9/19/2020

Fiscalía de Justicia del Edomex se niega a trasladar indagatoria de Atenco a FGR

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Ciudad de México. La Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM) sostiene que en los operativos policiacos del 3 y 4 de mayo de 2006 en los municipios mexiquenses de Atenco y Texcoco, donde al menos 26 mujeres fueron torturadas sexualmente, los cuerpos de seguridad actuaron de manera aislada, por lo que no se requiere una investigación federal.
A casi 14 años de los hechos y dos años después de que la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CoIDH) determinó la responsabilidad del Estado mexicano en la violación y tortura sexual de once mujeres detenidas, la investigación penal se mantiene paralizada porque la Fiscalía estal se niega a trasladar la indagatoria a la Fiscalía General de la República (FGR).
Aunque desde 2019 la FGR anunció que atraería el caso de las Mujeres de Atenco, como es conocido, abrió una investigación y solicitó el expediente a la Fiscalía estatal, pero ésta se niega a enviarlo porque argumenta que los agentes federales, estatales y municipales que participaron en los operativos actuaron sin coordinación y los delitos no son conexos, según una comunicación oficial de mayo de 2019.
La abogada del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (Centro Prodg), Ivette Galván, explicó en entrevista con Cimacnoticias que ante las reticencias de la Fiscalía encabezada por Alejandro Gómez Sánchez, el pasado 8 de julio las once sobrevivientes junto con sus representantes legales del Centro Prodh presentaron un amparo contra la Fiscalía estatal.
En el amparo las mujeres exigen que la investigación sea unificada en la FGR, organismo que tiene la facultad de revisar las actuaciones de un operativo policial que se realizó entre autoridades federales y estatales, incluso de abrir el camino para investigar la responsabilidad de la cadena de mando que ordenó la incursión policial.
El juicio de amparo fue admitido por el Juzgado Séptimo de Distrito en Materia de Amparo y Juicios Federales con sede en Toluca, quien el pasado 3 de septiembre dijo en audiencia, que tenía las pruebas presentadas por las partes para próximamente dar una resolución. Se espera que en los próximos 30 días el juzgado responda y confirme que la investigación debe trasladarse a la FGR, expuso Ivette Galván.
La abogada señaló que el dicho de la FGJEM es contrario a lo que determinó la Corte Interamericana quien en la sentencia de noviembre de 2018, determinó que las mujeres sufrieron delitos a manos de agentes federales y estatales que actuaron de forma coordinada en un operativo acordado, planeado y supervisado conjuntamente por funcionarios federales y estatales.
Entre los funcionarios involucrados en este caso de tortura estuvieron el ex presidente Enrique Peña Nieto, quien en 2006 era gobernador del Estado de México; Genaro García Luna, entonces titular de la Agencia Federal de Investigación (AFI) y detenido en Estados Unidos desde diciembre de 2010 por nexos con el narcotráfico; el ahora ministro Eduardo Medina Mora, entonces titular de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) y Wilfrido Robledo Madrid, entonces comisionado de Seguridad Pública estatal.
La Corte Interamericana expuso que en los operativos “la violencia sexual sufrida por las once mujeres no fue aislada, sino que se enmarca dentro de un patrón que se dio a lo largo de todo el operativo”.Sin embargo, detalló la abogada, hasta la fecha no hay personas consignadas por los delitos de tortura, por lo que la impunidad continúa pese a la sentenciadel organismo internacional.
En la FGR la unidad encargada de la indagatoria es la Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia Contra las Mujeres y Trata de Personas, quien desde el año pasado mantiene abierta la investigación federal por tratarse de hechos de violencia contra las mujeres y de una indagatoria que se debe realizar con perspectiva de género; pero al no contar con todas las constancias y las primeras diligencias que se realizaron hace 14 años, tampoco tiene avances.
Ivette Galván expuso que nunca se habia visto que una Fiscalia local se negara a entregar una investigación al fuero federal,pese a que ello puede abrir nuevas líneas de investigacion que esclarezcan la responsabilidad de la cadena de mando y de la atencion médica revictimizante hacia las mujeres.
Para el Centro Prodh, señaló la experta, la negativa de la FGEM es perpetrar el modelo de impunidad en casos de graves violaciones a Derechos Humanos; además, mencionó que juridicamente esta autoridad usa razonamientos que no tienen sustento constitucional y que sólo alargan el proceso y obstaculizan el acceso a la justicia. Con esto también se impide acceder la verdad de los hechos, advirtió.
De fondo, agregó la abogada, se trata de un incumplimiento de la sentencia de la Corte Interamericana y de la falta de sanción a los policias responsables que fueron parte de los 700 elementos de la entonces Policía Federal Preventiva y de los mil 815 agentes municipales y estatales que detuvieron con uso de la fuerza a 217 personas, entre ellas 47 mujeres, 26 que dijeron ser víctimas de violencia sexual y once que mantienen su demana de justicia.

Patrones de impunidad en tortura sexual permanecen intactos, afirma sobreviviente de Atenco

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Ciudad de México. La exigencia de investigar y sancionar a los responsables de los operativos policiacos del 3 y 4 de mayo de 2006, en San Salvador Atenco, en el Estado de México, ya no solo se trata de justicia para las once mujeres aprehendidas y torturadas sexualmente hace 14 años, “se trata de todas esas mujeres que siguen deteniendo de la misma forma que a nosotras”, aseguró Norma Aidé Jiménez Osorio, una de las sobrevivientes.
Después de dar a conocer que la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGEM) mantiene paralizada la investigación del caso Atenco, Norma habló con Cimacnoticias sobre este proceso. Su primera impresión es que las detenciones arbitrarias de mujeres ocurren todo el tiempo sin importar quién está sentado en el poder. El más reciente ejemplo fue la detención de 13 mujeres el pasado 10 de septiembre en el municipio de Ecatepec.
La medianoche del jueves pasado la policía mexiquense detuvo a golpes a 13 mujeres, una de ellas embarazada y dos menores de edad, por su  probable participación en el delito de ocupación ilegal de un inmueble destinado al servicio público, por permanecer dentro de un edificio de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México (Codhem) y hacer pintas en las paredes.
Norma se solidarizó con las manifestantes y recordó que, junto con Yolanda Muñoz Diosdada, María Patricia Romero Hernández, Mariana Selvas Gómez, Georgina Edith Rosales Gutiérrez, Ana María Velasco Rodríguez, Suhelen Gabriela Cuevas Jaramillo, Bárbara Italia Méndez Moreno, María Cristina Sánchez Hernández, Angélica Patricia Torres Linares y Claudia Hernández Martínez, mantiene viva la exigencia de justicia y sanción para los policías que las torturaron en 2006.
Para la ahora defensora, la tortura sexual ha sido latente en el caso de las mujeres detenidas por tomar las instalaciones del Codhem y puede ocurrir en otros casos de represión para acallar a las mujeres que reprochan la inacción de los organismos defensores de Derechos Humanos o que exigen un alto al feminicidio, la violación sexual o la localización de sus familiares desaparecidos.
Ahora, expresó, el caso de las Mujeres de Atenco recobra fuerza. “Esta denuncia (para investigar los operativos de 2006) ya no se trata solo de nosotras. Se trata de todas esas mujeres que siguen deteniendo de la misma forma que a nosotras. Ya lo hemos visto todos estos años que hemos estado trabajando en la campaña “Rompiendo el Silencio” —que documenta casos de tortura sexual—  y en estas manifestaciones con las compañeras de Guanajuato, de Chihuahua y ahora en Ecatepec (en el Estado de México). El actuar de la policía sigue siendo igual”.
El domingo 13 de septiembre las mujeres de Atenco junto con sus abogadas del Centro de Derechos Humanos Migué Agustín Pro Juárez informaron que el pasado 8 de julio presentaron un amparo contra la FGJEM para que este organismo envíe el expediente del caso a la Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia Contra las Mujeres y Trata de Personas,  de la Fiscalía General de la República (FGR), a fin de que esta última sea quien lleve la investigación. Este recurso es un intento más por acercarse al castigo a los responsables
“Si no se rompe el círculo de impunidad, hace que (la violencia) se siga repitiendo, siempre va a seguir y las víctimas nunca vamos a encontrar una luz ni una salida ni esa justicia que nos la pintan tan fácilmente: ‘Bueno, solo tiene que hacer una denuncia’. Vemos que la realidad es mucho más complicada; hemos visto el trato de las instituciones, de desdén y desprecio a las víctimas”, expresó Norma.
Hace 14 años ella, quien entonces era estudiante, fue golpeada y torturada por varios policías al ser aprehendida por la fuerza. La experiencia en su cuerpo y los recientes testimonios le hacen pensar que en la represión de Atenco y en la de Ecatepec se usaron los mismos recursos: los insultos con carga de género, los tocamientos sexuales y el objetivo de castigarlas por salir de sus casas y no ocupar el lugar que socialmente se les ha impuesto.
“En este contexto, donde las mujeres salen a decir ‘Ya no podemos soportar este nivel de violencia contra nosotras, contra nuestros cuerpos’, es ahí donde se exceden los actores policiacos y la respuesta del Estado es más violencia, más represión, más tortura”, consideró la sobreviviente, por eso afirma que los patrones de impunidad permanecen intactos.
Pese a la violencia de ayer y la de hoy y con todo y la falta de disposición de la FGJEM para que avance la investigación sobre tortura sexual en Atenco, Norma junto con sus compañeras siguen haciendo uso de los recursos jurídicos para evidenciar que los operativos policiacos del 3 y 4 de mayo son una responsabilidad de las autoridades del Estado de México y de la federación.
20/AGM/LGL

Testimonio de torturas sexuales en Atenco

Tres valientes mujeres dan su testimonio sobre la brutal tortura que vivieron. 
El responsable de la represión contra los pobladores de San Salvador Atenco es Enrique Peña Nieto

