2/11/2023

¿Donación gestacional de cuerpo entero?




En los últimos días se desató una polémica por un artículo que publicó en Twitter el Colegio Médico de Colombia que hablaba de la capacidad de las mujeres que tienen muerte cerebral para llevar a término un embarazo. A continuación me enteré de tres hechos.

Vi en Twitter un video del Diputado Alejandro Ocampo en la Asamblea de Representantes de Colombia, quien anunciaba con bombo y platillo que había presentado una iniciativa para regular la “gestación subrogada” o vientres de alquiler en la que se incluía la donación gestacional de cuerpo entero, de
mujeres con muerte cerebral.

El otro hecho del que me enteré fue que la Corte Colombiana, en un caso donde el subrogante o comprador de bebés, había ido a un juicio para lograr que se le reconociera la licencia de maternidad y no a la madre que gestó al bebé. Y que la Corte le dio seis meses a la Asamblea de Representantes para reglamentar los vientres de alquiler, con una visión igual que la Corte mexicana de privilegiar el mercado sobre los derechos de las mujeres que son reducidas al papel de incubadoras y la compraventa de niños y niñas, recién nacidos o nacidas.


Y, finalmente, que el Colegio Médico de Colombia salió a solicitar una disculpa pública en su cuenta de YouTube, a través de su vocero, para explicar que lo único que habían hecho fue publicar un artículo de la Dra. Anne Grethe Sandorff, de la Universidad de Olso, Noruega, y que tal vez les faltó aclararlo.

Lo cierto es que el artículo de Sandorff efectivamente habla de que el cuerpo de una mujer con muerte cerebral puede llevar un embarazo a término, incluso puede embarazarse y gestar, y lo propone como una alternativa ética a los vientres de alquiler, si es que media una autorización de donación gestacional de cuerpo entero previo a la muerte cerebral, igual que las autorizaciones que escribimos para la donación de órganos a la muerte, con una variante: esto duraría por o menos 9 meses y sería una donación en vida.

Ya a más de un año y medio se presentó la iniciativa en la Cámara de Diputadas y Diputados del Congreso de la Unión para reformar la Ley General contra la Trata y la Ley General de Salud en México para que se considere como trata de personas, y los vientres de alquiler como una forma de explotación dentro del tráfico de órganos, incluida la donación comercial de óvulos. Fue turnada a la Comisión de Salud, la Comisión de Igualdad de Género y la de Justicia y sigue durmiendo el sueño de los justos, sin que tengamos respuesta de parte de nuestras legisladoras y legisladores.

Mientras, el abuso de mujeres pobres y desesperadas, en condición de desempleo y pobreza sigue creciendo en México, sobre todo a partir de la guerra de Ucrania. Esta guerra provocó que creciera el mercado de los vientres de alquiler o reproducción reproductiva, así como el tráfico de bebés recién nacidos, que son ordenados por contrato, incluso antes de ser concebidos.

Y resulta que, en nuestra legislación, se le olvidó a la Suprema Corte de Justicia de la Nación que reconoce como trata de personas el reclutamiento o captación, el traslado, acogida o recepción de personas con el propósito de explotarlas, y el tráfico de bebés son delitos en nuestro país. Es más: el Código Civil Federal y los de las entidades federativas establecen que madre para la ley, es la mujer que da a luz, aunque inexplicablemente hay jueces que han estado reconociendo la maternidad/paternidad de los contratantes.

Es un negocio multimillonario que promueve complicidades e intereses tanto en la comunidad médica como en las autoridades jurisdiccionales. Incluso notarios públicos, clínicas, hospitales, psicólogas y abogados… todos ganando dinero de los vientres de alquiler, cuando a las mujeres les están pagando dividido en los 9 meses el 10 por ciento de lo que cobran las agencias de “reproducción asistida”.

Y es de llamar la atención que el mismo fenómeno se está replicando en Colombia, Ecuador y Argentina. Además de que las Cortes de esos países adoptan la misma postura de priorizar el mercado por encima de los derechos humanos de las mujeres y de la niñez, lo que seguramente sigue creciendo en tanto la capital mundial de la explotación reproductiva ha migrado a nuestra América Latina y especialmente a México.

Muy en el fondo, tanto en la explotación reproductiva como la explotación sexual se engarza el poco valor que le da a las mujeres el patriarcado, el capital, el neoliberalismo y cobra especial relevancia aquella consigna que dice “patriarcado y capital son una alianza criminal”.

Y esta propuesta de usar los cuerpos de las mujeres con muerte cerebral para usar sus úteros y sus cuerpos (porque en un embarazo no se involucra solo el útero, sino el cuerpo entero) vemos claramente los efectos del transhumanismo.

La desigualdad contra mujeres futbolistas evidenciada en entrega de medallas

Fotografía: Twitter @FCBfemeni


El pasado 22 de enero, el equipo femenil del Barcelona se llevó la Supercopa de España Femenina 2023. Su ceremonia de entrega de premios y medallas fue muy distinta a la de sus compañeros varones, quienes ganaron la Supercopa masculina el mismo mes. Las jugadoras expresan que esto es normal para ellas; aun así, esto evidencia brechas de género en el mundo futbolístico que están presentes de múltiples formas tanto en los torneos internacionales como en las ligas locales.

En estos días se ha hecho viral el video de parte de la ceremonia de premiación de la Supercopa de España Femenina 2023. En él se observa a las jugadoras recogiendo sus propias medallas de una mesa y colocándoselas entre sí, sin que ninguna autoridad deportiva se las entregue, como suele suceder en este tipo de torneos.

Muchas personas se han mostrado indignadas al comparar esta ceremonia de premiación con la del final del torneo de la Supercopa Masculina. En él, el presidente de la Real Federación Española de Futbol (RFEF), Luis Rubiales Béjar, se encargó de colgar las medallas a los jugadores varones en el cuello luego de que éstos saludaran a diversos representantes árabes.

De acuerdo con el diario El País, el cuerpo directivo del equipo femenil del Barcelona ha afirmado que estas comparaciones están fuera de lugar. También, que esto no debe considerarse una señal de desprecio contra las jugadoras. Ellas, por su parte, han dicho que quizá fue una ceremonia “cutre”, pero que no se dieron cuenta porque es a lo que están acostumbradas.

Cabe destacar que sí hubo una ceremonia de premiación para las jugadoras no obstante la forma tan llana en la que recibieron sus medallas. Así como en la premiación masculina, el presidente de la RFEF entregó la copa a la capitana del equipo y al segundo lugar, y saludó al resto de las jugadoras y al resto del equipo asistente.

Sin embargo, a diferencia de lo sucedido en el torneo masculino fueron las jugadoras quienes tuvieron que subir al palco a saludar a los representantes institucionales, entre ellos Luis Rubiales y el entrenador de la selección española, Jorge Vilda Rodríguez. Al observar el video, es inevitable pensar en una estructura jerárquica donde las mujeres continúan estando en una posición inferior a la de las autoridades patriarcales.

Tras la polémica desatada por estas impresiones, la RFEF declaró que el evento se realizó de esta forma porque eran muchos representantes (ocho, dos personas menos que las que estuvieron en el palco durante la Supercopa Masculina 2023) y era complicado que todos bajaran del palco a la cancha. No fue complicado, sin embargo, que hicieran subir y bajar el mismo trayecto a las jugadoras.

Independientemente de estas apreciaciones y argumentos, la ceremonia no es más que una expresión simbólica de algo que ha quedado comprobado en diversas ocasiones: el futbol es una cuestión eminentemente masculina en la que los varones se llevan muchas más ganancias que las mujeres.
La desigualdad y la estructura patriarcal en el futbol

Más allá de las acciones simbólicas, en el futbol hay diversas brechas de género bien identificables. Una de ellas es la brecha salarial. Para ejemplificarla, recordemos la Copa Mundial Femenina de Futbol del 2019 celebrada en Lyon, Francia.

