6/02/2018

¿Salvar el corazón es feminista?


Lenguantes
Por: Cynthia Híjar Juárez*


La primera vez que me rompieron el corazón, estuve tanto tiempo tirada en el suelo de mi cuarto llorando, que perdí la noción del tiempo. Tenía poco más de veinte años, y la vida se medía a través de las lágrimas en borbotones como la sangre en la escena de Kill Bill donde Gogo Yubari le corta la cabeza al morro que se la quiere ligar.
De esos días, sólo recuerdo las lágrimas que habitaron cada uno de los espacios que pisé. Tirada en el suelo una tarde, cuando la luz entraba por la ventana y atravesó una de mis lágrimas, pude ver el arcoiris adentro de mi propio ojo.
Lloré en mi facultad, frente a un grupo de muchachas bullies que disfrutaron verme sufrir. Lloré frente a quien no quería mostrarme débil y frente a quienes me amaban. Lloré cuando mi “amigo” Juan me besó en Cuernavaca después de que yo sólo quería seguir tirada en el pasto, recordando cualquier evento de amor romántico que me ataba a mi ex. Lloré en los microbuses y en el metro, en las escaleras de un bar. Lloré cuando tuve que manejar borracha para escapar de dos estudiantes de ingeniería que planeaban abusar de mí en una fiesta. Lloré, lloré, lloré. Y luego chillaba. Y luego berreaba. Decía que se me iba a salir el cerebro por la nariz. Lloré en los coches con mis amigos cuando ponían una canción melosa que antes yo misma había criticado con mi esnobismo adolescente.
Pinches lágrimas cabronas, luego no dejan ni respirar. Mi tiempo, mi vida y mis aprendizajes, quedaron encapsulados en gotas saladas que se evaporaron y que tiempo después se derramaron sobre mí. Los segundos y los días no eran nada más que lágrimas.
Una lágrima que mide el tiempo exacto que tardé en perseguir un microbús pensando que había visto al exnovio ahí. Una lágrima que mide los ocho años que me tardé en reconocer su profunda misoginia, y que no era un buen novio sino un machito encubierto, después de mucho tiempo (es decir, lágrimas) de habernos dejado.
Una lágrima que mide toda la discografía de Buika, Luz Casal y Toña la Negra mientras se beben galones de tequila.
Las lágrimas que reclamaron su propia existencia como medida del tiempo, me enseñaron que tienen muchas formas el día que regresaron en forma de lluvia, cuando Martha y yo decidimos parar el shadow azul que ella manejaba porque llovía y quisimos mojarnos en un chaparrón y reír a carcajadas, ese día en el que teniendo más de veinte años, acabó mi infancia, en medio de gritos de fascinación ante las gotas tibias cayéndonos encima, totalmente niñas, desprevenidas de toda crueldad de un destino que al parecer, sentenciaba que la lluvia jamás sería tan bella como esa tarde.
No sé bien a donde se van las lágrimas, qué caminos transitan. Pero sé que vuelven a ti. Regresan como regalos que sanan y se adhieren a tu cuerpo, mientras ríes con tus amigas en una playa y el agua del mar te limpia las heridas, cuando bañas a tu perra salchicha o cuando compartes sudores después de bailar. La primera vez que sales a bañarte en la lluvia con tu sobrino, o el día que el suero gotea mientras ves a tu mamá sobrevivir a una operación de emergencia. Las lágrimas están ahí de nuevo, diciéndote que también en eso se transforman, que no las odies por haber salido tan desesperadas a buscar ser otra cosa para regresar a ti después de haberte dado lecciones.
Hasta aquí podemos notar que una de las condiciones de su humilde columnista, es la de una dramática obsesión con el acto de llorar. Muchos años y muchas lágrimas después, estoy de nuevo tirada sobre el piso. Llorando, como es de esperarse, con una elegante bata de peluche color turquesa y unos cómodos calzones azul marino. Es otro piso y yo, por minutos, pienso que también ya soy otra persona, pero luego noto que soy la misma que teniendo veinte años deseaba dejar de llorar o poder anestesiar absolutamente todas las emociones que me hacen, a dos semanas de cumplir treinta años, faltar a clases o perder los deadlines maratónicamente.
Soy una mujer que ha vivido con la tristeza a cuestas durante años, pensando que la danza y los impulsos creativos me podían ayudar a sobrevivir al diagnóstico de la depresión. He aprendido a usar la rabia y el enojo para no tener que contar el tiempo en lágrimas otra vez, pero hoy solo quiero un sindicato para muchachas que no pueden dejar de llorar.
Escribo esto desde el dolor. Ese que paraliza. El que te hace sentir que fuera de casa estas como los perros que se perdieron y corren sin ninguna dirección buscando a sus humanos, sin saber que entre más corren más se pierden y es más difícil volver. Este que aún dentro de casa no se siente aliviado. El dolor que no se cesa aun cuando alguien te dice: oye, estoy contigo, tienes que sentirte mejor pronto, ánimo, estás viva, disfruta tu dolor, tiempo al tiempo, todo pasa, al rato te vas a reír de esto. Escribo así porque quiero decir cuánto cansa ser un huracán. Lo duro que es medir todos los minutos de tu vida la fuerza que tienes para hacer cualquier cosa.
Lo difícil que es tragarse las lágrimas una y otra vez. La herida profunda que genera sentir que siempre estás sintiendo demasiado, que tus emociones son tan poderosas que te explotan adentro y te destruyen, el miedo a que alguien note que eres una catástrofe natural.
Escribo hoy para aquellas que también son huracán, incendio o maremoto. Muchas mujeres hemos sido obligadas a asumir la debilidad como una virtud y nuestra fuerza como algo tan despreciable, que aquí estamos, tantas de nosotras teniendo que llover dentro de una casa, tiradas en el piso, esperando a que salga el sol para ver el arcoiris otra vez. Para nosotras, hoy quiero decir una cosa breve: no sé qué sentido tiene esta columna. No sé qué rumbo tiene mi vida y no sé cómo darle forma al pinche dolor.
Me gustaría sentir que también de eso podemos hablar las feministas. Decir hola, estoy cansada. Hola, con todo y el feminismo, me siento culpable de ser quien soy. Hoy me siento profundamente lastimada. Hay días que esconder mi fuerza es tan cansado, que me siento débil, seca y agotada. Y me duele la cabeza.
Y quiero pero no tengo deseos de comer. Y termino comiendo mucho y mal. Hola, tengo estrés post traumático desde que soy activista. Soy grosera, impulsiva y contesto mal a veces a quienes me quieren. Siento una necesidad profunda de acariciar otros cuerpos y tener orgasmos, al mismo tiempo que no quiero tener contacto con nadie. Soy esta heteronormada que tiene terror de volver amar a su opresor.
Hola, no soporto a mis amigos y los necesito más que nunca. Nunca quise ser congruente. Me gustaría no tener que estar enojada para dejar a quienes me lastiman y poder irme antes. La rabia me ha ayudado a sobrevivir pero no es en rabia donde deseo vivir permanentemente. Cuando me miro al espejo, me siento fea. Pienso muchas veces al día que nadie me puede querer. Hola, ya sé que eso no suena feminista, pero así es como me siento y si no lo digo estaría mintiendo y eso, creo, tampoco lo es.
Para mí, el problema de aspirar a ser siempre felices y fuertes es que nos aterra cuando una de nosotras se rompe y cuando nosotras mismas nos rompemos. Pareciera que no tenemos permiso porque nos convencimos, de algún modo, de que eso no está bien. Quizás las cosas que detonan estas emociones y pensamientos sean patriarcales, pero una vez que ya están adentro de ti ¿qué haces? Porque no se destruyen tan fácil y además podemos culparnos por sentirnos así, no feministas y no fuertes y no rabiosas todo el tiempo.
¿Cómo vas a sentirte así si eres tan fuerte, inteligente, capaz, amorosa? Tan necesaria. ¿Y si las primeras en necesitarnos somos nosotras mismas? Disculparán el patético intento de provocación, pero ¿qué se supone que vamos a transformar si no transformamos nuestras contracturas musculares, nuestros espasmos de terror, nuestros ataques de pánico y nuestros cuadros de ansiedad y depresión? ¿qué lugar ocupan en el feminismo nuestras heridas, nuestras tristezas y nuestro dolor?
Entre amigas nos decimos, no vale la pena, regresa a la escuela, todo va a estar bien, ya acaba el semestre, no pasa nada, y cuando estamos heridas sabemos que es casi imposible asumir que necesitamos volver. Es duro no poder salir de casa, no poder leer, no poder comer y además sentir que estás traicionando la lucha y tu activismo y todo lo demás. Hace tanto que no puedo salir a marchar sin sentir ansiedad social. Hace tanto que no puedo con la carga de trabajo político que lleva consigo el activismo, que ya no sé qué estoy haciendo, o si tiene sentido. No quiero hacer una deducción, pero sí quiero señalar una cosa: el patriarcado nos hizo también sentirnos responsables de salvar al mundo mientras por dentro estamos tan heridas, tan lastimadas, empobrecidas, precarizadas y tan cansadas que necesitamos llover.
Esto es para ti, que también estás cansada. Está bien tomar un tiempo para sanar. Está bien cuidar tu alma y tu relación contigo misma. Las lágrimas que están contenidas tienen que salir, tienen que transformarse en algo más que un dolor de garganta, un tic, un nudo en la espalda. El silencio también es un aliado y mereces sobre todas las cosas, estar para ti misma. No hay manera de estar para las demás si no estás para ti primero. Amiga, date cuenta nos necesitamos vivas pero también nos necesitamos bien. Pero estar bien implica revisar las propias heridas, no solo enojarnos con el mundo porque las genera. Sanar es necesario para transformar las condiciones sociales que nos tienen tan mal.
¿Es este texto feminista? No sé. No quiero saberlo. Necesito, sobre todas las cosas, salvar mi propio corazón.
*Cynthia Híjar Juárez es educadora popular feminista. Actualmente realiza estudios sobre creación e investigación dancística en el Centro de Investigación Coreográfica del Instituto Nacional de Bellas Artes.

