11/24/2018

Luchan para que feminicidios sean emergencia nacional


Los esfuerzos para lograr justicia hacia las víctimas y sus familiares incluyen sensibilizar al Congreso mexicano de declarar la emergencia y alzar la voz contra la violencia extrema 




Al escribir éstas líneas, alumnas de El Colegio de México (COLMEX) denuncian acoso sexual por parte de estudiantes y trabajadores de la institución; niñas y adolescentes viven violencia sexual y embarazo infantil; defensoras de derechos humanos y periodistas son silenciadas; la criminalización del aborto continúa; mujeres trans son asesinadas y el cuerpo de una joven de 14 años es encontrado dentro de una maleta en Tlatelolco en la Ciudad de México, sumándose a los siete feminicidios diarios ocurridos en el país, según Naciones Unidas.
Es así como viven las niñas y mujeres mexicanas, inmersas en una guerra donde la casa y la calle son trampas mortales. En un país sumido en una grave situación de violencia y atropello a derechos humanos, en donde nosotras nos encontramos en mayor vulnerabilidad especialmente cuando el Estado protege impunemente a parejas maltratadoras, familiares violentos y crimen organizado.
›La fecha que fue institucionalizada por Naciones Unidas, en 1981, para recordar el asesinato de las hermanas Mirabal a manos de la dictadura trujillista en República Dominicana, nos recuerda que las conmemoraciones son un modo de sanar, de construir memoria, pero no una cura. La cura es la justicia.

