3/30/2019

Empresas periodísticas deben garantizar espacios libres de violencia ante denuncias de acoso sexual


Colectivo PUM hace balance del #MeTooPeriodistasMexicanos


Luego de los testimonios de mujeres periodistas sobre el acoso sexual que han enfrentado dentro del gremio, el colectivo de Periodistas Unidas Mexicanas (PUM) llamo a los medios de comunicación a garantizar espacios libres de violencia, aplicando políticas de cero tolerancia ante el acoso u hostigamiento sexual.
Las Periodistas Unidas fueron quienes impulsaron el pasado 24 de marzo la etiqueta #MeTooPeriodistasMexicanos para abrir un espacio de denuncia anónima en la red social Twitter, en la que periodistas denunciaron casos de acoso y hostigamiento sexual en el gremio. Desde entonces, 119 reporteros, editores, fotógrafos, columnistas y directores han sido señalados.

De acuerdo con un análisis que hicieron las integrantes de PUM, los medios, agencias de noticias y organizaciones que han sido citados son: Artículo 19, Buzzfeed, Canal 52, CB Televisión Michoacán, Crónica, Cuarto Oscuro, Diario Cambio Puebla, Diario de México, El Chamuco, El Deforma, El Economista, El Financiero, El Heraldo, El Informador de Guadalajara, El Universal, Excélsior, Grupo Imagen, Indie Rocks, La Jornada, La Voz de Michoacán, Milenio, MVS, Novedades, Periodistas de a Pie, Cimacnoticias, Radio Fórmula, Récord, Reforma, Reporte Índigo, Revista Proceso, SDP Noticias, Sin Embargo, Televisa, Univisión, Uno TV, Visión TV Jalisco y Yahoo. 

No obstante, son pocas las empresas periodísticas que han reaccionado ante la etiqueta #MeTooPeriodistasMexicanos, las Periodistas Unidas indicaron que los medios Chilango y Máspormás, anunciaron la separaron del cargo de algunos de sus colaboradores para investigar las denuncias que se hicieron en su contra.

Asimismo la red de Periodistas de A Pie emitió un pronunciamiento al conocer los señalamientos hechos a unos de sus colaboradores, lo mismo hizo esta agencia, Cimacnoticias, por la denuncia contra un ex colaborador. Dichas organizaciones se comprometieron a diseñar un protocolo de actuación para casos de acoso y hostigamiento sexual, y realizar una revisión interna para evitar que este tipo de casos se repitan, respectivamente.

De acuerdo con las integrantes de PUM, de las denuncias vertidas en la cuenta @PeriodistasPUM en Twitter, hasta la noche del 25 de marzo: 119 hombres fueron denunciados, 11 de ellos señalados por más de una persona; y únicamente una mujer ha sido denunciada.

También dos instituciones en las que se imparten clases de periodismo se denunciaron casos de acoso sexual, se han mencionado a la Escuela de Periodismo Carlos Septién y la Escuela de Periodismo Auténtico.

Tras este movimiento generado en redes sociales el colectivo indicó en un comunicado que el cambio vendrá cuando los medios de comunicación garanticen espacios libres de violencia para las mujeres, “creando y haciendo cumplir protocolos adecuados para atender las quejas por éstas y otras conductas ilegales e inapropiadas que impiden el desarrollo profesional y afectan en lo personal, desarrollando mecanismos de denuncia seguros y confiables, e implementando medidas preventivas para contrarrestar este tipo de violencia.”

Sobre la violencia sexual que viven las periodistas en los medios de comunicación recientemente el relator especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Edison Lanza, realizó el informe “Mujeres periodistas y libertad de expresión”, donde reconoce que “la violencia sexual se configura con acciones de naturaleza sexual que se cometen en una persona sin su consentimiento, que además de comprender la invasión física del cuerpo humano, pueden incluir actos que no involucren penetración o incluso contacto físico alguno”.

El relator de la CIDH entre sus recomendaciones exhorta a los medios de comunicación a “establecer políticas internas con disposiciones específicas en materia de violencia y discriminación basada en género, con énfasis en el acoso laboral y sexual, que incluyan procedimientos internos y mecanismos independientes de denuncia y rendición de cuentas.”

Políticas que deben involucrar la participación activa de las mujeres que se desempeñan en cada una de las empresas, indica el relator en el informe.

