8/05/2017

Programa Tiempo de Mujeres en CFRU radio universitaria de Guelph en ON Canada sab 5 ago 2017


TIEMPO DE MUJERES
Desde cfru 93.3 fm la Radio de la Universidad de Guelph
en Ontario, Canadá
escúchalo cada sábado en www.cfru.ca

MUJERES POR LA DEMOCRACIA
Bienvenida al programa de hoy

* * * *
Noticias de Género en la Red
* * * *
los últimos dos programas hemos tocado el tema del feminismo y la organización de La Vía Campesina, sabemos que las mujeres organizadas que defienden nuestros recursos naturales tienen en sus hombros una gran tarea, poco reconocida o peor aún criminalizada dadas las relaciones entre políticos, gobiernos y empresarios que sólo buscan la explotación de la tierra y sus habitantes, pero sabemos muy poco de quienes defienden nuestrso recursos, desgraciadamente a veces los llegamos a conocer cuando son cobardemente asesinados, es por eso que hoy iniciamos el programa conociendo a algunas de éstas heroínas, su vida y sus retos

Y seguimos en este reconocimiento de mujeres que luchan por la conservación de nuestro planeta, el 25 de julio es el Día Internacional de la Mujer Afrodescendiente y hoy hablaremos de las Protagonistas de la historia, mujeres líderes que han hecho de la defensa de los territorios, de las culturas locales populares y milenarias, y del medio ambiente, su causa de vida, éstas valientes mujeres que por amor a la tierra han decidido luchar contra las grandes empresas pero también muchas de las veces contra sus propios gobiernos

Otro de los temas de este programa son las personas de cuidado, la actividad que realizan en su mayoria mujeres y que no es generalmente remunerada, el concepto de  “políticas de cuidado” que alivien la histórica carga doméstica de las mujeres, comienza  a incorporarse en las agendas urbanas de América Latina, “En nuestra región hay avances que apuntan a un reconocimiento del cuidado y la necesidad de promover una modalidad más equitativa de distribuir las responsabilidades al interior de la familia y entre las instituciones públicas”: Karina Batthyány

Escucha este Programa

Escucha los programas anteriores en la web de la radio

sigue nuestra página en Facebook
Todos los Sábados de 6 a 9 de la noche
(tiempo del Este)

“Tania la guerrillera” siguió la ruta del Che Guevara


 Cuenta la leyenda que sale del río con flores y frutas cuando hay niebla


Por: Carmen Esquivel*


En su corta e intensa vida debió adoptar personalidades y nombres distintos como Haydée, Tamara, Vittoria, Marta y Laura, pero la luchadora internacionalista que siguió la ruta del Che por la selva boliviana pasó a la historia como “Tania la Guerrillera”.