Nombrar lo innombrable

“¡Justicia, justicia, justicia!, ¡Ni muerte, ni homicidio, fue feminicidio!, ¡Ni una más, ni una más ni una asesinada más!”, claman familiares de víctimas de feminicidio, activistas, feministas a su paso por Paseo de la Reforma, Avenida Juárez y hasta llegar al Zócalo capitalino. Madres, padres, hermanas, hermanos, primas, tías visten playeras con las fotografías y nombres de sus hijas, hermanas, primas, sobrinas. Decenas de los miles de nombres y rostros de niñas y mujeres víctimas de feminicidio en el país desfilan ante mis ojos.
24Fem2Madres toman el megáfono narrando con voz firme y desgarradora la vida de sus hijas, sus nombres, sus edades, sus sueños y el cómo, dónde y muchas veces por quién(es) les fueron arrebatados. En sus voces sus hijas dejan de ser sólo cifras, dejan de ser tan sólo una estadística y se les es devuelta su condición de humanas.
Hoy 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer las calles se inundan de nuevo con el fin de visibilizar, denunciar y dignificar la vida de las víctimas. Marchas en distintas entidades del país, mesas de reflexión en torno a la violencia contra las mujeres, rodadas en bicicleta en la periferia de la Ciudad de México, talleres de autodefensa, son algunas de las actividades en las que se busca concientizar, visibilizar, exigir justicia por las víctimas de feminicidio.
La fecha que fue institucionalizada por Naciones Unidas en 1981 para conmemorar el asesinato de las hermanas Mirabal a manos de la dictadura trujillista en República Dominicana, nos recuerda que las conmemoraciones son un modo de sanar, de construir memoria, pero no una cura. La cura es la justicia, el conocer la verdad, el castigo a los agresores, la restitución de la dignidad y la humanidad de las niñas y mujeres víctimas de feminicidio.
El clamor de justicia para las víctimas de feminicidio es uno que conocimos por primera vez en vísperas de la firma del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá. Era el año de 1993 cuando se dieron a conocer los primeros casos de violencia extrema contra mujeres en Ciudad Juárez, Chihuahua. En ése entonces el concepto de feminicidio no se utilizaba sino hasta 1998 cuando se hizo necesaria la demanda de una definición política que nombrara la especificidad de los asesinatos de mujeres en la frontera.
Para ése momento la académica de El Colegio de la Frontera Norte, Julia Monárrez lo empezaría a utilizar en Juárez tras retomarlo de la antropóloga Marcela Lagarde, quien a su vez introdujera el término al ámbito académico y político tras traducirlo del inglés femicide elaborado por las antropólogas estadounidenses Diane Russell, Jill Radford y Jane Caputi. Russell acuñó el término femicide en 1976 para el Tribunal Internacional de Delitos contra la Mujer, mientras que Radford y Caputi lo conceptualizaron más específicamente en 1992 como “el asesinato misógino de mujeres por hombres”.
De ésta manera el concepto de feminicidio reivindica el poder de nombrar la violencia contra las mujeres y el sistema de dominación patriarcal que permite éstas violencias. El feminicidio resulta ser el extremo de un continuo de violencias que abarcan hostigamiento sexual, abuso sexual infantil, violación, tortura, mutilación, esclavitud sexual, heterosexualidad forzada, maternidad y/o esterilización forzada.
El concepto que ha venido a formar parte de nuestro vocabulario nombra un fenómeno de extrema violencia hacia las mujeres, que es tan antiguo como el sistema patriarcal. La cacería de brujas en la Europa de los siglos XVI y XVII; el lesbicidio; el infanticidio femenino son una muestra de que el feminicidio se adecúa a los distintos momentos y contextos de las historias patriarcales. Todos ellos como forma de control social de los cuerpos de las mujeres y de aquellos cuerpos e identidades que salen fuera de la norma de lo masculino y la heterosexualidad obligatoria.
Los crímenes contra las mujeres de la frontera fueron inicialmente vinculados con el rampante neoliberalismo y la industria de la maquila. Como menciona Julia Monárrez en su libro Trama de una injusticia. Feminicidio sexual sistémico en Ciudad Juárez (2009) “se relaciona a la economía trasnacional con el feminicidio de mujeres locales en Ciudad Juárez”.
Ésta vinculación surgió por el hecho de que en la década de 1990s la fuerza laboral predominante en las maquiladoras en Juárez eran mujeres jóvenes de clase trabajadora y varias de las víctimas de feminicidio trabajaban en ésas industrias. Melissa Wright académica estadounidense ha explorado las íntimas conexiones entre los feminicidios de aquellos años en Juárez con la representación generalizada de las trabajadoras de la maquila como mercancías en la fabricación de objetos desechables en la industria global.
Charles Bowden en su libro foto ensayo Juarez: The Laboratory of Our Future (1998) ya nombraría a Juárez ciudad laboratorio, donde pareciese que muchas de las cosas suceden primero y después se van expandiendo al resto del país. Juárez fue de las primeras ciudades en que se instalaron las maquiladoras y donde la discusión de los feminicidios inició. ¿Acaso sería ésta llamada ciudad laboratorio donde se predeciría el futuro de la violencia a las mujeres en el país?
A 25 años de que iniciarán en términos oficiales la ola de feminicidios en Ciudad Juárez, el asesinato de mujeres y niñas continúa, contabilizándose de 1993 a 2016 alrededor de 1,666 víctimas de feminicidio en la ciudad fronteriza. Sin embargo, el fenómeno no se ha quedado ahí, más bien se ha extendido como en una suerte de metástasis a todo lo largo y ancho del país.
A tal grado que el 9 de octubre de 2018 el Senado de la República emitió un boletín oficial titulado “Emergencia Nacional ante el incremento de feminicidios en México” en donde se detallaba la denuncia del senador José Narro Céspedes de Morena ante el alza de feminicidios en Estado de México, Chihuahua, Ciudad de México y Nuevo León y conminó a que el Senado establezca medidas de Emergencia Nacional en conjunto con los gobiernos federales para atacar el feminicidio. Un mes después el feminicidio tocó de lleno la Cámara de Diputados, al enterarse en plena sesión la diputada Carmen Medel de Morena del asesinato de su hija de 22 años Valeria Cruz Medel.
24Fem1La Emergencia Nacional ante los feminicidios no es un llamado nuevo es uno que desde hace varios años vienen haciendo las y los familiares de víctimas, con el acompañamiento de activistas de derechos humanos. El pasado 8 marzo de 2018 durante el Foro Violencia contra la Mujer en el Senado de la República, familiares de víctimas exigieron declarar al Feminicidio como Emergencia Nacional, a activar la Alerta de Género en todo el país y acabar con la impunidad que protege a los agresores y re victimiza a las mujeres.
ONU Mujeres ya ha señalado que entre 2007 y 2012 hubo un repunte de 138% de los feminicidios en el país y en el primer semestre de 2018 según cifras oficiales se registraron 402 feminicidios en México. Siguiendo datos de Naciones Unidas lideran el número de feminicidios las entidades del Estado de México, Veracruz, Nuevo León y Chihuahua. Mientras que el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio contabiliza que entre 2014 y 2017, 8 mil 904 mujeres fueron asesinadas en México y de ése número tan sólo el 30% de los casos fue investigado bajo protocolos de feminicidio.
La tipificación de feminicidio que fue aprobada oficialmente en el país en el Diario Oficial de la Federación el 14 de junio de 2012 en el artículo 325 del Código Penal Federal, continúa teniendo inconsistencias y falta de certeza. Han sido 19 entidades federativas las que han incorporado en sus códigos penales el delito hasta la fecha. Siendo los estados que la tipifican los siguientes: Campeche, Chiapas, Ciudad de México, Coahuila, Colima, Guerrero, Hidalgo, Jalisco, Estado de México, Morelos, Nuevo León, Oaxaca, Querétaro, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tamaulipas, Veracruz y Zacatecas. Mientras que los 13 estados que se encuentran pendientes de tipificar son Aguascalientes, Baja California, Baja California Sur, Chihuahua, Durango, Guanajuato, Michoacán, Nayarit, Puebla, Quintana Roo, Tabasco, Tlaxcala y Yucatán.
Los 13 estados que no han tipificado el feminicidio incorporan tipos penales subjetivos o adicionales a los que establece la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés), hecho que invisibiliza en los códigos penales el feminicidio. El Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio ya ha señalado que para que un crimen sea considerado feminicidio debe comprobarse la privación de la vida, que la víctima es una mujer y que el móvil es una razón de género. Es por ello que el OCNF recomienda en su más reciente “Informe implementación del Tipo Penal de Feminicidio en México: desafíos para acreditar las razones de género 2014-2017” la homologación del tipo penal de feminicidio en todas las entidades del país sin elementos subjetivos de difícil comprobación y comprensión para las y los operadores de justicia.
Ésta serie de normativas implementadas en la lucha contra el feminicidio por el Estado mexicano han sido puestas en marcha tras la exigencia de organismos nacionales e internacionales de poner un cese a la brutal violencia experimentada por las mujeres en territorio nacional. Inició con la promulgación en 2007 de la “Ley General de Acceso de las Mujeres a una vida Libre de Violencia” en dónde se definió en su artículo 21 por primera vez a la violencia feminicida como “la forma extrema de violencia contra las mujeres, producto de la violación de sus derechos humanos, en los ámbitos públicos y privados, conformada por el conjunto de conductas misóginas que pueden conllevar impunidad social y del Estado y pueden culminar en homicidio y otras formas de muerte violenta de mujeres”. A la cual se sumó la Alerta de Violencia de Género (AVGM) como el conjunto de acciones gubernamentales de emergencia para erradicar la violencia feminicida en determinado territorio del país.
Una Alerta de Violencia de Género que no ha detenido el incremento de feminicidios al no extenderse la alerta a todo el país ni llevarse a cabo profesionalmente.  El 6 de marzo de 2018 Luis Raúl González Pérez, presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) ya señalaría que “la Alerta de Género es una herramienta valiosa, desde luego no es lo único, no va a solucionar el problema por sí misma. Se requiere voluntad política y se requiere capacitación de quiénes están en las fiscalías para que la persecución de los delitos que se cometen contra las mujeres sean con perspectiva de género”.
Ha sido justo la falta de compromiso y voluntad política con la que familiares de víctimas de feminicidio se enfrentan desde el momento de interponer la denuncia de desaparición de sus hijas y tener que escuchar discursos tales como “se fue con el novio, al rato regresa” en que se trivializa la ausencia de las mujeres, pasando por tener que lidiar con autoridades policiales y judiciales nulamente entrenadas en derechos de la mujer, falta de un seguimiento profesional de los casos de feminicidio y la re victimización de sus familiares asesinadas, cuando se desplaza la responsabilidad del feminicida a la víctima enjuiciada bajo normas patriarcales que juzgan su manera de vestir, si salía por las noches o venía de ´familias desintegradas´, finalmente culpándola de su propia muerte.
La incapacidad y negligencia del Estado para dar protección a las mujeres y la manera en que se termina defendiendo bajo leyes patriarcales a los agresores y feminicidas termina reduciendo su responsabilidad. Es así como Marcela Lagarde señala que “el feminicidio es un crimen de Estado”, en que se niega la dignidad de las mujeres asesinadas y se pone a las demás mujeres en riesgo.
Un caso ejemplar en que el Estado es omiso, es en los feminicidios del Estado de México, donde el asesinato impune de mujeres ha ido al alza desde que el presidente Enrique Peña Nieto gobernara la entidad. Humberto Padgett hace un minucioso análisis de los feminicidios durante aquella                                      administración en conjunto con numerosos testimonios de familiares de víctimas de feminicidio en su libro “Las Muertas del Estado”, evidenciando que el número de feminicidios en la demarcación mexiquense ha llegado a superar por mucho a Ciudad Juárez.
De 2011 a 2017 se cometieron 1625 homicidios de mujeres en el Estado de México, de los cuáles se tipificaron como feminicidios 369 casos, según datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP) de la Secretaría de Gobernación, con base en los datos proporcionados por las procuradurías y fiscalías estatales. Lo cual ha situado al Estado de México como el primer lugar en número de feminicidios en el país.
Desde que fuera implementada la Alerta de Género en 2015 en 11 municipios del Estado de México persisten los feminicidios en donde se ha activado: Cuautitlán Izcalli, Chalco, Chimalhuacán, Ecatepec, Ixtapaluca, Naucalpan, Nezahualcóyotl, Tlalnepantla, Toluca, Tultitlán y Valle de Chalco.
La rabia, la indignación llevó el 24 de septiembre del presente año a colectivos de familiares de víctimas de feminicidio y activistas a cerrar simbólicamente el Centro de Justicia para las Mujeres de Ecatepec para exigir una segunda Alerta de Género en el municipio por la desaparición y feminicidio de niñas, adolescentes y mujeres. Ha quedado claro que la extensa desaparición de mujeres y el feminicidio van de la mano.
Según el Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas entre abril y diciembre de 2017, el Estado de México se situó como la entidad con mayor número de niñas, adolescentes y mujeres desaparecidas en el país contando con un total de 1, 790, siendo que el 59% de las mujeres tenían entre 15 y 17 años al momento de la desaparición. Mientras que un diagnóstico de la organización civil Idheas se destaca que, en los últimos tres años, las desapariciones de mujeres aumentaron hasta en un 227% en Ecatepec, Toluca, Nezahualcóyotl, Chimalhuacán y Cuautitlán Izcalli.
De entre todos los municipios mexiquenses, Ecatepec se ha posicionado como el que vive una mayor violencia traducida en el aumento de desapariciones y feminicidios de niñas y mujeres. En octubre de 2018 con la detención de Juan Carlos ´N´ y Patricia Martinez feminicidas confesos de entre 10 y 20 mujeres y quiénes fueron nombrados en la prensa como los “Monstruos de Ecatepec” más concretamente al componente masculino de la pareja, pareciese se quisiera apuntar a la existencia del asesino serial en solitario y no a la violencia estructural y sistémica del municipio y consecuente indagación de todas las líneas de investigación de las desapariciones que arrojaría la posibilidad de una amplia red de trata de personas.
No es un mero acto fortuito el que el Estado permita la creación de monstruos en la línea de los psicópatas asesinos en serie al afincarle a un solo personaje todas las responsabilidades de asesinatos de mujeres y así dar carpetazo a sinnúmero de casos de feminicidio sin resolver. Es una estrategia en que el Estado, aunque de forma en cierto modo encubierta alimenta la negligencia de las autoridades judiciales y coloca el feminicidio como producto de una mente desviada inexplicable y no como lo que es, el extremo del terrorismo de la violencia patriarcal. De ésta forma el Estado al respaldar a los feminicidas hace cumplir la máxima regla que es la del mantenimiento de la dominación patriarcal a través del control social de los cuerpos de las mujeres. De ésta manera por acción directa u omisión el Estado se descubre como cómplice en los feminicidios.
Uno de los más recientes casos de feminicidio en la Ciudad de México ha vuelto a poner el foco de atención en la capital del país, donde las autoridades reconocieron como feminicidios 292 casos en 2017 y donde ése mismo año se solicitó a la Secretaría de Gobernación SEGOB se instaure la Alerta de Género. Sin embargo, no se ha puesto en ejecución la AVG debido a dilaciones de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim) y el gobierno de la Ciudad de México. Ha sido el pasado 16 de noviembre de 2018 cuando el gobierno de la CDMX entregó a la Conavim el informe final en torno a la solicitud de alerta de género.
Tan sólo a tres días de que fuera entregado el citado informe el cuerpo de Ingrid Alison de 14 años fue hallado dentro de una maleta en Tlatelolco. Tras encontrarse el cuerpo el 13 de noviembre en la alcaldía de Cuauhtémoc una serie de indagaciones se encuentran en proceso. Hasta el momento algunos medios de comunicación han re victimizado a la joven con titulares tales como “Así se mostraba en las redes la joven hallada muerta en maleta” y “Ligan con dealers a niña enmaletada”. Estos titulares no hacen más que juzgar a la víctima, quitar la responsabilidad a quienes hayan sido agresores, degradar el sufrimiento de las víctimas y culparla de su propia muerte.
Éste 25 de noviembre dan inicio oficialmente los 16 días de activismo para contrarrestar la violencia hacia las mujeres finalizando el 10 de diciembre Día de los Derechos Humanos. Sin embargo, las demandas de justicia por una vida sin violencia para las mujeres no cesan al cierre de éstas fechas. La lucha para conseguir justicia para las víctimas y sus familiares continúa al posicionar al feminicidio como emergencia nacional y alzar la voz contra la violencia extrema hacia las mujeres como un acto de resistencia, porque el miedo debe cambiar de lado.
*Doctorante en Género y Estudios Culturales Universidad de Sydney

“El feminismo, necesario en la política”: Minou Tavares Mirabal


Agendas social y feminista van de la mano


Minou Tavares Mirabal es orgullosamente hija de Minerva Mirabal, una de las tres hermanas que inspiraron la designación del 25 de noviembre, como Día Internacional para la Eliminación de la violencia contra las mujeres.
Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, serán recordadas siempre por haber sido asesinadas brutalmente en su país, República Dominicana, por el régimen de Rafael Leónidas Trujillo al que se oponían activamente.

