12/02/2017

La responsabilidad del Estado en la violencia económica


Monedero
Por: Carmen R. Ponce Meléndez*


El sábado 25 de noviembre, se conmemoró el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. En México es una fecha particularmente importante porque en los últimos años se ha presentado un crecimiento exponencial de este tipo de violencia en sus diversas expresiones, incluyendo la más fatal: el feminicidio.
De enero a junio del año en curso se registraron 784 asesinatos de mujeres, especialmente en los estados de México (que ocupa uno de los primeros lugares en feminicidio y en violencia contra la mujer); Ciudad de México, Morelos, Guanajuato, Nuevo León, Jalisco, Oaxaca, Sonora, Chihuahua, Puebla, Coahuila, Sinaloa y Colima. (Datos del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio).
Actualmente existen Alertas de Género en las siguientes entidades: Estado de México, Morelos, Michoacán, Chiapas, Nuevo León, Veracruz, Sinaloa, Quintana Roo, Guerrero, Colima y Nayarit. Sin embargo algo se está haciendo mal por parte de las autoridades federales o estatales, porque estas Alertas no están dando los resultados que debieran y que se esperaban, es decir, sigue aumentando la violencia en esas entidades.
Se considera que 2016 ha sido el año con más  violencia y feminicidio contra las mujeres en los últimos 27 años. ¿Qué está sucediendo en el país? ¿por qué ese desmesurado crecimiento de la violencia?
Según Inegi de los 46.5 millones de mujeres de 15 años y más que hay en el país, 66.1 por ciento (6 de cada 10), 30.7 millones, ha enfrentado violencia de cualquier tipo y de cualquier agresor, alguna vez en su vida. 
Cuatro de cada diez ha enfrentado agresiones del esposo o pareja actual o la última a lo largo de su relación; y 5 de cada 10 sufrió violencia por parte de algún agresor distinto a la pareja.    
Entre 2014 y 2016, las entidades que presentan las tasas más altas en homicidios de mujeres son Baja California, Colima, Chihuahua, Guerrero, Estado de México, Michoacán, Morelos, Oaxaca, Sinaloa, Tamaulipas y Zacatecas. 
El Inegi se ha dado a la tarea de clasificar esta violencia en diferentes tipos, incluso en este año ha invertido importantes cantidades de dinero en un Sistema Integrado de Estadísticas sobre Violencia contra las Mujeres (SIESVIM), muy completo y seguramente muy costoso, que incluye un glosario, donde define qué es violencia de género, económica y patrimonial entre muchos otros conceptos importantes.
Define como Violencia económica al chantaje del hombre hacia la mujer entrevistada, al controlar los ingresos monetarios del hogar, o bien, al cuestionar la forma de utilizarlos.
Las situaciones consideradas en torno al gasto son: reclamos en lo referente al dinero; ser codo o tacaño con los aportes a la casa; no cumplir con darlo o amenazar con no aportarlo; desviar el sustento económico necesario para la casa. Y, finalmente, adueñarse o quitarle dinero o bienes (como por ejemplo, terrenos, automóviles, joyas, entre otros) y prohibirle trabajar o estudiar. La Ley vigente define este concepto en los siguientes términos:
Es toda acción u omisión del agresor que afecta la supervivencia económica de la víctima. Se manifiesta a través de limitaciones encaminadas a controlar el ingreso de sus percepciones económicas, así como la percepción de un salario menor por igual trabajo.
En el caso de la Violencia patrimonial se refiere a los actos de coerción y despojo hacia las mujeres de 15 y más años, de sus bienes, recursos materiales o propiedades. El objetivo es identificar si algún familiar o la pareja las ha forzado u obligado para poner sus pertenencias a nombre de otra persona o las ha despojado quitándole o robándole sus bienes o pertenencias.
La Ley vigente define este concepto en los siguientes términos:
Es cualquier acto u omisión que afecta la supervivencia de la víctima. Se manifiesta en: la transformación, sustracción, destrucción, retención de objetos, documentos personales, bienes y valores, derechos patrimoniales o recursos económicos destinados a satisfacer sus necesidades y puede abarcar los daños a los bienes comunes o propios de la víctima.
Es muy importante considerar estas definiciones por la forma en que se presenta la siguiente gráfica, donde en el renglón de violencia económica y patrimonial (que la juntan) incluye violencia por parte de la otros agresores, pero de acuerdo a la definición proviene de la pareja y obviamente presenta una cifra muy baja.
Desde luego en estas definiciones que da Inegi no se considera la violencia económica que ejerce el Estado, -solo aparece como responsable la pareja- sus instituciones y la política económica, a través de la política laboral, que es violencia económica, provocando que las trabajadoras mexicanas experimenten otro tipo de violencias porque están estrechamente interrelacionadas y lo que a su vez contribuye a una enorme desigualdad de género, en detrimento de las mujeres.
No es posible que la violencia  económica y patrimonial sea de apenas 29.0 por ciento, más allá de las cifras del silencio, que desde luego son muy importantes. De acuerdo con la nota publicada por Cimacnoticias titulada “México, entre los cinco primeros países con más desigualdad laboral para mujeres”, México se posicionó como el quinto país de Latinoamérica y el Caribe con mayor desigualdad para las mujeres. El área laboral fue en la que las mexicanas tuvieron menos oportunidades, informó el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés).
En el “Informe global sobre la brecha de género 2017”, publicado este mes, el WEF señaló que México ocupó el lugar 20 de 24 países de la región latinoamericana y del Caribe analizados; y la posición 81 de 144 en el mundo. Tras analizar el nivel de participación y oportunidades económicas, políticas, educativas y de acceso a los servicios de salud de las mujeres, el organismo internacional evidenció que de 2006 a 2017 se incrementó la brecha de género en el país pues hace 12 años ocupó el lugar 75.
En una escala del 0 (imparidad) al 1 (paridad) este año el WEF –compuesto por personas empresarias, políticas y analistas sociales de economías de todo el mundo- calificó a México con una puntuación de apenas el 0.692, lo que significa que las mujeres continúan enfrentando más desventajas en los ámbitos laboral, educativo, de salud y política.
En realidad ¿cuáles son los verdaderos componentes de la desigualdad y de la violencia económica, incluso patrimonial contra las mujeres? Básicamente son nueve:  
  • Violación de los derechos económicos, laborales y humanos
  • Carga de Trabajo doméstico no Remunerado, Carga de trabajo de género que se traduce en suelo pegajoso y desigualdad de género
  • Desigualdad de género en los salarios y brecha salarial
  • Jornadas Laborales
  • Salarios y brechas salariales
  •  
  • Acceso a los derechos laborales: seguridad social, sindicalización, capacitación
  • Derecho a la salud
  •  
Si se consideraran estos elementos para medir la violencia económica y patrimonial contra las mujeres ese 29 por ciento crecería muchísimo. Pero sobre todo se vería la interconexión que existe con la violencia doméstica y la desigualdad de géneros; incluso con el feminicidio. Marcela Lagarde tiene mucha razón, esa violencia machista se ha exacerbado con el avance social de las mujeres, en particular en un espacio masculino por excelencia: el mundo laboral.
Por ejemplo, en el Presupuesto para la Igualdad –que solamente representa 0.0.5 por ciento de total del gasto público- el programa: “Promover la atención y prevención de la violencia contra las mujeres” que está a cargo de la Secretaría de Gobernación, recibió y recibe muy escasos recursos. En 2017 fueron de 0.0.1, del  gasto para la igualdad; seguramente una cifra muy distinta a la que se destinó para ese Sistema Integrado de Estadísticas sobre Violencia contra las Mujeres (SIESVIM). Hubiera sido mejor destinar esos recursos a las acciones para prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres, violencia económica, feminicidio, desigualdad de género y clasificación de la violencia y estadísticas sobre violencia contra las mujeres.
* Economista especializada en temas de género
twitter @ramonaponce

Cimacnoticias | Ciudad de México.