Las denuncias que pública PUM a través de su cuenta de Twitter las reciben mediante mensajes, para ello indicaron que han definido ciertas medidas, como que el anonimato de quien denuncia es importante; respectan el derecho de réplica que tienen todas las personas; y que el espacio de denuncia se basa en el respeto y la responsabilidad.

El colectivo PUM fue creado a inicios de 2019 y está integrado por reporteras, editoras, fotógrafas, diseñadoras e ilustradoras con el fin de denunciar la violencia de género que enfrentan las mujeres en el gremio periodístico y generar herramientas que ayuden a erradicarla y prevenirla.

Como parte de su trabajo realizaron un sondeo en línea del 6 al 22 de febrero de 2019 en el que participaron 392 mujeres que trabajan o han trabajado en medios, un 73 por ciento de las mujeres señalaron que han vivido alguna situación de acoso, hostigamiento o agresión sexual en el ejercicio de su trabajo, tanto fuera como dentro de las redacciones.

La etiqueta #MeTooPeriodistasMexicanos comenzó a difundirse tras las denuncias de #MeTooEscritoresMexicanos y hasta hoy se han sumado las etiquetas #MeTooCineMexicano, #MeTooAcademicosMexicanos, #MeTooAtivistasMexicanos y #MeTooMúsicosMexicanos.

CIMACFoto: Adriana Ramírez
Por: la Redacción
Cimacnoticias | Ciudad de México.

