5/29/2018

Los periodistas pal café. . .


Cuando, el año recién pasado, algunos grupos priístas presionaban en busca de precipitar la designación de candidato presidencial (con Miguel Ángel Osorio Chong como aspirante muy debilitado, pero todavía con ciertas esperanzas), había presuntos intérpretes palaciegos que justificaban la retención peñista de la decisión sucesoria con el argumento de que el ocupante de Los Pinos deseaba prolongar lo más que le fuera posible dicho destape, pues luego de él comenzaría de manera natural su declive político. Enrique Peña Nieto, se decía, buscaba conservar un poco más los hilos del poder, sabedor de que al postular al candidato presidencial por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) éste iría tomando dichos hilos, hasta dejarlo explicablemente en un segundo plano.
La realidad ha sido diferente. Así como resultó falso que Peña Nieto no fuese a terminar su sexenio a causa de los múltiples errores cometidos, y acusado de incapacidad política para ejercer el máximo mando del país, ahora tampoco ha resultado cierto que hubiese sido desplazado por el candidato presidencial, que a la sazón resultó ser José Antonio Meade Kuribreña.
Por el contrario, y de manera irónica, el ocupante de Los Pinos con peor valoración demoscópica, el político que mantiene al país en crítica situación general, no ha podido ser desplazado del timón de su partido y de la campaña presidencial, pues sigue controlando a un abanderado no priísta, Meade Kuribreña, quien sigue cercado por ese peñismo representado por Aurelio Nuño como coordinador de campaña, por René Juárez como sustituto del fusible quemado Enrique Ochoa Reza y por todo el lastre de complicidades priístas tras del aspirante ciudadano (la más reciente demostración de sometimiento de Meade a todo lo que dice combatir se ha producido en tierras veracruzanas, en una reunión con el venerado Carlos Romero Deschamps y su imperio sindical petrolero).
Aún presente y declarante en actos de primer plano, ampliamente difundidos, defensor explícito y apasionado de su paso por Los Pinos (al que aún le resta un semestre), Peña Nieto está teniendo más peso en los resolutivos finales de lo que inicialmente parecía. El hundimiento o la incapacidad de crecimiento de Meade se debe en muy buena parte al dominio de Peña y a las condiciones que ha impuesto a esa campaña sometida. La guerra mediática y judicial contra el panista Ricardo Anaya ha tenido como fuente propiciadora al mismo peñismo, que acusa de traiciones al candidato cuya acta de nacimiento es de Querétaro.
Entonces, ¿a qué juega Peña? O, dicho de otra manera, ¿cuáles son las cartas reales de Peña y cuál es la ganancia a la que aspira? En un análisis frío, no parece tener muchas opciones. A Meade lo ha mantenido en un bajo perfil, y a casi un mes de las elecciones resultaría muy peligroso, en términos sociales y económicos, el intento de un fraude electoral que trastoque todo e imponga al pentasecretario tridorito. Con Anaya ha sostenido un intenso duelo de descalificaciones, que hace muy difícil una reconciliación de última hora.
¿Negociar, entonces, con el candidato puntero? No es una treta inverosímil: los presidentes mexicanos salientes siempre han negociado su salida y la protección de sus intereses. Los que llegan suelen dar golpes sobre la mesa en sus primeros meses de reinado institucional, pero a fin de cuentas nada grave sucede, luego de que el entrante hizo ver al saliente que el poder real había cambiado ya de manos.
En la más reciente sucesión presidencial, la de 2012, Felipe Calderón Hinojosa abandonó a la candidata panista, Josefina Vázquez Mota, luego de que no pudo el michoacano instalar como aspirante blanquiazul a Ernesto Cordero. Con insistencia se ha hablado de un pacto secreto entre Calderón Hinojosa y Peña Nieto, para ayudar a éste a hacerse de la banda presidencial y cerrar el paso a López Obrador. ¿Ahora se podría estar ante un escenario parecido, con beneficiario diferente?