El mito de la civilización


A propósito de la violencia contra las mujeres, también están el racismo y la exclusión



Los avances tecnológicos no son la única muestra de avance cuando hablamos de civilización


Si nos detenemos a analizar con los ojos bien abiertos nuestro entorno y más allá, es probable que deseáramos pertenecer a una especie distinta. Una noble, una que se desarrolle en armonía con la tierra, incapaz de hacer lo que los humanos hacemos a diario: matar por placer, sin más razones que el hecho de poder hacerlo; acabar con nuestro entorno natural porque nos convencieron de ser superiores a todo y de detentar el poder para disponer de él a nuestro antojo. Así es como hemos llegado al extremo de carecer de lo más esencial: la sensibilidad y la conciencia.
Nuestro concepto de civilización, esa palabra tan ambigua como engañosa, es algo muy distinto de su significado real, el cual aludía al conjunto de ideas, creencias, artes y costumbres característicos de un conjunto humano determinado. En la realidad, su significado ha variado hacia la capacidad de enriquecimiento de unos a partir de la explotación de otros. En el léxico de la lucha de poderes entre gigantes por la consolidación de sus privilegios, significa la imposición; la capacidad de obtener sin dar a cambio y, por encima de todo, el poder de subyugar a los más débiles después de llevarlos casi a la extinción.
Resulta saludable repasar –como uno de los ejemplos más ilustrativos- la trágica historia del continente africano a partir de las invasiones europeas, la explotación irracional y sanguinaria de sus recursos humanos, minerales y naturales en un afán expansionista cuyo saldo fue la pérdida de identidad de sus habitantes, la esclavitud, las guerras de exterminio, las enfermedades y el hambre. Una estrategia aplicada contra nuestros países latinoamericanos con similares resultados en la imposición de dictaduras, abolición de libertades políticas y la devastación de las riquezas naturales para incrementar el poderío de compañías multinacionales protegidas por los Estados más poderosos del planeta.
Dentro de este escenario, la violencia de género está implícita en la fórmula para anular cualquier intento de cambiar las reglas del juego, evitando que una mitad de la población tenga igual poder que la otra. Las mujeres, tanto por nuestra capacidad reproductiva como por el papel central del segmento femenino en la organización social a partir del núcleo de familia, entramos en un esquema mucho más amplio de dominio y en el cuadro general constituimos un “bien” al cual resultaría riesgoso cederle capacidad de decisión en los campos económico, social y político.
Este esquema de poderes se ha perpetuado a lo largo de generaciones. Los importantes avances en la lucha feminista son pálidos comparados con lo que falta por conquistar. El voto femenino, por ejemplo, un derecho negado por generaciones, representó siempre una amenaza contra el patriarcado, como también lo fue el derecho al trabajo y a la salud reproductiva. En países como los nuestros, con sus centros de poder atado a las normas de la iglesia y a los estereotipos sexistas de la época colonial, los derechos de la mujer continúan bajo un absurdo y criminal embargo político, pero no solo eso las afecta. También su destino como un “producto” para el contrabando a través de poderosas redes de trata, trabajo forzado, esclavitud.
La idea de una civilización como fuente de riqueza moral, ética, intelectual y científica ha sido sustituida por un esquema basado en la riqueza material concentrada en una esfera de poder carente de visión humanitaria y de valores. Volver a plantear su significado a la luz de un humanismo real es otra de esas locas utopías y en ella las mujeres jugamos un importante papel.
Blog de la autora: www.carolinavasquezaraya.com

Hombres en el feminismo. ¿Qué hago yo aquí?

Hombres & Feminismo


http://ctxt.es

El papel masculino en la lucha contra el patriarcado es un debate que no debe ser esquivado. El rincón de pensar no es un castigo.


Hace unos días escribí un análisis sobre la violación de la intimidad en forma de espionaje que ha sufrido la superviviente de 'la manada' después de ser presunta y brutalmente violada. Pretendía exponer que esa prueba era un disparate y que no podía ser considerada para elaborar un juicio de veracidad. No quería ocupar un espacio, el del feminismo, que no me corresponde por no ser ni experto ni activista. Por ese motivo omití las palabras 'feminismo', 'machismo', 'patriarcado', 'violencia de género', 'cultura de la violación' y una serie de conceptos que hoy arrojan luz sobre quiénes somos y cómo vivimos. Recibí alguna crítica por esta omisión o por publicar un texto bajo el antetítulo 'Feminismos' –que son cuestiones de edición y del medio, ajenas al autor– al tiempo que recibí algún aplauso feminista por "implicarme" como hombre en la causa.

En realidad, no escribí como hombre, sino como psicólogo. Y lo hice porque creí que tenía algo relevante que contar. Pero este contraste sobre lo que se espera de los hombres en este asunto invita a exponer qué me ha llevado a tomar una posición de segundo plano que contrasta con la respetable militancia activa de otros hombres. En el año 2010 descubrí la aparición entusiasta de unos círculos de hombres contra la violencia de género. Entré en contacto con una asociación nacida para la 'igualdad de género'. Inmediatamente me sentí atraído por este colectivo: me sentía invitado a participar y también a ejercer un papel activo bajo un concepto que no me generaba conflicto de identidad y que me reafirmaba.

Muy pronto, sin que pasase nada revelador durante, ya estaba comprometido con la causa, casi iluminado. A mis 25 años 'igualdad de género' era un concepto que me representaba con un grado de confort existencial acojonante. Tras intercambiar un par de correos, me dieron ganas de ir a un círculo de hombres para darles la mano a todos. Y abrazos. De hecho, me apunté a un curso online de los que te quitan el machismo de forma rápida y sin dolor. Aquello me hizo sentir tan bien que incluso animé a algunos amigos del club de hombres modernos '¿Machista, yo?' a apuntarse, pero tenían mucho lío. Empecé así la primera fase, que podríamos llamar de 'realización', esa compleja mezcla de autoafirmación inmediata y orgullo ramplón que en ocasiones podemos llamar compromiso. En esta primera fase se cuestiona todo. Es cuando se afirma: "yo no soy feminista ni machista, porque creo en la igualdad" y otros tópicos que camuflan y evolucionan el sexismo.

Estuve algún tiempo instalado en esta posición hasta que leí algo por internet que me hizo pensar. Lo escribía una mujer feminista y me resultó muy revelador. Por algún motivo, de feminismos se ha publicado poco en papel. Al menos en aquel entonces no había quien encontrara algo útil en una biblioteca pública. Gracias a aquella lectura reparé en que igual había algo de todo aquello que tenía que ver conmigo. También pensé que tal vez con el certificado del cursillo online no iba muy lejos en mi realidad inmediata. ¿Cómo podía haberme sometido a tal ceguera yo, que iba de psicólogo constructivista?

Tras esa reflexión caí en la depresión postmasculinidades. Reparé en que tenía que ver con lo más profundo de mi ser, y que nos pasa a todos y a todas. Este bofetón de realidad sucede cuando todo aquel argumentario que sacas en cualquier ronda de cañas se te derrumba en favor de un mundo abrumador que no has visto en tu vida. Y entonces te quedas sólo con tu autocompasión, incomprendido, triste, en una isla desierta, sin sirenas ni langostas, que diría Bucay...

Esta es la segunda fase, que podríamos llamar 'desrealización'. He visto dos tipos de respuestas en hombres: la 'evitación', consistente en más activismo comprometido del feminismo masculino con o sin victimización; o la 'conflictuación', donde tuve la suerte caer no sin muchas tentaciones evitadoras y gracias a muchas conversaciones. Aunque pueda doler al principio, es mejor alcanzar la conflictuación porque la otra vía te devuelve a un bucle irresoluble de la primera fase, que tiene un atasco acojonante de gente que está muy de acuerdo en demasiadas cosas y que se interrumpe al hablar.

Como todo conflicto de identidad intrapsíquico, la 'conflictuación' tiene efectos compensatorios al poner en riesgo lo que eres y cuánto significado has dado a tu existencia y a la del resto. Puede ser negando el patriarcado mediante la descalificación y la censura (aquello de "soy igualitario/feminista pero no feminazi", o "eres un/a oportunista"), u ocupando el tiempo en no afrontar. En esta huida hacia adelante, muy habitual en los conflictos pendientes, a menudo la emoción de inquietud se transforma en movimiento y uno puede caer en lo de hacer pancartas, alquilar locales, hacer estatutos, socios, cursillos, congresos, dar lecciones, teorías y evangelizaciones por prensa, televisión y radio. Es el síndrome de hacer cosas, aquella evitación en forma de compromiso militante clásico.

