12/21/2025

Israel prohíbe el acceso de 14 organizaciones a Gaza y endurece el control a las labores humanitarias

Las ONG que no fueron autorizadas por Israel, entre las que se encuentra Save the Children, tienen 60 días para retirar a todo su personal internacional de la Franja de Gaza, Cisjordania ocupada e Israel

Israel informó que de 100 solicitudes solo 14 no fueron aprobadas / Foto: AFPAFP

Las preocupaciones de las ONG internacionales de no poder seguir trabajando en Gaza por los procedimientos de registro impuestos por Israel se confirmaron: 14 de ellas tienen prohibido el acceso y muchas otras denuncian un “control político” a su labor.

En plena catástrofe humanitaria en el territorio palestino devastado por la guerra, aún sin agua potable ni electricidad, la incertidumbre pesa sobre las organizaciones de ayuda antes del 31 de diciembre, fecha límite en la que deberían saber cuál será el destino de su trabajo en Gaza.

De las cien solicitudes de registro presentadas en los últimos meses, “solo 14 fueron rechazadas” a finales de noviembre, afirmó en una declaración enviada a la AFP el Ministerio israelí de la Diáspora y la Lucha contra el Antisemitismo, que desde marzo dirige este nuevo procedimiento obligatorio.

“Las demás han sido aprobadas o están en proceso de examen”, añadió, al precisar: “Israel fomenta la acción humanitaria, pero no permitirá que ningún actor hostil ni ningún apoyo al terrorismo opere (...) bajo la cubierta de la ayuda humanitaria”.

Esta decisión se produce en un momento en que la asistencia que llega a Gaza sigue siendo insuficiente.

Si bien el acuerdo de alto al fuego del 10 de octubre preveía la entrada de 600 camiones al día, en realidad solo entre 100 y 300 transportan ayuda, según las organizaciones y la ONU. El resto son principalmente mercancías comerciales inaccesibles para la mayoría de los gazatíes.

Además, aunque la situación de hambruna terminó en Gaza, la población aún enfrenta niveles altos de inseguridad alimentaria y la situación es “crítica”, alertó el viernes Naciones Unidas.

Entre las ONG que no fueron autorizadas por Israel figuran Save the Children, una de las más conocidas y antiguas en la Franja, donde ayuda a 120 mil niños, y la asociación American Friends Service Committee (AFSC), según una primera lista oficial.

Disponen de 60 días para retirar a todo su personal internacional de la Franja de Gaza, Cisjordania ocupada e Israel, y ya no podrán enviar ayuda a esos lugares, sin contar las dificultades de acceso al sistema bancario israelí del que dependen para pagar alquileres y salarios.

Las agencias de Naciones Unidas y varias organizaciones denunciaron en un comunicado un proceso de registro que “se basa en criterios vagos, arbitrarios y muy politizados”.

“La ONU no podrá compensar el colapso de las operaciones de las ONG internacionales”, que proporcionan más de mil millones de dólares de ayuda al año y un apoyo crucial a las organizaciones de asistencia locales sobre el terreno, subrayaron.

Médicos Sin Fronteras, por ejemplo, gestiona actualmente alrededor de un tercio de las 2 mil 300 camas hospitalarias de Gaza. Y los cinco centros de estabilización para niños con desnutrición están respaldados por organizaciones internacionales.

“Cerco burocrático”

Israel deniega el registro a las organizaciones consideradas “hostiles” o que podrían estar implicadas en “terrorismo” o “antisemitismo”, pero también a aquellas acusadas de “deslegitimar al Estado de Israel”.

Un concepto difuso, según el abogado israelí Yotam Ben-Hillel, que acompaña a varias de ellas en sus trámites y ha presentado recursos ante el Tribunal Superior de Justicia.

“Ni siquiera sabemos qué significa ‘deslegitimar’. Las autoridades no aportan ninguna prueba de lo que afirman, por lo que a las ONG les resulta muy difícil responder a estas acusaciones”, explicó a la AFP.

Las organizaciones contactadas afirman haber cumplido con la mayoría de los requisitos israelíes. Sin embargo, algunas se han negado a cruzar la “línea roja” de proporcionar información sensible sobre su personal palestino.

“Por haber hablado de genocidio, denunciado las condiciones en las que se libraba la guerra, pero también las limitaciones impuestas a la entrada de la ayuda”, lamentó el responsable de otra ONG que, con pocas esperanzas, cree que se le denegará la autorización.

“Una vez más, el cerco burocrático se utiliza con fines de control político, con consecuencias catastróficas”, añadió.

“Ninguna solución”

Todos expresaron su preocupación por lo que va a pasar a principios de 2026 y por el riesgo de que se seleccionen organizaciones que no tengan la capacidad ni la experiencia de aquellas que llevan mucho tiempo en los territorios palestinos.

Varios actores humanitarios afirmaron a la AFP que nunca habían “oído hablar” de algunas de las ONG acreditadas, que por el momento no tienen presencia en Gaza, pero que se habrían integrado en el plan propuesto por el presidente estadounidense, Donald Trump.

Estados Unidos está partiendo de cero (en materia de coordinación humanitaria) y, con el nuevo procedimiento de registro, algunas ONG se marcharán”, subrayó una fuente diplomática europea en la región.

“Quizás se despierten el 1 de enero y se den cuenta de que no tienen ninguna solución para sustituirlas”, dijo.

Presidente ultraderechista Kast enfrentará la doctrina de León XIV

Bernardo Barranco V.

José Antonio Kast, candidato bajo la sombra de Pinochet, ganó las elecciones presidenciales con una victoria aplastante, muy por delante de Jeannette Jara, de centroizquierda. Ambos encarnan modelos radicalmente distintos. La ola de extrema derecha sigue recorriendo América Latina, bajo la era Trump, mal haría la 4T de no tomar nota sobre el ascenso de la ultraderecha en la región. El triunfo de Kast representa la decepción y el desencanto del gobierno progresista de Gabriel Boric.

Cincuenta y dos años después del golpe fascista que culminó con la muerte de Salvador Allende y una aterradora represión a la población. A 35 años del fin de la dictadura militar de Augusto Pinochet, triunfa en las urnas José Antonio Kast, su autoproclamado heredero pinochetista.

El presidente electo chileno se benefició del apoyo de dos sectores importantes de la derecha: la histórica y la ultra del Partido Libertario. Su oferta de campaña es orden y seguridad ante las principales preocupaciones de los chilenos: la delincuencia, la migración irregular y falta de crecimiento económico. ¿Qué propone Kast? Orden y disciplinamiento institucional mediante medidas estrictas de seguridad, reducción del gasto público, reformas laborales proempresa y una política migratoria centrada en expulsiones masivas, así como de control fronterizo portentoso. Su proyecto se alinea con tendencias globales de derecha radical presentes en Estados Unidos y Europa.

Más a la ultraderecha el presidente chileno electo no puede estar. Hijo de un militante alemán nazi. Militante del catolicismo más rancio del país. Su hermano Miguel Kast fue ministro del gobierno de Augusto Pinochet. Miguel formó parte de la los llamados Chicago Boys, corriente político-económica de actores chilenos formados en la Universidad de Chicago bajo la influencia de Milton Friedman, quienes aplicaron políticas neoliberales radicales en Chile durante la dictadura de Pinochet. Implementaron privatizaciones, liberalización económica y reformas de mercado, buscando crear un “milagro económico”, pero también generando alta desigualdad y controversia que culminó en protestas sociales.

Dada la composición actual del Poder Legislativo, donde la oposición de izquierda tendrá peso, José Antonio Kast deberá gobernar negociando con diversos poderes de la sociedad civil, mediáticos y de la Iglesia. En términos religiosos, José Antonio Kast cuenta con la simpatía de sectores ultraconservadores en la que aún resuena el anticomunismo. Desde hace mucho, Kast ha declarado: “Primero soy católico, después soy político”. Es adherente del movimiento católico de Schoenstatt, movimiento mariano alemán, y de ahí se desprenden sus posturas conservadoras, como la oposición al aborto, al matrimonio igualitario y antiderechos contra el feminismo, alineados con sus creencias y prácticas religiosas.

A pesar de su explícita filiación católica, en los diversos procesos electorales ha contado con el apoyo de diferentes conformaciones pentecostales y neopentecostales chilenas. El respaldo se basa en coincidencias en temas valóricos como la defensa del derecho a la vida, el matrimonio tradicional, la libertad de culto y la oposición a las ideologías de género en la educación.