El equipo estadounidense, que resultó ganador en aquella ocasión, se llevó un premio de cerca de 4 millones de dólares. Un año antes, en el mundial masculino de 2018, la selección francesa se llevó un premio económico de 38 millones de dólares. Las mujeres recibieron la sexta parte de las ganancias de sus colegas hombres.

Las cosas no se han transformado mucho en el presente. Apenas el año pasado, los jugadores del mundial masculino se repartieron premios que sumaron un total de 440 millones de dólares, mientras que ellas recibirán 60 millones de dólares por su participación en el mundial femenil que se llevará a cabo este 2023.

Uno de los “argumentos” de las directivas futbolísticas para justificar este trato desigual es el mito de que los torneos femeniles no generan la misma ganancia que los partidos entre hombres. ¿Y cómo, si tan solo en México, los boletos para ver partidos de la Liga MX Femenil se regalan en lugar de ponerles un precio justo para ellas?

Este desinterés hacia el futbol femenil es evidente desde diferentes ángulos, incluyendo también a la esfera política. Y la imagen de los personajes que se pararon en el podio de la final de Qatar 2023 dice mucho al respecto.

Tras el partido entre Francia y Argentina, el presidente francés Emmanuel Macron y el multimillonario emir Tamim ben Hamad Al Thani (dueño del equipo donde actualmente juega Lionel Messi) subieron al podio a entregar sus premios a los campeones y subcampeones. El empresario y el político tienen una buena relación, e incluso se han reunido para tratar asuntos diplomáticos como el visado en sus respectivos países. Sin embargo, la presencia de Tamim ben Hamad Al Thani levantó sospechas sobre la supuesta compra del campeonato para Messi y su equipo.

En el campo de futbol, los intereses políticos, económicos y personales también dominan la balanza. Y, aunque el peso no esté del lado de las mujeres, jugadoras como las de Estados Unidos siguen realizando esfuerzos día con día para transformar esa situación.

Autoridades, medios y víctimas



El pasado 19 de enero María fue reportada como desaparecida afuera del metro Indios Verdes. La joven de 16 años se encontraba con su madre, quien al salir de un sanitario público ya no la localizó. Pronto se supo que un hombre había tomado a la joven por el brazo.

El 21 de enero la adolescente fue localizada con vida, atada cubierta con una bolsa de plástico en Nezahuacóyotl, Estado de México. Cuatro días después, el 25 de enero, en un video oficial, el vocero de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJ-CDMX) Ulises Lara López informó que tras las investigaciones se concluyó que María no fue víctima de secuestro o algún otro delito y afirmó que se fue por cuenta propia.

La Fiscalía lució su trabajo: revisaron las grabaciones de las cámaras de videovigilancia, hicieron entrevistas, recorridos de campo, análisis de dictámenes periciales y de redes sociales, construyeron una cronología de hechos en los que mostró que la joven “se ausentó por voluntad propia” y que habría permanecido en un “campamento”, como llamaron a un puesto en el exterior del Palacio de Bellas Artes. Mostró que si cuentan con recursos para rastrear a las mujeres que se reportan como desaparecidas en esta ciudad y encontrarlas.

Sin embargo la Fiscalía no mostró cómo fue que la adolescente llegó al Estado de México, donde se encontraba privada de su libertad junto a una mujer mayor de edad y una niña de 11 años y cómo es que se le encontró en bolsas de plástico.

De acuerdo con el seguimiento que ha dado la reportera Berenice Chavarría para Cimacnoticias, de 2018 a la actualidad, en la Ciudad de México han desaparecido mil 317 mujeres, datos del Registro Nacional de Personas Desaparecidas o no Localizadas (RNPDNO).

¿Cuántas violencias viven las mujeres que son desaparecidas en México? Además del delito grave en sí mismo, la misoginia y machismo con el que actúa la autoridad, suma a la violación de sus derechos humanos. Es el mismo desprecio con el que cuestiona la vida personal de las víctimas. Es el mismo con el que la autoridad desdeña la desaparición o los casos de feminicidio y señala que las víctimas se ausentan por gusto y se suicidan en condiciones increíblemente inusuales. Es el mismo con el que los medios explotan una historia, una foto, un vídeo, para ganar clics en sus medios.

El sexismo que centra la atención en la madre, el padre o las amigas y no en los hombres, redes o instituciones que las violentaron, en el contexto adverso para todas en el que desaparecen, en el que se les vio por última vez, en las autoridades que no garantizan tránsitos seguros para las mujeres, en la fiscalía que se contradice, revictimiza y le resta importancia a nuestra vida.

El caso de María nos vuelve a recordar que vivimos en un riesgo permanente en casa, en el transporte, en las escuelas, en los empleos, en todos los lugares todo el tiempo y ese riesgo incrementa cuando los mensajes que tenemos alrededor refuerzan la estigma contra las mujeres y excusan a los agresores y al Estado feminicida.

María mostró que la autoridad si puede actuar de manera coordinada con las entidades federativas cercanas a la CDMX, como Puebla, Tlaxcala, Hidalgo, Morelos y Edomex y de manera inmediata y no esperar 72 horas para iniciar una denuncia y realizar la búsqueda, así como seguir todas las pistas para ubicar a las víctimas.

El caso de María nos vuelve a cuestionar ¿Cuál es el papel de la autoridad no solo como garante de derechos si no como fuente de información? De ahí la importancia de su video la y reconstrucción de los hechos.

De acuerdo con el Observatorio de Medios de CIMAC; cuando se trata de la violencia contra las mujeres, los funcionarios públicos son el 77 por ciento de las voces. Las mujeres, familiares y acompañantas tienen 2 de cada 10 noticias para reclamar su derecho al acceso a la justicia.

La Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (LGAMVLV) señala que se deberán elaborar y aplicar protocolos especializados con perspectiva de género en la búsqueda inmediata de mujeres y niñas desaparecidas y, tratándose de niñas, hay una prohibición absoluta de transmitir datos e imágenes que permitan su identificación.

En un mensaje a medios de comunicación afuera de la Fiscalía, la abogada del caso Maricruz García Ramírez, insistió en que María no se ausentó por voluntad propia, que sí fue víctima de un delito, desaparición. Ahora la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJCDMX) deberá disculparse.

Cuando los súper ricos no pagan, pagamos nosotras



A tres años de la pandemia global de COVID-19, además de las crisis estructurales que enfrenta el mundo en México se desarrollaron al menos cuatro grandes crisis coyunturales: sanitaria, económica, social y de cuidados.

¿Quién paga la cuenta? Los mitos detrás de los impuestos a las grandes fortunas en México. Oxfam México

Estas crisis han impactado a la mayor parte de la población mexicana de una forma u otra, muy en especial a las Mujeres; desde los impactos y secuelas de salud por la COVID-19 hasta la caída de los ingresos el incremento en el tiempo dedicado al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado y la deserción de millones de estudiantes.

A todas estas crisis se suma la del costo de vida, debido al reciente incremento de los precios a nivel global que se ha reflejado en las economías nacionales. En México, la inflación alcanzó un nivel de 7.82 anual hasta diciembre de 2022.

No todas son malas noticias. El actual gobierno mexicano ha promovido políticas laborales que han permitido la recuperación paulatina y sostenida del salario mínimo tras décadas de rezago y abandono, así como el avance de derechos para reducir la precariedad laboral.

Igual se han promovido importantes políticas sociales, como la promoción a rango constitucional de diversos programas de protección social, y fiscales, como el aumento moderado de la recaudación tributaria por las auditorías a grandes contribuyentes.

Sin embargo, las grandes fortunas mexicanas se beneficiaron de manera extraordinaria, sin que tuvieran que aportar mucho más a la cuenta para sufragar los gigantescos costos de las crisis derivadas de la pandemia de COVID-19.

¿Todas perdimos en esta crisis? NO

Las fortunas de los súper ricos crecieron 117 veces más rápido que el resto de la economía y sin pagar ni un peso más por estas ganancias extraordinarias.