Nacida en Argentina, de padre alemán y madre polaca, esta joven llegó a Bolivia en 1964 con el nombre de Laura Gutiérrez Bauer, a fin de crear condiciones para abrir un frente revolucionario.
Vino como especialista en etnología y estudiosa del folclore y logró infiltrarse en todas las esferas del gobierno, dijo en exclusiva a Prensa Latina el investigador e historiador cubano Froilán González, quien junto con Adys Cupull, su esposa, ha escrito varios libros sobre la gesta del Che.
Era una joven físicamente atractiva, carismática, culta, que dominaba cuatro idiomas y tocaba el acordeón y la guitarra, además de practicar deportes.
Hugo Herrera, quien tuvo oportunidad de conocerla cuando trabajaba en el departamento de Folclore del Ministerio de Educación, la recuerda como una joven hermosa y activa, que siempre estaba muy atenta a todo lo que ocurría.
Tania conoció al general René Barrientos, presidente de Bolivia en ese entonces, y se codeó con importantes figuras, entre ellas el jefe de la Dirección Nacional de Informaciones de la Presidencia, Gonzalo López Muñoz, y el ministro de Defensa, Alfredo Ovando.
En La Paz se vinculó a los pintores Juan Ortega Leytón y Moisés Chire Barrientos e impartió clases de idioma alemán a hijos de la oligarquía con el propósito de relacionarse con sus familiares y obtener información útil para el movimiento rebelde.
'Su vida fue muy intensa', afirmó en la conversación con esta agencia el historiador cubano, a quien entrevistamos durante el estreno en La Paz del documental 'Historia de Ita: Relatos inéditos de la vida de Haydeé Tamara Bunke Tania la Guerrillera', con guion de Adys Cupull y realizada por sus hijos Leandro y Livan.
Escogimos este país para la premier porque ella amó a Bolivia, admiró su folclore y su cerámica y aquí organizó la primera exposición de trajes típicos, recordó el investigador.
El filme lleva el título de 'Historia de Ita' porque su madre nos contó que cuando era niña la llamaban Tamarita y como estaba tan pequeña sólo pronunciaba Ita y ese fue el nombre que usó en toda la correspondencia con la familia, dijo González.
Tania nació en Argentina y a los 14 años se trasladó con sus padres a la República Democrática Alemana, desde donde siguió de cerca todos los acontecimientos en su país y en América Latina, en particular el triunfo de la Revolución Cubana.
En Berlín trabajó como traductora de delegaciones latinoamericanas y fue así como conoció a Ernesto Che Guevara, cuando era ministro de Industria, y a la directora del Ballet Nacional de Cuba, Alicia Alonso, quien la llevó a La Habana.
En el país caribeño trabajó en el Ministerio de Educación, en el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos y en la dirección de la Federación de Mujeres Cubanas, se hizo miliciana y participó en varios trabajos voluntarios.
Cuando le encargaron la misión en Bolivia adoptó el nombre de Tania en honor a una joven rusa llamada Soja que luchó contra los nazis bajo ese seudónimo y fue apresada, torturada y ahorcada.
Tamara salió de Alemania en 1961 y nunca regresó, su madre Nadia Bider -desesperada por no tener noticias de ella- decidió hacer un viaje a Cuba en 1964, contó el historiador.
Allí se entrevistó con un oficial, quien le dijo que ella estaba bien, estudiando en un curso y le mostró una foto donde está muy transformada y es casi imposible reconocerla, pero su madre miró fijamente sus ojos y dijo: sí es ella.
Tania vino a Bolivia para una red clandestina, sin embargo, se ve precisada a incorporarse a la guerrilla en marzo de 1967 cuando en un viaje al campamento de Ñancahuazú dos miembros del movimiento rebelde desertan e informan de su presencia y ya no puede salir de allí.
En su diario, el Che escribe: 'todo parece indicar que Tania está individualizada, con lo que se pierden dos años de trabajo bueno y paciente...'
Ella integraba el grupo de la retaguardia comandado por Juan Vitalio Acuña (Joaquín) y una de sus tareas era escuchar las distintas emisoras de radio bolivianas, argentinas y cubanas e informar de lo que estaba sucediendo, afirmó el historiador.
Durante cinco meses debió enfrentar la dura vida en la selva boliviana, la falta de agua y de alimentos, el mal tiempo y la constante hostilidad enemiga.
El 31 de agosto de 1967 la columna guerrillera cae en una emboscada cuando cruzaba el Río Grande. Tania fue la penúltima en sumergirse en la corriente, justo delante de Joaquín, quien cubría las espaldas de sus compañeros.
Cuando se escucharon los primeros disparos, ella intentó tomar el fusil, pero una bala le atravesó el pulmón y fue arrastrada por las aguas. Su cuerpo fue encontrado una semana después. Le faltaban poco más de dos meses para cumplir 30 años.
De acuerdo con el historiador cubano, en Vallegrande la imagen que tienen los pobladores de la única mujer en la guerrilla del Che es un poco mística.
El pueblo boliviano la convirtió en leyenda y se dice que sale del río cuando hay niebla con una gran cesta de flores y frutas, narra el investigador.
Un poema escrito en su libreta de notas dice: '¿Nada será mi nombre alguna vez?/¿Nada dejará en pos de mí en la tierra? / Al menos flores, al menos cantos...'
A Tania se le conoce como la Flor del Río Grande y en el sitio donde fueron hallados sus restos en Vallegrande hay una lápida cubierta por rosas blancas.
  