José Antonio Kast tiene la misma disyuntiva de Pinochet, esto es, buscar la legitimidad de la Iglesia católica. En el régimen militar de Pinochet, la jerarquía católica se mostró ambivalente ante la dictadura. Obispos conservadores amparados por Juan Pablo II apoyaron a Pinochet, así como importantes congregaciones como el Opus Dei y los Legionarios de Cristo. En cambio, en la capital de Santiago se conformó la Vicaría de la Solidaridad arropada por el entonces cardenal Raúl Silva Enríquez (1907-1999). Ésta defendió los derechos humanos, cuestionó los excesos del pinochetismo y se convirtió en espacio de protección y agregación social abrigando a sectores de oposición perseguida.

Según el analista chileno Aníbal Pastor, el gobierno de Kast profundizará las divisiones dentro de la Iglesia, algo que debería preocupar a la jerarquía y al próximo gobierno. Le llama un conflicto inevitable. Mientras parte del laicado celebraría el giro conservador, otro sector, especialmente en el mundo popular y en las periferias pastorales, vería en este proyecto un retroceso ético y social.

La Iglesia chilena ya no está bajo la sombra de los pontífices conservadores como Juan Pablo II y Benedicto XVI. Ahora el papa León XIV tiene una agenda muy distinta en favor de los pobres y de los vulnerables condensadas en su primera Exhortación Apostólica Dilexi te. Seamos claros, el episcopado chileno coincide con Kast en términos de valores y principios como la defensa de la vida, el rechazo al aborto y la protección de la familia tradicional. Una parte significativa de los obispos siente afinidad con el ideario ultraderechista del presidente electo. Sin embargo, en materia social, los obispos están en contra de la narrativa de mano dura para expulsar sin miramientos a migrantes. Los obispos publicaron una carta de felicitación donde marcan su firme oposición a la criminalización de los migrantes, señalando: “Nos preocupa la creciente denigración de migrantes y personas vulneradas, y reiteramos nuestro compromiso por la vida, la dignidad humana y la protección de los más débiles, recordando las palabras del papa León XIV en su Exhortación Apostólica Dilexi te: “en el rostro herido de los pobres encontramos impreso el sufrimiento de los inocentes”. Quizá la frase más fuerte remata así: “En este contexto, la elección presidencial renueva la esperanza de avanzar hacia un país más justo, fraterno y solidario, donde la fuerza de la razón prevalezca siempre sobre la razón de la fuerza”.

Veremos el desenlace y el comportamiento de la Iglesia chilena.

Lecciones de Chile para México



Viri Ríos

Ayer la extrema derecha triunfó en Chile. José Antonio Kast, un conocido apologista de la dictadura pinochetista, triunfó con 58% de los votos, dejando a la izquierda con su peor resultado desde 1990.

El resultado deja lecciones importantes para México, para el partido en el poder, pero sobre todo para sus oposiciones, que pueden ver en el triunfo de Kast un camino para consolidar triunfos.

La más importante de todas es sobre la agenda de campaña. A diferencia de 2021, donde Kast centró su campaña en rechazar el aborto, el feminismo y la diversidad sexual, la campaña de 2025 se centró en algo mucho más poderoso: crear la idea de que Chile se encontraba en una situación de “emergencia” debido al crimen, la falta de crecimiento económico y la migración.

El cambio en temática fue exitoso. La agenda antiderechos de Kast en 2021 fue rechazada por el voto femenino que le dio la victoria al izquierdista Gabriel Boric. La agenda de “la emergencia”, en cambio, no solo no fue rechazada por las mujeres, sino que caló profundo en zonas populares.

Es por ello que, de fondo, la victoria de Kast no debe ser interpretada como el triunfo de la ideología conservadora, sino como algo más pragmático y profundo: como el fracaso de un gobierno de izquierda para responder a las expectativas del electorado.

Morena debe prender las alarmas porque va por un camino similar, sobre todo a nivel local, donde muchos alcaldes y gobernadores morenistas son conocidos por su incompetencia, corrupción y, no en pocos casos, su relación de tolerancia hacia el crimen organizado.

No sería descabellado que un grupo conservador usara el argumento de “la emergencia” con éxito.

El área más evidente es la inseguridad donde, desde septiembre de 2024, la población se siente cada vez más insegura. En lugares como Ecatepec, Uruapan, Tapachula, Mexicali, Irapuato, Chilpancingo, Naucalpan, Chimalhuacán y más, la población vive de facto en una situación de emergencia, pues 80% se siente inseguro.

No basta con atacar el crimen organizado. El verdadero reto para Morena es mejorar el Poder Judicial local, las fiscalías y ministerios públicos. El que la fiscalía de Ernestina Godoy parezca sesgada, más enfocada en perseguir a la oposición que a los propios, es la peor de las noticias y algo que, en el largo plazo, será contraproducente para Morena misma. Es imperante una corrección.

En materia económica, los datos tampoco son halagüeños. El país se enfrenta a una transición profunda del modelo exportador y no queda claro que tengamos un modelo alternativo. La protección de la economía mexicana mediante aranceles es una propuesta interesante, pero apenas representa la mitad del camino requerido para sustituir productos asiáticos. El verdadero reto es encontrar a los empresarios mexicanos dispuestos a hacer ese trabajo, capaces de hacerlo y, sobre todo, alinear incentivos para que los nuevos productos mexicanos sean de buena calidad y precio.

Finalmente, en materia migratoria, el cierre de la frontera estadunidense ha aumentado el porcentaje de migrantes que se quedan en México. Hasta ahora, los datos no muestran un rechazo incremental hacia ellos, pero tampoco puede descartarse que una campaña perversa no pueda capitalizar negativamente su mayor presencia en el país.

Por lo pronto, no hay atajos. Para no verse en el espejo chileno, Morena debe dar resultados. Y ello requiere purgarse, de inmediato, de todos los que, desde dentro de la coalición, se lo impiden. 

Lo contenido en este texto es publicado por su autora en su carácter exclusivo como profesionista independiente y no refleja las opiniones, políticas o posiciones de otros cargos que desempeña.

Amparo Casar, Pemex y la casta dorada

sinembargo.mx

Ana Lilia Pérez

La pensión vitalicia y otras prebendas que María Amparo Casar y su familia han obtenido de Pemex desde hace más de 20 años es otro caso que muestra los privilegios, el influyentismo y tráfico de influencias de la casta dorada en los gobiernos de la transición prianista a costa principalmente de Pemex.

Su cónyuge –cuya pensión de viudez Casar ha cobrado por más de dos décadas– trabajó en Pemex sólo 129 días, por lo que no cumplía con la antigüedad mínima para que se le otorgara una pensión, tampoco su muerte ocurrió en circunstancias en que la paraestatal tuviera obligación de pagarle pensión alguna, ya que fue un suicidio.

Carlos Fernando Márquez Padilla ingresó como empleado a Pemex en junio del año 2004. Se le dio un cargo en un alto escalafón no por su formación académica, tampoco porque hubiese aprobado examen alguno de selección, ni siquiera porque hubiese presentado su currículum ante el área de recursos humanos y que ésta lo hubiese puesto en etapa de exámenes que probaran sus capacidades para el cargo que se le asignaría, sino porque era amigo de Octavio Aguilar Valenzuela, designado por Vicente Fox como Director Corporativo de Administración de Pemex. Octavio Aguilar es hermano de Rubén Aguilar, a quien Fox tenía como vocero.

La élite panista, que en campaña dijo que llegaría a sacar las tepocatas prietas de la corrupción en el Gobierno, en realidad se repartieron cargos públicos para uso y goce del privilegio de mandar, para cobrar y gozar ellos lo que antes cobraban y gozaban los priistas, y mucho más costoso para el erario.

Estaba en la Presidencia un Fox y esposa pagando con recursos públicos insumos ostentosos y costosísimos para Los Pinos, y el derroche se hacía extensivo a secretarios de Estado y a quienes dirigían las paraestatales, pagándose a cuenta de éstas también lujos y privilegios.

Ese era el ambiente en el Pemex del Gobierno de Fox, quien designó como director general a Raúl Muñoz Leos, un excontratista representante de un corporativo trasnacional que le vendía servicios a Pemex. Raúl a su vez es esposo de Hilda Ledesma, la amiga de Martha Sahagún. Martha cargaba a cuenta de la Presidencia sus costosos vestidos, y el esposo de Hilda a cuenta de Pemex pagó hasta las cirugías estéticas de ésta.

En Gobernación Santiago Creel colocó a María Amparo Casar como coordinadora de asesores.

