11/07/2019

Astillero de Julio Hernández López


En turno, Gerardo Ruiz Esparza
 Emblema de corrupción peñista
Misión periodística internacional
Comprometer a AMLO en habla

Si algo a criticar hubiera en el caso de Gerardo Ruiz Esparza, quien fue secretario de Comunicaciones y Transportes con Enrique Peña Nieto como ocupante de Los Pinos, sería la tardanza en anunciar que se realizan investigaciones sobre sus actos de corrupción.
Muy alentador habría sido que en los primeros días de la actual administración sexenal se hubiera dado a conocer el inicio de tales indagaciones, así como el compromiso de procurar castigo a un personaje que logró destacar en el ámbito tan competido del saqueo de la riqueza pública. Sin embargo, y con la esperanza de que el buen armado de los expedientes judiciales haya valido la demora, el Superman UIF de la autodenominada 4T, Santiago Nieto Castillo, ha hecho saber que el mencionado Ruiz Esparza está bajo la mira justiciera.
Ruiz Esparza es una hechura redonda de un grupo priísta que ha gobernado el estado de México y, con Peña Nieto, a la República entera. Fue secretario de Gobierno con Alfredo del Mazo González como gobernador mexiquense (padre del actual mandatario estatal), secretario de Comunicaciones con Enrique Peña Nieto como gobernador y, ya con éste en Los Pinos, secretario de Comunicaciones y Transportes.
Su paso por estos dos cargos estuvo caracterizado por múltiples señalamientos de corrupción, como si fuera consustancial a esas secretarías el cobro de porcentajes por la asignación de obras, la mala calidad tolerada de éstas y la protección a ciertas empresas (OHL, entre otras; así como implicaciones en lo que se ha llamado la estafa maestra). El momento mediáticamente más crítico de esta larga historia de negocios político-empresariales se produjo en julio de 2017, con el socavón que se abrió en el Paso Exprés de Cuernavaca, una obra que costó al final 2 mil 200 millones de pesos (dos veces más que lo planeado) y fue presumida en videos oficiales como una gran obra, supuestamente a prueba de fallas como las que sucedieron tres meses después de su inauguración, con costo de dos vidas humanas, Juan Mena Romero y su hijo Juan Mena López, quienes cayeron en su vehículo al fondo del hueco súbitamente abierto sobre el paso exprés ejemplar.
Ya habrá de verse si el anuncio de investigaciones en torno a Ruiz Esparza va a fondo y llega al nivel del castigo judicial proporcional o se va enfangando en la ruta procesal que suele liberar a acusados de altísima corrupción (Raúl Salinas de Gortari, un ejemplo: declarado inocente luego de largos años de litigio; Javier Duarte de Ochoa, labrando día a día las condiciones para abreviar su estancia en la cárcel, o Rosario Robles, quien espera superar sus aflicciones actuales cuando termine el sexenio en curso).
Fue peculiar la manera en que se presentó en la conferencia presidencial mañanera una representación del conglomerado de asociaciones de periodistas, internacionales y nacionales, que planteó al político tabasqueño el cuadro crítico de la desatención institucional a los graves problemas de los comunicadores mexicanos (tema de indudable actualidad, plenamente compartible) y, al mismo tiempo, pretendió conseguir del actual domiciliado en Palacio Nacional el compromiso de referirse a los medios de una determinada forma (sin estigmatizar).
De entre las reacciones que provocó tal participación en la mañanera (consumiendo casi una hora de ella y sin respetar lineamientos impuestos a los reporteros usuales de esa conferencia de prensa) destaca lo tuiteado por el reportero Arturo Rodríguez: “Está muy bien que hagan misiones internacionales por la libertad de expresión, pero una conferencia de prensa es eso y no un foro para exponer agendas oenegeras. Periodista no es lo mismo que DDH (...) Tan no es periodístico que la mujer que encabeza la ‘misión internacional’ le pide a López Obrador que se comprometa a no usar un lenguaje, algo que jamás haría un reportero”.
Y, mientras Trump sigue aprovechando con visión electoral el tema de la tragedia de una parte de la familia LeBarón, ¡hasta mañana!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero

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