7/22/2017

Berta Ojea: “Donde existe la precariedad hay muchas mujeres”

 Marta Reig González

Madrid. 18 de julio. 17. AmecoPress. Habla de las injusticias impulsada por el optimismo y el sentido del humor. Esta actriz ve el mundo a través del feminismo desde que era muy joven. Por eso, expresa con gran nitidez cuáles son las luchas de las mujeres que se dedican a la cultura. Berta Ojea lleva toda una vida dedicada a la interpretación en el cine, el teatro y la televisión. Empezó estudiando canto lírico y luego decidió ser actriz. “Mi vocación es la de actriz, no he sido otra cosa en mi vida” afirma. Ha participado en películas como La voz dormida, Las chicas de la sexta planta y Mortadelo y Filemón. Ahora está a la cabeza de la Secretaría de Igualdad de la Unión de Actores y Actrices, el sindicato más importante del sector. Trabaja para visibilizar las desigualdades que sufren las actrices y, aunque reconoce mejoras, señala que falta mucho trabajo por hacer. Evoca a Hamlet para explicar que el teatro es un espejo distorsionado en lo que se refiere a la igualdad de género.
¿Cómo surgió la Secretaría de Igualdad del sindicato?
Alrededor del 2003 yo estaba en la junta directiva. Recuerdo que hablando con compañeras les decía que teníamos que crear una comisión para investigar sobre igualdad de género en nuestra profesión. Percibía que el trato hacia las mujeres no era el mismo. Yo soy feminista desde que tenía 14 años y sabía que había desigualdad en muchos otros sectores laborales. A pesar de que todo el mundo me decía que eso no pasaba en el mundo de las actrices y de los actores yo, como soy también cabezota además de feminista, insistí bastante.
Creamos comisión donde estábamos integradas varias actrices. Fue la primera vez que la descubrimos la brecha salarial. Era muy difícil porque lo investigábamos de una manera muy primaria. Íbamos viendo todo lo que se había estrenado el año anterior y veíamos la cantidad de personajes que había para hombres y los poquitos que había para mujeres.
A partir de ese trabajo que fuimos realizando creamos la Secretaría de Igualdad en 2006, que ahora tiene más poder dentro de la junta directiva. O sea que viene de lejos. Fue mucho trabajo, además al Secretario General en aquel momento le costaba mucho aceptarlo, pero dio el paso.
También creasteis unos premios a la igualdad.
Se llaman Mujeres en Unión. Fue un título que sugirió Pilar Bardem, decía ya que estábamos en la Unión de Actores nos llamáramos Mujeres en Unión. Se da cada año a una labor en favor de la igualdad en cualquier terreno social o cultural. A una persona o colectivo.
Con la actual directiva, de la lista que encabezó Iñaki Guevara las cosas fueron muy fáciles porque tenía totalmente asumido que esa realidad estaba. Él me llamó para trabajar en la Secretaría de Igualdad.
¿Cuál es la labor de la secretaría?
Nuestra labor es la visibilización y la denuncia de la desigualdad. Nos reunimos con el sector, organizamos ciclos y charlas. Considero muy importante que la Academia de cine y ZAPAE (asociación de productores) haya dado el paso a delante diciendo que no existe la igualdad en el cine español.
En marzo hicimos una jornada, porque se cumplían 10 años de la Ley de igualdad. Esta ley está un poco apartada, está metida en un cajón. Actualmente no se está utilizando.
Su implementación es una de las demandas que hacéis al gobierno. ¿Hay algún apartado de esta Ley dedicado a la cultura?
Sí, claro. El artículo 26 está dedicado a la cultura y también es muy importante que el artículo 11, que se encarga de la discriminación positiva. Naciones Unidas reconoce que los sectores laborales que tienen menos del 30% de mujeres están muy alejados de comenzar el camino de la igualdad, pues según los datos de AISGE, que es la sociedad de gestión de los actores y las actrices, los de 2015 demuestran que en el audiovisual español solo un 20% de los personajes son para mujeres y sólo son un 25% en el teatro. Por eso una de nuestras exigencias es el cumplimiento de la ley, porque se avanzaría mucho.
En marzo, cuando se cumplían 10 años de la ley de igualdad, hicimos un encuentro de mujeres en la cultura en los Teatros Luchana. Allí estuvo el Presidente Zapatero que tomó el compromiso públicamente de intervenir y mediar entre la industria y nosotras, las mujeres de la cultura, actrices, directoras, dramaturgas...