Al esposo de Casar, Carlos Márquez, Octavio Aguilar lo había conocido en el año 2000, porque su hija era amiga de la hija de Márquez y Casar, y por la “amistad” entre las hijas, primero lo llevó a Sedesol y luego, en marzo de 2004 “lo invitó” a Pemex, donde Aguilar le dio un puesto de los escalafones más altos, en nivel 45  (de los 48 que hay en Pemex) que a Márquez le significaría no sólo de los sueldos más elevados, sino una cuantiosa “compensación” garantizada, dinero para su “canasta básica”, para su gas doméstico, para la gasolina de sus vehículos, seguros para sus vehículos; suministro de vehículo, chofer a su servicio, el pago de colegiaturas en las más costosas escuelas privadas para sus hijos, gastos médicos en atención privada y el reintegro de los gastos en medicamentos que realizara no sólo él, sino su familia.

Ser ejecutivo en Pemex en esos niveles significaba todas las prebendas que a la élite de la burocracia dorada conllevaba: subir por elevadores “privados”, tener acceso al “Comedor Ejecutivo”, cuya suntuosidad, costo y derroche ya he descrito en anteriores columnas.

Así llegó Carlos Márquez a Pemex, contratado a partir del 1 de junio de 2004. Apenas firmó el cargo y dos semanas después ya tramitaba que se le diera un “préstamo administrativo” por 447 mil 600 pesos, al mes siguiente un crédito para un vehículo (era un Minicooper chili color rojo con negro, con quemacocos panorámico), después reembolsable por “gastos de transporte de funcionario”, otra de las prebendas en Pemex, y otros prestamos que tramitó apenas llegado al cargo.

Me recuerda a cuando Calderón llegó como director de Banobras, en febrero de 2003, y lo primero que hizo fue asignarse un préstamo hipotecario, también exprés. Su designación como titular de Banobras incumplía los lineamientos de la institución, pero se le impuso, y lo que él llegó a hacer allí primero fue darse su crédito, aunque ese tipo de préstamos sólo se podían autorizar a empleados con una antigüedad mínima de tres años ininterrumpidos en el cargo, lo que no cumplía, pero se autorizó el préstamo en ese entonces por tres millones 100 mil pesos.

Banobras era una de esas instituciones de la que se servía la casta dorada, sólo por citar dos casos: el de Calderón asignándose su millonario préstamo hipotecario; y el ocurrido en los años del peñanietismo cuando de Banobras se le pagaban a Fox, sus “cursos de liderazgo” que le costaban a Banobras más de 20 mil dólares por cada funcionario a quien se mandaba a “capacitarse” al Centro Fox.

Carlos Márquez tuvo 129 días de contratación en Pemex, porque la mañana del 7 de octubre de 2004 moría, según concluyó la autoridad, por suicidio.

Tengo muy presente el día y el caos que se vivió en Pemex esa mañana, porque precisamente estaba en disputa una de las contrataciones más cuantiosas que Oceanografía buscaba que se le asignaran ejerciendo tráfico de influencias mediante la gestoría que hacían los hijastros del Presidente Fox y la esposa de éste, según narraron directivos de Pemex.

Ese mismo día, el contralor interno de Pemex Exploración y Producción, Jorge Ramos, me explicaba telefónicamente que no los dejaban salir de las instalaciones de Marina Nacional en tanto no se concluyera la diligencia que desarrollaban las autoridades de la entonces Procuraduría “por el suicidio” del funcionario.

A reconocer el cuerpo, como “testigos de identidad” llegaron los cuñados de Márquez. El acta de la entonces Procuraduría relata que los cuñados “manifestaron que posiblemente se trataba de un suicidio ya que el hoy occiso tenía poco de haberse separado de su esposa, y estaba deprimido por esa causa”. A ellos se les entregaron las pertenencias de Márquez.

La versión de la “separación” también la comentó el jefe y “amigo” de Márquez, Octavio Aguilar, en una de las declaraciones. También el hermano de Carlos, quien relató que desde hacía dos meses Carlos y María Amparo estaban separados, que el hijo vivía unos días con él y otro con ella, y que la hija se encontraba estudiando en París.

Una semana después, el 15 de octubre, María Amparo Casar le enviaba una carta al Gerente Corporativo de Recursos Humanos de Pemex, Marco Antonio Murillo Soberanis, para que Pemex le depositara la “pensión post-mortem”, especificándole el número de cuenta para tal depósito.

Y cuatro días más tarde, el 19 de octubre, desde la Dirección Corporativa de Administración, es decir, la oficina de Octavio Aguilar, se le mandaba a su subalterna Gerencia de Administración Financiera de Pemex a cargo de Miguel Ángel Feijoo la indicación para que se hicieran los trámites para los beneficios que se le darían a Casar.

Tanto la Gerencia Corporativa de Recursos Humanos de Pemex, como la Gerencia de Administración Financiera eran subordinadas de Aguilar, el “amigo” que llevó a Márquez como su coordinador de asesores.

En esas áreas se operaron los trámites para que se le diera la pensión vitalicia, aun cuando en casos de suicidio, como fue el caso de Márquez, no procedía pensión alguna; también para que se le pagara el seguro de vida, los gastos funerarios y el resto de prebendas.

Los trámites se hicieron en procedimiento exprés y con evidente influyentismo, considerando que en muchos casos los directivos de Pemex les escatimaban el apoyo mínimo a familias de trabajadores, incluso de aquellos que realmente fallecidos en siniestros, y no como el caso de Márquez que fue un suicidio.

Documenté muchos casos de familias que se veían sometidas a peregrinar para que se les reconocieran sus derechos y que además se les daban cantidades ínfimas.

Pero en el caso de Casar, era evidente el privilegio para quien era la asesora principal y coordinadora de asesores del Secretario de Gobernación, que en orden jerárquico es la segunda posición en importancia en el Gobierno, sólo detrás de la Presidencia; como evidente fue también que se le dieron beneficios que no correspondían con lo que la Ley mandataba. Las prebendas incluyeron además de la onerosa pensión vitalicia de la que ha gozado desde entonces, así como los pagos que Pemex hizo para las colegiaturas para sus hijos en el ITAM.

El amiguismo, las influencias fue lo que le valió a Márquez la contratación y las prebendas derivadas del alto escalafón en que Aguilar lo puso. Y las influencias le valieron a su familia las prebendas que a costa de los recursos de Pemex han tenido por más de dos décadas.

Es claramente una muestra del tipo de privilegios fomentados por gobiernos que crearon estructuras burocráticas doradas para hacer del servicio público el escalafón desde donde, a cuenta del erario, se consentían y consentían a sus familias con lujos excesivos y derroche, en un sistema donde entre ellos mismos se repartían los cargos por amiguismo e influencias, garantizándose a sí el privilegio de mandar y de costearse los privilegios a cuenta del erario.

En febrero del año 2024, al detectarse las irregulares en la pensión y prebendas que recibían los beneficiarios de Carlos Márquez, la directora jurídica de Pemex le solicitó al titular de la subdirección de Capital Humano suspender el pago, derivado de que “de manera irregular se le reconocieron las prestaciones laborales aplicables a un riesgo de trabajo, podríamos estar en presencia de un prolongado detrimento al patrimonio de esta empresa. Lo que podría constituir incluso, actos de corrupción, conductas ilícitas y contrarias a la ética e integridad corporativa de Pemex”, cita el oficio emitido por el área jurídica de Pemex.

Pero Casar se amparó y un Juez obligó a la petrolera a seguirle pagando. En el año 2024 también Pemex presentó una denuncia penal ante la Fiscalía General de la República por las irregularidades en que incurrieron los funcionarios de Pemex en el año 2004 para autorizarle a Casar y sus hijos la pensión vitalicia y otras prebendas, que han tenido un cargo al erario de más de 30 millones de pesos.

La FGR abrió la carpeta de investigación por cargos de delito de uso ilícito de atribuciones y facultades.

Procesar el caso significa que se aplique la Ley en un evidente caso de prácticas con anomalías mediante las cuales Casar y su familia han recibido millones de dinero de Pemex, que son recursos públicos.

Este tipo de casos son otra muestra de los diversos mecanismos mediante los cuales se saqueaba a la petrolera: también mediante millonarias pensiones y prebendas autorizadas por influyentismo.

Este tipo de casos evidencian también el porqué los costos de administración y gasto corriente de Pemex resultaban tan exorbitantes, y es que se obligaba a la paraestatal a pagarle a su alta burocracia no sólo sueldos exorbitantes, sino enormes prebendas, también extensivas para la familia de esa casta dorada.