CIMACFoto: César Martínez López
Cimacnoticias | Ciudad de México.- 

Fuerte presencia de las mujeres en la migración laboral


OPINIÓN
   Monedero 
Por: Carmen R. Ponce Meléndez*


Un rasgo sociodemográfico insoslayable de los corredores de migración  es la elevada feminización de la migración laboral. Las mujeres en edades entre los 20 y 44 años sobrepasan a los varones en la migración hacia Estados Unidos y Canadá.

En Estados Unidos las mujeres centroamericanas eran 46.2 por ciento de las personas migrantes en 2010 (Stoney y Batalova, 2013); pero en los corredores intra-regionales superaban 52 por ciento (Morales y otros, 2012), de tal forma que su presencia no puede ser ignorada en ninguno de los corredores que conectan a los diferentes mercados de trabajo.


De acuerdo a la gráfica anterior las mujeres migrantes más jóvenes (23.8 años promedio), provienen de México y América Central, con un participación del 50 por ciento dentro de la migración laboral, es decir 5 de cada 10 personas migrantes por motivos laborales son mujeres.

Por tanto es insoslayable que una de las aristas para atender o pretender resolver esta problemática forzosamente es la económica y laboral. El cambio de la actual política económica que expulsa a las mujeres de sus países de origen por el desempleo y la pobreza. Desde luego la violencia juega un papel preponderante, en especial para las centroamericanas.

Según el estudio realizado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT): “La migración laboral en América Latina y el Caribe. Diagnóstico, Estrategia y Líneas de Trabajo de la OIT en la región”: el corredor laboral de los países de América del Sur a Estados Unidos y a Europa, por ejemplo, se caracteriza por una elevada feminización, pues 54 por ciento de las personas migrantes son mujeres.

En promedio, las mujeres constituyen más de la mitad del total de las personas migrantes identificadas en los países de destino de las subregiones de América del Norte y América del Sur.

En América Central y el Caribe son 50 por ciento y 49 por ciento respectivamente, pero en las demás subregiones sobrepasan ese dato. En todos los países de destino hay una importante participación de las mujeres en las edades activas, pues constituyen 52.8 por ciento de las personas migrantes entre los 20 y 64 años.

En Barbados, Cuba, Curaçao, Martinica y la República Bolivariana de Venezuela, las mujeres superan  entre 57 por ciento y 60 por ciento de las personas migrantes entre las edades señaladasSon hallazgos del estudio de la OIT, que aporta suficientes elementos sustentados en datos duros para que se piense seriamente en una estrategia regional para atender la problemática que está provocando el incremento en la migración femenina y sus características, que ésta obedece a motivos laborales  no sólo para México sino para toda la región, con énfasis en Centroamérica.

Desde luego no desde la perspectiva del Presidente de Estados Unidos, que además de haber iniciado desde su mandato una fuerte hostilidad hacia los y las migrantes y pretende (entre otras cosas), que sean utilizados como moneda de cambio para firmar un acuerdo comercial como el TLCAN, o lo que es peor firmar con México un acuerdo para que la frontera sur se militarice totalmente y se recrudezca la política antimigrante que ya tiene actualmente México. Hacerle el trabajo sucio para que el país no permita el tránsito o estancia de esta creciente población que viene del Sur.

ES UN TEMA QUE ATAÑE A LAS MUJERES

México está hermanado con esa población migrante de nuestro continente por el lenguaje, la cultura, la explotación, la violencia impune, sus malos gobiernos y la pobreza. Por lo mismo no se puede “prestar”, ni mucho menos debe someterse a los intereses de Estados Unidos.

Desde esta mirada es necesario ver lo sucedido en el segundo debate presidencial realizado en el mes de mayo. No hace muchos años era impensable que en un debate presidencial uno de los temas centrales fuera la migración, pero desde una perspectiva regional, no sólo local.

También era difícil plantearse que éste se realizara en la ciudad de Tijuana, Baja California, una ciudad que siempre ha estado en el centro del huracán, sede del Colegio de la Frontera Norte (Colef), cuya especialidad es y ha sido justamente la migración y las relaciones binacionales (México-Estados Unidos).

Precisamente conforme a un estudio del Colef : “debido a condiciones de violencia generalizada en el Triángulo Norte de Centroamérica, el número de solicitudes de refugio en México y de solicitudes de asilo afirmativo (en los puertos de entrada) en la Unión Americana han tendido a dispararse en los últimos años ya que entre el 2013 y el 2015 el número de solicitudes de asilo de ciudadanos de esos tres países pasó de 13 mil 722 a 49 mil 557”.

La conclusión del estudio es por demás importante: “la principal responsabilidad del Estado mexicano con las personas migrantes es garantizar el respeto de sus Derechos Humanos sin importar su estatus migratorio”. Pero desgraciadamente eso no está sucediendo y menos sucederá si México se somete a la voluntad de Trump con la engañifa del TLCAN.

Se criminaliza al migrante como lo hace Trump, el candidato del PRI José Antonio Meade durante el debate presidencial dijo: “mucha de esa migración tiene implícita también delincuencia organizada, mucha de esa migración implica lavado de dinero, implica trata, implica abusos, implica vulnerar también nuestra propia seguridad".

Es más que obvio que estas afirmaciones además de criminalizar a las personas migrantes se  orientan a la justificación de ese tratado de migración o más bien anti-migración con Estados Unidos y su gobernante Trump. Más que protección del Estado estas declaraciones justifican la persecución, el robo, secuesto, y la trata de personas de que son objeto esta población, sean hombres o mujeres. El problema también está en el Suchiate.

La propuesta es darles un trato similar al que reciben en Estados Unidos, es el colmo. Allá los obligan a vivir a salto de mata, pendientes de las deportaciones y sometidos a una sociedad que ha exacerbado su racismo y xenofobia,  al grado de que hablar español implica un grave riesgo de ser atacado o deportado. Sin contar con que son explotadas en trabajos con salarios muy bajos y sin ningun derecho. De ahí que una propuesta como generar un acuerdo interregional –México, Centroamérica y América del Sur-, es fundamental. Fortaler los Consulados de México y convertirlos en procuradurías de defensa de los y las migrantes también es indispensable pero requiere (entre otras cosas), reforzar el exiguo presupuesto que tiene actualmente la Secretaría de Rrelaciones Exteriores.

Al respecto el pasado 13 de mayo Jorde Durand publicó en La Jornada:  “la Secretaría de Relaciones Exteriores que se encarga de los programas de protección de los 50 consulados que existen en Estados Unidos, no tiene presupuesto ni personal suficientes para operarlos adecuadamente”.

La tarea es urgente pero no será muy fácil, habrá que empezarla cuanto antes para lograr la protección de quienes migran. Pero será insuficiente si no se acompaña de una importante modificación de la política económica, la actual provoca mucha pobreza, desempleo y violencia, expulsando a las personas de sus países de origen, donde las mujeres regularmente llevan la peor parte.
* Economista especializada en temas de género
Twitter: @ramonaponce

CIMACFoto: Itandehui Reyes Díaz
Cimacnoticias | Ciudad de México.- 

El caso de “La Manada” evidencia falta de estadísticas con perspectiva de género


Feministas investigan sobre agresiones sexuales múltiples en España


La agresión sexual por parte de cinco hombres que vivió una joven en las Fiestas de San Fermín, el festival de toros en Pamplona, en 2016, fue un caso que provocó un intenso debate sobre la cultura machista y la violencia de género en España.
Las discusiones no cesaron cuando los hombres que se autodenominaron “La Manada”, que violaron a la mujer en un portal y luego compartieron imágenes filmadas en su grupo Whatsapp, sólo fueron condenados por abuso sexual, porque los jueces consideraron que no hubo violencia ni intimidación en el acto.
Durante el proceso, que fue muy mediático y con cobertura periodística llena de prejuicios, un grupo de feministas españolas se dio cuenta de lo necesario que era una base de datos desagregados sobre la violencia sexual, ya que a las estadísticas que existían, carecían de perspectiva de género.
Es por eso que crearon el sitio web geoviolenciasexual.com, con el fin de proporcionar una lectura feminista de los datos, y de verlos en un marco del “neoliberalismo sexual, la mercantilización y cosificación de las mujeres.” En este sitio, darán voz a “las subjetividades disidentes que inspiran y alientan los cuidados comunitarios y la autodefensa feminista”, escribieron en la introducción.
En su investigación, se dieron cuenta que a pesar de que existen  estadísticas oficiales sobre violación, éstas no miden todas las formas de violencia sexual. Encontraron que el número de agresiones sexuales múltiples registradas tan sólo en 4 meses de 2018 corresponde a las mismas que documentaron en todo 2016.
En  2016 fueron 13 casos; para 2017, 11; y de enero a abril de este año van 13 agresiones de este tipo.
Aunque las autoras explicaron que los casos encontrados sólo pueden ser una mínima parte de la violencia que existe (por ejemplo se sabe que sólo una de seis violaciones en España se reporta) esta tendencia sería sumamente preocupante.
“Las 37 agresiones sexuales tienen semejanzas y responden a ciertos patrones que se repiten”, indicaron. Por ejemplo, existió una clara diferencia en el número de víctimas y agresores. De las 37 agresiones sexuales, múltiples, en 32 casos había una sola víctima (86 por ciento), mientras que los agresores eran más de cuatro en 20 de los 37 casos (54 por ciento).
El estudio también destaca que 32 por ciento de los grupos de agresores eran desconocidos de la víctima (12 casos, siete de ellos, de violación). Otro 27 por ciento de los agresores había conocido a la víctima ese día (10 casos, ocho de ellos, de violación). En promedio, la edad de las víctimas fue de 19 años, seis menos que la media de los agresores (25 años).
El 27 por ciento de los casos se perpetró en la calle (10 de los 37 casos), mismo porcentaje que las agresiones cometidas en viviendas. El tercer escenario más común eran los vehículos, con cinco casos (14 por ciento).
Otros datos relevantes que encontraron las autoras: una de cada 10 víctimas denunció haber sido drogada. Una de cada 10 víctimas tenía algún tipo de discapacidad. En total, se registraron cinco víctimas que también sufrieron algún tipo de linchamiento público revictimizante, y de las 37 agresiones conocidas, cinco se perpetraron durante fiestas populares (13.5 por ciento de los casos).
Estas agresiones sexuales, analizaron las autoras, no se cometieron en un vacío discursivo ni simbólico. La imagen de tres o más hombres violando tumultariamente a una mujer es una que asocian a la “cultura pornográfica hegemónica”, que se habría convertido en la educación sexual de varias generaciones desde la irrupción de internet.
En los tipos de porno que se muestra figura el gangbang (grupos de tres o más hombres que tienen sexo con una sola mujer). En esas imágenes predominarían no sólo la cosificación, sino la violencia explícita y hasta tortura física que se ejerce en el cuerpo de las mujeres.
Pero la violación en grupo no tendría un mero fin sexual, sino que es un crimen de poder masculino “que se remonta a los orígenes del patriarcado”, con el fin de “escenificar la dominación y dueñidad del cuerpo de las mujeres.”
La conclusión de las autoras es que el marco histórico y social de la violación múltiple de “La Manada” y su sentencia mediática nos avisarían de un riesgo: el retroceso de los derechos de las mujeres en España. “El machismo parece no solo reafirmarse sino expandirse y fortalecerse”, advirtieron.
El sitio geoviolenciasexual.com apareció hasta ahora en versión beta. Las autoras esperan ampliar el proyecto y en el futuro incorporar denuncias y registros de instituciones públicas y datos de organizaciones sociales y asociaciones feministas del país.
CIMACFoto: Hazel Zamora Mendieta
Por: Sonia Gerth
Cimacnoticias | Ciudad de México.-

