4/26/2014

Niñas en las TIC: de consumidoras a creadoras



Daniela Villegas
Género en la mira 

Explorar y crear nuevos mundos, viajar a las antípodas y seguir con ávida curiosidad las huellas del conejo blanco en la aventura del conocimiento se convertirá en la meta de un sinnúmero de Alicias en su viaje por el País de la Ciencia y la Tecnología, como vaticina la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT)de Naciones Unidas en el Día Internacional de las niñas y las TIC que se celebra mañana jueves 25 de abril.

En la sociedad contemporánea donde las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) forman parte de nuestra vida diaria y las nuevas generaciones son desde temprana edad usuarias de ellas es preocupante que las niñas continúan estando subrepresentadas en las tecnologías y en las ocupaciones técnicas, sobre todo porque la industria de la informática que es parte de las TIC, es una de las industrias de más rápido crecimiento y las ocupaciones relacionadas con éste ámbito tienen algunos de los empleos mejor pagados y se encuentran en expansión.

Atraer a las niñas desde su edad escolar a considerar carreras en las TIC implica romper con el estereotipo masculino en el que ellos son los científicos, ingenieros, informáticos y/o programadores mientras que ellas solamente son consumidoras de los productos creados. Fomentar que las niñas realicen estudios de matemáticas, ciencia y tecnología a través de métodos de enseñanza innovadores es una de las metas que la UIT se dispuso al decidir celebrar el cuarto jueves de abril de cada año el Día Internacional de las Niñas en las TIC en la Conferencia de 2010 en Guadalajara, México.

Justo una de estas iniciativas para motivar a las niñas a estudiar carreras relacionadas con las ciencias y las tecnologías es la que en el verano de 2013 la ingeniera estadounidense Debra Sterling lanzó con la compañía de juguetes Goldie Blox, en la que a través de una serie de juguetes educativos se incentiva a las más jóvenes a inclinarse por la ingeniería desde una visión lúdica.


Las niñas no quieren ser solamente princesas en espera de su “príncipe azul”, las niñas quieren ser creadoras de sus propios mundos e inventos. En el comercial original de lanzamiento de la serie de juguetes, las niñas con el fondo musical de Girls de Beastie Boys (la canción ha sido retirada por una demanda de la agrupación que no permitió usar la música sin su permiso) entonaban todo un himno feminista al darle un giro a la letra de los raperos neoyorkinos. Qué lástima que retiraron la canción, pues las estrofas cantadas por las niñas decían: “es hora de cambiar… porque todos nuestros juguetes son iguales y nos gustaría usar el cerebro” o “todo lo que necesitamos son chicas, es nuestra oportunidad, no hay que subestimar a las niñas”.

A la par en el comercial fabricaban una máquina de Rude Golberg con diversos juguetes que una vez encadenados permiten que una pelota accione una palanca para empujar otros objetos y así sucesivamente, evidenciando la pericia en ingeniería de las pequeñas.

Si partimos de los datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) de 2013 en donde señalan que en ciencia y tecnología las mujeres representan 30% de los investigadores que laboran en los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que agrupa a 34 naciones, donde México y Chile son los únicos de América Latina, este tipo de creaciones lúdicas debe convertirse en un aliciente para motivar a las pequeñas a abrirse a la oportunidad de trabajar en las TIC.

Hoy en día está en las manos de las diversas instituciones, la familia, los espacios educativos, las empresas, abrir las puertas para que las niñas en esta sociedad de mercado donde aparentemente sólo son potenciales y genuinas consumidoras se conviertan en creadoras. Logremos que las niñas creen tecnología y no sólo la consuman.

Benita Galeana: abril de primavera


Palabra de Antígona

México D.F. 24 abr. 14. AmecoPress.- Voltear a vernos en abril, que no sé por qué me gusta tanto, es en todo caso hilar fino, no olvidar. Abril nos obliga a recordar que está en su punto la primavera y ver cómo se abren las flores y se llenan los verdes de colores. Abril es para las mujeres de este siglo varias cosas. Enseñanza, libertad del cuerpo, mujeres tomando conciencia. Muertes y nacimientos, señeros, sustantivos.

El 22 de abril nació Lenin, pero ese día también nacieron movimientos políticos y obreros en muchas partes del mundo; el 17 de abril nació Sor Juana Inés de la Cruz y en la misma fecha varios siglos después murió la inquebrantable activista, luchadora, autónoma y militante Benita Galeana, quien jamás se rindió y como Sor Juana usó la palabra, la oratoria, el discurso como recurso sustantivo en el proceso democrático y de transformación social.

Es para Benita este abril en que cumplimos siete años del derecho a la interrupción legal del embarazo en la capital del país, en el Distrito Federal. Abril de las lunas rojas y los temblores inesperados, es también un mes especial porque hay una línea de esperanza en eso de la justicia para las mujeres violentadas: dicen que por fin en Guanajuato podrá declararse la alerta de género.

Pero Benita Galeana cerró sus ojos ese 17 de abril de 1995, hace 19 años, firme y entera. Unos días antes de su embolia estaba presta a denunciar la nueva andanada económica contra los pobres. Ella fundadora del sindicato de Correos, activista, convencida, fiel a sus ideas, tenía en su piel y en su espíritu esa convicción sin barreras de que vale la pena luchar por la justicia y contra quienes producen la desigualdad y el hambre.

Benita fue mucho más que una base militante del comunismo de los años 30 y 40 del siglo XX, fue, tomen nota, la primera mujer mexicana del siglo pasado que dio testimonio de su vida y su experiencia en una autobiografía sin pantalla, hablando de su paso por la vida de la infancia a la juventud (Benita, primera edición 1940, segunda editorial Extemporáneos en 1974).

Ella es quizá el antecedente más lejano en nuestra memoria, de mujeres que se atreven a contar su historia y hablar de sí mismas, de su cuerpo violentado por palizas infinitas y repetidas durante su infancia; hablar de su cuerpo como uno que le permitió abrirse un camino en la capital del país, saberse fuerte, capaz, hablar de la fuerza de su cuerpo para plantar una bandera de huelga en lo alto de un edificio.

Benita Galeana, además, puede considerarse como un heraldo de la libertad de hablar, de decir, de expresarse, de esa del artículo 19 de la Carta Universal de los Derechos Humanos, tan mencionada y aclamada estos días. En su autobiografía todo nos explicó, todo lo relató y nos dijo cómo en su vida usó su voz y sus palabras como elementos fundamentales ante las masas, cómo fue que sacó de su alma la fuerza para convencer y llamar a la revolución y a la justicia. Cómo fue que desarrolló una rebeldía sustantiva, esa que la hizo transcurrir hasta sus 88 años con una fuerza crítica sin atadura: ella sí autónoma, enamorada de la palabra y enamorada de la vida.

Por eso recordar a Benita Galeana, muerta el mismo día que el premio nobel Gabriel García Márquez me parece fundamental. Benita pudo ser un personaje de Macondo, ella de San Jerónimo, Guerrero tropical, habladora y descriptora de ideas y paisajes, ella 58 veces detenida y enviada a la cárcel, capaz de bailar en un cabaret ondeando sus caderas y lanzando al cielo sus trenzas, como los personajes de García Márquez, capaz de transitar por la ciudad de México, entre trolebuses y calles oscuras repartiendo El Machete, órgano de difusión del Partido Comunista en los años 40, esos de persecución a los comunistas, del asesinato entre facciones como el de Trotsky en México, de la fundación del hoy PRI armonizando más de cien agrupaciones políticas de todos los signos; ella confiada en el estalinismo, fue plural, crítica, incorregible se diría.

Devota del general Lázaro Cárdenas, fue siempre la misma que desde temprano reaccionó en contra de quien quisiera tocarla y usarla sexualmente. Aunque el gusto por los hombres le acompañara hasta la muerte. Su vitalidad tenía que ver con su apertura al amor, al sexo, a la aventura, al no tener miedo y adorar su vida, al mismo nivel que adorar su máquina de escribir, cuando la descubrió como instrumento de la palabra.

Tal vez por ello Benita Galeana al final, ya en los años 80, decidió apoyar las luchas feministas, aquellas que le fueron indiferentes cuando se formó el Frente Único Pro Derechos de la Mujer (1935), pero como era disciplinada, comunista, amiga de Consuelo Uranga y de Cuca García, seguramente estuvo en algunas asambleas del Frente. Pero nada más. En cambio en los 80 fue candidata y diputada suplente de la ex comunista, ex gobernadora y hoy diputada Amalia García Medina.

Y hablando de abril, de Benita y esas mujeres históricas, precisamente María Refugio (Cuca) García Martínez nació en Taretan, Michoacán, un 2 de abril de 1889, profesora, feminista, sufragista y activista mexicana en pro de los derechos de las mujeres.

