2/19/2022

En la esperanza y en la lucha

 Entrevista a la historiadora socialista y feminista Sheila Rowbotham

Por Francesca Newton

Fuentes: Sin permiso

Sheila Rowbotham habla de la vida en la lucha por la liberación de la mujer, de su camino hacia el feminismo socialista y de por qué cree que los debates de los años 70 siguen teniendo tanta resonancia hoy en día.

Daring to Hope

En el Día Internacional de la mujer, la Secretaria de Prensa de Boris Johnson, Allegra Stratton, dijo que el Primer Ministro se consideraba a sí mismo “feminista”. La única conclusión a la que podemos llegar es que el término “feminista” ya no posee un significado concreto, volviéndose un contenedor vació que todo el mundo puede llenar con cualquier significado que cumpla con sus objetivos. 

Pero si este es el caso, no quiere decir que la necesidad real del feminismo ya no exista. Al contrario, después de cuatro décadas de diezmar los servicios públicos de los que dependen las mujeres de forma desproporcionada, y de la proliferación generalizada de trabajos mal pagados, inseguros y precarios en los que las mujeres están empleadas de forma desproporcionada, la necesidad de un feminismo clarificado y de clase es más importante que nunca.

Para ayudarnos a comprender este creciente abismo entre la necesidad y la realidad en el feminismo del siglo XXI, podemos fijarnos en otros períodos formativos de la historia del movimiento de las mujeres. Recientemente, la historiadora feminista socialista Sheila Rowbotham -autora de Women, Resistance, and Revolution, y Hidden from History- publicó Daring to Hope. Las nuevas memorias detallan las experiencias de Rowbotham en los círculos feministas socialistas pioneros de la década de 1970, contando una historia multinacional que abarca desde relatos de profundas relaciones personales hasta la organización política seria.

Francesca Newton, de Tribune, habló con Rowbotham sobre sus recuerdos de esta época de formación, en la que ella y quienes la rodeaban intentaron construir el tipo de feminismo que necesitamos hoy en día, un feminismo que lucha por la mejora colectiva y la liberación social real.

Francesca Newton.- Daring to Hope trata de la década de los 70, marcada por la primera y la última Conferencia del Movimiento de Mujeres en 1970 y 1979. Antes de entrar en ese periodo, ¿podría hablar de su entrada en la organización política y de lo que le interesó inicialmente el socialismo y el feminismo?

Sheila Rowbotham.– Siempre fui una rebelde, pero cuando llegué a la universidad, conocí a gente que era socialista, y me convencieron de que no podía ir por ahí siendo una mística. La versión del feminismo que teníamos en aquella época estaba representada quizá por el St Hilda’s College de Oxford, donde yo estaba, que había sido formado por mujeres del primer movimiento sufragista. Teníamos la idea de que eran un poco remilgadas y correctas, y no realmente como nosotras. Sin embargo, las personas con las que primero me relacioné fueron mujeres que habían participado activamente en movimientos revolucionarios en lugares como Francia: conecté con mujeres que habían intentado cambiar la sociedad, cambiar aspectos de la vida de las mujeres.

Tomé conciencia a través de mi propia vida, y también hablando con amigas, me di cuenta de que había problemas de los que las mujeres rara vez hablábamos. Las cosas que experimentábamos no eran sólo individuales, sino que eran cosas que ocurrían en las relaciones entre hombres y mujeres a una escala más amplia. Surgieron ciertas pautas de comportamiento y nos dimos cuenta de que teníamos que empezar a cuestionar los supuestos en los que se basaban. Pero en aquella época esos supuestos no se veían como algo que tuviera que ver con la política, porque la política se suponía que tenía que ver con los cambios externosexteriores, ajenos a nosotras.

En tu libro se ve claramente que te preocupaba el crecimiento de los primeros grupos de liberación femenina más allá de la clase media. También habla de los retos a los que se enfrentó al tratar de introducir los temas de la mujer en entornos socialistas tradicionalmente dominados por los hombres, y de la tendencia a veces a descartar los temas de la mujer como una distracción burguesa de la verdadera lucha. ¿Qué ayudó a esos esfuerzos de expansión y qué los obstaculizó?

En aquel momento, lo que no sabíamos era que formábamos parte de un cambio sociológico. Había todo un estrato de personas de clase media-baja y de clase trabajadora que empezaron a acceder a la educación superior en nuestra generación. Era una pequeña minoría, pero había personas que procedían de entornos en los que nadie había ido a la universidad. Y había más hombres en esa situación que mujeres, porque cuando yo iba a la escuela, se animaba a las chicas a ir a la escuela de magisterio si alcanzaban el nivel de bachillerato.

Así que, en mi año, sólo un puñado -unas tres – fuimos a la universidad, lo que significaba que éramos un poco raros. Y al ser raros, empezamos a cuestionar más nuestra posición. Los jóvenes que se incorporaban a los grupos de izquierda solían proceder exactamente de la misma situación -eran personas que habían ido a la universidad y empezaban a cuestionar los valores de sus padres y de sus orígenes-, pero la acusación era siempre que éramos demasiado de clase media, mientras que ellos también eran de clase media.

Con los sindicalistas era diferente. No es que hubiera una hostilidad universal. El Instituto para el Control de los Trabajadores, por ejemplo -un grupo formado en 1968, que defendía el control de los trabajadores sobre los medios de producción- fue donde empezaron a surgir algunas de estas ideas sobre las experiencias de las mujeres. Y había gente como Audrey Wise, que, por su experiencia política como mujer sindicalista, podía cruzar entre las mujeres jóvenes e intelectuales y la gente que estaba en el movimiento sindical.

Y, por supuesto, había muchas mujeres sindicalistas que, desde una situación bastante diferente, se cuestionaban su propia posición, y que introdujeron los temas de la mujer de forma orgánica en el movimiento. No querían sentarse en grupos de concienciación, discutiendo su ser interior, pero eran muy conscientes de su situación, y la comparaban a veces con otro tipo de reuniones educativas sobre derechos civiles. Cuando leí los informes de la sección de mujeres del TUC, vi que también había muchas de esas cuestiones planteadas por mujeres en la conferencia. Y eso me dio fuerzas realmente.

En el pasado existía una sección tradicional para mujeres en los sindicatos, que se remonta a los años cuarenta, pero muchas mujeres sindicalistas de mentalidad independiente a finales de los sesenta y los setenta sintieron que se las contenía al incluirlas en una sección femenina concreta dentro del sindicato. Lo mismo ocurría con las secciones femeninas del Partido Laborista. A veces, las mujeres podían ser rechazadas; para la mayoría de nosotras, esa es una experiencia que tenemos en común.

Has mencionado la reticencia de algunas mujeres del sindicato a participar en reuniones de concienciación. Eso parece estar muy lejos de lo que describes en el libro, en términos de las acciones de las mujeres con las que te estabas organizando en ese momento – particularmente el esfuerzo por reclutar limpiadoras nocturnas para el Sindicato de Trabajadores en General y del Transporte (TGWU). ¿Cuál fue la relación de ese esfuerzo con los movimientos socialista y de liberación de la mujer, respectivamente?

Esa iniciativa partió de May Hobbs, que trabajaba con las limpiadoras, yendo primero a las Socialistas Internacionales. Me enviaron un mensaje para pedirme que me pusiera en contacto con la gente de los grupos de talleres de liberación de la mujer que se estaban formando en Londres. Envié el mensaje a mis contactos. Teníamos una oficina y un periódico llamado Shrew, en el que se anunciaban las reuniones. La gente del taller de liberación de la mujer vino a mi casa para escuchar a May Hobbs, y ella consiguió que varias personas, a través de esa reunión, dijeran que saldrían a repartir folletos a las limpiadoras para que se unieran al TGWU. Mi vecina Barbara, que había venido de Jamaica, también trabajaba como limpiadora en esa época, así que me enteré de sus condiciones a través de ella.

Tuvimos pequeños éxitos gracias al enorme esfuerzo que supuso recorrer las calles todos los martes por la noche en busca de limpiadoras. Pero el problema era que las empresas podían rescindir el contrato, y una vez que las mujeres se mudaban, era muy difícil encontrarlas. La clase trabajadora no siempre tenía teléfono. Esas limpiadoras se consideraban entonces una anomalía: estaban al margen, por ser trabajadoras contratadas. Eso ya no es así.

En aquel momento, no lo veíamos como una cuestión exclusivamente «feminista», en particular: nos preocupaban las condiciones de trabajo de las mujeres en general. Lo inmediato era intentar llegar a las mujeres que parecían más vulnerables. Hubo otro intento de conocer las condiciones de las limpiadoras a domicilio, que estaban aisladas y muy mal pagadas. Nos metimos en este intento de organizar a las limpiadoras, y siempre que había huelgas de mujeres organizadas, Women’s Liberation apoyaba a sus miembros a nivel local. En los años 70 hubo muchas huelgas de mujeres por los bajos salarios, así que las mujeres fueron una parte vital de un amplio impulso para intentar mejorar las condiciones de los trabajadores en su conjunto.