Emite OIT medidas de protección para personas trabajadoras del hogar


Ciudad de México. Brindar información clara y oportuna sobre la situación de la pandemia por COVID-19, informar inmediatamente en caso de que algún residente del hogar esté contagiado y abstenerse de enviarla a lugares concurridos, son algunas de las medidas que deben tener en cuenta quienes emplean a trabajadoras del hogar, de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT). 
Al menos 72 por ciento de las personas trabajadoras del hogar en el mundo y 77 por ciento en América Latina y el Caribe se han enfrentado a la pérdida significativa de sus ingresos o se han quedado sin empleo en el contexto de la nueva pandemia, de acuerdo con el organismo internacional. 
Para aquellas personas que continúan trabajando, alertó la OIT, la situación actual de la pandemia y de la eventual normalización de actividades, ha implicado también la intensificación de sus tareas, la ampliación de horarios de trabajo, y con ello, un incremento del riesgo de exposición al virus, así como a otros padecimientos de salud física y psicosocial relacionados con las actividades que realizan habitualmente.
Con el objetivo de orientar a las personas trabajadoras del hogar y a quienes las emplean, sobre medidas preventivas frente al contagio de la COVID-19 y otros riesgos asociados a la pandemia, la OIT publicó en un nuevo informe la “Guía de orientaciones de Seguridad y Salud en el Trabajo frente a la COVID-19 para personas empleadoras y trabajadoras del hogar”. 
Esta guía reúne una serie de recomendaciones que deben aplicar tanto personas empleadoras como trabajadoras del hogar para disminuir los riesgos de contagio. Entre las recomendaciones para las y los empleadores están:
  • Mantenga comunicación constante con la persona trabajadora sobre la situación de la pandemia y brinde información clara y oportuna sobre medidas preventivas como el distanciamiento físico, el lavado frecuente de manos con agua y jabón o el uso de alcohol en gel, el evitar tocarse los ojos, la nariz y la boca, y el empleo correcto de equipo de protección personal. 
  • En caso de que usted o algún otro residente de su hogar presente síntomas de COVID-19 o se confirme su contagio, informe inmediatamente a la persona trabajadora para que no asista a sus labores. Considere la posibilidad de que la persona trabajadora se ausente con goce de sueldo por el tiempo que dure el riesgo de contagio. 
  • Establezca horarios flexibles de entrada y salida para disminuir el riesgo de exposición de la persona trabajadora del hogar en horas pico en los sistemas de transporte público o, en la medida de sus posibilidades, ofrezca el pago de taxi o transportes similares.En caso de que la persona trabajadora preste sus servicios a una misma persona empleadora en diferentes días de la semana y a tiempo parcial, puede ser recomendable agruparlos en días de trabajo completos para reducir los traslados y, por ende, el riesgo de contagio. 
  • Absténgase de enviar a la persona trabajadora a realizar actividades en lugares concurridos. 
  • Evite la sobrecarga de tareas, de tal manera que no representen un desgaste para la persona trabajadora. 
  • Informe a la persona trabajadora sobre los riesgos a la salud que tienen los productos químicos usados (detergentes, ácidos, soda cáustica y otros de uso común) y el peligro que implica mezclarlos. Asegúrese que cuando sean usados, la persona trabajadora pueda hacerlo en lugares y espacios ventilados. 
  • Registre a la persona trabajadora del hogar en la seguridad social y realice las contribuciones correspondientes, de acuerdo a la legislación aplicable. 
  • Contribuya con el acceso a los servicios de salud de la persona trabajadora y su familia. 
  • Asegúrese de que la persona trabajadora siempre reciba un trato respetuoso –libre de cualquier forma de maltrato o violencia– por parte de usted o de cualquier miembro de su familia. Considere también que los problemas entre quienes integran su familia pueden afectar a la persona trabajadora. 
  • Brinde las facilidades para que la persona trabajadora tenga tiempo para atender asuntos personales, ya sea para cuidar a un miembro de su familia o por problemas de salud. 
  • Suministre a la persona trabajadora, sin costo alguno para ella, los elementos de protección (cubrebocas y guantes), para evitar el contagio de la COVID-19, de acuerdo a los lineamientos definidos por las autoridades sanitarias. Solicite a la persona trabajadora no compartir los elementos de protección personal proporcionados. 
  • Vigile que usted y su familia cumplan con las medidas preventivas como el distanciamiento físico, el lavado frecuente de manos con agua y jabón, el evitar tocarse los ojos, la nariz y la boca, así como utilizar cubrebocas cuando no se pueda mantener una sana distancia.
Para el caso de las trabajadoras del hogar, la OIT recomendó que durante el traslado hacia y desde el lugar de trabajo: 
  • Respete el distanciamiento físico recomendado de 2 metros al utilizar el transporte público. Procure mantener un asiento vacío de por medio, tanto a sus costados, como frente y detrás de usted. De ser posible, proponga a su persona empleadora que le apoye con el pago de taxi u otra forma de transporte individual, mientras dure la pandemia. 
  • En la medida de sus posibilidades, proponga a su persona empleadora cambiar los horarios de entrada y salida para evitar aglomeraciones en el transporte público durante horas pico. 
  • Utilice cubrebocas que le protejan desde la nariz hasta el mentón. Este elemento lo deben proveer las personas empleadoras sin costo para usted.
Para el desarrollo de las actividades del hogar, la OIT recomienda a la trabajadora:
  • Observe las medidas preventivas de seguridad y salud en el trabajo que establezca su persona empleadora para la prevención de accidentes y enfermedades de trabajo, así como las recomendaciones para evitar el contagio y propagación de la COVID-19. 
  • Mantenga un diálogo constante con su persona empleadora y solicite que le brinde información clara y oportuna sobre medidas preventivas. 
  • En su caso, acepte realizarse las pruebas para detección de COVID-19 que determine su persona empleadora (estas nunca deben de incluir pruebas de embarazo y VIH).
Esta guía incluye recomendaciones para el cuidado de personas enfermas o con síntomas de COVID-19, así como recomendaciones generales de seguridad y salud en el trabajo del hogar.

El logro más importante de Diana Russell fue acuñar y popularizar el término “feminicidio”


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CIMCFoto: Hazel Zamora Mendieta
La investigadora y defensora feminista Diana Russell, quien falleció a los 81 años de edad, dedicó su vida a luchar para poner fin a la violencia machista hacia las mujeres y las niñas. Tal vez su mayor logro y del que cual estaba más orgullosa fue acuñar y popularizar el término “feminicidio”, el que describió como “el asesinato de mujeres por hombres porque son mujeres”.
En 1974, la feminista norteamericana Carol Orlock estaba preparando una antología que ella llamó feminicidio. Diana decidió que el término debía usarse para describir los motivos misóginos detrás de la mayoría de ese tipo de asesinatos, así como sería una herramienta muy útil para elevar la conciencia y para inspirar campañas contra la violencia machista mortal.  
Dos años más tarde, Diana usó el término en público en un evento en el que ella jugó un papel principal en la organización y que se llevó a cabo en Bruselas: el primer “Tribunal Internacional sobre Crímenes contra las Mujeres”. En ese evento ella dijo: “De la quema de las brujas en el pasado a la más reciente costumbre generalizada de los infanticidios de niñas en muchas sociedades, a los asesinatos de mujeres por el mal llamado honor, podemos darnos cuenta de que los feminicidios se han venido realizando por un largo tiempo”.  
Dos mil mujeres de cuarenta países asistieron y oyeron de primera mano los relatos de la violencia machista y de la opresión. En su discurso introductorio, Simone de Beauvoir anunciaba el tribunal como “el comienzo de la descolonización radical de las mujeres.
En 1992 Diana co-editó, con Jill Radford, Feminicidio: Las Políticas del Asesinato de la Mujer, una antología que sirvió para profundizar y transversalizar los conceptos desarrollados casi dos décadas antes.
Nacida y criada en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, Diana fue la cuarta de seis hijos e hijas. Su padre fue James Hamilton Russell, un hombre de negocios y diputado del Partido Unidos; y su madre, Kathleen (nee Gibson), era la hija de Lord Ashbourne, un ex lord canciller de Irlanda.
Diana asistió a la escuela Micklefield y Herschel en Ciudad del Cabo y luego a la Universidad de Ciudad del Cabo.  
Su involucramiento en el movimiento antiapartheid en su adolescencia inspiró su trabajo político y académico. Mientras participaba en una protesta pacífica en Ciudad del Cabo, fue arrestada y fue testigo de la brutalidad policial afrikáner, y posteriormente se unió al Movimiento clandestino de Resistencia Africana.
A los 19 años se fue al Reino Unido para realizar una maestría en ciencias políticas en la Escuela de Economía de Londres. Luego, en 1961, fue a la Universidad de Harvard para estudiar un doctorado. En 1969 Diana fue nombrada profesora de sociología en el Colegio Mills en Oakland, California, desarrollando el primer currículo de estudios de mujeres en la universidad (y uno de los primeros en los Estados Unidos). Permaneció allí hasta su jubilación en 1991, cuando se convirtió en profesora emérita.
En 1977 condujo una serie de entrevistas a profundidad con 900 mujeres, y más tarde publicó sus hallazgos en una serie de libros: “Violación en el Matrimonio” (1982), “Explotación Sexual: Violación, Abuso Sexual Infantil y Hostigamiento en el Lugar de Trabajo” (1984) y “El Trauma Secreto: Incesto en la Vida de las Niñas y las Mujeres” (1986). La psicóloga Judith Herman, quien colaboró con ella en un buen número de proyectos, se refiere a la investigación académica de Diana sobre violencia sexual como verdaderamente innovadora.
Diana regresó a Sudáfrica en 1987 para entrevistar a activistas revolucionarias en el movimiento de liberación contra el apartheid, cuyos resultados fueron publicados en “Vidas con Valor: Mujeres para una Nueva Sudáfrica” (1989).
A principios de la década de 1990 se enfocó en la pornografía. Editó la antología “Haciendo Sexy a la Violencia: Visiones Feministas sobre la Pornografía” (1993) y su libro “Contra la Pornografía: La Evidencia del Daño” (1994), expuso la conexión entre la pornografía y el aumento de la violación y el abuso sexual.
Al encontrarme con ella por primera vez en una conferencia internacional en el Reino Unido en 1996, recuerdo a Diana en su manera seca, ingeniosa y atractiva contando una historia durante la cena sobre ser arrestada por desorden público después de pintar con aerosol consignas feministas sobre un eslogan sexista en una cartelera. No era la primera vez, ni la última, que violaba la ley como parte de su activismo.
Aunque la antología de femicidio no tuvo inmediatamente el impacto que Diana esperaba en la publicación en el Reino Unido y Estados Unidos, iba a ser altamente influyente en la India, Australia y América del Sur. En 2004, tras la preocupación internacional por los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez, México, Diana y Radford fueron invitadas a hablar en un seminario allí.
Al inaugurar la sesión, la congresista mexicana Marcela Lagarde y de los Ríos dijo: “A veces aparece un libro que cambia la historia y Feminicidio: Las Políticas del Asesinato de la Mujer (1992) es ese libro”. Desde la publicación de Feminicidios en Español, feministas de muchos países Latinoamericanos adoptaron el término y lo usaron para referirse a la violencia letal contra las mujeres.
Diana había empezado a escribir sus memorias pero murió antes de que pudiera concluirlas. Aparte del feminismo, su otra pasión era rescatar perros. Vivía entre ellos en una comuna de solo mujeres en Berkeley, California. 
Le sobrevivieron su hermana Jill y su hermano Robín.
• Diana Elizabeth Hamilton Russell, activista feminista, académica y autora, nació el 6 de noviembre de 1938; falleció el 28 de julio de 2020.
* Este Obituario fue escrito por Julie Bindel y se publicó el 23 de agosto en el portal del periódico inglés “The Guardian”.
Traducido por la maestra Teresa C. Ulloa Ziáurriz, con autorización de la autora.