Una de las propuestas más polémicas del tabasqueño ayuda a la especulación. Una amnistía general ha propuesto, no sólo a nivel de narcotraficantes o practicantes de crímenes organizados, sino también en el plano de políticos y funcionarios. Ha dicho, a diferencia de Ricardo Anaya, que no habría persecución a Peña Nieto. La idea es ver hacia adelante a partir del primero de diciembre de este año, si es que llega a Palacio Nacional.
Cierto es que el aparato tradicional de defraudación electoral ya está actuando, pero no se sabe si la instrucción final será de ir con todo en favor de un eventual candidato principal antipejista (Anaya o Meade) o simplemente se está buscando preservar aceitadas las bases priístas para que este partido no desaparezca ante la oleada lopezobradorista, que podría ganar la mayoría en el Congreso federal, la gran mayoría de las gubernaturas en contienda y, desde luego, la banda presidencial.
En abono de una alternancia partidista relativamente pacífica, pero sólidamente pactada, podría hablarse respecto del inusual funcionamiento de los sistemas tradicionales de construcción de las percepciones electorales, como han sido las casas encuestadoras de opinión y los medios tradicionales de comunicación, sobre todo los televisivos. Un gobierno, el peñista, siempre acusado de ejercer un férreo control en esos terrenos, ahora los ha dejado fluir libremente, cuando sabido es que llamadas oportunas y enérgicas, y negociaciones comerciales adecuadas, habrían desviado el rumbo de esos resultados demoscópicos (siempre manipulables, a gusto del cliente) y mediáticos.
Y, mientras sigue afilada la guillotina judicial contra Anaya, de la que tanto se ha hablado en esta columna, pues un juez federal decidió ayer que debe seguir adelante la consignación de las carpetas relacionadas con el empresario Manuel Barreiro, en el caso de la nave industrial queretana y las ganancias multimillonarias para el ahora candidato panista, ¡hasta mañana, con El Bronco también pasando aceite, pues las evidencias de sus trampas para ser independiente han sido consignadas a instancias penales!, Twitter: @julioastillero, Facebook: Julio Astillero, Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx

Finalmente, la Coparmex (Confederación Patronal de la República Mexicana) hizo un reclamo enérgico al presidente Peña Nieto para que actúe frente a la violencia. No es momento de esperar a que termine la contienda electoral, ni mucho menos de que tome posesión un nuevo gobierno en 2019. Es momento de actuar de inmediato, dice. La delincuencia está golpeando duro a las empresas. En el primer trimestre del año ocurrieron 852 atracos en trenes y vías (un incremento de 581 por ciento) y hubo 3 mil 357 robos de mercancías, según datos de la organización patronal que preside Gustavo de Hoyos. La inseguridad está dejando un severo daño económico, un impacto sobre la capacidad de nuestro país de atraer inversión, generar empleo y desarrollar un círculo virtuoso de pacificación a partir de la generación de riqueza, expreso. El crimen no opera conforme a los ciclos políticos, por lo que la elección no es excusa para dejar la gobernabilidad como una segunda prioridad en la agenda. La cúpula patronal de país afirmó también que el nivel de violencia está basado en los altos índices de impunidad. El Consejo Coordinador Empresarial (CCE) secundó a la Coparmex. Es fundamental que el gobierno mexicano asuma su responsabilidad para garantizar el estado de derecho en el país, dijo. ¿No es un reclamo tardío?, ¿qué puede hacer Peña Nieto en seis meses, cuando no pudo en cinco años y medio?
