12/09/2019

El Poder Judicial



El martes 3 de diciembre, por nombramiento del Presidente de la República me incorporé al Consejo de la Judicatura Federal, lo que es para mí un honor y la oportunidad de seguir participando, ahora desde el Poder Judicial, en la Cuarta Transformación; fui recibido en el salón de plenos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y ante invitados, ministros y consejeros, pronuncié unas palabras sobre la justicia; aprovecho la hospitalidad de La Jornada para compartir parte de lo que dije.
“En toda América Latina, los estallidos han sido violentos y generalizados; las calles tomadas por las multitudes, los reclamos exigentes, radicales, duros; afortunadamente en México no hubo un estallido de esa naturaleza y si lo hubo, su derrotero, su cauce fue otro, la vía institucional y democrática; en nuestro país el cambio también se dio, pero fue por decisión de multitudes, entusiastas y enjundiosas como en los países hermanos de Centro y Sudamérica, pero por la vía democrática, no en las plazas ni en las calles grafiteando y tirando piedras.
“El régimen neoliberal fue rechazado en las urnas en un proceso transparente y no impugnado; debemos congratularnos por que así haya sucedido y actuar en consecuencia. Es muy distinto un cambio a través del sufragio y de las urnas que un cambio que se dirime con las gentes en las calles, con pintas, roturas de cristales y consignas por un lado y represión violenta por el otro. Por esta vez, México ha sido privilegiado, tenemos la oportunidad de revisar el pasado y corregir lo que se requiera corregir, sin enfrentarnos unos a otros, sin motines y sin golpes de Estado.
“En este proceso, el Poder Judicial tiene un papel fundamental. La justicia es un servicio que el pueblo espera y es también la justificación del Estado. El poder público puede encomendar, no sin riesgos, otros servicios a los particulares, puede desentenderse de algunas áreas de la administración pública, pero nunca podrá hacerlo de la administración y de la procuración de justicia.
“La justicia es el motivo por el cual se creó el Estado moderno; formar parte de esa comunidad perfecta como alguna vez se le definió, que es el Estado, vivir en él, ser parte de él, implica obligaciones y responsabilidades, exige el cumplimiento de normas de convivencia y la renuncia a parte de la libertad personal.
“Los ciudadanos debemos aceptar que en el Estado radica la potestad de usar la fuerza, que nadie puede hacerse justicia por propia mano, aceptar que la venganza personal no es legítima ni legal.
“A los jueces, les toca impartir justicia, en eso consiste su potestad, interpretar la ley, asegurar la constitucionalidad en la vida pública, no en administrar bienes, ni presupuestos, ni ocuparse de cargos y manejo del personal; esa es la función del Consejo de la Judicatura Federal, atender a requerimientos materiales y humanos para el óptimo funcionamiento ­ins­titucional, de tal modo que los jueces se concentren en su trabajo, en lo que les corresponde; al consejo le toca vigilar el presupuesto, recibir quejas de ciudadanos, administrar y también supervisar y sancionar faltas.
“Al asumir mi cargo, me incorporo a un Poder Judicial que ya se encuentra en proceso de cambio, está como todo el país, en transformación; pienso que debe haber en él, valor para continuar, para mejorar, cumpliendo el mandato que el pueblo dio en el triunfo electoral de 2018. No podemos quedarnos a la zaga y debemos remontar la percepción de que en el Poder Judicial hay opacidad, corrupción y protección a la impunidad.
“En ambas funciones, el Poder Judicial, como ya lo está haciendo, va en ese camino, debe incorporarse plenamente a la transformación decidida por el pueblo con su voto ampliamente ­mayoritario.
“A eso me incorporo, por eso acepté el cargo conferido y protesto cumplir con él, con la Constitución y con las leyes que de ella emanan; me propongo contribuir con trabajo, experiencia y principalmente dedicación.
Creo en los valores del humanismo, estoy convencido de que la competencia como valor social supremo y la lucha de unos contra otros, lleva a la desunión y a la injusticia; pienso que en la vida de la comunidad debe sostenerse en valores superiores, la solidaridad, la cooperación y la fraternidad.
En esta encomienda que asumí ese es mi compromiso, eso me propongo y por eso he luchado durante muchos años; el cambio está en proceso, los enemigos de siempre, los que quieren mantener sus privilegios y conservar las cosas como están, ponen obstáculos, zancadillas y trampas, pero no han podido con un gobierno distinto y apoyado por la gente; estoy cierto de que si todos hacemos lo que nos corresponde, sin mentir, sin robar, sin traicionar y sin cansarnos, por lo que hemos luchado tanto y tantos, podrá ser una realidad.

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