8/22/2015

Programa Tiempo de Mujeres en CFRU la radio Universitaria de Guelph sabado 22 de agosto

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MUJERES POR LA DEMOCRACIA

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Noticias de Género en la Red



Género en la mira con

 Daniela Villegas
de vacaciones por motivos academicos

la violencia contra las mujeres es un tema de todos los días, es parte ya de nuestra cotidanidad, por lo que romper con ella no es tarea fácil, pero tampoco es imposible, aún cuando se encuentre de manera legal o permitida, el uso de la dote es una práctica de muchos pa ises, ya sea por cuestiones religiosas, económicas o culturales, esta cuestión es madre de muchas otras violencias, como esclavitud, violación, prostitución etc, la dote es el “precio de la novia” el regalo que el novio ofrece a la familia de ella como prueba de su aprecio, en el mejor de los casos, en el cual si el novio o marido decidía regresar a la novia por el motivo que deseara, la dote debía ser devuelta al ex marido, lo cual ocasiona mayor violencia contra las mujeres, triste verdad? Pero en Uganda han dado un paso hacia la igualdad, la Corte Suprema de Justicia ha dictaminado que el marido ya no puede reclamar su devolución en caso de disolución del vínculo matrimonial, aunque no llegó a declarar la práctica inconstitucional


Y así como la práctica de la dote avergüenza, lo mismo sucede con el rapto, práctica que recordamos como parte de una historia de las sociedades primitivas, por desgracia esta práctica aún continúa, cada año decenas de miles de mujeres son raptadas por toda clase de individuos. Cientos de millones de mujeres son retenidas “legalmente” dentro de unas “fronteras” establecidas por unos gobiernos que recurren a su derecho de soberanía, a la tradición y la religión para robar su libertad

Las ONG's son Organizaciones Civiles que ayudan a la sociedad a pelear lo justo, lo equitativo, de estas organizaciones se espera siempre que cumplan con el requisito del respeto a las garantías individuales de las personas, Aministía Internacional es una Organización reconocidad mundialmente por su trabajo en la defensa de los Derechos Humanos, en el tema de la prostitución hay un debate si debe o no ser legalizada, la prostitución es una práctica que permite el secuestro de las personas, el rapto, la violación, el feminicidio, las desapariciones, el desplazamiento forzado entre otros muchos delitos y ataca mayormente a niñas y adolescentes que son violentamente separadas de sus familiares, y es un negocio que deja 99 mil millones de dólares al año. En su reunión de Consejo Internacional realizada en Dublín, Irlanda, del 7 al 11 de agosto pasados, AI determinó apoyar la total despenalización de la industria del sexo, incluyendo la legalización del proxenetismo, ser propietario u operar burdeles o casas de citas, y la compra de sexo

Y para terminar con mejor sabor de boca, hablaremos del cacao y la organización de las mujeres en El Salvador, como sabemos éste pequeño país sufre de pobreza y falta de oportunidades, pero gracias a las organizaciones civiles han podido empoderar a sus mujeres con un digno trabajo que ayuda a enfrentar las necesidades de sus familias, porque por un lado se trata del rescate ancestral de un producto enraizado en nuestra cultura, y por otro obtener un desarrollo económico y social para sus comunidades, hablaremos sobre -

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Economía de cuidado y “techo de cristal”


MONEDERO
Por: Carmen R. Ponce Meléndez*
Las mujeres dedican a las actividades domésticas en promedio 29.8 horas a las semana, mientras que los hombres sólo le dedican 9.7 horas; es decir, triplican el tiempo registrado por los varones. Las mayores diferencias se observan en la preparación y servicio de alimentos, limpieza de la vivienda y de la ropa y calzado.
 
En las actividades de cuidado no remunerado –economía de cuidado– también hay una considerable brecha de género. Las mujeres y las niñas dedican en promedio 28.8 horas semanales, en contraste los varones sólo dedican 12.4 horas, una diferencia de 16.4 horas a la semana.


 
Comprende cuidado de personas en la primera infancia (de 0 a 5 años), de 0 a 14 años, y 60 años o más, así como cuidados especiales a enfermos crónicos o temporales o a discapacitados
 
La brecha de género más amplia se reporta en el cuidado de personas de 0 a 14 años, es decir el cuidado de los hijos, pero en todos los casos las mujeres dedican más tiempo que los hombres a las actividades de cuidado no remuneradas.
 
Son resultados de la Encuesta Nacional sobre el Uso del Tiempo (ENUT) 2014, realizada por Inegi y el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres). Esta encuesta proporciona información estadística sobre la forma en que las personas (mujeres y hombres de 12 años y más) en áreas urbanas, rurales e indígenas utilizan su tiempo.
 
Tanto el trabajo doméstico como las actividades de “cuidado” no remuneradas que realizan básicamente las mujeres constituyen las cargas de trabajo de género o “el suelo pegajoso” del que habla la feminista Mabel Burín y que se convierten en un “techo de cristal”.
 
Se dice que es invisible porque no existen leyes ni dispositivos sociales establecidos, ni códigos visibles que impongan a las mujeres semejante limitación.
 
Es una superficie superior invisible en la carrera laboral de las mujeres difícil de traspasar y que les impide avanzar o lo que es peor, en las clases sociales más bajas no les permite incorporarse al mercado de trabajo remunerado.
 
Tan es así que según los resultados de la ENUT 2014 las mujeres dedican sólo 14.8 por ciento al trabajo remunerado y en los hombres esta proporción crece a 27.4 por ciento; en las mujeres indígenas (las más pobres) el tiempo para el trabajo remunerado es únicamente de 8.1 por ciento, el resto es trabajo NO remunerado, o cargas de trabajo de género.
 
Y las cifras lo confirman. En el trabajo no remunerado de los hogares las mujeres de 12 años y más triplican el registrado por los varones. Situación que tiene connotaciones de clase social, porque en la población indígena el valor de este trabajo es casi cuatro veces mayor al de los hombres, cuando son justo estas mujeres las que más necesitan disponer de tiempo para el trabajo remunerado, que les permita mejorar sus ingresos.
 
Estando en el mercado laboral es muy alta (48.0 por ciento) la proporción de mujeres que se ven obligadas a rechazar un ascenso o cargo de dirección debido a estas cargas de trabajo de género que realizan, porque la sociedad y la cultura patriarcal se las asigna como algo “natural”.
 
Por eso en las cifras de población ocupada en el mercado laboral el número de población masculina supera con mucho a la femenina (31.0 y 18.8 millones, respectivamente). Ya no se diga en los cargos de dirección, ya sea en el sector público o en el sector privado, también en la esfera política sucede lo mismo.
 