Imagen retomada del portal Prensa Latina

Cimacnoticias/PL | La Paz, Bol, .- 

Las otras Berta Cáceres


El asesinato de la líder campesina e indígena hondureña Berta Cáceres no es un caso aislado. Miles de mujeres luchan a diario por los derechos de la tierra y de quienes viven de ella


Madrid, 24 jul. 17. AmecoPress/ANRed.- En marzo del año pasado el asesinato de Berta Cáceres llevó a todos los medios de comunicación la lucha de las comunidades campesinas e indígenas contra las empresas multinacionales. Berta, líder del pueblo lenca de Honduras, llevaba años conviviendo con amenazas a causa de sus denuncias contra las concesiones de proyectos hidroeléctricos que, en caso de ejecutarse, expulsarían a las comunidades y contaminarían el medio ambiente, afectando de forma irreversible sus formas de vida. Su organización, el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH), consiguió que la mayor constructora de represas a nivel mundial, la empresa de propiedad estatal china Synohidro, abandonara sus proyectos en la zona, aunque posteriormente serían retomados por empresas locales.
El caso de Berta despertó la movilización internacional contra la persecución de quienes defienden el territorio de los intereses del capital ante Estados que no solo no ofrecen protección sino que, como en el caso de Berta, son cómplices de los poderes económicos. El cálculo es angustioso: cada tres días una persona como Berta es asesinada.
La tercera semana de julio se celebra en Derio, Bizkaia, la VII Conferencia de La Vía Campesina, un movimiento internacional que, desde 1993, agrupa a 200 millones de personas de 164 organizaciones campesinas de 73 países. “Berta estará muy presente”, dice Alazne Intxauspe, una joven baserritarra que forma parte de la organización anfitriona, el sindicato agrario EHNE Bizkaia, que lleva meses participando en la preparación de este importante acontecimiento.
Está previsto que acudan 600 personas campesinas e indígenas para reflexionar sobre los desafíos a los que se enfrentan y sobre los avances en la construcción de la soberanía alimentaria mediante la agroecología, la defensa de la tierra y los derechos campesinos. “Las organizaciones de Centroamérica traerán a la asamblea la criminalización contra el campesinado como un eje central, por eso el caso de Berta será energía y reafirmación”, explica Alazne.
Como muchas familias campesinas de Euskadi, la de Alazne dejó atrás su dependencia del sector agrario pero ha mantenido una economía mixta en la que la huerta y los animales son complementarios. Alazne, como cada vez más jóvenes en Europa, es campesina a tiempo completo. “Y lo digo con mucha dignidad. De hecho, a veces me parece que aún me queda mucho para sentirme campesina, pues al lado de tantas historias de vida, esfuerzos y buenhacer, sentirse campesina son palabras muy enormes”.
En el sector agrario, como en otros ámbitos, las mujeres se enfrentan a más dificultades que los hombres, entre otras cosas por tener más complicado el acceso a los medios de producción, responsabilizarse de tareas poco valoradas como los cuidados y sufrir condiciones de violencia. La Vía Campesina es consciente de los profundos cambios que deben hacerse en sus prácticas organizativas para que se escuche y valore más la voz de las mujeres.
El cálculo es angustioso: cada tres días es asesinada una activista campesina como Berta Cáceres por luchar por el territorio.
Como todas las que con su testimonio ilustran este reportaje, Elizabeth Mpofu, de Zimbabwe, pertenece a ese tejido de organizaciones que han roto la dicotomía norte-sur. “La única forma de conseguir que los gobiernos hagan caso a los campesinos es trabajar de forma conjunta con quienes están en situaciones similares”, explica Elisabeth, quien asume desde hace cuatro años la coordinación de La Vía Campesina.
Activista, agricultora y abuela de nueve nietos, a pesar de su infancia difícil se las ha arreglado para luchar apasionadamente para que las gentes campesinas recuperen su dignidad. “Alimentamos nuestros pueblos y construimos movimiento para cambiar el mundo” será el lema de los próximos días de trabajo en Euskadi. En todo el mundo existen miles y miles de mujeres que luchan contra un modelo excluyente y que devora el territorio. Estas son algunas de sus historias.