Discuten propuesta de tratado internacional sobre violencia y acoso en el trabajo


OIT sesiona en su 107 conferencia
   

Desde de este lunes, gobiernos, empleadores y empleados de todo el mundo se encuentran reunidos en la ciudad de Ginebra, Suiza, para discutir una propuesta de tratado internacional sobre la violencia y el acoso en los lugares de trabajo; esta discusión se desarrolla en el marco de la 107 Sesión de la Conferencia Internacional del Trabajo.
Los delegados de la conferencia deberán negociar la adopción del nuevo instrumento jurídico que aborde de forma específica la violencia y el acoso en el trabajo, pero, de momento se desconoce si se tratará de una convención o una recomendación.
En este contexto, la organización Human Right Watch (HRW) presentó una investigación sobre la violencia y el acoso en el trabajo, en particular para las trabajadoras del hogar, los trabajadores de la confección, los pescadores, los trabajadores agrícolas y los empleados migrantes.
Incluye además ejemplos de “buenas prácticas gubernamentales” y recomendaciones sobre elementos esenciales para una propuesta de convención internacional de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y para poner fin a la violencia y el acoso en el área de trabajo.
El movimiento “Yo También” ha puesto en evidencia la violencia de género generalizada desde las industrias más conocidas y poderosas hasta los sectores más marginados e invisibles, aseguró la investigadora sobre derechos de la mujer en Oriente Medio para HRW, Rothna Begum,
Begum aseguró que los países pueden ayudar a componer las cosas con la adopción de un estándar global vinculante para prevenir y responder a la violencia y el acoso en el trabajo.
La OIT está presentando a los países una oportunidad única para ayudar a poner fin a todas las formas de violencia y acoso en el lugar de trabajo; los gobiernos, los empleadores y los trabajadores en la conferencia deberían apoyar este tratado global que se espera esté listo para su adopción el próximo año, agregó la investigadora.
En su informe “Mujer, Empresa y el Derecho 2018” elaborado por el Banco Mundial, se encontró que 59 de 189 países cuyas economías fueron estudiadas no tenían disposiciones legales específicas que cubrieran el acoso sexual en el empleo.
Además, la OIT ha observado que existen muchas lagunas en las protecciones legales relacionadas con la violencia y el acoso en el lugar de trabajo, que incluye la falta de normas coherentes, falta de cobertura en leyes y políticas para los trabajadores más expuestos a la violencia y una definición demasiada rígida de “lugar de trabajo” en las leyes y regulaciones existentes.
CIMACFoto: César Martínez López
Por: la Redacción
Cimacnoticias/Cerigua | Guatemala, Gua .-

Trampa patriarcal, hablar de consentimiento en la prostitución


Mujeres Cautivas
Por: Teresa C. Ulloa Ziáurriz*


En el marco del I Congreso Abolicionista Internacional celebrado en Buenos Aires, el 16 y 17 de mayo pasados, Amelia Tiganus, sobreviviente de trata, combatiente, feminista, vegana y activista de feminicidio.net, ha convertido su experiencia en una herramienta política y de lucha contra el sistema prostituyente, el loby proxeneta y el patriarcado.
El consentimiento ha estado en el centro del debate público y mediático cuando se habla de acoso y violación sexual, pero no ha sucedido así con la prostitución. Y a ese respecto mencionó que “en el neoliberalismo la prostitución es el lugar donde se blanquea la violencia sexual y donde el intercambio de dinero hace posible que creamos que es asumible; como dice Graciela Atencio, “la prostitución es la excepción patriarcal”. Hablar de consentimiento en la prostitución es una trampa patriarcal porque se confunde con la resignación que asumen muchas mujeres para poder sobrevivir.”
Es fundamental poner en el centro del debate el consentimiento en cuanto a la sexualidad de la mujer porque nos deja en un lugar inactivo, es decir, quien decide y propone es el hombre, por lo cual nos quedamos sin la posibilidad de ejercer nuestra propia sexualidad. Y sucede, en parte, porque los hombres temen al deseo de las mujeres, temen que se les toque su hombría reforzada a través del dominio. Y ahora cuando está en el centro del debate la violencia sexual, en especial con el caso de “La Manada”, he leído muchos comentarios como “pero qué necesidad de violar, si se pueden ir de prostitutas” evidenciando la doble moral a través de la cual entendemos que tienen que haber mujeres que estén a disposición, poniendo el cuerpo, para que los varones puedan seguir ejerciendo su masculinidad hegemónica.
Uno de los argumentos que siempre han usado del lobby proxeneta y el reglamentarismo es que la prostitución es una forma de liberación sexual, pero Tiganus refirió que “en la prostitución es el único lugar, simbólicamente, en el que se le permite a la mujer ‘tomar la iniciativa’, y es una falsa iniciativa, porque quienes sí eligen libremente consumir cuerpos de mujeres son los hombres.
La decisión de las mujeres, supuestamente libre, que se traduce en el discurso proxeneta en liberación sexual, no es más que un espejismo que responde al patriarcado: si ellas “eligen” deben tener muy claro quién es el que tiene el poder. A los hombres les gusta que una mujer tome la iniciativa siempre y cuando no vean amenazada su virilidad.”
También dijo: “la prostitución tiene rostro de mujer pero es un mundo de hombres: es ocio y negocio masculino. El papel de los puteros está totalmente invisibilizado porque conviene: son los que sostienen toda la estructura prostituyente y esa alianza tan firme que tienen el Estado, los proxenetas y los puteros no tiene fracturas, nuestro papel es visibilizar esos actores invisibilizados y buscar fugas para intentar quebrar ese poder”.
Por otra parte, agregó que “en Europa los medios de comunicación tienen mucho que ver con que el foco esté en la mujer y en la construcción de un estereotipo del proxeneta: encarcelado, con aspecto violento y siempre de origen extranjero, y, en realidad,  los grandes proxenetas son  españoles, tienen amparo legal y son llamados empresarios de ocio. En España la prostitución es alegal, sin embargo, no está penada la tercería (o alquiler de locales), ni el proxenetismo no coercitivo y aquí, volvemos a la idea de consentimiento porque no se mira el estado de vulnerabilidad de las mujeres en situación de prostitución”.
Además señaló que: “de la ecuación prostituyente el Estado, también invisibilizado, permite y se lucra con el dinero que produce la trata, la prostitución, la pornografía y todo lo que genera la “industria del sexo” que no es más que un eufemismo de proxenetismo.
Y me parece importante señalarlo porque si queremos plantearnos qué Estado y qué tipo de sociedad queremos, donde los derechos de las mujeres sean garantizados, la existencia de la prostitución discrimina a todas las mujeres poniendo a disposición de los hombres lugares físicos para que algunas de ellas, generalmente empobrecidas, vulnerables, migradas y que han sufrido violencia sexual desde pequeñas, se conviertan en meros receptáculos de semen.” También habló “de cómo algunas mujeres nos convertimos en una mercancía en la que los hombres pueden verter el miedo a la mujer sin miedo, como diría Eduardo Galeano.”
Y agregó que: “hace 11 años salí del sistema prostitucional después de sobrevivir 5 años a ese campo de concentración. Pasé por más de 40 prostíbulos en España y salí en silencio sin el menor apoyo y reparación estatal porque estaba colapsada, había llegado al límite y no podía dar más de mí.
Yo no me identifiqué como víctima de trata hasta hace 4 años cuando comencé a estudiar protocolos sobre la trata. Cuando leí el Protocolo de Palermo aparecieron los términos captación, traslado y acogida a través de medios engañosos o aprovechándose de la situación de vulnerabilidad de una persona para obtener su consentimiento. Comencé a atar cabos y dije, claro, todo esto pasó porque estaba en una situación muy vulnerable y aprovecharon ese momento para obtener mi consentimiento. Fue allí cuando tomé conciencia de hasta qué punto había vivido un sin número de injusticias sin saber que se me debía una reparación.
Es muy difícil separar la trata de la prostitución porque desde el punto de vista de la demanda, si la mujer no tiene las herramientas para darse cuenta de que es víctima de trata, cómo lo va a hacer un putero con la cartera en la mano. Hay que dejar de pensar que hay una prostitución buena y una mala, eso es quedarse en lo superficial.”
“Antes de tomar conciencia sobre mi situación, pensaba que era algo que había elegido, que me lo había buscado y que tenía que asumirlo, porque no tenía ninguna herramienta. Ni siquiera sabía que existía la trata porque en mi imaginario una víctima de trata era una mujer encerrada y encadenada, hasta a mí me daban pena las víctimas de trata y en parte eso pasa como mecanismo de supervivencia porque no nos queremos identificar como víctimas: ser víctima mujer en el imaginario colectivo es alguien inerte y que no es capaz de luchar, cuando realmente ser víctima no quiere decir más que una persona inocente ha sufrido la vulneración de sus derechos y que existe un victimario que es responsable y debe pagar por ello. ¿Para qué sirve la imagen de víctima perfecta? Para invisibilizar al victimario.”
Y terminó diciendo: “el feminismo y la sororidad me salvaron la vida: me dieron las herramientas para analizar y sacar mi experiencia de lo personal y asumirla como política. Me sentí en la obligación ética de actuar, dije “todo esto que sé es poder y lo voy a ejercer”. Se habla mucho de la dignidad en la prostitución y para mí la dignidad es utilizar el poder, sea mucho o poco, para crear un mundo mejor. Entonces me vi en la dicotomía de hacerme cómplice guardando silencio o convertirme, por fases, de víctima a sobreviviente, y de sobreviviente a combatiente. Elegí la segunda.”
*Directora de la Coalición Regional contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe, (CATWLAC por sus siglas en inglés).
Twitter: @CATWLACDIR