Para colmo, esta carga de trabajo de género, incluyendo la economía de cuidado, están altamente subvaloradas –y con ello las mujeres, especialmente las amas de casa–, cuando en realidad realizan una enorme aportación económica y social.
 
Estas actividades tienen un alto valor económico, significan un tercio (33.4 por ciento) del total del valor que genera el trabajo doméstico no remunerado, cuya aportación femenina al PIB es de 15.5 puntos porcentuales (datos de la Cuenta Satélite sobre Trabajo Doméstico No Remunerado del Inegi, 2013). 
 
Conlleva cuidar a las personas otorgándoles los elementos físicos y simbólicos imprescindibles para sobrevivir en sociedad. El cuidado refiere a los bienes y actividades que permiten a las personas alimentarse, educarse, estar sanas y vivir en un hábitat propicio.
 
Por tanto abarca el cuidado material que implica un trabajo, al cuidado económico que implica un costo y al cuidado psicológico que implica un vínculo afectivo y de contención.
 
En suma, todas son actividades indispensables para la armonía social, incluso para la conservación y reproducción de la especie humana, lo que no quiere decir que su realización descanse exclusivamente en las mujeres y en el seno del hogar, como lo dicta la cultura patriarcal.
 
Una buena parte de la solución a esta problemática es socializar estas tareas mediante políticas públicas de cuidado, básicamente en cinco esferas:
 
1. Provisión de educación pública.
2. Provisión de salud pública.
3. Provisión de servicios de cuidado infantil.
4. Provisión de cuidado a personas mayores, enfermas y discapacitadas.
5. Políticas de licencias parentales relacionadas con el cuidado de las y los niños y recién nacidos y de muy corta edad.
 
En México todas y cada una de las políticas de cuidado muestran enormes deficiencias, en detrimento de las mujeres, situación que se traduce en una sociedad muy desigual.
 
La ausencia de políticas públicas de cuidado implica que la resolución del mismo varíe significativamente por clases sociales y recrudece las desigualdades socioeconómicas, como lo demuestran los resultados de la ENUT en las diferencias que tiene esta carga de trabajo para las mujeres de habla indígena.
 
Ya que las clases sociales altas (con mayores ingresos) pueden pagar servicios privados para el cuidado, sobre todo en educación, salud, cuidados infantiles, y para personas con discapacidad o adultas mayores.
 
Impulsar y fortalecer políticas públicas de cuidado contribuye de manera significativa a resolver la actual “desarmonía” entre trabajo y familia que tanto padecen las mujeres del país. Beneficia en conjunto a toda la sociedad: mujeres, hombres y niñez. Amén de que es otra forma de combatir la pobreza.
 
PD.
El Banco de México recorta de nuevo las expectativas de crecimiento de la economía, ahora están en un rango de 1.7 a 2.5; el anterior era de 2 a 3 por ciento. Significa que el crecimiento económico durante la mitad del gobierno de Enrique Peña Nieto es de apenas 1.9 por ciento.
 
Twitter:@ramonaponce
 
*Economista especializada en temas de género.
Cimacnoticias | México, DF.- 
  

Fallo de Corte abona a igualdad en relaciones de pareja


   Pone límites a costumbre machista de la dote en Uganda

Una ceremonia matrimonial en Uganda conocida como ‘kuhingira’, en la que el novio ofrece una dote a la familia de la novia. La Corte Suprema dictaminó en agosto de 2015 que en caso de disolución del vínculo, es inconstitucional devolver esa dote | Foto: Wambi Michael/

Tras años de lucha contra la costumbre de la dote en este país del oriente africano, finalmente la Corte Suprema de Justicia dictaminó que el marido ya no puede reclamar su devolución en caso de disolución del vínculo matrimonial, aunque no llegó a declarar la práctica inconstitucional.

En un país donde la mayoría de los matrimonios se rigen por costumbres tradicionales, las defensoras de los derechos de las mujeres consideraron el dictamen como un paso que acerca el objetivo de lograr una mayor igualdad en las relaciones de pareja.

Ello pese a que fracasaron en que el tribunal declara la inconstitucionalidad de la dote.

El “precio de la novia”, como se llama a la dote, es el regalo que el novio ofrece a la familia de ella como prueba de su aprecio. Tradicionalmente eran vacas o cabras, además de dinero. Pero en algunos pueblos ahora se estila regalar otros artículos como sofás y refrigeradores.

La batalla legal por la dote se remonta a 2007, cuando la organización defensora de los derechos de las mujeres Mifumi, con sede en Kampala, presentó un recurso ante el Tribunal Constitucional para declararla inconstitucional.

Mifumi, cuyo trabajo se centra en la protección de mujeres, niñas y niños que sufrieron violencia y otros tipo de abusos, sostiene que si se las empodera, las mujeres pueden elevarse por encima de muchas tradiciones culturales, como la dote, que las mantienen rezagadas, coartando su contribución al desarrollo.

El recurso de Mifumi sostenía que el reclamo o el pago de la dote por el novio a los padres de la novia crea las condiciones para la desigualdad dentro del matrimonio, en contra de lo que dispone la Constitución, que garantiza la igualdad de derechos entre mujeres y hombres en el matrimonio y en su disolución.

Pero en 2010, el Tribunal Constitucional dictaminó que la dote era constitucional, con un solo voto en contra, el del magistrado ya fallecido Amos Twinomujuni, quién arguyó que lo que estaba en juego era la igualdad de las mujeres y que la dote era una fuente de violencia doméstica.

Sin intimidarse, Mifumi decidió recurrir a la Corte Suprema, que por seis votos contra uno dictaminó que el reembolso de la dote atentaba contra la Constitución nacional en lo que respecta a la igualdad al contraer matrimonio, durante el mismo o en caso de disolución.

El magistrado Jotham Tumwesigye observó que era injusto para los padres de la mujer que se les pidiera reembolsar la dote tras años de matrimonio y que, de todas maneras, era poco probable que conservaran algo vinculado a ella como para hacerlo efectivo.

Además, señaló que una de las consecuencias de que los padres ya no tuvieran el efectivo o los bienes de la dote era el riesgo de que la mujer casada tolerara abusos por temor a causar problemas a sus padres, que no estaban en condiciones de afrontar.

El presidente del alto tribunal, Bert Katureebe, observó que “el reembolso del precio de la novia implica que la mujer está en préstamo y puede devolvérsela y recuperar el dinero. Eso compromete la dignidad de la mujer”.

Los seis magistrados de la Corte Suprema coincidieron por unanimidad que referirse a los regalos de bodas como dote reduce su significado al mero valor de mercado.

Tras el dictamen, Solomy Awiidi, asesora legal de Mifumi, dijo a Cimacnoticias/IPS que se alegraba de que el dictamen limitara una práctica cultural que mantiene a las mujeres rehenes de matrimonios abusivos.