La revisión a las onerosas pensiones que paga Pemex es un tema pendiente.

https://www.sinembargo.mx/4739072/amparo-casar-pemex-y-la-casta-dorada/

CSP y la escalada intervencionista de Trump

 Utopía


 


Eduardo Ibarra Aguirre

 

Tiene razón la presidenta Claudia Sheinbaum al sostener que los países de América Latina deben oponerse a una intervención de Estados Unidos en Venezuela. Hoy es la patria de Hugo Chávez, pero en la escalada colonizadora de Donald John Trump figuran también Colombia, Brasil, México y Honduras, más lo que disponga el que gobierna Estados Unidos con la “personalidad de borracho”, aunque etílicamente es abstemio, si nos atenemos a lo dicho a Vanity Fair por la jefa del Gabinete, Susie Wiles quien también calificó al vicepresidente JD Vance como “teórico de la conspiración” y describió a Elon Musk como “consumidor de ketamina”. Se quedó corta porque declaran, amenazan y chantajean como si se metieran fentanilo y estuvieran en plena resaca. Sólo que la funcionaria reculó enseguida con la manida escusa de “sacaron mis palabras de contexto”.

Así lo explicó la doctora mexicana con raíces lituanas y búlgaras: “No estamos de acuerdo con intervenciones e injerencias, estamos a favor de la solución pacífica de los conflictos. Eso lo hacemos por convicción y por Constitución. Esa debería ser la posición de todos los países del hemisferio”. Y puso como ejemplo de conductas alineadas con Washington al presidente electo de Chile, José Antonio Kast, pero “nosotros vamos a buscar con todos los países de América Latina y de otros continentes, una solución pacífica y que no haya intervención”. El megalómano Donald John se atribuye el triunfo del súper conservador Kast al igual que de sus socios o subordinados Javier Milei, en Argentina, y Nasry Asfura, en Honduras.

Es decir, el pirata del Caribe en pleno siglo XXI avanza en su intervencionismo y lo ostenta ante el mundo, en particular a la Organización de las Naciones Unidas y su secretario general António Guterres quien se guía por la máxima de “Calladito te ves más bonito” cuando de las acciones imperialistas estadunidenses se trata, como lo evidenció el semestre de silencio ante la muy documentada agresión sistémica de Juan Donaldo a Venezuela, para salir con un parrafito que coloca en el mismo plano al gobierno agresor y al pueblo agredido desde que gobernó Barack Obama.

El abordaje de Sheinbaum hiló fino, pues varias veces durante la semana insistió que más allá del gobierno de Maduro Moros, “el tema central es el intervencionismo, el injerencismo”, del imperio de las barras y las estrellas y su máximo representante, DJT que 80 y tantos años después, en un alarde demencial descubrió que el petróleo, el gas y los minerales de Venezuela pertenecen a EU. Desde su primer mandato presidencial ostentó que estuvieron “muy cerca” de apropiarse del petróleo venezolano, como hampón que labora o es socio de la petrocracia gringa.

En efecto, “existen los mecanismos en la ONU para buscar soluciones pacíficas ante cualquier disputa, y en esas salidas deben participar todas las partes en conflicto”, sólo falta que los gobernantes actúen como jefes de Estado, que superen la inmediatez y los intereses grupales, como los que predominan en la Unión Europea, donde poseen muy bajas tasas de apoyo ciudadano, crecientes dificultades económicas y se refugian en la amenaza exterior para rearmarse y distraer a la ciudadanía indispuesta a mayores tasas impositivas y a la reducción del gasto social.

Posición mexicana que en la visión de CSP debe ser siempre clara, y eso no tiene por qué interferir en nuestra relación con Estados Unidos, porque hay cooperación, coordinación con EU; pero nosotros tenemos una Constitución y tenemos que defender nuestros principios”. ¿Así o más claro?

Acuse de recibo

Del doctor Eduardo López Betancourt con motivo de las fiestas decembrinas: “Con frecuencia observamos decisiones equivocadas, carentes de rumbo y, en muchos casos, ajenas al interés común. Desde hace tiempo desconocemos cuál es la verdadera orientación de quienes gobiernan. Sus determinaciones más que alentar, dejan un sabor amargo y profundizan la división social (…) Hoy el rumbo del País parece extraviado. La falta de planes y programas serios  es una amarga realidad. Vivimos en una encrucijada donde la improvisación y el disparate se han vuelto cotidianos. La confianza se debilita y la esperanza se desvanece (…)” La doctora Elba Pérez Villalba recomienda la lectura de Cueva Tazzer, María de Lourdes, 2020, Por una sociedad más justa: mujeres comunistas en México, 1919-1935, Universidad Autónoma Metropolitana, Bonilla Artigas ed., México. Y De la Calle, Ángel, 2025, Tina Modotti. Una mujer del siglo XX, Fondo de Cultura Económica, México… De acuerdo con el Rastreador de Tecnología Crítica 2025 de ASPI, China lidera en 66 de 74 tecnologías clave, mientras que Estados Unidos encabeza sólo ocho, consolidando a China como principal potencia tecnológica global. Y es preciso recordar que también es la primera potencia comercial del orbe… Enlace o liga para leer al redactor de Utopía y otras columnas de diversos colegas: https://insurgentepress.com.mx/category/plumas-columnas/

http://www.forumenlinea.com/    X: @forumenlinea    forum@forumenlínea.com

¿Podría ganar la extrema derecha en México?

 sinembargo.mx


Juan Carlos Monedero

Era más fácil derrotar a dos neoliberales como Ricardo Anaya y Xóchitl Gálvez que derrotar al neoliberalismo. Porque los neoliberales, cuando se les ve como tales, se les nota dañinos. En cambio, con el neoliberalismo convivimos. Los que votaron por López Obrador y por Claudia Sheinbaum lo hicieron porque se ganaron la confianza de los que ya no creían en la política. Esa ciudadanía todos los días recibe dos cazos de apatía política y de rabia contra la izquierda en los medios de comunicación y, por tanto, los gobiernos progresistas tienen que darles, al menos, dos tazas de bienestar y media de esperanza. Si te quedas quieto, te caes de la bicicleta. Los gobiernos se desgastan más que los medios de comunicación.

Si uno compara a Claudia Sheinbaum, una veterana de la izquierda y de la conciencia de clase nacida cuando el ejército disparaba a matar, con Gabriel Boric, un adolescente político propenso a la melancolía y la cobardía, se entiende que igual que el Presidente chileno dejó pasar la oportunidad de una constituyente que había nacido en el seno del pueblo, Claudia no va a dejar de hablarle a su pueblo para que la fiebre de la rebeldía siempre esté alta aunque sin producir desmayo.

Por eso Claudia Sheinbaum regala libros en la Plaza del Zócalo mientras que el recién electo ultraderechista José Antonio Kast celebra su elección en las casitas del barrio alto, siendo la primera vez que llama pendejos a sus votantes de los barrios populares que igual que se cansaron de esperar a Gabriel Boric y su izquierda vergonzante, han empezado a cansarse al ver que su líder no bajó a la plaza a celebrar con sus votantes. Kast lleva, no en vano, el nombre del líder fascista español José Antonio Primo de Rivera, que era un enamorado de Mussolini y veía en el pueblo nada más que una excusa para su gloria.

Quien lea mal los tiempos va a terminar sufriendo todos los perjuicios de quien no entiende lo que pasa. Te pueden derrotar, pero si dices cuando te apuñalen como César: tú también Bruto, es que te has entretenido más de la cuenta donde no debías.

Claudia Sheinbaum, sabiendo que la desestabilización sólo interesa a quienes no gobiernan, se ha ofrecido a mediar entre EU y Venezuela. Todo sin hacer esas equiparaciones estúpidas que hacen los periodistas estúpidos que se creen justos cuando sientan en la misma mesa al jefe de la Gestapo y al presidente del consejo judío en el gueto de Varsovia para que cada cual dé su versión. Sheinbaum ha dicho que no se puede comparar a una mujer que ayuda a su pueblo, como Xiomara Castro, la Presidenta hondureña sujeta a un nuevo golpe de Estado, ahora electoral, con la golpista, belicista y traidora a su pueblo María Corina Machado. Sheinbaum no quiere que haya guerra en el hemisferio.

Al tiempo que Donald Trump daba una rueda de prensa sobre la que los augures anunciaban que iba a declarar la guerra a Venezuela, Vladimir Putin afirmaba que cualquier incursión bélica en el continente es una barbaridad y expresaba su sintonía con Nicolás Maduro.

La única baza que le quedaba a Trump, derrotado por los chinos, era repartirse el mundo con los rusos, con los que comparte, aunque no se suela mencionar, frontera marítima. Está en el estrecho de Bering, entre Alaska (que pertenece a EU) y Siberia (territorio de Rusia a donde los zares y los bolcheviques mandaban a los disidentes). En medio están las islas Diómedes, repartidas entre los dos países.