También escribes sobre tus viajes y sobre la importancia de la comunicación y el apoyo mutuo por encima de las diferencias. Esa tarea parece ser doble en la forma en que la esbozas: requiere que las mujeres primero se reconozcan y se apoyen mutuamente en los puntos de diferencia, y luego sean capaces de seguir trabajando juntas para luchar contra los elementos de lucha compartidos.

En los primeros momentos de la liberación de la mujer, cuando fui a hablar a otros países, sentí que había una extraordinaria similitud, pero eso era probablemente en parte porque estábamos llegando a las cosas desde grupos comparables, que estaban siendo impulsados a salir de la situación en la que habíamos estado antes de nuestro paso por la universidad. Pero también aprendí, al conocer a mujeres afroamericanas de clase trabajadora, que las experiencias que habían conformado nuestras perspectivas no eran necesariamente compartidas por todas las mujeres. El contacto con las mujeres blancas de la clase trabajadora lo confirmó. Necesitaban un cambio en la sociedad capitalista, pero no partían de la misma posición que yo.

En los años ochenta, una amiga mía tenía un proyecto de historia en Irlanda. Trabajaba con un grupo de mujeres irlandesas de Belfast que trabajaban en el servicio de salud. Tras varios años de conversaciones, descubrieron que tenían muchos otros problemas y memoria de la vida cotidiana, que se remontaban a varias generaciones atrás. Recuerdo haber hablado de cómo mi novio me había llevado en los años sesenta a conocer a una mujer que aceptaba colocar diafragmas a las personas que no estaban casadas. Una mujer del grupo escuchó la historia y sacudió la cabeza, y dijo: «¡otro país!», porque en Irlanda habría sido inconcebible poder conseguir un diafragma a mediados de los sesenta.

Sin embargo, a pesar de todas esas diferencias, descubrí que cuando las mujeres se reúnen es posible traspasar bastantes de esos límites. Siempre tenemos experiencias comunes.

Uno de los temas predominantes en Daring to Hope es el de los conflictos dentro del emergente movimiento de liberación de la mujer. Por ejemplo, usted habla de las actitudes conflictivas hacia la familia tradicional, hacia los hombres como aliados frente a los antagonistas, y hacia el concepto histórico del patriarcado. ¿Qué importancia le dio en su momento al hecho de que el movimiento feminista estuviera cohesionado en esos puntos? ¿Y cómo se relacionan esas primeras divisiones con la escisión que vemos en el feminismo actual?

Desde el principio, hubo una división implícita entre las feministas radicales y las feministas socialistas, pero en la práctica, hubo muchos puntos en común. En aquella época, las feministas radicales decían que teníamos que centrarnos en los problemas de las mujeres, y las feministas socialistas decíamos que no se podían aislar por completo los problemas de las mujeres de las circunstancias que existen en el capitalismo: afectan a las mujeres de cierta manera, pero también afectan a algunos hombres. No era un conflicto que imposibilitara el trabajo conjunto; significaba que la gente enfocaba las cosas de forma diferente, pero las amistades eran transversales.

A finales de los años setenta llegaron las feministas revolucionarias, que criticaban más a los hombres por ser inherentemente violentos. Para mí, eso no funcionaba en cuanto a mi forma de pensar sobre los seres humanos y la política. Había rechazado la idea de que los seres humanos eran categorías fijas de ciertos tipos, que nunca podían cambiar, porque había visto cómo cambiaban las actitudes de la gente, tanto de los hombres como de las mujeres. Creía que podía haber igualdad y relaciones personales democráticas entre hombres y mujeres. Tampoco veía a los hombres como la única causa de los problemas, porque sabía que había algunas mujeres que apoyaban políticas muy conservadoras.

A principios de los años 70, muchas de nosotras en el movimiento deliberación de la mujer queríamos llegar a todas las mujeres, y hasta cierto punto, pudimos hacerlo. Pero era más probable que fueran las mujeres interesadas en la política de izquierdas o liberal las que hicieran suyas algunas ideas feministas que las mujeres conservadoras, al menos en aquella época. Posteriormente, sin embargo, diferentes versiones del feminismo han afectado a las mujeres de todo el espectro político. Parece que hay algunos grupos de mujeres conservadoras que han adoptado ciertas formas de feminismo, no realmente formas sociales, pero sí formas que se podrían reconocer como un tipo de feminismo. Esa es una de las cosas inquietantes del feminismo, para quienes se oponen a él. Tiene la capacidad de colarse en todo tipo de lugares.

Un tema general del libro es el de los retos de formular un feminismo socialista coherente y evitar una situación en la que un movimiento -el socialismo o el feminismo- deba encajar dentro del otro. ¿Sientes que eso es algo a lo que se ha llegado alguna vez con la necesaria claridad de objetivos, aunque ahora se haya perdido?

No es algo que recuerde haber discutido explícitamente en ese momento, pero cuando echo la vista atrás, veo que fue una dificultad a la que nos enfrentábamos. En primer lugar, tal vez sea difícil ver que en la Gran Bretaña de los años 70 el socialismo era mucho más aceptable que el feminismo, por lo que estábamos luchando para hacer valer el feminismo dentro de la izquierda.

Entre las feministas socialistas solía haber un enfoque diferente de las ideas, dependiendo de cómo habíamos llegado a ser activistas. Las que habíamos llegado a la liberación de la mujer en los primeros tiempos, cuando realmente no teníamos una teoría, hacíamos hincapié en trabajar juntas y en formular nuestro enfoque de la adquisición del conocimiento de forma colectiva. Sólo entonces pudimos tener confianza en nuestras ideas, porque no habíamos llegado a ellas con nuestros propios pensamientos, sino que las habíamos establecido a través de la pertenencia a un movimiento, a través de la discusión, a través de la comprobación con otras mujeres en las que podíamos confiar para que no nos ridiculizaran. Así fue como pude pensar, realmente, y expresar ideas.

A mediados de los setenta, percibí que había surgido un nuevo contingente de feministas socialistas, en parte gracias a las campañas, con una imagen completa del feminismo socialista. Hablaban con un sentimiento de certeza. Estaban más inclinadas a ver el ser feminista socialista como una tendencia política, mientras que creo que las que habíamos estado involucradas desde los primeros momentos seguíamos tanteando, tratando de asimilar las ideas surgidas de las experiencias particulares de las mujeres, en lugar de vernos como si tuviéramos una comprensión encapsulada. En cambio, poseíamos una visión subyacente de transformación social y cultural completa.

Por otro lado, aprendimos verdaderamente a través de las campañas por reformas específicas como el aborto, las ayudas familiares y las guarderías. Poco a poco el abanico de personas se fue ampliando. Esto fue particularmente interesante en relación con las guarderías, que era una necesidad tan desesperada en ese momento. Eso significó que más mujeres de la clase trabajadora, tanto blancas como negras, se involucraron.

Aunque la liberación de la mujer como movimiento poco conectado terminó en Gran Bretaña a finales de la década de 1970, su impacto continuó. Muchas feministas participaron activamente en el floreciente movimiento pacifista durante los años 80; también participamos en la política municipal radical de esa década a través de los ayuntamientos, en lugares como Sheffield y Leeds y el GLC, y hubo fuertes vínculos con Women Against Pit Closures (Mujeres contra el cierre de minas) durante la huelga de mineros. La toma de conciencia de la conexión entre la política estatal y los asuntos de inmigración y vigilancia policial se acentuó, teórica y prácticamente, especialmente por parte de los grupos de mujeres negras e irlandesas. Y muchas ideas de los años setenta y ochenta sobre las posiciones de las mujeres se transmitieron y desarrollaron a través del crecimiento de los Estudios de la Mujer.

Muchos de los derechos por los que se ha luchado -el aborto, el cuidado de los niños, la igualdad salarial- son derechos que todavía tenemos que defender medio siglo después, si es que hemos conseguido acceder a ellos. Cuando recuerda que escribió Mujeres, resistencia y revolución, describe a Edward y Dorothy Thompson advirtiéndole del riesgo de escribir hacia un supuesto futuro liberado. ¿Cómo se siente ahora al respecto?

Resulta aleccionador que el cambio pueda lograrse y luego revertirse. Edward y Dorothy habían rechazado tanto la visión liberal de la historia como el progreso de la «civilización occidental» como una interpretación mecanicista del marxismo que presentaba un triunfo inevitable del proletariado. Ambos querían una historia del trabajo que examinara la vida cotidiana y las ideas de la clase trabajadora real, tanto de las mujeres como de los hombres. Ese tipo de enfoque ha inspirado a muchas corrientes de historia de izquierdas, y va más allá de lo que hice con mi primer libro. En mi defensa diré que tenía veinte años cuando escribí Mujeres, resistencia y revolución, y que me dejé llevar por la pasión y la emoción de descubrir la rebelión femenina en el pasado. Quizá por eso el libro tuvo tanto impacto.

¿Cree que existe un futuro en el que esos derechos puedan darse por sentados, estar garantizados?