Mifumi hubiera preferido que directamente se aboliera la dote, pero el hecho de que el alto tribunal emitiera un dictamen contra el reembolso de la misma era algo digno de celebrar tras 15 años de lucha.

“Hay padres y hermanos de novias con demandas civiles porque no pudieron devolver la dote, mientras miles, sino millones, de mujeres en todo el país han sufrido abusos por no poder devolverla. Este dictamen liberará a muchas de ellas”, se alegró Awiidi.

El abogado de Derechos Humanos Ladislaus Rwakafuzi, quien estuvo al frente del recurso presentado por Mifumi, dijo a Cimacnoticias/IPS que “no logramos todo lo que queríamos, pero por lo menos sabemos que la gente comenzará a tener cuidado de no pagar demasiado si saben que no habrá devolución en caso de que se disuelva el matrimonio”.

Rita Achiro, directora ejecutiva de la Red de Mujeres de Uganda, comentó a Cimacnoticias/IPS que el dictamen mostró que las mujeres de este país pueden recurrir a la justicia contra las leyes que las mantienen oprimidas.

Además, instó al gobierno y al Parlamento a promover una ley que garantice el cumplimiento del dictamen judicial, porque si no se penaliza, se seguirá reclamando la devolución de la dote.

Hay antecedentes de tribunales que anulan leyes que discriminan a las mujeres, recordó, pero el gobierno y el Parlamento no han aprobado las leyes necesarias para que se cumplan los dictámenes judiciales.

Achiro citó el ejemplo del dictamen del Tribunal Constitucional de marzo de 2004, cuando se derogaron 10 artículos de la Ley de Divorcio porque contravenían el artículo constitucional que garantiza los mismos derechos a las mujeres que a los hombres.

La Ley de Divorcio permitía que hombres abandonaran a sus esposas en casos de adulterio, pero las mujeres no tenían el mismo derecho porque tenían que probar la culpabilidad del marido, no solo de adulterio, sino de otros delitos como bigamia, sodomía, violación y abandono.

Un panel de cinco jueces constitucionales confirmó que las causales de divorcio se deben aplicar por igual a mujeres y hombres en el matrimonio.

Entonces, defensoras de los derechos femeninos aplaudieron el fallo, que consideraron histórico y que apuntaba a la igualdad entre los sexos, pero 11 años después, todavía no se aprueba ninguna ley que lo haga cumplir.

*Este artículo fue retomado de la agencia internacional de noticias IPS.

Wambi Michael*
Cimacnoticias/IPS | Kampala, Uganda.- 

AI dio la espalda a víctimas de trata y explotación sexual


   MUJERES CAUTIVASPor: Teresa Ulloa Ziáurriz*

Lo que ahora llaman “trabajo sexual” (y que tiene que ver con la prostitución) es una cadena con eslabones –ubicados en diversos puntos del planeta–, que hacen posible que una mujer, niña, niño o adolescente se encuentre disponible para los compradores de sexo.
 
Funciona igual que una cadena de consumo en la que un producto o servicio se oferta a través de una dinámica de ganancias piramidal, donde las principales ganancias van a dar a unos pocos.
 
Una de las diferencias entre una cadena de consumo y la industria del sexo es que en esta última son las mujeres, niñas, niños y adolescentes la materia prima que genera ganancias multimillonarias alrededor del orbe. La otra diferencia fundamental es que se encuentra al margen de la ley.
 
La Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés) indica que “la delincuencia organizada trasnacional es un gran negocio. En 2009 se estimó que generaba 870 mil millones de dólares por año, lo que equivale al 1.5 por ciento del PIB mundial. Es más de seis veces de la cantidad de asistencia oficial para el desarrollo correspondiente a ese año, y equivale a casi 7 por ciento de las exportaciones mundiales de mercancías”.
 
¿De qué fuentes se obtienen las ganancias del crimen organizado? Van en el siguiente orden: tráfico de drogas, trata de personas, tráfico de armas, tráfico ilícito de migrantes, de recursos naturales, comercio ilegal de flora y fauna, venta de medicamentos adulterados y delincuencia cibernética (UNODC).
 
En lo que se refiere a la trata de personas, es un hecho comprobado que los dueños de los burdeles, así como los prostituyentes (quienes pagan por prostituir) son los pilares de un crimen trasnacional de 99 mil millones de dólares al año.
 
Este es el contexto que explica la gravedad de la decisión que ha tomado Amnistía Internacional (AI) a partir del documento titulado “Borrador de política sobre trabajo sexual”.
 
En su reunión de Consejo Internacional realizada en Dublín, Irlanda, del 7 al 11 de agosto pasados, AI determinó apoyar la total despenalización de la industria del sexo, incluyendo la legalización del proxenetismo, ser propietario u operar burdeles o casas de citas, y la compra de sexo.
 
Para AI no fueron impedimento las más de ocho mil firmas de organizaciones defensoras de los Derechos Humanos (DH) –y de actrices feministas como Meryl Streep, Kate Winslet o Anne Hathaway– recabadas por la Coalición contra el Tráfico de Mujeres (CATW, por sus siglas en inglés) alrededor del mundo a través de la plataforma Change.org, ni su entrega en mano a las y los titulares de cada una de las regiones de AI –incluyendo México y América Latina (AL)– con una carta abierta debidamente fundamentada para evitar esta decisión.
 
¿QUÉ SE ENCUENTRA EN JUEGO?
 
La carta abierta indica que “es insostenible que una organización de DH de la estatura de AI esté fallando en reconocer a la prostitución como causa y consecuencia de la desigualdad de género. La principal manera de proteger los DH de las personas explotadas sexualmente es proveer servicios integrales y estrategias de salida, de forma de que puedan optar por dejar la prostitución y hacer a sus explotadores responsables…
 
“…Despenalizar al ‘comercio sexual’ convierte a los dueños de los burdeles en ‘empresarios’, quienes con impunidad promueven la trata de mujeres muy jóvenes, niñas, niños, adolescentes, travestis y transexuales, predominantemente de los países en vías de desarrollo de AL, Asia y África, así como de Europa del Este, para satisfacer la demanda creciente de prostitución…”
 
¿Qué pasaría en México ante un caso como el de Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, por ejemplo? ¿Concebiríamos como “legal” que el presidente de un partido político publique vacantes para jovencitas “dispuestas” a ofrecer servicios sexuales, a costa de las prerrogativas económicas que el INE le asigna? ¿Sería entonces el héroe si además les brinda prestaciones laborales?
 
Diversos acuerdos internacionales han sido transgredidos por AI con esta decisión.
 