El caso es que Trump, un hombre acostumbrado a hacer negocios, podía haberle dicho a Putin:

-a ver Vladimiro, tú te quedas con una parte de Ucrania y ya me encargo yo de que los europeos no protesten. Además, te toca una parte del Ártico, que ahora que se está deshelando por fin, nos va a permitir sacar más petróleo. Eso sólo para nosotros. A cambio, me dejas América Latina para mí, desde México a la Patagonia, y no me cuestiones cómo lo hago. Yo miro para otro lado cuando arregles cuentas con los que te molestan, y tú haces lo mismo con los que me molestan a mí. Y no te preocupes que los europeos están ya fuera de juego. ¿Alguien te ha reclamado nada por haber reducido a escombros a Gaza? Pues esa es la actitud, Vladimiro, esa es la actitud.

Y Putin, que viene de ser oficial del KGB mientras se hundía la URSS, chico de los recados en San Petersburgo de un Alcalde corrupto, aliado de las mafias que se estaban quedando con las ruinas soviéticas, amigo de los oligarcas que mandaban en el país y, finalmente, Presidente de Rusia que ha arreglado cuentas con todos los que le han molestado en todas las situaciones anteriores, no le debió decir ni que sí, ni que no ni todo lo contrario.

La pregunta relevante es ¿tiene realmente interés Rusia en mantener el poder de los EU? ¿Le beneficia o le perjudica a Putin y a Rusia que EU siga jugando a ser el gendarme mundial? ¿Cómo es su relación con China? Por eso no es bueno que haya ganado en Chile una persona dispuesta a entregarle su país a Trump como está haciendo Milei en Argentina, Noboa en Ecuador o Rodrigo Paz en Bolivia, que acaba de retirar las subvenciones a los combustibles. ¿Qué viene cuando los pueblos votan a la derecha porque ya no creen en la izquierda, pero la derecha les trata peor que como los trataba la izquierda? Tiempos tumultuosos.

Como ha dicho Sheinbaum, a diferencia de lo que ha pasado en Chile con el Frente Amplio de Boric, apoyado por un partido comunista a menudo más moderado que sus socios de gobierno (han permitido que encarcelen a Daniel Jadue), la coalición que sostiene a la 4T no se ha dividido. Y no lo ha hecho porque van cumpliendo con los acuerdos de gobierno y van mejorando la vida de la gente pese a las muchas presiones nacionales e internacionales. Además, como buena veterana, Sheinbaum no tiene la más mínima intención de salvar al PRI o al PAN, como hizo Boric con Piñera: confunden la compasión con la estulticia. Si rescatas a tu verdugo, algo no te rige bien en la sala de máquinas política de la cabeza.

Dice Lautaro Rivara que “en la derrota el enemigo impone su abrumadora superioridad económica, social, mediática, geopolítica o militar”, mientras que “en el fracaso, en cambio, priman los componentes internos, las contradicciones propias, las aporías, los errores no forzados, las inconsistencias ideológicas, la falta de conducción, estrategia y perspectiva.” Derrota no es lo mismo que fracaso.

Si las tendencias innatas en todos los partidos políticos -algo que es propio de todas las organizaciones humanas- infectaran a Morena, le pasaría lo mismo que al Frente Amplio de Boric que se avergonzaba de la historia y el devenir de la izquierda mientras que se sentía más a gusto perdonado y aceptado en los salones de la política que han rechazado todos los pueblos. Que castigó a los suyos y perdonó a las élites, que mandó a la policía contra los mapuches o los disidentes pero consentía en no tocar el bolsillo de los poderosos. Que se encontraba más a gusto al lado de la derecha continental atacando de manera furibunda a Venezuela o no atreviéndose a frenar el genocidio en Gaza.

¿Puede pasar lo mismo en México? Es difícil, porque ni Morena ni el gobierno han sucumbido a la esclerotización del cambio que hemos visto en tantos sitios. Muy al contrario, y como se ve con el trato a los inmigrantes, la primera vez que los mexicanos tienen un gobierno que les atiende, el gobierno de Sheinbaum está atento a las amenazas y las gestiona, a veces cediendo, como toca desde un análisis realista -aranceles de México a China, injerencias militares norteamericanas, cesiones económicas a EU- y otras veces se caracteriza por la firmeza y la reclamación de la soberanía.

Es verdad que, otro escenario tendríamos si, por las razones que fueran, creciera la frustración en México, si la incertidumbre se hiciera fuerte, si la agenda social se detuviera, si el fantasma de la inseguridad o la decadencia de la nación fuera agitado por un Goebbels del siglo XXI como Bukele o Trump, si la falta de democracia interna se hiciera realidad en Morena y alimentara las divisiones, si Morena dejara de formarse ideológicamente, si las amenazas de Trump hicieran mella con el chantaje del cierre de las remesas, nuevos aranceles, amenazas de intervención- porque se haya tardado mucho en frenarlas o si, finalmente, la guerra llega al continente.

La derrota de la izquierda en Chile estaba cantada porque era evidente que el pueblo no encontraba por sus cuarteles la épica para jugársela con los que no parecían compartir su corazón rebelde. Los pueblos que no van al ideólogo, terminan teniendo que ir al psicólogo. E, incluso, a veces a un psicólogo fuera de su propio país, porque del tuyo has tenido, exiliado, que marcharte.

¿De quién es el petróleo del subsuelo venezolano?

 sinembargo.mx

Gustavo De la Rosa
¿De quién es el petróleo del subsuelo venezolano?
Un trabajador de Petróleos de Venezuela en la Refinería El Palito, estado Carabobo, Venezuela. Foto: Xinhua

Para quienes hemos vivido y observado la evolución política de América Latina desde mediados del siglo XX, resulta profundamente desconcertante escuchar al Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, afirmar que el petróleo que se encuentra en el subsuelo de Venezuela es propiedad de su país y que los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro lo habrían “robado”, otorgando así —según su razonamiento— el derecho a Estados Unidos de “recuperarlo”.

Esta afirmación no sólo es inesperada: contradice de manera frontal el derecho internacional vigente. Desde hace décadas, la comunidad internacional reconoce sin ambigüedad que los Estados son soberanos sobre su territorio y sobre los recursos naturales que se encuentran en él, incluido el subsuelo.

Ese principio está expresamente consagrado en la Carta de las Naciones Unidas, que en su artículo 2 reconoce la igualdad soberana de los Estados y prohíbe la amenaza o el uso de la fuerza contra la integridad territorial de cualquier país. Más aún, la Resolución 1803 (XVII) de la Asamblea General de la ONU, adoptada en 1962, establece el principio de la soberanía permanente de los pueblos y las naciones sobre sus recursos naturales, señalando que dichos recursos deben servir al desarrollo nacional y al bienestar de sus pueblos.

Desde entonces, este principio se convirtió en una norma central del derecho internacional contemporáneo, particularmente para los países de América Latina, África y Asia, que lo impulsaron precisamente para poner fin al despojo histórico ejercido por las potencias coloniales y sus empresas.

Para México, el precedente que pretende establecer Donald Trump es especialmente grave. Bajo esa lógica, Estados Unidos podría declararse propietario de los recursos naturales del subsuelo de cualquier país latinoamericano. En el caso mexicano, basta recordar que tras la expropiación petrolera de 1938, decretada por el Presidente Lázaro Cárdenas, empresas inglesas y norteamericanas iniciaron intensos litigios internacionales. Sin embargo, ningún organismo internacional reconoció jamás que esas empresas —ni sus Estados de origen— fueran propietarias del petróleo mexicano.

Aceptar hoy el razonamiento de Trump implicaría abrir la puerta a que Estados Unidos reclamara no sólo el petróleo mexicano, sino también la industria eléctrica nacionalizada en 1960 por el Presidente Adolfo López Mateos, incluida la Comisión Federal de Electricidad. Sería un retroceso histórico que anularía décadas de construcción jurídica internacional.

Esta visión corresponde a la lógica de los imperios conquistadores de la antigüedad: la Roma de los tiempos de Cristo, la Grecia de cinco siglos antes de nuestra era o las campañas de Gengis Kan en Asia. Es una concepción basada exclusivamente en el poder del más fuerte, incluso más primitiva que la del colonialismo moderno. Españoles e ingleses, al menos, pretendían justificar sus conquistas con argumentos —sofistas, sin duda— de evangelización, civilización o progreso. Aquí ya no hay ni siquiera ese disfraz ideológico: basta con haber explotado un recurso en el pasado para reclamarlo como propio.

Llevada a sus últimas consecuencias, esta lógica supone que un país poderoso puede apropiarse del subsuelo, de los recursos naturales y eventualmente de la fuerza de trabajo de los pueblos considerados incapaces de gobernarse a sí mismos. Puede parecer una exageración, pero no lo es más que lo que nos habría parecido, a quienes nacimos antes de 1960, que un Presidente se declarara dueño del subsuelo de otro país y anunciara su intención de “recuperarlo”.