Efectivamente abril es un mes asombroso, siempre lo pensé y ahora averiguo que significa apertura, festividad, frescura, vigor, lozanía. Nada que ver con las catilinarias políticas y es también nombre propio de muchas mujeres en el mundo.

Un 10 de abril de 1789 nació Leona Vicario, la independentista y primera periodista mexicana; el día 15 de 1452 nació el genio Leonardo da Vinci, el 17 de 1695 nació la insumisa sor Juana Inés de la Cruz y el 19 de 1861, Benito Juárez decretó la Ley de Instrucción Pública para México, dando forma y fondo a nuestro herido laicismo.

Abril, el primer mes del calendario francés hasta 1564, tenía que ver con ese sol de primavera que anuncia vigor y recomienzo. Que anuncia apertura y camino. Por algo nació el 23 de abril de 1564 William Shakespeare, una de las figuras más célebres de la literatura universal que nos llevó a hilar fino sobre las relaciones familiares y puso el dedo en la llaga sobre la libre opción sexual. El 22 de abril de 1870 nació Vladímir Ilich Ulyanov, Lenin, el operador de la Revolución soviética.

Vaya mes, ¡qué historia! En abril el 10 de 1919 fue asesinado por traición el héroe del campesinado mexicano Emiliano Zapata, del mismo modo que el 15 de abril de 1865 fue muerto a mansalva Abraham Lincoln, el presidente de Estados Unidos que se opuso a la esclavitud humana. También un 18 de abril murió el científico Albert Einstein, quien dijera un día que es más difícil destruir un prejuicio que desbaratar el átomo, y un día 19 murió Octavio Paz, Premio Nobel de Literatura en 1990.

Por algo será, me digo. Festivo puede resultar que en 1945, el 28 de abril fue asesinado el dictador Benito Mussolini y apenas dos días después se suicidó junto a Eva Braun el otro fascista, Adolfo Hitler.

Terminaré las efemérides, que no por sencillas, sean simples o vacías, recordando que este mes ya no será más que memoria infinita. Un hecho sin precedentes es que en abril, en la República Dominicana de 1965, un nutrido grupo de mujeres participaron en la guerra civil que desató la invasión de Estados Unidos en ese territorio y derrocó al presidente Juan Bosch. Existe un libro emblemático y testimonial de aquella lucha, escrito por la periodista Margarita Cordero, que he querido recordar por el siempre significado histórico de cómo las mujeres protagonizan los procesos democráticos y alentadores.

Abril viene de aprilis como le llamaron los antiguos romanos o del verbo aperire que significa abrir la tierra, las flores, dejar entrar al sol o bien puede venir de aphoros que significa espuma a través de la forma de aphrilis, parecido a aphrodite, palabra griega que lleva dentro la palabra espuma y significa Afrodita, la misma diosa que los romanos llamaron Venus, o sea el amor en primavera, para sembrar los caminos de otro modo de vivir, de esperanza, un abril que empieza a pasar y se va, como todos los abriles de cada año. Penélope y el tejido del tiempo.
Foto: Archivo AmecoPress.

Elecciones siguen adelante en India, pero las mujeres ya perdieron


                  

Una protesta contra una central nuclear en el estado indio de Gujarat. Las mujeres quieren mayor representación en el parlamento para hacer oír sus puntos de vista. Crédito: Krishnakant/IPS

Una protesta contra una central nuclear en el estado indio de Gujarat. Las mujeres quieren mayor representación en el parlamento para hacer oír sus puntos de vista. Crédito: Krishnakant/IPS

NUEVA DELHI, 21 abr 2014 (IPS) - “Los hombres no quieren ceder ninguno de sus escaños, es tan simple como eso”, dijo Subhhasini Ali, de 67 años y candidata al parlamento de India, manifestando el sombrío pronóstico que prevalece entre las organizaciones de mujeres de este país.


Ali, dos veces legisladora y dirigente de la Asociación de Mujeres Demócratas de Toda India (AIDWA, por sus siglas en inglés), brazo del Partido Comunista de India-Marxistas, se postula por Barrackpore, un distrito electoral del oriental estado de Bengala Occidental.

En este gigantesco país, los comicios parlamentarios se desarrollan entre el 7 de este mes y el 12 de mayo.

Ella es una de las pocas mujeres que se postulan a cargos electivos. Los partidos políticos, incluso aquellos que apoyan fervientemente la existencia de una cuota femenina en el parlamento, no han logrado ni siquiera una candidata por cada 10 hombres aspirantes a los 543 escaños del Lok Sabha, la cámara baja.

Las mujeres constituyen apenas siete por ciento de los 3.355 candidatos en las primeras cinco fases de las nueve que tienen los comicios en este país, según la Asociación por las Reformas Democráticas, que lucha por mayor transparencia e inclusión en los comicios indios.

Hay 388 millones de mujeres habilitadas para votar, 47,6 por ciento de un padrón electoral de 814,5 millones.

“Si nuestra presencia no se considera importante en el parlamento, si las decisiones sobre nuestro futuro se toman sin consultarnos, ¿por qué debemos votar por políticos que no creen en la causa del empoderamiento de las mujeres en este país?”, planteó Ranjana Kumari, del Centro para la Investigación Social, con sede en Nueva Delhi.

“Tenemos la sensación de que hemos perdido. Las mujeres estamos quedando cada vez más marginadas”, dijo a IPS la activista Jyotsna Chatterji, del Programa Conjunto de Mujeres.

En 2009, cuando se celebraron las 15 elecciones generales, se candidatearon 556 mujeres, esto es 6,9 por ciento de los 8.070 postulantes de 363 partidos políticos, según la Comisión Electoral. Cincuenta y nueve mujeres (10,9 por ciento) salieron victoriosas, la mayor proporción de políticas postulantes y elegidas desde 1957.

Desde hace 18 años, varios partidos políticos bloquean un proyecto de cuota femenina que propone reservar a las mujeres la tercera parte de los escaños de la cámara baja del parlamento y de los órganos legislativos estaduales.

Si esta ley se aprobara, las candidatas tendrían asegurados 180 escaños de la cámara baja.

Los partidos políticos que se oponen al proyecto alegan que se debería fijar una cuota dentro de la cuota femenina para representantes de comunidades vulnerables. Pero los pueblos tribales y los dalits (los intocables del sistema de castas hindú) ya tienen 120 escaños reservados en la cámara baja. Y en 2009, 17 mujeres se convirtieron en legisladoras por esta representación.

“Muchos partidos políticos habían accedido a conceder voluntariamente 33 por ciento de las postulaciones a mujeres”, dijo Chatterji, quien condujo en los años 90 el movimiento por la cuota femenina. Pero no han cumplido.

Como la presencia femenina es visiblemente mayor en la esfera profesional, en los debates públicos y en las votaciones, las organizaciones de mujeres esperaban que las dirigencias partidarias predicaran con el ejemplo y reservaran 15 o 30 por ciento de los lugares en sus listas nada menos que a la mitad de la población, reconociendo los grandes cambios sociales y políticos de las últimas décadas.

Pero, “no va a cambiar nada en la representación femenina a menos que se apruebe el proyecto”, dijo Ali.
Las tres principales fuerzas –el gobernante Partido del Congreso; el derechista Bharatiya Janata (BJP), favorito para formar gobierno; y el novel Partido Aam Aadmi (del hombre común)– han prometido que aprobarán la ley de cuotas, si primero ganan las elecciones.

“A menos que se superen ciertas actitudes, será inútil esperar que los partidos por su cuenta presenten más candidatas, sobre todo si no están obligados a hacerlo”, dijo a IPS la dos veces legisladora Malini Bhattacharya, de 70 años y exintegrante de la Comisión Nacional de las Mujeres.

Ruth Manorama, de 62 años, defiende los derechos de las mujeres dalits y preside la Alianza Nacional de Mujeres, y ahora se postula por el distrito de Bangalore Sur en una lista del partido secular Janata Dal.
Ella es más optimista. “Necesitamos ir paso a paso”, dijo a IPS.

Otros quieren reformas radicales. “Las estructuras partidarias y el proceso electoral en sí mismo necesitan un cambio drástico si queremos una abundante participación femenina”, dijo Tapashi Praharaj, de AIDWA.

“La capacidad de las mujeres de triunfar está permanentemente en cuestión, pero no se intenta fortalecerla”, agregó.

“Los enormes fondos que se necesitan para hacer campaña son otro obstáculo”, dijo Chatterji. Para estos comicios, el gobierno elevó los límites de lo que puede gastar un candidato a 116.000 dólares.