Baste mencionar, por ejemplo, los artículos primero y sexto del Convenio para la Represión de la Trata de Personas y de la Explotación de la Prostitución Ajena (1949); el artículo sexto de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés); y los puntos 11 al 14, 21 y 24 en sus incisos g y h de la Recomendación General 19 de la CEDAW.
 
Asimismo, el artículo noveno, fracción quinta del Protocolo para Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata de Personas, especialmente Mujeres y Niños, que complementa la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Trasnacional (Protocolo de Palermo, 2000); y el artículo segundo de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra la Mujer (Belém do Pará).
 
Para el caso de México, no debemos olvidar el valor jurídico de los DH a partir de la reforma al artículo primero de nuestra Constitución.
 
Como ya sabíamos, AI llegó tarde a la defensa de los DH de las mujeres. Lo que nos extraña es que, además, carezca de una comprensión profunda del sistema de tratados de DH de las Naciones Unidas en su conjunto.
 
“Amnistía se pone más del lado de los explotadores que de las explotadas (…). No hay ninguna lógica detrás de la premisa de que para proteger a las y los explotados tengas que despenalizar a los explotadores. No tiene sentido”, dijo la directora ejecutiva de CATW, Taina Bien Aime.
 
Más allá de que la imagen, la legitimidad, la congruencia y la reputación de AI se ve severamente dañada –como ya está pasando en cuestión de días–, resulta indispensable poner el ojo en países como México o prácticamente cualquier otro en condiciones de subdesarrollo, donde el narcotráfico, la violencia, la impunidad y la corrupción tienen condicionadas todas las esferas de la vida.
 
Hay campañas terribles circulando en las redes sobre el apoyo brindado por AI a los proxenetas y tratantes.
 
Porque ¿quién es tan ingenuo (o ignorante) como para creer que despenalizando un crimen trasnacional e interno desaparecerá en automático todo lo que se encuentra alrededor? Baste ver lo ocurrido en Alemania a raíz de la reglamentación en 2002.
 
¿Cuándo llegará el día en que las mujeres, niñas y adolescentes dejemos de pagar los costos del machismo y la violencia?
 
Twitter: @CATWLACDIR
 
*Directora de la Coalición contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe (CATWLAC, por sus siglas en inglés).

Cimacnoticias | México, DF.- 

Mujeres aplauden logro parcial contra la dote en Uganda


© Reproducir este artículo

Una ceremonia matrimonial en Uganda conocida como ‘kuhingira’, en la que el novio ofrece una dote a la familia de la novia. La Corte Suprema dictaminó en agosto de 2015 que en caso de disolución del vínculo, es inconstitucional devolver esa dote. Crédito: Wambi Michael/IPS
Una ceremonia matrimonial en Uganda conocida como ‘kuhingira’, en la que el novio ofrece una dote a la familia de la novia. La Corte Suprema dictaminó en agosto de 2015 que en caso de disolución del vínculo, es inconstitucional devolver esa dote. Crédito: Wambi Michael/IPS
KAMPALA, 10 ago 2015 (IPS) - Tras años de lucha contra la costumbre de la dote en Uganda, finalmente la Corte Suprema de Justicia dictaminó esta semana que el marido ya no puede reclamar su devolución en caso de disolución del vínculo matrimonial, aunque no llegó a declarar la práctica inconstitucional.
En un país donde la mayoría de los matrimonios se rigen por costumbres tradicionales, las defensoras de los derechos de las mujeres consideraron el dictamen como un paso que acerca el objetivo de lograr una mayor igualdad en las relaciones de pareja.
Ello pese a que fracasaron en que el alto tribunal declara la inconstitucionalidad de la dote.
"El reembolso del precio de la novia implica que la mujer está en préstamo y puede devolvérsela y recuperar el dinero. Eso compromete la dignidad de la mujer”: juez Bert Katureebe.
El “precio de la novia”, como se llama a la dote, es el regalo que el novio ofrece a la familia de ella como prueba de su aprecio. Tradicionalmente eran vacas o cabras, además de dinero. Pero en algunos pueblos ahora se estila regalar otros artículos como sofás y refrigeradores.
La batalla legal por la dote se remonta a 2007, cuando la organización defensora de los derechos de las mujeres Mifumi, con sede en Kampala, presentó un recurso ante el Tribunal Constitucional para declararla inconstitucional.
Mifumi, cuyo trabajo se centra en la protección de mujeres, niñas y niños que sufrieron violencia y otros tipo de abusos, sostiene que si se las empodera, las mujeres pueden elevarse por encima de muchas tradiciones culturales, como la dote, que las mantienen rezagadas, coartando su contribución al desarrollo.
El recurso de Mifumi sostenía que el reclamo o el pago de la dote por el novio a los padres de la novia crea las condiciones para la desigualdad dentro del matrimonio, en contra de lo que dispone la Constitución, que garantiza la igualdad de derechos entre hombres y mujeres en el matrimonio y en su disolución.
Pero en 2010, el Tribunal Constitucional dictaminó que la dote era constitucional, con un solo voto en contra, el del magistrado ya fallecido Amos Twinomujuni, quién arguyó que lo que estaba en juego era la igualdad de la mujer y que la dote era una fuente de violencia doméstica.
Sin intimidarse, Mifumi decidió recurrir a la Corte Suprema, que por seis votos contra uno dictaminó que el reembolso de la dote atentaba contra la Constitución nacional en lo que respecta a la igualdad al contraer matrimonio, durante el mismo o en caso de disolución.
El magistrado Jotham Tumwesigye observó que era injusto para los padres de la mujer que se les pidiera reembolsar la dote tras años de matrimonio y que, de todas maneras, era poco probable que conservaran algo vinculado a ella como para hacerlo efectivo.
Además, señaló que una de las consecuencias de que los padres ya no tuvieran el efectivo o los bienes de la dote era el riesgo de que la mujer casada tolerara abusos por temor a causar problemas a sus padres, que no estaban en condiciones de afrontar.
El presidente del alto tribunal, Bert Katureebe, observó que “el reembolso del precio de la novia implica que la mujer está en préstamo y puede devolvérsela y recuperar el dinero. Eso compromete la dignidad de la mujer”.
Los seis magistrados de la Corte Suprema coincidieron por unanimidad que referirse a los regalos de bodas como dote reduce su significado al mero valor de mercado.
Tras el dictamen, Solomy Awiidi, asesora legal de Mifumi, dijo a IPS que se alegraba de que el dictamen limitara una práctica cultural que mantiene a las mujeres rehenes de matrimonios abusivos.
Mifumi hubiera preferido que directamente se aboliera la dote, pero el hecho de que el alto tribunal emitiera un dictamen contra el reembolso de la misma era algo digno de celebrar tras 15 años de lucha.
“Hay padres y hermanos de novias con demandas civiles porque no pudieron devolver la dote, mientras miles, sino millones, de mujeres en todo el país han sufrido abusos por no poder devolverla. Este dictamen liberará a muchas de ellas”, se alegró Awiidi.
El abogado de derechos humanos Ladislaus Rwakafuzi, quien estuvo al frente del recurso presentado por Mifumi, dijo a IPS que “no logramos todo lo que queríamos, pero por lo menos sabemos que la gente comenzará a tener cuidado de no pagar demasiado si saben que no habrá devolución en caso de que se disuelva el matrimonio”.
Rita Achiro, directora ejecutiva de la Red de Mujeres de Uganda, comentó a IPS que el dictamen mostró que las mujeres de este país pueden recurrir a la justicia contra las leyes que las mantienen oprimidas.
Además, instó al gobierno y al parlamento a promover una ley que garantice el cumplimiento del dictamen judicial, porque si no se penaliza, se seguirá reclamando la devolución de la dote.
Hay antecedentes de tribunales que anulan leyes que discriminan a las mujeres, recordó, pero el gobierno y el parlamento no han aprobado las leyes necesarias para que se cumplan los dictámenes judiciales.
Achiro citó el ejemplo del dictamen del Tribunal Constitucional de marzo de 2004, cuando se derogaron 10 artículos de la Ley de Divorcio porque contravenían el artículo constitucional que garantiza los mismos derechos a las mujeres que a los hombres.
La Ley de Divorcio permitía que hombres abandonaran a sus esposas en casos de adulterio, pero las mujeres no tenían el mismo derecho porque tenían que probar la culpabilidad del marido, no solo de adulterio, sino de otros delitos como bigamia, sodomía, violación y abandono.
Un panel de cinco jueces constitucionales confirmó que las causales de divorcio se deben aplicar por igual a hombres y a mujeres en el matrimonio.
Entonces, defensoras de los derechos femeninos aplaudieron el fallo, que consideraron histórico y que apuntaba a la igualdad entre hombres y mujeres, pero 11 años después, todavía no se aprueba ninguna ley que lo haga cumplir.
Editado por Phil Harris / Traducido por Verónica Firme