Chukki Nanjundaswamy

India. “La mujer representa tanto la vulnerabilidad como la fuerza”
Chukki se crió en el seno de una familia campesina en Karnataka, India, y desde muy joven se convirtió en activista contra la globalización. Hoy ocupa la presidencia de la Karnataka State Farmers Movement y además lidera la coordinación de todos los movimientos campesinos de la India.
“El capitalismo está secuestrando todo en nombre del desarrollo”, explica Chukki. “Corporaciones como Monsanto promueven una agricultura industrial con patentes y transgénicos donde nosotras sobramos. La uniformización de los cultivos, como ocurre aquí con el algodón, es una mirada reduccionista que nada tiene que ver con un país diverso donde cada 100 kilómetros cambia la comida y la lengua que se habla”, añade.
La ruina de muchas producciones y el endeudamiento que conlleva asumir este modelo productivo lleva a miles de hombres al suicidio, dejando a las mujeres como únicas responsables de la alimentación familiar. “Las mujeres mantienen una agricultura altamente diversificada mediante la salvaguarda y reproducción de las semillas autóctonas”, dice.
El movimiento campesino no cesa de luchar. Chukki cuenta cómo en Maharastra, la población campesina dejó de llevar comida a la ciudad durante dos días para protestar por los bajos precios y consiguió que los gobernantes asumieran sus exigencias. La organización de Chukki promueve escuelas campesinas de agricultura natural, sin dependencias, “un modelo en el que producimos todo lo que necesitamos”.

Ramona Duminicioiu

Rumanía. “El destierro nos lleva a los invernaderos”
Ramona denuncia que son muchas las personas campesinas de su país que no tienen otra opción que migrar a Europa Occidental para trabajar en granjas industriales. “Nos encontrarás trabajando en mataderos, sobre todo hombres, y a las mujeres en los invernaderos de Almería y Huelva, en la fresa o empaquetando hortalizas. Son historias muy dramáticas”, relata.
Las razones de la pobreza en el campo rumano, potencialmente muy rico, son políticas: “Durante la época comunista nuestra tierra fue arrebatada por el Estado en procesos llamados de colectivización y las personas que se opusieron fueron encarceladas o enviadas a campos de trabajo. Cuando el comunismo cayó, hubo una reforma agraria y algunas tierras se devolvieron”.
Sin embargo, Ramona cuenta que los jóvenes como ella viven actualmente un nuevo fenómeno de desposesión. Fondos de inversión como los de Rabobank o multinacionales del agro como Cargill invierten y compran tierra en Rumanía esperando el momento para venderla al mejor precio. “La situación final es un círculo perverso, el campesinado rumano, sin posibilidad de vivir de su trabajo, deja por un periodo sus tierras facilitando que acaben en manos de acaparadores”, añade.
Desde el sindicato de Ramona, Ecoruralis, trabajan en todos los frentes posibles y se organizan con otros territorios de Europa Oriental para tejer una resistencia más amplia en procesos como el reconocimiento por las Naciones Unidas de los Derechos Campesinos.

María Montávez

Andalucía. “La tierra es mi segunda madre”
María es de Jódar, el pueblo de Andalucía con más gente campesina sin tierra, y forma parte de uno de los colectivos más excluidos, marginados y empobrecidos de Europa, las personas jornaleras. Ella dice que también es uno de los colectivos más luchadores, combativos y más reivindicativos de todo el mundo.
En el caso de Andalucía, se organizan en torno al Sindicato de Obreros del Campo (SOC) —ahora integrado en el Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT)— desde donde se articula la denuncia del latifundismo de unos pocos aristócratas, de los políticos corruptos o de los empresarios de la agroindustria, y sus consecuencias, como la falta de trabajo, la precariedad y la migración forzosa. “No queda otra que rebelarse ante el patrón de turno —dice María— y las mujeres en especial, porque nos hemos ido quedando sin trabajo desplazadas por la maquinaria”.
María, sus hijas y sus nietas, viven junto a otras familias jornaleras en la finca hoy rebautizada como Cerro Libertad. Estas 73 hectáreas de tierra fueron recuperadas por el sindicato en marzo de 2017 de las manos especuladoras del BBVA, el día que se cumplía un año de la entrada en prisión de Andrés Bódalo, jornalero también de Jódar que, como ella, hacen del compromiso un reto vital. “No es posible que unos puedan tener tanta tierra para especular y enriquecerse mientras que nosotras lo que esperamos de la tierra es recibir alimentos. La tierra es mi segunda madre”, dice María orgullosa. “Estamos mejorando el huerto, ya está en plena producción, estamos generando vida”.