Según Chatterji, aunque los dirigentes alegan que no pueden hallar buenas candidatas, hay muchas que están aptas pero no consiguen atraer el interés de los partidos.

Más de dos millones de mujeres han ocupado cargos en órganos de gobiernos locales, los “panchayat raj”, en virtud de una cuota de 33 por ciento que sí está vigente para aldeas y distritos desde 1993 y que en algunos estados se elevó a 50 por ciento.

Los concejos locales de las ciudades también deben reservar una proporción de escaños a representantes femeninas. Estas cuotas han creado una masa significativa de dirigentes políticas.

India, la mayor democracia del mundo, tiene apenas 11,4 por ciento de legisladoras en ambas cámaras parlamentarias, mientras el promedio mundial es de 21,8 por ciento. Afganistán tiene una representación femenina de 27,6 por ciento, y Pakistán, de 18,5 por ciento, según datos de este año de la Unión Interparlamentaria.

El desafío de una tecnología feminista


La reconfiguración necesaria
sursiendo.com
Sursiendo hilos sueltos
visto por ahí
visto por ahí

Alguna vez ya empezamos diciendo queInternet no es neutral. Como tampoco lo son las tecnologías en general. No lo es para el software, para las redes sociales… ni para el activismo. Montse Boix menciona que “hay mucha gente que se dedica a la tecnología pero hay poca gente, desgraciadamente, que suma la tecnología a lo social y entonces hay todavía menos gente que suma la tecnología a lo social y a lo feminista”. Y ese es un gran desafío.

A la hora de definirlo, resume el ciberfemismo en “hacer activismo feminista en la red”. La intención no es solo aumentar el número de mujeres en línea, sino que la inclusión se dé desde un claro enfoque político feminista.

Hay una larga historia de avances para hackear el patriarcado “Las cyberfeministas han entendido ya la importancia de aunar esfuerzos en la educación tecnológica como un punto crucial para las mujeres. Pero esta educación necesita ser contextualizada dentro de un análisis crítico feminista y un discurso sobre las mujeres, Netcultura y política, y la economía del trabajo pancapitalista.”

El software libre, por ejemplo, tiene una perspectiva política emancipadora y se para desde el lugar de las libertades. Sin embargo, respecto al tema de género, los espacios siguen siendo muyreticentes a pensarse cuestionando al patriarcado. En Incorporar la mirada de género al Software Libre, un reto para la democratización de la tecnología se asegura que “El movimiento feminista ha apostado históricamente por compartir el conocimiento y desde el feminismo se ha denunciadosistemáticamente la utilización del conocimiento para excluir a los otros, una estrategia utilizada históricamente en el desarrollo de la tecnología, escrito en masculino.”

Incluso en lugares físicos, como los hackerspaces, “no necesariamente resultan ser espacios donde cada quien se sienta a salvo y segura/o para hackear, aprender, socializar o experimentar”. Ante ello la propuesta es que los espacios seguros deben estar basados en valores comunes que permitan dejar florecer y empoderar a cada uno y cada una a la vez que se crea comunidad. Por empezar lo más importante es ocupar el espacio. Claro que no ocuparlo de cualquier modo, pero si ni siquiera estamos ahí, difícil será repensar los cómos que siguen.

Poner una clave de género a las tecnologías no solo implica saber si las mujeres están presentes en ellas sino también analizar sus productos, contenidos y relaciones, visibilizar la discriminación, poner en evidencia “la importancia social, económica y política que tiene nuestra elección tecnológica”.

Del acceso y la participación
La poca inclusión en este tipo de temas no tiene tanto que ver con los propios (ds)intereses de las mujeres sino con que el reparto de otras tareas (fundamentalmente de cuidados) aún recae sobre nosotras y aún existe una situación de multidiscriminación (por razones de género, geografías, edad, economía, lingüísticas, etc). No hay tiempo para experimentar, conocer, compartir, desarrollar… Las posibilidades de elección suelen ser mucho menores y, sobre todo, no hay demasiado lugar al ensayo/error. No hay tiempo.
Por eso este tema
supone indagar en los procesos de acceso e inmersión tecnosocial que contemplan aspectos tecnológicos y sociales como las motivaciones, los factores facilitadores, las condiciones de uso, desarrollo y participación de las mujeres en el ámbito de las tecnologías e incluso, los mecanismos de autoinclusión que desarrollan las mujeres para autoincluirse e ir modificando, a su vez, las TIC.
Fuente: Publimetro
fuente: Publimetro

La distancia que hay en el acceso a la tecnología sigue estando presente. Pero el acceso no solo depende del hardware disponible (los teléfonos móviles han dado un acortamiento fundamental en este sentido). El acceso tiene también que ver con el tipo de información disponible, en qué formatos, en qué idiomas, también con una cultura digital, con una educación digital. Como dicen en Aportes feministas para pensar las tecnologías: el caso de OLPC y SugarLabs en Colombia nos interesa la “búsqueda por deconstruir el imaginario de que las mujeres y la tecnología (en general) no son compatibles (…) es notorio que aquellos proyectos y desarrollos de TIC que se encuentran directamente asociados con procesos de intervención social de carácter educativo, por ejemplo, son de mayor interés para las mujeres”. En el mismo informe se señala que para la implementación y éxito del plan una laptop por chico tuvo especial interés la participación de mujeres dentro de las comunidades de software libre locales.

En este mismo artículo se analiza a profundidad todo el proceso de implementación del proyecto (vale la pena leerlo completo) y se señala que “la crítica feminista a la tecnología apuntará no solo a evidenciar lo que ocurre con hombres y mujeres en el territorio de las TIC, sino a reconfigurar este territorio en sí mismo, justamente desde esas premisas de parcialidad, heterogeneidad y contingencia.”

Además de eso, están los prejuicios (auto)impuestos. Las tecnologías son para las personas. Por tanto el “yo no se mucho de eso” se termina con la simple determinación de aprender. Una vez allí necesitamos informar e informarnos, expresar opiniones, conectar, hacer nexos, entretejernos, enseñar, visibilizar, apoyar, hacer ruido (como con los Memes feministas, un proyecto que nació casi sin querer y que tiene un alcance enorme: usa uno de los formatos más utilizados en redes sociales pero con un lenguaje provocador) y un largo etcétera. El hecho de permitirnos hacer pública nuestra curiosidad, cuestionar la autoridad y los estereotipos a la vez que compartir los resultados con la comunidad que nos rodea podrían ser mecanismos eficaces para ayudar a reducir el patriarcado e incluso otras relaciones económicas y sociales desequilibradas.

En las calles de las ciudades y las avenidas de la información necesitamos estar alertas alMACHISMO pero también a los micromachismos, esos comportamientos sutiles de dominación casi “sin que se note” abundan. En principio, creemos que para combatirlos hacia afuera hay que combatirlos hacia adentro y con esto entender nuestras propias contradicciones. Un camino largo y arduo que además de todo es cotidiano. Quizás por eso el acercamiento y trabajo constante con hombres feministas nos resulta necesario, así como con cualquier persona sensibilizada con la pluralidad, la tolerancia, la no discriminación. ¡Frente a la reproducción de tópicos, voces disidentes y estridentes!

De la participación y el activismo mujeres-en-el-softwarelibre
obra derivada… CC-BY
Desde Se buscan mujeres #activistas, retoman a Marga Padilla cuando afirma que “la revolución tecnológica está produciendo cambios en la distribución del poder. El poder no desaparece, pero sus posiciones sufren cambios” y por eso hay que “aprovechar estos cambios, rastreando las situaciones para detectar cuáles de estos puntos débiles están debilitando el patriarcado”.

Internet es democratizador y horizontal. Pero no per se. Para que esas premisas se cumplan debemos participar, debatir, aprender, dialogar, trabajar allí, trabajar fuera de allí, denunciar, convocar, conocer, conocernos… No hay intermediarios o intermediarias. O al menos la red así lo posibilita. Por eso son tan importantes los procesos de autoinclusión que se han ido generando a lo largo de estos tiempo. Pero para eso es necesario empoderarnos en nuestro día a día, algo a lo que nos nos tienen acostumbradas y acostumbrados.

Mañana culmina la acción #ImaginaInternetFeminista propuesta por Dominemos las TIC, una conversación global para una internet feminista en la que, por ejemplo, nos encotramos con Paola Güiza López ‏quien propuso que lo que tiene que suceder es “empoderar mujeres modificando roles d poder frente a esta, creadoras-usuarias” y para eso recomendó la “herramienta para aprender a programar intuitivamente”.

