Adele Robichez y Lucas Krupacz
La capital registró 53 feminicidios entre enero y octubre; un diputado denuncia el estado precario de las comisarías y la insuficiente red de apoyo.
La diputada estadual Paula Nunes, del Bloque Feminista (Psol-SP), critica la falta de políticas estatales efectivas para combatir el feminicidio.Crédito:
Danillo Santana
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La ciudad de São Paulo registró 53 feminicidios entre enero y octubre de este año, según la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), la cifra más alta desde que comenzó la serie histórica en 2015. El estado totalizó 207 casos en ese período. Los datos coinciden con episodios recientes de violencia brutal , como el de la mujer que fue atropellada y arrastrada durante más de un kilómetro en la Carretera Marginal del Tietê por su expareja.
Para la codiputada estatal Paula Nunes (Psol), del Caucus Feminista, las cifras reflejan el aumento del odio de género y la ausencia de políticas públicas. «Hay un aumento creciente del odio contra las mujeres en las redes sociales, pero también fuera de ellas», afirma. Sin una estructura adecuada para combatir esta violencia, «el resultado solo puede ser este», lamenta.
Según la congresista, «el aumento repentino de la violencia contra las mujeres en el estado de São Paulo no es accidental. Ha aumentado porque no existe una política de seguridad pública consistente y seria para combatir esta violencia».
Nunes critica, por ejemplo, el incumplimiento por parte del estado de la ley que establece las Comisarías de Defensa de la Mujer las 24 horas. «Hay poco más de 120 comisarías especializadas en el estado, pero muy pocas operan las 24 horas del día, los siete días de la semana», denuncia. También señala el deterioro de los centros de referencia. «Estos centros están desapareciendo en la ciudad», indica.
Para ella, romper el ciclo de violencia requiere políticas de vivienda, salud y autonomía económica. «Es imposible que una mujer rompa el ciclo de violencia si depende económicamente de ese hombre», explica. «Romper el ciclo de violencia contra las mujeres es una política pública global», argumenta.
La codiputada también vincula la situación con el auge de la extrema derecha y el discurso masculinista. «El crecimiento de la extrema derecha también conlleva un aumento del odio hacia las mujeres y del resentimiento de género», afirma. «La extrema derecha está directamente vinculada a la adhesión a estos discursos de odio», observa.
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