La mejor ilustración que se me ocurre para responder a esta pregunta es el libro de Ursula K. Le Guin Los desposeídos. En ese texto, ella describe cómo incluso cuando los personajes logran una sociedad verdaderamente cooperativa, mutua y solidaria, siguen surgiendo algunos descontentos y problemas debido a la naturaleza de algunos individuos, que sienten que no siempre pueden expresar toda su capacidad. En Los desposeídos, el protagonista abandona esa sociedad y se incorpora a otra -una que se parece bastante a la estadounidense- y acaba uniéndose allí a la resistencia porque el individualismo es tan pronunciado que resulta perjudicial.

Creo que siempre va a existir el problema de cómo podemos equilibrar los diferentes aspectos de lo que la gente necesita. Necesitan expresión individual, y también necesitan cooperación y apoyo mutuo y seguridad en diferentes momentos de sus vidas. A lo largo de mi vida, las mujeres británicas han podido progresar como individuos en una economía y una cultura competitivas. Las mujeres están ahora mucho más reconocidas en ámbitos como los medios de comunicación, el mundo académico, el deporte y los negocios, por ejemplo; sigue habiendo limitaciones, pero las mujeres a nivel individual han alcanzado posiciones que habrían sido inconcebibles en la Gran Bretaña de principios de los años setenta.

Ese progreso individual no resuelve la situación de todas esas mujeres que han sido empujadas a condiciones peores y a trabajos muy mal pagados. Y ese, creo como feminista socialista, es el problema de restringir el feminismo a la búsqueda de la igualdad de derechos en el actual sistema capitalista. Permite a algunos individuos ascender, pero hace muy poco por los que quedan abajo.

Sheila Rowbotham es historiadora socialista y feminista, y autora de muchos libros. Recientemente, «Promise of a Dream: Remembering the Sixties»

Texto original: https://tribunemag.co.uk/2022/01/sheila-rowbotham-womens-liberation-feminism-socialism

Traducción: Felipe Dapoza

Fuente: https://sinpermiso.info/textos/sheila-rowbotham-en-la-esperanza-y-en-la-lucha

¡El nuevo movimiento feminista joven y radical, a la vanguardia de la resistencia popular!

 Por Sonia Mitralias 

Fuentes: Punto de Vista Internacional

Lo que ha sucedido en los dos últimos años en Grecia merece atención: nunca antes en la historia del país la cuestión de los derechos de la mujer había hecho tanto ruido en la prensa, había sido objeto de un apasionado debate público y había ocupado el centro de la política.

Todo comenzó cuando el gobierno de Mitsotakis intentó alinearse con las fuerzas neoliberales más reaccionarias y oscurantistas del mundo, lanzando un ataque frontal a los derechos fundamentales de las mujeres.

Afortunadamente, el resurgimiento del movimiento femenino no se hizo esperar y ¡aceptó el reto! Y así es como sucedió.

El caso del «niño no nacido»

Animado por la victoria de «Nueva Democracia» en las elecciones parlamentarias de 2019, el Santo Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Griega se ha inventado un día dedicado al «niño no nacido» ¡el primer domingo después de Navidad! Según sus declaraciones, su decisión se tomó para proteger la vida del niño antes de nacer y… ¡para resolver el problema demográfico de la nación griega!

36 años después de la legalización del aborto en Grecia – gracias a una ley muy progresista, obtenida en 1986 tras una dura lucha de casi 10 años por parte del movimiento feminista – la Iglesia Ortodoxa griega dio así la señal para un ataque frontal a este derecho tan duramente conquistado.

A pocos días del Año Nuevo 2020 y del día dedicado al «niño no nacido», la portada de una revista deportiva (!) provocó un tsunami de indignación en las redes sociales! En la portada aparecía una gran mano que sostenía un pequeño feto en la palma de la mano y debajo se podía leer en letras mayúsculas «déjame vivir».

A pesar de las reacciones en las redes sociales, el ministro de Desarrollo, Adonis Georgiadis (un notorio racista y antiguo neofascista), se apresuró a felicitar a la revista, afirmando que tener el doble de abortos (300.000 al año, según su exagerada afirmación) que de nacimientos en Grecia haría que el país perdiera casi un millón de niños, y supondría un problema para la supervivencia de la nación.

Pocos días después, aparecieron carteles gigantes en el metro de Atenas con el mismo mensaje y el mismo feto quejumbroso: «¡Déjame vivir! Y la autoría de esta campaña antiabortista fue reclamada por una larga lista de asociaciones cristianas ortodoxas fundamentalistas…

Pero la retrógrada y oscurantista Iglesia Ortodoxa no actuaba sola, sino que contaba con el apoyo de muchos ministros y altos funcionarios del gobierno. Tras otra protesta pública, el Ministerio de Transportes ordenó rápidamente la retirada de los carteles. Pero estos ataques al derecho al aborto eran sólo el preludio de lo que estaba por venir.

Influido por regímenes como el de Orban en Hungría, el gobierno de Mitsotakis dio un primer paso para darse un perfil pro-natalista y decidió rebautizar la «Secretaría General para la Igualdad de Género» -institución también nacida del movimiento feminista de la segunda ola- como «Secretaría General de Política Demográfica, Familiar y de Género».

El regreso de la ley del padre

Pero más ataques iban a seguir. El gobierno de Nueva Democracia dejó claras sus intenciones al aprobar en mayo de 2021 una ley de Autoridad Parental Conjunta, que reformaba artículos clave del Código Civil sobre derecho de familia.

Fue un momento crucial para las mujeres y los niños, víctimas de la violencia doméstica. Este proyecto de ley surgió después de haber sido defendido durante mucho tiempo por el muy masculinista y agresivo lobby neoliberal, violento y vulgar de los padres. Este último se alió con el gobierno de ND sobre la base de sus intereses comunes y en torno a un discurso familiarista.

Así, el gobierno revisó lo que era la quintaesencia del derecho de familia, aún muy progresista, obtenido en 1983. Pues esta ley fue una verdadera revolución antipatriarcal porque sustituyó el derecho del padre-generador (poder paterno) por la patria potestad.

Ahora, tras la disolución del matrimonio, a diferencia de la ley de 1983, la nueva ley impone la custodia parental conjunta obligatoria, es decir, el niño se ve obligado a pasar un tercio del tiempo con el progenitor con el que no vive habitualmente, aunque no quiera. Incluso cuando el padre es violento, no se tienen en cuenta los deseos del niño. ¿Por qué? Porque para quitarle la comunicación a un padre maltratador se necesita una sentencia firme. Esto puede llevar años o puede que nunca ocurra, porque ir a los tribunales en Grecia es difícil, cuesta dinero, cuesta mucho estrés, y las mujeres de las familias monoparentales están debilitadas, son vulnerables, pobres e indigentes, estando en una situación de increíble angustia, acentuada además por las políticas de austeridad impuestas en nombre de la deuda y la pandemia. ¡Todo esto significa que un padre violento puede acosar, maltratar y disponer del niño a su antojo, pero también utilizar la ley para chantajear, acusar y quizás incluso criminalizar a las madres que simplemente quieren proteger a sus hijos y arriesgar su seguridad y su vida para hacerlo!

El proyecto de ley fue duramente criticado por los abogados griegos tanto por su debilidad jurídica como por la violación de los derechos humanos y del Convenio de Estambul que implicaba. También fue rechazada por todas las organizaciones de mujeres y el movimiento feminista, que tuvo que enfrentarse a una campaña de odio dirigida por el misógino y rabioso lobby de los padres, apoyado por casi todos los medios de comunicación importantes del país.

Cuando la ley fue aprobada por la mayoría -en contra de la mayoría de los partidos de la oposición en el Parlamento griego- los fanáticos del lobby de los padres lo celebraron en las redes sociales y no dejaron de lanzar amenazas físicas contra los jueces y fiscales del país para obligarles a aplicar la ley a favor de los padres. Por ejemplo, el grupo Equal Parenting Rights escribió: «¡Estamos apuntando la artillería pesada al poder judicial, cargando, cebando y esperando! Que aquellos de nuestros miembros que publiquen lo que está ocurriendo en nuestro grupo, informen al Sindicato de Jueces y Fiscales que ahora están en nuestra mira.

En definitiva, estos grupos masculinistas se están volviendo muy peligrosos: su antifeminismo, su cultura de la virilidad, la reconstrucción de una masculinidad hegemónica constituyen puentes ideológicos hacia la derecha más extrema y tarde o temprano pasarán cada vez más a la acción violenta, no sólo en su relación sino también en la sociedad.

La erupción del #MeToo griego y el despertar de las conciencias

El panorama es desolador, pero a mediados de enero de 2021, en plena pandemia, más de tres años después de que surgiera el movimiento #Metoo en Estados Unidos, el #MeToo de Grecia irrumpió en la escena social y política del país.

El #Metoo griego se desencadenó con las revelaciones de Sofia Bekatorou, de 43 años, doble medallista olímpica de vela (oro y bronce), que declaró públicamente que fue violada a los 21 años por un alto cargo de la Federación Griega de Vela. Dirigiéndose a todas las mujeres que han sido agredidas sexualmente, dijo: «¡Rompan el silencio, hablen!

También este año, el estallido del #MeToo griego ha contribuido a madurar la conciencia feminista sobre la forma más atroz de violencia de género, el feminicidio. Fue en noviembre de 2018, con el asesinato en Rodas de Eleni Topaloudi, una estudiante de 21 años, violada, torturada por dos jóvenes y arrojada al mar cuando aún estaba viva, cuando el término «feminicidio» entró en el lenguaje cotidiano.