Porque 'conflictuarse' es como saberse presidente blanco de EE.UU. en un cuerpo de negro. Al igual que un mulato que crece en un barrio acomodado de blancos junto a su madre blanca, que va a una universidad de blancos y tiene oportunidades de blancos tendrá más de blanco que de negro, un hombre igualitario –que niega el feminismo a la mayor-- puede tener más de patriarcado que de feminista. Conflictuarse es reconocerse como parte de lo que pones en cuestión sin atribuirse roles de salvador, ni de víctima, algo que en el trabajo en nuevas masculinidades se alimenta con cierta frecuencia. Volviendo al ejemplo, conflictuarse para Obama hubiese sido denunciar el racismo endémico afirmando ante sus fans: "Oigan, que este negro ni viene de un suburbio de Detroit ni le dispara la policía". Pues yo nací niño, en 1985 y en España, en la sociedad machista de la época, hijo de una madre y un padre que fueron lo menos machista que se podía encontrar en los 80.

Y aunque confíe en ser mucho menos machista que hace una década y un poco menos machista que ayer, nací y crecí en un contexto machista. Porque en 15 años de educación pública nunca nadie me habló de género, ni tampoco en cinco años de Psicología del presente siglo. Del mismo modo que un presidente mulato en EE.UU. fue una hermosa serendipia carente de significado político, un hombre escribiendo bajo el rótulo de feminismos no lo es menos. Porque nunca me han agredido, ni me han acosado, ni he sentido miedo por ser hombre, ni un sinfín de cuestiones que nos cuesta ver desde este lado que son efecto del sexismo. Por eso estoy convencido de que los hombres no debemos ejercer protagonismo porque necesitamos abordar el conflicto interno. Y lo necesitamos para entender la necesidad de deconstrucción de la identidad de género, que implica reconocer las contradicciones, compensaciones y resistencias que tenemos. Sin todo ello, no hay cambio.

Entonces, ¿qué debemos hacer los hombres para contribuir al cambio en favor de la igualdad? Mi conclusión fue que, primero y de momento, debemos empezar por reconocer lo que no hay que hacer. Creo que debemos interiorizar los comportamientos del machismo procedimental que camufla el machismo manifiesto. Esto incluye no censurar a personas que tienen otra experiencia interna sobre el género y respetarlas --las feministas, por ejemplo--, no intentar controlar los debates con tozudez para llevar la razón, no discutir sobre aquello que se ignora, no ser arrogantes, no elaborar juicios arbitrarios con opiniones imprudentes, no subestimar y no cuestionar con qué términos las mujeres feministas convengan reivindicar su gestión de la igualdad.

Porque cada vez que ejecutamos estos comportamientos estamos ejerciendo la dominancia sexista que decimos denunciar. Fabián Luján, sociólogo y estudioso del ámbito de las masculinidades, expuso en una conferencia el pasado mes de febrero una receta muy oportuna para los hombres: "lean a mujeres feministas". Esto es lo primero y lo último que escribo sobre género. Porque la deconstrucción de género es una labor que, llevada con aceptación y sin dramatismo, probablemente me lleve toda una vida. Merecerá la pena ser menos portador de machismo y más consciente del mismo para promover un mundo menos patriarcal.

Es menester, por tanto, escuchar con humildad, aprender, dar significado a lo aprendido en nuestra cotidianidad, dejar de utilizar la perspectiva de género para caer en la trampa de la victimización y evitar emplear un machismo procedimental con la igualdad como pretexto, así como darse la oportunidad de cambiar y, sobre todo, dejar hacer. Vivimos un momento importante donde el rincón de pensar no es ningún castigo.




Sobre el autor: Javier García Pedraz es psicólogo y periodista. Trabaja en el ámbito de la rehabilitación del trauma y es miembro del Consejo de la Sociedad Internacional de Salud y Derechos Humanos (www.ishhr.com) 

Los Retos del Siglo XXI


MUJERES CAUTIVAS   
Por: Teresa C. Ulloa Ziáurriz*



Todos los días y en todas partes las mujeres son asesinadas, golpeadas, violadas, compradas o vendidas.  Crímenes en situaciones de conflictos armados o guerras; en la calle, relacionados con violaciones o con el crimen organizado, la prostitución o la pornografía snuff o vintage; o cometidos por sus maridos, parejas, ex parejas. Todos crímenes ligados a la sexualidad, en donde el factor de riesgo es ser mujer o niña.

Mientras que el concepto de violencia contra las mujeres tiene ya varias décadas, el de feminicidio/femicidio es más reciente y se trata de la intención de destruir, someter y sojuzgar total o parcialmente a un grupo, en este caso, las mujeres y las niñas.  El concepto es útil porque nos indica el carácter social y generalizado de la violencia basada en las desigualdades de género y cuestiona los argumentos que tienden a disculpar y a representar a los agresores como “locos” o a concebir estas muertes como “crímenes pasionales”, o bien, a atenuar su importancia en el caso de situaciones de conflicto, lucha al crimen organizado o guerra, inclusive denominándolo como “daño colateral”. 

La prostitución y la pornografía son, manifestaciones de violencia contra las mujeres, en tanto, desde la cultura patriarcal, permiten perpetuar estereotipos como que los cuerpos de las mujeres y las niñas son para el placer sexual de los hombres. La prostitución no es un trabajo, sino una forma marginal de sobrevivencia asociada a la falta de oportunidades, que permite perpetuar los estereotipos anteriormente mencionados y que al estar tan naturalizada en nuestras sociedades, es aprovechada como una inmensa fuente de ganancias del crimen organizado a través de la trata de mujeres y niñas, con muchos menos riesgos que el tráfico de drogas, que hoy se persigue como una prioridad en todo nuestro continente.

EL CRIMEN ORGANIZADO EN LA TRATA DE MUJERES Y NIÑAS

Las dimensiones actuales del comercio sexual son globales y dramáticas. En primer lugar, las organizaciones criminales transnacionales han descubierto en la comercialización ilícita de personas un espacio de ganancia monetaria significativo y menos riesgoso porque no está en la agenda pública de la región, ni es prioridad como es el combate al narcotráfico.  
El comercio sexual generalmente ocurre de Sur a Norte, pero también existe la trata interna. Sin embargo, muchos hombres viajan a países “exóticos” con el propósito de satisfacer sus fantasías sexuales, reprimidas en su propio país. De ahí que la industria turística se ha constituido en la puerta trasera de la industria sexual en muchos países como Cuba, República Dominicana, Costa Rica, Guatemala, Colombia, Jamaica, México, Brasil, Aruba, entre otros.
El uso de niñas y adolescentes como sicarias, halconas, mulas o esclavas sexuales por parte de los cárteles es un fenómeno creciente.

DATOS DEL INFORME PRESENTADO POR CATWLAC

Durante el año de 2016 se registró un aumento de casos atendidos por el Sistema Alerta Roja (SAR) que es el Sistema de Auxilio a Víctimas de la Coalición Regional contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe (CATWLAC por sus siglas en inglés). De 203 caso atendidos en 2015, en 2016 año se atendieron 276 casos.
Sin embargo, de los datos sociodemográficos de los casos atendidos, se pudo confirmar por quinto año consecutivo que el rango de edad donde hay mayor número de víctimas es de los 12 a los 18 años de edad, seguido del grupo de 18 y una de 25 años. Y que 246 víctimas eran del sexo femenino y 30 del sexo masculino.

227 víctimas de las 276 se encuentran en las categorías de ingreso medio bajo, pobreza y pobreza extrema, aunque también hay víctimas de clases más privilegiadas. Que las formas de reclutamiento más común siguen siendo la fuerza, el engaño y la seducción, incluyendo el enamoramiento por redes sociales.
Los delitos más comunes durante el año en estudio fueron: la trata de personas, explotación de la prostitución u otras formas de explotación sexual, la desaparición, la privación ilegal de la libertad y el reclutamiento para actividades delictivas de la delincuencia organizada.

De los 276 casos atendidos durante 2016, hubo delincuencia organizada en 74 por ciento y en 26 por ciento hubo delincuencia común. En 4 por ciento de los casos hubo feminicidio, en 60 por ciento no hay datos y en 36 por ciento no hubo feminicidio, por lo menos, hasta el momento.
De los 276 casos atendidos en el 2016, 68 por ciento siguen desaparecidas, 28 por ciento fueron localizadas con vida y 4 por ciento sin vida. Cabe destacar que 2016 es el año en el que menos rescatadas/localizadas hemos tenido desde que empezó la operación del Sistema Alerta Roja.