Cuando la violencia sexual es arma de guerra


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Fuente: Pikara

Por María Villellas

Desde que en 1975 Susan Brwonmiller publicara ‘Contra nuestra voluntad’, libro que abrió el debate público sobre la violencia sexual contra las mujeres, y que en la década de los 90 este tipo de violencia en las guerras de los Balcanes y en el genocidio de Rwanda adquiriera notoriedad mediática, la violencia sexual en los conflictos armados ha dejado de ser un crimen invisible para recibir una mayor (aunque todavía muy insuficiente) atención por parte de activistas, académicas, clase política y periodistas.
Un militar interroga a una joven esclava sexual del Imperio Japonés en 1945
La violencia sexual en el marco de las guerras no es un fenómeno contemporáneo que diera comienzo o creciera exponencialmente a partir de los conflictos del siglo XX y principios del XXI. Así, desde la leyenda del rapto de las sabinas en los orígenes de la Roma antigua, hasta las violaciones masivas de mujeres alemanas por parte del Ejército soviético –entre 100.000 y un millón de mujeres alemanas pudieron haber sido víctimas de esta violencia–, o el fenómeno de las ‘mujeres confort’, esclavas sexuales al servicio del Ejército japonés durante la Segunda Guerra Mundial, la historiografía está plagada de episodios de violencia sexual organizada en contextos bélicos.
Entre 80.000 y 200.000 mujeres, la inmensa mayoría coreanas fueron víctimas de la violencia sexual en los burdeles militares japoneses extendidos por toda Asia antes y durante la Segunda Guerra Mundial. Estos burdeles fueron establecidos para elevar la moral de las tropas y evitar que la violencia sexual se produjera de manera descontrolada en los territorios ocupados por el Ejército nipon tras la experiencia de la masacre de Nanking en 1937, durante la cual decenas de miles de mujeres fueron violadas a manos de las tropas. De manera más reciente, conflictos armados como los de RD Congo, Siria o Sudán han destacado también por el gravísimo impacto de esta violencia en los cuerpos y las vidas de miles de mujeres.
Si bien el fenómeno no es de reciente aparición, hay que reconocer que su visibilización sí lo es. La escala masiva de la violencia sexual durante las guerras de los Balcanes –entre 20.000 y 60.000 mujeres fueron violadas durante el conflicto de Bosnia– y el genocidio de Rwanda –entre 250.000 y 500.000 mujeres sufrieron violencia sexual– hizo que este asunto adquiriera una mayor notoriedad en el ámbito internacional. Las denuncias de las mujeres víctimas de esta violencia, la solidaridad del movimiento feminista internacional y la visibilidad mediática que tuvieron estos conflictos son algunos de los factores que explican que la comunidad internacional prestara una mayor atención a la violencia sexual en los conflictos armados a partir de entonces.
La violencia sexual es una de las manifestaciones más evidentes del papel que juega el patriarcado en los conflictos armados. Patriarcado y militarización van estrechamente de la mano, ya que a lo largo de la historia la violencia sexual contra las mujeres ha formado parte del repertorio de acciones y de comportamientos en el que se socializa a los soldados para llevar a cabo la guerra –aunque no todos los soldados cometan estos actos delictivos-.

Identidades en el Ejército
También representa una forma de humillar simbólicamente al enemigo, al agredir a las mujeres que son percibidas como posesiones masculinas, transmitiendo el mensaje de que no ha sido capaz de proteger a ‘sus’ mujeres. Además, la socialización tradicional en la cultura militar conlleva la creación de una ‘camaradería’ masculina que excluye otras identidades sexuales que no sean la masculina heterosexual. De hecho, algunas autoras hablan de cómo en estos procesos se crean identidades ‘hipermasculinas’ en las que se priman aspectos como la agresividad, la competitividad, la misoginia, la violencia y la dominación. En esta socialización militar un aspecto esencial es la construcción de estrechos vínculos de grupo para mantener la cohesión y la lealtad, y la presión del grupo en un contexto fuertemente patriarcal puede llevar a determinados individuos a cometer actos como violaciones. También es importante precisar que no son sólo militares los responsables de la violencia sexual en los conflictos armados, sino que detrás de muchas agresiones hay civiles que la cometen en el ámbito público o privado.
Autoras como Deniz Kaniyoti o Radikha Coomaraswamy han destacado el hecho de que en muchas culturas las mujeres son consideradas las depositarias de los valores y de las tradiciones de una determinada comunidad. En ocasiones las mujeres desempeñan funciones de representación simbólica de la nación (‘madre patria’) y roles como reproductoras biológicas de la nación, reproductoras de las fronteras de grupos étnicos o nacionales, transmisoras de la cultura y agentes de la reproducción ideológica, significadoras de las diferencias nacionales, y participantes de luchas nacionales, económicas y militares, por lo que atacándolas se busca no sólo destruir o dañar a la mujer individual sino también el sentido de pureza étnica de una comunidad dada construido en torno a la noción del honor de la mujer.
De la misma manera que con la violencia sexual que tiene lugar de manera cotidiana en contextos que no están afectados por conflictos armados, la violencia sexual en las guerras acarrea una importante dosis de estigmatización y culpabilización de las víctimas. Se responsabiliza de esta violencia a las víctimas, de no haber sido capaces de evitarla. Por ejemplo, como señala Yolanda Aguilar en referencia a la violencia sexual que tuvo lugar en el marco del conflicto armado en Guatemala, el discurso de la ‘mujer mala’ fue utilizado para legitimar las violaciones, con alusiones por parte de los victimarios al disfrute sexual de las mujeres, homologándose la seducción femenina con la violación masculina. Carlos Martín Beristain sostiene que mediante la culpabilización inducida de las víctimas se busca generar un mecanismo de control social, que permita justificar las atrocidades y mantener la impunidad de los responsables reales.