Minou trae en la sangre esa necesidad de rebelarse ante lo injusto. ¿Y cómo no? Si como hija vivió lo que es perder a su madre y tías en un evento por demás violento, como castigo a su activismo.

Política, filóloga y maestra dominicana, ha sido diputada federal y es una convencida de que el feminismo es necesario en la política.

En el marco de la CSW en su edición 62 realizada en la sede de la ONU en Nueva York, a la cual asistió, Cimacnoticias conversó con ella.

Para ella las leyes y reglamentos son el inicio de los grandes cambios y para que éstos existan se debe empezar por ponerlos en el papel y llegar a consensos, dijo en referencia a los Tratados internacionales.

“Es cuando tenemos instrumentos para exigir esos cambios” y agregó que hay pocos instrumentos tan importantes como la Convención para la Eliminación de todas las formas de discriminación contra las mujeres, CEDAW, que internacionalmente sirve para hacer avanzar la agenda, y en lo nacional, para exigir a los gobiernos firmantes que avancen en las agendas nacionales.

“Aunque sea en algunos casos la mera declaración políticamente correcta, siempre nos permite a las mujeres, que en este momento representamos el sector más revolucionario de la humanidad, impulsar esas agendas”, sostuvo.

Invitada como conferencista en universidades norteamericanas como Boston, Lawrenz, Providence, y en eventos como la conmemoración del Día internacional de la mujer en Estados Unidos, es común que Minou Tavares sostenga reuniones políticas en otros países como representante de su partido político “Opción Democrática”.

En el tema de violencia contra las mujeres, muy cercano por su historia familiar, consideró que falta mucho por avanzar pues se trata de un tema cultural y la cultura es lo más difícil de cambiar. “A veces se dan pasos más largos, a veces más cortos”, dice al tiempo que expresó su preocupación porque en los años recientes ella ve un estancamiento para combatir la violencia contra las mujeres.
Celebró que las artistas hayan decidido denunciar públicamente el acoso y otras violencias porque eso, dijo, contribuye a sacar el tema de las secciones policiacas y darle otra dimensión social, trayéndola a la primera plana de los medios incluidos los conocidos como de la “farándula”, y que el tema también se haya llevado a las “grandes galas” donde las mujeres denuncian públicamente las violencias, comentó.

“Todo ello es una especie de impulso para la construcción de sociedades de paz y de respeto hacia las mujeres en todos los países”, agregó.

Orgullosa de ser hija de una de las “mariposas Mirabal”, Minou Tavares hace política, siempre bajo el principio de no desvincular la agenda feminista de la social, lo cual implica un reto, dijo. Sin dudarlo, sostiene que su objetivo principal es cambiar la República Dominicana a través de su militancia política partidista.

“El reto que tenemos en este momento y siempre las mujeres, es no desvincular nuestras agendas feministas, las agendas de las mujeres, nuestras demandas, de las agendas de nuestros países. No podemos pensar sólo en las reivindicaciones de las mujeres olvidando que vivimos y venimos de países en los cuales hay gran desigualdad y gran pobreza que es necesario superar”, agregó.

Minou Josefina Tavares Mirabal ha sido diputada por el distrito nacional y también se ha desempeñado como viceministra de relaciones exteriores de República Dominicana. Fundadora de su partido Opción Democrática, es conferencista internacional, a la vez que continúa con sus actividades como política.

CIMACFoto: Silvia Nuñez Esquer
Por: Silvia Núñez Esquer
Cimacnoticias | Hermosillo, Son.

Un México que odia y no sabe amar

Por: Argentina Casanova

En una reunión del Encuentro feminista, una palabra generó una discusión: “nación”. Algunas no sabían a qué se debía y otras reclamábamos la necesidad de replantearnos la noción de las geografías, de las identidades regionales y de los límites políticos que nos imponen desde entidades patriarcales y construyeron una idea de “nación” desde el sistema patriarcal con una visión dominante y de sometimiento, de unicidad y no de pluralidad.
Nos dicen que nación es compartir la lengua, en un país donde se hablan más de 50 lenguas indígenas; nos dijeron que nación era tener la misma cultura, en una geografía en la que hay 32 entidades federativas con costumbres y tradiciones distintas que hacen su cultura, pero ese no es el punto. Evocar esa discusión tiene el objetivo de recordarnos que a nosotras, las feministas, se nos da de manera natural el cuestionar incluso en nuestros procesos de construcción.
Discutir, hablar, construir horizontalmente, aprender a hacer consensos, aprender métodos de participación y escucha para todas y todos. No en balde aquí mismo escribí sobre la necesidad de que la Cuarta Transformación incluyera educación popular y escuchas regionales, pero también apostar a la renovación ética de la ciudadanía porque hay que admitir que como sociedad tenemos serios y graves problemas.
No somos del todo responsables, pero sí tenemos agencia de responsabilidad en la transformación de la sociedad que hoy somos a la que podemos aspirar a ser, solidaria, amistosa, ética, proclive a la limpieza, al orden, a la transparencia, al ejercicio de la organización y decisión desde la ciudadanía, a la construcción de ciudadanía. Nada sencillo.
En México, país, nación, territorio, madre patria o como le quieran llamar, hay que entendernos desde nuestras diferencias, no hemos apostado a la fragmentación a pesar del acendrado centralismo político y económico, porque hay algo que nos mantiene unidos y unidas, y no es precisamente el águila devorando al nopal. Yo de niña me preguntaba dónde podía existir una nopalera tan grande pues en mi hermoso Campeche hay otro tipo de vegetación.
El problema es más de fondo y ojalá lo podamos entender: estamos enfrentados y eso ocurrió desde antes de que se empezara a hablar de los pobres y los fifís; es más, ya hace algún tiempo nos habíamos dado cuenta de que en el centro se despreciaba a los “maestros” de Oaxaca, para quienes había el mismo desprecio que hoy día hay hacia los migrantes. Sí, la hermosa y solidaria Ciudad de México, no todos, es cierto, pero había quien les llamara “sucios indios”. Me dolía el corazón al escucharlo. Se burlaban y se burlan de los acentos de la gente de los estados como si tener una identidad a partir del acento fuera algo negativo o estuviera mal, que fuera razón para avergonzarse. Suponen una forzosa superioridad intelectual sobre la gente de los estados.
Ese aspiracionismo blanco y centralista, el aspiracionismo cosmopolita, la idea de que dentro de más criollo se vea el sujeto, dentro de más occidental se vista y hacia donde mire, más cosmopolita se ve y se construye una idea de sí mismo. La máscara de la blancura impuesta sobre la piel negra del oprimido, en palabras de Fannon.
Y tenemos gente en los estados aspirando siempre, aspiracionismo gringo, aspiracionismo centralista, aspiracionismos económicos y más y más negación de lo que se es, o atreverse a mirarnos a nosotros mismos, a quitarnos las máscaras y atrevernos a ver lo que hay debajo y preguntarnos si eso es lo que somos o nos atrevemos a construirnos nuevamente como sujetos sociales en una comunidad diversa y de un pasado que ha influido en lo que hoy somos y desde donde podemos mirar el mundo, un país sometido colonizado de una cultura fundamental.
A los mexicanos y mexicanas, a esos que nos solemos llamar así en el extranjero y donde la identidad local se nos diluye para pasar a la nacional porque nadie sabe dónde están nuestras ciudades pero alguna vez han oído hablar de México o es más fácil ubicarlo, a todos y a todas el corazón nos duele por no saber amar lo que somos y siempre buscar ser otro. Hay pocos que se saben nacidos de un pueblo indio, esos que desprecian la piel morena y el cabello oscuro, esos que hablan de “vestirse de seda y seguir pareciendo mona” porque se tiene el color de la piel oscura.
Nos inventamos razones para el odio porque hemos construido conciencia de lucha sólo mediante el odio a otro, no de la comprensión ni de la escucha sino del rechazo y la confrontación.
Para creernos un poco superiores a los otros que no son otros nos hemos hecho discursos de imposición. Debes ser como yo, pensar como yo para ser mejor, incluso nosotras las feministas tropezamos con la misma piedra, ya he escrito sobre esa idea apologética de la imposición desde el púlpito de una verdad a rajatabla a la otra colonizada y en la “eterna infancia” con una intención del control y el sometimiento, en donde la infancia es concebida desde una visión negativa. No en balde el interés por la infancia es apenas manifiesto en el último siglo según estudios en la materia.
Pero hoy día estamos más cerca del auténtico volver al pasado rapaz en el que la niñez crecía como animalitos silvestres robando alimentos en los mercados y aprendiendo las artes del engaño para sobrevivir, con el añadido terrible del consumo de drogas en la actualidad, una imagen que corresponde al pasado antes de los derechos de la infancia.
No creemos en la existencia de los otros.
El feminismo para mí, desde mi interiorización se trata también de amar a un prójimo desconocido al que me han enseñado a odiar como el “osado enemigo extranjero”, pero también a tomar conciencia de que en un mundo globalizado que supone opresores y oprimidos, a nosotros a los latinoamericanos nos ha tocado ser los segundos, explotados y robados por los que llegaron a saquear y aún continúan haciéndolo, los recursos naturales.
No ha pasado tanto tiempo y aún tengo claridad acerca de los principios y la ética en una reunión con financiadoras, en la que una empresa de equipos de computación mundial dijo que tenía su “ética de elección a las organizaciones financiadas”, y pronta como soy para esos temas pedí la palabra y expuse que las organizaciones también tenemos una ética para elegir las financiadoras cuyas políticas no se confronten con nuestros principios. Y ahí estuvimos como organización buscando recursos que no estuvieran manchados por la explotación de la tierra, por el saqueo de recursos, por el abuso de la población, etc.
Y para muchos, los migrantes son ese “otro” que no es otro, al que se le desprovee de la condición de persona para referirse a ellos como los inferiores, como animales. Pero ¿saben? esos son los mismos argumentos con los que se construye la superioridad masculina sobre las mujeres, con el que se argumenta la violencia feminicida que a nadie le importa en este país que no garantiza nunca justicia para las mujeres, porque a fin de cuentas quién piensa en la vida de las mujeres si no son personas, son cosas desechables que se pueden sustituir porque ya lo dijo la canción “la cosecha de mujeres nunca se acaba”, un producto consumible y usable. Y entonces cobra sentido porqué el ser feminista me sirve para sobrevivir a este país
*Integrante de la Red Nacional de Periodistas y Fundadora del Observatorio de Violencia Social y de Género en Campeche