De infartos
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“En octubre 1997 Carlos Slim fue ingresado a un hospital en Houston y sometido a intensa operación en la que en tres ocasiones desaparecieron sus síntomas vitales, e incluso uno de los médicos salió del quirófano para anunciar: Señores, Carlos Slim ha fallecido, narra su biógrafo José Martínez, autor del libro Carlos Slim. Retrato inédito. “No obstante, el ingeniero milagrosamente volvió a la vida y se mantuvo en recuperación durante tres meses y medio…” En ese punto entra mi propia narración. En mi veinteañera sección del 23 de junio de 1998, escribí esto: “Cuando Carlos Slim terminó su convalecencia en Houston –fue operado del corazón, pero luego lo atacó una neumonía– sus médicos tenían algo por resolver. ¿Cómo regresarlo al DF, una ciudad contaminada y con una altitud agresiva para la salud? Junto con un equipo de expertos en biotecnología trazaron un plan de tres etapas. Primero lo trasladaron a Acapulco, a nivel del mar y donde hay una dosis tolerable de contaminación. Días después fue llevado en helicóptero a Cuernavaca, ciudad con más contaminación y mayor altitud. Aclimatado, finalmente llegó al DF en excelentes condiciones”. Y agregué: Slim volvió a su oficina a principios de año con 20 kilos menos y 600 millones de dólares más. Forbes calculó su fortuna en 1998 en 7 mil 200 millones. Cuando estuvo hospitalizado en Houston, tenía 57 años, hoy cuenta con 78. Nadie dejó de hacer negocios con motivo de su problema de salud superado. El año 2010 se convertiría en el hombre más rico del mundo.

Los años
¿A qué viene esta narración? Algunos empresarios y políticos muestran preocupación por el estado de salud de AMLO. Tuvo un infarto en diciembre de 2013, fue atendido en México. Es 14 años más joven que Slim. Su recuperación fue completa, dice que está al 100 por ciento. A ver, ¿cuál es la duda? ¿Curan mejor en Houston que en México? Slim ha seguido trabajando por dos décadas después de su hospitalización en Houston ¿por qué AMLO no podría terminar un sexenio? Tengo claro que las responsabilidades son distintas y sería bueno que los presidentes informaran al país sobre su estado de salud. Carmen Aristegui insistió en este punto cuando estaba en MVS, a propósito de los rumores del presunto alcoholismo del presidente Calderón. Fue la primera vez que nos despidieron, a Carmen y a todo el equipo. Curioso que quienes se preocupan hoy por AMLO no se preocuparan por la salud de Calderón. Será que fue uno de sus benefactores con las compras de gobierno.

El inquilino de Los Pinos asegura que el suyo es el sexenio del empleo, pues, hasta abril de 2018, se han registrado 3 millones 600 mil plazas formales, aunque nunca aclara cuántas de ellas son, efectivamente, de nueva creación y cuántas meras formalizaciones de puestos existentes.
De cualquier suerte, la tasa oficial de desocupación en el país ha descendido paulatinamente, hasta ubicarse en torno a 3.4 por ciento de la población económicamente activa, cota que no ha reportado mayor alteración en el transcurso del presente año, de acuerdo con la información del Instituto Nacional de Estadística y Geografía. ¿Se estancó el sexenio del empleo?
Como se ha comentado en este espacio, en términos cuantitativos a Enrique Peña Nieto le ha ido muy bien –aunque la creación de empleo formal no es atribuible a su gobierno–, pues promete cerrar su sexenio con no menos de 4 millones de plazas laborales en el sector formal de la economía.
Sin embargo, en términos cualitativos los empleos registrados a lo largo de su gobierno, en su mayoría, resultan de ínfima calidad y condenan a los trabajadores a obtener ingresos miserables (no más allá de uno a dos salarios mínimos), por lo que el inventario de pobres se mantiene al alza, de la mano de la negativa de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos de autorizar incrementos más allá de la inflación oficial.
En vía de mientras, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) divulgó su informe Perspectivas sociales y del empleo en el mundo, del que se toman los siguientes pasajes.
Según su estimación, la tasa de desempleo mundial experimentaría un leve descenso de 5.6 por ciento en 2017 a 5.5 por ciento en 2018, marcando un giro tras tres años de ascenso de las tasas. Con todo, dado el aumento del número de nuevas incorporaciones al mercado laboral en busca de empleo, se prevé que el total de personas desempleadas permanezca estable en el presente año, en más de 192 millones. Para 2019, la tasa de desempleo mundial seguiría prácticamente sin cambios y se proyecta que el número de desempleados aumente en 1.3 millones.