Huda Jaber

Cisjordania. Olivos para vivir
Unos años después de la muerte de su marido, Huda quiso retomar el cultivo de sus tierras para mantener a sus cinco hijos. Las tierras de Huda, como las de la mayoría del campesinado palestino, están bajo control civil y militar israelí, y en cualquier momento pueden ser confiscadas para la expansión de los asentamientos de colonos. El 62% de la tierra de Cisjordania se encuentra en esta situación.
Huda se integró en la Unión de Comités de Trabajo Agrícola (UAWC), una organización formada en 1986 para dar respuesta a la vulneración de los derechos campesinos por las políticas de ocupación israelí, que además de territorio, confiscan también el agua.
Gracias a su apoyo, Huda pudo reclamar sus tierras, recuperarlas y plantar olivos, viñas y construir un pequeño invernadero para hortalizas. Ha conseguido ayudar a todos sus hijos a seguir con los estudios y tener un título universitario.
Sin embargo, en este tiempo Huda ha tenido que enfrentarse a los colonos que reclaman el terreno e incluso ir a los tribunales para demostrar que es ella la legítima propietaria de la tierra y poder protegerla. Hoy su finca es la más productiva de la zona, ella es la persona más activa en la comisión agrícola de la UAWC y una referencia en su pueblo, Al-Khader. La historia de Huda es una muestra de los riesgos diarios a los que se enfrenta la población palestina en zonas en las que el uso del poder militar israelí viola constantemente las leyes humanitarias internacionales, creando miles de horribles historias.

Perla Álvarez

Paraguay. “Somos un pueblo con esperanza”
Después de Haití, Paraguay es el país con más pobreza en América Latina y la causa se puede resumir en un nombre, Monsanto, multinacional contra la que lucha Perla Álvarez y sus compañeras de la organización de mujeres campesinas Conamuri. Perla es campesina y académica de la lengua guaraní, y el vínculo para ella entre identidad y tierra es muy estrecha.
La llegada a Paraguay de la soja transgénica de Monsanto ha sido un factor fundamental para que se acrecentara la presión por el control de la tierra fértil. Hoy, más del 85% de las tierras agrarias están en manos de un escaso 2% de propietarios. “Existe una verdadera voluntad estatal de aniquilarnos, de acabar con el campesinado”, explica Perla, a la vez que recuerda la masacre de Curuguaty donde 17 personas fueron asesinadas. “Hace poco, para desalojar a 150 familias en un territorio público se emplearon 1.500 policías, destruyendo casas, huertos y pozos de agua”.
En julio se celebra en Euskadi la VII conferencia de La Vía Campesina, un movimiento que agrupa 200 millones de personas.
El monocultivo de soja va asociado con la aplicación del herbicida glifosato, también de Monsanto, clasificado como probable cancerígeno por la OMS. Perla asegura que hay pruebas de que en las zonas en las que se ha introducido el modelo sojero la fumigación con estos tóxicos provoca en la población rural graves enfermedades, malformaciones congénitas en bebés e incluso la muerte. “Las comunidades campesinas e indígenas estamos poniendo nuestros cuerpos para resistir fumigaciones y represiones porque somos un pueblo con esperanzas”, concluye.

Zubaidah Tambunan

Indonesia. La abuela contra las plantaciones de palma
Su aldea, Aek Nagaga, en la zona septentrional de Sumatra, está rodeada de palma africana por todas partes. Sumatra es la segunda isla más grande de Indonesia, que actualmente encabeza el ranking mundial de producción de aceite palma y, para conseguirlo, es también el país con la mayor tasa de deforestación del planeta.
Bien lo sabe Zubaidah, una campesina que representa muy bien el movimiento de mujeres que, dentro de la Unión Campesina Indonesia (SPI), luchan con todas sus fuerzas para detener este cultivo, fundamental para garantizar el funcionamiento del sistema alimentario de las grandes corporaciones. Solo en su aldea de 1.700 habitantes, más de 1.300 personas, fundamentalmente mujeres, están con Zubaidah trabajando por una reforma agraria que les permita recuperar y decidir cómo gestionar sus bienes naturales.
Son muchas las veces que Zubaidah se tumba en las carreteras y caminos que conducen a las plantaciones para detener a las empresas de la palma africana, mayoritariamente de capital extranjero, como Wilmar International, con sede en Singapur y recientemente denunciada por Amnistía Internacional “por abusos sistemáticos de los derechos humanos”, y que controla el 45% del mercado mundial de aceite de palma. Cuando Zubaidah y sus compañeras bloquean las carreteras, un ligero temblor se siente en las multinacionales Colgate-Palmolive, Kellogg’s o Nestlé, dependientes de la producción de este aceite de Wilmar y de otras compañías.