En el momento en que las familias mexicanas necesitaban más de bienes y servicios públicos de calidad para disminuir el gasto de bolsillo, los súper ricos fueron los grandes ganadores de estas crisis en México, pues han visto crecer sus fortunas en un tercio (33 por ciento) desde el inicio de la pandemia hasta noviembre de 2022, mientras la economía nacional creció apenas en 0.28 por ciento en ese mismo período.

Por cada 100 pesos de riqueza que se crearon entre 2019 y 2021, se fueron 21 pesos al 1 por ciento más rico y apenas 0.40 pesos al 50 por ciento más pobre.

Esto es especialmente relevante en una sociedad históricamente cruzada por extremas desigualdades económicas y sociales, donde el 1 por ciento más rico de la población —apenas 1.2 millones de personas— concentra casi 47 de cada 100 pesos de riqueza en el país.

Hoy, el gobierno mexicano tiene un menor margen de maniobra para responder ante las crisis debido a sus crecientes obligaciones y a los pocos recursos públicos disponibles. Aun sin corrupción, el dinero público no alcanza: por cada 100 pesos que produce la economía mexicana, el gobierno mexicano a todos los niveles apenas logró recaudar a través de impuestos 17.8 pesos, muy por debajo incluso del promedio latinoamericano.

La mayor parte de los pocos impuestos que se pagan son sobre el consumo, los ingresos personales, la seguridad social y la nómina. Destaca lo poco que se recauda de impuestos a la riqueza en México, que ocupa la última posición entre las grandes economías de América Latina y el Caribe por recaudación de impuestos a la riqueza, con un monto que apenas alcanza el equivalente al 0.34 por ciento del PIB frente al promedio latinoamericano de 2.57 por ciento.

Un impuesto federal a las grandes fortunas permitiría recaudar hasta 270,000 millones de pesos anuales. Esto sería suficiente, por ejemplo, para incrementar el actual gasto en salud pública federal en casi 40 por ciento o para multiplicar en 17 veces el actual gasto federal en protección ambiental.

Cómo se mantienen ricos los súper ricos?

Desde la precarización de sus trabajadores hasta la concentración de mercado, los súper ricos y sus empresas utilizan distintos mecanismos para mantenerse ricos. Una de estas estrategias es evitar pagar los impuestos que les corresponden, para lo cual utilizan estas herramientas:Compran. Usualmente con herencias que no pagaron impuestos, inician una empresa o compran activos financieros —como acciones de empresas— para ver su valor crecer en el tiempo sin pagar impuestos, siempre y cuando no los vendan mientras están vivos.
Piden prestado. En vez de vender sus activos financieros, pues eso haría que paguen impuestos, piden prestado usando el valor de esos activos como garantía de pago.
Presionan. Influyen y presionan a las personas tomadoras de decisión —utilizando su poder económico, medios de comunicación y redes sociales— para que las reglas del juego les favorezcan.
Ignoran. Desdeñan las regulaciones tributarias, pues las autoridades usualmente no tienen la capacidad para desafiarles.
Esconden. Utilizan paraísos fiscales para esconder su riqueza fuera de las fronteras de los países donde la generaron.
Heredan.

Basta ver los reportes de super ganancias que han tenido los Bancos, Santander gana más en México que en su casa matriz, igual Bancomer y en parte se debe a las altas comisiones que cobran aquí, sin que nadie les ponga límites.

Por ello, desde Oxfam México proponemos las siguientes cinco recomendaciones para que las grandes fortunas también ayuden a pagar la cuenta:

1. Establecer un impuesto federal progresivo a las grandes fortunas.

2. Promover modificaciones fiscales profundas, progresivas y transparentes.

3. Revisar los privilegios fiscales del 1 por ciento más rico.

4. Priorizar la inversión pública en infraestructura social, como salud, educación y cuidados.

5. Impulsar la participación del gobierno mexicano en las discusiones fiscales regionales. Promover que el gobierno mexicano se sume a las discusiones fiscales regionales hacia la conformación de un bloque fiscal latinoamericano, que encabezan hasta ahora los gobiernos de Colombia y Chile para promover un pacto fiscal regional.

México tiene un contexto político favorable para aportar a un movimiento regional desde las acciones de política fiscal, que ayuden a promover sistemas fiscales más justos y a favor de la vida y los cuidados.

@ramonaponce

Mutilación genital femenina, práctica milenaria que persiste

 Patricia López Suárez / Gaceta UN

Implica la escisión, total o parcial, de algunos o todos los órganos genitales femeninos externos, del clítoris y a veces de los labios mayores o menores, además del estrechamiento de la abertura vaginal

Práctica milenaria anterior al siglo V antes de Cristo, aplicada mayoritaria pero no únicamente en el África subsahariana, la mutilación genital femenina implica la escisión, total o parcial, de algunos o de todos los órganos genitales femeninos externos, del clítoris y a veces de los labios mayores o menores, además del estrechamiento de la abertura vaginal, explicó Helena López González de Orduña, investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG).

“Se trata de una práctica cuyo sentido en las sociedades patriarcales es básicamente asegurar el control sobre el cuerpo de las mujeres. Otra explicación simbólica es hacerlas sujetos de matrimonio y de intercambio”, afirmó.

En el contexto del Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Femenina, que se conmemoró el 6 de febrero en todo el mundo, la académica consideró que la efeméride es importante porque “es claramente de una práctica patriarcal, que viola derechos fundamentales de las mujeres, que tiene unas consecuencias devastadoras en términos físicos, psicológicos y en la que no se toma en cuenta la decisión de la mujer”.

Agregó que es una práctica muy violenta físicamente. “El tener un día al año en el que podamos tomar conciencia sobre esta vulneración de los derechos fundamentales de las mujeres y de las niñas (porque generalmente se practica en menores de edad) es importante para sensibilizar y denunciar, en particular, en sociedades que aspiran a ser demócratas y para la agenda feminista”, remarcó.

De acuerdo con la página web de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) esta práctica implica la alteración o lesión de los genitales femeninos por motivos no médicos. Internacionalmente es reconocida como una violación grave de los derechos humanos, la salud y la integridad de las mujeres y las niñas.

Puede causar complicaciones de salud a corto y largo plazos, incluido dolor crónico, infecciones, sangrados, mayor riesgo de transmisión del VIH, ansiedad y depresión, complicaciones durante el parto, infecundidad y, en el peor de los casos, la muerte.

Según datos de la ONU, esta práctica se concentra en cerca de 30 países de África y de Oriente Medio y Asia meridional, así como en algunos otros asiáticos (India, Indonesia, Iraq y Paquistán) y algunas pequeñas comunidades de Latinoamérica. Asimismo, persiste en las poblaciones emigrantes que viven en Europa Occidental, en Norteamérica, Australia y Nueva Zelanda.

De acuerdo con este organismo internacional, en los últimos 25 años la prevalencia de la mutilación genital femenina ha disminuido en todo el mundo. En la actualidad, una niña tiene un tercio menos de probabilidades de sufrirla que hace 30 años.

Esta costumbre se concentra en cerca de 30 países de África y de Oriente Medio y Asia meridional, así como en algunos otros asiáticos (India, Indonesia, Iraq y Paquistán) y algunas pequeñas comunidades de Latinoamérica.

Denuncias públicas

López González de Orduña destacó que en la erradicación de la mutilación genital femenina hay avances, pues actualmente en países como Egipto, Turquía y Burkina Faso existen leyes que prohíben esta práctica, además de que hay personajes muy visibles que la denuncian, aunque para promover su erradicación es necesario realizar esfuerzos coordinados y sistemáticos en los que participen las comunidades en torno a la concienciación sobre los derechos humanos, la igualdad de género, la educación sexual y la atención a las víctimas de la también llamada ablación.

La investigadora resaltó entre los personajes que luchan contra esta práctica a la médica ginecóloga y activista social nigeriana Olayinka Koso-Thomas, investida por la UNAM con el doctorado honoris causa en 2015 por su trabajo en esta materia.