Plantas para sanar: las medicinas de las mujeres de la tierra

Mariana Aquino
Hace cinco años empezaron a reunirse para intercambiar experiencias con plantas medicinales. Encuentros de mujeres de la UTT y saberes ancestrales olvidados; un taller que les permitió recuperar la confianza en sí mismas, compartir sabiduría en un recetario y empoderarse económicamente.
“Yo soy una mujer recuperada de la violencia económica”. Así elige Carolina Rodríguez sintetizar su historia de vida. Ella es hoy una referente de género de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Tierra (UTT) a nivel nacional, pero antes sufrió la violencia machista en todas sus expresiones: simbólica, económica y anímicamente. “Antes, cuando no éramos conscientes de todo esto, naturalizábamos la violencia: te pegan, te condicionan con la plata y vos seguís así. El campo es duro con nosotras. ‘Vos no servís para nada, no vales nada’, así te dicen los hombres en el campo, no todos pero la mayoría. La cultura machista está muy presente en el campo. A veces no tenés qué comer, nunca tenés un pesito para tus cosas, sufrís mucha opresión y salir cuesta un montón. Esa es mi historia: yo trabajaba todo el día y no tenía decisión de nada. Ahora trabajo como siempre pero manejo mi propia plata”.
Carolina es una de las tantas mujeres que hace cinco años empezó a organizarse, sin nombres ni rótulos. Era un grupo de compañeras productoras de la tierra con la necesidad de encuentro, intercambio y sororidad. En esas reuniones, de lo que tiempo después llamarían la Secretaría de Género, las vivencias se contaban al ritmo del mate amargo bien caliente y los saberes populares que pensaban olvidados, y de a poco comenzaron a comprender: era hora de empoderarse y compartirlo.
Así de simple y complejo nacieron  -entre otras cosas- los talleres de plantas medicinales en el parque Pereyra Iraola. “Al principio ninguna de las compañeras creía en sus conocimientos, pensaban que no sabían nada. En el primer taller que hicimos nos emocionamos porque empezamos a recorrer el lugar y cada compañera tenía algo para aportar. Las compañeras sabían un montón pero le habían metido en la cabeza que no sabían nada. El recetario de plantas fue hecho por compañeras que no creían en ella mismas, que pensaban que no sabían nada, cuando sí sabían, y mucho. Cuando vieron el librito terminado recién se dieron cuenta de su sabiduría; y ahí empezamos a recuperar los saberes ancestrales que teníamos como mujeres campesinas”, cuenta la productora jujeña, nieta de Marco Mendoza Rosa, un médico de campo. El único que había en el pueblo de Puesto Viejo.
Carolina creció sabiendo pero también olvidó. Por vergüenza a su cultura, cortó la tradición familiar y ante cada dolencia suya o de sus hijos recurrió a la farmacia. Tantos años después y sin el abuelo, el espacio de plantas medicinales le permitió reconciliarse con su historia. “Mis papás nunca me compraron remedios en la farmacia y yo sí lo hice, yo sí envenené a mis hijos con remedios de la industria que enferma. Pero no me castigo, me daba vergüenza mi cultura, ahora ya me amigué. Cuando empecé a recuperar las plantas empecé también a recuperarme a mí misma. Ya sé que valgo un montón. Mirá todo lo que hacemos”, dice con un gesto de brazos amplios que muestran orgullosos las plantas, la tierra y sus yuyos.
Las mujeres de la UTT recuperan el suelo, el valor de las compañeras, enseñan de las plantas que curan, libres de venenos. Tierra y feminismo. “Los yuyos crecen donde tienen que crecer. Cada persona tiene el remedio en sus narices, solo les falta mirar mejor y conocer”, nos enseña Carolina.
PLANTAS MEDICINALES: RESCATAR Y COMPARTIR
Los yuyitos que pisan en los suelos que cultivan tiene un valor medicinal, curan de alguna afección o dolencia, solo hay que recordar y transmitir, y también incorporar los aportes de otras compañeras. Así es que cuando los males menstruales aquejan nada mejor que un tecito de malva; la infusión de carqueja viene tan bien para los problemas digestivos que se le dice “la rompepiedras”; el romero es un aliado en los partos y la melisa para bajar los nervios en cualquier ocasión. “Nos empezamos a dar cuenta de que el yuyo que pensábamos era una planta que curaba”, nos aclara Rosa Jurado, referente de Juventud de la UTT.
Los talleres de plantas medicinales se realizan cada 15 días, y lo que empezó como una primera experiencia en La Plata hoy ya sucede en Luján, General Rodríguez y Mercedes, y de a poco va sumando experiencias en las 18 provincias donde la UTT tiene presencia. Cuarenta mujeres, divididas en grupos de no más de seis, se reúnen para intercambiar y producir. El primer desafío fue hacer tinturas madres, las que hoy comercializan en los almacenes de la UTT. “Nuestro trabajo está  en la misma línea de la organización: recuperar los saberes, también tomar un remedio sano y agroecológico, sin químicos”, destaca Carolina.
EL CAMINO DE LA TIERRA
La recuperación de saberes ancestrales empezó tiempo antes por otras mujeres y colectivos en diferentes puntos del país. Ellas marcaron el camino que las productoras de la UTT hoy transitan.
Ingrid Kossmann es docente y comunicadora; entre muchísimas otras cosas trabajó la propuesta de las Tecnologías Socialmente Apropiadas, elaboró y dictó talleres y cursos sobre plantas medicinales, huerta orgánica, salud de la mujer, lactancia materna, ecología social y biodiversidad. Ella, junto a Carlos Vicente, acercó el estudio de las plantas en talleres e intercambios en la provincia de Buenos Aires (con la Red Popular de Salud) y en pueblos de todo el país. “La idea era conjugar en un mismo encuentro a investigadores y personas con amplio saber popular sobre medicina. No siempre nos resultó mezclar la academia con el conocimiento popular porque había mucha negación hacia las plantas pero salieron buenas experiencias”, rememora Ingrid.
Con un trabajo territorial de más de tres décadas, Ingrid puede hablar con autoridad de las tecnologías apropiadas. “Son aquellas que respetan los saberes de la comunidad y se desarrollan a partir de los recursos locales”, nos explica con la paciencia de una docente que recorrió el país buscando esas sabidurías en cada pueblo, escuchando y sistematizando lo escuchado.
“Pretendíamos recuperar el poder sobre nuestras vidas y nuestra salud. Entonces nos pareció que las plantas medicinales era justamente una tecnología apropiada: es parte de la cultura, crecen en el entorno y brindan una posibilidad para la atención primaria de la salud muy fuerte. Así es que empezamos a conversar, ver qué plantas usábamos y para qué, y descubrimos que allí había un potencial riquísimo para trabajar. En ese proceso descubrimos cómo aportar a la recuperación de saberes. Esa fue la semilla de lo que desarrollamos a lo largo de todos estos años”, narra.
Y los logros no fueron pocos. Los espacios de intercambio se dieron en las provincias de Chaco, Formosa, Corrientes, Santa Fe y Córdoba. En la ciudad de Rosario, por ejemplo, el municipio habilitó un laboratorio para hacer preparados con plantas y se creó el taller ecologista; con las universidades de San Luis y Jujuy crearon la Red de Plantas Medicinales.
Al dejar la ciudad de Rosario y recorrer la provincia de Neuquén, Sara Itkin se interiorizó en la salud comunitaria y los saberes de los pueblos originarios; a su formación académica adquirida en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario sumó los conocimientos de las plantas . “La médica yuyera” le dicen ahora, y ella no reniega.
En su paso por Traful, como directora del único centro de salud de la zona, Sara se encargó de reunir una vez por semana a las mujeres del pueblo en la pequeña cocina de su lugar de trabajo. De esos encuentros feministas surgieron cosas: “Me conmueve recordar lo que cambiaron esas mujeres cuando se empezaron a dar cuenta de lo que valían”. Sara les enseñó a hacer preparados herbarios con las plantas que esas mujeres conocían. Ellas se fueron empoderando y la salud empezó a estar en manos de la comunidad.
Finalmente se radicó en Bariloche, donde se abocó de lleno a la recomendación del uso de plantas. Las charlas en escuelas, con adultos mayores y mujeres en los barrios populares de la ciudad sirvieron para revalorizar los saberes ancestrales en esa región. Sara trabajó con personas mapuche de Bariloche y destaca esos saberes por tratarse de los pueblos ancestrales y sus territorios. “Es importante encontrar la fibra, saber de dónde somos, saber que somos de la tierra”, explica.
MEDICINA HEGEMÓNICA: CREAR REMEDIOS PARA ENFERMAR
A nivel mundial, la industria farmacéutica factura billones de dólares al año. Producir y comercializar medicamentos es uno de los negocios más rentables del planeta. Porque además de tener una posición monopólica y la posibilidad de acceso a derecho de exclusividad en la producción de remedios, cuenta con la legitimidad social necesaria para seguir creciendo. El negocio además de rentable es redondo.
Carolina es clara en ese punto: “La industria te da calmantes que te calman pero no te sanan. Nos tapan los ojos, nos llenan de remedios. Estas cosas, saber de plantas que curan y utilizarlas, es lo que las multinacionales quieren que olvidemos. Por mucho tiempo se metieron en los campos, en nuestras vidas y nuestros cuerpos, entonces ahora estamos recuperándolos”.
¿Cómo rescatar esos saberes que están ocultos en las comunidades y descalificados por el sistema médico hegemónico?
“No siempre tiene que estar un médico para cuidar la salud —dice Ingrid—. Cuidamos la salud en cómo dormimos, en cómo nos alimentamos, en qué tipo de relaciones mantenemos con nuestro entorno. La salud es cosa nuestra, hay que recuperar esa idea de que la salud tiene que estar en manos de la gente. La medicina está más centrada en la enfermedad que en la salud, en cambio el saber de plantas (medicinales y alimenticias) está más centrado en conservar la salud. El enfoque es estar sano y estar bien”.
ELLAS TOMAN EL PODER
“Hemos visto mucha mujeres que descubrieron sus saberes y potencias, que le dieron un valor más profundo al cuidado de la familia. Tal vez lo tenían como una responsabilidad pero no veían lo importante de sus saberes y cuánto se ponía en juego el cuidado de la salud; el tener un recurso a mano, accesible, da mucha fortaleza. En Rosario yo lo vi con mis propios ojos. Cómo las mujeres, cuando empezábamos a hablar de una planta, volvían a sus territorios, eso se notaba en sus miradas. Las plantas nos llevan a nuestras ancestras, nos vinculan con la tierra y nos engrandecen, nos empoderan. Una vez una mujer me dijo al finalizar un taller: ‘Me gustó este taller, me gustó porque aprendí mucho de lo que sabía’. Y eso me dejó marcada para siempre”, recuerda Sara.
“Este trabajo de la recuperación de saberes sobre plantas te permite contar con un recurso a tu alcance para el cuidado de la salud, te ayuda a recuperar el poder sobre tu propio cuidado y te invita a hacerte responsable. Una vez que hacés un taller no querés ni caminar por el suelo porque sabés que pisas plantas medicinales”, agrega Ingrid.
Históricamente, las mujeres nos ocupamos de la salud de los demás, y todo lo que tiene que ver con la propia salud está totalmente descuidado. Priorizamos el bienestar de nuestras familias y poco se habla de menstruación, parto y de las alteraciones emocionales o dolencias que pueda sufrir una mujer en momentos determinados de su vida. Estamos atravesadas por ese mandato patriarcal de cuidar la vida de otros más que la propia, y allí radica la importancia de estas mujeres de la tierra y sus talleres, que recuperan saberes, los comparten y sienten la fortaleza que da encontrarse con recursos para sanar.
Fotografías: Juan Pablo Barrientos
Conseguí las tinturas madres en los  Almacenes y Nodos de la UTT
Publicado originalmente en Revista Cítrica
https://desinformemonos.org/plantas-para-sanar-las-medicinas-de-las-mujeres-de-la-tierra/

Indigna en EU la esterilización de migrantes en centro de detención

 Enfermera de Georgia hace la acusación

Legisladores exigen al Departamento de Seguridad Interna una investigación sobre histerectomías practicadas sin consentimiento

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▲ La enfermera Dawn Wooten (extremo izquierdo), quien reveló presuntas prácticas ginecológicas a migrantes sin su consentimiento en el Centro de Detención Irwin, en Georgia, participó ayer en una protesta contra los abusos y el maltrato a los indocumentados.