De 87 denuncias a nivel federal, se obtuvieron 7 sentencias, lo que representa un porcentaje de impunidad de 92 por ciento. Tenemos 4 años con una Averiguación Previa que duerme el sueño de los justos en el cubículo de alguna MP Federal de SEIDO, desde hace 4 años. De 196 denuncias presentadas a nivel local, se obtuvieron 5 sentencias, lo que representa un porcentaje de impunidad del 98 por ciento.
Los estados de la república que tienen mayor incidencia como lugares de origen son:

Con el apoyo recibido por el InmujeresCDMX durante 2016 como parte del Programa de Coinversión, pudimos emitir 12 boletines de prensa, 803 post en redes sociales (Twitter y Facebook), 5 entrevistas publicadas de casos específicos y 22 casos de desapariciones en la Ciudad de México. Se promovieron 5 cambios de identidad, 3 reubicaciones, se dio asesoría y representación jurídica a 5 causas penales, 8 denuncias con resguardo de identidad y se le dio seguimiento por lo menos a 11 carpetas de investigación. También se interpusieron 5 amparos y una apelación.

CONCLUSIONES

Identificamos en el acceso a la justicia los principales obstáculos: se encuentran en la vacilante voluntad de la esfera institucional, los tres poderes del Estado muestran debilidad, falta de recursos técnicos, financieros y humanos además de la persistencia de factores culturales que promueven la sumisión y el miedo entre las mujeres legitimando la violencia. La sinergia negativa entre la debilidad institucional y la cultura patriarcal favorecen la impunidad.

*Directora Regional de la Coalición contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe (CATWLAC, por sus siglas en inglés).
Twitter: @CATWLACDIR
Facebook: Catwlac Directora
CIMACFoto: César Martínez López
Cimacnoticias | Ciudad de México

Contra la violencia de género más educación y menos culpabilización

Este artículo forma pare de la cobertura especial de IPS sobre los 16 días de activismo para erradicar la violencia de género.


En la fotografía, Angela, de 15 años, de la ciudad de Hyderabad, en India. Para ella, un mundo sin violencia de género sería como el de una sirena, y así lo refleja su dibujo. Crédito: Stella Paul/IPS.
En la fotografía, Angela, de 15 años, de la ciudad de Hyderabad, en India. Para ella, un mundo sin violencia de género sería como el de una sirena, y así lo refleja su dibujo. Crédito: Stella Paul/IPS.
INDIA/CAMERÚN, 1 dic 2017 (IPS) - Sally Mboumien todavía recuerda vívidamente el día en que apretó una piedra ardiente contra su pecho. En Bawok, una comunidad del oeste de Camerún, donde se crió, es una práctica habitual aplanar los incipientes pechos de las niñas con una plancha o un martillo calentados con carbón encendido.

Siempre escuchó que era bueno para las niñas porque las mantenía a salvo de los hombres. Cuando tenía 11 años, Mboumien aprovechó un día en que su mamá estaba ausente visitando a unos parientes para plancharse los senos con una piedra ardiente.
La alta temperatura lastimó su fina y delicada piel dejándole cicatrices negras. El insoportable dolor quedó solapado por el miedo. Aterrorizada, la niña no le mostró las heridas a nadie ni a su propia madre.
“Los 16 días se dan en un contexto de indignación mundial por la violencia y el acoso sexual. Es hora de actuar y poner fin a la violencia contra las mujeres”: Nanette Braun.

“Solo fui una víctima de la ignorancia”, contó Mboumien, ahora una de las principales defensoras de los derechos de salud sexual y reproductiva de niñas y jóvenes.

El alisamiento o planchado de senos  afecta a unas 3,8 millones de mujeres en el mundo, en especial en Camerún, Benin, Costa de Marfil, Chad, Guinea-Bissau, Kenia, Togo, Zimbabwe y Guinea-Conakry, pero no solamente.
Además, es una de las cinco expresiones de violencia de género menos denunciadas, según la Organización de las Naciones Unidas.
Es una práctica que expone a las mujeres que la padecen a problemas de salud como infecciones, quistes, daños permanentes en el tejido, cáncer, además de, por supuesto, la completa desaparición de uno o ambos senos.
Pero también es una flagrante violación a la integridad y a los derechos físicos y sexuales de las niñas.
En el marco de la Campaña Naranja de ONU Mujeres, Mboumien, fundadora de Acción Común para el Desarrollo de Género, realiza una gira por su país sensibilizando sobre este tema.
La Campaña Naranja contribuye a promover los 16 días de activismo contra la violencia de género, desde el 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, hasta el 10 de este mes, Día de los Derechos Humanos.
El planchado de senos está realmente arraigado en muchas culturas locales, lo que la convierte en una costumbre difícil de erradicar.

Dignidad negada es violencia

A miles de kilómetros de donde está Mboumien, la defensora de los derechos de las niñas en el estado indio de Rajasthan, Bharti Singh Chauhan, también participa en la Campaña Naranja, en el marco de la cual se propone ver un filme.
En ese estado, casi 40 por ciento de las niñas se casan antes de los 18 años, lo que las aleja de la educación, en especial a las de las comunidades más marginadas. En ese contexto, ver una película es simbólico y, de hecho, un avance.
Su organización, Praveenlatha Sansthan, empodera a más de 100 adolescentes para que luchen contra el matrimonio infantil y el analfabetismo.
Las adolescentes procedentes de las familias más marginadas sufren distintos tipos de violencia como matrimonio infantil, abuso físico y psicológico, lo que repercute en su educación, pues abandonan la escuela de forma voluntaria o porque sus padres dejan de mandarlas.
La organización de Chauhan ayuda a las niñas a regresar a la escuela para que no caigan en el círculo de analfabetismo, pobreza, abuso y matrimonio precoz.
En ese contexto, ir al cine es todo menos trivial. De hecho, se sienten libres por un día.
“Las ayuda a salir de las cuatro paredes de donde viven, a olvidarse de sus dificultades cotidianas y a aprender algo de la película, en especial porque elegimos alguna que tengan un fuerte contenido social”, explicó.
“Por último, estar sentadas en una sala con otras personas, las ayuda a sentirse como debe ser: que no son menos que nadie y que tienen los mismos derechos que cualquiera”, añadió Chauhan.
En esta ocasión, vieron “Secret Superstar” (Estrella Secreta), un filme indio sobre una adolescente de familia musulmana que lucha por ser una estrella de rock, y como su padre se lo prohíbe, decide revelarse subiendo vídeos a YouTube.
“Queremos que las adolescentes crean en ellas mismas y en que pueden tener un sueño y alcanzarlo”, añadió.

Un mal común global

En todas partes del mundo las mujeres sufren acoso sexual y violación, golpes, violaciones de sus derechos humanos, pasando por la negación de sus derechos de salud, privacidad y libertad para elegir una pareja hasta el derecho a decir que no a los embarazados no deseados.
En el marco de los 16 días de la Campaña Naranja, muchas activistas y mujeres de a pie toman las calles para reclamar el fin de la violencia de género.
“El 3 de diciembre es el Día Internacional de las Personas con Discapacidad y aprovecharé esta oportunidad para hablar sobre ‘no dejar a nadie atrás’ y sobre la necesidad de garantizar una educación segura para todos”, recordó Celine Osukwu, quien aboga por los derechos de los discapacitados en la ciudad nigeriana de Abuya.

La maestra canadiense de Toronto, Tamarack Verall, de 68 años, también está entusiasmada de participar en la campaña, en el marco de la cual se reunirá con indígenas para trabajar sobre su derecho a un mundo libre de violencia.
La oficial de comunicaciones de ONU Mujeres, Nanette Braun, coincidió: “Los 16 días se dan en un contexto de indignación mundial por la violencia y el acoso sexual. Es hora de actuar y poner fin a la violencia contra las mujeres”, subrayó.