“Se le hizo esta distinción en la Universidad porque es una gran luchadora en favor de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y las niñas en el continente africano. Hay reconocimientos como éste, modificaciones legislativas, avances en el activismo, creo que hay motivos para ser optimistas”, afirmó.

López González de Orduña subrayó que el control sobre el cuerpo femenino no es una práctica exclusiva de naciones que evaluamos como “más atrasados”, sino un ejercicio que sigue siendo común en el mundo, aunque en otras formas. “En nuestros países persisten problemas como los feminicidios, el aborto y los bebés sin dimorfismo sexual sobre los que se decide arbitrariamente su condición sexual”, recalcó. Por ello consideró que el feminismo tiene aún mucho que pelear, para lograr que las mujeres hagan con su cuerpo lo que quieran.

Añadió que el hecho de que la mutilación genital femenina sea una práctica patriarcal de control del cuerpo de las mujeres significa que en el siglo XXI esa lógica de apropiarse sigue siendo muy común. “Se siguen negando a las mujeres los derechos sexuales y reproductivos y el acceso a una interrupción legal del embarazo segura y gratuita. No es un asunto de naciones atrasadas, nosotros también tenemos ejemplos de reapropiación del cuerpo de las mujeres”, insistió.

Algunas cifras

La página web de la ONU destaca en 2023 que 4.32 millones de niñas en todo el mundo corren el riesgo de sufrir mutilación genital femenina.

Asimismo, en países como Eritrea, Etiopía, Guinea y Sudán, porcentajes significativos de hombres y niños se oponen a erradicar la mutilación.

En tanto, el Fondo de Población de la ONU (UNFPA) calcula que en 2030 podría haber hasta 2 millones más de casos de mutilación genital femenina.

El organismo internacional señala que una de cada cuatro niñas y mujeres víctimas, es decir, unos 52 millones en todo el mundo, fueron mutiladas por personal sanitario, lo cual señala una tendencia alarmante en la medicalización de la mutilación genital femenina.

Este año, el programa conjunto de la UNFPA y UNICEF lanzan el tema: “Aliarse con hombres y niños para transformar las normas sociales y de género y acabar con la mutilación genital femenina”.

Para “sembrar semillas” en la educación hacia la igualdad de género, la investigadora universitaria recordó que en esta casa de estudios hay un Posgrado en Igualdad de Género y asignaturas obligatorias de género en diversas licenciaturas, las cuales ayudarán a considerar la equidad entre hombres y mujeres que actualmente se están formando en nuestra casa de estudios.

Publicado originalmente en Gaceta UNAM

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4.2 millones de niñas en riesgo de mutilación genital en 2023

Escrito por La Redacción
CIMACFoto: Hazel Zamora Mendieta

Ciudad de México.- Para este año 2023 se calcula que 4.2 millones de niñas estarán en riesgo de ser sometidas a mutilación genital femenina. Además, debido a la interrupción de programas enfocados en esta problemática debido al Covid-19, podría haber dos millones de casos adicionales en la próxima década si no se ponen en marcha acciones concretas y aceleradas, señala el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).

Más de 200 millones de niñas y mujeres en el mundo han sobrevivido a la mutilación genital femenina. Y anualmente, tres millones están en riesgo de ser sometidas a esta práctica. Por ello, desde 2012 cada 6 de febrero se conmerora el Día Internacional de Tolerancia Cero para la Mutilación Genital Femenina.

La mutilación genital femenina es una práctica que implica la alteración o lesión de los genitales femeninos por motivos no médicos. Es reconocida internacionalmente como una violación de los derechos humanos de las niñas y mujeres.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU) esta práctica se concentra en cerca de 30 países de África y de Oriente Medio y Asia meridional, así como algunos países asiáticos (India, Indonesia, Iraq y Paquistán) y algunas comunidades de Latinoamérica. Asimismo, persiste en las poblaciones emigrantes que viven en Europa Occidental, en Norte América, Australia y Nueva Zelanda.

La organización Ipas destaca que esta práctica es realizada en diversas comunidades debido a estereotipos y prejuicios de género, provocando así graves daños en la salud de niñas y mujeres, incluso llevándolas a la muerte.
IMAGEN: Ipas


«Ha sido usada como medio para controlar la sexualidad de las niñas. Como otras prácticas patriarcales, se centra en gobernar el cuerpo de las mujeres, que incluso impide la experimentación del placer», señala por su parte la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).

Urgente poner fin a la mutilación genital femenina

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) destaca que para poner fin a esta práctica es necesario “realizar esfuerzos coordinados y sistemáticos en los que participen las comunidades en su conjunto y que estén centrados en los derechos humanos y la igualdad de género”.

El organismo señala además como urgente poner especial énfasis en las necesidades de salud sexual y reproductiva de las mujeres y niñas sometidas a esta práctica.

“Las mismas intervenciones que pondrán fin a la mutilación genital femenina también contribuirán al poder y la capacidad de decidir de las niñas y las mujeres para ejercer sus derechos humanos, desarrollar su potencial y contribuir plenamente a sus comunidades y futuros”, sentencia el UNFPA.

El uso del brasier ¿una convención social o es necesario?

Michel Olguín Lacunza y Alberto Resendiz / UNAM Global

Un día a Gina se le ocurrió salir con una blusa strapless y sin brasier. De vacaciones en Morelia con un par de amigos, paseaba por la calle. De repente, desde un carro que pasaba el conductor le gritó: ¡Qué bonitas chichis tienes mamacita!

Gina se sintió muy avergonzada, no sólo con ella misma, también con sus amigos quienes la miraron sin saber cómo reaccionar. Desde ese día decidió que nunca más saldría sin brasier, no volvería a exponerse de esa forma.

María Luisa vive en la Península de Yucatán, usa talla 36 en brasier y por varias razones se siente más cómoda sin usar esta prenda. Por ejemplo, debido al calor extremo de la zona donde vive, el sudor se acumula entre los senos y le causa mucha comezón, además, las varillas la lastiman.

Sin embargo, no puede salir sin brasier porque sus pezones se marcan bajo la blusa y la mirada de los hombres la hacer sentirse incómoda. Incluso, las mismas mujeres también la han visto mal. “Siento como si los pezones fueran un tabú que todavía no se radica en la sociedad”.

En la historia, el uso de esta prenda ha permanecido durante generaciones y se ha convertido en un accesorio imprescindible en el guardarropa de las mujeres, pero en torno a su uso hay posturas contradictorias. Por ejemplo, ¿se trata de una imposición social? o ¿su uso es necesario para que los pechos no se caigan? ¿Cuál es la realidad?

Desde el feminismo

En entrevista para UNAM Global, Nelly Lucero Lara Chávez, del Centro de Investigaciones y Estudios de Género, explicó que el cuerpo de las mujeres tiene una significación distinta al de los hombres por lo que ha estado sujeto a mayores restricciones.

Tradicionalmente se le han impuesto diques para ser representado de una forma muy particular y eso nos habla de violencia, represión y opresión. De hecho, el uso del brasier ha sido empleado para diseñar y moldear el cuerpo de las mujeres.

Su uso comenzó en el imperio romano para diferenciar al cuerpo femenino y así exaltar los senos. De hecho, se ligaba a una exigencia de femineidad de aquella época y con la belleza, pero solo las mujeres con mayores recursos económicos podían acceder a su uso.

Más tarde, en el siglo XVII con la Ilustración surgió la primera ola del feminismo y las mujeres se rebelaron contra el uso del corsé, que si bien no era un brasier sí se trataba de una prenda impuesta al género femenino.

Las mujeres se rebelaron contra su uso porque pensaban que se trataba de una restricción social. A partir de ese momento, el abandono del corsé se convirtió en un símbolo para derrocar de forma física y simbólica el patriarcado, y así dar cuenta del avance de las mujeres en la sociedad.