Nueva York., Una denuncia sobre posibles histerectomías masivas practicadas sin consentimiento de las afectadas en un centro de detención de migrantes estalló a principios de semana; esto y otros maltratos médicos fueron la gota que derramó el vaso de una multitud de denuncias, incluida la demanda de una investigación de más de 170 legisladores sobre las violaciones y abusos de derechos humanos y civiles generados por las políticas antimigrantes del gobierno de Donald Trump.

Las primeras acusaciones de que mujeres migrantes fueron sometidas a procedimientos ginecológicos sin su consentimiento fueron dadas a conocer el pasado lunes en una queja que presentó una enfermera en un centro de detención Irwin, en Georgia, administrado por LaSalle Corrections, empresa privada bajo contrato a la agencia de control migratorio ICE.

La enfermera Dawn Wooten informó que varias mujeres le dijeron que un doctor, apodado El coleccionista de úteros, les había quitado el útero o practicado otros procedimientos ginecólogos sin su permiso. Esa queja fue reforzada por las de varias migrantes entrevistadas y ahora representadas en ese mismo caso por Project South junto con la Alianza Latina por Derechos Humanos de Georgia, la Red de Apoyo de Inmigrantes del Sur de Georgia y Georgia Detention Watch.

Se sabe de la existencia hasta ahora de entre cinco y 17 casos en ese centro de detención. Una migrante, quien es testigo, describió la instalación como un campo de concentración experimental.

Unos 173 legisladores federales enviaron una carta al inspector general del Departamento de Seguridad Interna exigiendo una investigación inmediata de las quejas con un primer informe el 25 de septiembre. Estamos horrorizados al ver reportes de histerectomías masivas realizadas a las detenidas en esa instalación sin un consentimiento pleno e informado.

Agregan que esos reportes provocan grave preocupación por la violación de la autonomía del cuerpo y los derechos reproductivos de las personas detenidas, escriben en la carta (https://jayapal.house.gov/wp- content/uploads/2020/09/DHS-IG- FINAL.pdf).

El miércoles de esta semana las autoridades de migración intentaron deportar a una de las víctimas, Pauline Binam, originaria de Camerún, quien ha vivido en Estados Unidos desde los dos años y es madre de un hijo ciudadano. Ya estaba dentro del avión en Chicago cuando fue rescatada gracias a la intervención de las legisladoras Sheila Jackson Lee y Pramila Jayapal, quienes desean que declare ante el Congreso.

Voceros de ICE cuestionaron las alegaciones anónimas y no comprobadas de la enfermera y otros denunciantes. Chad Wolf, secretario interino de Seguridad Interna, no se presentó ayer ante un comité de la Cámara de Representantes, donde se esperaba que fuera interrogado sobre este asunto.

Más aún, estas versiones de inmediato generaron comparaciones con prácticas parecidas de las autoridades estadunidenses en diferentes periodos de su historia y hasta muy recientemente, sobre todo contra mujeres afroestadunidenses, mexicano-estadunidenses e indígenas y encarceladas.

De hecho, a principios del siglo XX se promovieron leyes de eugenesia en 32 estados que llevaron a la esterilización de más de 60 mil mujeres consideradas mentalmente defectuosas o débiles mentales; algo que sirvió de modelo para los nazis en Alemania. Pero hay casos más recientes, como las de 150 mujeres en prisiones de California que fueron esterilizadas entre 2006 y 2010.

Las revelaciones de esta semana provocaron denuncias de organizaciones de derechos humanos y de defensa de migrantes. Estamos horrorizados por informes de detenidas sometidas a histerectomías y otros procedimientos invasivos forzados en una cárcel de ICE manejada de manera privada, declaró Amnistía Internacional Estados Unidos.

“Estoy llorando de frustración… ¿Qué más tendrían que hacerle a nuestra comunidad migrante para que la gente reaccione, para que vean nuestra humanidad? Enjaulan a nuestros niños, separan a nuestras familias, esterilizan a las mujeres. ¿Qué más?”, pregunta Erika Andiola, de RAICES, organización de defensa de derechos de inmigrantes.

Si estas acusaciones de esterilización llevadas a cabo por el ICE son verdaderas, entonces este país se ha vuelto completamente eugenesista, otra vez. Y con ello recupera las prácticas más monstruosas de la derecha supremacista blanca, comentó Jelani Cobb, comentarista afroestadunidense de The New Yorker.

Estas acciones se suman a las innumerables denuncias del maltrato a los migrantes en el gobierno de Trump, desde la separación por la fuerza de familias, la colocación de niños en jaulas, hoteles convertidos en centros para procesar y expulsar rápidamente a menores de edad y familias sin regulaciones, la falta de protección y condiciones que han multiplicado los casos de Covid-19, la anulación de facto del derecho de asilo, redadas tipo paramilitares y quejas de hostigamiento sexual por guardias, entre tantas más.

Recurriendo a una regla inventada en marzo para usar como pretexto el Covid-19, más de 8 mil 800 menores no acompañados, 7 mil 800 familias son parte del total de 159 mil personas expulsadas sin oportunidad para argumentar sus casos, reportó CBS News. El 16 de septiembre, como regalo a México, las autoridades enviaron un río de deportados por el puente desde El Paso hasta Ciudad Juarez, informó Alfredo Corchado, del Dallas Morning News.

“La deshumanización sistemática y constante de migrantes por el presidente y sus hombres ha creado el clima en el cual ocurren serios abusos contra los derechos humanos... Es un sistema entero que percibe a los migrantes como menos que humanos…”, afirmó Douglas Rivlin, de America’s Voice en Washington.

Foto Ap

Corresponsal, Periódico La Jornada

¿Paradójico?

 

CIMACFoto: Sonja Gerth

A primera vista, resulta paradójico que un funcionario encargado de defender los Derechos Humanos llame a la policía de un estado conocido por la violencia institucional y la brutalidad policiaca, para desalojar a mujeres que toman su sede en apoyo a madres de víctimas desesperadas por la ausencia de justicia para sus hijas.

Paradójico también que esa policía lleve detenidas a jóvenes manifestantes, madres, niñas  y niños a un Centro de justicia, creado  precisamente para facilitar el acceso de las mujeres a ésta, y ahí las insulte y maltrate, y agreda a mujeres periodistas que cubrían los hechos. Y ya no paradójico sino indignante, que el gobernador de ese estado declare que ahí se apoya y respeta a las mujeres, como si esos sucesos no confirmaran el terror de vivir en municipios, como Ecatepec o Chimalhuacán, semejantes a zonas de guerra.

“¿Paradójico?”, exclama Irma Saucedo, experta en violencia contra las mujeres . No, en este país feminida.

Las violencias institucionales acumuladas en el desalojo de las oficinas de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México, en Ecatepec, corroboran la ceguera de las autoridades ante la continua violación de Derechos Humanos de las mujeres, duplicada por un sistema judicial podrido. Recordemos que esta entidad no sólo acumula la segunda tasa más alta de violencia machista  (ENDIREH 2016) y la primera en impunidad (UDLAP 2018), sino también el fallo de la SCJN por el caso de Mariana Lima y la  sentencia de la Corte IDH por el caso Atenco. Si bien ésta última se dirige al Estado mexicano, incluye recomendaciones que las autoridades locales deberían ya haber atendido, como la profesionalización de policías e integrantes del sistema judicial, con perspectiva de género y Derechos Humanos.

Por desgracia, al Estado mexicano en todos sus niveles, le importa poco que se acumulen sentencias internacionales que, precisamente se deben a negligencia y violencia institucional contra las mujeres (Campo algodonero, Caso de Inés Fernández y Valentina Rosendo, Atenco).

Aunque el Estado de México pueda considerarse epicentro de la violencia feminicida, las reacciones de las autoridades ante las demandas de justicia de las mujeres – ya sean madres de desaparecidos, de chicas asesinadas o niñas violadas, ya sean jóvenes indignadas que toman las calles u oficinas gubernamentales en apoyo a las víctimas -, ha sido negligente, autoritaria o violenta. En la Ciudad de México, pasaron 23 días antes de que la secretaria de Gobernación se reuniera con madres de víctimas que hacían un plantón en el Zócalo; en León, la policía detuvo y agredió a jóvenes que protestaban contra  el abuso sexual policiaco;  en la Ciudad de México, el presidente descalificó la toma pacífica de la CNDH en el centro…  La titular de la (nominalmente) principal defensoría de los Derechos Humanos ni siquiera reconoce la validez de estas protestas.

Como en 2019, las autoridades condenan las “formas”, descalifican la “radicalidad” o recurren a la mentira o las vanas promesas en vez de reconocer que la impunidad retroalimenta la violencia machista y la corrosión de las leyes. La impunidad de la violencia feminicida y la ausencia de justicia para las mujeres vienen de lejos. Desde hace más de dos décadas es obvio que para las autoridades en turno las demandas de las mujeres no son prioritarias y que sus derechos son moneda de cambio. Sin embargo, la situación ha empeorado: ante el incremento de violencia homicida y feminicida, la respuesta del actual gobierno es negarla.

Si en los estados prevalece la violencia institucional – de policías, jueces o “representantes populares”, en el centro se mantiene una retórica conservadora,  despegada de la realidad, que idealiza el retorno a la domesticidad y una  armonía familiar inexistente. Las voces que desde las propias instituciones podrían resquebrajar esos espejismos trasnochados y reorientar el rumbo, han optado por el silencio, ya olvidadas tal vez del sentido de sus funciones. Ni la CNDH, ni las instituciones creadas gracias a la lucha feminista son ya capaces de tender puentes hacia la sociedad organizada.