Isabel Vilalba, secretaria General del F

JPEG - 105.9 KB
“Volveré y seremos millones”
Por enésima vez, los directivos de la minera canadiense llegaron al pueblo para intentar aislar y criminalizar a quienes luchamos para preservar nuestras tierras y casas de las detonaciones, de las gigantescas excavadoras, de los lodos tóxicos que se entremezclarán con el agua que hoy mana cristalina regando las huertas y los prados hacia el Río Anllóns y la Ría de Corme y Laxe.
Aquí, en Punta Roncudo, uno de los acantilados más batidos por el Océano Atlántico, se halla uno de nuestros mayores tesoros, los mejores percebes del mundo. Poco sabíamos nosotras que los especuladores financieros habían decidido utilizar el oro que durante siglos había permanecido en las entrañas de nuestras tierras como valor refugio, y que la alcaldía y el gobierno se iban a convertir en sus grandes valedores, dando por buenos informes ambientales falsificados, prometiendo cientos y miles de empleos inexistentes, aun cuando determinaron que la actividad extractiva iba a ser prioritaria sobre la produción de alimentos.
Pero también llegó la solidaridad y la fraternidad de las luchas. Tejemos juntas una gran red, organizándonos en todas las latitudes, por la soberanía alimentaria, contra el acaparamiento de tierras y la privatización del agua y de las semillas, contra la criminalización de nuestros movimientos, en defensa de la biodiversidad.
Como mujeres del Sindicato Labrego Galego y de la Vía Campesina, nos inspira la dignidad de la compañera Maxima Acuña, de Perú, gritando su voluntad inquebrantable de defender las montañas frente a los intereses de la minería; la promesa de Berta Cáceres, asesinada en Honduras en 2016, de que volverá y seremos miles para defender los derechos de nuestras comunidades, de los ríos, de los bosques; de las mujeres, de las generaciones que nos sucederán. Miles de mujeres y de hombres en lucha contra el capitalismo y el patriarcado, creando otro mundo en el que los cuidados y la vida estén en el centro.
Fotos: ANRed. Fotografía de apertura, Álvaro Hurtado, para Saltamos.net.