Imagen retomada del portal indymedia.org
Cimacnoticias | Ciudad de México.- 

Mujeres migrantes pasan años en cárceles por crímenes que no cometieron


Graves violaciones a DH en frontera sur de México
   


Ellas vinieron a México para buscar una vida mejor, pero en vez de eso fueron víctimas inocentes de una policía y una fiscalía que buscaba presentar éxitos en su “lucha” contra el crimen organizado. Tal es el caso de seis mujeres migrantes que pasaron años en la cárcel por crímenes que no cometieron, aseguraron organizaciones civiles.

El Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, la Universidad Iberoamericana y el Centro de Derechos Humanos Fray Matías de Córdova presentaron el informe “Criminalización de Mujeres Migrantes”, en el cual muestran graves violaciones a los Derechos Humanos de mujeres migrantes en el sur de México.
El informe pone el caso de las seis mujeres en contexto con la política migratoria del Estado mexicano en la frontera sur. Expone que el objetivo central es el control de flujos migratorios, con una militarización de amplias zonas fronterizas de México y Guatemala.
Esta política es respaldada por los Estados Unidos, nación que tiene gran interés de contener migrantes centroamericanos lejos de su frontera, y ha dado miles de millones de dólares para el fortalecimiento de la seguridad en las fronteras. Las organizaciones civiles han notado que las detenciones, deportaciones y violaciones graves de Derechos Humanos han aumentado en los últimos años.
Por ejemplo, 188 mil 595 personas han sido detenidas en 2016, comparado con 86 mil 298 en 2013, muchas de ellas demandantes de asilo político, mujeres, embarazadas, niñas y niños. Las políticas restrictivas del mayor control afectan sobre todo a grupos de mayor vulnerabilidad, concluye el informe.
En este marco también se puede ver la detención de mujeres migrantes y su vinculación con delitos penales. El Estado mexicano tiene grandes deficiencias en el cumplimiento de las recomendaciones internacionales para atender el delito de trata, constatan las y los autores.
Hay un aumento considerable de sentencias, pero no necesariamente se está procesando a tratantes, sino a los explotadores o las propias víctimas, y el acceso a la justicia de las acusadas es difícil, sobre todo para mujeres indígenas.
Uno de los ejemplos que da el informe es el de Guadalupe Pérez Rodríguez, una indígena Mam de Guatemala, de 52 años. Se trasladó con su familia a Motozintla, Chiapas, hace veinte años. Era empleada de un bar donde lavaba los trastes cuando la detuvo la policía.
Agentes estatales entraron al bar y se llevaron a las mujeres empleadas y clientas, los hombres que se encontraron ahí no fueron detenidos. Guadalupe fue llevada al Ministerio Público pensando que los policías sólo la iban a entrevistar. Le presentaron papeles y pidieron que los firmara. Ya que Guadalupe no sabía leer ni escribir, dio su huella digital.
Fue trasladada al reclusorio femenil en Tapachula, acusada de trata de personas y corrupción de menores, basado en el dicho de los policías, su propia declaración, y los testimonios de las otras detenidas que más tarde se retractaron refiriendo que los policías las obligaron a firmar.
Guadalupe nunca recibió el apoyo de un o una intérprete, como es su derecho. No fue informada del derecho a asistencia consular. El juez no consideró la retractación, diciendo que debía prevalecer la primera declaración, aun cuando las testigas mencionaron que fueron coaccionadas.
Aunque también menciona las circunstancias en que fueron criminalizadas las seis mujeres, y destaca la discriminación y violencia que han vivido antes y después de su detención, el informe de las organizaciones se concentra en las violaciones al debido proceso. La intención es hacer incidencia, para que no vuelva a pasar.
El patrón de todos estos casos de falsa detención es similar. Las víctimas fueron mujeres en condiciones vulnerables, por su estatus migratorio el trabajo en bares es uno de los pocos accesibles en el lugar. Sufrieron un trato degradante de parte de oficiales, en algunos casos fueron golpeadas, una de ellas sufrió tortura sexual.
Todas fueron obligadas o engañadas a firmar papeles en blanco, o declaraciones inculpatorias. Dos de ellas fueron exhibidas en medios de comunicación como delincuentes, también una violación de sus derechos, según las y los autores. Durante su tiempo en prisión, enfrentaron más obstáculos por su condición de migrante. Todas fueron separadas de sus hijos e hijas, una de las niñas se quedó en condición de calle mientras que su madre permanecía en prisión.
De los seis casos, sólo una mujer permanece en reclusión hasta el día, dos salieron porque fueron declaradas inocentes, y tres a través de una comisión interinstitucional llamada Mesa de Reconciliación que tiene facultad de suspender la sentencia, aunque eso significa que mantienen sus antecedentes penales y tampoco tienen  posibilidad de exigir una reparación integral del daño.
El informe sostuvo que es necesario luchar contra la trata de personas, pero subrayó que las investigaciones tienen que ser  llevadas a cabo con altos estándares científicos, y que las juezas y los jueces tienen que respetar plenamente las garantías judiciales.
“De no ser así, la fabricación de culpables seguirá siendo una realidad, y con ello la impunidad seguirá prevaleciendo”, concluyen las y los autores quienes hacen algunas recomendaciones a las autoridades federales, estatales, y órganos públicos. Entre ellas está realizar una revisión completa de todos los procesos penales iniciados contra mujeres en el estado de Chiapas, con el propósito de identificar casos de encarcelamiento injusto.
Además, demandan iniciar investigaciones inmediatas cuando servidores públicos cometan delitos vinculados con la detención de personas, como las detenciones arbitrarias, la tortura y otros tratos crueles. En cuanto al proceso, en caso que se alegue tortura o coacción, excluir las pruebas relacionadas y ordenar que se realice una investigación al respecto.
Y, entre muchas demandas más, que a las mujeres que han sido acusadas injustamente de delitos se les garantice el derecho de obtener su residencia por razones humanitarias.
CIMACFoto: César Martínez López
Por: la Redacción
Cimacnoticias | Ciudad de México.- 