Así, la hostilidad o negligencia hacia las demandas de las mujeres deja sin instancias de interlocución o mediación a las víctimas y quienes las apoyan.  Para éstas, el silencio no es opción; conocen y reclaman sus derechos, exigen verdad y justicia.  Su digna rabia y dolor merecen respeto. En estas mujeres y jóvenes persiste la esperanza de un país más justo.

20/LMP/LGL

Presupuesto para 2021 no tiene como fin fortalecer instituciones ni derechos de las mujeres

 

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Ciudad de México. Los recortes al presupuesto de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres (Conavim), al Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) y al Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva (CNEGySR) son sistemáticos, de acuerdo con un estudio de Fundar Centro de Análisis e Investigación.

El análisis advierte que para 2021 las tres instituciones encargadas de operar programas que generan las condiciones necesarias para que las mujeres puedan vivir una vida libre de violencia, con igualdad y sin discriminación, tendrán un recorte pese al incremento de la violencia hacia mujeres y niñas en los hogares, un problema asociado al confinamiento por la pandemia de COVID-19.

La investigadora del Programa de Rendición de Cuentas y Combate a la Corrupción, de Fundar, Matilde Pérez, expuso en entrevista que el proyecto de presupuesto para el siguiente año no tiene como objetivo fortalecer las instituciones ni los derechos de las mujeres e incluso señaló que aunque la Secretaría de Bienestar es la que tiene más recursos para la igualdad, redujo el monto que se entrega a las instancias de las mujeres de los estados.

A pesar de que el presupuesto de estas instituciones tiene un ligero incremento en pesos con respecto año pasado, en términos reales ha disminuido a través de los años. La investigadora explicó que al comparar el gasto de 2019 con la propuesta de 2021 se notan los ajustes a la baja. Por ejemplo, en 2019 el Inmujeres tuvo 860 millones de pesos (mdp) y en 2021 se proyectan 831 mdp, lo que representa una reducción de 3.4 por ciento.

Algo similar sucede en la Conavim, que depende de la Secretaría de Gobernación, según los datos de Fundar, sus recursos disminuyen aun cuando es la institución encargada de operar las Alertas de Violencia de Género. El siguiente año se espera una reducción de 65 por ciento para la acción Promover la Atención y Prevención de la Violencia contra las Mujeres y de 12 por ciento para Coadyuvancia para las Alertas de Género.

En el caso del CNEGySR la disminución representa 25 por ciento de sus recursos, además sólo el Programa de Salud Materna Sexual y Reproductiva tiene un recorte de 26 por ciento. De acuerdo con Matilde Pérez, estas reducciones debilitan las instituciones que implementan políticas para reducir brechas de género y garantizar una vida libre de violencia.

La también defensora señaló que aun cuando la Secretaría de Bienestar recibe una gran partida de recursos para la igualdad, el Programa de Apoyo a las instancias de mujeres en las entidades federativas (PAIMEF) contempla un monto de 279 mdp, 10 millones menos que lo que recibió en 2020 .”Se puede ver que la apuesta no es al fortalecimiento de las instituciones, sino a programas sociales”, expuso.

Al final, señaló que priorizar los programas sociales no está mal, pero se debe garantizar que lleguen a las mujeres y tomar en cuenta que no todas podrían acceder a ellos, por tanto aseguró que se deben fortalecer las instituciones, ya que los apoyos económicos directos tampoco garantizan que ellas dejen de ser violentadas por sus parejas o que puedan decidir en qué gastar esos recursos.

Pérez llamó a la Cámara de Diputados a revisar el proyecto de gasto de 2021, ver que los recursos que están en estas instituciones son importantes porque permiten la operación de refugios y de las instancias de las mujeres y que es necesario revertir los recortes para garantizar la prevención, atención y erradicación de la violencia.

“En el tema de Derechos Humanos de las mujeres no hay que olvidar nunca la posibilidad de un retroceso”: Dulce María Sauri

  

Ciudad de México. Una conversación destacable. Conozco a Dulce María Sauri Riancho desde hace un buen tiempo, a veces más cerca y a veces más lejos, siempre en el camino para la lograr la igualdad sustantiva entre las mujeres y los hombres de este país. ¿Su trayectoria? más que conocida y reconocida. No he sido correligionaria suya en su experiencia partidaria, pero si su compañera de causa, como muchas otras. En eso nos identificamos, y en otras como la concepción que tenemos de la democracia.

En la última década, hemos convivido y trabajado en un espacio de lucha valioso y reconocido, por sus aportes y por su persistencia, en el propósito que le dio vida. “Mujeres en Plural”, es ese colectivo que sin estructura y sin presupuesto, sin organización formalmente constituida, y sin pretensiones personales, nos ha llevado apenas a un centenar de mujeres mexicanas a luchar y empeñarnos en el reconocimiento y ejercicio de nuestros derechos políticos. No solo de algunas, sino de todas.

Desde ahí, colaboramos al gran logro que hoy significa la Reforma Constitucional para aplicar la Paridad en todo. Además de todas estas andanzas, tuve la experiencia de entrevistarla cuando hice el libro “Una Mirada de Mujer”, que se publicó en el 2012 y luego en segunda edición en el 2014. Una experiencia muy gratificante que me llevó a conocerla desde dentro. La política da muchas vueltas, como la vida misma. Cuando parecía que se había retirado de la arena pública, regresó para ser diputada, una de entre muchas en esta legislatura de la paridad. Desde el 2 de septiembre es la presidenta de la Mesa Directiva, por una amplia votación.

Un avance más, un trecho bien largo en el trayecto hacia la igualdad, un triunfo de la democracia y del feminismo que nos beneficia a las mujeres y a toda la sociedad. Un logro de ella, que reconozco con una gran alegría y con la convicción de que no me toca hablar de ella, sino compartir aquella conversación, que hoy separo del libro, convencida de que vale la pena recoger sus palabras y releer lo que cuenta de los momentos más importantes de su vida política, y compartirla justo en este momento en que se encuentra en un lugar estratégico para México.

Ciudad de México, 27 de septiembre de 2011

– Maru López Brun (MLB): Tú eres parte del movimiento feminista y de la construcción de lo que ahora tenemos institucionalizado; además, de la creación del Inmujeres. Fuiste la primera que estuvo al frente del Programa Nacional de la Mujer. ¿Cómo se logró el programa?

– Dulce María Sauri Riancho (DMSR): Sí, primero yo te diría que es una fortuna que nos encontremos en la Ciudad de México, porque cada vez vengo menos. Estoy ya de forma permanente en Mérida y vengo muy de vez en cuando a esta hermosa ciudad.

Efectivamente yo fui la primera coordinadora del Programa Nacional de la Mujer, que después se volvió Comisión Nacional de la Mujer y posteriormente dio origen al Instituto Nacional de las Mujeres en el 2001. Lo importante de esta primera coordinación es que fue producto de los compromisos que había tomado México en la cuarta Conferencia internacional celebrada en Beijing, pero más que eso, que fue el primer Programa Nacional de la Mujer que se elaboró dentro del Sistema nacional de planeación del país; no como parte de algún programa de población o de salud, sino como un programa especial dentro del Sistema Nacional de Planeación.

Eso le dio una fuerza institucional importante que aglutinó un esfuerzo de mucho tiempo atrás de organizaciones de mujeres y al interior del gobierno; mujeres que dieron la batalla cuando el terreno era verdaderamente inhóspito para hablar de los temas relacionados con la igualdad de oportunidades, con el adelanto de las mujeres. En esa época se iba a las conferencias con mucho entusiasmo y después las resistencias institucionales eran muy poderosas y se avanzaba mucho menos de lo que se necesitaba.

Entonces, este fue un arranque muy importante, pero sobre todo a mí, en lo personal, esta oportunidad de coordinar el programa después de haber sido gobernadora me dio, por una parte, los elementos de la experiencia de gobierno para poder aplicarlos e introducir una nueva institución en la administración pública. Si yo no hubiera tenido la experiencia de gobierno de Yucatán y la formación –yo vengo de la administración pública, donde estuve trabajando mucho tiempo antes de ser legisladora y política de tiempo completo–, difícilmente hubiera podido construir una institución de cero, que eso fue lo que finalmente nos entregaron, o me entregaron como responsable de esto.

Pero lo más importante es que no hubiésemos tenido la posibilidad de que nos tomaran en serio dentro del gobierno. Haber sido gobernadora del estado de Yucatán me permitió un nivel de interlocución con los secretarios de la administración pública, que no eran del periodo donde yo fui gobernadora, sino del siguiente, pero digamos, me dio posibilidades de ser una interlocutora a la que se le tomaba en serio en un tema que necesitaba ser tomado en serio en esos momentos. Las resistencias al interior del gobierno siempre han sido fuertes para cualquier novedad, pero cuando esta novedad estaba ligada con los temas de género, las resistencias eran aún más fuertes. También lo que este tramo me dio a mí como experiencia fue la enorme capacidad de construir acuerdos a partir de coincidencias que dejaban atrás las diferencias que había entre los distintos movimientos de mujeres.

Realmente se pudo avanzar porque, más que fijarnos en las diferencias, nos fijamos en aquellas cosas que podíamos hacer juntas independientemente de que unas organizaciones de mujeres eran, vamos a decir, etiquetadas de izquierda, otras eran de derecha, otras éramos de gobierno. Se buscó el conjunto de puntos de coincidencia para impulsarlo y nada nos detuvo.

-MLB: ¿Cuáles fueron tus principales logros en esa Coordinación y en esa Comisión? Porque esto fue después de la Cumbre de Beijing, en 1995… ¿Se puede decir que fue una consecuencia?

-DMSR: Vamos a decir que sí, porque fue un conjunto de compromisos: parte de la Plataforma de Acción de Beijing, del programa de acción, de la declaración y viene el Programa Nacional de la Mujer (1995-2000), que es el programa que, te decía hace un momento, forma parte del Sistema Nacional de Planeación, no es un hongo aislado, solitario, bonito. Se hicieron las formas de medición, se pusieron no solamente en términos de la evaluación de estadística que era fundamental, con una medida muy sencilla, pero que no se había adoptado: separar por sexos la información que se captaba.

Se captaba, por ejemplo, en el caso de la estadística escolar, la información de niñas y de niños, pero no se tabulaba así, no se presentaba y mucho menos se analizaba; entonces, desde allá empezó el esfuerzo, el Inegi fue una institución que jugó un papel fundamental, clave, en la construcción de todo el andamiaje institucional que le dio sostén, materia, a las políticas públicas en materia de igualdad de oportunidades.

