Escrito por Cirenia Celestino Ortega
El pasado 19 de enero María fue reportada como desaparecida afuera del metro Indios Verdes. La joven de 16 años se encontraba con su madre, quien al salir de un sanitario público ya no la localizó. Pronto se supo que un hombre había tomado a la joven por el brazo.
El 21 de enero la adolescente fue localizada con vida, atada y cubierta con una bolsa de plástico en Nezahuacóyotl, Estado de México. Cuatro días después, el 25 de enero, en un video oficial, el vocero de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJ-CDMX) Ulises Lara López informó que tras las investigaciones se concluyó que María no fue víctima de secuestro o algún otro delito y afirmó que se fue por cuenta propia.
La Fiscalía lució su trabajo: revisaron las grabaciones de las cámaras de videovigilancia, hicieron entrevistas, recorridos de campo, análisis de dictámenes periciales y de redes sociales, construyeron una cronología de hechos en los que mostró que la joven “se ausentó por voluntad propia” y que habría permanecido en un “campamento”, como llamaron a un puesto en el exterior del Palacio de Bellas Artes. Mostró que si cuentan con recursos para rastrear a las mujeres que se reportan como desaparecidas en esta ciudad y encontrarlas.
Sin embargo la Fiscalía no mostró cómo fue que la adolescente llegó al Estado de México, donde se encontraba privada de su libertad junto a una mujer mayor de edad y una niña de 11 años y cómo es que se le encontró en bolsas de plástico.
De acuerdo con el seguimiento que ha dado la reportera Berenice Chavarría para Cimacnoticias, de 2018 a la actualidad, en la Ciudad de México han desaparecido mil 317 mujeres, datos del Registro Nacional de Personas Desaparecidas o no Localizadas (RNPDNO).
¿Cuántas violencias viven las mujeres que son desaparecidas en México? Además del delito grave en sí mismo, la misoginia y machismo con el que actúa la autoridad, suma a la violación de sus derechos humanos. Es el mismo desprecio con el que cuestiona la vida personal de las víctimas. Es el mismo con el que la autoridad desdeña la desaparición o los casos de feminicidio y señala que las víctimas se ausentan por gusto y se suicidan en condiciones increíblemente inusuales. Es el mismo con el que los medios explotan una historia, una foto, un vídeo, para ganar clics en sus medios.
El sexismo que centra la atención en la madre, el padre o las amigas y no en los hombres, redes o instituciones que las violentaron, en el contexto adverso para todas en el que desaparecen, en el que se les vio por última vez, en las autoridades que no garantizan tránsitos seguros para las mujeres, en la fiscalía que se contradice, revictimiza y le resta importancia a nuestra vida.
El caso de María nos vuelve a recordar que vivimos en un riesgo permanente en casa, en el transporte, en las escuelas, en los empleos, en todos los lugares todo el tiempo y ese riesgo incrementa cuando los mensajes que tenemos alrededor refuerzan la estigma contra las mujeres y excusan a los agresores y al Estado feminicida.
María mostró que la autoridad si puede actuar de manera coordinada con las entidades federativas cercanas a la CDMX, como Puebla, Tlaxcala, Hidalgo, Morelos y Edomex y de manera inmediata y no esperar 72 horas para iniciar una denuncia y realizar la búsqueda, así como seguir todas las pistas para ubicar a las víctimas.
El caso de María nos vuelve a cuestionar ¿Cuál es el papel de la autoridad no solo como garante de derechos si no como fuente de información? De ahí la importancia de su video la y reconstrucción de los hechos.
De acuerdo con el Observatorio de Medios de CIMAC; cuando se trata de la violencia contra las mujeres, los funcionarios públicos son el 77 por ciento de las voces. Las mujeres, familiares y acompañantas tienen 2 de cada 10 noticias para reclamar su derecho al acceso a la justicia.
La Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (LGAMVLV) señala que se deberán elaborar y aplicar protocolos especializados con perspectiva de género en la búsqueda inmediata de mujeres y niñas desaparecidas y, tratándose de niñas, hay una prohibición absoluta de transmitir datos e imágenes que permitan su identificación.
En un mensaje a medios de comunicación afuera de la Fiscalía, la abogada del caso Maricruz García Ramírez, insistió en que María no se ausentó por voluntad propia, que sí fue víctima de un delito, desaparición. Ahora la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJCDMX) deberá disculparse.
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