Desigualdad de las actrices

¿Cuáles son esas dificultades concretas de las actrices? ¿Los componentes de la imagen y la edad agudizan esa desigualdad?
Las actrices atraviesan tres brechas. Dos, como la mayoría de los sectores, que son la laboral porque hay muy poco trabajo, muy pocos personajes. Y la salarial, desde los papeles más pequeños hasta los más grandes siempre hay una diferencia con respecto a sus compañeros actores. En la medida que los sueldos son más altos hay una diferencia salarial mayor aún.
La otra brecha, que nos preocupa mucho y se da tanto en cine como en el teatro, es la brecha por edad. Significa que en el mundo audiovisual una mujer a partir de los 40 años ya es vieja. Y a industria empieza a llamarla menos. En el mundo del teatro ocurre lo mismo, a partir de los cuarenta las mujeres interpretan papeles como la madre o la abuela. Y esto es porque los personajes que se están construyendo son todos en relación al hombre, el protagonista.
¿Cómo son los personajes femeninos en su mayoría?
Son personajes de mujeres que no tienen oficios. Son las que aman, nos siguen colocando en un papel muy tradicional. Cuando la sociedad ya va por otro lado muy distinto. Está mucho más avanzada que la cultura y esto tenemos que revisarlo. Ahí tenemos un problema grande, la cultura tiene que ser un espejo del mundo que muestre dónde nos encontramos, para ir más adelante. Sin embargo, lo que está ocurriendo es lo contrario. Por ejemplo, en cuanto a las relaciones entre hombres y mujeres estamos mostrando un espejo completamente desfasado de la realidad.
Hay un dato laboral que es muy importante: con la crisis, los puestos de trabajo de las mujeres en la cultura han disminuido muchísimo y, por lo tanto, su capacidad adquisitiva. En la cultura, hemos pasado a estar seis puntos porcentuales por debajo de la media de mujeres que trabajan en los otros sectores laborales. Es una barbaridad. Porque ya en los otros sectores las mujeres estamos un 23 por ciento por debajo de los hombres. Quiere decir que en general la cultura es el sector que menos trabajo genera para las mujeres. El trabajo que en el sector cultural se perdió desde 2013 se está recuperando para los hombres, pero las mujeres siguen estancadas.
En el teatro se da la paradoja de que hay muchas mujeres trabajando, dirigen, escriben y hacen papeles protagonistas, pero lo hacen en un terreno muy precario. En el que no se cobra, en salas muy pequeñitas. Donde existe la precariedad hay muchas mujeres, donde existe el dinero hay menos mujeres.
Pero, el público de cultura es mayoritariamente femenino. ¿No?
Un dato muy curioso que acaba de aparecer del instituto “Geena Davis” en EEUU sobre el audiovisual confirma que un 13 por ciento del público asiste más a ver cine producido por mujeres. Pero la industria hace como que no ha visto es dato. El problema real es que la industria, en el punto donde empieza la cadena, es muy conservadora.
Las mayores consumidoras de cultura en toda la Unión Europea son las mujeres. ¿Por qué no nos dirigimos a ellas? Yo llevo mucho tiempo preguntándomelo y hablando con gente de la industria, con productores. Si son las mayores consumidoras, dirígete a ellas.
He recibido respuestas tan frívolas como: “a las mujeres les gusta ver a un hombre guapo de protagonista”. Ese es un prejuicio puramente machista. Ahora el audiovisual está cambiando y yo creo que de manera vertiginosa. No sé cuándo va a dar sus frutos pero hay una conciencia. Sin embargo, en el teatro todavía no.
Jessica Chastain dijo en Cannes que el cine que vio durante el festival no refleja a las mujeres fuertes y activas que ella conoce. ¿Qué consecuencias tiene que el modelo de mujer que trabaja, que persigue un objetivo no exista para las espectadoras de teatro y cine?
Ese es uno de los problemas fundamentales. Es la razón por la que queremos que las actrices trabajen. Es importante que las mujeres estén en el imaginario colectivo desarrollando una vida plena, una vida profesional. Por eso también tenemos que cambiar los contenidos, para que las mujeres no sean la novia de alguien. Para ello tenemos que cambiar las historias.