Crimen internacional
La mayor visibilidad de la violencia sexual a partir de los 90 tuvo un impacto directo en el ámbito jurídico. El Estatuto de Roma de 1998, que da lugar a la creación de la Corte Penal Internacional, supone un avance muy importante en el reconocimiento de la violencia sexual como un crimen internacional. La violencia sexual aparece específicamente recogida dentro de la categoría de crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra, y también se reconoce la posibilidad de que pueda constituir un crimen de genocidio. El reconocimiento de la violencia sexual que hace la Corte Penal Internacional es en parte resultado del trabajo llevado a cabo por los tribunales penales para la ex Yugoslavia y Rwanda, con importantes dictámenes como la conocida sentencia Akayesu, en la que se determinaba que la violación y la agresión sexual eran constitutivas de genocidio, ya que se habían cometido con la intención de destruir total o parcialmente a la población tutsi.
Con frecuencia se presupone que las víctimas no tendrán capacidad de respuesta frente a acontecimientos tan traumáticos como un hecho de violencia sexual. Así, se refuerza la idea de las mujeres como víctimas pasivas de los conflictos armados, dejando la agencia y la autonomía en manos masculinas. La narrativa tradicional de los conflictos armados ha construido la figura de la mujer desvalida que debe ser objeto de protección partiendo de concepciones infantilizadas del sujeto mujer, que en una estructura social y familiar patriarcal entregan sumisión e idolatría a cambio de protección. De acuerdo con esta visión, si esta protección falla, la mujer no es capaz de desarrollar una respuesta frente a las agresiones externas.
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La violencia sexual es una de las principales causas del desplazamiento forzado en la República Democrática del Congo
Las ideologías de género que se fortalecen y exacerban en los contextos de conflicto armado o de violencia política organizada llevan con frecuencia a ignorar o invisibilizar el punto de que frente a un hecho traumático las posibilidades de afrontamiento son muy diversas y no tienen por qué necesariamente adecuarse a los estereotipos que existen acerca de las respuestas habituales ante sucesos estresantes y traumáticos. Encontramos ejemplos de mujeres que hacen frente a esta violencia y desarrollan estrategias de afrontamiento y resistencia en lugares tan diferentes como los Balcanes, Colombia, Guatemala o RD Congo, donde algunas mujeres han transitado desde su posición como víctimas a otra de supervivientes, de sujetos políticos con capacidad de denuncia y transformación. Como recoge la Ruta Pacífica de las Mujeres de Colombia en su informe sobre el impacto del conflicto armado, “las mujeres tuvieron una gran capacidad de afrontar adversidades y sufrimientos inenarrables sobreponiéndose, rehaciéndose y empezando de nuevo después de las pérdidas”, en muchas ocasiones al participar en procesos colectivos de organización.

Además de reconocer el amplio abanico de experiencias que atraviesan las mujeres que sufren la violencia sexual en los conflictos armados, también es importante remarcar otros hechos, que son de importancia vital desde una perspectiva feminista que busca poner fin a las diferentes opresiones patriarcales que sufren las mujeres en el marco de la guerra. Aunque tener una idea aproximada de la magnitud de la violencia sexual en los conflictos contemporáneos es una tarea extremadamente compleja, diferentes investigaciones destacan que no en todos los conflictos armados se comete violencia sexual.

Dara Kay Cohen, Amelia Hoover Greeen y Elisabeth Jean Wood destacan que los niveles de violencia sexual varían enormemente en los diferentes conflictos y entre los distintos actores armados que participan en las guerras. Así pues, la violencia sexual no es una maldición bíblica ineludible en cualquier guerra. La violencia sexual como cualquier construcción social del patriarcado puede ser perseguida y castigada, pero también evitada y prevenida. Debería ser una prioridad política hacerle frente, tal y como las mujeres que le hacen frente exigen continuamente.

P.-S.

* María Villellas es investigadora en la Escola de Cultura de Pau de la Universitat Autònoma de Barcelona

Cinco modalidades de rapto de mujeres: de la India al Sáhara, de Arabia a EEU

de Nazanín Armanian 
Público


Primer caso. En la India, donde el capitalismo más esclavista cohabita felizmente con cientos de sectas religiosas y miles de supersticiones (bajo la máscara de “exóticas”), justo cuando un sector de la sociedad exigió la ejecución de todos los violadores -como remedio al crimen de la agresión sexual- un pueblo del Estado de Guyarat ofreció una nueva modalidad de castigo a las mujeres que son raptadas y además violadas: llevar sobre su cabeza un saco varios kilos de piedra hasta que acierten una adivinanza. La última víctima, una joven casada y con dos hijos, afirmaba haber sido capturada por cinco hombres y haber sido su esclava sexual durante ocho largos meses.

Obviamente, la noticia no es esta. Ni lo es el cómo consiguió huir de sus secuestradores. Ni que en vez de recibir apoyo por las autoridades y la familia fuese rechazada por todo el mundo y que tuviera que regresar a la casa de su padre, donde tampoco encontró paz. La noticia es que para demostrar que decía la verdad, no se había fugado con un amante y que el bebé que llevaba en su entrañas era realmente fruto de la violación, tuvo que someterse a un ritual que es una mezcla de un juego de niños y las torturas propias de Guantánamo: adivinar si el número de los granos de trigo escondidos en el puño cerrado de un sacerdote varón es par o impar. No acertó, por lo tanto mentía. Fue entonces cuando tuvo que llevar un saco de 10 kilos de piedra sobre la cabeza durante días para volver a hacer el mismo rito hasta que acertase. Sólo así lograría la purificación. Ella tuvo suerte y se equivocó “sólo” cuatro veces, teniendo que soportar el peso de 40 kilos de piedras, destrozando sus cervicales. ¿No decía el hinduismo que la purificación se logra mediante la sabiduría?