Periodistas mexicanas rompen silencio ante acoso sexual en medios


Empresas guardan silencio ante #MetooPeriodistasMexicanos


Inspiradas en el movimiento estadounidense #MeToo y en las mujeres que denunciaron acoso sexual por parte de un escritor mexicano, este fin de semana las periodistas mexicanas rompieron el silencio y por medio de Twitter narraron sus testimonios de acoso sexual en los medios de comunicación.
Este domingo 24 de marzo surgió la etiqueta #MetooPeriodistasMexicanos para que reporteras y fotógrafas pudieran exponer sus historias de acoso a través de las cuentas en Twitter de @PeriodistasPUM y @MeTooPeriodista, ésta última creada para dar voz a las víctimas desde el anonimato y proteger su identidad ante el miedo a represalias y despidos.
Entre los nombres de los presuntos agresores hay reporteros, fotógrafos y trabajadores de varios medios como Televisa, Reforma, El Heraldo, Grupo Imagen, Efekto TV, El Financiero, Excélsior, Milenio, El Economista, La Jornada, Proceso y de páginas web como mexico.com y varios medios de comunicación estatales.
Un monitoreo que realizó Cimacnoticias de la etiqueta #MetooPeriodistasMexicanos, que comenzó a usarse en redes sociales para identificar estos casos, indica que hasta la tarde de este 25 de marzo, se han registrado 960 mensajes de 733 personas usuarias de Twitter.
Las denuncias contra periodistas que han acosado o violentado a mujeres no son las únicas. En Twitter los señalamientos han alcanzado a las fuentes de las periodistas y a hombres de otras disciplinas o ámbitos laborales.
La etiqueta #MeTooPeriodistasMexicanos salió tras las denuncias de #MeTooEscritoresMexicanos y hasta hoy se han sumado las etiquetas #MeTooCineMexicano, #MeTooAcademicosMexicanos, #MeTooAtivistasMexicanos y #MeTooMúsicosMexicanos.
En redes sociales los comentarios van desde la indignación por los actos de acoso hasta el menosprecio de las denuncias sin embargo como lo han señalado estudios de organismos internacionales el periodismo y los medios de comunicación no son ámbitos ajenos a estas formas de violencia.
El informe “Mujeres periodistas y libertad de expresión”, elaborado en 2018 por el relator especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Edison Lanza, indica que la violencia sexual en el ámbito laboral puede incluir una variedad de comportamientos, que van de los comentarios o gestos no deseados, las bromas y el contacto físico breve, hasta la agresión sexual.
En el informe, presentado a nivel mundial el pasado 8 de marzo, el relator explica que la Corte IDH ha reconocido que “la violencia sexual se configura con acciones de naturaleza sexual que se cometen en una persona sin su consentimiento, que además de comprender la invasión física del cuerpo humano, pueden incluir actos que no involucren penetración o incluso contacto físico alguno”.
El patrón expuesto en las denuncias en Twitter indica que se trata de reporteros que aprovechan los espacios de convivencia con sus compañeras, dentro o fuera de las redacciones, para toquetearlas, intentar besarlas o convencerlas de tener relaciones sexuales.  
En otros casos los hombres aprovechan los espacios de confianza para intentar acorralar a sus colegas para salir juntos y en otros más se trata de reporteros que llevan más tiempo en el medio y se ofrecen a ayudar a las más jóvenes a cambio de relaciones sexuales o juegos eróticos.
En los testimonios también se han denunciado prácticas de violencia laboral, menosprecio al trabajo de las reporteras y prácticas que incomodan a las periodistas como que sus compañeros vean pornografía en el lugar de trabajo, que las saluden intentado besarlas en los labios o que les envíen mensajes de textos con contenido sexual, entre otras.
En las páginas impresas los medios han guardado silencio, algunos omitieron publicar información sobre este movimiento o le dedicaron sus últimas páginas. Hasta ahora sólo Consejo Directivo de Periodistas de A Pie, ante el señalamiento por acoso de tres de sus colaboradores, se pronunció y desaprobó las conductas denunciadas, reconoció su falta de procedimiento internos para la denuncia de estos casos y se comprometieron a diseñar un protocolo de actuación para casos de acoso y hostigamiento sexual.
Otros periodistas han respondido en redes sociales a las acusaciones por cuenta propia, o se han defendido con el respaldo de trabajadoras y trabajadores del gremio, incluso hubo quien reconoció cometer el acoso.
Previo a estas denuncias en la web y ante falta de estadísticas, el colectivo Periodistas Unidas Mexicanas (PUM) ha tratado de tener un acercamiento a la magnitud del acoso y hostigamiento sexual que ocurre en los medios de comunicación.
Las periodistas de PUM lanzaron un sondeo en línea del 6 al 22 de febrero de 2019 en el que participaron 392 mujeres que trabajan o han trabajo en medios, el resultado fue muy claro: 73 por ciento refirió haber vivido una situación de acoso sexual en su trabajo.
Las formas más frecuentes de esta violencia, según dijeron, fueron opiniones sobre su vestimenta, miradas lascivas, comentarios sexuales o de doble sentido y tocamiento. En el sondeo las mujeres también señalaron que se condicionó su crecimiento laboral o la obtención de información y entrevistas a cambio de invitaciones personales o de carácter sexual.
En la encuesta que realizaron en PUM un 76 por ciento de las mujeres aseguró que en sus empresas no existe ningún tipo de campaña, curso o acción para sensibilizar al personal sobre hostigamiento y acoso sexual; asimismo 56 por ciento indicó que en sus medios no existen mecanismos o protocolos especializados para presentar quejas por este tipo de casos.
Únicamente 18 por ciento de las mujeres que vivió una situación de acoso, hostigamiento o agresión sexual en sus medios dijo que realizó una queja al interior de la empresa, de ellas, 64 por ciento señaló que no hicieron nada o consideraron que las medidas que tomó la empresa fueron insuficientes.
El surgimiento de movimientos en que las periodistas rompen el silencio frente al acoso sexual que enfrentan en el ámbito laboral no es único en México, poco a poco en América Latina se recaban datos que dan cuenta que lo normalizada de esta situación. En febrero de 2018 la Red Colombiana de Periodistas con Visión de Género lanzó la campaña #PeriodistasSinAcoso para reconocer y denunciar el acoso sexual en los medios de comunicación.
En 2017, la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES) denunció que el acoso sexual es una de las problemáticas que afectan el ejercicio del periodismo en el país. La Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos Internews de aquel país hizo una encuesta en la que 96.15 por ciento de las entrevistadas  manifestó sufrir expresiones de acoso sexual al interior de los medios de comunicación.
También el mismo año la Asociación Brasileña de Periodismo Investigativo y la iniciativa Gênero e Número dieron a conocer la investigación “Mujeres en el Periodismo Brasileño” en la que revelaron que 75 por ciento de las mujeres periodistas de Brasil que respondieron un cuestionario en línea, indicaron que recibieron comentarios sobre su ropa, cuerpo o apariencia durante el ejercicio de su profesión que las hicieron sentir incómodas.