Puesto que la mejora del empleo se prevé módica, es probable que en los próximos años aumente el número de trabajadores en formas de empleo vulnerable (trabajadores por cuenta propia y trabajadores familiares auxiliares). A escala mundial, el avance significativo logrado en el pasado en la reducción de este tipo de empleo está prácticamente estancado desde 2012. Para 2017 se calcula que alrededor de 42 por ciento de los trabajadores en el mundo (esto es, mil 400 millones de personas) se encontraba en modalidades de empleo vulnerable; se prevé que este porcentaje permanezca especialmente elevado en los países en desarrollo y emergentes, donde superaría 76 por ciento y 46 por ciento, respectivamente. Es preocupante que la proyección actual indique una reversión de la tendencia, con un aumento anual de 17 millones de personas en empleos vulnerables en 2018 y 2019.
De manera análoga, en términos de pobreza laboral, el mercado de trabajo mundial sólo ha registrado un limitado avance. En 2017 la pobreza laboral extrema fue generalizada; los ingresos o el consumo per cápita de los hogares de más de 300 millones de trabajadores de países emergentes y en desarrollo fue inferior a 1.90 dólares estadunidenses al día. En general, la marcha de la reducción de la pobreza de los trabajadores no logra compensar la creciente fuerza de trabajo en los países en desarrollo, donde se prevé que el número de personas en extrema pobreza laboral superará los 114 millones en 2018, el equivalente a 40 por ciento de todas las personas empleadas.
Por su parte, los países emergentes lograron un avance apreciable en la reducción de la extrema pobreza laboral, que se espera afecte a menos de 8 por ciento de los trabajadores de estos países (alrededor de 190 millones) en 2017. La incidencia de la extrema pobreza debería seguir reduciéndose, y ello se traduciría en la baja del número de trabajadores en situación de pobreza extrema de10 millones anuales en 2018 y 2019. Sin embargo, la pobreza laboral moderada, según la cual los trabajadores viven con ingresos de entre 1.90 y 3.10 dólares estadunidenses al día, sigue siendo generalizada, y en 2017 afectó a 430 millones de trabajadores de países emergentes y en desarrollo.
Los resultados en materia de empleo siguen mostrando tendencias diversas en el mundo. Las naciones desarrolladas entrarían en su sexto año consecutivo con tasas de desempleo descendentes, que en 2018 caerían a 5.5 por ciento, la tasa más baja desde 2007. No obstante, muchos países siguen notificando una tasa elevada de subutilización de la mano de obra, un amplio porcentaje de trabajadores desanimados y una creciente incidencia del empleo a tiempo parcial involuntario.
Los jóvenes tienen muchas menos probabilidades de estar empleados que los adultos, siendo su tasa mundial de desempleo de 13 por ciento, tres veces más elevada que la de los mayores. El problema es particularmente grave en África del Norte, donde casi 30 por ciento de los jóvenes no tiene trabajo. Además, las desigualdades de género ya están establecidas entre los trabajadores jóvenes y complican aún más el avance futuro en la reducción de las brechas entre aquéllos.
El aumento de la esperanza de vida y la caída de las tasas de natalidad han desacelerado considerablemente el crecimiento de la población mundial; se prevé que esta trayectoria continúe en los próximos decenios. Una consecuencia inmediata de esta desaceleración es que el crecimiento de la fuerza de trabajo mundial no alcanzará para compensar una reserva de jubilados en rápido aumento, y someterá a presión tanto a los sistemas de pensiones como al mercado de trabajo en su conjunto.
Uno de los negocios de mayor crecimiento a lo largo del sexenio es el de la rapiña. Hay poblaciones enteras que se especializan en algún tipo de robo que es permitido y, en ocasiones, promovido por el propio gobierno.
Podemos dividir el crimen en México en tres grandes categorías: el organizado, el desorganizado (cada vez más organizado) y el institucionalizado para mantener la paz social y evitar que aquellos que no cuentan con otros medios para subsistir terminen en la cárcel. ¿A quién le importa que se roben granos de un tren descarrilado? ¿A quién le preocupa que se extraigan hidrocarburos de los ductos de Pemex?