Durante el siglo XX, en la década de los años veinte, surgió la segunda ola del feminismo, cuando las mujeres sufragistas viven una transición del corsé hacia el brasier, que es un accesorio mucho más ligero y holgado.

En la década de los 60s, durante la tercera ola feminista, las mujeres relacionaron el uso del brasier con una imposición patriarcal. En 1967 en un concurso de belleza, un grupo protestó quitándoselo.

Actualmente, a este acto se le conoce como la quema de los brasieres y es un gran símbolo feminista, porque plantea prescindir de esta prenda, los diques que moldean y estructuran el cuerpo femenino.

El brasier estaba ligado a una convención social, una exigencia de belleza y una estética impuesta al cuerpo de las mujeres. “Ahí nos damos cuenta que la vestimenta es un reflejo de los cambios sociales que atraviesa el devenir del tiempo”.

En 2011, durante la cuarta ola del feminismo aparece nuevamente el discurso de erradicar el uso del sostén. En términos históricos eliminarlo ha sido una liberación; por ejemplo, las mujeres de la generación millennial no lo usan.

El uso del sostén, sobre todo para el feminismo, representa una exigencia patriarcal y en el devenir del tiempo se ha convertido en una indumentaria prescindible. En cambio, no usarlo configura un movimiento feminista hacia la libertad para decidir sobre sus propios cuerpos.

La crítica social por no usarlo

Renata tiene 14 años, Luisa 32 años, Lizbeth 39 años, Gina 45 años, todas usan tallas distintas de brasier, pero curiosamente coinciden en que no pueden salir a la calle sin usarlo porque los hombres las miran con lascivia y las mujeres las juzgan.

De acuerdo con Nelly Lucero Lara Chávez hay un estigma social sobre las mujeres que no usan brasier, y pueden ser catalogadas como descuidadas o que intentan levantar pasiones en los hombres.

Las que se atreven a no utilizarlo tienen una alternativa: usar accesorios para evadir este tipo de situaciones. Por ejemplo, las bufandas que tapan justo los pezones.

El cuerpo es una construcción cultural y discursiva, es decir, le asignan significado. En este caso, encontramos disparidad entre hombres y mujeres, porque ellos sí pueden mostrar los pezones y las mujeres no. “Al final, siguen siendo pezones y pechos”.

De hecho, algunos hombres tienen pechos más desarrollados y pueden asemejarse medianamente al de las mujeres. Sin embargo, el cuerpo femenino se plantea desde otra óptica y lejos de favorecer la libertad, se convierte en una perspectiva restrictiva y deben cubrir sus pezones.

Esto limita el actuar de las mujeres porque deben pensar en qué ropa utilizar, ya sea playera o blusa. Por ejemplo, Renata de 14 años entrena futbol en la UNAM, usa la talla más pequeña de brasier y se lo pone para que no se noten los pezones.

“A veces la gente se te queda viendo y te hacen creer que es inmoral no usarlo”, explicó la joven. Sin embargo, se siente más cómoda cuando no lo usa, que regularmente es en su casa. Se siente más libre y tiene mayor movilidad.

Desde el punto de vista médico

Para medir el tamaño de las mamas se utiliza la Escala de Tanner que tiene  cuatro medidas, explicó Lizbeth Chinoya, ginecóloga y académica de las facultades de Medicina y de Estudios Superiores Iztacala, de la UNAM.

El número 1 consiste en el botón mamario de una niña o adolescente que apenas tiene el pezón; el número dos es cuando ya tiene un poquito de grasa; el número 3 cuando ya es una copa B o C; el cuatro es cuando la mujer está lactando y tiene una mayor cantidad de tejido.

La experta explicó que no hay músculo en la mama, es decir, están los pectorales y posteriormente viene la grasa que solamente se sostiene con la piel.

Entonces, ¿es necesario utilizar el brasier? De acuerdo con la especialista en el tema, una mujer puede o no usar esta prenda y da lo mismo. Se trata de una connotación social.

Sin embargo, una mujer que tiene un desarrollo mamario grande será víctima de la gravedad. Si la mama no tiene un músculo que fortalecer, la piel se caerá.

Además, algunas jóvenes de talla grande sufren dolores crónicos tanto en la piel como en las mamas al realizar sus actividades cotidianas, por lo que ellas sí necesitan utilizar brasier.

Existen pocos estudios al respecto, pero se ha detectado que la gran mayoría de las mujeres de talla grande de mama se sienten más cómodas usando brasier.

Así, esta prenda se relaciona con varias cuestiones, no sólo de estética, figura perfecta o vestimenta, sino también con la lactancia, el deporte y médicas.

Por ejemplo, hay una condición médica llamada mastalgia que es dolor en las mamas y se relaciona con el ciclo menstrual. Estas mujeres pueden sentir que disminuye el dolor cuando usan un sostén que no les genere una elongación de los ligamentos.

Además, en mujeres que han subido y bajado de peso la resistencia de los tejidos cambió, y debido al tiempo han sufrido el proceso del  envejecimiento.

Hay empresas textiles que han tomado en cuenta la necesidad de las mujeres con sus glándulas mamarias grandes, sobre todo las que han tenido hijos.

Lizbeth usa talla 36 de brasier y sufre de fibrosis. Esto significa que cada mes antes de su periodo tiene dolor en las mamas debido a que los ductos de las venas se llenan de líquido lo que le causa mucho dolor. Además, cuando no lo usa sus pezones se irritan por el roce con la ropa.

Para ella y otras mujeres usar un sostén representa menos dolor, menos irritación por la ropa y le brinda un mejor soporte.

Al respecto, se han realizado pocos estudios (sobre todo en medicina del deporte) pero ha detectado que las mujeres de talla grande que sufren algún tipo de dolor sienten mejoría con el uso del brasier.

¿Cuál es la mejor prenda para las mujeres que lo necesitan? Principalmente los sostenes de copa completa, con tirantes de banda ancha, sin varillas, con tela que no genere alergias ni rozaduras y que no moleste el pezón.

La recomendación para las jóvenes de talla grande y con alguna molestia es acudir con un profesional de la salud para identificar las necesidades de cada persona, concluyó la académica universitaria.

Este material se comparte con autorización de UNAM Global

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Feministas alertan de los inquietantes paralelismos entre la ley trans y la ley del “Solo Sí es sí”

 


Redacción Tribuna
La revista de información que te cuenta lo que otros no creen importante

Demandan al presidente del Gobierno que reflexione sobre los riesgos asociados a la autodeterminación del sexo registral y que, frente a intereses minoritarios, priorice los derechos de las mujeres y la integridad de la infancia.

La Alianza contra el  Borrado de las Mujeres (ACBM) ha reclamado la retirada de la denominada Ley Trans en tramitación en el Senado «por acarrear problemas con consecuencias más demoledoras que las que ya se han constatado tras la aprobación de la Ley del Solo Si es Si». La Alianza ha recordado que esas consecuencias fueron anticipadas y argumentadas con detalle en las Enmiendas presentadas por las organizaciones de mujeres y ha indicado que “los paralelismos en la tramitación, contenido y objetivos de la Ley del Si es sí y de la Ley Trans son inquietantes”:

Ambas leyes vulneran normativa y tratados internacionales en vigor y vinculantes que protegen derechos de las mujeres y la infancia.

Ambas carecen de rigor normativo, científico y técnico.

Ambas se han redactado sin escuchar el criterio informado de personas expertas, de asociaciones científicas, sin tener presente las decenas de informes de operadores jurídicos, las enmiendas de organizaciones feministas y de especialistas en derechos de las mujeres o la infancia.  Voces todas ellas que han advertido sobre las  consecuencias de su aprobación e  implementación, que ya han quedado constatadas en otros países que impulsaron estas leyes anteriormente.

Ambas leyes están alejadas de los intereses de las mujeres por mucho que sus defensoras las califiquen de leyes feministas.