Antes (o durante o después) necesitamos entender que en este medio no estamos solos y solas. Que hay que dar y también recibir. Que si queremos que nos escuchen tenemos que saber escuchar y solidarizarnos con otros y otras. Compartir nuestros procesos pero también involucrarnos en los de las y los demás. Si no queremos repetir a las molestas publicidades, tenemos que dedicarle el tiempo necesario a sentarnos a escuchar. Usar una comunicación que cree vínculos, genere comunidades y espacios de cuidados, respeto, empatías.

Ya no podemos separar los online de lo offline. Somos en ambos espacios. Pero en cada uno de acuerdo con su lenguaje propio. Las mujeres en la red muchas veces se ven atravesadas por los mismos comportamientos que en las calles. Por levantar la voz parece que hay quienes creen que tenemos que pagar un precio. Son comunes (que no normales) los ataques a blogeras y activistas feministas.

Del activismo y el acoso en la red

  encuentro-ciber-feminismo
El ciberacoso “es el uso de las TICS para monitorear, rastrear y acosar a alguien, provocando angustia y temor por su seguridad personal”. Este tipo de prácticas “puede limitar severamente la capacidad de participación y uso libre sin aprehensión o miedo de las TICS por parte de las mujeres”. No por eso dejaremos de estar.

La página de facebook de las Feministas Ácidas , el “proyecto de lucha activa contra la ilusión de igualdad y el terrorismo heteropatriarcal”, aún está desaparecida. Ahora tienen un perfil persona desde el que se comunican. Hace un tiempo en una nota para un periódico español confesaban que “Cuando quieres desarrollar tu trabajo en esta red, el riesgo de censura es algo que asumes. Desde el principio nos han estado borrando imágenes, penalizando cuentas de administración con días, semanas o meses bloqueada”. Esta normalización de los riesgos que debemos asumir por expresar un punto de vista lejos de las normatividades es, cuanto menos, terrible. A pesar de los ataques que han recibido, para Irene Redondo, la autora del blog, lo que hay que hacer está claro: “La lucha feminista está en la calle; pero una buena plataforma de difusión, de denuncia, de crear redes, o de ponernos en contacto para realizar acciones es Internet ¿Por qué vamos a renunciar a eso?

Por otro lado tenemos el tema de la seguridad e intimidad en la red (pueden dar un paseo por elTaller de Seguridad Digital y Feminismo: elementos para la reflexión y prácticas de seguridad en el ciberespacio). El software libre, con su filosofía y práctica es un gran aliado. También lo son las redes libres de las que tenemos que aprender a participar. En ellas, mucho más que en la redes comerciales, el diálogo es más fluido y constante. Los aprendizajes, las formas, los formatos e incluso las discusiones se establecen con más asiduidad y constancia.

Entonces, si para democratizar la tecnología es indispensable incorporar otras miradas sobre ella, ¿cómo podemos evitar el monopolio de la palabra? Pues hablando, permitiendo la pluralidad de lenguajes, de voces, de historias, de proyectos, leyendo sobre ellos y también promoviéndolos, siendo representantes de nosotras y nosotros mismos. Dejar el miedo y los prejuicios de lado para ser en la red lo que queramos. Hay que conocer las herramientas para saber cómo actuar. Frente a lo desconocido que asusta y paraliza, la propuesta es conocer para animar y movernos. Porque además, una de las ventajas de Internet es que podemos adoptar múltiples identidades y desde ahí explorarnos. ¿Cuándo antes fue posible ser varias y varios yo a la vez? Una oportunidad para no desperdiciar.

Mujeres y violencia En red, Opinión * Beatriz GimenoBeatriz Gimeno


Ilustración: Emma GascóAl leer este título, la mayoría de la gente habrá pensado en la violencia que sufren las mujeres, que es mucha. Sin embargo, yo quiero referirme a la violencia que éstas ejercen o, más bien, a la que podrían ejercer en su propia defensa, una violencia casi inexistente, tanto la organizada, en grupos, como la ejercida de manera individual. La pregunta que siempre me hago es: ¿Por qué las mujeres no ejercen casi nunca violencia contra un sistema patriarcal que es tan violento contra ellas?

Ilustración: Emma Gascó

Asistimos constantemente a escenas de violencia contra las mujeres: real y ficcionada. Hemos visto vídeos o imágenes de latigazos, lapidaciones, maltratos físicos y hemos visto a las mujeres pasear por las calles de algunos países debajo de un burka. Cada pocos días, en este mismo país, una mujer es asesinada por un hombre y a menudo vemos a mujeres reales con hematomas reales. También vemos muchas imágenes ficcionadas de violaciones, palizas o asesinatos, en películas o telefilmes. En nuestra cultura global el maltrato a las mujeres es muy frecuente y está completamente extendido. La violencia contra las mujeres no puede sorprendernos, convivimos con ella, es una imagen cotidiana y real; nos acompaña constantemente. Y a pesar de eso,  esta campaña me impactó, me sobresaltó, me hizo daño:


Y me hizo pensar, otra vez, en una pregunta que me he hecho muy a menudo: ¿Por qué las mujeres no se han organizado jamás violentamente para para defenderse de la violencia que se ejerce contra ellas constantemente? Y ¿por qué no se defienden violentamente de sus maltratadores? ¿Por qué hay tan pocos asesinatos en legítima defensa?

Sí, ya sabemos que las mujeres somos educadas en la no violencia física y que históricamente no hemos formado parte de ejércitos o de instituciones que hagan uso de la fuerza; que de niñas no jugamos a juegos que impliquen violencia, que somos educadas para cuidar y para aguantar, para no responder a la violencia con violencia, sino con llantos y súplicas. Todo esto supone un importante freno físico y psicológico contra la posibilidad de que utilicemos la violencia en alguna circunstancia pero, a pesar de eso, son muy numerosas las ocasiones en las que las mujeres se han saltado esa barrera.

Las mujeres han cogido las armas para defender a sus familias, a sus países, a sus dioses o a sus ideas. Y, sin embargo, jamás han cogido las armas para defenderse del patriarcado.

Las mujeres cogen las armas a menudo; las mujeres participan y han participado desde siempre en revueltas, guerras o revoluciones. Hoy día las mujeres son militares, terroristas o guerrilleras; ponen bombas, secuestran aviones, participan en ejércitos con naturalidad. En menor número que los hombres, sí, porque los roles de género les ponen a ellos del lado de la guerra y no a nosotras, pero aun así, esa barrera no ha sido nunca infranqueable.

Las mujeres han cogido las armas para defender a sus familias, a sus países, a sus dioses o a sus ideas. Las mujeres mueren y matan contra el capitalismo, contra una invasión, contra el colonialismo, el racismo, la pobreza, contra el comunismo o contra la influencia extranjera. Y, sin embargo, jamás han cogido las armas para defenderse ellas mismas del patriarcado. Las mujeres mueren y matan pero jamás por ellas mismas; si acaso, contra el patriarcado, se matan a sí mismas, se suicidan. ¿Por qué? ¿Por qué nos suena completamente disparatada la idea?

Me estoy refiriendo a los patriarcados más bárbaros, me estoy refiriendo a la obligación de encerrarse bajo un burka, a la prohibición de salir de casa, a los matrimonios forzados, a las lapidaciones, las violaciones, a la prohibición de estudiar… Y me refieroespecíficamente a cuando estas circunstancias son “nuevas”, es decir, cuando se dan después de periodos de patriarcados “normalizados”; el caso de Afganistán es el más conocido, aunque en ningún caso el único. La pregunta que yo me hago siempre es: ¿Por qué mujeres que han estudiado en la universidad, que se han casado con quien han querido, que han sido empresarias o trabajadoras, que han viajado y caminado por la calle con normalidad, no se organizaron en un grupo armado ante la llegada de los taliban? ¿Por qué para nosotras resulta mucho más fácil optar por el suicidio que por la agresión a otros, incluso en circunstancias como las que menciono? Y aun conociendo las respuestas que suelen darse a esta pregunta, a mí no me valen; conozco las barreras, los frenos psicológicos, pero ¿nunca? ¿Ni siquiera en estos casos?

Si nos referimos a la posibilidad de ejercer violencia individual para responder a la violencia individual, me asaltan las mismas dudas. Hace poco discutía con alguien acerca de si el patriarcado se había instaurado debido a la mayor fuerza física de los hombres. Si bien cualquier sistema de dominación usa la fuerza como un instrumento, ésta no es indispensable. El núcleo del poder bien asentado es siempre simbólico y se infiltra en la construcción subjetiva; de lo contrario la resistencia crecería enseguida. Por ejemplo, hay -y ha habido- grupos humanos en los que el poder lo tienen los ancianos, que son los más débiles físicamente.