El crimen institucionalizado lo podríamos dividir a su vez en dos: el de la siembra y manejo de drogas con conocimiento de las autoridades, y el del ataque a pasos de trenes y ductos de Pemex en poblaciones que controlan tramos de vías y ductos que utilizan en su beneficio.
En México, el crimen está fuera de control y la principal razón es que las autoridades no saben cómo frenarlo ni tienen los medios para hacerlo, por lo que las bandas organizadas ya le tomaron la medida al Presidente, quien no hace nada para resolver ese problema. Por ello, ese tipo de delitos crece como la espuma.
El crimen organizado ya controla y contrata a poblaciones enteras para que en el momento en que descarrilan un tren lleguen camionetas y camiones a saquearlo, proceso por el que pagan a los lugareños. Mientras tanto, los policías, guardias de seguridad y militares simplemente hacen acto de presencia pero no pueden actuar, porque no saben cómo o porque tienen órdenes de no hacerlo.
Entre paro y amparo (ya combatió cuando menos 13), la empresa Rivera Gas (con matriz en Sonora) está por terminar la construcción de su planta de almacenamiento y distribución de gas licuado de petróleo en Tecate para entrar al mercado de Baja California. En el segundo semestre podría poner en marcha un proyecto para ofrecer precios 7 por ciento más bajos que los de las empresas líderes del mercado... si los jueces lo permiten.
La obra, que tendría capacidad para almacenar 750 mil litros, ha recibido embates por todos los flancos. Algunos quejosos han señalado irregularidades en la licencia de construcción y el uso de suelo, así como los peligros que representa una almacenadora de ese tipo, aun a tres o cuatro kilómetros de su casa.
La instalación de esta planta en la zona industrial de Tecate ha sido combatida no sólo por la vía jurídica, sino con manifestaciones públicas de 10 o 20 personas y costosos desplegados en medios impresos locales. En Baja California 80 por ciento del mercado del gas LP está en manos del Grupo Zeta, de la familia Zaragoza, una empresa de Chihuahua que ocupa la sexta posición mundial en el ramo.


Los representantes de Morena y de Acción Nacional ante el Instituto Nacional Electoral (INE) señalaron ayer errores inaceptables en el manejo de la papelería electoral destinada a permitir el voto de los ciudadanos mexicanos que residen en el extranjero, e instaron a ese organismo a desempeñarse con más seriedad en este ámbito, a fin de garantizar a esos electores que sus sufragios llegarán al destino correcto y serán debidamente computados. El problema más grave es que algunos sobres en los que los votantes deben enviar su sufragio tienen la dirección particular y el nombre de funcionarios del INE –como Alejandro Sosa, director de Productos y Servicios Electorales, o María de la Paz Lara Lugo, empleada de la Dirección del Registro Federal de electores– y no la sede oficial de la institución.

Pide sancionar ataques verbales y físicos en campañas
¿Hasta dónde se permitirán las denostaciones, las mentiras y los insultos; es decir, la guerra sucia entre candidatos a la Presidencia de la República y colaboradores? Es increíble que las autoridades electorales no sancionen a los responsables del promocional No lo dejes manejar, o al candidato que, a pesar de que fue exonerada legalmente, tacha de secuestradora a Nestora Salgado ¿Que no habrá alguien que les ponga un alto?

Nunca pagó por los crímenes que cometió. Murió impunemente en Miami la semana pasada. Sus seguidores dicen que Luis Posada Carriles luchó toda su vida adulta contra el comunismo, y así lo justifican. Pero Posada jamás luchó en el campo de honor. Sus víctimas nunca fueron los soldados del Ejército Rebelde cubano. Su estrategia militar fue matar a los inocentes para, de esa manera, tratar de aterrorizar a los que querían visitar, dialogar o comerciar con Cuba.