No se trata de una idea nueva. Aristóteles, en su obra Política, escrita en el siglo III antes de Cristo, justificaba la esclavitud como parte natural de la economía griega afirmando que “los poetas tienen razón cuando dicen que los griegos tienen derecho a esclavizar a los bárbaros”. Esa misma lógica —la del fuerte sobre el débil, la del supuesto superior sobre el inferior— reaparece hoy, despojada de cualquier barniz civilizatorio.

La diferencia es que, desde la segunda mitad del siglo XX, el mundo decidió jurídicamente que ese tipo de razonamientos eran inaceptables. Desconocer la soberanía de un pueblo sobre sus recursos naturales no es una opinión política: es una negación del orden internacional construido tras dos guerras mundiales.

México toma distancia de China

 sinembargo.mx

Mario Campa

En la política como en las relaciones humanas, la elección entre inconvenientes es un acto inexorable. La guerra comercial abierta por Trump lo ejemplifica. El Congreso mexicano aprobó el miércoles una legislación que incrementará, o impondrá por primera vez, aranceles a las importaciones de más de mil 400 bienes procedentes de países sin acuerdo comercial con México, y China acapara reflectores. Los aranceles que entrarán en vigor en enero abarcan más de una docena de sectores, desde autopartes y vehículos ligeros hasta textiles y aluminio, y oscilan entre el cinco y el 50 por ciento. Para bien o para mal, se trata del mayor cambio en la política comercial del país en lo que va de siglo.

El vuelco drástico responde a cuatro motivaciones perceptibles. En primer lugar, a la revisión programada del TMEC para 2026 en medio del mayor proteccionismo estadounidense desde la Gran Depresión, que tiene como efecto indeseado la presión de Washington para que México eleve el contenido regional y desaliente las exportaciones chinas que buscan burlar los aranceles prohibitivos por la puerta trasera. En segundo, al déficit comercial de casi 15 a 1 de México con China. En tercero, a una recaudación adicional estimada por Hacienda de casi 52 mil millones de pesos en una coyuntura de espacio fiscal acotado y endeudamiento creciente. Y, por último, a un relanzamiento de la política industrial bajo el paraguas del Plan México que pretende sustituir importaciones asiáticas y proteger el empleo en sectores vulnerables. Todo sugiere que la decisión obedeció a un análisis multifactorial.

La medida, necesaria para mantener la estabilidad macroeconómica, conlleva riesgos. La inflación es uno, si bien moderado: por un lado, un aumento de impuestos reprime la demanda agregada, y por otro los nuevos aranceles de hasta 50 por ciento a los automóviles chinos podrían incentivar el retorno de autos chuecos o bien encarecer por menor competencia los modelos de las armadoras tradicionales. Un riesgo mayor es la dependencia comercial que México no podrá sacudirse en décadas: ahora mismo, 85 de cada 100 dólares de exportaciones van a los Estados Unidos, y la tendencia es alcista. Por último, una tercera amenaza de cuidado es la irritación previsible de China.

Conforme a lo esperado, el gobierno de China manifestó desacuerdo. Un portavoz del Ministerio de Comercio instó el jueves a México a "corregir sus prácticas erróneas de unilateralismo y proteccionismo lo antes posible". Como antecedente, el Ministerio de Comercio inició a finales de septiembre una investigación sobre barreras comerciales y de inversión contra México, misma que está en marcha. Bajo aviso no hay engaño.

China está lejos de ser una blanca paloma del comercio internacional. Es la máxima historia de éxito y desarrollo de las últimas cuatro décadas, pero también encarna muchas de las amenazas vigentes de la economía global. ¿Cómo frenar la desindustrialización que China provoca en las naciones desarrolladas? ¿Cómo competir con sus generosos subsidios industriales, la subvaluación intencional del yuan y su poder asimétrico para fijar precios? ¿Cómo lograr soberanía en el Sur Global sin reproducir dependencias de antaño? ¿Cómo romper con el extractivismo que promueve y que condena al subdesarrollo a ventajas comparativas fijas y de escaso valor agregado?

México tenía un arsenal limitado de políticas para nivelar una cancha dispareja. De los aranceles ya se habló. La segunda opción son los controles de capital. Por poner sólo un ejemplo, China obliga a las multinacionales interesadas en invertir en el país a conformar empresas conjuntas con empresarios o gobiernos locales. Una razón histórica de peso es que el partido comunista chino desconfiaba de la corrupción del poder judicial. Si México fuera más selectivo con la Inversión Extranjera Directa, empresas como BYD podrían haber entrado al mercado nacional por la puerta grande. Sin embargo, cualquier control de capital habría tenido poco impacto de corto plazo en el déficit comercial, hoy bajo la lupa de Trump.

Una opción más realista era competir con sansón a las patadas. El economista Dani Rodrik calculaba hace una década que al menos dos puntos porcentuales de crecimiento del PIB chino eran atribuibles a la subvaluación del yuan, misma que Trump critica. Cuando China ingresó a la OMC, la organización limitó sus subsidios directos a la exportación e impuso un recorte general de aranceles. Para preservar su modelo orientado a la exportación, China devaluó por estrategia: una moneda débil en casa tiene el mismo efecto económico que un subsidio a las exportaciones combinado con un impuesto a las importaciones. México olvidó ese detalle. Si el Banxico no hubiera mantenido la política monetaria en territorio restrictivo durante años, otro gallo hubiera cantado. Al mantener tasas de interés elevadas en relación a la inflación y a otros países, el banco central incentivó la llegada de capitales de corta madurez en busca de retornos fáciles y poco productivos. La postura, ajena al poder ejecutivo, causó como efecto indeseable una superapreciación del peso en relación al yuan, engordando el déficit comercial de México. Los errores de política monetaria cuestan.

Con esta camisa de fuerza, el gobierno federal optó por nuevos aranceles. La historia de China en el siglo XIX, humillada por el colonialismo británico, hacen suponer que tomará nota de cualquier ofensa comercial. Un antecedente regional relevante es el de Canadá, que en octubre del 2024 aranceló con el 100 por ciento a los automóviles chinos y el 25 por ciento al acero y aluminio, para en marzo del 2025 ser contraatacada por China con represalias a bienes agrícolas y marítimos. La respuesta a México podría venir en una magnitud similar. En cualquier escenario, las relaciones se enfriarían.

Si algo enseñó la pandemia es que la sana distancia puede ayudar a reducir riesgos de contagio, aunque presenta inconvenientes de largo plazo. En el mejor caso, los aranceles contentarán a Washington, aumentarán la cuota de mercado de las importaciones mexicanas en Estados Unidos, blindarán a la industria automotriz y generarán recaudación para dinamizar el Plan México. En el peor, excluirán a México del futuro epicentro de la economía global (Asia), acentuarán la dependencia en las tecnologías y el capital del Norte Global, no protegerán a industrias nacientes sino a intereses enquistados, y abrirán a Trump el apetito de más medallas en la forma de concesiones.

Con un nuevo orden mundial en ciernes, hoy cabe un lamento: pobre México, tan lejos de China y tan cerca de Estados Unidos. Pero mañana, las desventajas de la hiperglobalización serán más evidentes para quien tenga ojos para ver. Es una lección, por las malas, de soberanía elemental.

Coridh: extemporánea y oportunista

 

La Corte Interamericana de Derechos Humanos (Coridh) declaró que el Estado mexicano es responsable por la “violación sexual, tortura y muerte” de Ernestina Ascencio Rosario, perpetradas en 2007 por parte de un grupo de soldados en la sierra de Zongolica, Veracruz. El tribunal, perteneciente a la Organización de los Estados Americanos (OEA), resolvió que el Estado incumplió su deber de brindar atención médica oportuna a las graves lesiones que causaron la muerte de la mujer indígena náhuatl que tenía 73 años de edad. Asimismo, determinó que los hechos no se investigaron con la “debida diligencia reforzada” ni se garantizó el acceso a la justicia en condiciones de igualdad a los hijos e hijas de la señora Ascencio Rosario. Para la Coridh, la indagatoria fue cerrada “prematuramente” sin haber agotado las líneas, no fue conducida con un enfoque interseccional, particularmente relevante por tratarse de una mujer indígena mayor, ni incorporó perspectivas de género, étnica ni etaria.

La violación y asesinato de Ernestina Ascencio fue una especie de aviso del horror que Felipe Calderón desataría sobre el país tras usurpar la Presidencia de la República con la complicidad del Congreso –dominado entonces por el PAN y el PRI–, de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) presidida por Mariano Azuela Güitrón y Guillermo Ortiz Mayagoitia, el Instituto Federal Electoral encabezado por Luis Carlos Ugalde, el gran empresariado y la casi totalidad de los medios de comunicación.