Este año 2021 -especialmente este verano- también se ha producido una cadena de asesinatos de mujeres a manos de sus parejas en todo el país, desde Atenas a Salónica, desde Creta a las Cícladas. Sin embargo, esta vez, la diferencia con el pasado reciente fue evidente: los medios de comunicación hablaron abundantemente de ello, se soltaron las lenguas, los partidos políticos salieron de su habitual silencio y, sobre todo, las mujeres salieron a la calle, las feministas a la cabeza, para gritar su rabia y llamar a la solidaridad.

El resurgimiento del movimiento feminista…

Este es otro ejemplo del renacimiento del feminismo: en junio, un anuncio llamaba a las mujeres a… procrear, dirigiéndose en particular a las que habían «envejecido» y estaban demasiado preocupadas por sus carreras, descuidando así su fertilidad. Era un anuncio de la «Conferencia Panhelénica de Fertilidad», que contaba con el apoyo de la Iglesia, las empresas de reproducción asistida, la «Secretaría General de Política Demográfica y Familiar e Igualdad de Género», la cadena pública (ERT) y… la propia Presidenta de la República Helénica. Pero tras un nuevo clamor público, la presidenta Katerina Sakellaropoulou se vio obligada a retirar su apoyo a la conferencia y casi todos los participantes oficiales hicieron lo mismo… la conferencia se canceló. Fue un fiasco total.

Al final, el gobierno de Mitsotakis pudo aprobar su proyecto de ley sobre la patria potestad conjunta -por poco-, pero incluso los medios de comunicación progubernamentales admitieron que era una victoria pírrica. De hecho, la resistencia de las feministas causó problemas incluso en el Consejo de Ministros y provocó disensiones en el grupo parlamentario de Nueva Democracia. Fue la primera vez desde su formación en 2019 que el gobierno de la derecha atravesó una crisis y, por admisión común, el responsable de esta novedad absoluta fue… ¡el movimiento feminista!

La conclusión no es difícil: el año 2021 ha visto nacer en Grecia un movimiento feminista joven, radical pero también unitario, que ya está en la vanguardia de las luchas populares contra la Santa Alianza de la reacción neoliberal y el oscurantismo nacionalista y ortodoxo. Se trata de un acontecimiento importante, casi histórico, en una sociedad griega conservadora y desorientada, que sigue buscando una izquierda digna de ese nombre.

Lo que suceda a continuación promete ser emocionante…

Sonia Mitralias es dibujante y caricaturista. Es una activista feminista y la iniciadora del Movimiento de Liberación de la Mujer en Grecia en 1975. Fue miembro de la Comisión de la Verdad sobre la deuda griega.

Traducción: Carlos Rojas; artículo original inprecor.org

Fuente: https://puntodevistainternacional.org/grecia-el-nuevo-movimiento-feminista-joven-y-radical-a-la-vanguardia-de-la-resistencia-popular/?fbclid=IwAR3y86JRqgZcEhHiYtekrPBPlyKMAKMPMnAQTlf2xJog5-vw2S8z3DEZi_k

Liberan a Roxana, mujer indígena acusada de matar a su agresor

 

La madrugada de este 16 de febrero, Roxana, indígena acusada de matar a su agresor, fue liberada del Penal de Neza-Bordo, donde se encontraba recluida desde el 8 de mayo de 2021 luego de que asesinara a un hombre que la agredió sexualmente.

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La decisión de liberarla sucedió el martes 15 de febrero, luego de que se llevara a cabo una audiencia para discutir la medida cautelar de prisión preventiva que se impuso a Roxana de manera oficiosa. La abogada Abigail Escalante e integrante de la integrante de la Liga Mexicana por la Defensa de los Derechos Humanos A.C., explicó en entrevista con Cimacnoticias que se usaron los criterios más recientes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación al respecto de la duración de la prisión preventiva oficiosa, derivados del amparo en revisión 315/2021.

Este amparo establece, entre otras cosas, que al estudiar la prisión preventiva en el sistema penal acusatorio, las autoridades deberán tomar en cuenta los estándares internacionales, los cuales señalan que la libertad de la persona acusada es la regla y que la prisión preventiva es la excepción. También deberán considerar que esta medida cautelar restringe profundamente el derecho a la libertad personal de las personas, por lo tanto, ésta tiene que ser dictada con base en los principios de excepcionalidad, necesidad y proporcionalidad.

La salida de Roxana del penal, sin embargo, no significa la absolución de los delitos de homicidio simple, con atenuante de exceso de legítima defensa, y contra el respeto a los muertos y violación a las leyes de inhumaciones y exhumación establecidos en el Código Penal del Estado de México, por la supuesta manipulación del cuerpo. 

Cronología de los hechos

  • 1.- La Fiscalía General de Justicia del Estado de México detuvo a Roxana el 8 de mayo del 2021 su domicilio en el municipio de Nezahualcóyotl. 
  • 2. Ella informó inmediatamente y, sin hablar antes con ningún defensor, que había sido víctima de una agresión sexual por parte de la presunta víctima. Esta declaración no formó parte de la hipótesis del caso en la defensa de la joven.
  • 3. La Fiscalía asignó a Roxana una defensoría de oficio que dejó vencer los plazos para la presentación de pruebas a favor de la joven y no consideró la declaración que ella hizo al momento de ser detenida. 
  • 4. El 13 de mayo Roxana del 2021 fue vinculada a proceso por dos delitos: homicidio simple y delitos contra el respeto a los muertos y violación a las leyes de inhumaciones y exhumación establecidos en el Código Penal del Estado de México.
  • 5. Los juzgados de Neza Bordo iniciaron un proceso penal en su contra para después sentenciarla, pero no contaron con peritos traductores ni juzgaron con perspectiva de género. 
  • 6.  En agosto de 2021, los juzgados ordenaron reiniciar el proceso de investigación contra Roxana R.S, brindarle un traductor de lengua indígena y realizarle un peritaje psicológico y psicosocial con perspectiva de género.
  • 7. El 30 de noviembre de 2021 la Fiscalía del Edomex no desistió de su teoría del caso y acusó formalmente a Roxana por el delito de homicidio simple, con el atenuante de exceso de legítima defensa.
  • 8. Al llegar a la etapa de admisión y exclusión de medidas de prueba, el 31 de enero de 2022, el juzgado omitió notificar a un perito traductor, por lo que el 2 de febrero de 2022 declaró nulo el debate de las pruebas que ya había conseguido avances. 
  • 9. Actualmente el proceso legal por homicidio simple sigue en la etapa de deshago de pruebas. En el caso de los delitos contra el respeto a los muertos y violación a las leyes de inhumaciones y exhumación establecidos en el Código Penal del Estado de México, el proceso judicial también continúa. Desde el 31 de diciembre del 2021, la defensa legal de Roxana solicitó la suspensión condicional del proceso por este segundo delito, lo que permitía que la sanción contra la joven consistiera en medidas distintas a la prisión, como un tratamiento, firmar y presentarse periódicamente ante las autoridades, entre otras; al final de esta suspensión, si Roxana cumplía con las medidas, se determinaba una sentencia absolutoria. 
  • 10. En una audiencia celebrada este 15 de febrero, la defensa legal de Roxana consiguió que los juzgados de Neza-Bordo le permitieran llevar ambos procesos en libertad.

El camino de Victorina

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Ilka Oliva Corado 

Este texto pertenece a la serie Las Insurrectas

Cuando acordó Victorina ya iba encaramada sobre un tubo de llanta cruzando las aguas del río Bravo. Los gritos de los otros migrantes la volvieron en sí. ¿Qué hora era? Tal vez la 1 o 2 de la madrugada, cómo saberlo si el cielo estaba emponchado, tal vez estaban redondeando las 3, la hora en que cantan los gallos en su natal Honduras. Ni el frío de la época ni el agua a punto de congelación le aturdieron tanto los sentidos como la conmoción de ver a tantas familias aterradas, sin saber nadar, intentando cruzar el río. Vio a muchas que llevaban como salvavidas bolsas plásticas infladas porque no alcanzaron tubo de llanta. Jamás había visto tantos niños en un río, ni siquiera en el río Choluteca que es inmenso. 

Oriunda de El Tulito, Choluteca, Honduras, Victorina se fue con una de las caravanas de migrantes que salió huyendo del hambre y la violencia del gobierno, violencia que repitió la policía guatemalteca que los acorraló a pocos kilómetros de la Basílica de Esquipulas, en los días de la celebración del Cristo Negro. Los cazaron como criminales, como si les fueran a quitar algo con pisar el suelo guatemalteco en su camino hacia Estados Unidos, ¿es que no eran entonces esos cinco dedos formando una mano como reza el himno a Centroamérica?, ¿no eran los guatemaltecos sus hermanos como les habían enseñado en la escuela de primaria? Pero si hasta eran parecidos físicamente, ¿por qué los trataban así? ¿No hambre hay en Honduras y hambre hay en Guatemala? Si los guatemaltecos también migran de la misma forma y piden respeto en México, se preguntó Victorina muchas veces encolerizada, corriendo para tratar de escapar de los garrotazos de los policías que amenazaban con dispararles sino se detenían. 