Además, la inteligencia, la organización o las armas bien pueden suplir la fuerza física. La fuerza física no es determinante cuando puedes coger un arma, y hay países donde las armas están al alcance de hombres y mujeres por igual. La fuerza proviene siempre del poder simbólico y este mismo poder sirve también para desempoderar. En el caso del patriarcado, la fuerza física remite al poder simbólico generizado que hace que todos los hombres están revestidos siempre de mucha mayor fuerza física que todas las mujeres, aunque esto no tenga que ser así en muchos casos concretos o no tuviera que ser siempre así. Y esa fuerza simbólica les dota de fuerza real, de poder, al mismo tiempo que desempodera a las mujeres y las sume en la absoluta impotencia física y psicológica.

Para combatir la violencia masculina, las feministas pretendemos usar la fuerza, simbólica y real, de la ley. Es cierto que si la ley condenara y persiguiera de manera adecuada esta violencia, si se emplearan recursos en la educación contra la misma, si la condena social fuera absoluta, poco a poco se iría avanzando. Sin embargo, en el caso de la dominación patriarcal, la ley es sólo uno de los instrumentos pero no el único, porque por mucho que se persiga y castigue la violencia contra las mujeres, si dejamos el sistema de dominación simbólico intacto, siempre habrá violencia, aunque ésta esté castigada y perseguida. Este sistema es perversamente perfecto y mientras castiga por un lado, está alentando la violencia simbólica por el otro. Mientras legisla a favor de la igualdad, se aprueban, favorecen o simplemente se mantienen conductas, costumbres, representaciones, leyes o instituciones claramente desiguales.

Para luchar contra la violencia machista en el plano simbólico, el empoderamiento femenino también tiene que ser físico, porque las chicas son educadas en la creencia de que todos los hombres son más fuertes que ellas y que ante las agresiones no pueden sino ponerse en el papel de víctimas

Así, la lucha contra la violencia machista pasa por las leyes, pasa por la educación en igualdad, pero pasa también por algo mucho más complicado, como es lo simbólico, lo cultural. Dentro de lo cultural, el empoderamiento femenino también tiene que ser físico, porque las chicas son educadas en la creencia de que todos los hombres son más fuertes que ellas y que ante las agresiones no pueden sino ponerse en el papel de víctimas. Todos los juegos femeninos, el ejercicio físico que (no) hacen, la vestimenta, el calzado, los movimientos, el lenguaje corporal e incluso el vocabulario que usamos, todo va en el sentido de desempoderar físicamente a las mujeres. A los chicos, en cambio, no se les educa en el temor de otros chicos más fuertes, sino en la conciencia de la igualdad. Las mujeres también pueden ser fuertes pero, sobre todo, pueden ser, sentirse, también físicamente, iguales. No se trata de promocionar el uso de la fuerza, sino de no sentir barreras, bloqueos, miedos o sensación de impotencia ante otras presencias físicas, y también respecto al propio cuerpo.

En este sentido voy a contar algo de mi particular relación con la fuerza física. Como yo tuve polio en las piernas, mi familia decidió que era muy importante que fortaleciera el resto de mi cuerpo para compensar. Me pusieron a hacer gimnasia desde que tenía tres o cuatro años. Hice gimnasia para fortalecer el cuerpo en general, especialmente los músculos de los brazos, todos los días de mi infancia y adolescencia. Todas las tardes después del colegio pasaba dos horas con una entrenadora haciendo paralelas, subiendo por la cuerda, haciendo abdominales y levantamiento de peso. Como consecuencia de eso, yo era una niña muy fuerte, extraordinariamente fuerte para lo que suelen ser las niñas e incluso los niños.

De hecho, yo era la personita más fuerte de mi clase y eso me hizo tener una relación diferente con el cuerpo de la que suelen tener las niñas. Si había que trepar a un árbol, subir por una tapia o transportar cualquier cosa me llamaban a mí. Si jugábamos a un juego en el que la fuerza contara algo, todos me querían en el equipo. Los niños, a veces, se pelean, se empujan, tienen relaciones mediadas por lo físico sin que eso tenga que terminar en peleas. Esas relaciones eran para mí una forma de expresión natural y todo eso tuvo consecuencias, determinó mi inserción en el grupo de los niños y no de las niñas. No se comparaba si yo era más fuerte o menos fuerte que la mayoría, que unos pocos o que la media. Era una más. Lo importante no era la fuerza concreta, medible, sino que lo importante era el uso que hacía de mi cuerpo, de mi fuerza física, la que fuera; la sensación de que era igual a los demás niños.

Los hombres que pegan a las mujeres no lo hacen porque sean más fuertes y estén seguros de que van a ganar la pelea. Pegan porque saben que en ningún caso la víctima se va a revolver. Recordemos que la violencia machista en la pareja es una escalada en la que se empieza con un insulto o un bofetón que ella nunca responde. Que quede claro que no quiero banalizar en absoluto la cuestión de la violencia machista y que no estoy sugiriendo que la respuesta a la misma sea devolver los golpes, en absoluto. Pero sí creo que muchos de los hombres que pegan a sus mujeres no son especialmente fuertes ni son valientes, ni pegarían a nadie si pensaran que ese alguien puede resistirse. Pegan a una mujer porque saben que pueden, porque ella está completamente desempoderada, también físicamente.

Conozco bien los mecanismos psicológicos que llevan a muchas de estas mujeres a no abandonar a sus maltratadores, a no denunciar, a no devolver los golpes; conozco lo que nos hace el amor romántico, la dependencia afectiva y material, etc. Comprendo que hablamos de un sistema naturalizado que se hace invisible, que se manifiesta en lo simbólico, en lo psicológico, en la autoconstrucción personal, que a menudo no percibimos como sistema de opresión; que se manifiesta en muchos pequeños actos cotidianos frente a los que es difícil rebelarse, que implica a la familia, a personas queridas, a los hijos e hijas. Comprendo que la represión que ejerce contra las mujeres que responden a las agresiones ha sido históricamente terrible y aun ahora es terrible en muchos lugares del mundo. Y el feminismo hace mucho por combatir todo esto. Sólo afirmo que, como parte de nuestra lucha feminist,a tenemos que aprender a situarnos en el mundo con una corporalidad empoderada, potente, valiente y consciente; que eso contribuiría –solo contribuiría- a cambiar algunas cosas.

Y de todas maneras, vuelvo a la pregunta del principio. Más allá de la violencia machista particular, ¿por qué razón las mujeres nunca, jamás, se han organizado y tomado las armas para defenderse, al menos en situaciones extraordinarias? Esa pregunta me revolotea por la cabeza sin que pueda encontrarle respuesta. ¿Nunca?

Las mujeres y la justicia: aportes y retos


OPINIÓN

  

CIMACFoto: César Martínez López
Por: Ana Silvia Monzón*
Cimacnoticias | Guatemala.- 

En Guatemala, como escribió Humberto Ak’abal, “todo queda lejos: la comida, las letras, la ropa…” y la justicia.

Y para las mujeres la distancia es mayor. Llegamos al siglo XXI con muchos retrasos: disparidad en la educación, sobre todo para niñas y mujeres indígenas, mestizas y ladinas del área rural; inequidad laboral para la mayoría, incluso las más letradas; escasa representación en los espacios públicos; altos índices de mortalidad materna sobre todo en el campo; aumento de casos de abuso y violaciones sexuales, así como de muertes violentas de mujeres.

Ante ese panorama, las mujeres se han organizado, denunciado y demandado transformaciones en todos los ámbitos: social, político, cultural y económico.

Un breve repaso por tres décadas de movilizaciones de las mujeres da cuenta del logro de algunas leyes que reconocen sus derechos y de instituciones, insuficientes aún, cuya obligación es garantizar esos derechos. Asimismo, se ha logrado que problemáticas como la violencia sean consideradas un fenómeno social y no una cuestión de pareja o familiar.

Uno de los espacios de mayor aporte de las mujeres es el de la justicia. Ellas fueron quienes encabezaron, desde los años 80, la exigencia de cumplimiento de los Derechos Humanos violentados durante la guerra que, en Guatemala, duró casi 40 años.

El Grupo de Apoyo Mutuo (GAM) y la Coordinadora de Viudas de Guatemala (Conavigua) que surgieron en esos años, junto a otros como Famdegua, no han dejado de insistir en la búsqueda de sus familiares y en la demanda de justicia ante las atrocidades cometidas por una política contrainsurgente basada en la doctrina de seguridad nacional.

Desde la reinstauración de un régimen civil en 1985, que implicó la adopción de una nueva Carta Magna, y particularmente desde la firma de los Acuerdos de Paz en 1996, las mujeres han protagonizado acciones diversas para exigir justicia.