En la India, la violencia sexual es una epidemia social. Incluso las mujeres que pertenecen a la casta de “intocables” se vuelven “tocables” por los hombres “honorables” de toda la jerarquía social. Además, las películas de Bollywood son el escaparate de una cultura sexualizada, donde los atractivos actores son acosadores empedernidos que con sus artimañas exhiben su capacidad de conseguir la chica en la que se han fijado.

Segundo caso: Koria Badbad Hafed, saharaui de 23 años. Fue retenida contra su voluntad por su familia biológica en diciembre del 2010 durante una visita a “casa” antes de continuar con sus estudios.

Vivía en España desde que tenía 7 años. Fue acogida por el programa “Vacaciones en Paz”, que pretende paliar el dolor y las carencias que sufren los niños encerrados en los campos de refugiados. Desde hace cinco años, quienes se supone que deben quererla y protegerla, no sólo han roto la relación de Hafred con su familia de España y su vida allí durante 15 años, sino que le niegan el derecho a ser feliz y decidir su futuro. Según las tradiciones de su pueblo, (cuya definición es “aquellos vicios y costumbres que se mantienen por la élite gobernante a lo largo del tiempo porque les aporta importantes beneficios”) sus secuestradores simplemente cumplen con su deber: buscarle un hombre-marido antes de que Koria se convierta en una “cualquiera” al estudiar en una universidad, ir al teatro o pasear por una playa, dando mal ejemplo a otras muchachas del grupo que no saben cómo escaparse del mortal control de los hombres sobre su cuerpo. Hasta este momento, ninguna autoridad local o internacional ha lanzado una orden de “busca y captura” de sus secuestradores.

Ahora bien. ¿En qué se diferenciaría una “Sahara ya Liberada”, de un régimen como Marruecos y de Arabia Saudí? Por favor, ¡que no intenten ocultar detrás de las indumentarias de colores o del pelo suelto de sus mujeres saharáuis, la misma mentalidad, las mismas leyes y normas sociales de misoginia que consideran a la mujer una incapacitada -aunque tenga varios títulos universitarios- y necesitada de un carabinero varón llamado “tutor”, y muy a menudo indocto, para preservar la maldita “honra” de los hombres!

Tercer caso: El secuestro de la totalidad de mujeres de Arabia (y suprimo “Saudí” porque el país es del pueblo, no de la familia de Al Saud) por las autoridades ha creado un insólito fenómeno en esta nación: “mujeres travestis”. Se trata de feministas kamikazes que burlan el sistema de Apartheid de género del Estado, se visten de hombre, e incluso se ponen bigotes adhesivos para conducir o realizar un sinfín de actividades prohibidas, algunas castigadas incluso por la “ley antiterrorista”.

Ellas desafían la opresión integral que sufre la mujer a pesar de cometer un grave “pecado”: el Islam, -al igual que el cristianismo y el judaísmo-, prohíbe el “travestismo”, para que los hombres y las mujeres no confundan sus roles: él con “pantalones” administrando el poder (de ahí el dicho de “¿Quién lleva pantalones en tu casa?”) y ella con falda, atendiendo a sus hijos.

El mal de misoginia fue noticia el 19 de julio en éste país, cuando dos muchachas que viajaban en una motocicleta en la ciudad Yeda, fueron asaltadas y violadas. La Fiscalía, tras detener a los agresores, también pidió pena para las jóvenes y sus “tutores”: ellas por viajar sin un acompañante masculino, y ellos por negligencia y haberlas dejado ir solas.

Cuarto caso: Sandra Bland, una afroamericana de 28 años fue retenida el pasado 10 de junio por la policía vial por una infracción menor de tráfico en Hempstead y fue amenazada con una pistola de descarga eléctrica para minutos después, ser arrestada por una falsa agresión. Días después apareció ahorcada en su celda. Las autoridades, que suelen encubrir a las fuerzas de orden (pues forma parte del brazo armado del régimen), defendieron la versión policial, que apuntaba al suicidio como causa de la muerte. Días después y bajo la presión social, el fiscal tuvo que admitir posible homicidio, desmintiendo el informe del forense que al igual que la policía había mentido. ¿Tuvo que ver su rapto y su posible asesinato con que ella era activista de derechos civiles y había colgado varios vídeos sobre agresiones policiales y su impunidad en las redes sociales? Si un tal Donald Trump, multimillonario candidato a presidir EEUU -que según Samuel Huntington representa el mundo “civilizado”- llama a las mujeres (blancas) “cerdas, perras, gordas y animales repugnantes”, se pude imaginar cómo se les trata a las que son pobres, negras y activistas.

Quinto caso: Amnistía Internacional respalda a los hombres que utilizan a “chicas desechables” pidiendo la legalización del negocio mundial de prostituir a mujeres y niñas. Las guerras y la brutal pobreza han llenado el mercado de cientos de millones de niñas huérfanas y viudas sin sustento, y de mujeres que han perdido su trabajo, dejándolas a merced de empresarios del negocio redondo de “usar y tirar” mujeres. Y ahora el mercado necesita regularizarse.

Amnistía, conocedora de las infinitas razones que hay para no legalizar la prostitución, ¿daría un permiso de “trabajo” a las niñas prostituidas por Boko Haram de Nigeria, por ejemplo, a las que “el mundo” iba a rescatar? Fue noticia en mayo del 2014. Sin embargo los salvadores carecían de intenciones decentes: hubo muchos intereses petrolíferos y geopolíticos en juego. Una vez que EEUU envió militares al país, que es el séptimo productor mundial de crudo, no se habló más de la terrible pesadilla que están viviendo aquellas menores a las que algunas ONG llamarían “trabajadoras sexuales”. Al negocio de compra-venta de niñas y mujeres secuestradas y torturadas sólo le faltaba el sello de legitimidad de una ONG: estos mercaderes de la caridad, cuya misión es dar la falsa idea de que el sistema es capaz de reparar sus propios crímenes.

La crisis económica y la ola conservadora que recorre el mundo han destruido buena parte de las conquistas sociales, aumentando la discriminación de la mujer, y haciendo necesaria la unión internacional de todas las personas progresistas para poner fin al carcomido sistema patriarcal.

Tenía razón Sherezade, la contadora de cuentos de Las Mil y Una Noches: “una mujer nunca debe perder o entregar sus alas”. Es imprescindible elaborar estrategias de poder y parar el proceso del asalto del neoliberalismo a las conquistas de la mujer.

