El extitular de la SEP Aurelio Nuño y el presidente Enrique Peña Nieto. Foto: Octavio Gómez
El extitular de la SEP Aurelio Nuño y el presidente 
Enrique Peña Nieto. Foto: Octavio Gómez
Buscó capitalizar la polémica reforma educativa para aspirar a la candidatura presidencial y terminó como damnificado de la invención mediática de la niña Frida Sofía, con cargo a la Secretaría de Marina (Semar), mientras Televisa y la SEP se lavaron las manos.
Pretendió promover su imagen con miles de millones de pesos de la Secretaría con mayor presupuesto del gobierno federal y ahora es acusado de despilfarro y de aplicar una #LeyChayote para comprar espacios en medios de comunicación con costo al propio sector.
Nuño nunca logró ser tomado en serio como candidato presidencial por sus propios colegas del gabinete y se dedicó a enfrentarse, lo mismo a la CNTE que al SNTE convirtiendo a los más de un millón y medio de profesores sindicalizados del país en enemigos y no en aliados.
Ahora, como jefe de campaña de José Antonio Meade, ha trasladado su propio desprestigio y su mala relación con el magisterio a la debacle electoral del PRI. Basta ver el contraste de la recepción y el apoyo de los maestros a Andrés Manuel López Obrador con el desprecio hacia el exsecretario de Hacienda.
El escándalo del despilfarro de Nuño en medios de comunicación fue revivido por el periódico Reforma en días pasados, pero ya lo había publicado Proceso en dos entregas. Primero, en la edición del 13 de enero de este año se documentó que el SNTE, bajo el liderazgo de Juan Díaz de la Torre, obtuvo fondos por mil 960 millones de pesos que también se desviaron a los medios. Grupo Televisa recibió 187 millones 152 mil pesos por difundir “los beneficios y compromisos de la reforma educativa”.
En sólo 16 meses de gestión, Nuño gastó lo que ningún otro secretario había hecho en medios de comunicación, con la intención de reproducir la vieja fórmula del modelo Peña Nieto de “tele-candidato” en su ascenso a la nominación presidencial.
Del 27 de agosto de 2015 al 6 de diciembre de 2017, Aurelio Nuño como titular de la SEP destinó casi dos mil millones de pesos, una friolera de cinco millones de pesos diarios en propaganda y un sobre ejercicio escandaloso de 2,700%.
Tan sólo en sus primeros cuatro meses como secretario, Nuño ordenó pagar 645 millones de pesos en “Gasto en Comunicación Social”, una cifra similar a los 678 millones de pesos que gastó su antecesor Emilio Chuayfett en dos años y ocho meses. El “chico maravilla” de Los Pinos gastó esa cantidad en sólo 120 días para que lo cubrieran los medios electrónicos cada vez que visitaba una escuela.
Grupo Televisa fue la principal favorecida de este despilfarro. En esos cuatro meses, recibió 112 millones de pesos, mientras TV Azteca facturó 73 millones de pesos, Grupo Imagen 48 millones, Grupo Radio Fórmula 40 millones de pesos y El Universal captó 36 millones 33 mil pesos, según el reportaje especial de Julio C. Roa, publicado en Proceso, en enero de este año.

Esta cantidad de recursos, según personal de la propia SEP, hubiera sido suficiente para construir 15 universidades de primer nivel, a un costo de 180 millones de pesos cada una, pero también hubiera servido para la reconstrucción de escuelas afectadas por los sismos de septiembre de 2017.
Según la propia SEP, 199 escuelas necesitaban reconstrucción total y más de cinco mil requerían reparaciones entre Oaxaca y Chiapas. En la Ciudad de México hubo un total de 759 escuelas con distintas afectaciones, pero sólo nueve necesitaban reconstrucción total. El costo aproximado de la reconstrucción parcial de las escuelas afectadas va de los tres a los nueve millones de pesos, es decir, el equivalente a uno o dos días de promoción publicitaria que gastó Nuño.

Lo peor es que hasta abril y mayo de este año, en Oaxaca sólo habían avanzado en 20% de la reconstrucción de las escuelas, según el periódico Noticias de esta entidad y el pasado 13 de mayo, el actual titular de la SEP, Otto Granados, ordenó acelerar la reconstrucción total de las nueve escuelas con daño total en la Ciudad de México.
En otras palabras, la herencia de un sexenio de “reforma educativa” es la tensión política y la represión policiaca contra grupos magisteriales que han protestado abierta o soterradamente con estos cambios legislativos; el uso y abuso de la SEP como trampolín político y mediático, a costa del erario, que resultó un rotundo fracaso; el despilfarro de dinero público para el ego de Aurelio Nuño que ahora ya ni como jefe de campaña de Meade está seguro.
En este Día del Maestro, Nuño y Peña no sólo están profundamente reprobados en materia educativa. Sembraron un clima de animadversión para criminalizar a los profesores, cuando debieron ser los aliados y los impulsores de una reforma que se volvió una contrarreforma.
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