Ciudades latinoamericanas comienzan a ayudar a mujeres en el cuidado


Por Fabiana Frayssinet y Orlando Milesi
Tres adultos mayores en un banco, ante el Riachuelo, en el barrio bonaerense de La Boca. La creciente longevidad de la población argentina representa un desafío para el gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que con un programa especial de asistencia respalda a mayores de 60 años sin ingresos suficientes o sin cobertura social que les brinde servicio. Crédito: Fabiana Frayssinet/IPS
Tres adultos mayores en un banco, ante el Riachuelo, en el barrio bonaerense de La Boca. La creciente longevidad de la población argentina representa un desafío para el gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que con un programa especial de asistencia respalda a mayores de 60 años sin ingresos suficientes o sin cobertura social que les brinde servicio. Crédito: Fabiana Frayssinet/IPS
BUENOS AIRES/SANTIAGO, 28 jul 2017 (IPS) - El concepto de  “políticas de cuidado” que alivien la histórica carga doméstica de las mujeres, comienza  a incorporarse en las agendas urbanas de América Latina, pero todavía no se expresa en servicios públicos con la deseable cobertura.
Aunque esté todavía poco desarrollo en la región, el concepto es simple: que el Estado apoye con recursos a las familias en tareas tradicionalmente consideradas “de mujeres”: cuidar a enfermos, niños, adultos mayores, discapacitados y otras personas en situación de dependencia.
“En nuestra región hay avances que apuntan a un reconocimiento del cuidado y la necesidad de promover una modalidad más equitativa de distribuir las responsabilidades al interior de la familia y entre las instituciones públicas”, señaló a IPS la experta Karina Batthyány, de la Universidad de la República de Uruguay.
“En nuestra región hay avances que apuntan a un reconocimiento del cuidado y la necesidad de promover una modalidad más equitativa de distribuir las responsabilidades al interior de la familia y entre las instituciones públicas”: Karina Batthyány.
“Sin embargo, se avanzó con más lentitud que la deseada, puesto que el cuidado es una responsabilidad que recae desproporcionadamente sobre las mujeres, debido a la falta de igualdad y a la distribución desequilibrada del trabajo remunerado y no remunerado entre la mujer y el hombre”, agregó Batthyány, del Comité Directivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales.
Una responsabilidad que les suma labores no retribuidas o les impide trabajar, mientras les resta tiempo de descanso.
María Nieves Rico, responsable de género de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) detalló a IPS que el uruguayo Sistema Nacional Integrado de Cuidados es el único en la región con el enfoque de englobar la atención a niños, adultos mayores, personas con discapacidad en situación de dependencia y cuidadoras o cuidadores.
En Argentina, Chile, Costa Rica, Colombia, Cuba, Ecuador, El Salvador, México, Nicaragua, Paraguay, y República Dominicana surgieron políticas para la atención integral de la primera infancia, con componentes de cuidado.
El programa Chile Crece Contigo, por ejemplo, tiene como combinado enfoque el asegurar el desarrollo integral infantil y la inserción laboral femenina.
Mientras, Brasil, Costa Rica y Cuba incorporaron conceptos de cuidado integral en adultos mayores.
Hubo “avances relevantes” en legislaciones para licencias para el cuidado de familiares, y, en particular, por maternidad y paternidad, subrayó Rico en la sede de Cepal en Santiago.
Otro avance fueron las encuestas sobre uso del tiempo en 19 países que según Batthyány “permitieron demostrar la inequitativa distribución del tiempo destinado al trabajo remunerado y no remunerado, así como la disponibilidad de tiempo de mujeres y varones para otras actividades cotidianas”.
“Quizás el avance regional más significativo sea la incorporación del cuidado en la agenda pública”, resumió
El aterrizaje urbano
Las ciudades latinoamericanas son un espejo de lo que sucede en las políticas públicas nacionales sobre el cuidado, aunque con disparidades.
Pero aunque “estén principalmente en la órbita nacional y menos en la municipal, este ámbito parecería ser más adecuado para su implementación dado su nivel de cercanía con los potenciales beneficiarios”, observó Batthyány.
Entre las experiencias exitosas, citó la de la capital uruguaya, en cuya área metropolitana viven 1,9 millones de los 3,5 millones del país.
“Montevideo se encuentra en un momento óptimo para el desarrollo de esas políticas. Hay una voluntad política manifiesta por parte de la máxima autoridad y su equipo, la institucionalidad de género tiene ya una trayectoria de 20 años y niveles de fortaleza importantes, se ha creado el Consejo para la Igualdad de Género, que incluye la participación de la sociedad civil”, enumeró.
Madres en vulnerabilidad social, junto con sus hijos con diferentes tipos de discapacidad, en Club de Huasos Gil Letelier, al sur de la capital de Chile, donde un programa de la municipalidad de Santiago les brinda equinoterapia, dentro de sus políticas de cuidado. Crédito: Orlando Milesi/IPS