La realidad del norte: el feminicidio no acaba en Juárez


 Caravana de la Realidad del Norte llega a CDMX


“Cuiden a sus hijas” recomendó Juana Villalobos Castro para quienes la escuchaban en el Hemiciclo a Juárez en la Ciudad de México. Ella es madre Ana María Gardea Villalobos, una niña de 10 años de edad que desde 1997 a quien no sabe si la asesinaron en Ciudad Juárez, Chihuahua, porque sólo le entregaron un ataúd sellado “con el cuerpo de su hija”.
Juana tomó un último aliento para gritar una consigna, “¡Ni una más!”, con los ojos cerrados y el puño con esfuerzos en alto. Sus breves palabras son porque está agotada, igual que las otras madres de hijas de víctimas de feminicidio y desaparición que la acompañan en la “Caravana de la Realidad del Norte”.
Llevan seis días en el camino, salieron el 19 de mayo de Ciudad Juárez para cruzar el territorio mexicano en demanda de justicia por sus hijas. Hicieron paradas en Coahuila, Zacatecas, San Luis Potosí y Querétaro, recogieron historias de otras familias que como ellas, no claudican hasta ver a los asesinos de sus hijas en prisión. Finalmente, llegaron el pasado 24 de mayo a su destino, la Ciudad de México, en donde realizaron al día siguiente un mitin en el monumento del Hemiciclo a Juárez.
El cansancio de Juana, Fabiola, y Martha, las tres madres que encabezaron la caravana, no sólo es de este viacrucis de seis días, es por el de años que llevan buscando contra corriente que los casos de sus hijas no queden impunes a cuestas de perder a su familia, el trabajo, enfermarse, tener represalias por sus demandas, contaron en entrevistas con Cimacnoticias. 
“Ahorita, casi la mayoría estamos enfermas, enfermas de dolor. Estamos enfermas de injusticia, de que no hacen nada. Estamos perdiendo a nuestros hijos lentamente, al menos yo los perdí. Sentimos una impotencia por el gobierno que tenemos en Ciudad Juárez, no tenemos autoridades para que se haga justicia”, narró en entrevista a esta agencia Juana Villalobos.
CIMACFoto: Hazel Zamora Mendieta
La realidad del norte, como nombran ellas a la caravana, es que después de 25 años que se comenzó a registrar el feminicidio en Ciudad Juárez, “las cosas no cambian”, dijo Norma Leticia Rivera Rivas, madre de Flor Fabiola Ferrer Rivera, asesinada en dicho municipio en 2002.
La maquila –relató Norma Rivera a esta agencia- se mantiene como el trabajo precario al que pueden aspirar las mujeres de bajos recursos en Juárez, la violencia se ha recrudecido con el crimen organizado y la militarización de los estados de la frontera norte, a las mujeres, niñas, adolecentes, adultas mayores, las siguen asesinando.
La “Caravana de la Realidad del Norte” tiene como motivo los nueve años que cumplió de desaparecida Esmeralda Castillo Rincón. La niña de nueve años de edad que el 19 de mayo de 2009 salió de su casa para ir a la escuela, jamás regreso.
A la madre de Esmeralda, la señora Martha Alicia Rincón, se le unieron otras madres de Juárez, porque ni siquiera la sentencia contra el Estado mexicano que dictó en 2009 la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CoIDH) por los crímenes de odio contra las mujeres ocurridos en la entidad (conocido como Campo Algodonero), hizo que las investigaciones de los casos de sus hijas avanzaran.
CIMACFoto: Hazel Zamora Mendieta
Hoy las madres de Juárez están desempleadas, los malestares de permanecer por años en la luchan se evidencian en las enfermedades, “los años han pasado” los contó también exhausta Norma Rivera para dar a entender que ya son adultas, demasiado grandes para conseguir un empleo que acepte sus ausencias por no dejar los casos de sus hijas y continuar solventando los cuidados de sus nietas y nietos, de los que tomaron cargo por el asesinato de sus madres.
“Decidimos unirnos al ver que las autoridades no hacen nada, venimos porque no tenemos trabajo” continuó Juana Villalobos, y aclaró, no todas las madres de Ciudad Juárez están ahí, otras no pudieron venir por “el riesgo de perder su empleo, por la falta de recursos económicos” pero ahí estaban ellas en su representación. “Hemos entendido que sólo unidas podemos”.
“En mi caso”, añadió Norma, la madre de Flor Fabiola Ferrer, “mi hija me dejó en orfandad un hijo de dos años. Es muy difícil es vivir cómo va él va creciendo y haciendo sus preguntas. Es muy duro para mí y las otras madres que viven lo mismo. Ya él va en primero de prepa, yo estoy batallando. Nos encontramos muy lastimadas, unas enfermas, es difícil sacar adelante a los nietos, según el apoyo del gobierno es con las becas pero dime ¿mil 200 pesos me van a alcanzar?” cuestionó.
CIMACFoto: Hazel Zamora Mendieta
Casos como el Flor Fabiola y el de Ana María Gardea están prácticamente cerrados por las autoridades pero sus madres siguen buscando respuesta a pesar de los años. Cuándo se les cuestiona el  por qué, son claras: por sus nietos, simplemente, porque son sus hijas.
La realidad de Juárez, del norte, de aquel lugar “donde asesinaban mujeres” que se veía lejano, cruzó fronteras, mencionó en el mitin el padre de Esmeralda, José Luis Castillo. Con una manta que portaba con el retrato de su hija, narró: “muy tristemente, muchas madres se acercan y me dicen, señor mi hija también está desaparecida… a mi hija también la asesinaron”.
La caravana terminó el sábado 26 de mayo por unirse a una marcha por la exigencia de aparición con vida de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, Guerrero, desaparecidos en 2014. Al contingente de madres de Juárez se unieron otras del Estado de México y la Ciudad de México.
CIMACFoto: Hazel Zamora Mendieta
Por: Hazel Zamora Mendieta
Cimacnoticias | Ciudad de México.- 

A pasos lentos se mueven legislaciones en países con restricciones al aborto


28 de mayo: Día Internacional de Acción por la Salud de las mujeres 


En América Latina, el aborto sigue considerándose como un delito, por lo que las legislaciones de los países son restrictivas y las mujeres que tienen abortos ya sea espontáneos o inducidos, son perseguidas y criminalizadas.
De acuerdo con datos del Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE), en el periodo de 2010 a 2014, ocurrieron anualmente alrededor de 6 millones de abortos inducidos en América Latina y el Caribe. En 2015, al menos 10 por ciento (900) del total de muertes maternas en esta región se debieron a abortos inseguros, Las complicaciones más comunes fueron: la pérdida excesiva de sangre, infecciones, retraso en el tratamiento, uso de intervenciones inapropiadas, acceso inadecuado y “actitudes prejuiciosas” por parte del personal médico, a las cuales se enfrentan, mayormente, las mujeres que viven en condiciones de pobreza y áreas rurales.
A propósito del 28 de mayo, Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres, Cimacnoticias entrevistó a integrantes y abogadas de organizaciones feministas y defensoras de los Derechos Humanos de Chile, Argentina y El Salvador, en donde a cuentagotas, se ha dado un avance para modificar las legislaciones que restringen el derecho de las mujeres a realizarse un aborto.
Cabe recordar que esta fecha se conmemora desde 1987 cuando la Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y del Caribe (RSMLAC), apoyada por la Red Mundial por los Derechos Sexuales Reproductivos propusieron el 28 de mayo como una fecha para llevar a cabo acciones a favor de la salud integral de las mujeres en todo el mundo.

En 1988 se conmemoró el primer 28 de Mayo con el lanzamiento de la Campaña para la Prevención de la morbilidad y mortalidad materna, coordinada por la Red Mundial de Mujeres por los Derechos Reproductivos, (RMMDR), y la Red de Salud.
En 1996, la Red Mundial de Mujeres por los Derechos Reproductivos inició un proceso de evaluación de esta Campaña para ampliar su enfoque temático a la luz de nuevas problemáticas que afectan negativamente la salud de las mujeres. Las organizaciones latinoamericanas y caribeñas se reunieron en Cuenca, Ecuador, y decidieron desde entonces impulsar en la región la Campaña por el Ejercicio de los Derechos Sexuales y Reproductivos, bajo la coordinación de la RSMLAC.
Desde esa fecha hasta ahora, la RSMLAC ha coordinado cada 28 de mayo llamados a la acción, priorizando temas como la calidad de la atención, los servicios de salud sexual y reproductiva para adolescentes, la ciudadanía en salud, el grave impacto del aborto inseguro, la agenda de la Conferencia de El Cairo y los derechos sexuales y reproductivos, e incluso retomó la temática de la mortalidad materna como una demanda de justicia social, considerando que no se ha avanzado sustancialmente en erradicarla.
En el tema del aborto, si bien las organizaciones civiles y el movimiento feminista han trabajado para eliminar las restricciones del aborto, seis países siguen manteniendo una prohibición absoluta, incluso en casos donde la vida de las mujeres está en riesgo. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), actualmente, los países de América Latina y el Caribe que prohíben el aborto en cualquier caso son: El Salvador, Nicaragua, Honduras, Surinam, Haití y República Dominicana.

“UN PRIMER PISO”: CHILE

Después de 30 años de lucha, el movimiento feminista obtuvo un avance en el acceso de las mujeres a la interrupción voluntaria del embarazo, con la entrada en vigor, en septiembre de 2017, de la Ley 21.030, propuesta en 2015 por la expresidenta de Chile, Michelle Bachelet, la cual permite a las chilenas abortar por 3 causales: cuando la vida de la mujer esté en riesgo; cuando hay inviabilidad del feto; o cuando el embarazo es producto de una violación.
Durante los 3 años que fue debatida esta Ley, el movimiento feminista junto con el apoyo de la ahora expresidenta buscaron impulsar las recomendaciones internacionales de organizaciones defensoras de DH para que las chilenas pudieran contar con el acceso al aborto al menos en 3 causales, y con ello, eliminar la estigmatización de éste como “un delito”.
Con ello Chile dio un primer paso para que las mujeres accedan a este derecho prohibido por cualquier circunstancia desde 1989, cuando se modificó el Código Penal para prohibir el aborto en cualquier circunstancia.
Para la abogada de “Corporaciones Humanas” (organización con más de 12 años de trabajo en la lucha por los DH de las mujeres), Camila Maturana Kesten, esto es  una “solución parcial”, pues las mujeres aún se enfrentan a numerosas barreras para acceder a la adecuada implementación de la Ley 21.030, explicó en entrevista con Cimacnoticias.
Una de estas barreras, detalló, son los plazos “insuficientes” establecidos para la causal de violación, que no contemplan factores externos como el miedo, razón por la que muchas víctimas de violencia sexual no acuden a instancias médicas; también se refirió a los prejuicios y estereotipos que prevalecen en el personal de salud y que se continúe responsabilizando a las mujeres de esta violencia, “se les cuestiona su relato y se piensa que de algún modo ellas han generado esta situación”, comentó Camila Maturana Kesten. 

Después de aprobada esta ley, se publicó un Protocolo sobre Objeción de conciencia, mismo que fue modificado por el nuevo ministro de Salud, Emilio Santelices Cuevas, quien a 10 días de haber entrado en funciones (en marzo de este año) modificó el Protocolo para ampliar las posibilidades de las instancias médicas públicas y privadas, con o sin convenio con el Estado chileno, para poder acogerse bajo la objeción de conciencia de manera personal o institucional y disminuyó los requisitos y la falta de formalidad en el procedimiento de solicitar este mecanismo.
En consecuencia, comentó Maturana Kesten, un tercio de los ginecólogos en Chile recurrieron a la objeción de conciencia y numerosos establecimientos médicos quedaron sin profesionales no objetores en zonas donde sólo existe una institución médica. Tal es el caso de las ciudades chilenas Osorno y Huasco (según datos del Minsal), donde la totalidad de médicos obstetras declaró que no realizará el procedimiento de aborto por la causal de violación.
Lo anterior, aclaró la abogada, es resultado de la criminalización con la que aún se relaciona la práctica del aborto impulsada por los grupos conservadores que han mantenido una gran influencia en la toma de decisiones del gobierno chileno con respecto a los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres.