CIMACFoto: Angélica Mancilla
Por: Anayeli García Martínez y Hazel Zamora Mendieta
Cimacnoticias | Ciudad de México.

Miles denuncian en redes acoso en el círculo literario mexicano



Miles de usuarios de redes sociales se solidarizaron este sábado con el movimiento #MeTooEscritoresMexicanos que surgió a raíz de la denuncia por agresiones que hizo una mujer contra un ex editor de la revista Tierra Adentro.
A los pocos minutos se abrió una cuenta en la que se ofreció: Si te da miedo denunciar, manda un mensaje y publicamos el nombre del agresor.
Decenas de narraciones sobre violencia física, emocional y sexual comenzaron a difundirse, casi todas anónimas, contra escritores, editores, gestores culturales, talleristas, columnistas, periodistas, algunos de ellos reconocidos en el ámbito literario.
“Mujeres compartiendo sus historias y exponiendo a sus agresores a través de #MeTooEscritoresMexicanos: es valiente que denuncien. Yo les creo y no están solas. Sigamos denunciando”, fue el mensaje que compartió uno de los usuarios de la red Twitter.
El tema se convirtió en tendencia en México al filo de las 18 horas alcanzó más de 12 mil mensajes, entre los que se leyó: Todos los hombres alguna vez hemos agredido porque el sistema nos adoctrinó con toneladas de misoginia. Si nuestro nombre no aparece, no es porque hayamos sido buenos, sino porque no somos famosos. Para cambiar, lo primero es reconocerlo.
Una voz pidió que el asunto sea tratado en la mesa de diálogo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca) que se realizará el 29 de marzo en Ciudad de México.
La encargada del Fonca, Marina Núñez Bespalova, se sumó a la etiqueta #MeTooEscritores y escribió: Hace dos años tomé un par de decisiones que incluso criticaron víctimas de dos acosadores que separé del trabajo. No soy tolerante con eso, ni lo seré.
La escritora Ethel Krauze comentó: Ya era hora de hacer pública esta larga, demasiado larga y oscura y silenciada historia por la que hemos pasado con vergüenza, culpa y soledad muchas, muchas, muchas.
A través de la cuenta oficial de la revista Tierra Adentro en Twitter, los encargados de esa publicación difundieron que están en contra del acoso y el abuso: Aquí los perpetradores no son bienvenidos. Estamos orgullos@s de las mujeres que han alzado la voz por este medio.
Este movimiento es una de las muchas secuelas que ha habido en el mundo a partir del #MeToo (Yo también, en español), que surgió en Hollywood en octubre de 2017 para denunciar la agresión y el acoso sexual, principalmente contra mujeres, a raíz de las acusaciones contra el productor de cine y ejecutivo estadunidense Harvey Weinstein.
La frase, utilizada durante mucho por la activista social Tarana Burke, fue popularizada por la actriz Alyssa Milano, quien animó a las mujeres a tuitear sus experiencias para demostrar la naturaleza extendida del comportamiento misógino.
En México, el movimiento #MeTooEscritoresMexicanos, además de denuncias, puso desde ayer varios temas a reflexión: “La literatura también es un sistema de poder desigual, donde las mujeres sólo tenemos lugar como musas o mozas y está lleno de machitos violentos que creen que todas somos La Maga”, escribió una usuaria.

Periódico La Jornada

La manipulación emocional


 María Teresa Priego

Un vínculo asfixiante con un hombre que no paraba de exigir.