CIMACFoto: César Martínez López
Cimacnoticias | Campeche, Cam.-

Documenta Prodh 110 casos de tortura sexual contra mujeres en los últimos 4 años


Fuerzas Armadas, policías estatales, municipales y federales, los perpetradores 


Durante los últimos cuatro años el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez AC (Centro Prodh) ha conocido de 110 mujeres sujetas a procesos penales que sobrevivieron a diversas formas de tortura sexual por parte de Fuerzas Armadas, policías estatales, municipales y policías federales.                                                                                 
En su reciente informe “Mujeres con la Frente en Alto. Informe sobre tortura sexual en México y la respuesta del Estado” presentado ayer, el Centro Prodh aseguró que la recurrencia de la tortura sexual en mujeres detenidas es hasta cuatro veces mayor que en hombres y que la violencia sexual es una práctica perpetrada con excesiva frecuencia contra ellas por parte de fuerzas de seguridad civiles y castrenses.
Para la creación de este informe el Centro Prodh documentó a profundidad sólo 29 de los 110 que ha conocido, en los que encontró un patrón claro de actos cometidos a manos de las fuerzas de seguridad de los tres niveles contra las mujeres.
Las detenciones fueron ilegales, no se les informó a  las mujeres los motivos; y se argumentó en 27 casos que fueron detenidas en presunta flagrancia; la tortura sexual (violación, abuso sexual y tocamientos) ocurrió en las instalaciones oficiales o clandestinas de las fuerzas de seguridad, aunado a que permanecieron retenidas injustificadamente – en la mitad de los casos- entre 12 horas a tres días.  
En la investigación también hallaron que al presentarlas en el Ministerio Público en la totalidad de casos se omitió investigar las lesiones que presentaron. En 27 casos las y los jueces recibieron el alegato de tortura en la declaración preparatoria y sólo dos no se hicieron por el miedo de las víctimas o por consejo de su defensa.
A pesar de ello, en 18 casos se tiene certeza que la autoridad judicial no ordenó indagar la tortura, sólo en 11 casos se ha intentado documentar la tortura mediante la realización de dictámenes médicos y psicológicos con base en el Protocolo de Estambul, y en 5 casos ya están ambos peritajes practicados. 
Estos 29 casos ocurrieron de 2006 a 2015 en las entidades de Baja California, Ciudad de México, Coahuila, Estado de México, Guerrero, Michoacán, Nuevo León, Quintana Roo, San Luis Potosí, Sonora, Tamaulipas y Veracruz.
El Centro Prodh indicó que el acercamiento y entendimiento de la tortura sexual de mujeres por fuerzas de seguridad en México no ha sido suficientemente analizado y el papel del Estado es de absoluta pasividad.
A pesar que las organizaciones nacionales e internacionales llevan décadas documentando el uso de la tortura en México hasta hace pocos años no había un análisis sobre su práctica e impacto diferenciado en víctimas mujeres, son las sobrevivientes de estas prácticas y las agrupaciones civiles que las acompañan, quienes han escrito esta historia y permiten constar que la recurrencia de la tortura sexual en mujeres es hasta cuatro veces mayor que en hombres.
La documentación de los 110 casos del Centro Prodh se dio a raíz de la campaña nacional denominada “Rompiendo el Silencio. Todas juntas contra la tortura sexual” que iniciaron las 11 denunciantes sobrevivientes de tortura sexual en San Salvador Atenco. Caso que actualmente se encuentra pendiente de sentencia ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CoIDH) y fue litigado por el Centro Prodh y el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (Cejil).
Cabe mencionar que con esta sentencia México podría sumar tres condenas de la Corte Interamericana por casos de tortura sexual contra mujeres. Las dos sentencias previas fueron emitidas en 2010 cuando el organismo encontró responsable al Estado mexicano por la tortura sexual de las indígenas tlapanecas Inés Fernández Ortega y Valentina Rosendo Cantú, agredidas por militares en 2002, en el estado de Guerrero.
Los testimonios que presenta en el informe son muestra que los actos de tortura contra mujeres alcanzan niveles alarmantes en México pero su real dimensión está desdibujada ante la falta de un registro estadístico, indicó el Centro.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) en su momento señaló que de 2006 a 2016 en 72 por ciento de las recomendaciones que emitió por violaciones a la integridad personal en casos de mujeres víctimas, los hechos incluyeron actos de índole sexual.
En el informe de Amnistía Internacional “Sobrevivir a la muerte. Tortura de mujeres por policías y fuerzas armadas en México” de los 100 casos que analizó 72 mujeres afirmaron haber sufrido actos de violencia sexual al momento de su detención.
El Centro Prodh indicó que los esfuerzos del gobierno en la documentación de estos casos han sido incipientes, no obstante en julio de 2017 la Encuesta Nacional de Población Privada de la Libertad arrojó que la violencia sexual (violación en específico) estuvo presente en un 13 por ciento de los casos de mujeres y sólo 4 por ciento tratándose de hombres. Es decir, según la información oficial se puede afirmar que la recurrencia de la violencia sexual contra mujeres detenidas es tres veces mayor que en hombres.
Entre las recomendaciones que la organización dio en su informe están que el Poder Judicial debe garantizar la exclusión de toda prueba obtenida directa o indirectamente mediante tortura o cualquier otra violación a Derechos Humanos, a la Procuraduría General de la República se le insta a realizar las investigaciones correspondientes e identificar a los responsables de los actos de tortura documentados y la principal recomendación es a la Secretaría de Gobernación a quien le solicitan reactivar las mesas de trabajo del Mecanismo de Seguimiento de Casos de Tortura Sexual, pues la tortura en gran medida se da por la falta de capacidad para investigar y la impunidad que hay en estos casos.

