11/26/2017

La violencia contra las mujeres es también violencia contra los pobres, oprimidos y silenciados


Pedro Echeverría V.

1. En los últimos dos sexenios de los presidentes Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto (2006-2017) ya se habla de 300 mil muertes y desaparecidos. Una guerra a muerte contra el llamado narcotráfico, la llamada delincuencia y sectores de oposición política. México –se ha publicado muchas veces- ocupa un primer lugar mundial en este tipo de muertes y asesinatos. No es una guerra civil declarada, pero se parece porque se compran cientos de miles de armas en los EEUU por ambos bandos. Muchos asesinados se entierran, otros desaparecen y los más se convierten en alimento de los animales carroñosos. Aquel grito de alegría de “como México no hay dos”, hoy sigue muy presente pero es de tristeza y desesperación.

2. Las mujeres han aprovechado esta coyuntura de asesinatos e ingobernabilidad en nuestra nación de más de 120 millones de habitantes, para lanzar su grito de protesta en todos los rincones del país. Que sus batallas por la liberación, su independencia y autonomía son justas, es absolutamente cierto; aquello de que las mujeres han vivido muchos siglos en silencio comenzó a romperse en el siglo XX, pero en este siglo XXI, pareciera que las mujeres no están dispuestas a sufrir más opresión. Ninguna de esas mujeres honestas y aguerridas buscan ocupar cargos de gobierno, a pesar de que éste ha lanzado tramposamente la consigna de que gobierno y partidos deben dar un 50 por ciento de los cargos. La realidad es que se desvía la lucha verdadera.

3. La inmensa mayoría de mujeres odia a quienes quieren aprovecharse de sus luchas. Repudian y se burlan de aquellas que sólo buscan cargos de gobierno en distintos partidos: Así como a los hombres tramposos, no olvidan a mujeres traidoras que hablan de “empoderamiento” pensando en cargos políticos. Odian a Martha Sahagún, a Margarita Zavala, a Rosario Robles, a Ruth Zavaleta, a Amalia García, a Beatriz Paredes, y a muchas más que están ocupando diputaciones y senadurías, gobernando igualito que los hombres. Además sólo sirven para votar o levantar la mano bajo las órdenes del gobierno, PRI, PAN y demás partidos. Las únicas mujeres que actúan con dignidad en la Legislatura son Laida Sansores, Dolores Padierna, Rocío Nalhe y algunas morenistas.

4. Sin embargo, ante esta situación que vivimos en grande desde hace 12 años se puede concluir que los enemigos de las mujeres no son los hombres, sino el sistema capitalista que las aplasta igual que a los hombres. Quisiera saber si las esposas y las hijas de los millonarios y demás mujeres de las clases medias altas, sufren violencia. Si no estoy enterado es porque los medios de información no lo han publicado. Las mujeres tienen la obligación de seguir luchando por la igualdad política, económica, social, en el trabajo, etcétera pero no por emotividad deben perder su objetivo principal que de ninguna manera es derrotar al hombre, sino enterrar al sistema capitalista que la oprime por todos lados igual que al hombre.

5. Conocemos a mujeres –igual que a hombres- muy capaces, inteligentes, honestas, productivas; pero si no luchan en unidad con los hombres contra el sistema capitalista que los oprime y los somete, jamás se acabará la opresión y la desigualdad. No es una lucha de sexos sino una lucha de clases. Buscar que gobiernen las mujeres sustituyendo a los hombres en la sociedad capitalista es una salida falsa y oportunista, es repetir la misma experiencia para continuar con la explotación y la opresión. Lo único importante es que mujeres, hombres, homosexuales, tengan conciencia de la unidad y del respeto mutuo en constante búsqueda de la igualdad de seres humanos. (24/XI/17)

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