El futuro de las niñas y las jóvenes depende de la cultura. Las series tienen mucho poder, las jóvenes ven constantemente una imagen de la mujer dependiente y enamorada. Está caro que la educación es fundamental, pero también lo es la cultura. Puesto que educa en lo simbólico y esa experiencia que se queda marcada. Es muy difícil que erradiquemos la violencia de género si no cambiamos nuestras películas, nuestras series, nuestras funciones de teatro...
Entonces, perpetúan el mito del amor romántico que está en la base de la violencia machista.
Claro. Y sobre todo debemos pensar cuáles son las aspiraciones de las mujeres. No puede ser sólo el amor. ¡Alemania está gobernada por una mujer! Las mujeres tienen oficio, se desarrollan y, como los hombres, se pueden enamoran. Es muy difícil explicar a un hombre solamente enamorado de una mujer. Si lo pensamos al revés nadie nos creería, pero tiene que ser lo mismo con ellas. En el teatro se están haciendo grandes esfuerzos, pero va más despacio.
¿Por ejemplo la Liga de Mujeres Profesionales del Teatro?
La Liga de Mujeres Profesionales del Teatro es muy interesante pero creo que necesitamos que sea la industria la que abra el sitio. Necesitamos que desde las grandes producciones hasta las más pequeñas las mujeres tengan un papel protagonista. Porque si no entramos en la industria estaremos construyendo un montón de cosas pero serán precarias. Esto es una de las cosas que está pasando en el teatro. Hay más libertad para montar una obra entre varias actrices, pero estamos fuera de la industria, en la Precariedad.
En estos casos, ¿qué ocurre con la seguridad social de las actrices?
Eso es fundamental. Algunas están creando cooperativas para que esté todo el mundo asegurado. Es que si no estás dado de alta lo que haces no es trabajar de manera profesional. Y hay muchas mujeres que han sido llevadas a este lugar más precario, parece que las mujeres para ser creativas no puedan cobrar. Digamos que las mujeres tienen más poder cuanto más precaria es la situación. Es la demostración de que estamos fuera de la industria. El reparto de poder es muy difícil, pero lo conseguiremos.
¿Cuál es la situación de las pensiones de las actrices que a partir de los cuarenta empiezan a poder trabajar menos? ¿Reciben alguna ayuda?
La Unión de Actores y actrices ha presentado un Estatuto de Artista para hacer un modelo similar al francés, donde la intermitencia funcione. Para que tengamos seguridad social, laboral y fiscal. Este modelo a las mujeres les beneficiaría.
Hemos conseguido que el Estatuto llegue a una subcomisión en el Congreso y ahora estamos trabajando en un plan de igualdad. Porque aunque la ley es igual para todos, a nosotras nos desfavorece. Las mujeres somos retiradas antes de la profesión y la mayoría llega a pensiones muy pequeñas. La sociedad de gestión AISGE está ayudando a las que tiene las pensiones más pequeñas. Pero no tenemos que ayudar. Tiene que hacerse cargo el Estado, favorecer el trabajo de todas las mujeres, porque las actrices lo tienen muy difícil.
La obsesión por la juventud se ve en muchos sectores, pero no es tan terrible como en este. ¿Por qué se operan las actrices de Hollywood? Porque se les acaba el trabajo. Tiene que ver también el concepto ideológico de que una mujer que cumple años deja de ser deseable. Las mujeres están siempre excesivamente sexualizadas en relación al deseo de un hombre.
La Unión es un sindicato, por lo que no tiene los medios para dar ayudas. Pero planteamos el Estatuto del Artista, que se está debatiendo en muchos sectores para que llegue a todos los artistas. Por que el trabajo de escritores, pintores, directores siempre va a ser intermitente. Es fácil de entender y no requiere más dinero. Requiere un cambio de sistema en la seguridad social. Los partidos políticos tienen que comprometerse con su cultura en el terreno de la igualdad.