Con lo anterior, las chilenas volvieron a quedar en una situación de vulnerabilidad ante las instituciones médicas al no tener ninguna alternativa para acceder a la interrupción de su embarazo, a pesar de encontrarse dentro de las 3 causales no punibles, comentó la defensora quien agregó que el gobierno chileno anunció hace dos semanas que publicará un Reglamento, no un Protocolo sobre la objeción de conciencia con el fin de garantizar que éste no viole los derechos de salud de las mujeres, pero no han obtenido ninguna respuesta y están a la espera de la decisión de la Cámara de Diputados del país, para dar inicio a una “acusación constitucional”: juicio político, contra el ministro de salud, Emilio Santelice por incumplir con la Ley, al dictaminar un Protocolo ilegal.
Hoy, las mujeres chilenas, expresó Maturana Kesten, permanecen en una situación de incertidumbre al no tener seguro qué pasará con el personal médico ya adjudicado a la objeción de conciencia y el cómo se aplicará la ley, no obstante, resaltó que mientras esté en vigor la Ley 21. 030 los establecimientos médicos, en particular los públicos no pueden ampararse en este mecanismo hasta que se publique el nuevo Reglamento.
El movimiento feminista, añadió, no sólo deja “un primer piso” a las chilenas sobre el aborto, sino ha impulsado el empoderamiento de generaciones más jóvenes que hoy, luchan por evidenciar los casos de violencia sexual y discriminación en las universidades y colegios.

La también integrante de la “Mesa Acción por la Despenalización del Aborto”, organización compuesta por casi 200 organizaciones enfocadas en generar argumentos para el debate de la despenalización del aborto, enfatizó que el objetivo del movimiento feminista es avanzar hacia la plena despenalización del aborto, bajo el lema: “Anticonceptivos para no abortar. Aborto legal para no morir”.

“UN MOMENTO HISTÓRICO”: ARGENTINA

Argentina, cuenta actualmente con el Protocolo de Atención Integral para las personas con derecho a una interrupción Legal del Embarazo (ILE) y una ley que sólo permite interrumpir un embarazo en caso de violación o peligro de la vida de la madre, sin embargo, la aplicación de éstos es de manera limitada en diversas provincias del país o no son acatados en los todos los hospitales, lo cual sigue dificultando el acceso de las mujeres a un aborto seguro.
Por séptima ocasión, la Campaña Nacional por el Derecho del Aborto Legal, Seguro y Gratuito, conformada por más de 600 organizaciones nacionales e internacionales, presentó, en marzo de este año, el Proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), ante la Cámara de Diputados.
La iniciativa cuenta con 13 artículos que buscan despenalizar el aborto sin importar las condiciones bajo las cuales se produzca el embarazo hasta las 14 semanas de gestación  y se realice en  circunstancias “adecuadas”.

El Proyecto de Ley es resultado del movimiento feminista, que ha luchado por concientizar a la mujeres argentinas de la necesidad de combatir las “trabas médicas y judiciales que niegan o demoran en numerosas ocasiones la posibilidad de llevar a cabo un aborto seguro”, comentó en entrevista con Cimacnoticias, la integrante y activista de la “Campaña”, Victoria Tesoriero.
En consecuencia, explicó, el Proyecto de Ley logró reabrir el debate sobre el aborto a principios de abril de este año en la Cámara de Diputados, donde, hasta el momento, se han realizado alrededor de 700 exposiciones a favor y en contra, las cuales finalizarán el 31 de mayo, y se prevé que pase a votaciones en las 4 comisiones: Legislación General; Legislación Penal; Familia, Mujer, Niñez y Adolescencia; y Acción Social y Salud Pública.

Durante  estas sesiones de los diputados, expresó la defensora, las argentinas han convocado en redes sociales con los hashtag #tuitazo y #pañuelazo a tomas simbólicas fuera del recinto para informar a más mujeres sobre la necesidad del Proyecto. “En la ciudad de Buenos Aires, un 70 por ciento de la población está a favor de la despenalización absoluta del aborto, mientras que en el resto del país contamos con 60 por ciento”, enfatizó.
De obtener un dictamen favorable, agregó la Ley será debatida en el recinto de los diputados el 13 de junio y se retomará el debate en agosto en la Cámara de Senadores como último paso para legalizar el Proyecto, “ya no permitiremos un paso atrás”, dijo Victoria Tesoriero. 
Esta lucha, aclaró se ha instalado bajo el lema “Educación Sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir”, junto con el símbolo de un pañuelo verde que representa la vida y a las Madres de Plaza de Mayo, quienes usaban un pañuelo blanco en sus jornadas de búsqueda de las personas desaparecidas, secuestradas, torturadas y asesinadas durante el gobierno de Jorge Rafael Videla en Argentina.

Por su parte, la diputada y firmante de la “Campaña”, Brenda Austin  comentó en entrevista que el país a atraviesa por un “momento histórico”, en el cual buscan exigir al Congreso argentino legalice y modifique la ley para que ésta sea “sumamente clara” y se aplique de manera uniforme en todo el país.
De no aprobarse el Proyecto, aclaró, harán mayor presión en la despenalización y la legalización del aborto para que éste deje de considerarse como “un delito” en el Código Penal,  no se “amenace” a las mujeres con la cárcel, y se garantice su práctica en el sistema de salud pública. Actualmente, el Código argentino penaliza con 1 a 6 años de prisión a las mujeres que realicen un aborto, e inhabilitación de actividades y doble de condena al personal que lo realice. 

PROHIBICIÓN TOTAL: EL SALVADOR

Después de que el Estado salvadoreño reformó su Código Penal, en 1997, estableció la penalización absoluta del aborto, incluso en los casos en que la vida de las mujeres o del feto esté en riesgo, o si el embarazo es producto de una violación. Esta práctica es considerada como “un delito” que condena a las salvadoreñas con penas de 6 a 12 años de prisión.
En marzo de este año la “Agrupación Ciudadana por la despenalización del aborto Terapéutico, Ético y Eugenésico”, junto con más de 30 organizaciones salvadoreñas e internacionales, exigieron a la Asamblea Legislativa de El Salvador reabrir el debate sobre la despenalización del aborto para garantizar servicios de salud pública y condiciones seguras a las mujeres.
No obstante, pese a las dos iniciativas presentadas en 2016 y 2017 para despenalizar el aborto propuestas por la diputada del partido de izquierda Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN) y por el diputado del partido Arena, Johnny Wright, las cuales buscan reformar el Artículo 133 del Código Penal para permitir la interrupción del embarazo por 4 causales: cuando esté en riesgo la vida o salud de la mujer; por inviabilidad de la vida del feto; producto de una violación; y en caso de menores de edad por violación y estupro, y a los llamados internacionales, la discusión no pasó en esta legislatura.

En entrevista con Cimacnoticias, la presidenta de la “Agrupación Ciudadana”, Morena Herrera, lamentó que las y los legisladores se dedicaran a inhibir la discusión del tema y que no sean concientes de la situación de vulnerabilidad, en la cual dejan a las mujeres salvadoreñas al no tener alternativas seguras para la interrupción de un embarazo, lo que hará prevalecer al suicidio como la principal causa de muerte materna en adolescentes.
La “equivocada aplicación de la ley”, dijo, obligará al personal médico a seguir considerando a las mujeres como criminales. “Si a las mujeres no se les permite defender su vida, difícilmente se les van a reconocer otros derechos”, añadió la feminista, Morena Herrera.
En este contexto la defensora resaltó que decenas de mujeres han pasado más de una década en prisión por interrupciones del embarazo que en muchos casos han sido involuntarios. Tal es el caso de las “17 y más” de El Salvador, nombre con el que se conoce a las 24 mujeres salvadoreñas condenadas por sufrir abortos “extrahospitalarios”, las cuales en su mayoría provienen de zonas pobres.

Morena Herrera recalcó que a pesar de que la nueva legislatura de la Asamblea está compuesta por perfiles conservadores, el movimiento feminista seguirá realizando campañas que contrarresten los argumentos de los grupos fundamentalistas quienes han protestado de manera constante y para que se garantice la libertad de las mujeres encarceladas injustamente por aborto, se dé seguridad jurídica a los médicos y se elimine la violación a los DH de las mujeres.
Actualmente, el diputado de Alianza Republicana Nacionalista (Arena), Norman Quijano, asumió la presidencia de la Asamblea Legislativa, el pasado 1 de mayo hasta el 32 de octubre 2019, junto con el diputado del Partido de Concertación Nacional (PCN), Serafin Orantes como vicepresidente.

CIMACFoto: César Martínez López
Por: Aline Espinosa Gutierrez
Cimacnoticias | Ciudad de México.- 

El poder de los delincuentes sexuales “famosos”, incluido Trump


La ley del lado de los agresores


Aunque para las víctimas de delitos sexuales es terriblemente difícil probar la agresión que sufrieron, no sólo en términos personales, emocionales, sino también jurídicos, existen en este país más de 800 mil criminales sexuales registrados ante la justicia.
En fechas recientes, sin duda el movimiento #Metoo ha dado acompañamiento y apoyo para que las mujeres se sientan fortalecidas para denunciar los casos.   
Sin embargo, aplicar la ley a estos criminales no es fácil, porque no todos son tratados como indican las normas, ya que el dinero y el poder tienen una indiscutible influencia, como revelan varios casos expuestos recientemente en los medios de comunicación.  
De esto habla Eliana Dockterman en un reportaje de la revista Time del 21 de mayo, en donde señala que hay en Estados Unidos mil 550 terapistas que a quienes las cortes del país pueden solicitar que den tratamiento a estos delincuentes sexuales.
Cuenta Dockterman que entre las figuras públicas señaladas por delitos sexuales y quienes reciben tratos diferenciados están Kevin Spacey, Bill Cosby, Harvey Weinstein y Roy Moore. Ellos, a diferencia de los demás delincuentes, pueden pagar abogados de prestigio, arreglar pagos o revocar las sentencias, como hizo Cosby.

