7/31/2022

Para no ser oprimidos, debemos conocer bien –no en escuela- a nuestro enemigo para destruirlo

Pedro Echeverría V.

1. En ninguna escuela –primaria, secundaria, preparatoria, normal, facultad- me enseñaron nada de esto de clases sociales y lucha de clases, mucho menos me indujeron a pensar, investigar, reflexionar; por ello siempre he despreciado la enseñanza escolarizada burguesa que sólo sirve para obtener un título, un papel o certificado, que servirá para conseguir un empleo, un ingreso y para ascender en la pirámide burocrática; también para acostumbrarte a obedecer y ser sumiso. Obtuve el máximo grado del escolarizado, pero para aprender algo, tuve que montarme en el marxismo desde los 20 abriles leyendo y estudiando a diario. Estudio por mi cuenta desde hace seis décadas historia, periodismo y todo el campo social y no concluiré jamás.

2. Lo primero que aprendí de Marx fue: si queríamos cambiar o transformar la sociedad injusta, desigual, de opresión, teníamos que hacer una revolución los trabajadores; pero para hacerla teníamos que estudiar mucho, investigar, para saber cuáles eran las clases sociales en pugna y la mejor manera de luchar para acabar con la injusticia y la desigualdad. Marx vivió en medio de la Europa desarrollada: en Alemania, Francia, Inglaterra. En sus profundos estudios, particularmente en su voluminoso libro, “El Capital”, concluyó que el capitalismo –como se desarrollaba a mediados del siglo XIX- no tenía perspectivas y que su contraparte natural, la clase obrera o proletaria, sería la que encabezaría su destrucción o derrumbe.

3. Marx centró sus estudios en la economía capitalista; junto a su fiel compañero Engels, estudió a la clase obrera o proletaria, así como a la clase burguesa o capitalista. No pensó en clase pobre y clase rica, tampoco usó la categoría pueblo porque éste estaba conformado por clases sociales muy concretas. La clase campesina, aunque pobre o miserable, pertenecía a la sociedad feudal ya superada en Europa. Marx sólo vio que la contradicción principal antagónica entre la burguesía y el proletariado, la profunda explotación y la concentración de la riqueza en unos cuantos, llevaría necesariamente a la revolución. Sin embargo, unos 30 años después el capitalismo tomaría otro rumbo, las amenazas de guerra y el mismo movimiento obrero sería empujado.

4. La primera gran guerra (1914-19) proyectaría a revoluciones a otros países que no eran precisamente capitalistas avanzados con clase proletaria desarrollada; el Marx europeo jamás pensó que la Rusia zarista (no capitalista) o la China esencialmente feudal, hicieran sus revoluciones burguesas, bautizadas o buscando ser socialistas. La realidad es que nunca fueron socialistas esas naciones por su atraso social y por el bloqueo agresivo capitalista. Quizá Marx se equivocó por su visión europeísta de países desarrollados, pero mucho más nosotros que en países sin capitalismo desarrollado buscábamos proletarios que no existían. Por ello Lenin dijo: a falta de proletarios para la revolución, intelectuales proletarizados los sustituirían.

5. Ya desde principios de los sesenta los filósofos de Frankfurt habían demostrado que la clase obrera, en lugar de ser vanguardia y de luchar por la revolución, se había acomodado por el desarrollo capitalista. Que el capitalismo se había tragado a los pobres. Las dos guerras mundiales –la del 14 y la del 39- que causaron millones de muertos, también dieron lugar a un gigantesco desarrollo alrededor de una decena de países encabezados por EEUU. El capitalismo salvaje que estudió Marx, se transformó en un terrible animal que controló todo, acomodando todas las piezas para su desarrollo. Impartí clases más de 40 años en todos los niveles como empleo, pero mi enfoque siempre fue de lucha de clases y lucha social; así que entendí bien la escuela burguesa. (30/VII/22)

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