1/07/2023

El pacto patriarcal eclesiástico y el encubrimiento de abusos sexuales contra niños

  


Fotografía: Cathopic

La primera vez que se mencionó el nombre de Joseph Ratzinger en los casos de abuso sexual de menores fue en 2010. En dicho año, cuando Benedicto XVI llevaba cerca de un lustro como papa, la Iglesia Católica atravesaba un momento crítico. Esto, luego de que se destaparan una serie de abusos sexuales entre los que se encontraban casos mediáticos como el de Peter Hullermann.

Durante la serie de denuncias públicas de 2010, Benedicto XVI aceptó la renuncia de James Moriarty, un obispo irlandes implicado en un caso de abuso sexual de menores. Además, se reunió con varias víctimas del estado de Malta y les prometió justicia.

Ese mismo año, un grupo de abogados del Reino Unido preparó una acusación contra el papa por haber encubierto abusos sexuales. Según una carta divulgada por la agencia Associated Press en ese entonces, antes de convertirse en papa, Ratzinger se negó a retirar de su cargo al sacerdote estadounidense Stephen Kiesle. De acuerdo con el documento, este cura estaba acusado de pederastia.

A la izquierda, Joseph Ratzinger cuando era arzobispo de Múnich. Fotografía: Wikimedia Commons

Una docena de años después, en 2022, una investigación del gabinete de abogados Westpfahl Spilker Wastl (WSW) reveló que hubo por lo menos cuatro casos de abuso sexual contra menores durante la época del arzobispado de Joseph Ratzinger en Múnich (1977-1982). Uno de los clérigos culpables era, precisamente, el de Peter Hullermann. Según el reporte de WSW, es probable que Benedicto XVI supiera de este caso, pero aun así no tomó acciones contra Hullermann.

La Iglesia Católica, una institución patriarcal

Cuando Benedicto XVI comenzó a recibir críticas por los casos de abuso sexual en 2010, el cardenal Julián Herranz afirmó que estos “ataques” se debían a la oposición del entonces papa contra el aborto y el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Por su parte, Raniero Cantalamessa (predicador personal del papa emérito) equiparó las críticas con la violencia colectiva sufrida por los judíos, estableciendo un punto de comparación irreconciliable entre ambas partes.

En ese entonces, otra de las críticas fue precisamente que a la Iglesia Católica le importaba más conservar su imagen y la del papa que dar una resolución real a estos casos de violencia. Algo que tiene sentido mirando la forma en la que los miembros de la institución religiosa defendieron a capa y espada al expontífice.

Otro de los argumentos de esta defensa fue que, de acuerdo con el cardenal austriaco Christoph Schoenborn, Benedicto XVI había intentado investigar los casos de abuso de menores dentro de la Iglesia Católica. Pero, supuestamente, estos intentos fueron bloqueados por Juan Pablo II, el “papa de los jóvenes” cuya figura es admirada en México y en otras partes del mundo.

Juan Pablo II. Fotografía: Wikimedia Commons

Aún si esto fuera cierto, las acusaciones contra Juan Pablo II apuntan a una cadena de encubrimientos de diversos casos de violencia sexual perpetrados contra miles de niños y niñas. Tan solo en Francia, las denuncias acumulan entre 200 mil y 300 mil casos sucedidos desde 1950 de acuerdo con una investigación encabezada por el funcionario francés Jean-Marc Sauvé.

En México también hay casos conocidos como el del sacerdote Marcial Maciel, quien fue acusado formalmente de haber cometido una serie de abusos sexuales contra varios miembros de la congregación y estudiantes. Se afirma que estos abusos iniciaron entre 1940 a 1997. Esto significa que, cuando Juan Pablo II visitó el país en compañía de Maciel entre 1979, 1990 y 1993, muchos de estos abusos ya habían sido cometidos.

Ya en el presente, se ha descubierto que el Papa Francisco pudo haber encubierto al sacerdote Julio Grassi, quien fue acusado de abuso sexual en 2002 (cuando el actual pontífice era arzobispo de Buenos Aires).

Esta amplia cadena de encubrimientos, no ha transformado para nada la estructura de la Iglesia Católica, la cual sigue estando encabezada por cómplices de agresores. 

“Sentimos tanta gratitud en el corazón: gratitud a Dios por haberle dado a la Iglesia y al mundo gratitud a él, por todo el bien que ha realizado, y especialmente por su testimonio de fe y de oración, sobre todo en estos últimos años de su vida retirada. Solo Dios conoce el valor y la fuerza de su intercesión, de sus sacrificios ofrecidos por el bien de la Iglesia”, dijo el Papa Francisco en honor a su antecesor después de su muerte.

Con estas omisiones, una de las instituciones religiosas más importantes y poderosas a nivel mundial perpetúa el pacto patriarcal que encubre millones de casos de violencias machistas. Esto, sin contar el mensaje de impunidad que lanza a una sociedad dominada ya por dichas violencias. Si la misma religión se hace cómplice de ellas, ¿qué tipo de valores morales se están sembrando en este mundo?

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