Todo ello podemos verlo en cada una de las instituciones gubernamentales que empezaron a moverse a partir de todo esto. Pero eso no hubiera sido posible sin un movimiento de la sociedad, de las organizaciones de mujeres, incluso al interior de los propios Partidos políticos. Hay momentos que nos ilustran con plenitud la capacidad de construir acuerdos en los ambientes más adversos, en los temas relacionados con el adelanto de las mujeres. Te voy a poner dos ejemplos muy concretos: después de la elección de 1988, que fue en la que el PRI sólo tenía mayoría de un diputado en la Cámara (251 del PRI y 249 de la oposición, además de un ambiente muy caldeado posterior a ese proceso electoral), fue la primera ocasión en que se logró un acuerdo para reformar el Código Penal del Distrito Federal y establecer el delito de hostigamiento sexual.

Se pusieron de acuerdo las fuerzas políticas y las sacaron, todas. Otro momento muy caldeado ocurrió en 1997, la primera Legislatura en la que el PRI perdió la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados, también estaba el famoso G4, es decir, la alianza de los grupos parlamentarios del PRD, PAN, PT y PVEM, para impulsar acuerdos desde la oposición en la Cámara. La cosa estaba muy complicada; vino una iniciativa de reforma, otra vez al Código Penal Federal y del Distrito Federal, todavía legislaba el Congreso de la unión, porque no había poder legislativo en el Distrito Federal, sino hasta 1999, cuando ya tiene la Asamblea Legislativa facultad de legislar en materia penal.

Polarizados en grado superlativo los partidos, los grupos parlamentarios, se presenta una iniciativa de reforma al Código Penal, nuevamente para tipificar la violencia intrafamiliar y establecer el delito de violación entre cónyuges, que fue una iniciativa firmada por el ejecutivo federal, el presidente de la República, Ernesto Zedillo, y por todas las diputadas y senadoras de todos los Partidos políticos. Yo era la coordinadora de la Comisión Nacional de las Mujeres y, como integrante del gobierno, me tocó asistir a los debates del tema en las Cámaras.

Esto, vamos a decir, son ejemplos que ilustran el poder de conciliación. Un tercer momento fue en el 2000, cuando el PRI había perdido la Presidencia de la República y nuevamente era mayoría relativa en la Cámara de diputados y en el Senado –yo era presidenta del PRI y senadora; Beatriz Paredes era la Coordinadora del grupo parlamentario del PRI en la Cámara de Diputados. Por ese tiempo, en el poder legislativo se presenta la iniciativa de creación del Instituto Nacional de las Mujeres. Se aprueba siendo todavía presidente Ernesto Zedillo, pero a quien le toca promulgarla y publicarla es a Vicente Fox, Presidente de la República, y en enero del 2001 ya se funda el Instituto Nacional de las Mujeres.

Igual, PRI, PAN y PRD, en una transición muy complicada, lograron los acuerdos para crear la institución. Entonces para mí, en términos de experiencia vital y experiencia política, haber participado en esos momentos me enseñó la capacidad de construir acuerdos por encima de las diferencias.

-MLB: ¿Cuáles son los logros de esa Comisión y de ese Programa?

-DMSR: Yo te diría que el establecimiento en la agenda política de los temas relacionados con la igualdad de oportunidades; la equidad de derechos y la capacidad de agencia de las mujeres, aquella que tenemos para gestionar, para resolver y para decidir. En esas tres cuestiones hay una construcción no solamente adentro del aparato de la administración pública federal, a escala estatal y municipal, hay mecanismos que se llaman Institutos en todos los estados de la República.

En muchos municipios grandes hay mecanismos también para el adelanto de las mujeres, pero eso no sería suficiente si no se hubiese instalado en la agenda política y esto tiene también que ver con las medidas de acción afirmativa, aunque te voy a citar dos grandotas. Una que tiene un impacto en la agenda social del país, es el programa que primero se conoció como Progresa y luego como Oportunidades; en él se estableció la primera medida de acción afirmativa que reconocía las diferencias y la desigualdad, la falta de oportunidades que tenían las niñas en relación con los niños en la educación primaria y secundaria. ¿Cuál fue la determinación? El establecimiento de becas que les daban más dinero a las niñas que a los niños; una especie de incentivo para las familias, para los padres, con la finalidad de que dejaran a las niñas estudiar en las escuelas. Esa fue una iniciativa concreta que me tocó, en 1997, con José Gómez de León, que diseñó este programa cuando era Secretario general del Consejo Nacional de Población.

La otra medida importante de acción afirmativa fue el tema relacionado con las cuotas de las candidaturas a diputados y senadores. En 1996, cuando se hizo la gran reforma electoral, la cual le dio autonomía al Tribunal Electoral que hizo la ciudadanización plena del Instituto Federal Electoral en su carácter de órgano constitucional autónomo, se logró un avance. En un transitorio se puso que los partidos políticos procurarían establecer la política de cuotas en sus estatutos; no era un mandato, era un incentivo. Pero en el 2001, ya creado el IFE, se promovió también en la Cámara de Diputados, con un grupo de legisladoras, la reforma al Código Federal de Procedimientos Electorales (Cofipe) para establecer el mandato de que ningún partido político registre más de 70 por ciento de candidaturas del mismo género.

El famoso 70-30, que se aplicó por primera vez ya como mandato en la elección de 2003; en 2007 se estableció el 60-40, que se aplicó en 2009, pero estas, vamos a decir, dos medidas nos ilustran que en la agenda política del país ya estaba instalado el tema. La otra parte es en la agenda gubernamental y aquí hay, a su vez, también dos vertientes: una que tiene que ver con el poder ejecutivo y la otra con el poder legislativo; no sólo que haya comisiones de equidad en las cámaras de diputados y de senadores en la mayoría de los congresos locales, sino algo muy importante que empezó a incidir en la asignación del presupuesto; empezó a revisarse el presupuesto con enfoque de género, se estableció como política pública la transversalización, pero al mismo tiempo se le dio suficiencia presupuestal a esa transversalización.

Entonces, todos estos son avances que se lograron a partir de un esfuerzo que empezó a construirse desde 1996.

-MLB: En el tiempo en el que estuviste al frente de estos dos organismos, que son la vanguardia de todo lo que se ha ido logrando en materia de género, ¿encuentras algunos errores?

-DMSR: Como en todas las cosas, desde luego que hay deficiencias, pero en la parte que me correspondió acompañar, que fue el tramo de 1996 a 1999, había una cuestión fundamental, un sentimiento, una mística de estar construyendo algo nuevo entre quienes estábamos participando. Mujeres de todos los partidos políticos estaban en el Consejo consultivo, en la Contraloría social del Programa; mujeres que venían de la academia, que venían de cargos de la administración pública de gran relevancia, mujeres de las organizaciones sociales de la izquierda y de derecha con un propósito colectivo de saber que estamos haciendo algo muy importante para muchas mujeres y muy importante para el país en su conjunto, porque no es posible hablar de avances en la vida democrática del país si no hay una participación real de las mujeres, si nos limitamos a verlo únicamente en la parte política y no en la parte social, en la parte económica; entonces, este tipo de cuestiones obviamente fueron muy importantes en esa primera etapa.

Deficiencias siempre las habrá, pero yo creo que fueron mucho más los aciertos y la capacidad de desatar una dinámica que cualquier otro tipo de errores que pudieran haber existido en esa etapa. ¿Algún error significativo? La verdad se me hace muy difícil pensarlo, más bien, lo que veo son los obstáculos que todavía existen.

-MLB: ¿Como cuáles?

– DMSR: Como que es políticamente correcto decir que hay que luchar por el avance de la participación de las mujeres, pero hay resistencias culturales muy poderosas que dicen “ordénese pero no se cumpla”. Eso lo vimos entonces y lo vemos todavía ahora. Los prejuicios en contra de la participación de las mujeres y las medidas de acción afirmativa están muy bien ilustradas con el fenómeno de “las juanitas”, de 2009. Ahí están presentes. Por eso no se puede, en ningún momento, bajar la guardia en estos temas.

Yo digo que en los temas relacionados con los Derechos Humanos de las mujeres no hay que olvidar nunca la posibilidad de un retroceso, nunca hay que decir que ya se lograron las cosas. Dar por sentado que ya está sólido el avance, que no hay posibilidad de erosión o de retroceso, no es correcto y hay que tenerlo siempre presente. Esto también me lo enseñó el hecho de trabajar en estos temas.

-MLB: Recordando tu experiencia como gobernadora y como presidenta de tu partido, a ti te tocaron dos momentos complicados, difíciles, que tienen que ver con asumir la alternancia, tanto en Mérida como en el nivel nacional. ¿Cómo los viviste?

-DMSR: Te puedo describir primero las cuestiones relacionadas con Yucatán, en 1993–1994. Ahí no hubo alternancia en el gobierno, en el gobierno municipal de Mérida, ahí el PAN gobernaba, pero quisiera dejar esto un tanto para poderlo hablar con un poco más de detalle, porque son cuestiones cuantitativamente diferentes. Tienen como elemento común no solamente a mi persona, sino las comisiones y circunstancias, pues tuve que decidir cosas distintas en uno y en otro momento.

En el año 2000 la posibilidad de perder la presidencia de la República era algo que existe en cualquier sistema democrático cuando se va a una elección. Nosotros considerábamos que teníamos probabilidades reales, fundadas, de ganar, sobre todo en diciembre de 1999 después de que concluimos un exitoso proceso para elegir al candidato, cuando las encuestas nos daban 50 por ciento de las preferencias electorales. Teníamos, vamos a decir, la justificada creencia de que podíamos lograrlo. Las cosas que fueron transcurriendo durante la campaña electoral erosionaron esa ventaja; Vicente Fox creció y finalmente el resultado electoral, la noche del 2 de julio, fue que el PAN ganaba la presidencia de la República.

Era un escenario inédito en todos sentidos, porque aunque hipotéticamente se sabe que en un país que está construyendo su democracia el partido en el gobierno puede perder, otra cosa es que ocurra y además, para el PRI fue una triple pérdida. La primera, desde luego, la electoral, la de la presidencia, porque tanto en la Cámara de diputados como en la de Senadores fuimos la mayoría relativa. La segunda fue perder el eje, la figura presidencial del partido y del sistema político como fue construido desde 1929; el PRI perdió su eje conductor. Yo muchas veces me lo imaginaba como esos juegos de los niños en el que hay un palito donde van introduciendo los aros para formar una pirámide. A nosotros nos quitaron el palito y se quedaron los aros; entonces, cuando esos aros se empezaron a mover como estaban acostumbrados, ya no había un eje en torno del cual moverse; esa era parte de las cosas que teníamos que enfrentar. Y la tercera pérdida, que no es menor, es que el PRI perdió frente al partido que fue fundado para oponerse al Estado de la Revolución.