Educación, no condena

Activistas como Mboumian y Chauhan consideran que hay que aprovechar esta oportunidad para abogar por el fin de la violencia en todas sus formas.
“Para poner fin al ciclo de violencia, también hay que escolarizar a las niñas y darles la libertad que necesitan para alcanzar sus metas y que tengan la dignidad que se merecen para llevar una vida feliz”, subrayó Chauhan, quien recibió un premio de la Presidencia de India por su trabajo.
Por su parte Mboumien explicó que las campañas sociales de los países occidentales suelen ignorar las coyunturas locales y los contextos culturales de algunas prácticas violentas.
La violencia debe entenderse en el contexto local y los hombres deben involucrarse. La gente debe entender que la campaña no trata de matar tradiciones, sino de salvarlas para que no se vuelvan un instrumento desestabilizador de toda la sociedad.
Con el lema “No nos condenen, edúquennos”, Mboumien trata de difundir la idea de que la violencia de género no solo perjudica a un género, sino que debilita el tejido social e impide su avance.
“No creo en condenas. Condenar a una comunidad o a un grupo de personas por una práctica cultural no es la forma correcta de deshacerse de ella. Lo que necesitamos es que la gente comprenda por qué es mala, qué daños causa y buscar su colaboración para poner fin a una práctica dañina”, explicó.

Traducido por Verónica Firme

Diputadas imponen por sorpresa la paridad en política argentina

Por Daniel Gutman 

Un grupo de las diputadas que de madrugada y por sorpresa impusieron la aprobación de la ley de paridad de género en la representación política de Argentina, festejan con la señal de la victoria su logro al final de la histórica sesión. Crédito: Cámara de Diputados
Un grupo de las diputadas que de madrugada y por sorpresa impusieron la aprobación de la ley de paridad de género en la representación política de Argentina, festejan con la señal de la victoria su logro al final de la histórica sesión. Crédito: Cámara de Diputados
BUENOS AIRES, 29 nov 2017 (IPS) - Fue una jugada inesperada de un grupo de mujeres en la Cámara de Diputados de Argentina. A la una de la madrugada, durante una larga sesión, reclamaron la aprobación de un estancado proyecto de paridad de género en la representación política. Hubo resistencias y discusiones, pero una hora después, la iniciativa se convertía en ley por amplísima mayoría.
Así, con votos de todos los partidos se dio un paso histórico para la política argentina: a partir de las próximas elecciones legislativas, en 2019, todas las listas de las candidaturas al Congreso Nacional deberán obligatoriamente intercalar un varón y una mujer, para asegurar que la participación paritaria  en sus dos cámaras.
La norma establece, además, que la mitad de las listas  a los cargos nacionales de los partidos políticos deberán corresponder a mujeres, si bien en este caso no obliga a la intercalación de género.
“Es el resultado de muchos años de esfuerzos para que la política incorpore la voz y la presencia de las mujeres cuando se toman decisiones que impactan en el conjunto de la sociedad…La contundencia de la votación expresa el avance de los reclamos por la igualdad de derechos”: Victoria Donda.

El sorpresivo movimiento, entrada ya la madrugada del 23 de noviembre, de las diputadas argentinas sacó del congelador un proyecto de ley que ya contaba con la  aprobación del Senado desde hacía 13 meses, así como un dictamen positivo de una comisión desde octubre, pero que no se contemplaba en los debates de la Cámara de Diputados este año.
Casi a las cuatro de la mañana, cuando la sesión terminó, el presidente de la Cámara, Emilio Monzó, de la gobernante alianza Cambiemos, pidió a las eufóricas diputadas que habían participado en la misión que se tomaran una foto conjunta. Entonces, mucho de los diputados se sumaron a la escena para evidenciar su apoyo.
“Fue una estrategia inteligente y transpartidaria para instalar un tema que se venía postergando. Una vez que se acordó votar, casi todos lo hicieron a favor. ¿Con qué argumentos podía un diputado justificar públicamente un voto en contra?”, se preguntó Natalia Gherardi, directora ejecutiva del Equipo Latinoamericano de Justica y Género (ELA).
Se trata de una de las muchas organizaciones de la sociedad civil que venían reclamando la sanción de esta ley desde hace más de 10 años, en los que se presentaron decenas de proyectos.
Gherardi aseguró a IPS que esta ley “representa un nuevo paradigma de democracia paritaria, que no tendría que limitarse al Poder Legislativo. La política debe reflejar la diversidad de la sociedad”.
Otro avance latinoamericano
Argentina sigue de esta manera el camino que en América Latina marcó Ecuador, el país hasta ahora que desde 2008 le dio rango constitucional a la paridad de género en los cargos de elección popular.
Así lo señala un informe sobre la democracia paritaria en la región, elaborado por la Comisión Interamericana de Mujeres (CIM), un órgano intergubernamental adscrito a la Organización de Estados Americanos (OEA), que concluye que la región es la más avanzada del mundo en materia de normas que protegen la participación política de las mujeres.
Luego de Ecuador, Argentina es el quinto país que fija una cláusula de paridad en la representación parlamentaria, después que ya lo hicieron Bolivia, Costa Rica, Nicaragua y México.
Las mujeres participantes en la histórica sesión en la Cámara de Diputados de Argentina quisieron fotografiarse juntas cuando a las cuatro de la madrugada del 23 de noviembre se levantó la sesión en que se impuso la paridad en la política del país, en una imagen a que se sumaron también legisladores que respaldaron la nueva norma. Crédito: Cámara de Diputados
Las mujeres participantes en la histórica sesión en la Cámara de Diputados de Argentina quisieron fotografiarse juntas cuando a las cuatro de la madrugada del 23 de noviembre se levantó la sesión en que se impuso la paridad en la política del país, en una imagen a que se sumaron también legisladores que respaldaron la nueva norma. Crédito: Cámara de Diputados
Pero el escenario en la materia no se agota allí porque en total son 15 los países latinoamericanos que tiene legislación sobre paridad o cuotas que van de 20 a 50 por ciento para los cargos colectivos de elección popular.
Las normas, de todas maneras, no siempre se han aplicado de manera efectiva, según señala un documento de Atenea, un proyecto desarrollado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), ONU Mujeres e Idea Internacional, tendiente a impulsar la paridad política en América Latina.
Se trata de un tema en el cual Argentina es pionera en la región ya que en 1991 estableció la primera ley de cupo femenino, que fijó un piso obligatorio de 30 por ciento de mujeres en las listas de candidatos, “en proporciones con posibilidades de resultar electas”.
Sin embargo, el documento “La Paridad política en la Argentina. Avances y Desafíos”, presentado este año por el proyecto Atenea, señala que, si bien la ley de cupo favoreció el acceso de las mujeres a la política, con el correr de los años ese 30 por ciento fijado se convirtió “en un techo difícil de superar”.
Alejandra García, asociada de género del PNUD Argentina, afirmó a IPS que la representación política de las mujeres en el país “había quedado estancada. Por eso es muy positivo este nuevo avance legislativo”.
García sostiene que las leyes de cupo o de cuotas  “son de  discriminación afirmativa y tienen una naturaleza temporal. En cambio, esta nueva ley es conceptualmente distinta, ya que busca garantizar de manera definitiva la representación paritaria”.
La cuestión de la paridad de género en los parlamentos ingresó a la política argentina a principios de este siglo, cuando fue establecida por leyes de tres de las 23 provincias del país: Santiago del Estero, Córdoba y Río Negro.
El tema volvió el año pasado, cuando se sumaron otras cuatro (Buenos Aires, Chubut, Salta y Neuquén) y el Senado dio media sanción a un proyecto para el orden nacional.
Fue el 19 de octubre de 2016 cuando la paridad política adquirió gran repercusión, en coincidencia  con masivas marchas de mujeres en todo el país contra la violencia machista, bajo el lema “Ni Una Menos”,  impulsadas tras varios feminicidios o femicidios.
Sin embargo, en esos mismos días la Cámara de Diputados estaba tratando un proyecto de reforma electoral impulsado por el gobierno del presidente Mauricio Macri, que entre otras cuestiones incluía cambiar del voto de papel al electrónico, pero no incorporaba cambio alguno en  las cuestiones de género.
La ley de paridad, finalmente, solo espera la promulgación del Poder Ejecutivo, que se da por descontada luego de que fie aprobada con 57 votos a favor y solo dos en contra en el Senado y 165 positivos, cuatro negativos y dos abstenciones en Diputados.
“Es el resultado de muchos años de esfuerzos para que la política incorpore la voz y la presencia de las mujeres cuando se toman decisiones que impactan en el conjunto de la sociedad”, dijo la diputada Victoria Donda.
Esta integrante del progresista Movimiento Libres del Sur fue quien interrumpió el curso programado de la sesión de la noche del día 22, para reclamar que se votara la ley de paridad de género, sin necesidad de debate o discursos, lo que despertó una discusión antes de aceptarse el procedimiento poco después.