Madres en vulnerabilidad social, junto con sus hijos con diferentes tipos de discapacidad, en Club de Huasos Gil Letelier, al sur de la capital de Chile, donde un programa de la municipalidad de Santiago les brinda equinoterapia, dentro de sus políticas de cuidado. Crédito: Orlando Milesi/IPS
“Existen condiciones óptimas para el avance en articulación con las políticas nacionales Sin duda los municipios son la escala ideal para la implementación de lo planificado a nivel nacional como departamental”, reafirmó.
Argentina no tiene una política integral de cuidados lo que se refleja  en urbes como su propia capital, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), cuya área metropolitana concentra 13,5 millones de los 43,5 millones de habitantes del país.
“Hay dispositivos de política funcionales  a las necesidades familiares de cuidado pero como no provienen de una agenda feminista, de género, que es la que construye el tema de cuidado como un problema, dejan muchos espacios vacantes”, analizó Gimena de León, investigadora del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento .
“En CABA la cobertura aumenta considerablemente a 65 por ciento mientras baja al 15 por ciento en las provincias del noroeste. CABA es el distrito más rico del país. Claramente vemos que es el mejor posicionado en servicios de cuidados al menos hacia la primera infancia”, agregó.
Entre otros, CABA ofrece servicios a niños, dentro del sistema educativo, en jardines maternales o de infantes,  desde los 45 días hasta los tres años o cinco años.
“La falencia es enorme es las salas para menores de tres años. El sistema educativo no lo estipula como una obligatoriedad”, consideró De León, aunque  destacó que hay planes para extenderlos.
Pero aún hay más desafíos con los adultos mayores, cuya creciente longevidad es un nuevo fenómeno en esta urbe como en el resto de las ciudades latinoamericanas, y donde el gobierno parte de que lo mejor es asistirlos sin sacarlos de sus hogares.
El Programa Asistencia al Adulto Mayor ofrece  cuidadores a quienes no tengan ingresos suficientes para contratarlos  o una cobertura social que lo contemple.
Pero la demanda insatisfecha es aún alta, según estudios del Centro de Investigaciones en Política Sociales Urbanas de la Universidad Nacional de Tres de Febrero.
El plan bonaerense se entrelaza con el nacional programa Cuidadores Domiciliarios, que los capacita y certifica y se apoya en convenios con organismos prestadores como el Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados.
“Un gran desafío es la cobertura de este servicio a través de las obras sociales”,  señaló De León.
En tanto, en la Municipalidad de Santiago de Chile, en cuya zona metropolitana residen 7,4 millones de los 18 millones de habitantes del país, los programas y políticas de cuidado son coordinados desde su Subdirección de Desarrollo Social, señala un estudio de la Cepal.
Una particularidad positiva está en su política de cuidados a discapacitados, que contempla la transferencia de conocimientos a los discapacitados, sus familias y miembros de la comunidad, en una capital con 26.000 personas con algún tipo de discapacidad, según el último censo, de 2012.
“Es muy complejo y difícil llegar a todos porque es una comuna (municipio) muy amplia y con mucha diversidad”, explicó a IPS la encargada de la Oficina de Discapacidad, María Inés Toro. En 2016, atendieron a 500 discapacitados, además de quienes participaron en talleres de capacitación.
Entre otros, ofrecen talleres terapéuticos de arte y de elaboración de dispositivos a bajo costo para mejorar la cotidianeidad de discapacitados físicos, en planes que suman a sus familiares, cuidadores y estudiantes.
También funcionan talleres de yoga para familiares y cuidadores de discapacitados porque “cuando hay una persona con discapacidad se afecta todo su círculo”, destacó Toro.
Otra terapia ensalzada por los beneficiarios es la equinoterapia.
IPS compartió con madres, kinesiólogos, terapeutas y trabajadores sociales que participaban en Club de Huasos Gil Letelier en una sesión de tratamiento de niños autistas, entre otras enfermedades  mentales, físicas y sensoriales.
“Mi niño es hipotónico. Lleva cuatro sesiones aquí. He visto muchos logros por lo que le transmite el caballo que tiene muchos beneficios. Esto le está activando la musculatura, la columna, está más recta  y he visto que está un poco más tranquilo, porque él es muy nervioso”, contó esperanzada Mili Lisa, madre de Matías, de 4 años.
Virgina Armaza, madre de Felipe Pérez, de 37 años, relató que “es autista con una epilepsia. Está dado de alta de sus crisis convulsivas, pero su epilepsia le dejó secuelas como la agresividad y la discapacidad”.
“Toca al caballo y eso le va sirviendo  en lo emocional, lima sus tristezas, sus duelos. Como no tiene lenguaje, no sé qué pasa por su cabeza. Y  todas esas  emociones las exterioriza en las crisis agresivas.  Yo lo baño, pero acá anda solo con su caballo, aunque con un voluntario que lo ayuda y lo cuida”, aseguró.
“Son terapias que generan un impacto en las personas y en su entorno. Hablamos de padres que vienen a agradecer que sus hijos no se sentaban y que hoy, tras  tres sesiones  arriba de un caballo, lo hacen. Son cambios y logros súper importantes  en los niños y sus familias”, resumió Toro.
Editado por Estrella Gutiérrez