La tercera de once hijos de una madre viuda.  Su padre, pescador artesanal, fue asesinado un día que se aventuró a ir vender la pesca al mercado de Choluteca, donde pagaban un poco mejor que en El Tulito, lo venadearon los asaltantes y lo mataron de dos disparos después de robarle lo de la venta, es lo único que saben, la policía nunca dio con los culpables. El pequeño de los hermanos tenía apenas diez días de nacido, de dicha no se murió su mamá del dolor, pero se le fue la leche, al pequeño tuvieron que alimentarlo desde entonces con agua de arroz y cebada. Cuentan la historia cada vez que les preguntan por qué el niño está tan desnutrido, mucho más que los otros hermanos. 

Hasta ahí reaccionó, en las aguas del río Bravo, todo el trayecto desde El Tulito a la frontera con Texas se la pasó en el limbo, con el pulso a mil, angustiada, sin poder pegar el ojo cuidándose de los asaltantes, de los que se llevan a los migrantes y los desaparecen.  Con hambre, con los pies entumidos y despellejados de tanto caminar, con la piel de la cara reventada por el sol. Sin pastillas para sus dolores de la menstruación, sin toallas sanitarias, sin dinero para comprar ni un plato de frijoles de los que salía la gente a vender al ver la romería de migrantes. 

Hasta ahí en el agua fría del río volvió en sí y recordó la voz de su mamá que le gritaba llorando desde el patio de su casa, ¡no te vayas ingrata!, pero ella se fue porque no pudo más con la pobreza. No pudo soportar más ver a su madre lavando ropa ajena y recogiendo latas en la calle para criar a sus hermanos, tenía que ayudarla y la única forma de trabajar limpiando casas y que ese dinero rindiera para la crianza de sus hermanos era yéndose a Estados Unidos, en Honduras no se ganaba nada, sólo las humillaciones y la explotación.  

Victorina nunca soñó con ir a la escuela, era demasiado pero su mamá la obligó y la empujó hasta que sacó tercero básico, quería que fuera a la universidad y que no se casara luego, que disfrutara su soltería, le decía, que se comprara cosas, que saliera a comer, que viajara, pero que no fuera a meter la pata. De su aldea migró la mayoría de los hombres y ahora se estaban empezando a ir las mujeres, sólo estaban quedando los abuelos a cargo de los nietos. En los últimos meses se veían casas cerradas con candado porque las familias completas se habían ido en las caravanas. Victorina no aguantó más y un día tragó saliva, metió dos mudas en una mochila y le dijo a su mamá que se iba y agarró a caminar, le prometió mandarle dinero desde Estados Unidos. Por más que su madre corrió para alcanzarla y le gritó llorando no pudo hacer nada para que cambiara de opinión, se fue sin un centavo en la bolsa. En la salida de la aldea un conocido les dio jalón para el punto de encuentro donde la gente se juntó para salir en la caravana. 

Victorina tiene 16 años, no ha la dicho a nadie que la violaron dos veces en Tapachula, entre la amontonazón de gente, le taparon la boca y la jalaron para un zacatal, no pudo hacer nada para defenderse, eran dos tipos, esa fue la primera vez. Se levantó y siguió con la caravana. No pasa nada, dijo, no pasa nada y siguió su recorrido. La segunda fue en Saltillo, cuando fue al baño del centro comunitario donde pernoctaban junto a otros migrantes, ya habían escuchado que entre los migrantes se colaban violadores, asaltantes, policías, gente que trabajaba para los carteles de la droga y crimen organizado y que se hacían pasar por migrantes para llevar información a sus superiores. De qué mujeres viajaban solas, de quiénes llevaban hijos y quiénes tenían familiares esperándolos en Estados Unidos y que podrían pagar un rescate. Entrando al baño le taparon la boca y la tumbaron contra el piso, fueron tres hombres, dos la sostuvieron y un tercero la abusó, se fueron celebrando, le costó levantarse, pero también se levantó, no pasa nada, dijo, no pasa nada y se fue a acostar sobre los pedazos de papel periódico tendidos sobre la plancha de cemento. No se va a derrumbar, necesita llegar a Estados Unidos para enviarle dinero a su mamá para la crianza de sus hermanos.

Ahí, en las aguas del río Bravo se le han revuelto todas las imágenes y quiere gritar, gritar con todas sus fuerzas y llorar, pero no puede, todo se le anuda en la garganta: la cólera, el cansancio, la desesperación, la ansiedad y las primeras punzadas de lo que será el estigma que la acompañará a lo largo de su vida. Llegan finalmente al otro lado donde los espera la Patrulla Fronteriza, Victorina se desploma sobre la tierra fría de la frontera estadounidense, ha llegado al país de donde piensa enviarle dólares a su madre, la noticia del embarazo producto de las violaciones se la dará la doctora del centro de detención de menores el mismo día en el que la primera presidenta en la historia de Honduras sea juramentada y hable de derechos de género y de la erradicación de la pobreza  en el Estadio Nacional, en Tegucigalpa,  que queda lejos, muy lejos del camino recorrido por Victorina. 

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Ilka Oliva-Corado @ilkaolivacorado

30 de enero de 2022

¿Dónde está Karla?

  

En medio de la pandemia, la violencia contra las mujeres se había desbordado y no por ello se confirmaba que esta muerte sería el tercer caso de feminicidio en el año, pero las contradicciones de los testimonios hizo que la sociedad sospechara de ello. De confirmarse que éste se trató de un feminicidio, sería el tercero del 2021. Durante los primeros días de enero una mujer fue privada de la vida por su ex pareja en la ciudad de Piedras Negras, luego de ser apuñalada; y la segunda fue arrojada de un vehículo en movimiento por su pareja en la ciudad de Saltillo. Durante el mes de enero, el número 911 que recibe llamadas de todo tipo de violencias, recibió en Coahuila 728 llamadas vinculadas a casos de violencia de género.

Los dos hijos de Karla, hoy de 8 y 10 años, fueron a vivir a casa de su hermana, la tía, recibidos por dos de sus primas, de 7 y 14 años. Las peleas por el espacio y los juegos entre las menores de edad, son de imaginarse. Una familia que abre las puertas de su corazón, de una casa habitación que requiere ampliación, de acompañamiento familiar y psicológico para sus integrantes, que enfrenta un proceso penal en el que un integrante de la familia es enjuiciado, se amplía.

La casa de los niños está cerrada. Tienen una madre muerta y un padre en prisión. Tras 2 meses de los hechos, él fue trasladado al Cereso Varonil Saltillo. El juicio inició a un año de que todo sucedió y coincidió con el cumpleaños 44 de Karla, el 12 de febrero.

Karla no sólo era como la mamá de algunas del grupo que desde kinder existe, sino que era quien las convocaba y por ello incluso la habían elegido como testigo de matrimonio. Era una mujer única, leal, generosa, cercana con cada una, a pesar de las diferencias entre ellas, que daba sin recibir nada a cambio, y  que  ponía a las demás personas por encima de sí misma. Las hermanas de Karla eran hermanas de las amigas de Karla, así que el grupo de amigas y de familias se ampliaba, y todas éstas, preocupadas por lo sucedido, fueron generando una hipótesis de lo que había pasado. Algunas de ellas fueron parte de los alrededor de 50 testigos en el juicio contra el esposo de la misma víctima. Lacho, no sólo era el esposo de su amiga, sino que era también su amigo y por ello no podían pensar mal de él. Con el tiempo las evidencias fueron superiores; les hicieron pensar que los hechos habían sido distintos y que ella además de haber querido huir de su casa, había sido asesinada.

Su esposo no sólo había actuado desde una estructura de control, poder y ventaja sobre Karla, sino que incluso la castigaba. Ello podría explicar que una de las versiones dijera que ella tenía un par de maletas en el auto el día de los hechos, mismas que no han sido ubicadas al día de hoy.

La información que circuló durante el año iba y venía. Que se cayó por tomar alcohol, que se cayó quitando el árbol de Navidad, que se cayó de las escaleras, que si su hijo vió lo sucedido, que él había quebrado algo y por ello había habido una discusión, que el marido le golpeó contundentemente la cabeza y arrojó desde atrás por las escaleras, que ella llegó con golpes al hospital, que se limpió el lugar del “accidente”, que ingresó al hospital 10 horas después de los hechos, que no se presentan los videos de seguridad de la casa, que el padre del marido organizó a los médicos  que  la atendieron, que no coinciden las declaraciones de su marido a las autoridades. Nadie sabía la verdad. Nadie sabía qué había pasado con la amiga, con la hermana.

El hijo de Karla acudió a una de las audiencias del juicio en contra de su padre. Uno de los 5 abogados de la defensa le preguntó: “¿Te sientes culpable por la muerte de tu madre?”. La pregunta no corresponde al proceso psicológico que el menor de edad está recibiendo. Aún cuando hubiese habido objeción en la elaboración de la pregunta en la sala del juicio público, el retroceso en el acompañamiento y proceso de pérdida que como niño está viviendo, se ve absolutamente destruído. A una de las testigos mujeres que acudió, le preguntó la defensa: “¿Dónde está Karla?”, como si el nervio de una mujer adulta que nunca estuvo cerca de un proceso penal, pudiera desestabilizarse y entonces desestimar su testimonio.