“La contundencia de la votación expresa el avance de los reclamos por la igualdad de derechos”, agregó quien de alguna manera como diputada representa un símbolo de la democracia argentina.
Ello porque esta diputada de 40 años es una hija de desaparecidos nacida en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), el más célebre de los campos de concentración de la última dictadura militar (1976-1983).
Donda fue apropiada por la familia de un miembro de una fuerza de seguridad y recuperó su verdadera identidad en 2003.
Las cuentas pendientes con la paridad  política argentina están ahora en el Poder Ejecutivo y en el Poder Judicial.
En 2016 apenas había 13,6 por ciento de mujeres en cargos ministeriales y  14 como secretarias de Estado, de acuerdo a datos de Atenea.
En los gobiernos municipales, solo hay datos oficiales de la oriental provincia de Buenos Aires, que es la más grande y poblada del país. Allí, apenas  2,9 por ciento de las intendencias (alcaldías) son ocupadas por mujeres.
La proporción sube hasta 31,7 por ciento en los Concejos Deliberantes, que son los órganos legislativos municipales, ya que allí se viene aplicando el cupo del 30 por ciento establecido por la legislación nacional.

Editado por Estrella Gutiérrez

Proponen base de datos de ADN en la ONU contra el abuso sexual

Este artículo forma parte de la cobertura de IPS por los 16 Días de Activismo para la erradicación de la violencia de género, del 25 de noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, hasta el 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos.

Capitana Barsha Bajracharya fotografiada con dos compañeras en el puesto de la ONU 8-30, cerca de la ciudad de Shakra, en el sur de Líbano. Crédito: Pasqual Gorriz/UNIFIL
Capitana Barsha Bajracharya fotografiada con dos compañeras en el puesto de la ONU 8-30, cerca de la ciudad de Shakra, en el sur de Líbano. Crédito: Pasqual Gorriz/UNIFIL
NACIONES UNIDAS, 27 nov 2017 (IPS) - La ONU lucha y pierde la batalla contra el abuso y la explotación sexual generalizadas y continuas de efectivos de las fuerzas de paz y funcionarios civiles, con muy pocos procesamientos debido a enormes problemas para perseguir a los abusadores e identificar paternidades.
Pero la base de datos de ADN supervisada por la ONU (Organización de las Naciones Unidas), una herramienta exitosa en muchos países, no logra despegar, aun en el marco de los “16 Días de Activismo”, destinados a eliminar la violencia contra las mujeres.
La profesora de clínica Anne Marie Goetz, del Centro de Asuntos Globales, de la Escuela de Estudios Profesionales de la Universidad de Nueva York, dijo a IPS que hay numerosas medidas prácticas que se pueden implementar para reducir el abuso, como desplegar más mujeres en los cuerpos de paz, mejorar la capacitación y la concienciación, así como los medios para que las víctimas denuncien las agresiones.
“Pero una medida de disuasión que puede resultar efectiva, y que no se ha debatido mucho, es la de recolectar muestras de ADN del personal uniformado y civil antes de su despliegue”, acotó.
Con un simple hisopo en la boca basta para obtener una muestra de ADN, que puede contrastarse con la evidencia en casos de violación o comparar con el de un bebé para los casos de paternidad, detalló.
ADN

El ácido desoxirribonucleico, que almacena información biológica, se describe como una molécula que guarda instrucciones genéticas que inciden en el crecimiento, el desarrollo, el funcionamiento y la reproducción de los organismos vivos y de muchos virus.

Según la cadena de radio y televisión británica BBC, Gran Bretaña es pionero en usar ADN como instrumento para combatir el delito, creando la primera base de datos nacional en 1985. En la actualidad cuenta con más de cinco millones de perfiles y habría contribuido a resolver unos 40.000 casos al año.

El hecho mismo de recolectar la muestra debería generar conciencia sobre las grandes de probabilidades de ser hallado culpable en casos de violencia sexual o de paternidad.
“Los países que aportan efectivos también podrían aprovechar esa oportunidad para explicar a sus fuerzas de paz que podrán ser  procesados en casos de violación o abuso y que deberán hacerse responsables de los costos de manutención en casos de paternidad”, explicó la profesora Goetz, exasesora de paz y seguridad de ONU Mujeres.
Pero la propuesta de crear una base datos de ADN chocó con la oposición de funcionarios, pero en particular, de los estados miembro, que aportan los efectivos para las operaciones de paz, con el argumento de proteger la seguridad personal.
Paula Donovan, una de las directoras de AIDS Free World y de su Campaña Código Azul, dijo a IPS: “la investigación nos llevó a concluir que es poco probable que los estados miembro aprueben la base de datos de ADN del personal militar de las fuerzas de paz de la ONU, porque la propuesta contradice a la mayoría de las normas y leyes que tienen en materia de privacidad”.
La mayoría de las acusaciones de explotación sexual y de abuso son contra civiles, por lo que la organización podría dar ejemplo imponiendo la necesidad de contar con una muestra de ADN como requisito de empleo, propuso.
Pero la ONU tiene un sesgo inherente en los casos penales y de paternidad de su propio personal, por lo que la base de datos tendría que crearla y gestionarla una órgano independiente, puntualizó.
“Y aun en esos casos, la evidencia de ADN es una herramienta, no una solución. Establecer la paternidad de un integrante del personal de la ONU, por ejemplo, no sirve de nada para la parte demandante hasta que un tribunal no emita una orden de manutención y la ONU la haga cumplir”, señaló Donovan, activista con mucha experiencia en la materia en el sistema de la ONU.
Sobre la propuesta de retener fondos como garantía en casos de abuso sexual, Donovan recordó que en marzo de 2016 el entonces secretario general Ban Ki-moon propuso que el pago retenido a los efectivos acusados se transfiriera a un fideicomiso una vez probada la evidencia.
“Pero los problemas clave siguen sin atenderse”, precisó Donovan.
Primero, hay “un conflicto de interés: Justificado en quién, ¿la ONU, cuyo propio personal está imputado?”
Segundo, el “doble discurso: ¿por qué solo los soldados? si también hay civiles y expertos en misiones acusados de explotación sexual y abuso?”, cuestionó.
Tercero, “no hay sustituto para la justicia. El dinero del fideicomiso, incluidos los salarios embargados (solo mientras el imputado forma parte del personal de la ONU), no va a las víctimas individuales, sino que se entrega a organizaciones que trabajan con víctimas de abuso sexual”, añadió.
Aunque algunas víctimas reciban efectivo, en ningún caso eso puede reemplazar a la justicia, subrayó.
Por su parte, el presidente del Comité de Coordinación de Sindicatos y Asociaciones Internacionales del Sistema de la ONU, Ian Richards, dijo a IPS: “Cuando una persona firma un contrato de trabajo con la ONU, no deberían tener que firmar sobre su ADN. Esa propuesta presume que los funcionario sde la ONU son prominentes agresores sexuales”, explicó.
Ningún empleador ni país le pide a sus funcionarios o a los ciudadanos que entreguen su ADN, y hay buenas razones para ello, como el derecho a la privacidad y la protección contra el mal uso de información personal.
El portavoz de la ONU, Stephane Dujarric, dijo a la prensa el 3 de este mes que entre el 1 de julio y el 30 de septiembre, el foro mundial recibió 31 acusaciones. “No todas se verificaron y algunas están en etapa de evaluación preliminar”, indicó.
Además, 12 de esas denuncias ocurrieron en 2017, dos en 2016, seis en 2015 o antes, y se desconoce la fecha de otras 11 más.
También se designaron defensores de los derechos de las víctimas en la sede del foro mundial y en cuatro misiones. Y la secretaria general adjunta Jane Connors regresó hace poco de República Africana, donde se investiga a la misión de paz.
“También tenemos un proyecto piloto de Protocolo de Asistencia a las Víctimas, que establece papeles y responsabilidades para quienes están en el terreno, a fin de garantizar la coordinación y ofrecer asistencia inmediata a las víctimas”, detalló.
Con las últimas contribuciones voluntarias de los estados miembro, el Fideicomiso de la ONU de apoyo a víctimas de explotación sexual y abuso se reunió 1,5 millones de dólares.
El secretario general instruyó a los directores de las entidades del sistema de la ONU a presentar planes de acción y análisis de riesgo para impulsar a las autoridades a luchar contra este problema, y casi todos ya los entregaron .
“También lanzamos la capacitación obligatoria para todo el personal de la ONU previo a su despliegue”, precisó Dujarric.
“También continuamos los esfuerzos para involucrar a los estados miembro. Hasta ahora 58 jefes de Estado y de gobierno se unieron al Círculo de Liderazgo del secretario general, 74 suscribieron el Convenio Voluntario y 18 más indicaron formalmente su intención de firmarlo”, detalló.
Por último, la reunión de las fuerzas de paz de la ONU, realizada en la ciudad canadiense de Vancouver a mediados de este mes, condenó “en los términos más fuertes la explotación sexual y el abuso cometidos por efectivos y personal civil, y llamó a los estados miembro y a la secretaría de la ONU a redoblar los esfuerzos de prevención, responsabilidad y asistencia a las víctimas”.