La Alioanza de organizaciones de mujeres ha mostrado su «máxima alarma» dado que las nefastas consecuencias «que se han visto de forma inmediata en el caso de la Ley Sí es Sí, y que afectan ya a casi 500 mujeres, niños y niñas víctimas de violencia sexual,  no son nada comparado con el nuemero de afectados a corto,  medio y largo plazo cuando se implemente la ley trans. 

También han recordado a través de un comunicado urgente que «las consecuencias de esa ley afectarán  especialmente a mujeres e infancia, pero su impacto se extenderá a todos los ámbitos de la sociedad, pero también a la Libertad de Expresión, de Cátedra o de Prensa, entre otros derechos en riesgo.

No podemos permitir que  en nombre de la defensa de las mujeres, del movimiento feminista o LGBT, se retroceda en derechos y libertades básicas de las mujeres y niñas y se colonice y traicione al feminismo.

No podemos permitir que  en nombre de la defensa de las mujeres, del movimiento feminista o LGBT, se retroceda en derechos y libertades básicas de las mujeres y niñas y se colonice y traicione al feminismo.

Somos muchas las organizaciones feministas que hemos intentado evitarlo reclamando, sin éxito, ser escuchadas por el presidente del Gobierno y por los diferentes ministerios implicados en estos procesos. Durante los últimos años hemos intentado dar a conocer a la sociedad los problemas derivados de leyes similares impulsadas en otros países.

Llamamos a la responsabilidad de aquellos medios de comunicación que  han expulsado del debate público  las alertas del feminismo y les recordamos que la pluralidad informativa  y el deber de informar por parte de los medios de comunicación pasa por no ocultar  las situaciones que se están viviendo en esos países. Los medios deben trabajar para los gobernados, no para los gobernantes.

Demandamos al presidente del Gobierno que reflexione sobre los riesgos asociados a la autodeterminación del sexo registral y que, frente a intereses minoritarios, priorice los derechos de las mujeres y la integridad de la infancia.

Alianza Contra el Borrado de las Mujeres

7 de febrero de 2023.

Antropologías feministas en México», aportar al debate de los feminismos y sus pluralidades

 UNAM

El libro Antropologías feministas en México: Epistemologías, éticas, prácticas y miradas diversas es un acto de reflexividad y un abanico de las experiencias y andares de un conjunto de profesionales en la materia que aporta un feminismo culturalmente situado, que busca contribuir al debate teórico y político en el que se imbrican teorías, metodologías y estudios de caso.

El texto –editado por la Casa abierta al tiempo, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y Bonilla Artigas Editores– reúne en sus 571 páginas una diversidad de modos de escritura y temas en torno a las problemáticas y manifestaciones contemporáneas de los feminismos y sus pluralidades.

Los artículos aparecidos en los cinco capítulos de la obra coordinada por Lina Rosa Berrio Palomo, Martha Patricia Castañeda Salgado, Mary R. Goldsmith Connelly, Marisa G. Ruiz-Trejo, Monserrat Salas Valenzuela y Laura R. Valladares de la Cruz, permiten “colocar en un primer plano las diversas formas como las mujeres se constituyen en sujetas de conocimiento, actoras sociales y protagonistas de sus propias vidas”.

En el libro queda de manifiesto la amplitud de voces que conforman la antropología feminista en México y, si bien no todas pueden estar incorporadas, existe el reconocimiento pleno a sus contribuciones y la intención de que la publicación ofrezca la posibilidad de seguir construyendo colectivamente la historia del movimiento.

El trabajo pretende delinear el panorama actual de la antropología feminista en México, que remite ineludiblemente a distinguir el contexto nacional y latinoamericano, toda vez que en esta compleja situación política, la violencia persistente contra las mujeres, el racismo, la inseguridad, el despojo y las expresiones de desigualdad, configuran escenarios ante los cuales esa rama del saber perturba con preguntas que nombran y materializan los entrecruzamientos de la dominación.

También cuestiona cuáles han sido los replanteamientos introducidos en la antropología mexicana con la irrupción de los feminismos y cuáles han sido los aportes de éstos a la disciplina, así como de ésta a los movimientos, qué abordajes epistemológicos plantea y cuáles son las reflexiones éticas que suscita

El texto recorre los nombres, las genealogías, las experiencias de las especialistas cuyas trayectorias profesionales y personales se distinguen por consolidar y ampliar el campo de la antropología feminista a través de sus prácticas docentes, de investigación y de vinculación con las distintas expresiones de las movilizaciones, tanto en el país como en América Latina.

Mención especial da a las pioneras que abordaron temáticas relativas a los sistemas de parentesco, familia, simbolismos, lingüísticas, antropología física, etnohistórica y cosmovisiones, enfrentando obstáculos o problemas que hasta la fecha atañen a las mujeres en este campo.

Muchas de ellas afrontaron la falta de reconocimiento y realizaron malabarismos entre vida familiar y trabajo, incursionaron en temas muy variados y con marcos teóricos distintos, pero todas con un quehacer profesional que respondió a las condiciones particulares en que se practicaba la antropología en México.

También rescata a las feministas comprometidas que dan acompañamiento a personas afectadas directamente por situaciones derivadas de los grandes problemas nacionales, tales como las familias de personas desaparecidas, a las trabajadoras del hogar o a familiares de víctimas de este fenómeno.

Además de la activa participación de las mujeres indígenas en los procesos de movilización que recorrieron el continente americano de norte a sur desde las últimas décadas del siglo XX, quienes expresaron, además de su compromiso con las luchas autonómicas de sus pueblos, una agenda política que reivindicaban espacios de dirección en organizaciones y sus pueblos de origen, así como aquellas vinculadas con demandas de género específicas.

Otro tema atañe a la necesidad que han tenido las antropólogas feministas y de género de repensar sus enfoques y categorías ante los cuestionamientos que han planteado personas cuyas identidades y condiciones sexo-genéricas no son binarias.

Este sucinto recuento, sin duda somero, es el trasfondo de las diversas posturas teóricas que suscriben las autoras presentes en este libro que da voz a mujeres que experimentaron situaciones de violencia o de trata por parte de aquellas que viven en la frontera sur.

Por tanto, prevalece la confianza de que los textos contribuyan a las reflexiones entre antropólogas feministas, “pero también a establecer diálogos con personas interesadas en adentrarse en nuestro campo desde otras posturas, desde fuera de la disciplina y, en particular, con todas aquellas que encuentran en los feminismos las posibilidades de imaginar y de poner en práctica relaciones humanas emancipadoras”.

Sigue la embestida para borrar a las mujeres de la constitución y las leyes

 tribunafeminista.org

Teresa C. Ulloa Ziáurriz

Teresa C. Ulloa Ziáurriz

Directora de la Coalición Regional contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe, A.C. (CATWLAC por sus siglas en inglés).

 Al comenzar el 2023, vimos con mucha preocupación que la Diputada Aleida Alavés sigue empeñada en modificar la Constitución para eliminar la categoría de discriminación por sexo.

La Convención para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), en su Artículo 1 establece que:

Artículo 1

A los efectos de la presente Convención, la expresión «discriminación contra la mujer» denotará toda distinción, exclusión o restricción basada en el sexo que tenga por objeto o resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio por la mujer, independientemente de su estado civil, sobre la base de la igualdad del hombre y la mujer, de los derechos humanos y las libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural y civil o en cualquier otra esfera.

Este es un Artículo muy importante que establece la definición de discriminación basada en el sexo y además nos define la igualdad sustantiva, o sea, igualdad de derechos, igualdad de oportunidades e igualdad de resultados.

La reforma constitucional a la que nos referimos es conocida como reforma de igualdad sustantiva y creo que en la Cámara de Diputadas y Diputados no alcanzan a entender a favor de quién se acuñó el término y lo que debería significar, a pesar de que la CEDAW es un tratado ratificado por el Estado mexicano desde 1981, y por lo tanto, en base al Artículo 1 de nuestra Carta Magna, es un tratado vinculante para el Estado mexicano y por lo tanto obligatorio.