Una breve lista de esas mujeres emblemáticas incluye a Helen Mack, Rigoberta Menchú, Rosalina Tuyuc, Nineth Montenegro, Aura Farfán, Rosa Franco y las mujeres ixiles que declararon en 2013 en el caso del genocidio cometido por el ex dictador Efraín Ríos Montt. Todas han actuado con valentía y perseverancia en su reclamo de justicia.

Y del lado de las instituciones es de destacar el trabajo desarrollado, entre otras funcionarias, por la juez Yassmín Barrios en casos de alto impacto como la condena a ex militares por el asesinato de monseñor Gerardi, y en 2013 por la sentencia a Ríos Montt por genocidio.

Y también por Claudia Paz y Paz, primera mujer electa para dirigir la Fiscalía General y el Ministerio Público (MP), que junto a su equipo de trabajo ha logrado avances reconocidos nacional e internacionalmente (1).

En los tres años y tres meses al frente del MP, la actual fiscal ha consolidado adelantos en la atención de la violencia contra las mujeres, a través de la creación de un Modelo de Atención Integral a las denunciantes de violencia, tomando en cuenta que de 2009 a 2013 ha habido un aumento significativo de denuncias de violencia contra las mujeres seguramente porque en 2008 se aprobó la Ley contra el Femicidio y Otras Formas de Violencia Contra la Mujer.

Datos del MP revelan que en 2009 se recibieron 30 mil 702 denuncias y para 2013 éstas llegaron a 49 mil 599 (2).

Asimismo, se ha fortalecido la Fiscalía de la Mujer a nivel central y se han abierto agencias especializadas en Fiscalías Distritales, lo que ha permitido aumentar la cantidad de sentencias condenatorias en casos de violencia, de 78 en 2009 a mil 110 en 2013.

Otro avance fue la realización de un diagnóstico interno de la institución en términos de la situación y condición de mujeres y hombres, y la adopción de una Política de Igualdad entre Mujeres y Hombres (3) que marca varios ejes: la armonización de las normas internas a los instrumentos internacionales en materia de igualdad de género; la adopción de medidas para lograr la equidad entre el personal; la búsqueda de una mejor atención a quienes acuden al MP, y la coordinación interinstitucional para garantizar la resolución de los casos de violencia contra las mujeres.

Por supuesto, hay desafíos que la Fiscalía General y el MP no pueden soslayar en materia de derechos de las mujeres (4). Desafíos cuantitativos por el número de casos que se acumulan y que constituyen un síntoma del grave problema de violencia contra las mujeres en el país.

Desafíos cualitativos, en términos de la calidad de la atención, de la formación de fiscales en la perspectiva de género, de las capacidades institucionales para investigar y garantizar una respuesta concreta a las ciudadanas que acuden a buscar justicia.

La situación creada por la resolución de la Corte de Constitucionalidad en marzo pasado, que acortó el periodo para el cual fue nombrada la actual fiscal (5), y el inicio del proceso para la selección de la persona que ocupará ese cargo a partir de mayo próximo suponen un reto tanto para la Comisión de Postulación, encargada de establecer los criterios idóneos y de garantizar un proceso transparente, como para el presidente de la República a quien corresponde tomar la decisión final.

Para las mujeres en Guatemala es de suma relevancia que quien llegue a ocupar el cargo en la Fiscalía General y MP mantenga y fortalezca los avances institucionales en materia de atención integral, investigación de las denuncias y sentencias en casos de agresión sexual y violación, pero también en los miles de casos que limitan otros derechos de las mujeres (a la libre expresión, a la defensa de los Derechos Humanos, etcétera).

Ese es el reto para las organizaciones sociales que dedican sus esfuerzos a lograr el acceso de las mujeres a la justicia: continuar con la vigilancia ciudadana del actuar de instituciones que, como el MP, están obligadas a garantizar una justicia pronta y cumplida.

Necesitamos que, en nuestro país, la justicia escuche y se acerque a las mujeres.

(1) María Encarnación Mejía García de Contreras ocupó en dos ocasiones este puesto, pero de manera interina.
(2) Ibid p. 15.
(3) Ministerio Público. Política de Igualdad entre Mujeres y Hombres, 2014. p. 14.
(4) Si bien existe el desafío de la cantidad de denuncias de violencia contra las mujeres, otros casos en materia de conflictos ambientales, criminalización de quienes resisten a proyectos de minería e hidroeléctricas, de atentados a la libertad de expresión y otros, también afectan a las mujeres.
(5) Acción que fue impugnada por organizaciones sociales, ya que se consideró un acto más político que jurídico.

*Socióloga y comunicadora feminista. Coordinadora de Voces de Mujeres.

Reportaje - Severas consecuencias para las niñas con el matrimonio infantil


REPORTAJE
   Daños a la salud, deserción escolar y pobreza

CIMACFoto: Yunuhen Rangel Medina
Por: Anayeli García Martínez y Angélica Jocelyn Soto Espinosa
Cimacnoticias | México, DF.- 

Las uniones de menores de edad acarrean diversos efectos negativos para ellas, como por ejemplo graves daños a su salud debido a los embarazos prematuros.

Muerte materna, infantil y neonatal, hipertensión, anemia, parto prematuro y secuelas severas en su salud, son algunas de las consecuencias de los embarazos en niñas menores de 15 años, muchas de las cuales se vieron obligadas o fueron forzadas a unirse en matrimonio.

Juan Martín Pérez, director de la Red por los Derechos de la Infancia (Redim), explica que la combinación matrimonio-embarazo tiene como resultado altas probabilidades de mortalidad materna, toda vez que la salud de las niñas corre más riesgos durante el embarazo y el parto.

De acuerdo con datos de la Redim basados en estadísticas del Inegi, para 2012 un total de 10 mil 924 niñas de entre 10 y 14 años de edad registraron un hijo; de ellas, 201 tenían sólo 10 años aunque no se precisa si estaban casadas o vivían con sus parejas.

La Redim afirma que los matrimonios están vinculados de manera estrecha con los embarazos prematuros, una situación que impacta el proyecto de vida de las niñas, afecta su crecimiento y además las obliga a convertirse en madres con todas las responsabilidades que ello implica.

EMBARAZO TEMPRANO

En 2013 la Dirección General de Servicios de Documentación, Información y Análisis de la Cámara de Diputados hizo un estudio sobre el embarazo en adolescentes, y encontró que la salud de las niñas y jóvenes corre mayores riesgos porque en general no llevan un control prenatal y pueden tener complicaciones médicas.

Al respecto, el director de la Redim acota que otra consecuencia es la muerte infantil o neonatal, ya que las niñas físicamente no están preparadas para desarrollar un feto e indicó que a los efectos en la salud se suma el estigma social al ser rechazadas por su círculo familiar.

Según el reporte del órgano legislativo, estas niñas corren el riesgo de padecer hipertensión, anemia, parto prematuro y lo más preocupante es que las mujeres menores de 15 años de edad tienen 60 por ciento mayor probabilidad de morir que una mujer de 20 años o más. Además existen más posibilidades de que se les practiquen partos por cesárea o de que sus bebés tengan bajo peso.

Es por ello que especialistas en derechos de la infancia afirman que las uniones a edades tempranas acarrean un cúmulo de consecuencias negativas para las niñas y adolescentes, entre las que se encuentran también la deserción escolar, la precaria inserción laboral y la reproducción de la pobreza.

Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012, el 51.9 por ciento de las adolescentes de 12 a 19 años de edad alguna vez presentó un embarazo, y 10.7 por ciento estaban en gestación al momento de la entrevista.

Nashieli Ramírez, coordinadora de Ririki Intervención Social, abunda que las uniones matrimoniales son más comunes en las comunidades indígenas o rurales, sin embargo observa que la maternidad temprana es un fenómeno que también se da en contextos urbanos y no necesariamente implica un matrimonio.

CÍRCULO DE MISERIA

El informe “El panorama de la educación 2013”, de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), reveló que México ocupó el primer lugar en deserción escolar entre niñas y niños de 15 y 18 años, un tema relevante porque para este mecanismo la educación determina cómo se vivirá en la edad adulta y un nivel de ingresos más alto.

Los expertos señalan que las niñas que se casan o viven en pareja tienen menos probabilidades de continuar sus estudios, porque deben cumplir con roles domésticos o ser madres. Al respecto, datos de la Redim basados en fuentes oficiales indican que 9 de cada 10 niñas que son madres dejan de asistir a la escuela.

En Chiapas, por ejemplo, una entidad donde 32.2 por ciento de su población vive en pobreza extrema y 26 por ciento es indígena, según el Inegi, y donde además es común la práctica de matrimonios de niñas, la deserción escolar es mayor y ellas tienen un nivel promedio de escolaridad que no rebasa el primer año de secundaria, indica Jennifer Haza Gutiérrez, directora de la Fundación chiapaneca Melel Xojobal.

