5/17/2018

Las becas en educación deben impulsar a jodidos, de ninguna manera para privilegiados y amigos

Pedro Echeverría V.

1. Antes de pensar en las becas para estudiantes, reflexioné acerca de para qué sirve la escuela y eso que llaman educación. Fui profesor 42 años (1960-2002) en todos los niveles. Muchas cosas aprendí y otras hasta hoy dudo. No recuerdo lo que aprendí en las escuelas y creo que lo único que enseñé en secundarias, CCH y facultades universitarias -además de los programas oficiales vacíos y muertos- fue que los estudiantes sean críticos, rebeldes, contestatarios. En 1960, al chocarme con el marxismo, aprendí –mediante el autodidactismo- a despreciar el capitalismo y su forma de vida. Por ello pienso que la escuela sólo me dio “certificados” para un trabajo salarial. Al jubilarme los certificados desaparecieron y el autodidactismo creció.

2. Las becas, las limosnas, las ayudas económicas solidarias, no deberían existir en un mundo libre donde nadie las necesita porque todos gozan de un buen empleo, magnífico ingreso y una economía más o menos igualitaria. Éstas solamente existen en sociedades económicas y políticas desiguales donde a unos pocos les sobra dinero y riquezas y muchos sufren grandes carencias que buscan remediar con una especie de limosnas. Los gobiernos de México presumen porque entregan millones de becas a los estudiantes de todos los grados escolares porque si no las otorgaran millones de niños y jóvenes se quedarían sin estudios. Yo gocé los tres años de secundaria en un internado cardenista para hijos de trabajadores siendo la base de lo que he vivido.

3. Los tres candidatos presidenciales del PRI, PAN y Morena, ofrecen millones de becas con el fin de que nadie deje de estudiar por problemas económicos. Hay toda una corriente burguesa acomodada que piensa que las becas no deben ser para los jodidos que las necesitan sino para aquellos que posean las más altas calificaciones. Tratan de esconder lo elemental: que el 95 por ciento de los de altas calificaciones “son hijos de papi” que saben hablar y desenvolverse; que los hijos de los miserables rara vez pueden destacar porque toda “la cultura y civilización”, el hablar y la confianza para desenvolverse, está contra ellos; necesitan una especie de “educación compensatoria”. Por ello las becas y ayudas tienen que ser para quienes las necesitan

4. Apoyo totalmente la frase de López Obrador al preguntar: ¿Cómo gastar 350 mil millones en la obra faraónica del aeropuerto cuando el pueblo de México sufre profundas carencias y hambre? Ese criterio debería aplicarse en las becas, en la alimentación en las escuelas, en la atención de edificios y maestros, cubriendo en primer lugar las primarias y las secundarias, que son los grados donde estudia el pueblo pobre y miserable. Después, solo después de una atención esmerada, cubrir la educación media superior, la superior y el posgrado. No sé dónde leí hoy de Becas de 13,770 pesos al mes para un estudiante; ello podría ser para 10 estudiantes de primaria con alimentación. Nuestro internado secundaria fue para estudiar, comer, hacer deporte y dormir, siendo lo mejor que viví.

5. Ayer López Obrador habló de que la Normal Rural “El Mexe”, del estado de Hidalgo, se reabrirá como internado para dar cabida a 300 o 500 estudiantes becados y, seguramente tras ese ofrecimiento, más de 20 internados rurales cerrados y clausurados por gobiernos de Díaz Ordaz desde 1969 en adelante, pedirán la apertura de una nueva política hacia esos internados rurales de enseñanza media y licenciatura tan necesarios para consolidar la educación en el campo y pequeñas ciudades. Estos centros de enseñanza campesina comenzaron a aparecer en 1921 siendo secretario de Educación José Vasconcelos; se incrementaron durante el gobierno de Lázaro Cárdenas. El argumento de los gobiernos para cerrarlas –igual que al Poli- es por ser “nido de comunistas y agitadores”.

6. Las becas sólo podrán desaparecer cuando los padres de familia posean los suficientes ingresos para que sus hijos estudien y no sean necesarias para la familia. En la medida en que el desempleo desaparezca y los salarios sean suficientes, las becas sólo serán un recuerdo de un México explotado, miserable y desigual. Habría que vigilar que esas becas nunca estén en manos de privilegiados que por ese hecho estén prolongando la corrupción. Hay que combatir las llamadas “becas crédito”, las “becas para estudiar en colegios privados y privilegiados”, sobre todo las miles de becas para los parientes, amigos y cuates. Las becas deben ser para quienes realmente las necesitan porque sus ingresos no les alcanzan para una vida modesta. (16/V/18)


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