Puntualizó que no sólo desde la visión de derechos humanos, “sino de la misma perspectiva de pura seguridad”, los resultados de los últimos diez años de guerra contra el narcotráfico “son tristes”.
“Si se aprueba algo que va a petrificar el estatus quo, podemos esperar que los años que vienen van a ser como la realidad actual, y nuestra valoración de la realidad actual es muy preocupante, nos urge pensar en alternativas de una salida gradual de las Fuerzas Armadas, pero también de fortalecer policías, que ya se ha dicho muchas veces, pero no ocurrió, pues no se fortalecieron suficientemente”, puntualizó el representante de la ONU.
Entrevistado al término de su participación en la 13ª edición del informe “La infancia cuenta”, realizado por la Red por los Derechos de la Infancia (Redim), Jarab señaló que, en opinión de la oficina de derechos humanos de la ONU (ONU-DH), lo que “se necesita es una verdadera evaluación de cómo funcionó por diez años la estrategia (de militarización de seguridad pública), y que quienes quieren continuar con ella o legislar para que continúe, expliquen por qué están convencidos de que funcionó”.
Jarab llamó a reflexionar con las cifras de homicidios, que antes de que el expresidente Felipe Calderón lanzara la “guerra contra el crimen organizado”, se encontraban en los niveles más bajos históricamente, y después de la militarización de la seguridad pública los niveles de violencia se dispararon.
“La pregunta que queda es si los resultados tristes, el índice de homicidios que tenemos hoy, es un argumento para seguir haciendo lo mismo, y seguir con esta estrategia. Se necesita una reflexión sobre lo que funcionó y lo que no funcionó en el modelo de seguridad actual”, insistió el representante de la oficina de la ONU-DH.
Jarab recordó que los mecanismos de derechos humanos de la ONU, empezando por los dos últimos representantes del Alto Comisionado de Derechos Humanos, Louise Arbour y Zeid Ra’ad Al Hussein, en sus visitas a México, advirtieron de los riesgos de la militarización de la seguridad pública, y recomendaron el regreso gradual de los militares a los cuarteles.
Sin embargo, puntualizó, “desde 2006 se multiplicaron varias graves violaciones de derechos humanos y, desde esta perspectiva, el modelo actual de seguridad es muy preocupante este paradigma de guerra contra crimen organizado”.
Agregó que la recomendación que ha hecho la Oficina del Alto Comisionado de Derechos es que “lo se necesita más bien es una reflexión sobre una posible salida de este paradigma y dar más fuerza a las policías a varios niveles”.
También consideró que lo recomendable sería que “en vez de aprobar rápidamente una propuesta que va a legalizar el funcionamiento de las Fuerzas Armadas en estas tareas de seguridad, sería importante abrir una reflexión de cómo salir de la situación de inseguridad de este país, porque no es sólo la tarea represiva lo que se necesita”.
Luego explicó que el modelo represivo no es únicamente el camino a seguir, “no es sólo en la dimensión de un combate a los delincuentes, sino también muchas políticas que no son de seguridad, sino sociales, de creación de oportunidades, económicas, y mucho más eso”.
Además, insistió en que desde que el Movimiento de Paz con Justicia y Dignidad (MPJD), de Javier Sicilia, se dio cuenta de que “el problema de la seguridad del país no se va a resolver con una estrategia represiva, hay que tener una dimensión de respeto al Estado de Derecho”.
Más que militarizar la seguridad pública, añadió, lo que requiere México es “combatir la impunidad, garantizar que los perpetradores de homicidios, desapariciones y secuestros sean procesados, y cuando haya colusión entres servidores públicos y los delincuentes que sean procesados los servidores públicos junto con la delincuencia”.
Jarab aclaró: “fortalecer el Estado de Derecho, prevención y policías con rendimiento de cuentas es el mejor camino, aunque no es un camino fácil, pero se necesita hablar sobre una posible salida del modelo de seguridad”.
El responsable de la ONU-DH recomendó “abrir el espacio de discusión para el cambio de estrategia, cuál debería ser el rol de las Fuerzas Armadas, pues nadie está proponiendo un retiro inmediato, sino cómo va la sociedad a reestablecer sus prioridades para proteger vidas”.
Al final, dijo que “fortalecer el Estado de Derecho, bajar los niveles dramáticos de impunidad, fortalecer la procuración de justicia no se resuelven si se decide legislar ya hacer algo que puede petrificar el estatus quo”.