También en las audiencias se escuchó el testimonio de un médico que sin ser forense, daba opinión concluyente de lo ocurrido en el cerebro de la víctima, mismo que no advirtió el cuerpo golpeado o sangrado de ésta y que cínicamente repitió no conocer la Norma Oficial Mexicana 046 de criterios para la atención y prevención médica de la violencia familiar y sexual. Aquí se presentan algunos gremios a los que el Estado está obligado a volcar toda su infraestructura e información para que las mujeres tengan una vida libre de violencia, así como la protección máxima de las y los menores de edad que quedan  huérfanos  tras hechos de violencia.

Como lo dijo la Corte Interamericana de Derechos Humanos en  la  sentencia  del Campo Algodonero (2009): “Los homicidios de mujeres por razones de género, son resultado de una situación estructural, y de un fenómeno social y cultural enraizado en las costumbres y mentalidades, y estas situaciones de violencia están fundadas en una cultura de violencia y discriminación basada en el género”. Karla no había dado a conocer ningún indicio de antecedente de violencia y no porque no hubiese sido víctima de ello, sino porque no es ni común ni bien visto hablar del tema en su círculo social.

El control del cuerpo de Karla que tuvieron esa madrugada de invierno dos varones, como lo son el esposo y el suegro de la víctima, es material suficiente para analizar lo sucedido en la causa penal 111/2021 del estado de Coahuila, pues se trató de una víctima incomunicada, aún cuando ella haya estado inconsciente. Esperamos que hoy martes 15 de febrero del 2022 las juezas María Antonieta de Leal Cota, Nuvia Janelli Aguillón y Silvia Catalina Ortiz, consideren lesiones en brazos, piernas y cráneo del deceso de la víctima y por supuesto, los  50  testimonios  que  se  presentaron  durante estas 2 últimas semanas de juicio.

Hay muchas deficiencias en las investigaciones penales de feminicidio, no sólo es que se pierden evidencias, que hay malas investigaciones o una perspectiva de género mal aplicada (si la hay), lo que  se  puede  aprender  de  este  suceso  que  duele  hasta  las venas, como muchos otros, es que ni la sociedad, ni abogados, ni médicos, ni los funcionarios del Estado, están preparados para defender la vida de las mujeres o la de la niñez en orfandad de las víctimas de feminicidio a pesar de las  leyes  que  existen  y  que obligan al Estado a velar por  la  seguridad  y  vida.  Que  descanse  en  paz  nuestra hermana Karla.

Sacando cuentas

nubes cielo
Escrito por Cecilia Lavalle CIMACFoto: Lourdes Godínez Leal

Si de contar se trata, puedo contar que he cumplido 61 años. Se han ido más rápidamente de lo que hubiese pensado cuando cumplí 30. Pero sin duda ya suman 61. Y al contarlo me doy cuenta que, a mi edad, en realidad puedo sacar muchas cuentas.

Por ejemplo, de mis 61 años, me he asumido insumisa casi 50. Fui rebelde sin causa hasta que encontré al feminismo y me volví rebelde con causa. Soy orgullosamente feminista hace un cuarto de siglo.

Como la comunicadora que soy, me he dedicado a compartir mis conocimientos y mi perspectiva feminista hace más de 20 años.

Y ya puesta a sacar cuentas, tengo 39 años como periodista; de los cuales, 14 los dediqué a los géneros de entrevista y crónica, y los siguientes 25 a los artículos de opinión. De esos, 19 escribí casi ininterrumpidamente la columna política Cristal de Roca; que luego combiné con Cuarzo Rosa, la columna intimista que escribo hace 22 años.

He escrito alrededor de 1 500 artículos periodísticos, cinco libros y decenas de textos con variados temas, lo mismo sobre la historia de Quintana Roo, que respecto al empoderamiento de las mujeres, las cuotas de género, la paridad, la sororidad; o sobre la pérdida, el duelo, la tristeza.

Escribir es mi forma de andar por el mundo, pero fue, además, un asidero cuando naufragué en la tormenta del duelo.

Sacando cuentas, he sido esposa 38 años y madre 35. Y ahora que lo digo, me doy cuenta que, con mi propia familia, ya he vivido más de la mitad de mi vida.

En fin, a mi edad puedo contar muchas cosas, pero hay algunas que no he contado y, de hecho, no podría.

No he contado, por ejemplo, la alegría que he sentido al escribir y dar cursos. Tampoco las veces que mi cabeza deambula buscando algo digno de contar, mientras la página en blanco me mira impaciente.

No he contado los abrazos amorosos que he recibido ni las sonrisas que me han regalado.

No he contado las risas compartidas con Carlos, Alex y Talía, ni los momentos que imprimo en el alma para que no se borren nunca.

No he contado, tampoco, los pasos que me han llevado a muchos sitios. Algunos que no pensé que caminaría. Otros, que se me colaron en el corazón porque los caminé con mis tres amores, y luego con Stef (el amor de Alex) y Luis (el amor de Talía), que también son mis amores porque se acomodaron en mi corazón para siempre.

No he contado las risas con amigas y amigos. Tampoco las lágrimas que hemos compartido.

No he contado los regalos de la vida por los que me he sentido bendecida muchas veces. Tampoco los días en que me he sentido desolada o en los que la sonrisa de Talía me ilumina como un sol esplendoroso.

Concluyo entonces que, si saco cuentas, tengo mucho que contar; pero que hay cosas que no puedo contar, no por incontables, sino porque contarlas no es lo que cuenta.

¿Qué significa ser mujer? una iniciativa de gestión cultural con perspectiva de género

 

Históricamente, las mexicanas han sido relegadas en todos los aspectos de la vida pública. La sociedad es responsable de fabricar ideas sobre el “papel” que toda mujer debe desempeñar y sobre “el lugar” de la mujer en casa, “haciendo cosas de mujeres”. Todas las anteriores son ideas sexistas, culturalmente creadas e impuestas; el yugo que las mujeres hemos resistido generación tras generación y que, a través de la educación familiar y académica, siguen reproduciéndose.

Los “inocentes” juegos de la infancia tienen una carga simbólica de violencia y desigualdad, y llevan a interiorizar de manera generalizada esquemas de género, que no son más que estereotipos y conductas erróneas socialmente impuestas. Estos estereotipos y conductas inciden de forma directa en la asignación de atributos personales, sociales y, posteriormente, laborales.

En el seno familiar, los roles (actividades) a desarrollar por las niñas son parte de una tradición familiar legada, principalmente, de madres a hijas ―pero reforzados por todos los miembros de la familia― casi siempre relacionados con la limpieza y el cuidado. Roles que se afianzan, incluso, en los momentos de juego. Por ejemplo, en la elección de juguetes: a la niña le compran un juego de cocina o una muñeca para que, cuando crezca, se quede en casa al cuidado de sus hijos y realizando las labores del hogar; por el contrario, al niño, carros o camionetas con animales y herramientas, porque debe prepararse para salir al mundo y trabajar.

En las escuelas los roles se fortalecen a partir de la división social entre géneros. Estos roles fueron reportados en 2006 como problemas y estereotipos a nivel mundial por el Relator Especial de la Organización de las Naciones Unidas (onu), de los cuales retomo y destaco los siguientes:

  • Los docentes manifestaron tener bajas expectativas relacionadas con las habilidades intelectuales de las niñas, ya que se cree que las niñas son inherentemente menos inteligentes que los niños.
  • Las niñas tienen menores expectativas sobre sí mismas en la escuela, y fuera de la escuela piensan que su futuro consiste primariamente en ser esposas y madres.
  • Las bajas expectativas de las maestras y de las niñas son reforzadas por libros de texto, currícula y materiales de evaluación en los que no aparecen las figuras femeninas.

Es sumamente triste que, a 16 años del análisis del Relator de la ONU, dentro del panorama educativo tanto mundial como local, se continúe con la reproducción de estereotipos y prejuicios con base en el género. Tal es el caso de México, cuyas políticas educativas promueven la desigualdad social con base en la atención diferenciada para niñas y para niños de acuerdo con prejuicios personales de los docentes; actitudes y tratos que llevan a la segregación de contextos que restringen las actividades para cada género, estableciendo una diferencia jerarquizada entre mujeres y hombres, así como el uso de discursos y costumbres sociales sexistas.

Como podemos observar el problema es la educación, y, por ende, también en ella recae la solución. La educación inicia en casa, con la arraigada cultura de costumbres y quehaceres, misma que se complementa en la escuela, inmersa en un sistema patriarcal. Esto parece un ciclo sin fin…

El primer paso para erradicar la desigualdad por género inicia en casa, es cierto que a veces no sabemos cómo tratar la discriminación por género o por dónde empezar, una opción es apoyarse en organizaciones que abordan esta problemática de manera lúdica y didáctica a través de las artes.