Imagen retomada de Twitter del Centro Prodh
Por: la Redacción
Cimacnoticias | Ciudad de México.- 

‘Lolas’, mujeres sin consuelo

‘Lolas’, mujeres sin consuelo

Las últimas esclavas sexuales filipinas del ejército japonés en la II Guerra Mundial claman justicia

Años de protestas. Manifestación en Manila reclamando justicia en una visita del emperador Akihito (AFP)

Visto desde fuera, los muros desteñidos del edificio de una sola planta no desentonan ni un ápice con el ambiente de barrio venido a menos que se respira en este arrabal de Quezón City, la urbe más poblada de toda Filipinas. En el vano de la puerta, una perra amamanta a sus cachorros y gruñe al visitante que, tras sortearlos ojo avizor, accede a un espacio sobrio pero digno. Allí, entre retratos de mujeres de rostro ajado, paneles informativos o recortes de prensa enmarcados, aguardan dos ancianas de la organización Lila Pilipina, memoria viva de uno de los capítulos más oscuros de la Segunda Guerra Mundial en Asia.
“Tenía 16 años”, rememora pausada Hilaria Bustamante, quien, a sus 92 primaveras, es la primera en tomar la palabra. “Una tarde, después de trabajar en el campo, enfilé el camino de vuelta a casa. Tres soldados japoneses me cortaron el paso y, a golpes, me forzaron a ir con ellos”. Los militares la condujeron a uno de los barracones donde estaban acantonadas parte de las tropas niponas que participaron en la ocupación de Filipinas durante aquellos años, donde la encerraron junto a tres mujeres más de entre 17 y 20 años. “De día, teníamos que lavar su ropa, limpiar y cocinar para ellos. De noche, venían a violarnos. No había escapatoria”. Su calvario se prolongó 15 meses.
Un mural en la sede de la organización Lila Pilipina recuerda a las víctimas de los abusos
Un mural en la sede de la organización Lila Pilipina recuerda a las víctimas de los abusos (.)
Con su pelo cano y mirada penetrante, Bustamante es una más de las alrededor de 200.000 esclavas sexuales que el imperio del Sol Naciente mantuvo por todo el continente para uso y disfrute de sus huestes antes y durante la gran contienda en el Pacífico. Apodadas eufemísticamente como “mujeres de consuelo” o “mujeres de solaz”, la gran mayoría eran oriundas de la península coreana, aunque también se registraron miles de casos en China, Indonesia, Malasia, Timor, Birmania o Taiwán. En Filipinas, los investigadores estiman que más de un millar de mujeres acabó en la red de “estaciones de consuelo” establecidas por el archipiélago entre 1942 y 1945.
Su experiencia, mantenida en silencio durante décadas bajo el peso de la vergüenza y la estigmatización social, pasó a ser de dominio público en 1992, cuando la exguerrillera Rosa Henson hizo pública su historia de abusos y violaciones. “Ver a Lola Rosa en televisión contando lo que le pasó me dio el coraje necesario para pedir que se hiciera justicia por el mal que me habían hecho”, cuenta por su parte Estelita Dy, otra veterana de 88 años, en un correo. Como ella, decenas de lolas (como se las apoda cariñosamente en este archipiélago) encontraron en aquel testimonio la fuerza necesaria para dar un paso al frente y compartir lo vivido.

“De día, teníamos que lavar su ropa y cocinar para ellos. De noche, venían a violarnos”.

Con el tiempo, muchas llegaron a conocerse y decidieron fundar Lila Pilipina, un espacio de encuentro y activismo desde el que clamar justicia para las víctimas. En la actualidad, se calcula que quedan vivas menos de medio centenar de ellas repartidas por el país. Aunque todas superan los 85 años, no hay visita de alto cargo japonés a Manila, aniversario o día nacional en el que no se manifiesten acompañadas de familiares y simpatizantes. “Siempre hemos exigido tres cosas: que el Gobierno japonés se disculpe públicamente y reconozca a las víctimas; que las compense como reconocimiento al daño causado; y que dé garantías de que atrocidades como esta nunca más volverán a repetirse”, enumera taxativa Sharon Cabusao, directora ejecutiva de la organización.
Sin embargo, no parece que sus demandas se vayan a materializar pronto. Históricamente, Tokio consideró a estas mujeres como simples prostitutas que cobraban por sus servicios en unos burdeles a los que entraban voluntariamente o de la mano de traficantes. Tras las primeras protestas a raíz de los testimonios que fueron saliendo a la luz a principios de los años noventa en Corea del Sur y China, el Gobierno nipón publicó en 1993 la Declaración Kono, donde por primera vez admitía su responsabilidad y se disculpaba, pero sin ofrecer compensaciones. Dos años más tarde, se creó un fondo de compensación para estas mujeres a partir de donaciones privadas, un dinero que las afectadas rechazaron porque no provenía de las autoridades.
Una luchadora. Rechilda Extremadura fue directora  de Lila Pilipina, el ente que representa a las víctimas
Una luchadora. Rechilda Extremadura fue directora de Lila Pilipina, el ente que representa a las víctimas (.)
La situación no parece haber avanzado demasiado desde entonces y, pese a las evidencias y los testimonios, muchos en Japón siguen negando que su Ejército creara una red organizada de esclavas sexuales. Alentados por el nacionalismo del actual primer ministro, Shinzo Abe, este revisionismo histórico ha cobrado fuerza entre una derecha nipona que no se corta a la hora de reivindicar su pasado imperial, homenajear a criminales de guerra o incluso asegurar en instancias internacionales que los niños nipones “sufren graves daños mentales” por la “falsa representación” que se está haciendo de asuntos como el de las “mujeres de consuelo”.
Con declaraciones como estas, el tema sigue levantando ampollas en la región, en donde naciones como China o Corea del Sur han hecho de la suerte de estas mujeres uno de los ejes de su relación con Japón.
Como resultado, Tokio ofreció en el 2016 una disculpa formal y un pago de 8,3 millones de dólares a las mujeres coreanas que fueron esclavizadas, un tratado “final e irreversible” que, sin embargo, fue criticado por pactarse en secreto entre las autoridades de los dos países y sin tener en cuenta la voz de las víctimas.
Aunque ese acuerdo adolezca de imperfecciones, las filipinas reconocen sentir envidia. “El Gobierno chino y el surcoreano pelean por sus mujeres ¿Por qué el nuestro no hace nada por nosotras?”, se lamenta con voz cansada Rechilda Extremadura, anterior directora ejecutiva de Lila Pilipina, que acaba de salir de una larga estancia en el hospital.

“El Gobierno chino y el surcoreano pelean por sus mujeres ¿Por qué el nuestro no hace nada?”

Para el profesor de Historia de la Universidad de Filipinas, Ricardo José, la razón de esta actitud responde a factores geopolíticos y económicos. “Japón es un socio comercial clave y nuestro mayor donante de ayuda al desarrollo (unos 20.000 millones de dólares desde 1960, según la embajada nipona en Manila)”, explica por teléfono. “Además, los dos países recelan de una China en auge cada vez más asertiva en sus disputas territoriales con ambos. Por todo ello, Manila ha preferido a lo largo de los años mantener una relación estable con Tokio que jugársela por la suerte de estas señoras”, añade.
Si alguien albergaba esperanzas de que con la llegada del nuevo Ejecutivo de Rodrigo Duterte en el 2016 soplarían aires de cambio, este año les quedó bien claro que no iban a ir por ahí los tiros. Fue en abril, cuando el Gobierno cedió ante las fuertes protestas niponas y ordenó la retirada de una estatua de bronce erigida en un paseo de la capital en honor a las “mujeres de consuelo”. Su decisión, ejecutada con nocturnidad y alevosía para evitar que ningún grupo tratara de impedirlo, va en contra de la tomada por otras urbes como Seúl, San Francisco o Hong Kong, que se han negado a quitar memoriales similares aún a riesgo de dañar su relaciones con Japón.
Memorial. Hong Kong recuerda a las esclavas sexuales de toda Asia cerca del consulado de Japón
Memorial. Hong Kong recuerda a las esclavas sexuales de toda Asia cerca del consulado de Japón (.)
“Algunos dirán que Duterte fue pragmático, pero lo cierto es que claudicó y demostró que somos una nación débil, la única que ha derribado su monumento en honor a estas mujeres a petición de otros. ¿Qué clase de país permite que un tercero le dicte cómo conmemorar su propio pasado?”, criticó a este diario Michael Charleston Chua, profesor de Historia en la Universidad de La Salle filipina.

Mientras tanto, las lolas siguen con sus vidas entre nietos, megáfonos y visitas al médico. Son muy conscientes de que su tiempo está llegando a su fin y de que las autoridades –filipinas y japonesas– esperan que con su marcha a la tumba se apaguen sus protestas. Pero, testarudas y orgullosas, ellas se niegan a darles esa satisfacción. Por eso llevan años tejiendo alianzas, para que los que vienen por detrás tomen el relevo. “Visitamos escuelas, queremos organizar charlas en las provincias y colaboramos con grupos juveniles y partidos progresistas para que mantengan vivo nuestro legado y peleen por nuestra causa”, asevera, emocionada, Extremadura. “Las generaciones más jóvenes deben conocer nuestra historia. Es vital.