El 25 de febrero de 2007, vecinos del pueblo de Tetlatzinga, municipio de Soledad Atzompa, encontraron a la anciana tirada en un paraje ubicado a escasos metros de un campamento militar, la levantaron y subieron a una camioneta. Después de peregrinar por varios centros de salud, lograron que fuera admitida en el hospital regional de Río Blanco, donde falleció horas después. En su agonía, Ernestina Ascencio relató que fue agredida por militares, y el hecho de que padeció una violación sexual y murió como resultado de agresiones fue corroborado en el acta de defunción, la primera necropsia firmada por tres médicos legistas, el dictamen del subprocurador estatal, y declaraciones del procurador estatal, Demetrio López. Las causas de la muerte fueron traumatismo craneoencefálico, fractura y luxación de vértebras cervicales y anemia aguda. De acuerdo con el director del nosocomio, el intestino de la mujer fue perforado por un objeto extraño introducido en el recto. Ese mismo 26 de febrero, el comandante de la 26 Zona Militar de la Secretaría de la Defensa Nacional, Sergio Arturo Aragón, acudió a los domicilios de los deudos y les presentó a cuatro efectivos militares “que iban vestidos de civil y en calidad de detenidos”.

El entonces alcalde de la localidad ratificó que el mando “dijo que esos eran los posibles responsables de la agresión sexual a nuestra hermana mayor”, como se refieren a las personas de la tercera edad.

Sin embargo, el 13 de marzo Calderón decidió suplantar las evidencias científicas y los testimonios con un relato agraviante: aseguró que la anciana murió de “gastritis crónica” y decidió anular toda la indagatoria previa. A instancias de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos presidida por José Luis Soberanes, el cuerpo de la víctima fue exhumado y se practicó una nueva necropsia, con un dictamen que daba razón al mandatario y que ha había sido adelantado por el ombudsman antes incluso de la diligencia.

Fernando Cervantes Duarte, coordinador de servicios periciales de la segunda visitaduría de la CNDH, quien estuvo a cargo de la observación del proceso, reconoció que “por el estado de descomposición del cadáver ya no es posible validar las muestras externas o visibles”; es decir, la CNDH descartó la violencia a sabiendas de que no contaba con ningún elemento para ello.

En vez de condenar lo ocurrido, la OEA premió a una de las responsables directas en el encubrimiento del crimen: en 2010, nombró presidenta del Comité Directivo de la Comisión Interamericana de Mujeres a Rocío García Gaytán, la titular del Instituto Nacional de las Mujeres del calderonato que descalificó el testimonio de la víctima por haberlo pronunciado en su lengua materna, el náhuatl. García validó la versión de Calderón porque “es el presidente; tiene información privilegiada, tiene que estar enterado, y no es sospechoso que haya adelantado un dictamen”.

En suma, es cierto que el Estado mexicano, como un todo institucional, conspiró para dejar impune el asesinato de Ernestina Ascencio Rosario, con el muy probable objetivo de facilitar la estrategia de violencia de Estado y enriquecimiento ilícito puesta en marcha por Calderón y su mano derecha, Genaro García Luna. Al mismo tiempo, los 18 años transcurridos entre el crimen y la sentencia y el que ésta se produzca ahora dejan pocas dudas acerca de que el fallo se inscribe en el permanente golpeteo de la OEA y sus instancias contra los movimientos progresistas como el que hoy gobierna México.

Si la Comisión y la Corte interamericanas se hubiesen pronunciado de manera oportuna, pudieron haber tenido incidencia en frenar el baño de sangre desatado en los casi seis años que todavía le quedaban al calderonato cuando Ernestina Ascencio fue atacada; a estas alturas, más que una reivindicación de las víctimas, es una prueba de la parcialidad y la ineficacia de dichos organismos.

Grandeza de López Obrador

 

Fabrizio Mejía Madrid


asi al final de su libro, Andrés Manuel escribe: “Construyamos un nuevo pacto social agregando cláusulas de bondad y de humanismo mexicano; porque si, contra la corriente, los pueblos indígenas nos han rescatado del desastre, hacia adelante, con la inclusión de las antiguas enseñanzas, con un consenso más amplio y la suma de voluntades, nuestro querido México irá más aprisa, de menos a más”. Empiezo esta columna resaltando un término ---“nuevo pacto social”--- para hacer una lectura política de esta idea que propone el expresidente.

La doble intención de Grandeza es poner en alto el componente comunitario, no utilitario, y ético de las comunidades indígenas de México y, de paso, apreciar cómo una manera de –ser-- humanos puede revolucionar la práctica política. Para ello, López Obrador va visitando el racismo que acompañó la invasión europea de América y la blanquitud que dejó, hasta la fecha, en la disposición de sus colonizados que siguen sintiéndose inferiores por ser mexicanos. Las dos emplazamientos son rastreables desde la ideología que sembraron en Occidente los propios invasores españoles: que los indígenas eran caníbales, que masacraban a miles de prisioneros en un sólo día, que eran crueles y salvajes. Lo que López Obrador demuestra es que se trata de una ideología que justificó la esclavitud, el saqueo, y el desplazamiento forzado de millones de mexicanos. No solamente pone en un duda esa leyenda negra de mexicas, mayas, y pueblos del norte, que no es que fueran nómadas sino que los expulsaron para arrasar con los yacimientos de oro y plata, sino que enlatece sus obras materiales, científicas, pero sobre todo de una manera de ser y vivir en convergencia con los demás y el cosmos. 

Nosotros fuimos enseñados un tipo de identidad que establece una mentira: que somos la mezcla de españoles con indígenas americanos. Las cifras nos dicen otra cosa. En México, el porcentaje de españoles peninsulares jamás pasó del 0.2 por ciento de la población. Por su parte, mestizos y castas ya para 1821 no pasaba del 20 por ciento. El resto, el 80 por ciento de la población mexicana es resultado de las combinaciones entre distintas poblaciones indígenas. Hoy llamamos pueblos originarios a quienes conservaron los idiomas y la cultura, y a ellos se refiere el primer impulso del texto de López Obrador. Pero el segundo se refiere a la colonización mental, a la blanquitud que permeó durante dos siglos ya de México como Nación. Para mí el mejor ejemplo es El laberinto de la soledad de Octavio Paz, que no es una obra histórica o filosófica, sino sólo poética, como casi todo en él. Ahí, como recordarán ustedes, se habla de una identidad psíquica donde sólo hay dominantes y dominados. Octavio Paz no ve la resistencia. Paz es alguien que mira el mundo en opuestos binarios, nunca complejos: negro-blanco; vida-muerte, femenino-masculino. Es más, Paz ni siquiera quiere ver la dualidad inventada por la Revolución mexicana entre españoles e indígenas, sino que propone considerar la identidad mexicana como una no-identidad, es decir, la nada, al que él llama “conciencia de la soledad”. 

En realidad, Octavio Paz no habla de razas aunque sí de una psique ---“actitud vital”, escribe--- que está más en la mirada del poeta clasemediero, que en la realidad que mira. Así, ve a un sujeto, no a comunidades. Y lo ve con reticencias y hostilidades encubiertas. Dice: “Plantado en su arisca soledad, espinoso y cortés a un tiempo, todo le sirve para defenderse: el silencio y la palabra, la cortesía y el desprecio, la ironía y la resignación. Tan celoso de su intimidad como de la ajena, ni siquiera se atreve a rozar con los ojos al vecino: una mirada puede desencadenar la cólera de esas almas cargadas de electricidad. Atraviesa la vida como desollado; todo puede herirle, palabras y sospecha de palabras. Su lenguaje está lleno de reticencias, de figuras y alusiones, de puntos suspensivos; en su silencio hay repliegues, matices, nubarrones, arco iris súbitos, amenazas indescifrables (…) El mexicano siempre está lejos, lejos del mundo, y de los demás. Lejos, también de sí mismo”. Ese “mexicano”, así en abstracto, es hermético, mudo, indescifrable para Paz. Es un reprimido que, de pronto, reacciona sin ton ni son. Es la misma idea de las masas de revolucionarios que encontramos en las novelas de la Revolución, siempre retratando gente humilde que no sabe por qué lucha, llevados en una “bola”, crueles sin siquiera encontrar justificaciones racionales a tanta muerte. Es, una vez más, el fetiche del pueblo incomprensible para los aristócratas de la bibliografía. No es que lo sea, pero es la identidad que prefería el PRI para sus gobernados: ritualistas, formuláicos, aguantando y estallando sólo en las fiestas, que desprecian tanto a la vida como a la muerte, abnegados. Es el pueblo del PRI y a él obedecen sus prácticas. El corporativismo del Partido Único era el de entregarle a sus huestes, no lo que pedían sino lo que se requería para mantenerlos leales. El mexicano del Laberinto de la Soledad es priista. Es un sujeto, no una comunidad. Es un síntoma, no una continuidad. Paz lo describe casi como un perro apaleado que vive de las sobras de la casa. El mexicano de Octavio Paz es un acarreado de la CNOP.  