O gozar de libertad con pagos de cuantiosas multas, como hizo Weinstein al pagar un millón de dólares para seguir su proceso en libertad con sólo un brazelete en el tobillo, gracias a los alegatos de inocencia de su abogado.
Esos casos indignan porque, aunque sus nombres se difundieron en los medios de comunicación, no es suficiente. Dice la abogada Lisa Anderson que los violadores sexuales “deberían traer en la cabeza brazaletes con la información de quiénes son y qué hicieron, porque no quiero que vuelvan a lastimar a ninguna mujer”.  
Eliana Dockterman retoma en su reportaje el debate que genera la publicidad sobre los criminales sexuales, si deben o no estar registrados en una lista, para que sus vecinos sepan quién vive en su alrededor. En el estado de Colorado, por ejemplo, se considera que incluir a los abusadores sexuales en una lista pública violenta los Derechos Humanos del criminal.  
Los tratamientos terapéuticos para esos criminales están ya reglamentados, pero hasta el momento no existe un método estándar para tratarlos, señala Dockterman, quien presenció las terapias, habló con los terapeutas y narra en su reportaje cómo esos sujetos se tienen que confrontar con su crimen.  
Es evidente, dice la periodista, que las víctimas de estos hechos de crueldad extrema quedan marcadas para el resto de sus vidas y es claro que el movimiento #Metoo abrió el camino a miles de mujeres que de inmediato hicieron de esos crímenes un caso público.
Uno de los delincuentes sexuales relata en su terapia que se ve obligado a manejar largos tramos o pedalear su bicicleta hacia áreas lejanas a su casa sólo para comprar víveres, porque en su zona lo conocen como agresor sexual. Su terapista Cheryl le responde: ¿se imagina lo que las víctimas sienten?
Las terapias pueden ser una pequeña esperanza, tras el doloroso trauma que genera la agresión sexual, un crimen que desgraciadamente se ha vuelto común.  

CASTIGO A LOS “FAMOSOS”, INCLUIDO TRUMP

En la misma edición de Time, el abogado Jill Filipovic publica su artículo “Ahora castiguemos a los hombres famosos”, en donde señala a más figuras públicas acusadas de delitos sexuales e incluye al ‘presidente Donald Trump, acusado públicamente por más de una docena de mujeres’.   
También señala a Harvey Weinstein, por supuesto, a Charlie Rose, Matt Lauer; al abogado de Nueva York, Eric Schneiderman; y a Mike Tyson, aunque ellos, a diferencia de Trump, no tienen tanto poder como el presidente.
Vivimos, dice Filipovic, en un sistema imperfecto, donde se acostumbra el abuso del poder y en donde las víctimas no tienen siempre de su lado la ley para acceder a la justicia.  
Por eso, el llamado, mi llamado también, es acabar con la violencia sexual, mediante la ley, el respeto y el amor al prójimo, porque sólo así se combatirán los abusos de estos criminales sexuales, poderosos económica y políticamente, influyentes… impunes.


CIMACFoto: César Martínez López
Por: Leticia Puente Beresford
Cimacnoticias | Nueva York.- 

Lulú Barrera: la migración cambió mi perspectiva del mundo


TRANSGRESORAS
Por: Lucía Lagunes Huerta*



En estos años donde la migración vive sus peores ataques, especialmente del gobierno de Trump, donde todas las historias sobre personas migrantes son trágicas, existen otra historias que irrumpen y transforman las vidas mismas.

Enfrentarse a otras culturas, aún dentro de tu propio país, no es cosa sencilla, y más cuando ello implica discriminación y dolor, situaciones que también muestran tu capacidad de resiliencia, con la cual puedes salir como luchadora.
Lourdes Barrera Campos, mejor conocida como Lulú Barrera,  porque es así como le gusta ser nombrada, es una migrante que se ha transformado en una luchadora, no sólo de nombre sino de vida.
Feminista que construye con otras mujeres espacios alternos al mundo hegemónico donde el dinero, el consumo, el individualismo reina.
Orgullosa de sus raíces, migró a Los Ángeles para encontrarse con la lucha y la resistencia de la población chicana. Ahí conoció el movimiento zapatista y los asesinatos de las mujeres en Ciudad Juárez, son marcas que transformaron su visión del mundo y su vida misma.
Luchadora feminista por decisión, convencida que la desigualdad es una injusticia, regresó a México a concretar su convicción desde “Luchadoras”. Del espacio televisivo por internet al ciberactivismo.
“Luchadoras” es su proyecto de vida, que comparte y amasa con Perla Vázquez, Anaíz Zamora y con Eve Alcalá.
El mundo en línea es su campo inmediato de acción y desde ahí construye nuevas narrativas con las mujeres.
Lulú Barrera, feminista en reflexión permanente de lo personal a lo colectivo y viceversa. La entrevista se hace en el Parque México, por sus recuerdos de infancia y juventud, entre paseadores de perros e indigentes con alteraciones mentales que nos interrumpen, y llevan a la reflexión a Lulú, sobre los callejones a los que se enfrentan las personas para terminar en la indigencia.
- Lucía Lagunes Huerta (LLH): Dime porqué elegiste el Parque México.

- Lulú Barrera (LB): Mi mamá trabajaba en una juguetería aquí enfrente del Parque México (en la Colonia condesa en Ciudad de México), ahora es un restaurante. Eran las oficinas administrativas y yo me la pasaba ahí jugando o salía al parque a jugar. Y luego me fui a Monterrey a vivir diez años, cuando regresé, me quedé de ver con un amigo en el parque (México) y estando ahí, me regresaron las memorias y fue como muy bonito, por eso me gusta el Parque México.

CIMACFoto: César Martínez López
- LLH: ¿Por qué te fuiste a Monterrey?
- LB: Porque a mi papá lo mandaron a trabajar para allá y para mi mamá fue la forma de salvar a la familia, irnos todos para allá.
- LLH: ¿Qué te gusta hacer?
- LB: Me gusta tirarme en el pasto, mirar el cielo, así de lo más básico, sentir el pasto. La segunda cosa que me gusta mucho, es estar con mujeres. Es un gusto que he adquirido en los últimos años, me gusta mucho compartir, conocernos. Hay otra forma de relacionarnos con mujeres que me alimenta mucho.
- LLH: ¿Cómo llegas al feminismo?
- LB: Justo ustedes me instigaron a pensar en cómo llegue al feminismo porque me pidieron una columna para CIMAC que pensara como llegué al feminismo, y en realidad creo que llegué al feminismo cuando nos fuimos a Monterrey porque viví un choque cultural muy fuerte. Cuando con mis amigas aquí (en la Ciudad de México) lo que queríamos es ser grandes e independientes, queríamos tener experimentación sexual. Cuando llegue allá (a Monterrey) las compañeritas todas querían casarse, llegar virgen al matrimonio. Mis creencias o sueños eran reprendidos socialmente (para esa sociedad) yo estaba mal. Hubo un shock muy fuerte en mi vida, ahí me di cuenta que las reglas son una creación humana y que nosotras hemos estado en desventaja históricamente.
Tenía 15 años, a esa edad no elaboraba de esta manera, sólo lo sentía, a través de conocer textos feministas le puse nombre a lo que me pasaba.
- LLH: ¿Viviste discriminación?
- LB.- Sí, mucha. En Monterrey importa mucho la imagen física, tu cuerpo, tus facciones, pero también importa mucho como te vistes. Me acuerdo mucho que iba a las plazas comerciales, que eran el punto de socialización y el consumo de esas imágenes. Recuerdo que caminaba por los pasillos y sentía que era invisible, que no existía. Cuando empecé a vestirme a la moda, a pintarme, ví como empecé a existir. Es un recuerdo muy nítido que tengo.
Estoy segura que muchas cosas que hice como adolescente y que después rechacé como adulta, lo hice para encajar.
- LLH: ¿Cómo es que llegan los textos feministas a tus manos?
- LB: Llegaron primero a través de un curso de literatura nueva hispana, leí un auto sacramental, una obra teatral que usaban los monjes para evangelizar sobre el fin del mundo donde se juzgaba a una mujer que se llamaba Lucía.
Ella tenía una collar de mariposas, había sido muy libre sexualmente, aunque los monjes le llamaban disoluta, entonces llegaba el día de juicio final, Dios la juzgaba y ese collar precioso de mariposas se convertía en fuego y la quemaba. Ese fue de los primeros textos que me hicieron preguntarme ¿por qué ese castigo a la mujer libre?
Después, en una clase de teoría literaria, empecé a leer a Hélène Cixous, Toril Moi, Virginia Wolf. (Entonces) no me reconocía feminista.
- LLH: ¿Cuándo te reconoces feminista?     
- LB: Después que me fui de intercambio a los Ángeles. Ahí viví con una tía que migró a los Estados Unidos, cruzó el río sin papeles.
Me metí a la universidad a Estudios Chicanos, ahí conocí a Gloria Anzaldúa (1942-2004, escritora lesbiana- feminista-chicana), el zapatismo. En los Ángeles conocí el zapatismo, el feminismo y decidí dedicarme a la lucha social.
En ese año 2003, había un seminario especializado sobre los asesinatos en Ciudad Juárez, me fui enterando de los asesinatos de las mujeres en Ciudad Juárez, en Los Ángeles.  
La segunda migración (me) cambió la perspectiva del mundo, en ese momento decidí dedicarme a los Derechos Humanos y los derechos de las mujeres. Me reconocí feminista propiamente con Luchadoras.
- LLH: ¿Y cómo nace “Luchadoras”?
- LB: “Luchadoras” nace porque empecé a conocer a un montón de mujeres en el terreno de los Derechos Humanos que hacía cosas transformadoras y transgresoras todos los días, pero no necesariamente veía sus historias reflejadas en los medios principales.
Quise hacer un blog que tuviera las historias que veía, tenerlas en un solo lugar, era como un ejercicio de curaduría virtual, como una revista de prensa. En el camino apareció “Rompeviento” y me dieron la increíble oportunidad de tener un espacio para encontrarme con mujeres, conocer sus historias y sus luchas de viva voz cada semana.
La idea original era hacer un programa de noticias feminista, de opinar lo que pasaba en el mundo, al final quedó de entrevista.
Fue un ejercicio de auto reconocimiento muy importante. No estas acostumbrada a verte, me veía en la televisión, literal, y veía todos mis defectos al principio, después empecé a asumir quien era yo, como era mi imagen, lo que tenía para aportar, a disfrutar las entrevistas, con el tiempo fui teniendo una voz más sólida, una mejor manera de estructurar el pensamiento, de hacer denuncia, fui creciendo un montón.
- LLH: ¿Cómo es ese tránsito en tu segunda migración? ¿qué te marca?
- LB: Fue darme cuenta de que yo había sido atravesada por el dolor y que estaba en mis manos lograr que otras mujeres no lo volvieran a pasar, contando con la posibilidad de la lucha organizada.
Ya tenía una admiración muy grande por los pueblos originarios. Siempre reconocí mis raíces como de los pueblos originarios, el discurso zapatista me ayudó a darme cuenta del olvido, la injusticia, y del nuevo modelo capitalista que estaba reinando y nos estaba oprimiendo a todas y todos por igual.
Soy una juventud moldeada por la imágenes publicitarias, de los medios masivos con la ideas estereotipadas de cómo hay que ser, por el modelo acumulacionista, de que vas a encontrar la realización a través de la riqueza y la propiedad, más que del establecimiento de comunidad, o lazos solidaridad y sororal con otras personas.
Sí creo que somos generaciones atrapadas en esas ideas que han sido moldeadas por los medios de comunicación masiva y ahora las tecnologías. Sí creo que es la minoría la que está haciendo una crítica, que están utilizando las tecnologías y los medios libres para contestar a esos grandes poderes.
- LLH: ¿Cómo fue tu regreso a México?
- LB: Regresé a Monterrey a terminar la carrera y luego a la Ciudad de México a estudiar Antropología. Llegué a la Ciudad de México a los 24 años, empecé a forjarme una vida propia. Fue la primera vez que vivía sola. Ya me metí de lleno al género, estudié el curso de verano en El Colmex (Colegio de México), ahí fui asistente de investigación, ingresé de activista a Amnistía Internacional que fue mi primera casa del activismo de los Derechos Humanos.
- LLH: “Luchadoras” creció y se ha ido transformando.
- LB: Fue de encontrarnos en el camino, de conocernos, hacer click y decir, bueno va, vamos a entrarle juntas y hemos ido moldeando el proyecto de manera colaborativa. Lo que nos dimos cuenta que no todas las historias cabían en el mismo formato semanal, queríamos experimentar en otros formatos, también, queríamos tomar las cámaras, grabar y editar,  porque es así como se construye la narrativa. A qué le das prioridad, con qué música, a qué mensaje, a qué imagen y así me encontré con Perla, Anaíz y con Eve.
En el camino nos encontramos con la violencia hacia las mujeres en línea. Nuestra iniciativa ha sido ciberactivista. Nos dimos cuenta de cómo el espacio que estabas usando para hacer acción y transformación social, era un espacio que también estaba siendo usando para perpetrar las violencia contra nosotras. Así también decidimos entrarle al trabajo para sensibilizar y erradicar esas violencias en línea.
- LLH: ¿Qué es el feminismo para ti?
- LB: Para mí es acción transformadora, es una potencia de vida para las mujeres, es libertad, es poder decidir de nuestras vidas.
- LLH: ¿Qué es convivir con las mujeres?
- LB: Creo que sí hay una forma de convivir que no está basada en demostrar todo el tiempo superioridad. Me pasa mucho en espacios donde convivo con hombres que todo el tiempo tratan de aleccionarte, de hacer el comentario más sesudo.
Cuando entre mujeres desafías esa creencia de la rivalidad, empiezas a construir desde los afectos, la sencillez, la humildad, la creencia común.
- LLH: ¿Por qué los medios de comunicación y el mundo digital?
- LB: Los medios digitales son la oportunidad de sabotear al sistema, las estructuras de poder han restringido el acceso a la voz y a la difusión, buscan mantener los poderes tal y como están.
Por eso vivimos en un México con tantas restricciones a otros medios, porque están obstaculizando la disidencia.
Tomar estos medios para tener una propia voz que desafíe al poder, son una herramienta para nombrar y reconocer. Lo que no se nombra no se sabe que existe. (Los medios de comunicación y el mundo digital) son la oportunidad de desarmar ese imaginario colectivo de opresión sobre el cual hemos crecido.
- LLH: ¿En qué sueñas?
- LB: Estoy viviendo mi sueño, en el sentido en estoy en “Luchadoras”, como proyecto de vida.  Ahorita, estoy viviendo en el sueño de poder darle forma en algo que creo profundamente.
- LLH: ¿Qué es lo que más te gusta de Lulú?
- LB: Que tiene un auténtico interés de descubrir el mundo y que se maravilla de muchas cosas, que cree que el mundo puede ser distinto y que puede hacer algo para lograrlo.
*Periodista y feminista, directora general de CIMAC.
 Twitter: @lagunes28