Paridad en los teatros

En relación a esto, ¿crees que deberían existir cuotas en los teatros públicos?
Absolutamente. Lo público tiene que dar el primer paso. La programación ha de ser paritaria. Y hay que aplicar la ley, que no se refiere solo a los teatros públicos sino a toda la producción cultural. Aunque los teatros públicos deberían tener un compromiso de absoluta paridad.

Hay asociaciones que han firmado una carta para que se vaya incrementando la presencia de mujeres poco a poco, como en Francia. Lo que ocurre es que se firman cartas pero luego la programación a la temporada siguiente es menos paritaria. 
Es hora ya de una programación paritaria. Porque se puede. Incluso en la sociedad que vivimos algunos personajes masculinos pueden ser interpretados por mujeres.

¿Sería un reflejo más real de nuestra sociedad?
Sí. En la Compañía Nacional de Teatro Clásico su directora Helena Pimenta va incorporando ese cambio de roles. Quizá porque ella tiene esa sensibilidad como mujer, aunque creo que también hay muchos hombres que lo comprenden. La igualdad es una realidad en la que tenemos que vivir todas y todos. La lucha la tenemos que llevar conjuntamente. En este caso Helena lo está haciendo, aunque es muy difícil. Un espadachín puede ser una mujer, ¿por qué no? Hoy podemos verlo. Ahora tenemos la libertad y los espectadores lo demandan.
Yo siempre tuve la fantasía como actriz de que quería morirme en un escenario o haciendo cine, pero no te permite la industria porque ya vas teniendo años. Y sin embargo ves que las carreras de los hombres siguen. Tendremos que ver cuántas mujeres jóvenes de ahora siguen trabajando dentro de un tiempo. Algunas como Concha Velasco o Lola Herrera lo consiguen, pero son muy pocas.
Decías que el teatro tiene que ser un espejo, ¿Cómo espectadora te sientes representada en las historias y los personajes femeninos?
Ese es el centro de la diana. Yo como ciudadana y como espectadora de cultura tengo el derecho a verme representada. No me veo representada en la historia de mujeres que están enamoradas de alguien y con esa diferencia de años de entre 20 y 25 años.

Cultura y política

¿Por qué crees que es importante que tú, como actriz, hables de feminismo y de tu actividad política?
Bueno yo soy feminista. El feminismo es una manera de ver el mundo. Seguramente yo no estaría en la Secretaria de Igualdad si no fuese feminista. Y tampoco estaría defendiendo la igualdad si no lo fuese. Yo creo que la gente de la cultura tiene un compromiso político. No me refiero a los partidos, si no a cuál es la mirada tienes sobre la sociedad.
Yo pienso que la política y la cultura son dos terrenos muy apasionantes. La política se ocupa de lo que hacemos y la cultura se ocupa de los que somos. La cultura tiene un poder simbólico que te atraviesa. Te lleva a hacerte preguntas que tienen que ver con la existencia, con la vida. Dice Hamlet a los cómicos: “mostrad un espejo al mundo”. Ese es el verdadero fin del arte dramático. A pesar de ello en el terreno de la igualdad estamos mostrando un espejo descompuesto. Distorsionado.
Desde muy jovencita, cuando una amiga me llevó a una reunión feminista, entendí enseguida que había una realidad del mundo distinta para las mujeres y para los hombres. Y me parece que se han logrado muchas cosas. Hay una conquista muy fuerte que incorpora a las mujeres a la política, a la comunicación... Hay otra mirada y el mundo es incompleto sin esa mirada.
Hay que saber que las mujeres no somos un colectivo, somos más de la mitad de la población humana. Por ello tenemos el derecho a mirar y a contar el mundo. Es una larga pelea en la que sin duda alguna yo soy optimista porque se ha avanzado muchísimo. Las conquistas de las mujeres sobre su cuerpo, de su sexualidad son fundamentales.
Y como decíamos las viejas feministas: “para las mujeres lo personal es lo político”. Porque el amor es político para nosotras. Todo amor que nos encierra y que nos lleva a la violencia es político. No queda en el terreno personal. Cada una de las conquistas sobre tu cuerpo y sobre quién eres es política, aunque sea personal.
¿La cultura puede ser un altavoz de esa reivindicación de las mujeres?
Mi vocación es la de actriz, no he sido otra cosa en mi vida. He sentido más interés por lo que tenía que expresar sobre una historia o un personaje que por lo que yo pudiera decir.
Creo que todos debemos ser feministas incluidos los hombres, porque el feminismo es el derecho de dos miradas que están en el mundo, es necesario que esas miradas las tengamos. La de la mujer y la del hombre, porque el mundo va a ser mas rico y mejor. Y es esencial para solucionar muchas otras cosas.
No tendremos unas democracias reales, no tendremos unas libertades reales si seguimos teniendo una brecha tan grande entre los hombres y mujeres. No podemos defender nuestras democracias cuando las mujeres por el simple hecho de ser mujeres cobran menos. Cuando se las asesina. No tenemos que olvidar que el terrorismo machista lleva 800 víctimas, más muertos que la propia Eta. Se sigue matando a mujeres y se te pone la carne de gallina cuando ves que cuesta tanto que se llegue a un pacto de Estado profundo para luchar contra la violencia de género.
Fotos archivo AmecoPress tomadas de twitter.com/bertaojea

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