El informe “Pobreza y derechos sociales de niñas, niños y adolescentes 2008-2010”, del Consejo Nacional para la Evaluación de la Política Social (Coneval) y el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), indica que junto con Chiapas, el Estado de México, Guerrero, Michoacán y Veracruz son las entidades con mayor pobreza para la niñez.

La doctora en Antropología por la UNAM Jahel López Guerrero, explica que el matrimonio infantil disminuye las posibilidades de que la niñez tome decisiones sobre su futuro, y además no le permite desarrollar otros aspectos de su vida, toda vez que se les “preparó” únicamente para unirse de manera temprana.

En este tenor, la académica observa que esta situación –cuando es originada por estructuras económicas y culturales de algunas comunidades– arrastra una herencia de pobreza que las nuevas generaciones no pueden romper, porque no permite a la infancia buscar otra alternativa de desarrollo.

Reflexiona que el problema más grave es que en particular las niñas son vistas como objeto de intercambio, no como personas con derechos, aspiraciones y posibilidades de un proyecto de vida que no esté ligado solamente con la vida matrimonial o la maternidad.

Ante este panorama, en la próxima y última entrega de esta serie de reportajes con motivo del 30 de abril Día del Niño, defensores de los derechos de la infancia explicarán cuáles son algunas de las estrategias que debe implementar el Estado mexicano para evitar las uniones en niñas, y con ello evitar las consecuencias para su desarrollo y el de la sociedad.

"Más mujeres participando en espacios donde se toman decisiones, eso es lo que queremos para El Salvador"


Entrevista a Pedrina Rivera, alcaldesa de Suchitoto (El Salvador)
La Guerrilla Comunicacional

Pedrina Rivera, es una de aquellas "niñas de la guerra" que tuvo que huir, junto a toda su familia, de la guerra en El Salvador cuando sólo tenía cinco años. Pasó exiliada en Honduras quince años.

Actualmente, Pedrina es la alcaldesa de Suchitoto, ciudad a cincuenta kilometros de la capital que se ha convertido en un importante destino turístico nacional e internacional.

Resalta con orgullo que la clave está en la planificación y en hacer partícipes a sus ciudadanos de las decisiones integrándolos en la vida municipal.

Pero si de una cosa puede estar bien orgullosa Pedrina, es de trabajar el tema de género desde su alcaldía, algo muy difícil en un país, y territorio centroamericano, muy marcado por los beneficios de los hombres.

Como ella misma nos indica comenta en la entrevista: "hasta hace unos poco años, las mujeres en nuestro país no podían ni votar".


Fuente: http://laentrevistadelmes.blogspot.com.es/2014/04/pedrina-rivera-mas-mujeres-participando.html

Regulación del comercio sexual


Una historia de prostitución. Foto: Rafael del Río
MÉXICO, D.F. (Proceso).- El escándalo en torno a la cloaca de Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre ha vuelto a poner la atención mediática en lo que algunos llaman prostitución. Ese término únicamente alude de manera denigratoria a quien vende, mientras que “comercio sexual” se refiere también a quien compra. Ya en un artículo anterior (Proceso 1948, del 2 de marzo) hablé de los marcos conceptuales opuestos con los que se ve a este milenario oficio hoy en día: uno que considera que la explotación, el sometimiento y la violencia contra las mujeres son inherentes al comercio sexual, y otro para el cual debieran reconocerse los derechos y obligaciones laborales para con quienes ejercen dicha actividad.

A lo largo de la última década y media se ha ido desarrollando una perspectiva que ve como víctimas a todas las mujeres que trabajan en el comercio sexual, con el propósito de “rescatarlas”. ¿Cómo ocurrió esto? Se recordará que desde los años setenta las llamadas “prostitutas” empezaron a organizarse para que su oficio fuera considerado un trabajo legal; en diversas partes del mundo armaron conferencias y encuentros internacionales con el fin de debatir sobre las condiciones de su regulación, e incluso algunas declararon la huelga y amenazaron con dar a conocer los nombres de sus clientes. Hasta mediados de los ochenta hubo un avance en distintos frentes: sindicalización, derogación de leyes discriminadoras, debates sobre la libertad sexual y establecimiento de alianzas con otros movimientos y grupos.

Pero a partir de los noventa tal avance se frenó por distintas cuestiones: La epidemia del VIH-sida desvió a muchas activistas hacia metas más urgentes; la derecha religiosa en EU ganó influencia, y muchas feministas en contra de la violencia hacia las mujeres se aliaron con la cruzada moral de Reagan, y luego con la de Bush. Cuando este último proclamó la “US Global AID Act” en 2003, mezcló conceptualmente comercio sexual y tráfico, bloqueó el apoyo a los programas dirigidos a trabajadores sexuales y promovió la abstinencia antes del matrimonio.

Por otra parte, el hecho de que no se reconociera el carácter laboral de la actividad impidió en algunos países la sindicalización de las trabajadoras, mientras que en otros los dueños de burdeles y antros se opusieron a ella. A todo esto se sumó la visibilización de la tragedia de las personas migrantes indocumentadas, traficadas y forzadas a dar servicios sexuales. Así, la preocupación por la gravísima situación de la trata con fines de explotación sexual desplazó el debate sobre el comercio sexual. En conjunto, todos estos acontecimientos impactaron las políticas de muchos gobiernos sobre el comercio sexual, marginando los procesos de autoorganización de las trabajadoras del sexo.

El comercio sexual ha sido –y sigue siendo– una forma importante de subsistencia para muchas mujeres. Si la compraventa de sexo es una práctica que implica explotación, ¿acaso no lo es también lo que pasa con las demás formas de venta de fuerza de trabajo en el capitalismo? ¿En qué radica la diferencia entre el comercio del sexo y otro tipo de situaciones que tienen amplios márgenes de explotación y que se permiten? ¿Por qué la mayoría de las personas no se indigna ante formas aberrantes de explotación de la fuerza de trabajo y sí con el trabajo sexual?

Cuando las mujeres recurren al comercio sexual es porque constituye el trabajo mejor pagado que pueden encontrar. Se cuestiona si las sexoservidoras son “verdaderamente libres” de elegir ese oficio, pero no se reflexiona si las obreras, las empleadas del hogar, las barrenderas y tantas otras lo son. Los constreñimientos económicos, la falta de oportunidades, la brutal desigualdad, afectan a todas ellas por igual. Pero con los salarios de hambre que hay en México no debería causar sorpresa que algunas mujeres prefieran ganar en un día la misma cantidad de dinero que ganarían en varias semanas. Para una gran mayoría, que no es engañada ni drogada ni secuestrada, la venta de servicios sexuales es valorada como la mejor opción disponible en el contexto de salarios miserables y desempleo.

Algunas personas consideran denigrante que las mujeres tengan sexo con “desconocidos”, pero este rechazo se da cobren o no. O sea, hay un estigma que se nutre de la doble moral: se rechaza la actividad sexual de las mujeres, y la de los hombres no. Si por el estigma las “transacciones sexuales” son de un orden distinto a otras transacciones, ¿no habría entonces que eliminar el estigma y regular el comercio sexual?

En México es necesario debatir sobre esto, pues se está filtrando una mezcla conceptual entre comercio sexual y trata con fines de explotación sexual. Dicha confusión se difunde en los medios y configura actos discursivos que logran un cierto efecto en la sociedad y en el gobierno. Reiterar las historias de mujeres víctimas de trata sin aludir también a las historias de las trabajadoras sexuales favorece posturas fundamentalistas, que evitan un debate serio sobre el comercio sexual. Hay que luchar contra la trata, y respetar y apoyar a las personas que se dedican al comercio sexual. La regulación de éste mejora las condiciones de trabajo y la seguridad de la mayoría de las sexoservidoras. El tema da para mucho más, y seguiré hablando de él próximamente.

Miles de niñas son víctimas de trata en la India


INTERNACIONAL
   Son explotadas sexual y laboralmente

Sumari Varda, una niña traficada desde el distrito indio de Narayanpur, limpia el piso en vez de ir a la escuela. Foto: Stella Paul/IPS
Por: Stella Paul*
Cimacnoticias/IPS | Kanker, India.-

Temprano en la mañana, Sumari Varda, de 14 años, se pone su uniforme escolar azul y se dirige al estanque de la aldea a buscar agua. “Extraño la escuela, ojalá pudiera volver”, susurra por temor a que la oiga su patrón.

Sumari nació en la aldea india de Dhurbeda, pero ahora vive en Bhainsasur, ambas en el central estado indio de Chhattisgarh. Si viste su uniforme escolar es porque es una de las pocas prendas que posee.