CIMACFoto: César Martínez López
Cimacnoticias | Ciudad de México.- 

Feminismo, eres tú


Quinto Poder\Por: Argentina Casanova*



Para cada mujer, un feminismo; para cada identidad asumida como mujer, un feminismo, bajo los parámetros básicos de que sea una forma y un camino hacia la libertad propia, una conciencia para transitar hacia decidir sobre el cuerpo, la vida y su forma de vida; el feminismo no es para nada una regla que pueda ser igual para todas o que demande lo mismo para todas las mujeres.
Mucho se ha cuestionado acerca de la existencia de “parámetros” de un deber ser feminista, la sororidad y otras formas de “medir” que tan feminista se es, postura que entraña ya de por sí una patriarcal forma de “valorar” a la otra en relación a estándares fijados desde una superioridad moral-ética que lo mismo puede dar el conocimiento o más recientemente los entrecruzamientos con las posibilidades del ser feminista.
Me refiero a la cada vez evidente fragmentación de corrientes a partir de asumir que elegir un tipo de alimentación, una forma de vida, una práctica sexual y una forma social de convivencia con los hombres de la familia o los cercanos puede o no validar que tan feminista se es, una vez más a partir de una postura que valida y certifica. De ahí la broma feminista de “el carnet”.
Sin embargo, no abordaré ese tema en este artículo, al que en cambio dedicaré la reflexión acerca de lo que la posibilidad del feminismo nos brinda no como una teoría sino como una práctica, como un entenderlo solo como el nombre de una forma de ver nuestras vidas de cuerpos de mujer o genitalidades identificadas bajo la construcción social reconocida como “femenina”.
En la Escuelita Popular Feminista que se sostuvo en la Península maya, como nombramos a la península a razón de la conciencia de las fronteras geográficas hilvanadas desde el patriarcado, conversábamos en una dinámica en la que feministas lesbianas y heterosexuales teníamos siempre una constante de reflexión: cómo interiorizamos el feminismo en nuestras relaciones familiares y de pareja.
Las mujeres, todas nacimos en ambientes patriarcales aun cuando creciéramos con madre o abuela, ellas regidas y crecidas en sistemas sociales en los que se valora y se otorga más derechos a los hombres, aprendimos a desaprender esas imposiciones ya sea por una autoconciencia de que eso no podía estar bien y una necesidad de libertad esencial. La conciencia de un ser habitando un cuerpo femenino.
A partir de esa conciencia y/o de los aprendizajes teóricos o conceptuales acerca de la existencia de algo llamado feminismo, pero también en caso de mujeres en las comunidades a partir de la reflexión con otras mujeres de que existe eso que Rosario Castellanos llamó “otra forma de ser humana y libre”.
A partir de ese momento convivimos en una dualidad entre la niña-mujer que fue educada en un ambiente y en un sistema social patriarcal y en la niña-mujer consciente de un yo diferente, que busca libertad porque es en la libertad del cuerpo, de las ideas, del espacio social, de las posturas políticas de decidir hacer y romper con las imposiciones como concibe una aproximación a esa nueva yo, o en una nueva forma de concebir su comunidad, su libertad misma desde otras perspectivas y tomar conciencia de lo que ella misma quiere para sí.
Así, las mujeres que emprendemos un camino hacia el “feminismo” y la libertad, vivimos en una constante búsqueda de armonía entre las dos mujeres que viven en un mismo cuerpo, la presión ejercida por un sistema patriarcal que te dice cuánto debes pesar o cómo debes verte, cómo debes comportarte, qué debes pensar sobre ti misma porque es lo que piensa ese sistema, en lo que debes creer y cómo debes creerlo. Nos hicieron hasta una idea de quién y cómo era Dios, un Dios que odia a las mujeres.
Y como no es suficiente presión del sistema patriarcal que nos mantiene escindidas, además nos inventamos la constante evaluación para medir si estamos siendo lo suficientemente feministas a la luz de aprendizajes culturales que pueden y dejan fuera a muchas mujeres cuyos contextos son diferentes, rurales, indígenas, cristianos, católicos, en los que los procesos de “libertad” y conciencia de igualdad se desarrollan en otros ámbitos.
El feministómetro no es sino una extensión de ese sistema patriarcal que nos está evaluando constantemente, pero ahora desde el mismo pensamiento feminista y por feministas.
Una constante que como feminista me planteo es sobre lo que hago por libertad y no por imposición, y ahí encuentro la respuesta acerca de lo que me permito y me reconozco como algo que quiero y puedo hacer sin “perder puntos feministas”, y entiendo que para otras mujeres los procesos son en el mismo sentido.
Creo que la construcción de mi propio feminismo trasciende cualquier postura o corriente y que en realidad la construyo a partir de mi interiorización en lo íntimo, en lo cotidiano, en el pensamiento que nadie puede escuchar acerca de lo que veo en mí y en otras mujeres, lo que me mueve a mí y lo que mueve a otras mujeres, lo que me libera a mí y lo que libera a otras mujeres que puede y es distinto en cada una.
A conciliar y terminar de una vez por fin de esa escisión a la que espero llegar algún día, en el que se concilien las dos yo, las dos mujeres que he aprendido a ser.
Por eso me quedo con la noción de que feminismo soy yo, eres tú que me lees y es cualquier mujer que es consciente de su ser en su alteridad y que nombrándose o no feminista asume un camino hacia su propia libertad.
* Integrante de la Red Nacional de Periodistas y Fundadora del Observatorio de Violencia Social y de Género en Campeche

Especial
Cimacnoticias | Campeche, Cam.-