México: Lanzan campaña "Parece amor, pero es violencia"

México, 20 nov. 18. AmecoPress/SemMéxico.- "Parece amor, pero es violencia" es la campaña que en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer 2018, lanzó la Fundación Origen, en un país como México que se distingue por la violencia y donde el 68 por ciento de las mujeres mayores de 15 años la sufrieron, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
La violencia en la pareja es considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) un problema de salud pública y lo más preocupante es que este tipo de abusos comienza con acciones aparentemente inofensivas y que van subiendo de tono, lo que hace complicado que las víctimas la identifiquen.
Además, cuando una mujer se percata que vive una relación de violencia le toma siete años en salir de ella, dice al respecto la OMS.
Mariana Baños Reynaud, presidenta de la Fundación Origen, al presentar la campaña, señaló que las mujeres tenemos una voz y debemos rechazar cualquier tipo de violencia, por lo que es importante no confundir el amor con la violencia.
"Debemos tomar acciones para erradicar totalmente esta violencia y contar con los hombres en esta causa".
Explicó que la campaña consiste en exponer mensajes que algunas mujeres pueden recibir por parte de sus parejas, y que de forma engañosa aparentar el arrepentimiento después de un acto ofensivo. Estas frases las pueden recibir por WhatsApp y Messenger como: "Tú te lo buscaste", o "No te voy a dar ni un solo peso", y buscar apoyo en la Línea de ayuda Origen (01 800 015 16 17).
También cuenta con audios para radio, como "tapadita te ves más bonita"; "Para que todos sepan que es mía" y el video "Parece amor, pero es violencia".
La campaña estará presente en el Metro, en el Aeropuerto, en varias universidades y en medios informativos. Además, en esta ocasión, se sumó la Universidad de la Comunicación que realizó un estudio de neuromarketing, el cual arrojó valiosos resultados que ayudarán a impulsar los mensajes de la campaña.
La investigación se llevó a cabo con un grupo de estudiantes, hombres y mujeres, que accedieron a ver y escuchar los mensajes de la campaña, mientras se analizaban sus reacciones a nivel cerebral al escuchar y ver cada una de las frases que forman parte de esta campaña.
Los resultados reflejaron los impulsos cerebrales que se registraban con los mensajes, dominando principalmente el enojo, el miedo, el desprecio y la tristeza.
Baños Reynaud destacó que esta es una campaña preventiva y positiva que está dirigida a personas jóvenes con el propósito de prevenir la violencia dentro de las relaciones de pareja e invitarlos a que detecten detalles de que pueden estar en riesgo y así evitar que vivan situaciones que pongan en peligro su bienestar físico y emocional.
Detalló que la invitación que se hace en cada uno de los materiales de comunicación de la campaña es que las personas busquen en sus conversaciones, en WhatsApp y Messenger, las expresiones que pueden ser señales de que tienen una relación violenta con su pareja.
La presentación de la campaña se llevó a cabo en el auditorio de la Universidad de la Comunicación, donde el vicerrector Salvador Corrales Ayala destacó que en México la prevalencia de la violencia en pareja sigue siendo dentro de las altas tasas de los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Por su parte, Catalina Estrada Martí, directora general de la Fundación destacó que llevan más de 600.000 llamadas atendidas desde que se puso en marcha la Línea de Ayuda Origen, el primer Call Center especializado, atendido por un equipo multidisciplinario en psicología, leyes y medicina titulados y con alta experiencia.
La línea atiende todos los días de las 8 a las 22 horas y ofrece, además, asesoría nutricional gratuita. Es confidencial, atiende llamadas de todo el país, con seguimiento personalizado a cada caso.
La Fundación Origen es una plataforma de atención integral para las mujeres, que incluye también programas de desarrollo humano y productivo para romper los patrones de violencia y pobreza, y mejorar las condiciones de vida de las mujeres y sus familias.
Funciona desde 1999 y ha transformado la vida de más de un millón de personas, mujeres y niños principalmente, a través de sus dos programas: Línea de Ayuda Origen y Centros Casa Origen.
Al final de la presentación a la que también asistieron los estudiantes de la Universidad realizaron preguntas tanto alumnos como maestros, donde se les indicó que en la línea de ayuda no necesariamente tiene que hablar la mujer que sufre violencia, sino también personas en el entorno que buscan como brindar ayuda, a los que también se les orienta.
Foto: Archivo AmecoPress.

Balance del presidente del empleo, precario para las trabajadoras

Por: Carmen R. Ponce Meléndez*

A reserva de ser acusada por plagio, en materia laboral para las trabajadoras habría que repetir el título del informe de Fundar. “Fue un mal año, no menos, como seis”. Se cumplieron con todos los requisitos de la precariedad y un poquito más:
Se destruyeron los empleos de mejores salarios -más de 5 salarios mínimos (SM)-crecieron los de los salarios más bajos (más de 1 hasta 2 SM); más empleos temporales; bajas  tasas de sindicalización; aumentó la subocupación: trabajadoras que necesitan más de un empleo porque con el ingreso de uno no se cubren sus necesidades.
Y creció sensiblemente la tasa de condiciones críticas de ocupación: en 2012 era de 8.5, 10.4(2018) y, 11.0 para el tercer trimestre del año.
(Ver gráfica )
La tasa de condiciones críticas de ocupación (TCCO) la define Inegi como el porcentaje de la población ocupada que se encuentra trabajando menos de 35 horas a la semana por razones de mercado, más la que trabaja más de 35 horas semanales con ingresos mensuales inferiores al salario mínimo y la que labora más de 48 horas semanales ganando hasta dos salarios mínimos. Es considerado uno de los indicadores más significativos de la precariedad de un mercado laboral, o de las trabajadoras.
En el segundo trimestre de 2012 había 884 mil trabajadoras en condiciones de TCCO, para el tercer trimestre de este año la cifra creció a 1 millón 254 mil. Implica un incremento de 41.8 por ciento, prácticamente se duplica el número de mujeres que necesitan trabajar más de 35 horas semanales con ingresos mensuales inferiores al SM (88.36 pesos diarios),  y la que labora 48 horas semanales percibe un ingreso de dos SM.

PRECARIEDAD Y POBREZA INTERGENERACIONAL

La fabulosa herencia de un sexenio, “el sexenio del empleo precario”, o “el presidente del empleo precario”.
Los empleos de mayores salarios se han venido reduciendo. En el nivel de más cinco SM (alrededor de 13 mil pesos mensuales) para 2005 –antes de la recesión económica-, eran 901 mil  los puestos; sin embargo en 2018 únicamente son 570 mil trabajadoras, una caída de más  de la mitad, del orden del 58.0 por ciento.
En contraste, creció el número de mujeres con un ingreso laboral de un SM, al pasar de 1.1 a 1.9 millones. En síntesis, no hay una recuperación salarial o de condiciones de trabajo después de los retrocesos experimentados en la recesión de 2008.
Se estima que más de la cuarta parte de personas ocupadas trabajan jornadas de 12 horas cuando alcanzar una jornada de 8 horas fue una conquista sindical que literalmente costó “sangre, sudor y lágrimas”.
Pero este retroceso en las condiciones de trabajo de las y los trabajadores no se reduce a los efectos nocivos de un sexenio fatal, también están estrechamente relacionados con 30 años de gobiernos neoliberales donde el tema laboral ocupó los primeros lugares en ese nuevo término llamado precariedad pero los últimos en prioridades de política-política o bien, en materia de política económica.
El resultado es que hoy existen 8 millones 536 mil 423 personas que contaron con un empleo, pero sus condiciones laborales fueron críticas; es decir, recibieron un salario bajo, incluso menor al salario mínimo ubicado en 88.36 pesos diarios y/o trabajaron jornadas superiores a las 40 horas.
Alfonso Bouzas, especialista laboral de la UNAM, sostiene que las empresas han incorporado en las últimas décadas esquemas laborales en los que hay disminución de horas de trabajo y ello trae como consecuencia una reducción de salario y de prestaciones “deteriorando la calidad del empleo, lo que se ha generado en este sexenio son plazas que carecen de toda estabilidad laboral”. (El Economista 17/11/18).
Sobra decir que para el próximo gobierno una prioridad indiscutible será una nueva política laboral, es una de las expectativas más importantes, pero también una demanda muy sentida de toda la población.
Además este nuevo modelo laboral está marcado por los “nuevos” tiempos externos. Es el contenido del apartado laboral del T-Mec (Tratado Comercial entre México, Estados Unidos y Canadá). En el Anexo 23-A,  se establece que México debe aprobar las leyes secundarias sobre justicia y conciliación laboral antes de 2019.
Luego de que el actual  presidente  promulgara la reforma constitucional al sistema de justicia laboral en febrero de 2017, la reforma a las leyes secundarias sobre justicia y conciliación laboral está ahora en manos del nuevo Congreso.
Al respecto Nancy Pelosi, de la Cámara baja y líder Demócrata de Estados Unidos declaró:  
“Antes que el Capitolio pueda avanzar en la ratificación del nuevo Tratado Comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), México debe aprobar la reforma a sus leyes secundarias sobre derecho laboral”, (Reforma, 12/11/18).
Se puede afirmar que el contenido de este apartado laboral en términos generales representa un avance para las trabajadoras del país. Implicará el fin de los contratos de protección y una protección al libre derecho a la sindicalización, entre otros aspectos.

*Economista especializada en temas de género
twitter @ramonaponce

Los Refugios, la última salida a la violencia


Necesario destinarles más recursos 


Cuando el hogar ya no es un lugar seguro, el refugio es la última salida que tienen las mujeres para salvaguardar su vida; sin embargo, son espacios que necesitan fortalecerse y volverse más accesibles para que se conviertan en una opción para ellas y sus familias.
De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (Endireh) 2017, 44 por ciento de las mujeres que tienen o tuvieron una pareja han sido agredidas en algún momento de su vida marital, de convivencia o noviazgo.
En un esfuerzo por sacar la violencia familiar del ámbito privado y obligar al Estado a atenderla, el movimiento feminista impulsó desde la década de los setenta, la creación de Refugios para mujeres en situación de violencia y sus hijas e hijos, mismos que se reglamentaron de manera oficial, en el año 2008, con la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.
Para las mujeres, resguardarse en un Refugio es la medida más extrema ante la situación de violencia que viven. La Ley establece que éstos son un derecho que tienen las mujeres a ser recibidas con sus hijas e hijos o cualquier otra persona que dependa de ellas cuando enfrentan violencia familiar.
El modelo se adoptó en cada entidad incluida la Ciudad de México, donde  actualmente hay cuatro refugios que funcionan las 24 horas de los 365 días del año: tres de asistencia privada y uno del gobierno. Son espacios confidenciales, seguros y gratuitos; las estadías son por tres meses con el propósito de que las mujeres recuperen su estado emocional y los riesgos en su contra, se reduzcan.