Sofía logró separarse de Juan después de tres años de relación. Escribo, "logró", porque es el verbo que ella utiliza para referirse a una casi huida. Un vínculo asfixiante con un hombre que no paraba de exigirle. "Actuaba como si yo le debiera algo, como si hubiera estado obligada a resolverle todo tipo de problemas: emocionales, económicos, laborales". Pero la historia no comenzó así. Con tan sólo mirarla, Juan cayó transido de amor. Eso decía. A los tres días había encontrado a la mujer de su vida, quería casarse con ella, jamás había visto a nadie tan maravilloso. Él estaba dispuesto a ofrecerle "todo". A cambio de ese imaginario "todo" y de montañas de promesas, el romántico de Juan se aseguraba de que Sofía le resolviera lo más posible en su vida cotidiana.
Juan hablaba mucho de generosidad, ética, amor, lealtad. Juan hablaba mucho. En general los temas se repetían: el mundo malo que lo había orillado a la desgracia, las grandezas que le correspondían a un ser tan excepcional como él, la interminable hilera de traiciones de las que había sido víctima. Sofía le creía. ¿Cómo no creerle? La miraba con sus ojos llenos de melancolía, dejaba resbalar una lágrima. Varias veces lloró con él, por él. Aunque no dejaba de parecerle un poco extraño que en cada historia que contaba había una constante: él era una víctima. No se dio cuenta en qué momento, Juan comenzó a callarla cuando hablaba. Primero en privado, luego en público. Bastaba que ella diera su opinión para que él manifestara su rechazo.
El rechazo se fue filtrando muy pronto en la relación: "¿Estás segura de que sabes algo del tema? ¿no te parece que te ríes demasiado fuerte? Has subido demasiado de peso". A la descalificación le seguían grandes abrazos y declaraciones de amor. Sofía no entiende qué sucedió, ni cómo poco a poco renunció a manifestar su incomodidad o su desacuerdo. Era imposible hablar con él. Cualquier comentario sobre sus dudas acerca de la relación y la manera en la que se sentía tratada desataban una marea de palabras. El tema se ahogaba en el (casi ritual) "Ah, sí, pues tú igual. Tú también". O, "lo que pasa es que te defiendes para no comprometerte". Esas mandíbulas apretadas. Esa mirada de odio. Esa continua violencia soterrada. "Un ser tóxico, como dicen". Sofía se levantaba de la cama y se decía que era muy probable que ella estuviera imaginando de más.
"Yo no sabía que era violencia, pensaba que era su sufrimiento, su dolor, intentaba comprenderlo". Entre más intentaba comprenderlo, más cedía su propio espacio. Juan la callaba en las reuniones con sus amigos, los de ella, él no tenía amigos. Un día le pidió que pagara una cuenta, y luego otra. Eran sólo "préstamos", cuando él hiciera esa empresa millonaria de la cual durante años vivió casi al borde, no sólo le regresaría su dinero, sino que la llevaría a viajar por el mundo. Tan felices y tan libres. Sofía soñaba con conocer Europa. Él la llevaría de viaje, la boda sería en Roma. Mientras tanto se mudó a la casa de Sofía. Dispuso de su tiempo, de sus espacios, de su alacena, de su carro. Intentó –sin demasiado éxito, por suerte para ella- aprovechar cada una de sus relaciones.