Afortunadamente parte de la sociedad se preocupa y organiza, está atenta y toma el asunto en sus manos. Tal es el caso de Trazo A.C., una asociación civil de la ciudad de Xalapa que se dedica a la realización de actividades artísticas y culturales con una perspectiva de género, intercultural, intergeneracional y biodiversa.

Esta asociación acerca el arte y la cultura a la población segregada de Xalapa, teniendo por objetivo general descentralizar la cultura y crear comunidad, echando mano de dos actividades principales: el mural y los talleres. Se trata de actividades que considero importantes para la creación de espacios y comunidades basadas en interacciones a partir de principios de igualdad.

A través del mural, Trazo promueve la apropiación del espacio público a partir de temáticas culturales, incluido el género, y la colaboración activa de las personas de las colonias, de colectivos y colectivas preocupados por la inclusión social y, recientemente, de las autoridades locales y nacionales.

Por su parte, los talleres de “Patria Femenina” parten de una metodología pedagógica crítica, liberadora de estereotipos y promotora de la transformación social, los cuales permiten generar una acción a partir de la reflexión en torno a la representación simbólica del papel de las mujeres dentro de la sociedad mexicana.

Estos talleres analizan la histórica invisibilidad de las mujeres mexicanas y la construcción de sus identidades. Así, el taller ayuda a las participantes a descubrir la importante labor que las mujeres prehispánicas hasta las de nuestros días han realizado en diversidad de campos científicos, artístico-culturales y humanísticos, y que han incidido en la construcción de nuestra Historia, misma que se continúa escribiendo.

Al principio de los talleres las mujeres suelen participar de manera tímida, pero a medida que avanzan las actividades se muestran más desenvueltas y seguras, y realizan aportes a los temas tratados, comparten historias de vida mientras concluyen un proyecto de arte.

Conforme avanzan, las mujeres reconstruyen su historia y los roles que han desempeñado hasta el momento, a la vez que contemplan el horizonte de actividades que son capaces de realizar.

En los talleres, las mujeres significan constantemente el “ser mujer”; es decir, dejan a un lado estereotipos dictados por la sociedad y descubren que cada una tiene en sí misma una posibilidad infinita de definiciones: definiciones dadas para sí mismas, no adjudicadas por alguien más.

Las mujeres que acuden a los talleres de Trazo se encuentran, comparten con otras mujeres, se nutren entre ellas, y contagian con su espíritu de libertad y valorización por sí mismas a otras mujeres de sus colonias, de su familia, a sus hijas y a sus hijos, a las generaciones futuras. Talleres como el de “Patria femenina” deben reproducirse porque se presentan como una alternativa a la falta de voluntad del sistema educativo para cambiar las formas del discurso sociocultural de lo que significa “ser mujer”.

Y tú, ¿has pensado lo que significa ser mujer?

Estudiante de la Maestría en Acción Pública y Desarrollo Social de El Colef, sede de Ciudad Juárez

Mujeres marchan en Bolivia contra la escalada de femicidios y la justicia patriarcal

 En Carpeta

Mujeres marchan en Bolivia contra la escalada de femicidios y la justicia patriarcal

Verónica Zapata

Una multitudinaria “Marcha de las mujeres contra las violencias machistas y contra la corrupción de la justicia” que partió el último día de enero desde la zona de Ballivian en El Alto, atravesó la ciudad de la Paz y finalizó frente al tribunal departamental de justicia de la capital boliviana, al grito de “jueces, fiscales la misma porquería”.

La convocatoria, realizada por “Mujeres Creando” , que dirige la activista feminista María Galindo, tuvo el protagonismo  de las mujeres indígenas aymaras de El Alto, que asistieron  autoconvocándose. Luego se fueron sumando colectivos de mujeres desde los diversos puntos del país.

La marcha fue encabezada por decenas de familiares de víctimas de femicidios y de violencias machistas. Contó con presencia de las mujeres aymaras que viven al día en su comercio y tuvieron que dejar de trabajar para marchar.

La convocatoria se da en un contexto de repudio generalizado a la liberación del femicida Richard Choque Flores, de 32 años, asesino de al menos dos mujeres – Iris Villca de 15 y  Lucy Ramírez de 17 años de edad-, cuyos cuerpos se encontraron  enterrados en su casa ubicada en El Alto.

También, está acusado de violar a decenas de mujeres. Según la cantidad de contactos rastreados en su perfil de  Facebook, serían 77, aunque falta determinar los datos. La madre y esposa de Choque fueron detenidas por presunta complicidad, pero se estima que no podían desconocer lo que sucedía en su casa.

Un momento central de la marcha ocurrió cuando se mostró ante la cámara una lista interminable de nombres y apellidos de violadores y femicidas liberados por la justica. Los datos se recolectaron mediante una convocatoria en redes sociales que aportaron diversas  víctimas de violaciones y familiares de víctimas de femicidio. Galindo expresó que “no es sólo el caso de este juez, es un fenómeno estructural en Bolivia. Nunca más nos vamos a callar, ni a olvidar”.

OFICIAL FEMICIDA PEDÍA LA INTERVENCIÓN DE LA DEA NORTEAMERICANA EN BOLIVIA  Y SENTÍA ORGULLO DE SER MOTÍN – CDREl femicida tenía desde el 2015 una condena de 30 años sin posibilidad de indulto,  por el femicidio y la violación de Blanca Rubí Limachi de 21 años. Sin embargo, el 2019 fue beneficiado con detención domiciliaria de 18 meses, que tampoco cumplió y nadie vigiló. Fue detenido, por segunda vez, la semana pasada y retornó a la cárcel de Chonchocoro. También, extorsionaba y les pedía dinero a las familias de las víctimas para liberarlas.

Su modalidad de captación era a través de convocatorias de “trabajo” en las redes sociales haciéndose pasar por una mujer. Citaba a sus víctimas en alojamientos y ahí se presentaba vestido de policía, les plantaba cocaína y bajo amenaza de denunciarlas por narcotráfico, las violaba.

Por otra parte, el sábado 29 enero se detuvo al cómplice José Luis García Machaca, que también fue beneficiado con detención domiciliaria  y tenía una condena a 30 años de prisión del 2015, por participar del mismo femicidio por el que fue condenado Richard Choque.

También, se detuvo al juez Rafael Alcón Aliaga, hermano de Gonzalo Alcón Aliaga, ex presidente del Consejo de la Magistratura, que liberó a Richard Choque Flores y a otro femicida  que descuartizó a una mujer. El juez se encuentra con detención preventiva de seis meses mientras se investiga el caso.

Luis Arce decreta creación de una Comisión de Femicidios.

El martes 1 de febrero del 2022 María Galindo fue recibida por Eduardo del Castillo ministro de Gobierno de Bolivia, a quien exigió la creación de una “Comisión de Excepción Histórica” con el objetivo de contabilizar y armas las carpetas de los casos de femicidios y violaciones a nivel nacional.

El mismo día, ante la movilización de las mujeres, el presidente Luis Arce instruyó la creación de una “Comisión de Revisión de casos de Femicidios y Violaciones” que tuvieran sentencia judicial y hubieran sido liberados.

La comisión estará compuesta por autoridades de los ministerios de la Presidencia, Justicia, Gobierno, los presidentes de la cámara de Diputados y Senadores, el presidente del Tribunal Supremo de Justicia, el Consejo de la Magistratura, del Tribunal Constitucional, de la Fiscalía general y la Procuraduría.

Al respecto, Luis Arce afirmó que “ante la preocupante situación y conducta de jueces y operadores de justica instruimos la creación de la comisión de revisión de casos de femicidios y violación en que los sentenciados fueron liberados. La misma deberá presentar resultados en un plazo de 120 días”.

Recordemos, que el país cuenta con una “Comisión especial mixta de investigación sobre la retardación en los casos de femicidios y violencia hacia las mujeres”, cuyos resultados son evidentes ante la luz de los hechos.

A principio de 2022 el gobierno declaró este año como: “El año de la revolución cultural de la despatriarcalización” con el objetivo de luchar contra las violencias hacia la mujeres. El gobierno de Luis Arce cumplió un año de gobierno, pero el MAS-IPSP gobierna hace 15 años y tiene una deuda pendiente con las mujeres bolivianas, señalan desde las filas feministas.

La agenda feminista, una deuda pendiente de la clase política en Bolivia

El caso del femicida y violador serial liberado por la justicia boliviana no es una excepción, sino la regla en una sociedad conservadora y atravesada por el racismo y el machismo exacerbados.

El informe del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) presentado en agosto del 2021 fue lapidario al respecto: “El orden patriarcal  en Bolivia debe desnaturalizarse porque este no solo implica un orden jerárquico entre hombres y mujeres, sino entre indígenas y no indígenas”.Bolivia: construir una retórica desde el feminismo popular | Agencia Paco  Urondo | Periodismo militante

Bolivia posee lnormas muy promocionadas como La Ley 243 Contra el Acoso y Violencia Política hacía las Mujeres,  la Ley 018 del Órgano Electoral Plurinacional y la Ley 348 Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencias que incorpora en el código penal el delito del femicidio con una pena  30 años de prisión sin derecho a indulto.