EL REFUGIO, LA ÚLTIMA OPCIÓN ANTE EL FEMINICIDIO

Las mujeres que llegan a un refugio vienen de un proceso de violencia prolongado, se trata de casos extremos, indicó a Cimacnoticias la coordinadora de la oficina especializada en violencia del refugio “Fortaleza”, Natali Contreras. “Acuden cuando peligra su vida, quienes tuvieron un intento de feminicidio, daños físicos graves, huyeron bajo una amenaza, o fueron raptados ellas o sus hijos”.
No sólo se trata de violencias físicas, también está la emocional. Hay mujeres que tienen daños emocionales profundos. “Cuando una mujer llega aquí es porque realmente requiere una intervención especializada para recuperar su salud integral”, agregó la abogada Natali Contreras.
De los 257 asesinatos de mujeres de 2012 a 2015; 25 por ciento (72) ocurrieron dentro de sus hogares, de acuerdo con el Sistema Nacional de Información en Salud.

INGRESAR AL REFUGIO

Después de 4 años de relación que paulatinamente se volvió violenta, Laura fue amenazada de muerte por su pareja quien le advirtió que si al volver por la noche la encontraba, la mataría. Laura, con una hija de 7 años y un niño de 4, no sabía a dónde acudir.
En una reacción inmediata, recordó que en una estación del metro había visto el módulo “Viajando seguro”, a donde acudió pero no la pudieron ayudar. El personal de seguridad la envió a otra y otra estación, hasta que terminó en la estación del metro Taxqueña donde el personal de seguridad le recomendó dirigirse al Centro de Apoyo a la Violencia Intrafamiliar (Cavi).
Al llegar le informaron “que ya no había servicio, que sólo era de 9 a 7 de la noche”. Laura preguntó incesamente dónde había un hotel barato por la zona donde pudiera pasar la noche con sus dos hijos. Sin conocerla, una mujer le ofreció su casa y su sala para que pernoctaran “más que todo por los niños, porque era peligroso, ya era la una de la noche”, recordó Laura.
Al día siguiente pudo ingresar al Cavi donde finalmente la canalizaron al Refugio “Espacio Mujeres” que pertenece a una  asociación privada en la Ciudad de México.
La consultora del Refugio “Fortaleza”, Araceli Vázquez, contó en entrevista con Cimacnoticias que las mujeres que llegan a estos espacios son canalizadas de los Ministerios Públicos, de los hospitales a donde llegan por lesiones, o de los Centros de Justicia. Muchas más, dijo, llegan solas, portando solo la ropa que traen puesta.

A todas se les hace una valoración de riesgo para determinar su estancia en el lugar, de ser así se les acepta, agregó la trabajadora social del “Espacio Mujeres”, Rocío Carrasco Espíndola, quien precisó que solamente existen disponibles entre 8 y 10 lugares para mujeres en los Refugios de asistencia privada, mientras que los del gobierno local tienen aproxidamente 25 lugares.
“Cuando no hay cupo las distribuimos a través de la Red Nacional de Refugios”, dijo. Una vez en un Refugio, reciben atención jurídica, médica y social. Les ayudan a recuperar documentos oficiales, contactar a las escuelas de sus hijos o darles talleres de plomería, panadería, entre otras actividades y junto con ellas, buscan un nuevo plan de vida.
Tomar la decisión de permanecer en un Refugio no es sencillo, tienen que romper todos sus contactos sociales temporalmente, por su propia seguridad. La ubicación de la casa debe permanecer secreta.
Solamente pueden quedarse 3 meses, en los que las trabajadoras sociales buscan romper los ciclos de violencia en los que están inmersas. “Se les dijo que es normal que te golpeen, normal que no valgas nada. La reeducación para nosotras consiste en informarles que como seres humanos y mujeres tienen derechos, que pueden expresar lo que sienten y romper el silencio”, dijo Rocío Carrasco.
De las 26 a 30 mujeres y sus familias que “Espacio Mujeres” acoge cada año, sólo una o dos vuelve con su agresor.

¿Y DESPUÉS DEL REFUGIO?

Las especialistas de los Refugios consultadas por Cimacnoticias coinciden en que falta una política pública a largo plazo que garantice a las mujeres salir de ese círculo de violencia, una vivienda y empleo para que no dependan de sus agresores.
Rocío Carrasco señaló que mientras permanecen en los Refugios todo funciona bien, pero después de los 3 meses “hay un hueco” porque al final de este tiempo apenas han empezado a trabajar en terapia la violencia que han vivido, así como a recibir la atención médica; mientras que los procesos legales de denuncia por violencia familiar y los trámites por la custodia apenas comienzan. 
Es por eso que “Espacio Mujeres” cuenta con una “Casa de Transición”, donde las mujeres sin redes de apoyo puedan vivir aproximadamente un año más, sin preocuparse por costos de la renta, del agua o de la luz. En ese tiempo pueden seguir con su terapia y los procesos legales, mientras construyen una nueva vida.
En ello coinciden las especialistas en violencia del Refugio “Fortaleza”, Natali Contreras y Araceli Velázquez, quienes consideran que las Casas de Transición deben ser un derecho regulado por el gobierno mexicano.

CIMACFoto: César Martínez López
Por: Sonia Gerth, Aline Espinosa Gutierrez y Hazel Zamora Mendieta
Cimacnoticias | Ciudad de México.- 

Revisarán el mecanismo de alerta de género


Revisar el mecanismo de alerta de violencia de género, atender las recomendaciones de organismos internacionales y de derechos humanos, así como evaluar el trabajo de las áreas encargadas de atender la violencia contra las mujeres, son las tres acciones que adoptará el próximo gobierno durante los primeros 100 días para enfrentar este problema, anunció Alejandro Encinas, futuro subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación.

Al participar en el foro La construcción de la igualdad para la paz realizado en el contexto del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que se conmemora el 25 de noviembre, detalló que se atenderán todas las recomendaciones que se han hecho, por distintas organizaciones internacionales y las comisiones de derechos humanos del país, para enfrentar todas las formas de discriminación y violencia contra las mujeres.

En segundo lugar dijo que se hará una revisión profunda del mecanismo de alerta de violencia de género en todo el país, así como del diseño institucional de las áreas encargadas de prevenir, atender y erradicar la violencia contra las mujeres.

Precisó que se busca revisar y fortalecer a la comisión para la atención de la violencia contra la mujeres como sus áreas correspondientes en todos los estados de la República a fin de garantizar el ejercicio de todos los derechos y libertades en igualdad de condiciones.

Destacó que el mayor reto, de largo plazo, es enfrentar la impunidad, ya que el problema fundamental es la falta de castigo a quienes cometen estos actos. Ejemplificó que hace unos días en Zacatecas se observó que de 222 llamadas de auxilio de mujeres que se reportaron al 911, sólo se atendió una.

Explicó que en los sitios que se visita, la demanda es la no revictimización de las mujeres cuando se presenta una denuncia como la violación e incluso el feminicidio. El gran reto es enfrentar la impunidad en los ministerios públicos a los juzgados, procuradurías y fiscalías de los estados, donde está la principal resistencia para enfrentar el problema.