El candidato presidencial del Partido Re­volucionario Institucional (PRI), en el segundo debate para ese cargo, colocó una estocada, según la intención de sus asesores, en su inalcanzable contrincante Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Después de leer una nota extraída de un expediente penal, afirmó: “Nestora Salgado va a ser senadora plurinominal por Morena, una secuestradora, que está libre por una falla de la policía… Esto, Andrés Manuel, quedará en tu conciencia”. La nota que leyó Meade con la acusación a Nestora es, en efecto, parte de un proceso penal, pero lo que cuenta es el reconocimiento, mediante sentencia, de que no se probó tal delito. Se trató de la apertura de un capítulo más de la guerra sucia, pero no sólo eso. Sin duda lanzará otros el recién nombrado dirigente nacional del PRI oriundo, como Nestora, del estado de Guerrero, pero con trayectorias radicalmente opuestas. Los días posteriores Nestora acusó a José Antonio Meade, en la vía civil, por daño moral. También ha denunciado que el PRI está utilizando como moneda de cambio órdenes de aprehensión de alrededor de 75 policías comunitarios, incluidos 25 presos políticos.
Nuestra idea de la Revolución está llena de personajes cuya actuación suscitó y suscita enconadas discusiones. Es muy difícil encontrar algún personaje unánimemente reprobado o por todos aplaudido. Por eso, el caso del general Felipe Ángeles es particular: creo que no hay historiador actual, no hay casi lector de historia, que no sienta una natural simpatía por el desgarbado artillero hidalguense.
Terminé mi artículo de la semana pasada con un apunte sobre los grupos sociales más visibles de la sociedad mexicana: los viejos empresarios; los nuevos con las novísimas tecnologías; los capitalistas extranjeros, entre ellos los de las empresas fintech; la generación X, cuyo segmento más joven se hizo digital; los millennials nacidos en el marco de la revolución digital; la clase media empobrecida y no digital; los obreros asalariados empobrecidos; el mar de los trabajadores informales, los excluidos…; estos grupos cruzan a las principales clases sociales, aunque cada grupo tiene una ideología propia. Uso aquí el término ideología, en el sentido que Norberto Bobbio llama débil: un conjunto de valores sociales, éticos, políticos. Como es sabido el sentido fuerte del término se origina en Marx, como falsa conciencia sobre las relaciones de dominación entre las clases.
En la Arena México, la capital de la lucha libre azteca, se libró el pasado sábado 26 de mayo un sensacional combate por el voto magisterial. Enfundado en el traje de técnico, el abanderado de la coalición Todos por México, José Antonio Meade, preguntó a los 15 mil maestros presentes en el espectáculo: ¿Dónde están los que no le tienen miedo a los rudos que tenemos por delante? ¿Dónde están los técnicos que van a salir a ganar?
El priísmo declinante está poniendo todos los recursos del poder, legítimos e ilegítimos, para tratar de impedir el triunfo de Morena en las urnas el próximo primero de julio. Activó primero una reedición desafortunada de la campaña de lodo que Felipe Calderón lanzó en 2006 en contra de López Obrador y que tanto daño causó al tejido social, pues introdujo una fractura que hasta la fecha no ha podido ser superada e intoxicó de odio y miedo a un sector del electorado. Tras constatar que el voto duro priísta se había contraído como consecuencia del desastre peñista y que su supuesta condición de ciudadano no le aportaba gran cosa en sufragios, José Antonio Meade decidió disputarle ese sector a Ricardo Anaya. Eso explica por qué ambos se esfuerzan más en jalar para sus respectivos molinos el voto anti AMLO que en generar respaldos electorales propios.
Llaman mucho la atención las similitudes que tienen las naciones de América Latina en su desarrollo científico y tecnológico. En 2016, el gasto en investigación y desarrollo (GIDE) estimado para la Región representó en promedio apenas 0.48 por ciento del producto interno bruto (PIB), mientras entre los países que integran la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) el porcentaje promedio fue de 2.38 por ciento en 2014. Algo semejante se observa cuando se examinan indicadores como el número de investigadores, las patentes, etcétera. Si bien no puede hablarse de uniformidad pues cada nación tiene su historia y particularidades, resulta inevitable preguntarse por qué se ha producido y permanece abierta esta enorme brecha.

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