"Era como si todo lo mío tuviera que estar a su disposición, lo daba por hecho, lo exigía". "¿Cómo te convenció?" Porque la cuestionaba cada vez. La tachaba de egoísta. Hablaba de la generosidad indispensable al amor, de cómo él ofrecía ese "todo" tan imaginario y llevado y traído. "¿Cuándo comenzaste a dudar?" "Me fui hartando de su rollo de víctima, era la gran víctima y los demás tenían que responder a sus exigencias. Se decía tan bueno y era un oportunista. Es una ridiculez cómo lo descubrí, cuando leí ese artículo de la estafa nigeriana, en mi caso él sí existía, pero era muy parecido y a los tres años, por una casualidad conocí en una fiesta a una mujer con quien tuvo una relación breve".  Reconoció el nombre, se acercó, le pidió conversar. Sofía para entonces se preguntaba si no estaba loca. Dudaba de sus propias emociones, de su percepción del mundo. "Es un manipulador, nadie existe para él, nadie, todo lo que dice que siente son mentiras". ¿Se cree sus mentiras? Puede ser. Es muy probable que no conozca nada más.
Esta parte de la narración me dejó pasmada: Sofía se sentó en ese sofá y le preguntó a la ex amiga de su novio: "¿por qué lo dejaste tan rápido?". La noche fue larga y le permitió liberarse. No, no se había imaginado nada. Ni el abuso, ni los delirios de grandeza, ni el utilitarismo, ni el chantaje continuo. El chantaje es  la "fuerza" de Juan. "Me sentía culpable, me escribía cartas insultantes en donde me acusaba. Fue mucho tiempo y me había contado que esa mujer lo había engañado y traicionado y yo le creía". Sofía se lo dijo a su amiga reciente y ella le prometió buscar las cartas que conservaba. Se las mandó. Eran casi una calca de las que le enviaba a ella: rabia, reproches, chantajes y un último párrafo en donde juraba su amor eterno y su deseo ardiente de una vida maravillosa juntos. Pero, claro, ella tenía que "cooperar", porque sus "traumatismos" (los de ella) no se lo permitían.
Para entonces ya sabía que Juan revisaba sus documentos, había entrado a sus cuentas de mail, Facebook. "Un día entré rápido y estaba revisando mis estados de cuenta", "¿A qué atribuyes tu dificultad para correrlo de tu casa y de tu vida?" "A cuando lo conocí. Estaba yo muy frágil, dudaba de mí por mi divorcio y perdí a mi mamá. En dos meses se descarriló la vida y llegó como salvador, me decía que era yo lo máximo". "¿Qué te sorprendía más de sus entramados?" "Su falta de contacto con la realidad". "¿Como si sus deseos decretaran la realidad y no pudiera ver a nadie más?" "Ajá, no ve a nadie más, por eso le va tan mal".
"Pero al día siguiente ponía en duda cada palabra que decías". "Sí". Las insinuaciones, las frases indirectas, las exigencias que la iban cercando sin que la demanda –clarísima- nunca fuera especificada. Sofía tenía que ofrecerle lo que él estaba esperando, sin que él se comprometiera a pedirlo. "Porque si pides tienes que negociar, decir por favor y gracias, no, él no pide, te asfixia y quiere arrebatar. Se incrustó en la casa sin obligaciones, porque no se habló de nada, se fue incrustando, esa es su táctica, a la mujer con la que hablé le quiso hacer igual, pero no se lo permitió". Conmoverla, abusarla. Discutir sin darle la menor posibilidad de ser escuchada, porque a como fuera, Juan tenía que ganar. Con los argumentos más arbitrarios, más absurdos, no importaba.
"Concluimos su ex amiga y yo que hace mucho él decidió que a través de una mujer iba a lograr lo que quería, pues fracasa, ¿no? Se cuelga un tiempo de una, vive en su casa, se sube en su red y luego lo echan por manipulador y abusivo, y se queda sin nada. Es bien triste lo que le pasa". "¿Te hizo daño?" "Me quedé insegura, destrozada, pero, ¿cómo le creí a un mentiroso? No me había sucedido sentirme usada, no creía que fuera posible, patético". "Cruel y patético". "Pues las dos cosas, sí. ¿Ves las denuncias ahora? Ella y yo lo hicimos en esa fiesta. Fue hasta divertido". "¿Qué?" "Desenmascararlo, muy sanador para mí, recuperar mi casa, mi tranquilidad, mi confianza en mí misma. Muy sanador". "Seguro que ya está perdido de pasión por su nuevo amor para toda la vida", "seguro que sí, como dijiste: un vampiro emocional".