El PRI fue la organización política fundada en 1929 para defender al Estado de la Revolución y perdió frente al Partido que se fundó para oponerse a ella. Por eso digo que fue una triple pérdida. Los días que siguieron a esa derrota en la Presidencia de la República fueron muy difíciles para el PRI y muy difíciles para mí en lo personal. Mi primera reacción fue decir “bueno, yo soy la responsable del PRI como presidenta y si el PRI perdió la elección, yo tengo la obligación de poner a disposición el cargo de presidenta, de renunciar al cargo”. Ahí fue donde me equivoqué, porque yo pensé que eso podría ayudar a enfrentar el momento tan difícil que estaba pasando el PRI y tuve muestras más que evidentes de que eso no solamente no iba a ayudar, sino que iba a profundizar y a hacer aún más complicada la transición que tenía que construirse… Finalmente entendí una cosa fundamental: el PRI tenía que vivir su duelo, así como cuando en la familia se muere un ser querido y primero viene una etapa de rechazo; luego una situación incierta, de no es cierto, no se ha muerto y si se murió fue culpa de… En la pérdida de la presidencia pues fue la culpa de Zedillo, o de Labastida, o de Dulce María Sauri o de quién sabe quién, pero todos son culpables; fue una conspiración, etcétera, etcétera.

El sentimiento fue de orfandad frente a la pérdida. Tenía que venir un momento de resignación en ese proceso y luego ya empezar a construir de nuevo. Yo me propuse, como presidenta del PRI, acompañar al partido en su duelo y dejar la presidencia en el momento en que sintiera que ya estaba en condiciones de comenzar su nuevo camino. Mi propósito único y exclusivo fue darle al PRI la oportunidad de sobrevivir ese trance y ahí yo tengo la hipótesis de que mi condición de género ayudó mucho. Si en ese momento, en la coyuntura tan difícil, tan complicada, el presidente del partido hubiese sido un hombre, las fuerzas internas que se enfrentaron probablemente hubieran provocado una ruptura al interior del PRI.

Mi condición de género y también mi experiencia política me enseñaron a sobrellevar y tratar de conciliar, a soportar, porque hubo muchas cosas que tuve que tolerar políticamente hablando. Tenía el propósito fundamental de que el PRI no se fracturara y el mayor logro fue para mí, cuando, finalmente, llegamos a la Asamblea Nacional, en noviembre de 2001. El PRI salió completo de la Asamblea, con un nuevo ánimo y listo para su proceso interno, para elegir a sus nuevos dirigentes. Finalmente, el 4 de marzo de 2002, cuando terminé mi gestión, el PRI estaba enterito; o sea, que cuando llegue el proceso electoral de 2012, si como todo parece indicar en estos momentos y subrayo, en estos momentos, hoy 27 de septiembre de 2011, el PRI gana la presidencia de la República, en buena medida será porque en 2001 pudimos sortear esas fuerzas centrípetas que se estaban moviendo al interior del PRI y que buscaban consciente o inconscientemente su fragmentación.

Entonces ese año 8 meses, prácticamente desde el 2 de julio de 2000 hasta el 4 de marzo de 2002, fue muy complicado, muy duro, pero al mismo tiempo muy importante en todos sentidos.

MLB: ¿Qué te hace darle tanto peso a tu condición de mujer en esas circunstancias, en ese tiempo?

-DMSR: Porque pienso que un hombre no hubiese podido soportar las presiones, ya que tienden, también por su condición, a enfrentar, a descalificar, vamos a decir, más rápido que una mujer, y las mujeres buscamos más la conciliación que el enfrentamiento y en ese momento era fundamental. Yo algunas veces me he preguntado qué hubiera pasado si yo hubiese cedido a las presiones y me hubiese puesto enfrente. Lo más probable es que el PRI se hubiera fracturado, se hubiera escindido y la decisión obviamente no iba a servirle al partido, sino a nuestros adversarios. Los arranques de pasión en estas cosas no necesariamente son buenos.

-MLB: ¿Y lo de Mérida?

-DMSR: Te voy a poner en contexto rápidamente. En 1991, el 14 de febrero, llegué a la gubernatura del estado, porque el licenciado Víctor Manzanilla, que había sido electo en 1988, solicitó licencia y se separó de su cargo. Yo concluiría mi función el primero de febrero de 1994. Desde 1970 todos los gobernadores del PRI habían salido del Senado de la República. Yo tenía, vamos a decir, justificada intención o me veía a mí misma como una posible candidata al gobierno de Yucatán en 1993, porque había sido electa al Senado en 1988 para 6 años. Se dieron las cosas así y yo fui al gobierno del estado. En 1990, en noviembre, Ana Rosa Payán, que había ganado la diputación federal en 1988, fue electa Presidenta municipal de Mérida mediante un proceso electoral muy complicado. Cuando yo llegué al gobierno del estado ella era presidenta municipal, pero en 1993, en abril, sucedió algo que finalmente tuvo un efecto importante en Yucatán. Carlos Castillo Peraza fue electo presidente ejecutivo nacional del PAN. Él era yucateco, una gente políticamente fuerte, muy presente en el estado y desde luego en el nivel nacional. La política del PAN durante el sexenio del presidente Salinas es muy conocida, una política de alianzas y concertaciones que llevó a una serie de cuestiones políticas en casi todo el país; los panistas recientemente celebraron los 20 años de su gobierno en Guanajuato, que se inició con una gran “concertacesión”.

En Yucatán teníamos elecciones en noviembre de 1993, con más precisión el 28 de noviembre, que fue justamente el día que Colosio fue postulado candidato a la Presidencia de la República. Pero meses antes, en mayo de ese mismo año, había cambiado el calendario electoral yucateco. Nosotros teníamos elecciones siempre unos meses antes de la elección federal presidencial y esto había causado, a decir de los políticos yucatecos, muchos problemas políticos. Entonces había –desde 1986– una demanda sostenida por cambiar el calendario electoral de Yucatán. Se hizo la propuesta de cambio de calendario –esto también tiene su propia historia, pero no tiene caso derivar hacia allá– y en noviembre de 1993 se iba a elegir a un gobernador por 18 meses, para que a partir de 1995 se eligiera cada 6 años.

Por cierto, el calendario nuevamente cambió e Ivonne Ortega fue electa en 2007 para concluir su función en 2012. El año próximo en Yucatán habrá por primera vez elecciones concurrentes federales y estatales. Se acortó el periodo unos meses, será de 5 años 3 meses en vez de seis años. En Mérida, el PAN postuló al hijo del primer presidente municipal de ese partido, Luis Correa; también la Alcaldesa era la candidata del PAN al gobierno del estado. El PRI postuló a Federico Graham, un político con larga trayectoria partidista, muy popular en el estado, que había sido presidente municipal de Mérida; también a Orlando Paredes, que era mi secretario de gobierno, como candidato a presidente municipal de Mérida.

La verdad de las cosas es que la elección de Mérida la esperábamos muy cerrada. El PAN era gobierno, venía un proceso muy cerrado, pero con posibilidades reales de ganar por parte del PRI. El domingo 28 no fue muy interesante, porque, aunque la elección de Yucatán tenía mucha atención, en ese momento salió la postulación de Colosio y, como habrás de comprender, todo se desinfló y pasó al “n” plano de interés; no para los yucatecos. El problema empezó cuando se iniciaron las presiones para que se le diera al PAN un triunfo que no había obtenido en Mérida. Recordemos que era un tiempo en el que no había las instancias que ahora existen. Existía el Colegio Electoral sí, en el Congreso local o el Tribunal Electoral como órgano autónomo. Pero había otras condiciones muy distintas de las que finalmente se construyeron a partir de 1996, pues ahora quizá se diga “¿cómo que no?”, pero si nos remitimos a las cosas como estaban entonces, muchas de las conductas y de las acciones cobran sentido.

Pretendieron ordenarme que cancelara la sesión de cómputo del Consejo Municipal de Mérida bajo el pretexto de que la elección había estado viciada y yo me negué rotundamente por dos cosas: una, porque el Consejo Municipal de Mérida era un órgano electoral que tenía que hacer su trabajo y yo como autoridad estatal no tenía por qué intervenir en eso. No lo digo por formalismo, sino por convicción, y hacer lo que digo me ha traído mis consecuencias políticas de bastante calado, pero bueno. Y la otra cuestión, porque si nosotros permitíamos, y al decir nosotros, hablo como Estado, no de Yucatán, sino como Estado, que se declarase viciada la elección de Mérida en la presidencia municipal, iba a viciar la elección de gobernador también, porque Mérida representaba entonces y representa ahora más de 40 por ciento del padrón electoral.

Entonces tú no puedes decir “la elección de Mérida estuvo viciada, pero la elección estatal es válida”, si tienes más de 20 por ciento de las casillas electorales con una etiqueta o una tacha de viciado.

Simple y llanamente, esa noche del 30 de noviembre al primero de diciembre yo me negué rotundamente a ser el instrumento de la democracia con fórceps que se pretendía practicar y presenté mi renuncia al cargo de gobernadora, que, por cierto, fue una renuncia que no aceptó el Congreso del estado. Fueron 20 días de turbulencias y discusiones, pero yo no volví al cargo. Vamos a decir que yo fui gobernadora hasta el primero de febrero de 1994, pero como no estaba ejerciendo mi función, como lo señala la Constitución del estado, en periodos de menos de 60 días, entonces el secretario general de gobierno entró en funciones como gobernador. De hecho, sí se hizo este cambio, aunque de derecho yo fui gobernadora hasta el primero de febrero.

Ahora las similitudes entre 1993 y el 2000, pues en los dos casos renuncié. Pero en el primero, en el del gobierno de Yucatán, me di cuenta de que volver al ejercicio del cargo solamente iba a abonar en un sendero de prácticas con las que yo no estaba, de ninguna manera, de acuerdo. Por eso le digo la democracia con fórceps: había que sacar nuevas formas democráticas, pero los procedimientos que se estaban planteando eran totalmente antidemocráticos. Y eran de engaño. Yo estaba preparada como gobernadora y como priísta para reconocer si el PAN ganaba la elección. En 1991, en la elección federal, el PAN ganó el primer distrito, que correspondía entonces a Mérida. Me dolió el corazón, sí, pero ganó. En Baja California me dolió profundamente lo que le pasó a Margarita Ortega y la derrota del PRI. Sé todas las condiciones que se construyeron para que Margarita fuera derrotada, pero, voto tras voto, los votos que se contaron en las urnas favorecieron al PAN; aunque en Mérida no, en esa ocasión.

Entonces decidí renunciar y no volver al gobierno del estado, porque era mi manera, vamos a decir, de expresar que por allá no era el camino. Y en el caso de la presidencia del PRI, me di cuenta de que mi renuncia no solamente no iba a abonar en el sentido que yo quería, sino que iba a exacerbar los problemas de Partido. Sobre cualquier otra cosa mi compromiso era proteger al PRI y eso fue lo que hice.

-MLB: ¿Y qué aprendiste de ambas experiencias? Ya me dijiste muchas cosas, pero ¿hay algo más que recuerdes respecto de tu aprendizaje?