Pero el Laberinto de la soledad se convirtió también en un retrato misógino, donde la invasión española tiene implicaciones sexuales. Escribe Paz: “Doña Marina se ha convertido en una figura que representa a las indias, fascinadas, violadas o seducidas por los españoles. Y del mismo modo que el niño no perdona a su madre que lo abandone para ir en busca de su padre, el pueblo mexicano no perdona su traición a la Malinche. Ella encarna lo abierto, lo chingado, frente a nuestros indios, estoicos, impasibles y cerrados. Cuauhtémoc y doña Marina son así dos símbolos antagónicos y complementarios”. Así, se despacha Don Octavio a todas las mujeres indígenas que no importa si fueron fascinadas o violadas, traen consigo el estigma de la traición. Todo esto para que la supuesta “actitud vital” de todo mexicano quepa en su fórmula binaria entre lo cerrado y lo abierto, lo masculino y femenino, la vida y la muerte. Si bien eso puede servir para escribir poesía, no lo es para construir una ideología, que es lo que está tratando de hacer durante todo el ensayo sobre una especificidad que desconoce. Así, al final, este Paz que habla de los priistas tanpoco encuentra una solución a las contradicciones que bellamente ha escrito y termina diciendo: “La tesis hispanista, que nos hace descender de Cortés con exclusión de la Malinche, es el patrimonio de unos cuantos extravagantes —que ni siquiera son blancos puros—. Y otro tanto se puede decir de la propaganda indigenista, que también está sostenida por criollos y mestizos maniáticos, sin que jamás los indios le hayan prestado atención. El mexicano no quiere ser ni indio, ni español. Tampoco quiere descender de ellos. Los niega. Y no se afirma en tanto que mestizo, sino como abstracción: es un hombre. Se vuelve hijo de la nada. Él empieza en sí mismo”. 

Muy distinto de este eurocentrismo vagamente existencialista, pero bastante racista y misógino de Paz, lo que emprende López Obrador es la historia de la resistencia contra una invasión. La llama “operación conejo” por una cita de Vasco de Quiroga en el Michoacán del siglo XVI, y consistió en la fuga de miles de indígenas de las medidas que los reducían a nuevas poblaciones para tenerlos cerca de los campos y minas y, también, de las iglesias. Eso explicaría por qué México tiene estas áreas metropolitanas megapobladas y 185 mil localidades rurales de menos de dos mil 500 habitantes. Pero políticamente, es crucial porque está demostrando con datos históricos, casi siempre de fuentes primarias, un movimiento de tres siglos que se opuso a la opresión de España moviéndose y apartándose. López Obrador no saca de eso una conclusión sobre el espíritu agazapado del mexicano o sobre su actitud vital irresponsable ante la vida y la muerte, menos de su psique, sino que está hablando de una estrategia no-violenta de defensa de la libertad que es colectiva y que marca la geografía del país hasta la fecha. Esa libertad tiene un contenido colectivo y de vida en común, y es palpable en nuestros pueblos y comunidades, en las zonas todavía solidarias de las centros metropolitanos, sus barrios. 

López Obrador, basado tanto en Guillermo Bonfil Batalla como en Luis Prieto, hace la lista de los cinco principios de esa vida en común. El primero es la ausencia del afán de lucro y de la acumulación de bienes materiales. Es una vida que valora la autosuficiencia, el arreglo con lo necesario, y el pago del excedente en tributo a las autoridades. Estas autoridades no basan su distinción jerárquica tampoco en su riqueza o poder, sino en otra cosa mucho más complicada de obtener: el prestigio, es decir, el reconocimiento de su comunidad por los servicios que presta a sus semejantes. El trato deferente y respetuoso a esa autoridad tiene su contraparte en el descrédito y la burla de aquellos que no lo han servido a los intereses de la mayoría. De ahí, por supuesto, se desprende la idea de la austeridad republicana, es decir, del mínimo necesario en el funcionamiento de la administración de gobierno, tan preciado para la Cuarta Transformación.

El segundo principio es el carácter comunal de la tierra, donde ésta no es una propiedad mercantil sino un tiempo. El tiempo necesario para cosechar de ella lo que se necesita para vivir. No es de nadie. Es de ella misma, del planeta, del cosmos que forma parte de un todo interrelacionado. La usamos un momento de la existencia pero es ella, la tierra, la que debe proseguir sin nosotros. Ahí duermen los ancestros, nuestros muertos. De ahí, por supuesto, el que la 4T haya llevado a cabo el programa de reforestación más grande del mundo para darle empleos a los agricultores. El tercero es la ayuda mutua, el hoy por ti y el mañana por mí, que explicaría de alguna forma la solidaridad de los mexicanos cuando sucede cualquier desastre natural, ese espacio de poder que fue el origen de la primera Sociedad Civil, la de Monsiváis en el terremoto, no la de los panistas sin partido. También se explica con esa práctica, ese resorte moral de ayudar a quienes han caído en desgracia, el enorme volumen de remesas de los mexicanos en Estados Unidos que reciben las familias de origen. El cuarto principio es la defensa de la libertad. López Obrador toma de ejemplo la defensa de la tierra que mantenía al sistema capitalista a raya con sus técnicas de ayuda solidaria, pero también en la autonomía que daba a las poblaciones para no ser absorbidas por el trabajo de peón en una hacienda. Pero podemos encontrar esa defensa de la libertad en las luchas de ferrocarrileros, electricistas, maestros, estudiantes, campesinos y jornaleros. Hay siempre ahí una idea de que no se está luchando por sí mismo, sino para generaciones venideras, que el sacrificio vale la pena y que la derrota es victoria cuando has hecho lo correcto. El último principio es la honestidad, que se deriva de que los bienes materiales no sean lo que rodean al ser humano feliz, sino la gente que lo ama y respeta. Tomarlo como principio las prácticas que fueron defendidas con la resistencia de medio milenio por las comunidades va a contra pelo de la concepción casi cosmogónica del PRI y el PAN de que la corrupción en México era parte de la cultura, cuando no, hasta de la canasta básica. Peña Nieto, y antes Fox, nos machacaron con la idea de que la ratería y la deshonestidad tenían como motivación la falta de dinero y que, por tanto, sólo los pobres eran corruptos y los empresarios nos gobernarían con honestidad porque ya tenían su dinero. Lo que resultó es que la honestidad es una decisión moral entre hacer o no el bien y no que seas Vicente Fox o Ricardo Salinas Pliego hartándose de dinero público, privado, y hasta fantasma. 

En la parte final del libro, Andrés Manuel escribe sobre que la forma de intercambio en la política no tiene nada que ver con la economía, es decir, con el dinero. La retribución por un servicio no es una paga, sino un acto de justicia que se premia con reconocimiento y amor. El “amor con amor se paga” está en el fondo de esa reflexión. Escribe el Presidente: “No se puede hacer política sin amor al pueblo. De ahí que si no se tiene esa convicción, más aún, si se milita en un partido de izquierda, lo mejor es hacerse a un lado y ocuparse de lo personal, quedarse en la comodidad de los negocios privados, pero no simular que se ayuda o se sirve si en realidad no se siente el ánimo ni se está dispuesto a querer a los semejantes.”

Lo que como lector e interesado en lo político me deja claro Grandeza de López Obrador es que está planteando una doble apuesta. Por un lado no está haciendo un manual de ética para gobernantes o gente poderosa al estilo de los renacentistas que aconsejaban normas para la virtud pública de reyes y obispos, sino que está planteando como ejemplo a seguir una serie de principios de cómo ser más que de cómo hacer. No está lejano de los debates sobre el Hombre Nuevo de las revoluciones latinoamericanas de los sesentas. Está proponiendo que seamos un poco como nuestras comunidades, todos, en México y fuera de él, con los mexicanos de los Estados Unidos. Por otra parte, lo que está planteando no es el clásico debate de décadas en México entre “asimilar” a los indígenas a una supuesta sociedad moderna, ni tampoco dejar estar a las comunidades desamparadas ante la ausencia de Estado, libres de ser aplastadas por las corporaciones internacionales, felices con el reconocimiento de su identidad pero sumidos en la injusticia de que no haya redistribución. 

Lo que está proponiendo con el “nuevo pacto social” es que seamos todos un poco menos materialistas, con más sentido del servicio a los demás, más solidarios, más libres en el sentido autosuficiente colectivo. Concibe a la política como una actividad en la que el motor no está en nosotros mismos sino en el otro vulnerable, a tal grado, que es ayudar lo que nos dé el sentido a seguir vivos.