Traducido por Verónica Firme

El príncipe azul puede ser un victimario

La doctora Isabel Moya Richard, directora de la Editorial de la Mujer de Cuba, nos cuenta acerca de cómo se entrelazan estos mitos y creencias con algunas manifestaciones de la violencia de género

Para ellas, si sus novios las llaman más de siete veces al día, es una señal de amor y para ellos lo ven como una señal de control


La Habana, 29 nov. 17. AmecoPress/SEMlac.- El tema del amor ha acompañado a la sociedad desde la misma existencia del ser humano, porque las personas están creadas para ser queridas de una u otra manera. Pero el amor es una construcción social y cultural, y cada etapa histórica ha establecido una concepción diferente acerca su significado y su relación con el matrimonio, la formación de parejas y las relaciones sexuales.
Acerca del amor romántico, en particular, se han tejido mitos y creencias que allanan el camino hacia relaciones desiguales de poder y dependencia. A menudo, adolescentes y jóvenes suelen estar en medio de historias dolorosas que comenzaron en busca de un soñado “príncipe azul”. La doctora Isabel Moya Richard, directora de la Editorial de la Mujer, nos cuenta acerca de cómo se entrelazan estos mitos y creencias con algunas manifestaciones de la violencia de género.
¿Qué es el mito del amor del amor romántico y cómo se construye?
Cuando hablamos del mito del amor romántico nos referimos a la manera en que se ha construido un ideal del amor, entendido como la unión de dos mitades, la complementariedad, el “sin ti me muero”, “sin ti no puedo vivir”; la exclusividad, la pasión eterna, entre otras creencias.
El amor nace entre dos personas completas que comparten sentimientos, erotismo, intereses, cariño, pero las mujeres hemos sido entrenadas para entregar más que para recibir en una relación, lo cual genera relaciones de dependencia y de poder entre los integrantes de una pareja.
En el caso de las muchachas más jóvenes, asumen las propuestas de amor desde un imaginario ideal, construido a partir de los cuentos de princesas, películas y comedias románticas. Desde niñas sueñan con un príncipe azul que las va a salvar, del que van a depender.
Además, estos mitos están construidos sobre una heterosexualidad normativa, lo cual los hace más peligrosos. Nunca ves a dos princesas o a dos príncipes enamorados. Por tanto, desde la infancia, si eres gay o lesbiana, te sientes fuera de lugar y creces pensando que no vas a encontrar el verdadero amor.
Esa es la concepción del amor que se ha construido en Occidente y puede advertirse desde los muñequitos de Disney, hasta las más exitosas películas de Hollywood.
¿Por qué se asocia el mito del amor romántico con la violencia de género?
Ese imaginario en torno al amor romántico puede generar violencia, porque las relaciones que se establecen de esa manera están basadas en la dependencia y la desigualdad: el hombre siente que, además de querer y proteger, domina. Y aparecen los celos: “te quiero porque te celo”, “si no te celo no te quiero”.
Los celos son un comportamiento de control y actualmente no solo se manifiestan en la forma más tradicional, o sea, queriendo controlar lo que la pareja viste o cómo se pela; sino que han llegado al mundo de las tecnologías y se manifiestan con llamadas constantes al celular, exigencias de control sobre los contenidos y las contraseñas de sus perfiles en redes sociales, de las páginas en Facebook, etcétera.
Una investigación que realizamos acerca de este tema, a partir de entrevistas a muchachas y muchachos, reveló que para ellas, si sus novios las llamaban más de siete veces al día, era una señal de amor. Ante la misma pregunta, los muchachos respondieron que lo veían como una señal de control.
El amor romántico, además, conlleva otros elementos: empieza con los celos, pero puede llegar a niveles de dominación en los cuales quien controla llega a pensar que tiene derecho a maltratar y hasta decidir si su pareja vive o muere.
¿Cómo desmontar esas construcciones culturales que llevan años naturalizadas en nuestras sociedades?
Desde la comunicación, creo que es imprescindible presentar materiales mucho más abiertos y plurales, que muestren parejas de todos los tipos, de todas las características, en todas las épocas de la vida y, sobre todo, con naturalidad. No solo noviazgos entre jovencitos y jovencitas lindos y perfectos.
Los medios de comunicación, además, deben poner a debate la concepción del amor romántico, develar a las personas esas construcciones y sus consecuencias.
En otros espacios, creo que hay que tener en cuenta dos escenarios fundamentales: la familia y la escuela, aunque es un tema que toca por igual a toda la sociedad.
En el caso de la familia, tiene que estar realmente preparada para educar en una sexualidad libre y responsable a niñas y niños. Hay que buscar información, conversar sobre estos temas de una manera más armónica, más natural. Un taller realizado por el equipo de la Editorial de la Mujer entre adolescentes de 12 a 15 años confirmó que para este grupo el tema más difícil para hablar en familia era justamente el de la sexualidad.
En el caso de la escuela, se necesita abordar el tema de la educación sexual trascendiendo el uso de anticonceptivos o de las características del ciclo reproductivo, y entendiendo la sexualidad como una manera igualitaria, placentera y respetuosa de relacionarse las personas, que debe ser asumida con responsabilidad.
Foto: SEMlac

En riesgo, mujeres embarazadas desplazadas de Chenalhó y Chalchihuitán

Algunas se encuentran a días de parir y hay recién nacidos
   


A 10 días de que miles de personas de las comunidades de Chalchihuitán y Chenalhó se esconden de los grupos paramilitares en los montes de los Altos de Chiapas, la ayuda del gobierno comenzó a llegar a cuenta gotas pero para las más de 100 mujeres embarazadas aún es difícil acceder a la atención médica.
La coordinadora del área de comunicación del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas (Frayba), Azalia Hernández, informó a Cimacnoticias que ayer llegaron las brigadas de salud del gobierno de Chiapas pero únicamente a la cabecera municipal de Chalchihuitán, “de entrada por salida”.
Debido a la disputa territorial entre ambos municipios (Chalchihuitán y Chenalhó) es imposible que las mujeres y niñez que se refugian en los montes, regresen a sus localidades, ya que los caminos se encuentran obstaculizados por personas armadas, “es absurdo que se les pida trasladarse a los municipios”, señaló la activista.

La situación se agrava día a día, la información que ha recibido el Frayba es que hay mujeres a pocos días de parir, en total tienen el registro de 114 mujeres embarazadas, hay bebés recién nacidos, por ejemplo, la asociación conoció un caso de un bebé de 20 días de vida.
“Médicos están  dispuestos a dar trabajo humanitario, pero es imposible ingresar. En la mañana nos informaron que las personas que bloquean las entradas comenzaron a quemar llantas. Tienen el territorio controlado”.
Según la información que publicó el gobierno estatal en su página web oficial, Protección Civil y paramédicos están atendiendo en Chalchihuitán a las mujeres embarazadas para llevarlas en helicóptero al municipio de Simojovel, pero la mayoría, como indicó la integrante del Frayba, están refugiadas en las montañas.
Lo mismo sucede para la niñez y adultos mayores que presentan enfermedades respiratorias y gastrointestinales por vivir en la intemperie. No hay registro de que las brigadas estén atiendo de forma directa a estos pueblos tzotzil, precisó Azalia Hernández.
“Las familias desplazadas huyeron de sus casas sin nada. Especialmente las mujeres se encuentran en extrema vulnerabilidad, en campamentos hechos con plásticos a temperaturas muy frías, sin alimentos. No pueden regresar a sus casas, les fueron quemadas, robaron sus animales y destruidas sus pocas pertenencias”, comentó.
La vulnerabilidad no sólo es en su salud física sino también mental. Azalia mencionó que en los campamentos las mujeres, niñas y niños están viviendo con un profundo temor de ser perseguidos y encontrados por los grupos paramilitares.