-DMSR: Que las decisiones en esos momentos críticos, para mí, sólo pueden tener un hilo conductor: que yo pueda vivir en paz conmigo misma después de haberlas tomado. Eso es lo que ha normado mi vida y bueno, no de esa magnitud ni con esa complejidad, pero después he tenido otros momentos también muy complicados, en los que he tenido que tomar decisiones y digo: “bueno, finalmente lo que yo decida tiene que pasar por el tamiz de si soy capaz de vivir con ello o no”.

-MLB: ¿Quiénes han sido las personas que más han influido en tu vida y quienes son tus modelos de vida?

-DMSR: Mira, es muy difícil personalizar porque yo te podría decir, por ejemplo, en cuanto a mi formación, pues es obvio que el entorno familiar, muy particularmente la figura de mi abuela materna. También tuve, en la parte administrativa, oportunidad de trabajo con otras personas con las que también aprendí. En lo político, yo tuve una escuela muy importante de aprendizaje con Víctor Cervera. Digamos, que mi formación como política profesional tiene una base y un sustento muy, muy poderoso gracias a él. Yo era presidenta del Comité Estatal del PRI cuando Víctor Cervera llegó como gobernador interino en 1984 y hasta 1987, en septiembre, yo fui presidenta del partido; o sea, compartí con el gobernador tres años y medio. Entonces la escuela fue muy intensiva, muy, muy intensiva; yo creo que allá fue donde aprendí y entendí muchísimas cosas de la práctica política del país, tanto a través del conocimiento de mi estado como con mi otra ventaja, que era mi formación en la administración pública. Ahora me río cuando me acuerdo de que, cuando empecé a participar en política, la etiqueta que tenía yo era de tecnócrata, tecnócrata de izquierda.

Las dos cosas eran ciertas. Pero esa base tecnocrática es la que me permitió entender y armar nuevas formas de hacer política que finalmente me sirvieron. Esa experiencia de Yucatán me sirvió con mucho en la durísima experiencia de la presidencia del Comité Nacional del PRI. Yo digo que no hay cosas más costosas que la improvisación en la vida política. Oí una expresión que me gustó mucho: “estamos en la generación de políticos maruchan: nada más les echas agua caliente y haces la sopita”. A mí me tocó una parte de la vida política del país en la que las generaciones se entreveraban. Habíamos jóvenes con adultos con más experiencia y más años, vamos a decir, en la actividad, y estábamos entreverados en la toma de decisiones; por eso, los que entonces éramos jóvenes aprendimos mucho de los mayores.

-MLB: Pero ahora traen un eslogan de la gente joven y la sangre nueva. ¿Qué piensas de eso?

-DMSR: Me gusta el ejemplo de las sopitas maruchan: le quitan a uno el hambre, pero no nutren y no sirven para crecer.

-MLB: Me gustaría que nos platicaras algún momento cumbre de tu vida política.

-DMSR: Yo creo que fue el momento en el que decidí renunciar al gobierno de Yucatán, cuando escribí la carta de mi puño y letra y la entregué en mano al presidente del congreso del estado. Fue una decisión muy difícil para mí, de un alto costo emotivo y bueno, en ese momento yo pensé que, en términos de actividad política, lo que hasta ese momento había sido mi vida profesional sencillamente ya concluía, pero no podía hacer otra cosa.

-MLB: ¿Has pensado o piensas luchar por la Presidencia de la República?

-DMSR: Mira, para poder luchar por la Presidencia de la República se necesita una plataforma, y los problemas que tenemos las mujeres que participamos en la vida política del país son precisamente las plataformas que te permitan o te den visibilidad para poderlo hacer. Hace un año había en el PRI una mujer con condiciones de visibilidad para hacerlo, ella es Beatriz Paredes; en el PRD, como gobernadora, Amalia García; en ambas plataformas, en el PRI, la propia Ivonne Ortega y en el PAN, Josefina Vázquez Mota, como Secretaria. Diversas situaciones, finalmente, sólo dejan a una de ellas en condiciones de visibilidad para luchar por la Presidencia. Una candidatura no se improvisa, no es un impronto ni un deseo. Yo no veo que tenga posibilidades de construir una plataforma para una candidatura.

-MLB: Hay un tema que no termina de discutirse y que hoy, incluso, está a debate en dos estados de la República. Se trata de la interrupción del embarazo que en algunos lados se ve como un logro y en otros, no. En eso ha habido diferencia en toda la República. ¿Tú qué opinas sobre esta propuesta y esta demanda de las mujeres?

-DMSR: Recuerda que tuve a mi cargo la coordinación de la Comisión de la mujer durante tres, casi tres años, y ese era precisamente uno de los temas que dividía a las organizaciones de mujeres y a las mujeres que participaban en toda esta descripción del proceso que te comenté. Pero el tema está vinculado con políticas públicas del Estado mexicano y en primer lugar, debo decirte que yo vengo de un estado, Yucatán, donde el Código de defensa social, desde 1918 –el primer código que se realizó, con Salvador Alvarado– trae atenuantes y excepciones al delito de aborto.

En 1938 se introdujo una excepción que es por grave necesidad económica; o sea, este debate, vamos a decir, se da en el nivel estatal, porque la legislación no es federal, es una legislación estatal la que tiene que ver con los códigos penales, donde se establece, en todos los estados de la República, que el aborto es un delito, aunque hay atenuantes y excepciones, eso sí. Ahora, también está vinculado con los temas de la salud sexual y reproductiva de las mujeres y con los temas de derechos de las mujeres. En ese sentido, el Estado mexicano tiene compromisos internacionales, además de los propiamente nacionales, para realizar las políticas públicas que garanticen el ejercicio de estos derechos.

Entonces, a mí no me cabe duda de que el artículo cuarto constitucional, en el que está consagrado el derecho de decidir libremente sobre el número y el espaciamiento de los hijos, necesita políticas conducentes, como también me parece que las mujeres tienen todo el derecho de decidir. Me parece también que nadie, nadie y menos yo, está a favor del aborto, pero eso no quiere decir que no haya mujeres que estén en condición y necesidad de abortar y a esas mujeres bajo ninguna circunstancia se les puede sancionar, penalizar, encarcelar. Me parece terrible eso. Yo confío en los debates que hay en este momento en la Suprema Corte de Justicia, que la acción de constitucionalidad esté motivada en dos estados de la República, aunque hay 17 estados que cambiaron su Constitución estatal. Creo que el elemento más importante es el tema de la universalidad de los derechos y no de los derechos de las mujeres, no, sino de los Derechos Humanos, porque en este momento me pregunto qué pasa si a un Estado se le ocurre establecer alguna limitación al ejercicio del derecho a la libertad de expresión, por ejemplo. Ya ahorita se está hablando de que hay algún estado que quiere regular el twiteo o establecer como un tipo penal cualquier forma de comunicación que se juzgue como disolución social, que afecte a la sociedad. Bueno, en términos estrictos de universalidad de derechos es el mismo debate que ahorita existe en relación con el tema del derecho a la vida. Yo creo que la Corte nos debe iluminar sobre esto.

– MLB: Desde tu experiencia, ¿crees que hay una forma femenina de gobernar?

-DMSR: Yo creo que sí hay una manera; como el título de tu libro, hay “una mirada”… Yo no puedo dejar de lado el hecho de que mi experiencia viene a partir de mi condición de mujer; cuando yo aplico en las decisiones de gobierno, aplico con eso. Que si hay diferencias en la manera de entender el poder, sí, pero de ejercerlo no necesariamente, porque yo creo que el poder no tiene sexo.

Yo diría que hay, en primer término, una manera distinta de acuerdo con la condición de género, de entender o concebir el ejercicio de gobierno, el ejercicio del poder que al final de cuentas implica el gobierno. Hay también una manera distinta de ejercerlo en el que la condición de género esté presente. Cuando se conoce un asunto hay una visión que viene de una experiencia; yo no puedo quitarme o desdoblarme y decir que lo voy a hacer sin mi experiencia de mujer, eso es parte y eso a la vez le da gran riqueza a los procesos de toma de decisión. Al mismo tiempo, las condiciones de ejercicio del gobierno están muy matizadas o muy influidas por la forma en que se entiende socialmente el ejercicio del poder, entonces hay una serie de valores propiamente masculinos o que se identifican con los hombres, que las mujeres que están en condiciones de ejercer el poder asumen como la única manera de actuar.

Me refiero a la rudeza, a la frialdad, a la insensibilidad para ciertos temas… Y aquí sí quisiera ser muy puntual: una cosa es ejercer el poder y otra cosa son las formas de hacerlo. A mí me aterrorizan aquellas mujeres con posiciones de poder que piensan que llorar o manifestar sus sentimientos es una manera de feminizar el ejercicio de éste; esas son sólo formas que, al contrario, sólo refuerzan los estereotipos en los sectores de la sociedad que piensan que las mujeres no estamos en condiciones de mandar porque somos muy sensibles, porque nos dejamos llevar por el corazón exclusivamente, porque no tenemos capacidad de racionalizar las cosas y mucho menos visión del conjunto. Por eso las formas de ejercicio de gobierno, en general, son importantes, pero muy, muy particularmente, en el caso de las mujeres hay que ser muy cuidadosas para no reforzar los estereotipos.

Yo digo que las mujeres tienen una sensibilidad particular; que malo cuando sólo se les pide a las mujeres y no a todos los gobernantes que sean sensibles a las necesidades de las mujeres. Otra cosa importante es que no se valora o se juzga de igual manera a las mujeres y a los hombres que están en el poder o que son visibles ante la opinión pública. Hay una manera distinta de valorar y siempre se es mucho más exigente, implacable, cuando se trata de una mujer. Para poner un ejemplo muy sencillo, en la Cámara, por ejemplo, nunca se fijan en si los hombres llegaron con el mismo traje varios días, pero si se trata de una mujer es motivo de atención, de crítica y muchas veces de descalificación… Y qué decir si pasamos a otros terrenos: hay una diferencia en la forma de mirarnos. La hay.

-MLB: ¿Qué te hizo entusiasmarte y participar en este libro?

-DMSR: Estoy absolutamente convencida de que a todas aquellas personas que tienen una iniciativa como la tuya, que permite hacer visibles a las mujeres, hay que apoyarlas. Si yo puedo, narrando mi experiencia o compartiendo mis opiniones, ayudar a ese propósito, con mucho gusto lo hago.

María Eugenia López Brun. Entrevista a la maestra Dulce María Sauri Riancho, realizada el 27 de septiembre de 2011 para ser incluida en el libro “Una mirada de mujer” frente al 2012, que se publicó en febrero de 2012 por Editorial NORMA, en primera edición y posteriormente en diciembre de 2014, por la Cámara de Diputados y la Editorial INK, como segunda edición impresa y digital, corregida y ampliada, bajo el título “Una mirada de mujer”, seis gobernantes de México