Además, posee una Constitución con perspectiva de género e intercultural y es el único país en refundarse como Estado Plurinacional a nivel mundial.  Se espera que Bolivia dé el ejemplo porque es punto obligado de referencia de estas temáticas.

Sin embargo, Bolivia tenías hasta 2019 la mayor tasa de femicidios de toda Sudamérica según la Comisión Económica para América Latina (CEPAL). El caso del femicida y violador serial en cuestión, revela que las leyes que deberían proteger a las mujeres son letra muerta y no se aplican en lo concreto de la cotidianidad. Veamos en el caso de cada una de las leyes mencionadas:

1) Ley 018 del Órgano Electoral Plurinacional: Si bien, desde la refundación del estado plurinacional de Bolivia el 2009,  las mujeres ingresaron masivamente a la política, esto sucedió solo en los cargos de bajo rango y bajo poder decisional en la Asamblea legislativa que está compuesta por poco más del 50% de mujeres. El techo de cristal es evidente porque los presidentes de la cámara de Diputados y de Senadores son hombres.VTV Canal 17 Bolivia - #VTV_NOTICIAS #Política | Segundina Flores se siente  marginada por apoyar a Eva Copa. La exdirigenta de “las bartolinas”  manifesto su molesta con quienes decían ser sus compañeros

Por otra parte, de 18 ministerios, solo cuatro ministras son mujeres y solo una de ellas es una mujer indígena. A su vez, durante las elecciones subnacionales de marzo del 2021 “la alianza de mujeres por la revolución democrática y cultural” que integran el  MAS, reclamó que se cumpliera con la paridad de género en las candidaturas femeninas. La respuesta que obtuvieron fue de cero mujeres candidatas a gobernaciones.

2) La Ley 243 Contra el Acoso y Violencia Política hacía las Mujeres: Segundina Flores dirigente indígena, actual embajadora de Bolivia en Ecuador, fue el rostro que impulsó la demanda de paridad de género durante las elecciones sub nacionales. Fue acusada de “traidora” y  de “funcional a la derecha” por sus reclamos y por cuestionar a la élite del MAS que está conformada por hombres blancos.

Por otra parte, la única mujer que disputó una candidatura por un cargo político de alto rango y de alto poder decisional fue Eva Copa ex presidenta del senado de Bolivia por el MAS. Exigió candidatear como alcaldesa por El Alto, la alcaldía más importante del país, fue expulsada del MAS bajo acusación de ser “ambiciosa de poder”. Copa desafió a la élite del MAS, se candidateó con otro partido y ganó  con el 70% de votos frente al candidato hombre del MAS.

Bolivia | Eva Copa Murga, nueva presidenta del Senado: “Elegir autoridades  no es un reconocimiento al gobierno autoproclamado” - NODALFrente a esta situación, el 29 de diciembre del 2020, Esther Soria ex gobernadora de Cochabamba por el MAS en su cuenta de Facebook denunció un “fuerte patriarcado dentro del MAS”.

3) La ley 348 Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencias incorpora la figura del femicidio con una pena de 30 años de prisión sin derecho al indulto. El caso del femicida y violador serial en cuestión

demuestra que no se cumple por la justicia patriarcal, pero también hay responsables políticos. Además, se desnuda que en 15 años de “proceso de cambio” no se democratizó la justicia, ni incorporó la perspectiva de género como se había prometido.

La ley 348 tiene una trampa jurídica para las mujeres: permite insólitamente que un hombre violento se victimice y la utilice para hacer una contradenuncia a su víctima-mujer por “violencia de género” y neutralice toda investigación que podría iniciarse por la denuncia de una mujer. Esto podría considerarse como una aberración jurídica, por lo que a principio del 2021 por presión de las mujeres, el Estado se comprometió a reformar dicha ley, pero todo quedó encajonado.

Es inadmisible que un hombre pueda utilizar una ley que es de defensa de las mujeres y que se aprobó especialmente para proteger a las mujeres violentadas, lo que denota la concepción de “violencia de género”, machista que tiene la clase política que aprobó dicha ley con esa trampa jurídica.Bolivia dice basta a la violencia contra la mujer - Resumen Latinoamericano

Cuando se da un caso de violencia desde una mujer hacia un hombre, que por cierto son casos ínfimos, esta debe conceptualizarse como otro tipo de violencia, nunca como violencia de género.

El tema de la violencia de género no está en la agenda política, ni está instalado en la sociedad boliviana, como sí lo está en la sociedad argentina gracias a la campaña  “Ni Una Menos” y al trabajo hermanado, autónomo y apartidario  de las mujeres.

*Periodista y psicóloga boliviana. Activista feminista y antirracista. Especialista en Género (UBA), colaboradora del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)

Catean casas de dos integrantes de “Nos Queremos Vivas Neza”

De acuerdo con información dada a conocer en redes sociales por parte de la Asamblea Vecinal Nos Queremos vivas Neza, el 10 de febrero pasado aproximadamente a las 9 de la noche, policías estatales, municipales y ministeriales ingresaron con violencia y sin mostrar orden de cateo, al domicilio de dos integrantes de la organización “Nos Queremos Vivas Neza” e integrantes del Centro Cultural Parque NQVN-La Llanta. En este domicilio, la Asamblea resguarda algunos de los materiales que utiliza en las diferentes acciones de protesta que llevan a cabo. 

Los policías sólo les dijeron que “habían puesto la casa” y, posteriormente, registraron desde la azotea hasta todas las habitaciones del domicilio, presuntamente en busca de droga. De acuerdo con ambas organizaciones, los policías estatales sacaron a los hombres de las habitaciones y encerraron a las mujeres en un cuarto y les ordenaron apagar los celulares y no usarlos. 

En el domicilio estaban presentes menores de edad y personas adultas mayores, que padecen diabetes e hipertensión y que, debido a las acciones llevadas a cabo por los elementos de la policía, sufrieron crisis nerviosas y, una de ellas, un desmayo, sin que se permitiera llamar a una ambulancia.   

Pese a que los policías no encontraron absolutamente nada que constituyera un delito, colocaron en el domicilio sello de “inmueble asegurado”, señalaron las organizaciones, quienes consideraron esto como ilegal y un abuso de poder por parte de los policías.

La Asamblea Vecinal “Nos Queremos Vivas Neza”, “Alerta Temprana Red” y el “Centro Cultural Parque NQVN-La Llanta”, repudiaron estos actos en contra de las y los defensores de Derechos Humanos, por constituir persecución y criminalización de la protesta social, en represalia por la labor que estas organizaciones realizan en defensa de las mujeres y las familias víctimas de maltrato y feminicidio en esta región del Oriente del Estado de México.

Por ello, las organizaciones solicitaron a las autoridades correspondientes: poner fin al hostigamiento en contra de los y las integrantes de la organización “Nos Queremos Vivas Neza” e integrantes del Centro Cultural Parque NQVN-La Llanta y garantizar su seguridad personal y jurídica; respetar lo dispuesto en la Declaración sobre los Defensores de los Derechos Humanos, adoptada por la Asamblea General de la ONU el 9 de diciembre de 1998, en particular en lo referente a que toda persona tiene derecho, individual o colectivamente, a promover y procurar la protección y realización de los derechos humanos y las libertades fundamentales en los planos nacional e internacional” . 

Por estos hechos, el pasado 11 de febrero la “Asamblea Vecinal Nos Queremos Vivas Neza” se manifestó afuera de la Fiscalía Regional de Nezahualcóyotl. En la manifestación, transmitida por redes sociales, la defensora Elsa Arista, dijo que si bien la fiscal regional, María Esther Nolasco Núñez, les había prometido recibirlas a las 12 del día, la reunión se canceló porque la funcionaria fue llamada por el Fiscal General. 

La Asamblea, sin embargo, consiguió reunirse con la encargada del operativo, la policía Alejandra Galván, quien les dijo que el cateo respondía a una presunta llamada anónima de alguien que aseguró que en esa casa se vendía droga.

En entrevista telefónica, Elsa Arista expresó su preocupación por la actuación de la policía en este caso, ya que, al actuar sin pruebas ni investigación de por medio, podría tratarse de un cateo para sembrar drogas y fabricar delitos contra las personas al azar, o bien una persecución directa contra las defensoras que actualmente acompañan el caso de Roxana, una joven indígena oaxaqueña que fue acusada precisamente por la Fiscalía de Nezahualcóyotl por el delito de homicidio simple en contra de su agresor. 

Luego de la manifestación, las defensoras denunciaron formalmente la actuación de la policía y pidieron una mesa de trabajo para la revisión de los distintos casos que acompaña de víctimas de feminicidio, intento de feminicidio y desaparición. 

Durante la manifestación, Liliana Martínez Sánchez, vecina presente en la protesta informó que su hija María de Lourdes Martínez Sánchez fue asesinada el 8 de febrero de 2019. No obstante, otra de sus hijas, de nombre Diana, tuvo una tentativa de feminicidio, pero el pasado lunes 7 de febrero, cuando la familia fue a levantar el acta por tentativa de feminicidio, la autoridad no le dio toda la información; al día siguiente, Liliana tuvo conocimiento que el acta se levantó por violencia familiar y que Diana habría sido demandada por la guarda y custodia de uno de sus hijos.