El chiringuito del machismo

Intereses machistas & Economía machista
https://miguelorenteautopsia.wordpress.com

"El chiringuito del machismo no son las subvenciones sino los Presupuestos Generales del Estado y la economía... neoliberal, militarista y patriarcal... todo encauzado hacia la necesidad e interés del "macho".


Qué clase de beneficios no tendrá el machismo cuando sólo por los costes de la violencia de género está dispuesto a pagar 109.000 millones de euros cada año. Así lo recoge el  estudio coordinado por el Instituto para la Igualdad de Género de la UE, una cantidad que supone el 0’8% del PIB de los 28 Estados miembros.
Y es que el machismo también es un negocio para quien ocupa las posiciones de poder que dan los privilegios de una cultura hecha a imagen y semejanza de los hombres, que son quienes se mueven por esas plantas acristaladas en las alturas de la estructura social desde las que todo se observa y se domina.
Ya hemos insistido en más de una ocasión en que el machismo es cultura, no conducta, y por tanto las dinámicas que genera son de dos tipos, por un lado las sociales o generales, y por otro las individuales o personales; y en ambas los hombres y su modelo androcéntrico tienen ventajas y beneficios económicos. Veámoslo de forma rápida.
A nivel social, las relaciones y la economía se han organizado bajo la referencia de que las mujeres deben asumir las tareas domésticas y de cuidado sin remuneración alguna. Pero, además, si trabajan fuera del hogar han de hacerlo sin abandonar sus “obligaciones” domésticas, situación que lleva a que, tal y como recoge el Barómetro del CIS (marzo de 2014), trabajando prácticamente lo mismo fuera de casa dediquen cada día un 97’3% más de tiempo que los hombres a las tareas del hogar, y un 25’8% más a las labores de cuidado de los hijos e hijas. Por si fuera poco, también cobran menos que los hombres en una brecha salarial que parece insalvable, y la precariedad de sus trabajos se refleja en la sobre-representación de las mujeres en los puestos más bajos, y en la “renuncia” a la jornada completa por cuestiones relacionadas con los cuidados de familiares.
A nivel individual, cada uno de los hombres que cuenta con una de esas mujeres que asume renunciar al trabajo, realizar las tareas de casa, cuidar a los niños, reducir su jornada… tiene el beneficio económico de poder seguir ganando más y de hacer las promociones necesarias con las que obtener el reconocimiento “merecido” para ascender profesionalmente y así ganar más dinero y más independencia. Este hecho ya fue puesto de manifiesto de manera científica en el trabajo publicado por S. Zedeck en el Journal of Applied Psychology (2008), en el que se concluye que los hombres que siguen el modelo machista en su vida y en sus relaciones de pareja o familiares ganan más dinero.
Como se puede ver, tanto a nivel macro, en lo que es el modelo capitalista de economía al que tanto le gusta la explotación de las personas, como a nivel individual, el beneficio para los hombres bajo el machismo es directo e inmediato, lo cual muestra el negocio que supone el machismo para ellos.
Y para poder obtener esos beneficios económicos sin que el sistema se venga abajo ni de lugar a una revolución, necesita crear un marco de significado en el que se entienda que esa organización es la correcta, y unas circunstancias de vulnerabilidad para las mujeres que las lleve a “aceptar” esa precariedad como parte del destino, o como una forma de adquirir algo de autonomía e independencia con las que salir de los límites que las atrapan en oportunidades y expectativas.
El machismo, que es cultura, no conducta, se encarga de actuar sobre los dos niveles comentados, el social y el individual, para hacer entender que esa distribución desigual del trabajo y la asignación de tareas específicas para hombres y mujeres, es adecuada. Una situación que se ve reflejada de manera gráfica en las palabras del eurodiputado polaco Janusz Korwin-Mikke, cuando dice que las mujeres deben cobrar menos porque “son más débiles y menos inteligentes”, o en las de su compatriota en el Parlamento Europeo, Stanislaw Zóltek, que ha declarado recientemente que “hay trabajos para hombres y trabajos para mujeres”. Curiosamente, se le ha olvidado decir que los mejores trabajos son para los hombres y los peores para las mujeres.
El machismo no es tonto, es malvado  y violento, pero sabe muy bien cómo tiene que organizarse y cómo ha de responder para mantener sus privilegios y su modelo. Lo que ocurre es que es tan prepotente y se cree tan superior, que no se da cuenta de que en los propios argumentos que utiliza para atacar a la Igualdad refleja sus miedos y sus intereses.
Por ejemplo, cuando dice que no debe haber recursos específicos para la violencia de género y que todas las violencias deben ser abordadas con las mismas iniciativas, lo que refleja es el miedo a que se identifique que detrás de la violencia contra las mujeres no sólo está el agresor de cada caso, sino las referencias comunes a cada uno de ellos que la cultura machista pone a su disposición. Por eso en lugar de pedir una ley contra la violencia que sufren los hombres, que según ellos es su preocupación, piden que se derogue la ley contra la violencia de género, algo que no tiene sentido. Cuando comentan que la custodia de los hijos debe ser compartida, callan y se oponen al desarrollo de medidas para que los padres se incorporen a las tareas de cuidado igual que lo hacen las madres. Cuando denominan a las feministas como “feminazis” reflejan su ideología supremacista y su inspiración en quienes actuaron intentando aniquilar a quien consideraban como diferente e inferior.
Y ahora, cuando hablan de los “chiringuitos” del feminismo revelan que lo que intentan proteger es su chiringuito machista y el negocio que supone el machismo, no a través de “subvenciones” puntuales, sino de los Presupuestos Generales del Estado y de toda la economía.
Un negocio que está dispuesto a pagar cada año 109.000 millones de euros en la UE para costear la violencia de género que ejercen con impunidad, y de esa forma mantener sus beneficios directos e indirectos. Una situación que nos da una idea, no sólo de los privilegios que tienen los machistas, sino también de las ganancias económicas que reciben.