Los discursos hegemónicos



Por: Argentina Casanova*
A pesar del enorme avance de la teoría feminista, y el cada vez más fuerte posicionamiento de la agenda de los derechos de las mujeres como una prioridad y resultado de la enorme desigualdad social agudizada por la violencia sexual y feminicida contra las mujeres, hoy día es más fácilmente aceptada una verdad dicha en boca de un hombre que en la de muchísimas mujeres que argumenten lo mismo, lo hayan escrito o publicado antes.

 
Tenemos lo que el mismo feminismo plantea que la validez del discurso se da partir de quien lo nombra, y no podemos afirmar que sea “casual”, sino intencionalmente construido desde el centro del poder que teje finamente las características de lo que es y lo que no es válido, la aprobación del canon, la validación del discurso y al mismo tiempo la certificación desde el centro hacia la periferia.
 
Esto aparece en discursos, en noticias y en cómo hemos aprendido a aceptar nociones como ciertas y otras de las que nos atrevemos a dudar, es decir si una información proviene de una fuente, su confiabilidad se remite a quién la emite en relación a su género (hombre o mujer), su lugar (si es el centro del país), pero también a quién es como persona por las construcciones de raza y ocupación.
 
El discurso del poder se construye de argumentos, pero también de formas y acciones que rodean estos discursos. La centralidad del poder, la hegemonía masculina de la verdad, la blancura y el currículum de quien enuncia, y en esa discriminación selectiva de la información que sigue y se rige bajo los mismos esquemas dictados desde el patriarcado, entonces una verdad dicha por una persona que habita la periferia no puede ni será tomada en serio.
 
En México durante muchos años se tuvieron “noticieros” oficiales que informaban, y si no se decía ahí no era noticia y no ocurría; igual sucedió después con periódicos que con ese poder entre las manos se pervirtieron al punto de ocultar o enfatizar informaciones a voluntad. La mercadería de la información.
 
Ese imperio se vio trastocado con la llegada de las redes sociales y con la participación muy bien organizada y estructurada de la sociedad civil en estados del interior del país en los que la realidad ganaba, no había de otra más que emprender medidas alternas, buscar medios diferentes, redes comunitarias, radios y enfoques, coberturas, acciones y trabajos solidarios para hablar de una verdad que estaba ocurriendo y no aparecía por ningún lado.
 
Esto por supuesto implicó el derrumbamiento de esos discursos autorizados en bocas masculinas, y lo llevó a otras voces e imágenes en los estados, a otros liderazgos más allá del centro del país.
 
Sin embargo, aún se necesita tener voz masculina para ser escuchada incluso en temas como el feminismo, el feminicidio, incluso en la igualdad, y por supuesto resulta que empezamos a darle más credibilidad a los hombres buena onda que se interesaban amablemente por estos temas, sin mirar que se repetía el ciclo del empoderamiento de los mismos en los temas que las mujeres sin nombre y sin trayectorias habían posicionado, es decir, activistas mujeres que con el afán de que se visibilizaran las problemáticas de los estados abrieron sus agendas, mostraron sus monitoreos y registros, investigaciones y trabajos de años.
 
Algunas terminaron por verse desplazadas por estos nuevos hombres feministas y por quienes consideran válidos los discursos de la teoría feminista, sólo si es dicha desde el centro, porque como antes y como siempre, habitar en la periferia del conocimiento es no existir.
 
Contradictorio al fin, el prejuicio pocas veces reconocido es que el conocimiento es un poder y como tal ha de estar en el mismo lugar y permite “ganar” posiciones o lógicas, más allá de entender que los países jamás han funcionado como centros solares donde el sol-centro ejerza atracción o control, y donde todo tenga que suceder.
 
Las movilizaciones y organizaciones, los discursos feministas en los estados han tenido que crecer y ensancharse, posicionarse por una razón: la realidad las estaba aplastando, y si no empezaban por organizarse, aliarse y construir vínculos de apoyo solidario, si no empezábamos a mirar hacia las fronteras y las coincidencias, serían arrasadas por la violencia, por los discursos hegemónicos, el discurso del poder construido y aceptado sólo desde el centro y con voz/cara de hombre.
 
No debe sorprendernos que hoy día desde el centro se envíe a emisarios con voces autorizadas para ir a hablar por los estados dando conferencias sobre temas que las organizaciones de mujeres han planteado, denunciado y exigido que se corrijan desde hace años sin que nadie les haga caso.
 
Pero cuando es dicho por un hombre, blanco, de traje, con título de alguna universidad particular y por supuesto del centro… entonces todo empieza a revelarse como una nueva verdad.
 
*Integrante de la Red Nacional de Periodistas y del Observatorio de Feminicidio en Campeche.

CIMACFoto: César Martínez López, Cimacnoticias | Campeche.- 

Sufren violencia 6 de cada 10 mujeres en el país: Conavim


La titular de la Conavim informó que de cada 10 mujeres, seis son violentadas por parte de su pareja


lasillarota.com

La titular de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la violencia contra las Mujeres (Conavim), Alejandra Negrete, informó que de cada 10 mujeres, 6 son violentadas por parte de su pareja.
“Tenemos un problema serio. En el país tenemos un problema estructural importante porque en nuestra última estadística oficial del Inegi, hablamos más o menos de seis mujeres violentadas de cada 10, de 15 años o más, en su relación de pareja”, señaló.
Agregó que los feminicidios han aumentado en el país y que son más crueles que antes.
Además, mencionó que la violencia que padecen las mujeres es diferentes, ya que depende de su geografía, condiciones económicas y culturales.
Negrete dijo que ha sido muy importantes que en el estado de México y Morelos se emitan alertas de violencia de género contra las mujeres, y de igual manera, que haya solicitudes para Baja California, Michoacán, Colima, Guanajuato, Sonora, Nuevo León y Chiapas.
“Las solicitudes de alerta de violencia de género dependen muchísimo más bien de las organizaciones solicitantes (…) Por ejemplo, sabemos la gravedad del problema en Veracruz y no hemos recibido solicitud”, comentó.
Con respecto a la violencia femenina en Ciudad Juárez, indicó que no era cuestión exclusiva de esta localidad.
“Creo que Juárez sí tuvo de repente un aumento de feminicidios impresionante, una crueldad en la muerte de las mujeres, pero también atención del gobierno y atención mediática y eso es muy importante para que se haya hecho ver, y qué bueno que así se hizo”, expresó.
También explicó que la violencia hacia las mujeres es provocada por la sumisión total de ellas mismas, que por lo general es por las costumbres del lugar donde viven. Sin embargo, en otras zonas es por el narcotráfico, y en el caso de Tijuana es por la trata de personas.
“Es un tema que está en la frontera, de que la mayoría de las mujeres que pasan por ahí no son de ahí entonces las agarra el crimen organizado”, manifestó.
Con información de Reforma