Se declaró que se esperaba tener aprobada la reforma de la Constitución para el 8 de marzo, por cierto, Día Internacional de las Mujeres, a pesar de la CEDAW.

Cito cómo está la propuesta para que quede el Artículo 1º. De la Constitución, cuando se refiere a la discriminación:

“Artículo 1.

Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias y orientaciones sexuales, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas…”

“Artículo 4.

Toda persona tiene derecho a la autonomía reproductiva, esto es, a decidir de manera libre, responsable, informada y segura, sobre tener hijas e hijos o no, con quién y el número e intervalo entre éstos, a recibir servicios para acceder al más alto nivel de salud sexual y reproductiva, así como la prevención, sanción y reparación del daño por esterilización involuntaria o de cualquier otro método anticonceptivo forzado.

La mujer, el hombre y toda persona, tienen derecho al libre desarrollo de la personalidad.…”

 Y por último quiero referirme al Artículo 41, por cuanto se refiere a la 3 de 3, que dice:

 “Artículo 41.

Los partidos políticos son entidades de interés público; la ley determinará las normas y requisitos para su registro legal, las formas específicas de su intervención en el proceso electoral y los derechos, obligaciones y prerrogativas que les corresponden. En la postulación de sus candidaturas, se observará el principio de paridad de género; así como que las candidatas y los candidatos cumplan con los siguientes requisitos:

  1. a) No estar condenado o condenada, o sancionada o sancionado mediante resolución firme por violencia familiar y/o doméstica, o cualquier agresión de género en el ámbito privado o público;

 b) No estar condenada o condenado, o sancionada o sancionado mediante resolución firme por delitos sexuales, contra la libertad sexual o la intimidad corporal; y

 c) No estar condenada o condenado, o sancionada o sancionado mediante resolución firme como deudora o deudor alimentario moroso.”

Qué tristeza me da que un logro de muchas para alcanzar la paridad en todo, no se entienda por la Diputadas de la Cámara Federal y de los Congresos de los Estados, aunque si se presuma. La paridad es de las mujeres para el beneficio de las mujeres

En defensa de la libertad de expresión y del análisis feminista sexo/género

 tribunafeminista.org


Alianza Contra el Borrado de las Mujeres

Robert Jensen

Como muchas feministas radicales que también tienen sus raíces en la política de izquierdas, el profesor Robert Jensen se ha quedado perplejo al ver cómo muchos en la comunidad liberal/progresista/de izquierdas no sólo han abrazado una ideología transgénero que es intelectualmente incoherente y antifeminista, sino que también han respaldado los intentos de silenciar a los críticos de la teoría de la ideología de la identidad de género. En este ensayo, que reseña el nuevo libro «Cancelar Guerras», Jensen aboga por una sólida defensa de la libertad de expresión y del análisis feminista radical del sexo/género en el patriarcado.

En tres décadas de vida académica, he tropezado con mi cuota de escaramuzas en lo que un nuevo libro llama las «Guerras Canceladas», a veces esquivando balas retóricas de ambos lados. Dependiendo del tema y de los críticos, se me ha acusado tanto de impulsar una agenda antiamericana como de ser un reaccionario intolerante en el lado equivocado de la historia.

Ser denunciado desde diversos ángulos políticos no prueba que uno sea lúcido: «la derecha me odia y la izquierda me odia, así que debo de estar en la onda» es una mala defensa. Pero creo que mis historias de guerra indican las críticas que se reciben si uno ofrece un análisis radical del poder y una defensa sólida de la libertad de expresión.

Como ocurre con casi todo lo importante en los asuntos humanos, conciliar estos principios políticos e intelectuales es difícil. Por razones comprensibles, la gente suele querer ignorar la complejidad de ese proceso, restar importancia a la frecuencia con que entran en conflicto los intereses y evitar la confrontación. En este ensayo, sugiero que nos metamos en el lío y lo discutamos respetuosamente, en público, basándonos en normas intelectuales compartidas.

Historias de guerra

Empezaré describiendo los disparos públicos más visibles contra mí, que se produjeron pocos días después del 11-S, cuando la gente me criticó por unos artículos que escribí en los que criticaba duramente la política exterior de Estados Unidos y argumentaba enérgicamente en contra de ir a la guerra tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001.

Mis detractores más acérrimos me tacharon inmediatamente de cobarde, traidor, antipatriota y poco viril. Unas semanas más tarde, cuando se intensificó la presión pública para que me despidieran, el presidente de la Universidad de Texas en Austin intervino, llamándome públicamente «una fuente inagotable de estupidez». (Sea amable al juzgar la frase algo inelocuente; era químico, no poeta). Casi todos mis colegas de la facultad se pusieron a cubierto en lugar de defender la libertad académica, y mucho menos reconocer públicamente que podrían estar de acuerdo con un análisis antibélico, pero las protecciones de mi plaza demostraron ser lo suficientemente resistentes y continué enseñando en la UT hasta mi jubilación en 2018.

Aquellos meses fueron especialmente tensos, pero pisaba terreno conocido. Para entonces ya había sido denunciado por varias personas y grupos por apoyar los derechos de los palestinos, criticar el capitalismo, argumentar que el racismo seguía siendo un aspecto definitorio de la sociedad estadounidense y cuestionar la explotación sexual de las mujeres por parte de los hombres en la pornografía. Esas críticas continuarían, viniendo de la derecha, del centro y de la izquierda, dependiendo del tema. A veces era posible el debate intelectual con los críticos, a veces no. Pero incluso durante los tensos meses posteriores al 11-S, nunca me sentí cancelado.

Eso cambió en 2014, cuando escribí mi primer artículo cuestionando la ideología del movimiento transgénero.

En los años siguientes, una librería radical local a la que había apoyado durante mucho tiempo envió un correo electrónico (sin hablar conmigo primero) anunciando que rompía todos los lazos conmigo. Los activistas trans acudieron a algunas de mis conferencias públicas para protestar o intentar reprimirme a gritos, aunque las charlas no trataban sobre el transgenerismo. Varios grupos que me habían invitado a hablar de temas como la crisis ecológica me retiraron las invitaciones tras las quejas. Y, por supuesto, no puedo saber cuántas personas que podrían haber querido incluirme en una actividad declinaron invitarme sólo para evitar problemas.

Estas reacciones negativas a mis escritos procedían casi exclusivamente de liberales/progresistas/izquierdistas, incluso de personas a las que contaba como amigos. Otros amigos y colegas me decían a menudo, en privado, que estaban de acuerdo con mi análisis y que los ataques les parecían injustos, pero que no se atrevían a expresar sus opiniones ni a apoyarme en público, no fuera a ser que se convirtieran en un blanco.

El único apoyo público constante procedía de compañeras feministas radicales, pero incluso algunas de ellas me dijeron que guardaban silencio en público para no poner en peligro otros proyectos importantes, una motivación que sin duda comprendí.

Cuando la gente me pregunta cómo me siento al respecto, señalo que soy un hombre blanco con un doctorado y profesor titular en una gran universidad de investigación que vive en el imperio estadounidense con fondos de jubilación adecuados; es difícil imaginar a alguien con más ventajas. Escribí y hablé voluntariamente sobre temas que sabía que eran controvertidos, creyendo que los profesores titulares de las universidades públicas no sólo tienen el derecho sino la obligación de opinar sobre los temas del momento, cosa que sigo haciendo en mi jubilación. A diferencia de las personas que no tienen protección laboral pero hablan claro, a mí no me despidieron. A diferencia de las mujeres que se niegan a dar marcha atrás, nunca me han amenazado con violarme. Hubo algunas ocasiones en las que me preocupaba que alguien me golpeara en un acto, pero nunca me han agredido físicamente.

No necesito que la gente se compadezca de mí; me va bien. Lo único que me preocupa es el modo en que se está restringiendo la investigación intelectual y el debate político en este ambiente. Bueno, esa es mi principal preocupación, pero también es cierto que había algo extraño en ser atacado por personas que ofrecían sobre todo invectivas en lugar de argumentos racionales y luego me acusaban de ser odioso e intolerante.