Periódico La Jornada

ONG: urge tipificar con claridad y severidad la tentativa de feminicidio



Periódico La Jornada

Las sobrevivientes de tentativa de feminicidio estuvieron a punto de ser asesinadas por sus parejas o por desconocidos que antes de pretender matarlas las violentaron de diversas maneras.
Becky es una de ellas: después de tres años de relación con su concubino, en la que vivió violencia sicológica, patrimonial y sexual, un día decidió dejarlo y eso provocó que él la golpeara al grado de que permaneció 15 días en coma.
Al momento de la agresión ella intentó alejarse, pero él la alcanzó, la tomó del hombro, la jaló para tenerla de frente y le dio un fuerte golpe en el estómago. Me doblé, sentí que se me fue el aire, los órganos los sentía atrás. No puedo explicarlo bien. Fue un gran dolor, no podía respirar. Entré en pánico. Perdí el conocimiento. Ya venía otro golpe.
No supo qué más pasó. Lo siguiente que recuerda fue que estaba en el hospital. Los médicos le dijeron que sus pulmones colapsaron y estuvo 15 días en coma.
Su familia le dijo que su pareja estuvo en el nosocomio, que él la llevó y dijo que los habían asaltado y que a ella la habían golpeado.
Tras el coma, Becky le pidió que se fuera y aunque intentó denunciar, en el Ministerio Público le dijeron que no podía porque había pasado más de un mes y quizá después lo perdonaría. Lo único que logró fue una orden de restricción.
Las secuelas, narró, continúan. Estaba perdiendo hasta la vida por una relación.
Las mujeres que pasan por esta situación son revictimizadas, las autoridades no califican las agresiones como tentativa de feminicidio, pues les dicen que si las querían matar lo hubieran hecho. Según el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF) no hay estadísticas del número de mujeres que pasan por situación y la impunidad es casi total.
María de la Luz Estrada, coordinadora general del OCNF, dijo en entrevista que las autoridades no tienen claridad cuando una mujer es sobreviviente de tentativa de feminicidio, pues a veces parece que quiere que llegue casi hospitalizada, con daños graves para que pueda considerar que está frente a esta posibilidad.
Además, cuando por alguna razón logran mantenerse con vida, reclasifican los delitos. Si antes hubo violación sexual, les dicen que ese era el motivo y no el asesinato, por lo que se impone una pena menor al de tentativa de feminicidio.
El caso de Carolina Ramírez es uno de los que ha acompañado el OCNF. A ella, su pareja también intentó asesinarla. A pesar de que denunció las agresiones, el delito fue reclasificado como homicidio calificado en grado de tentativa, entre los argumentos fue porque el juez buscó la definición de feminicidio en un diccionario sin observar los elementos del tipo penal.
Después de los ataques, ellas deben lograr vencer sus miedos y los daños que dejó la agresión para retomar sus vidas. Ante ello, el colectivo Las del Aquelarre Feminista resaltó la importancia de que se haga una reparación del daño integral, proporcione los medios para la atención sicológica así como que les dé opciones para un trabajo digno.

Cristina entre pañuelos: las elecciones de 2019 y el triunfo electoral del neofascismo


El avance del fascismo en el marco electoral. El avance del feminismo en las calles

Son tiempos intensos en América Latina en general y en la Argentina en particular. Mientras las derechas neoliberales parecerían estar volviendo a ganar espacio a través de algunas victorias electorales, diferentes colectivos se ponen de pie y ganan las calles para reclamar por sus derechos. En la Argentina, el año 2018 fue un hito histórico en la lucha de las mujeres y las personas con capacidad de gestar por disponer de su propio cuerpo, por ejercer maternidades deseadas, por separar goce de reproducción. El estado de organización y movilización alcanzó tal punto de avance que llevó la Ley de Interrupción Voluntaria del embarazo a la Cámara de Diputados y luego a la Cámara de Senadores en dos jornadas históricas en las que los múltiples cuerpos del feminismo ocuparon las calles.
| Por Ana Orsi | Foto: Luciano Dico |
En Brasil las históricas movilizaciones del #EleNão mostraron un contundente poder de movilización, organización y transformación de la política en otros sentidos. Al mismo tiempo, el candidato que representa la oferta más ultraderechista del abanico electoral brasileño ganó las elecciones presidenciales.
En esta aparente encrucijada, la líder más popular de la oposición argentina, Cristina Fernández de Kirchner, dijo al pasar algunas palabras sobre las luchas por los derechos de las mujeres y sobre el armado de una fuerza política de cara a las elecciones presidenciales del año 2019.  
Esas palabras generaron debates que resultan productivos para pensar esos otros modos de la política que las luchas del feminismo hacen parir y cómo conviven con las formas tradicionales y vigentes de la política.   
Las expresiones de Cristina Fernández de Kirchner –quien votó en el Senado a favor del derecho al aborto- que calentaron el debate, en el marco de la 8º conferencia de Clacso 2018, fueron estas: “No puede ser la división entre los que rezan o no rezan, mala división, que no es nacional ni popular además. Es un lujo que no nos podemos permitir, porque en nuestro espacio hay pañuelos verdes, pero también hay pañuelos celestes y tenemos que aprender a aceptar eso sin llevarlo a la división de fuerzas. Esto es fundamental. Puede costar. Puede no gustar lo que estoy diciendo. Pero es lo que pienso”. Estas palabras interesan menos como objeto de una hermenéutica de la voz líder que como disparador para interrogarnos sobre la fuerza del argumento.

Cristina sobre los pañuelos

¿Qué nos dice a quienes nos movilizamos hoy por nuestras libertades el planteo de la principal líder de la oposición? Lo que nos dice la propuesta de Cristina es que, de cara a una elección probablemente polarizada y con singulares características como sucedió en Brasil, dividir los armados políticos en el marco electoral entre Aborto no / Aborto sí nos fuerza a entrar en una suerte de perverso mecanismo plebiscitario de derechos. Y los derechos no se plebiscitan.
Es urgente aprender unas cuantas cosas de la lección de Brasil. Una de ellas es esta: la derecha y la ultraderecha están muy interesadas en convertir la victoria de sus candidatos en la urnas en una oportunidad para deslegitimar las enormes movilizaciones y avances en las luchas de distintos colectivos: mujeres, sindicatos, trabajadorxs contra la privatización del sistema previsional, trabajadorxs de la educación, entre muchas.
Se vuelve urgente una alternativa para no entrar en ese mecanismo siniestro que propone la derecha para desactivar el estado de movilización social.  Gane quien gane en un ballotage, las mujeres y personas con capacidad de gestar seguimos teniendo derecho a elegir sobre nuestro cuerpo. Y las formas de obtener ese derecho son las de la conquista tal como nos ha enseñado la experiencia histórica: luchando en las calles. Mecánica electoral y lucha de calles son dos universos con sus propias lógicas y recursos. En este momento histórico preciso, la derecha apuesta tácticamente por superponer estas dos esferas para lograr por la vía del consenso electoral lo que no pueda lograr por la coacción violenta.

Brasil y Argentina: las paralelas se unen

Así se dio en Brasil en octubre de este año, donde el candidato ultraderechista Bolsonaro hizo campaña basándose en gran medida en la reivindicación de políticas como las de mano dura y justicia por mano propia, y mostrando la cara más estereotípicamente reaccionaria frente a los reclamos de los colectivos de mujeres, sexualidades disidentes y minorías. El candidato de la más rancia reacción pareció moverse muy cómodo en la oposición maniquea entre fascismo antiderechos y los distintos colectivos en lucha por la emancipación.
Uno de los spots de campaña a partir del cual el candidato electo apuntaló su campaña muestra a un votante bolsonarista disparando un revólver contra un pibe que roba un celular. La posibilidad de optar por un juicio justo por parte de cualquier persona acusada de cometer un delito es un derecho civil fundamental en el marco de un Estado de derecho liberal-republicano y como tal, no se plebiscita. Lo mismo puede hacerse extensivo a los distintos aspectos que hacen a los derechos de las mujeres.
Después de la enorme lucha de los maestros y maestras bonaerenses, que las legislativas de 2017 las haya ganado el oficialista Esteban Bullrich fue un golpe desmoralizador para quienes luchamos por una mejor educación para nuestro pueblo. El partido en el poder en la Argentina apostó directa y polarizadamente por la confrontación. Y pretendió mostrar su victoria en las urnas como un rechazo a estos reclamos. Pero aun si este candidato conservador hubiese sacado un 90% de votos ello no vuelve menos legítimo el derecho de maestras y maestros a mejores condiciones de trabajo. Así y todo, es indudable que desde los medios hegemónicos se ha utilizado el vaivén electoral para intentar desactivar el reclamo docente a través de la supuesta “vía del consenso” (lo que no quita que no lo estén desactivando también por la vía de la represión directa).  Una vez más Brasil y Argentina comparten senderos nacionalmente paralelos, históricamente confluyentes.  

Aborto legal. Los derechos no se plebiscitan

De cara a las elecciones de 2019, la ultraderecha es consciente del avance de las luchas y los reclamos emancipatorios en nuestro país y se propone hacer de un virtual triunfo en las urnas una oportunidad para deslegitimar nuestras reivindicaciones históricas. Las elecciones parecen imponerse como una instancia para someter a plebiscito nuestros derechos. La reacción conservadora en América Latina está muy interesada en utilizar las elecciones presidenciales de 2019 como una suerte de instancia plebiscitaria –aunque en un plano estrictamente formal no lo sean.
En una coyuntura de avance de las luchas emancipatorias y al mismo tiempo de giro a la derecha de una parte del electorado, la diferencia política entre militancia de pañuelos verdes y de pañuelos celestes es una realidad contundente.  En términos de mecánica partidaria en la construcción de frentes electorales, esta división es un error. Es imperioso que la resistencia antifascista cree alternativas para que la elección de 2019 no sea utilizada como una suerte de instancia plebiscitaria del aborto y de otros derechos humanos fundamentales. Hay que insistir: los derechos no se plebiscitan. Los derechos se conquistan. La marea feminista desborda la tibieza de las urnas, pero las urnas existen y son usadas por los neo-fascismos.  
Para quienes militamos y luchamos por causas como el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo o contra la mano dura, las elecciones de 2019 son el momento en que deberemos optar en todo caso frente a quién reclamar o contra quién luchar, son el momento en que tendremos que elegir las autoridades a las cuales les exigiremos los siguientes cuatro años con una voz cada vez más fuerte, masiva y organizada QUE SEA LEY.