad de México.- Los niños en las canchas y explanadas jugando fútbol, mientras las niñas deben refugiarse en las orillas ante el dominio patriarcal. De esta forma, por años ha estado impuesta la arbitraria y machista norma que les impide a ellas apoderarse de los espacios.

Los patios de las primarias y secundarias continúan siendo lugares sexistas que impiden el libre disfrute de todas y todos quienes asisten a clases. Lo anterior es solo un reflejo de lo que ocurre en la vida diaria del mundo adulto, donde ellos se apropian de las esferas públicas mientras ellas permanecen en las privadas, siendo relegadas e ignoradas. 

Es importante mencionar la diferenciación sexista que se realiza en estos espacios debido a que el patio del recreo no sólo es un lugar más de la escuela, sino que representa interacción y socialización para niñas y niños de cualquier nivel educativo.

La maestra de educación infantil y primaria, María Raquel Fructuoso Martínez, explica que los patios del recreo son considerados como “un movilizador de los procesos de desarrollo y aprendizaje, contribuyendo en mayor o menor medida al aprendizaje de las nociones espaciales tempranas, facilitando o inhibiendo las conductas de alumnas y alumnos, además ser un instrumento para la socialización”.

IMAGEN: Flickr

Mujeres ceden espacios para evitar el conflicto

En su investigación El patio del recreo, un espacio de desigualdad entre niños y niñas, María Raquel Fructuoso Martínez pudo observar que los niños siempre tienden a ocupar la mayor parte del patio del recreo, y las niñas siempre se reparten por las orillas y los rincones, no siendo conscientes de ello.  Esto ocurre debido a que, desde edades muy tempranas, ya tienen conductas prefijadas por sexos, “saben todo lo que pueden y no pueden hacer los niños, así como las niñas”. 

“Cuando los niños salen a este espacio, tienen interna su propia cultura, como una influencia de los adultos que forman parte de su entorno, de su grupo de iguales, y de los mensajes que siempre están presentes en todos los medios de comunicación, imponiéndose así y sintiéndose con más poder que las niñas, y las niñas de la misma manera salen a este espacio adaptándose a los niños para no causar ningún conflicto, pues sienten que ellos tienen el poder”.

Y aunque pareciera que niñas y niños están conformes con dicha distribución del patio del recreo, esto no es así. La especialista asegura que ellas aceptan la situación para evitar conflictos o por miedo a la violencia. Lo anterior tiene solución, pero para que esto se logre las autoridades escolares deben actuar y así evitar problemas en la forma de actuar y de convivir entre niñas y niños en el futuro

¿Cómo lograr patios inclusivos? 

La organización Equal Saree -donde se plantean proyectos de arquitectura y urbanismo desde una perspectiva feminista y con un enfoque transdisciplinar- señala que las escuelas podrán patios inclusivo si: 

  • Existe un compromiso de toda la comunidad educativa y de las administraciones correspondientes, dando capacitaciones a maestras y maestros. 
  • Las y los alumnos tomen conciencia de las dimensiones de el espacio en relación al propio cuerpo.
  • Se implementa una mirada nueva, positiva, estimuladora y llena de oportunidades y retos educativos, que permita visualizar la potencialidad del patio como recurso educativo.
  • Se plantea un proceso participativo (con metodología y sistematización) donde se integren todas y todos los agentes sociales.

Así, poco a poco llegará la revolución feminista a los recreos escolares, donde todas y todos podrán disfrutar de espacios igualitarios, lejos del machismo y el futbolcentrismo.

Ningún estado logra frenar violencia escolar contra niñas, adolescentes y mujeres; Campeche y Colima, con más casos

  

Fotografía: Pexels

Según dicha encuesta, 32 de cada 100 mujeres de 15 años o más ha experimentado algún tipo de violencia en el ámbito escolar a lo largo de su vida. En 2016 —el último año del levantamiento de la ENDIREH antes de 2021—, la cifra era de 25 de cada 100. Esto significa que la violencia contra niñas, adolescen tes y mujeres en el ámbito escolar se está volviendo un problema cada vez más amplio.

Por otro lado, la ENDIREH 2021 muestra que dicho problema se ha incrementado de manera remarcada en tres estados de la República Mexicana: Tabasco, Campeche y Colima. En la primera de estas entidades, la prevalencia de la violencia en las escuelas pasó de 18 por ciento en 2016 a 38.1 por ciento en 2021. Por su parte, Campeche registró un salto del 16.2 a un 29.7 por ciento en el mismo periodo de tiempo. Finalmente, en Colima, el aumento fue de 23.5 a un 36.3 por ciento.

De acuerdo con la siguiente gráfica de la ENDIREH 2021, algunos de los estados donde la violencia escolar aumentó poco en los últimos años fueron Chiapas, Michoacán y Jalisco. No obstante, en ningún estado mexicano ha habido una disminución de la violencia escolar contra las mujeres.

Gráfica: ENDIREH 2021

Por otro lado, la ENDIREH 2021 también indica que, en el 43.4 por ciento de los casos, los agresores de las mujeres en el ámbito escolar fueron los compañeros. A ellos les siguen los profesores, con un 16.8 por ciento, y las compañeras, con un 13.6 por ciento.

La violencia en las escuelas después de la pandemia

Según los datos de la encuesta realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), las agresiones físicas son las expresiones de violencia más recurrentes para las mujeres en las escuelas mexicanas con una cifra del 18.3 por ciento. Sin embargo, entre octubre de 2020 y octubre de 2021, la violencia sexual fue la de mayor incidencia con un 13.7 por ciento.

Esto coincide con un aumento generalizado de la violencia sexual en México, la cual pasó de 41.3 a 49.7 por ciento de 2016 a 2021. En lugares como la Ciudad de México, este aumento es evidente: según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), dicha entidad acumuló 6 mil 304 de estos delitos de enero a julio de este 2022.

Por otro lado, de octubre de 2020 a octubre de 2021 fueron 20 de cada 100 mujeres las que experimentaron algún tipo de violencia en el ámbito escolar. Es importante destacar que, en dicho periodo de tiempo, la mayoría de las clases seguían impartiéndose de manera virtual. En este sentido valdría la pena preguntarse: ¿qué tipos de violencia escolar lograron colarse a los hogares?, ¿bajo qué métodos los agresores alcanzaron a sus víctimas? 

Si bien la ENDIREH 2021 ofrece un acercamiento importante acerca de la violencia contra las mujeres en el ámbito escolar, otros datos como lo relacionado con la violencia digital o con los grados escolares ayudarían a desmenuzar todavía más esta información. Con ello se identificaría, por ejemplo, si casos como los de la profesora Roxana Rodríguez Bravo, de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), son más o menos frecuentes que abusos cometidos contra alumnas menores de edad.