Fue aún más extraño cuando amigos y aliados con los que había trabajado durante años se me echaron encima o se callaron, todo porque me atreví a defender que el sexo biológico es una realidad material, que la teoría de la identidad de género refuerza el patriarcado y que las niñas y las mujeres tienen derecho a espacios y actividades para un solo sexo en una cultura hostil.

Esas experiencias me llevaron a «Cancelar las guerras: cómo pueden las universidades fomentar la libertad de expresión, promover la inclusión y renovar la democracia». (Sí, lo sé, ha sido una larga introducción a la reseña de un libro).

*Robert Jensen es profesor emérito de la Universidad de Texas

Interior oculta información sobre la presencia de varones autoidentificados mujeres en las cárceles femeninas.

 tribunafeminista.org

Redacción Tribuna
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Asociaciones de mujeres exigen que se explique por qué debe prevalecer la opacidad frente a los derechos fundamentales, libertades básicas y seguridad de las mujeres  presas.

 Denuncian que la responsabilidad del reconocimiento de la identidad psico-social a efectos de separación penitenciaria, recae sobre el personal de Instituciones penitenciarias y ni siquiera se exige que se haya procedido al cambio de sexo registral del interesado.

Con fecha 31 de enero de 2023 la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias del Ministerio del Interior del Gobierno de España negó información sobre si ha procedido al ingreso en un centro penitenciario de mujeres de un asesino confeso .

El caso remite a la noticia del 31 mayo 2021 del periódico Canarias 7 en que se informaba de que Jonathan de Jesús Robaina Santana, autor confeso del asesinato de su prima Vanessa Santana en Betancuria,  pidió por medio de su abogado que le llamen por el nombre de Lorena, puesto que había iniciado un proceso de cambio de sexo dentro del centro penitenciario.

 La noticia indica que “el letrado de la defensa, Roberto Orive, se dirigió al presidente del Tribunal, el magistrado José Luis Goizueta, interesando que durante todas las sesiones del juicio se dirijan al acusado y lo mencionen utilizando el nombre de Lorena puesto que había sido reconocido así incluso por Instituciones Penitenciarias”.

 En relación con esa noticia, se solicitó al Portal de Transparencia de la Administración información sobre si Jonathan de Jesús Robaina Santana ha ingresado en un centro penitenciario de mujeres.

Como respuesta a dicha solicitud de información, la Secretaría de Instituciones Penitenciarias del Ministerio del Interior del Gobierno de España ha respondido que «En relación a la petición que presenta, se participa que es la Instrucción 7/2006 de esta Secretaría General la que determina el procedimiento a seguir en casos como el que se refiere.

 La citada Instrucción sobre la integración penitenciaria de personas transexuales establece que “las personas transexuales cuya identidad oficial de sexo no concuerde con su identidad psico-social de género podrán solicitar de la Administración Penitenciaria el reconocimiento de ésta a los efectos de separación interna a que se refiere el art. 16 de la Ley Orgánica 1/1979 General Penitenciaria” y estipula un procedimiento por el que, “con los preceptivos informes de valoración médica y psicológica y el reconocimiento de la identidad psico-social de género, a efectos penitenciarios, las personas transexuales sin identidad oficial de sexo acorde con esta, podrán acceder a módulos y condiciones de internamiento adecuados a su condición”.

En otras palabras,  la responsabilidad del reconocimiento de la identidad psico-social a efectos de separación penitenciaria, recae sobre el personal de Instituciones penitenciarias y ni siquiera se exige que se haya procedido al cambio de sexo registral del interesado.

El Ministerio del interior no indica expresamente si ha procedido al ingreso en una cárcel de mujeres y señala que “ los datos específicos de cada supuesto pertenecen a la parcela más íntima y personal de sus titulares, necesitándose su consentimiento expreso para proceder a su publicidad (artículo 15 Ley 19/2013, de 9 de diciembre).»

 Conocer el ingreso de una persona  y la separación en el interior de los establecimientos teniendo en cuenta, con carácter prioritario, los criterios de sexo, edad y antecedentes delictivos no parece afectar al derecho a la intimidad, a los derechos de las personas que requieran una especial obligación  de tutela o  garantías de anonimato.

 La Alianza Contra el Borrado de las Mujeres, en un amplio documento expositivo, recuerda al Ministerio del Interior que no está reclamando información sobre la ubicación exacta del preso,  sino si este ha sido internado en una cárcel de mujeres.

 La Alianza CBM ha mostrado su disconformidad con dicha respuesta y ha presentado RECLAMACIÓN ante el Consejo de Transparencia y Buen Gobierno, organismo independiente encargado de promover la transparencia de la actividad pública y garantizar la observancia de las disposiciones de buen gobierno.

Para la Alianza Contra el Borrado de las Mujeres, que ha dado el soporte jurídico a la queja,  “los derechos en riesgo son los de las mujeres presas, sus libertades y seguridad básica”. En el escrito recuerdan que las mujeres presas son “un colectivo de especial vulnerabilidad, con escasos datos, estadísticas e informes oficiales y actualizados sobre su situación.”

La queja recuerda las Reglas de las Naciones Unidas para el tratamiento de las reclusas y medidas no privativas de la libertad para las mujeres delincuentes (Reglas de Bangkok) y lo ya expresado por la Relatora especial para la violencia contra las mujeres y las niñas de Naciones Unidas, Sra. Reem Alsalem que ya ha alertado de abusos del proceso para acceder a espacios de un solo sexo en las prisiones.

La Relatora Especial de ONU sobre la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, Alice J Edwards, ha afirmado que las prisioneras tienen derecho a protección frente a delincuentes sexuales, sin importar que se autodeclaren mujeres.

Desde la Alianza CBM se reclama realizar un juicio de proporcionalidad o ponderación de derechos en base a la petición de datos y recuerda que es un derecho conocer y clarificar si dicha persona se encuentra actualmente alojada en un módulo de hombres o de mujeres ya que estamos ante un caso  de una persona, con DNI con mención registral de sexo varón, que confesó haber matado a su prima de 30 martillazos que acabaron con su vida y que cuando agonizaba la violó con objetos por vía anal y vaginal y eyaculó sobre su cadáver.  Esta persona pidió en el juicio ser llamado Lorena y afirmó que se sentía mujer.

En el escrito remitido a Transparencia se solicita que en  caso de no ser atendida la queja, se clarifique normativamente por qué prevalecería la intimidad o protección de datos alegada por la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, frente a los derechos fundamentales, libertades básicas y seguridad de las mujeres presas que pudieran compartir espacios con el asesino y violador de Vanessa Santana (celdas, baños, enfermería,…), en caso de estar alojado en un módulo de mujeres.


En España las mujeres presas representan aproximadamente un 7,6% de la población reclusa, uno de los mayores índices de Europa occidental, donde el porcentaje medio es del 4,5%.

Escocia suspende los traslados de presos trans a cárceles de mujeres

 tribunafeminista.org

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El consejero de Justicia del Gobierno escocés, Keith Brown, ha anunciado la suspensión de los traslados de los presos trans a cárceles de mujeres a la espera de un estudio al respecto que está realizando el Servicio Penitenciario Escocés y garantizar mientras su seguridad. La medida implica que ningún convicto transgénero con antecedentes de violencia contra las mujeres sea enviado a una prisión femenina ni a una sección femenina de cárceles masculinas …

«Entiendo que la cuestión de una mujer trans condenada por delitos de violencia o sexuales es un tema muy sensible y que es comprensible que haya preocupación pública», ha declarado Brown, según recoge el diario ‘The Scotsman’. Brown ha recordado que la ministra principal, Nicolas Sturgeon, ha subrayado que «no debemos permitir que se insinúe que las mujeres trans en sí mismas suponen una amenaza para las mujeres».