EL CONFLICTO
El conflicto territorial entre Chalchihuitán y Chenalhó comenzó en los años setenta cuando San Pablo Chalchihuitán obtuvo el Reconocimiento y Titulación de Bienes Comunales (RTBC). El municipio recibió hectáreas que eran parte de la localidad colindante.
Desde entonces se desató la problemática que aún sigue sin resolverse. Actualmente continúa en juicio en el Tribunal Unitario Agrario 03 de Tuxtla Gutiérrez la denuncia de la población de Chenalhó por la distribución del territorio.
Asimismo el conflicto de grupos paramilitares en esta zona es añejo. Hace 20 se suscitó la masacre de Acteal en localidad de Chenalhó. Un grupo paramilitar conocido como “Máscara Roja” asesinó el 22 de diciembre de 1997, a 18 mujeres adultas, 7 hombres, 16 menores de 17 años y 4 niños entre los 15 y 2 años de edad.
Fue una masacre planeada en contra de los miembros de la Sociedad Civil “Las Abejas” mientras hacían una jornada de paz para Chiapas. El caso llegó hasta a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
La integrante del Frayba –asociación que acompañó el caso Acteal- afirmó que el conflicto armado continúa en estos municipios por la incapacidad del gobierno para desarmar a los grupos paramilitares y la impunidad de castigo a quienes participaron en ellos.

DESPUÉS DEL DESPLAZAMIENTO
Por ello las organizaciones y comunidades temen no sólo de otra masacre como la de Acteal, sino también del futuro de estos cientos de familias. Azalia Hernández explicó que en casos de desplazamiento forzado por grupos paramilitares que ha documentado el Frayba, a muchas poblaciones les es imposible retornar a sus comunidades.
El asentamiento de grupos armados en sus localidades los orilla a comenzar su vida en lugares aledaños. Las familias pierden sus propiedades y terrenos de siembra. También hay una pérdida cultural (tradiciones, lengua) como parte del desplazamiento forzado.
Por ello, dijo, la acción del gobierno debe estar enfocada en cuatro ámbitos: la atención urgente a la población desplazada, el desarme de los grupos armados y la atención del problema estructural en la comunidad, y la reparación del daño integral para los habitantes.
De acuerdo con los registros del Frayba, en Chalchihuitán son 5 mil 23 personas desplazadas, y de la comunidad de influencia zapatista, Chenalhó, la cifra aumentó a 900 personas.

NACIONES UNIDAS PIDE ATENCIÓN URGENTE
En tanto, en un comunicado la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH) expresó su preocupación por el desplazamiento forzado de estas comunidades.
Indicó que “es necesario lograr una solución integral y duradera que ponga en el centro los problemas estructurales que han dado origen al desplazamiento interno forzado y la solución de los conflictos que enfrentan estas comunidades”. Pidió que se cumplan las medidas cautelares emitidas por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
Por su parte la Comisión Interamericana de Derechos Humanos informó al Centro de Derechos Humanos Ku’untik que ya integra la solicitud de medidas cautelares para las personas desplazadas que la organización solicitó.
De acuerdo con el Centro, estas serán una extensión de las medidas cautelares (MC-361-17) que dictó la CIDH en octubre por el desplazamiento forzado de 248 personas del Ejido de Puebla localidad de Chenalhó, de la misma forma por parte de grupos paramilitares

CIMACFoto: César Martínez López
Por: Hazel Zamora Mendieta
Cimacnoticias | Ciudad de México.- 

Los espacios sociales como plataformas de discurso


Quinto poder
Por: Argentina Casanova*


A pesar del enorme avance de la teoría feminista, y el cada vez más fuerte posicionamiento de la agenda de los derechos de las mujeres como una prioridad y resultado de la enorme desigualdad social agudizada por la violencia sexual y feminicida contra las mujeres, hoy día es más aceptada una verdad dicha en boca de un hombre que en la de muchísimas mujeres que argumenten lo mismo, lo hayan escrito o publicado antes.
Tenemos la validez del discurso a partir de quien lo nombra, y no podemos afirmar que sea “casual”, sino intencionalmente construido desde el centro del poder que teje finamente las características de lo que es y lo que no es válido, la aprobación del canon, la validación del discurso y al mismo tiempo la certificación desde el centro hacia la periferia.
Esto aparece en discursos, en noticias y en cómo hemos aprendido a aceptar nociones como ciertas, y otras de las que nos atrevemos a dudar, es decir si una información proviene de una fuente, su confiabilidad se remite a quién la emite en relación a su sexo (hombre o mujer), su lugar (si es el centro del país), pero también a quién es como persona por las construcciones de raza y ocupación.
El discurso del poder patriarcal se construye de argumentos, pero también de formas y acciones que rodean este discurso. La centralidad del poder, la hegemonía masculina de la verdad, la blancura y el currículum de quien enuncia, y en esa discriminación selectiva de la información que sigue y se rige bajo los mismos esquemas dictados desde el patriarcado, entonces una verdad dicha por una persona que habita la periferia no puede ni será tomada en serio.
En México durante muchos años se tuvieron “noticieros” oficiales que informaban, y si no se decía ahí no era noticia y no ocurría; igual sucedió después con periódicos que con ese poder entre las manos se pervirtieron al punto de ocultar o enfatizar informaciones a voluntad. La mercadería de la información.
Ese imperio se vio trastocado con la llegada de las redes sociales y con la participación muy bien organizada y estructurada de la sociedad civil en estados del interior del país en los que la realidad ganaba, no había de otra más que emprender medidas alternas, buscar medios diferentes, redes comunitarias, radios y enfoques, coberturas, acciones y trabajos solidarios para hablar de una verdad que estaba ocurriendo y no aparecía por ningún lado.
Esto por supuesto implicó el derrumbamiento de esos discursos autorizados en bocas masculinas, y lo llevó a otras voces e imágenes en los estados, a otros liderazgos más allá del centro del país.
Sin embargo, aún se necesita tener voz masculina para ser escuchada incluso en temas como el feminismo, el feminicidio, incluso en la igualdad, y por supuesto resulta que empezamos a darle más credibilidad a los hombres que se interesaban amablemente por estos temas, sin mirar que se repetía el ciclo del empoderamiento de “ellos”, la apropiación de la agenda de mujeres que “sin nombre y sin trayectorias” habían posicionado, es decir, activistas mujeres que con el afán de que se visibilizaran las problemáticas de los estados abrieron sus agendas, mostraron sus monitoreos y registros, investigaciones y trabajos de años.
Algunas terminaron por verse desplazadas por estos nuevos hombres feministas y por quienes consideran válidos los discursos de la teoría feminista, sólo si es dicha desde una centralidad, porque como antes y como siempre, habitar en la periferia del conocimiento “es no existir”.
Las movilizaciones, organizaciones y los discursos feministas en los estados, han tenido que crecer y ensancharse, posicionarse por una razón: la realidad las estaba aplastando, y si no empezaban por organizarse, aliarse y construir vínculos de apoyo solidario, si no empezábamos a mirar hacia las fronteras y las coincidencias, serían arrasadas por la violencia, por los discursos hegemónicos, el discurso del poder construido y aceptado sólo desde el centro y con voz/cara de hombre.
No debe sorprendernos que hoy día haya emisarios como voces autorizadas para ir a hablar por los estados dando conferencias sobre temas que las organizaciones de mujeres han planteado, denunciado y exigido que se corrijan desde hace años sin que nadie les haga caso.
Pero cuando es dicho por un hombre, blanco, de traje, con título de alguna universidad particular y por supuesto del centro… entonces todo empieza a revelarse como una nueva verdad.
Todo esto permea los discursos que constantemente se generan desde las instituciones, se valida y se asume en plataformas públicas como las redes sociales en las que no es necesario justificarse sino que se suma a una postura social discursiva en la que lo que predomina es lo que es cierto, y es así que tenemos cada 25 de noviembre con discursos oficiales por supuesto dados por hombres que terminan hablando de que “ellos también viven violencia”.
* Integrante de la Red Nacional de Periodistas y Fundadora del Observatorio de Violencia Social y de Género en Campeche
CIMACFoto: Priscila Hernández
Cimacnoticias | Campeche, Cam.-