Su aldea nativa, Dhurbeda, se ubica en Abujhmad, un área forestal en el distrito de Narayanpur, señalado como uno de los mayores escondites del ilegal Partido Comunista Maoísta de India, que lidera una violenta rebelión contra el Estado en varias partes del país.

Hace nueve meses, una familiar lejana en Raipur, la capital del estado, visitó a los padres de Sumari, a quienes preocupaba que algún día su hija se uniera a los maoístas. La mujer, a quien Sumari llama “tía Bhudan”, se la llevó, prometiendo enviarla a una escuela de la ciudad.

Pero lo que hizo fue mandarla a Bhainsasur, a unos 180 kilómetros de Raipur. Ahora la niña trabaja duramente más de 14 horas diarias en la casa del hermano de su tía, cocinando, lavando, buscando agua, y a veces también cuidando al ganado.

Miles de niñas y niños de Chhattisgarh corren la misma suerte cada año. Según un estudio publicado en 2013 por la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito, más de 3 mil menores de edad son sometidos al año a la trata de personas desde ese estado.

El informe se centra en los distritos del norte, menos afectados por el conflicto. Distritos como Dantewada, Sukma, Bijapur, Kanker y Narayanpur, semilleros del movimiento maoísta, no están incluidos en el reporte.

El motivo es la falta de datos, dijo un funcionario del Departamento de Desarrollo Rural que no quiso dar su nombre por temor a represalias. Los investigadores y encuestadores no llegan a esos distritos más inaccesibles, agregó.

“En abril de 2010, los maoístas mataron a 76 agentes de seguridad en Dantewada. Desde entonces, la rebelión escaló a un nivel tal que son pocos los que se atreven a visitar sitios como Dantewada, Sukma o Narayanpur. Y si usted no ingresa en el área, ¿cómo recabará datos?”, planteó.

GOBIERNO NIEGA EL DELITO

Bhan Sahu cree que la falta de datos en realidad ayuda a los traficantes. Ella es fundadora de Jurmil Morcha, la única organización femenina tribal del estado que lucha contra los desplazamientos forzados de comunidades nativas forestales.

“Cada vez que se produce una masacre o un encuentro entre los maoístas y las fuerzas de seguridad, muchas familias huyen de sus aldeas. Los traficantes eligen a estas familias, les pagan y les ofrecen ocuparse de sus hijos”, explicó Sahu a IPS/Cimacnoticias.

“Pero el gobierno no quiere admitir ni las migraciones ni la trata. Así que los tratantes no soportan ninguna persecución”, dijo Sahu, que ha denunciado varios casos de trata en CG-Net Swara, una red de noticias comunitarias.

Jyoti Dugga, de 11 años, juega al hula-hula con aros de hierro para entretener a los turistas en las playas de Goa, en el occidente de India. Ella también procede de Chhattisgarh. Su hermano mayor fue a prisión por presuntos vínculos con los maoístas.

A sus padres les preocupaba que a ella también la arrestaran. Hace tres años accedieron a enviarla con un vecino llamado Ramesh Gota, al que Jyoti llamaba “tío”.

“El tío dijo que tenía muchos contactos y que podía darme trabajo, así que mis padres me enviaron con él”, relató Jyoti, quien también hace masajes en los pies a los turistas. Comparte una pequeña habitación con otros tres niños, todos de Chhattisgarh y con aspecto de desnutridos.

A comienzos de este mes, la policía rescató a 20 niños que eran obligados a trabajar en un circo de Goa. Pero Gota, el empleador de Jyoti, es demasiado hábil para dejarse atrapar: todo el tiempo traslada a los niños de una playa a otra.

El gobierno niega la existencia de la trata y la explotación infantil. Ram Niwas, director general adjunto del Departamento de Policía de Chhattisgarh, sostuvo que la trata de personas “se redujo considerablemente” desde que se crearon unidades especiales para combatirlas.

“El proceso de identificar esos distritos (donde se concentra la trata) está en marcha y se les dará prioridad”, dijo a IPS/Cimacnoticias.

El informe de la ONU dice que el desempeño de Chhattisgarh en la implementación de programas de protección infantil es inadecuado. “Las unidades de protección infantil del distrito no existen, y los comités de bienestar infantil no están trabajando en toda su capacidad”, según el estudio.

El Estado no se toma en serio la tarea de devolver a sus hogares a las y los niños explotados, agrega.

Mamata Raghuveer, activista por los derechos infantiles en el vecino estado de Andhra Pradesh, lidera la organización Tharuni, que rescata a niñas y niños en colaboración con el gobierno estatal.

Según Raghuveer, en los últimos dos años se rescataron 65 niñas. La mayoría eran de los distritos de Chhattisgarh azotados por el conflicto. “Hay hombres que se llevan de sus hogares a niñas de siete y ocho años”, dijo a IPS/Cimacnoticias.

“A algunas las emplean como trabajadoras domésticas, a otras las venden a explotadores sexuales. Cuando los hombres corren peligro de que los atrapen, desaparecen y abandonan a las niñas”, explicó.

El gobierno tiene una Política Nacional de Trabajo Infantil para la rehabilitación de niñas y niños obligados a trabajar. Los rescatados de entre nueve y 14 años se inscriben en centros de capacitación especial, donde les brindan alimento, atención de salud y educación, dijo al Parlamento en febrero pasado el ministro de Trabajo, Kodikunnil Suresh. “Actualmente, el programa cubre a 300 mil niños”, agregó.

IPS/Cimacnoticias conoció a Mary Suvarna, de nueve años, en un centro de capacitación especial en Warangal, Andhra Pradesh. A ella la rescataron hace un año en una estación de tren de la ciudad. Vivía en una aldea boscosa llamada Badekeklar, relató la niña. Es improbable que alguna vez vuelva a su hogar. Suvarna tiene un sueño. “Quiero ser oficial de policía”, dijo.

*Este artículo fue publicado originalmente por la agencia internacional de noticias IPS.
 

A 70 años del voto femenino en Francia, paridad aún es un sueño

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INTERNACIONAL
   No llega a 30 por ciento su presencia en el Parlamento

Por: Amílcar Morales García
Cimacnoticias/PL | París.- 

Con motivo del 70 aniversario de la proclamación del derecho al voto femenino en Francia, numerosas voces se alzaron para reclamar una plena igualdad de oportunidades para las mujeres en la vida política del país europeo.

El 21 de abril de 1944 el general Charles De Gaulle firmó la denominada Ordenanza de Argel, donde establecía el derecho de las mujeres a elegir y ser electas, el cual se hizo realidad un año y ocho días después, el 29 de abril de 1945, cuando ejercieron por vez primera el sufragio.

La normativa fue elaborada por el Comité Francés para la Liberación Nacional y se consideró un reconocimiento a la participación y el sacrificio de la mitad de la población durante la lucha contra la ocupación alemana en la Segunda Guerra Mundial.

Si bien muchas acudieron con entusiasmo a las urnas, el proceso de presentación de candidaturas femeninas fue más lento y difícil, recordó Lucienne Taulelle, quien ocupó el puesto de alcaldesa de la comuna de Vers-Pont-du-Gard durante 30 años.

“Habían sido sumisas durante dos mil años. Les parecía imposible dejar su casa y sus hijos, sobre todo en el medio rural”, agregó.

Mientras, la eurodiputada Marie-Thérèse Sanchez-Schmid señaló que si bien las leyes existen, las mentalidades no evolucionan con la velocidad requerida y la paridad en el ejercicio de los cargos de elección está aún muy lejana.

Aunque las listas de candidaturas deben tener igual número de mujeres y hombres, en la práctica los primeros puestos –los de mayores posibilidades– los ocupan aspirantes masculinos.

En las elecciones municipales de marzo pasado el 83 por ciento de las llamadas cabezas de lista eran hombres, denunció Danielle Bousquet, presidenta del Alto Consejo de la Igualdad de Género.

Las mujeres sólo representan el 5 por ciento de los presidentes de los Consejos Generales, son 27 de cada 100 diputados en la Asamblea Nacional, y el 22 por ciento en el Senado.

Aún para las que logran romper estas barreras y son electas, la situación es complicada, advirtió la diputada por París, Sandrine Mazetier, del gubernamental Partido Socialista.

Según la legisladora, la medida de la situación la da el hecho de que mucha gente aún necesita recibir una explicación de por qué tal o cual mujer fue electa para determinado cargo, lo cual no ocurre en el caso de los hombres.

El aniversario fue celebrado oficialmente la semana pasada durante un acto con la participación del presidente François Hollande, la ministra para los Derechos Femeninos, Najat Vallaud-Belkacem, y la recién electa alcaldesa de París, Anne Hidalgo.